Bryan Zaragoza se ceba con el Barça en El Sadar

Bryan Zaragoza se ceba con el Barça en El Sadar

Actualizado Sábado, 28 septiembre 2024 - 23:16

La buena racha del Barça en la Liga llegó a su final en El Sadar. Un Osasuna inasequible al desaliento supo sacarle partido al olfato goleador de Ante Budimir, autor de dos tantos, el segundo de ellos de penalti, a la calidad de un Bryan Zaragoza a quien se le dan muy bien jugar contra los azulgrana y que, además, marcó el 2-0, y a un zapatazo final de Abel Bretones para cortarle las alas al equipo de Hansi Flick. Pau Víctor, en su estreno como titular en el campeonato, y Lamine Yamal fueron los goleadores para un conjunto que escribió en Pamplona sus peores minutos en lo que llevamos de temporada. [Narración y estadísticas (4-2)]

Los azulgrana empezaron a condenarse a la derrota en la primera parte. Más allá de que Flick dejara en el banquillo a jugadores que habían sido clave como Raphinha, Íñigo Martínez o Lamine Yamal, lo cierto es que el Barça se vio desbordado a lo largo de la primera parte por un Osasuna dispuesto a dejarse la piel sobre el césped.

La actitud de los locales, además, se vio complementada por el buen hacer de un Bryan Zaragoza que el año pasado ya hizo estragos ante los barcelonistas vistiendo la camiseta del Granada en Los Cármenes. Suyo fue el centro con el que Budimir, ganándole la espalda a Pau Cubarsí, se encargó de abrir el marcador. Una acción notable que se vería seguida, 10 minutos más tarde, por una genialidad del malagueño para el 2-0.

Capacidad de destrucción

Tras una finta cargada a partes iguales de calidad y sutileza ante un Iñaki Peña al que encaró prácticamente solo tras una fabulosa asistencia de Pablo Ibáñez, sólo tuvo que empujar el balón a la red. De nada les sirvió a los azulgrana protestar una posible falta de Torró sobre Pau Víctor en el arranque de la jugada. Ni el árbitro, Cuadra Fernández, ni el VAR consideraron que la acción, por mucho que el centrocampista rojillo acabara pisando al joven delantero, fuera merecedora de castigo.

Pero, más allá de la falta de solidez en defensa, lo que más sorprendió de la primera parte del Barça fue su incapacidad para generar peligro genuino ante la portería contraria. Algo con lo que también tuvo mucho que ver, desde luego, el enorme desgaste en tareas destructivas que exhibió el equipo de Vicente Moreno a lo largo de unos 45 minutos en los que se vaciaron físicamente.

Tras el descanso, el Barça peleó por meterse en el partido acosando el área local. Pau Víctor, aprovechando la recuperación de Gerard Martín tras un mal saque de Sergio Herrera, tuvo toda la suerte que le faltó al meta osasunista para poner un 2-1 en el marcador que significaba su primer gol en la Liga y la mejor forma de celebrar su primera titularidad en el campeonato.

Los futbolistas del Barça, tras el 3-1 de Budimir.

Los futbolistas del Barça, tras el 3-1 de Budimir.AP

Tras el tanto, Flick movió el banquillo para dar entrada tanto a Lamine Yamal como a Raphinha y los rojillos pidieron penalti por un forcejeo entre Eric García y Pablo Ibáñez que ni el árbitro ni el VAR consideraron punible. Lo mismo sucedió con una entrada contundente de Jules Koundé sobre Budimir en la que el francés, todo sea dicho, tocó el balón. Y, también, con un contacto de Gerard Martín con Bryan Zaragoza.

La zurda de Lamine Yamal

Lewandowski, mientras, entre todas esas acciones, había rozado el gol en un disparo finamente bien salvado por un Herrera que se emplearía más tarde a fondo para salvar una internada de Ferran Torres. Budimir, tras un penalti de Sergi Domínguez, acabaría por cortar el arreón visitante desde los 11 metros. Un golpe definitivo para el líder, que aún debería sufrir un último sopapo. Bretones, en la recta final, largó una volea de zurdas que pilló desprevenido a Peña.

El Sadar enloquecía ante un resultado histórico, aunque aún tuvo que sufrir en los siete minutos del añadido. Todo por la inspiración de Lamine Yamal, que se inventó un golazo a la escuadra desde la media luna. Pese a los dos goles de margen, los nervios atenazaron a la defensa local, que tampoco supo detectar a Ferran Torres en el segundo palo. En ese cabezazo al palo derecho se extinguió definitivamente la noche para el Barça.

Szczesny, muy cerca del Barça: de la multa de Wenger por fumar a un retiro interrumpido en Marbella

Szczesny, muy cerca del Barça: de la multa de Wenger por fumar a un retiro interrumpido en Marbella

Actualizado Viernes, 27 septiembre 2024 - 19:43

Wojciech Szczesny (Varsovia, 1990) es uno de esos casos en los que jugar de espaldas a la portería representa una cuestión de sangre. Su padre, Maciej, tuvo una carrera, siempre en Polonia, en la que sumó 10 títulos y disputó siete partidos con su selección. Su hermano mayor, Jan, siguió también la estela de su progenitor, aunque se retiró pronto para convertirse en entrenador de porteros. De los tres, el ahora máximo candidato para convertirse en el relevo de Ter Stegen en el Barça es quien tiene un palmarés más brillante. Aunque suma sólo un título más que su padre, tres los consiguió con el Arsenal, en Inglaterra, y los ocho restantes, en Italia, en las filas de una Juventus donde compartió vestuario con todo un mito como Gianluigi Buffon.

Szczesny inició su carrera como guardameta en Polonia, pero, tras pasar por los juveniles del Legia, llamó la atención de un Arsenal que lo fichó en enero de 2006. En noviembre de 2008, cuando había logrado meterse en el equipo reserva, la mala suerte quiso que se rompiera ambos antebrazos mientras levantaba unas pesas y tuvo que pasar cinco meses de baja.

Aun así, en mayo de 2009 estuvo por primera vez en el banquillo del primer equipo gunner frente al Stoke City y, con vistas a la campaña 2009-10, se unió a la primera plantilla con la bendición de un Arsène Wenger que aseguró que reunía todas las cualidades que buscaba. En noviembre de 2009, con todo, salió como cedido inicialmente por un mes con el Brentford, para jugar en la segunda división inglesa. Un préstamo que se prolongó al final por toda la temporada y que aprovechó para acumular experiencia.

"nadie podía verme, así que encendí uno"

En 2014, después de que aparentemente lograra consolidarse como primera opción, la llegada de David Ospina puso en duda su condición de titular. Sus problemas se agudizaron tras la tradicional jornada de Año Nuevo en la Premier, con una derrota ante el Southampton (2-0) tras la que fue sorprendido fumando en el vestuario. "Me fui a la esquina de las duchas, en el otro extremo del vestuario. Creí que nadie podía verme, así que me encendí un cigarrillo", explicó unos años después. "Alguien me vio y se lo comunicó al entrenador. Un par de días después me preguntó si aquello era cierto y le dije que sí", añadió. Aquel incidente se saldó con una multa de 30.000 euros -dos semanas de su sueldo- y con su suplencia en el torneo liguero hasta final de curso.

El desencanto de Wenger, ilustre fumador durante sus primeros años en los banquillos, no debió de influir en los hábitos de Szczesny, que volvió a ser sorprendido con un pitillo en la mano en las horas previas al partido de la Eurocopa 2020 ante España. Por aquel entonces, Paulo Sousa, seleccionador polaco, salió en defensa de su futbolista. "Hay muchos jugadores que fuman, es algo natural. Él no lo hizo delante del público. Los paparazzi son mucho peores que un jugador fumando, porque él no lo hizo delante de nosotros", argumentó el técnico portugués.

A su condición de fumador, con la que siempre ha debido lidiar, también se ha sumado su fama de jugador frágil, ya que en su historial clínico figuran 13 lesiones. Dos de ellas, en los dedos, sufridas curiosamente contra el Barça en la Champions. Una, como gunner. La otra, como jugador de la Roma. Sus buenas prestaciones llamaron la atención de una Juventus que lo fichó en 2017 a cambio de 12 millones como competencia y relevo de Buffon, con un rendimiento sobresaliente.

El abrazo con su hijo

Este mismo verano anunció que colgaba los guantes para dedicarse a su familia. Muchos, quizás recordaron entonces el tierno abrazo con el que consoló a su hijo tras la eliminación de Polonia en el Mundial de Qatar. La llamada de su amigo Robert Lewandowski para jugar en el Barça (podría hacerlo desde ya mismo, tanto en la Liga como en la Champions, porque los azulgrana sólo inscribieron dos porteros en su selección A para Europa), le ha llevado a aparcar sus días de relax en Marbella para ponerse otra vez manos a la obra.

Su llegada, por mucho que Hansi Flick asegure que confía en Iñaki Peña, parece más que hecha. Tanto, que incluso la firma alemana que le proporciona sus guantes ya lo ha vestido virtualmente con la equipación azulgrana y ha compartido un vídeo en el que le manda un par de ellos, nuevos a estrenar, a una ciudad de Barcelona que, si no se tuercen mucho las cosas, será su nuevo hogar.