El otro caso Negreira: el modesto club gallego que desafía a la Real Sociedad en la Copa del Rey

El otro caso Negreira: el modesto club gallego que desafía a la Real Sociedad en la Copa del Rey

Hasta hace poco, decir "Negreira" era invocar uno de los mayores escándalos del fútbol español. Pero este deporte, que a veces devuelve los golpes con gracia, ha querido regalarle al nombre un poco de alegría inesperada. Porque en Galicia, a apenas 20 kilómetros de Santiago de Compostela, seis mil habitantes saben que existe otro Negreira, uno que huele a hierba mojada, donde los vecinos se conocen "de toda la vida" y con un equipo de Preferente que, contra todo pronóstico, se ajusta las botas para recibir esta noche a la Real Sociedad en la primera ronda eliminatoria de la Copa del Rey, ese torneo que permite poner a los modestos frente a los gigantes del fútbol nacional.

La palabra suena ahora a himnos ensayados en el bar del pueblo, chavales agotando las camisetas del club y un equipo de técnicos colocando las gradas provisionales. "Nadie en su sano juicio cree que vayamos a ganar", reconocen los jugadores. Pero da igual. Ellos saben que esto no va de goles, sino de 90 minutos para "hacer historia" y recordarle al fútbol de Primera División que todo empezó con coñas en los vestuarios y balones embarrados.

"Es una delicia. He visto a la mayoría de estos chicos dar sus primeras patadas, y que ahora vayan a medirse con jugadores como Kubo, Oyarzabal o Odriozola es algo inexplicable", confiesa el director deportivo de la SD Negreira, Carlos Berdullas. Como casi todos los que han pisado el césped del municipal García Calvo, la suya es una historia de lealtad. Empezó a vestir el rojo del equipo con nueve años, luego lo hizo su hermano, y hoy su hijo también juega. "Aquí no hay glamour, ni portadas ni focos. Lo que hay es unión, grupo y familia", dice.

"Nos lo pasamos bien"

Quizá por eso nadie en el pueblo sueñe con una victoria milagrosa. En el SD Negreira no ha habido contratos millonarios ni estrellas colgando de la camiseta. Sus futbolistas han aprendido a compaginar la pasión por el deporte con la vida real y se pegan madrugones para cargar cajas en el supermercado o apilar papeles en la imprenta. Alberto Freire, uno de los que más expectación levantan sobre el campo, combina la pelota con su trabajo de policía en Santiago de Compostela.

"Llego a los entrenos a las 20.00 horas, salgo a las 22.00 y muchas veces me voy a trabajar ya agotado y sin cenar", confiesa. Lo más duro llega los fines de semana, cuando trabaja de noche y al día siguiente tiene que saltar al césped sin haber dormido. "No somos profesionales, cada uno tiene su vida, sus problemas, pero al final lo que cuenta es que nos lo pasamos bien", añade.

El equipo, que se clasificó para la Copa del Rey tras un año recorriendo las competiciones regionales y alzarse con la Copa del Sar, la Copa de la Diputación y la Supercopa Galicia, sigue frotándose los ojos cada mañana. "Nadie esperaba esto. Íbamos ganando torneos, pero lo veíamos tan lejos... y al final decíamos, joder, pues a lo mejor sí que puede pasar", explica el entrenador Adrián Vázquez.

"no podemos soltar tantas animaladas"

El momento más surrealista llegó con el sorteo, cuando todos los ojos se posaron sobre el equipo que comparte nombre con el ex número dos de los árbitros, José María Enríquez Negreira, protagonista del caso que puso en entredicho la limpieza arbitral al descubrirse que el FC Barcelona le pagó más de ocho millones de euros durante dos décadas. El propio Adrián no pudo evitar bromear entonces: "A ver si hay un pequeño amaño y nos toca contra ellos", dijo en referencia al equipo culé.

Desde entonces las coñas en los vestuarios del equipo gallego no han parado de repetirse. "Para nosotros era normal, es el nombre de nuestro pueblo y aprovechábamos para hacer la broma. Pero ya hemos visto que en el fútbol profesional hay que medir lo que se dice, porque genera revuelo. Ahora ya somos más conscientes de que no podemos soltar tantas animaladas como en nuestra categoría", dice Alberto.

Dentro de Galicia son conocidos desde hace años como uno de los equipos más fuertes de la Preferente, pero a ojos ajenos siguen cargando con la broma del nombre. Queda por ver cómo se portará realmente el equipo arbitral con ellos.

El modesto vestuario local del SD Negreira.

El modesto vestuario local del SD Negreira.J. B. C

Tomar consciencia de todo lo que se les venía encima fue imposible. Desde el último mes, todo llegó como un vendaval. Miradas que se cruzan, llamadas a cualquier hora, cafés tibios en despachos a puerta cerrada, discusiones con la RFEF. Tanto trajín que tuvieron que fichar a alguien a última hora para que controlase la comunicación del equipo y gestionar el contacto con la prensa. Todo, claro, para que hoy (21.00 horas) 3.030 vecinos puedan llenar las gradas frente a la Real Sociedad. Literalmente, la mitad del pueblo (6.000) mirando de cerca lo imposible.

Los vestuarios que recibirán a la Real Sociedad son pequeños, sencillos, con paredes de azulejos blancos que guardan la memoria del club desde su fundación en 1963. Allí cuelgan fotos de momentos históricos, como la visita del balón de oro coruñés Luis Suárez, y retratos de generaciones que han vestido la camiseta. Cada rincón refleja humildad y orgullo. El pueblo entero se ha volcado para que el partido sea perfecto. Los vecinos se han ofrecido desinteresadamente para gestionar los minibares o colocar grúas con focos improvisados. Todo es artesanal, hecho con esfuerzo, mimo y mucha improvisación.

"Vivir la experiencia de Primera División con nuestros recursos está siendo agotador, pero lo hacemos por los nuestros", explica Carlos. Los "nuestros", son también los ultras de la barandilla, un puñado de "unos 20 locos" -dice con cariño-, que cada domingo se amontonan en la barandilla del campo, con la misma entrega que un estadio de Primera, y por un par de horas convierten un partido de Preferente gallega en un Bernabéu en miniatura.

"cambiar el turno a algún compañero"

Lo que tienen claro es que el encuentro supondrá "una importante inyección de dinero para el club" y también es una oportunidad para ganar visibilidad y atraer a más gente. Nada les hace más ilusión que poner en el foco a un equipo "de toda la vida", donde los jugadores llevan los motes del pueblo como si fueran medallas. 'Juan de Selia', extremo del equipo desde hace tres años, se llama así por su madre, Celia, y por su seseo, y el apodo se quedó pegado a él. "Antes del partido voy a tener que currar de 7 a 3, no sé cómo voy a organizarlo. Todavía estoy viendo si puedo cambiarle el turno a algún compañero", cuenta.

La experiencia es lo que más esperan. Angelo Liñares la vivirá por segunda vez, ya que hace unos años, cuando jugaba en el CD Boiro, tuvo la oportunidad de medirse con el RCD Mallorca en la Copa del Rey. "Perdimos 4-0, pero nos lo pasamos como críos. Espero que esta vez sea igual", dice. Y lo que sueña, lo que de verdad le hace ilusión, es intercambiar alguna camiseta con los rivales. "Ya le escribí a Brais Méndez por privado, pero no me contestó. A ver si con esto de la entrevista le llega y consigo su camiseta después del partido", ríe.

Cuando el último rayo de luz se apaga sobre el campo del SD Negreira, los camiones y las grúas siguen despiertas. Alberto se marcha a patrullar Santiago, Carlos aún sigue pegado al teléfono y Adrián repasa la alineación. Como un comentario inocente, el redactor suelta un "ahora solo queda ganar", a lo que responden: "Ganar está bien, pero aquí tiramos del corazón y de las ganas de disfrutar".

El Madrid, entre el apoyo a Vini tras un pronto "innecesario" y la gestión recta de Xabi Alonso: una relación por definir

El Madrid, entre el apoyo a Vini tras un pronto “innecesario” y la gestión recta de Xabi Alonso: una relación por definir

Durante la última década, Cristiano Ronaldo, Karim Benzema o incluso Luka Modric contestaron con alguna mueca a Zinedine Zidane o a Carlo Ancelotti cuando los entrenadores decidieron retirarlos del campo. Alguna palabra suelta, seguramente fea, aprovechando la diferencia de idioma, alguna protesta a sus ayudantes, varios minutos de enfado en el banquillo y, seguro, muchas discusiones internas. Pero ninguna, y eso que hablamos de tres futbolistas ganadores del Balón deOro, se acerca a la reacción de Vinicius Júnior el domingo por la tarde. Xabi Alonso decidió sustituirle en el minuto 72 del clásico contra el Barça y el brasileño, un volcán en constante actividad, erupcionó en el centro del Bernabéu.

«¿Yo? ¿Yo? ¡Míster! ¡Míster!», gritó desde el círculo central. Caminó realizando aspaviento hasta el área técnica, chocó la mano con Rodrygo y pasó, también gritando, al lado de Alonso. «¡Siempre yo! ¡Siempre yo! ¡Yo me voy del equipo! !Mejor me voy!», repitió, sin saludar a Alonso, que le decía, casi sin mirarle: «Venga Vini, hostias». El brasileño evitó el abrazo de Parrilla, primer asistente, y bajó las escaleras del túnel de vestuarios.

Luis Llopis, entrenador de porteros, fue a por él y unos minutos más tarde el delantero regresó al banquillo para ver los últimos instantes del partido, para encararse, como casi todo su equipo, con los jugadores del Barcelona en la tangana final, para abrazarse con sus compañeros y también con su entrenador, que en rueda de prensa prometió hablar internamente sobre el tema durante esta semana.

"Tiene ese pronto"

Todo eso fue el domingo por la tarde. El lunes amaneció con alegría en Chamartín tras el empujón anímico del clásico, pero también con cierto debate. Tanto en el club como en las redes sociales, donde los aficionados se posicionaban sobre la reacción de Vinicius en el cambio. Exagerada para unos. Lógica para otros, que no entendían la decisión del tolosarra de retirar a una de sus estrellas a media hora del final de un encuentro tan importante. En los despachos del Bernabéu la conversación fue más o menos similar, aunque con un mayor entendimiento a la forma de ser del brasileño, con el que están cada día y al que han defendido desde su llegada. Es un volcán, pero es su volcán. «Vini tiene ese pronto, pero también un gran fondo», aseguran, valorando que regresara al campo. Su reacción fue «innecesaria», admiten, pero varias fuentes consultadas por este periódico también creen que el cambio de Vinicius se realizó demasiado pronto y que el brasileño podía haber hecho daño al Barça en el tramo final. Eso no gustó.

Una sustitución que se entiende desde los plenos poderes que le ha dado el Madrid a Xabi Alonso, con todo lo que eso conlleva. El vasco es un entrenador que prima lo colectivo sobre lo individual y que tiene menos reparos que otros, como Ancelotti, en saltarse las jerarquías del vestuario, aunque esas jerarquías coincidan muchas veces con las del club. Y Vinicius es su gran ejemplo. El brasileño ha sido suplente en tres de los 13 encuentros de este curso y desde la llegada de Alonso, incluido el Mundial de clubes, sólo ha jugado los 90 minutos en tres de los 19 duelos.

Mbappé, al otro lado

Esos datos son los que molestan a Vinicius y a su entorno, que ve cómo Mbappé ha terminado ocho partidos y nunca ha sido sustituido antes del minuto 80. El mensaje de esa estadística es contundente: para Xabi, ya no están en escalones similares. El tolosarra quiere que el futbolista que actúe como extremo izquierdo trabaje en defensa y al único que no permite un esfuerzo constante hacia ambos lados es al francés, que de momento lo compensa con 16 goles en 13 partidos. En cuanto Vinicius sumó dos jugadas seguidas sin realizar un esfuerzo hacia atrás, entró Rodrygo.

El ex del Flamengo termina contrato en junio de 2027 y quiere renovar, pero las conversaciones están paradas desde hace tiempo, con cifras, en la oferta y en la demanda, que de momento están demasiado distantes. Vinicius es uno de los futbolistas preferidos por la dirección general del club, donde se valora su evolución desde que llegara con 18 años, pero en el cuerpo técnico ha ganado mucho más peso en menos tiempo la figura de Mbappé. Y el resultado de eso es claro: si en el césped no están el mismo escalón, tampoco lo estarán a nivel salarial.

Así que ahora, todavía en octubre, el Madrid dejará en manos de Alonso la gestión con el brasileño: no intervendrá ni multará al futbolista. «Xabi está preparado para gestionarlo». Vinicius, como el resto de la plantilla, disfruta de dos días libres hasta el miércoles y regresará a Valdebebas para charlar con Alonso.

Un juzgado de Barcelona pide al FC Barcelona los contratos con Enríquez Negreira

Un juzgado de Barcelona pide al FC Barcelona los contratos con Enríquez Negreira

El Juzgado de Instrucción número uno de Barcelona ha requerido al FC Barcelona para que aporte los contratos originales con el ex número dos de los árbitros, José María Enríquez Negreira, así como cualquier tipo de material que pudiera sustentar su facturación al club azulgrana durante casi dos décadas.

Hasta el momento no ha aflorado contrato alguno con Negreira, que facturó más de 8 millones de euros, y según publicó EL MUNDO, no constan en los archivos de la entidad catalana. Tampoco hay constancia por el momento de informe alguno que sustente las supuestas asesorías verbales que prestaba.

Asimismo, la juez llama a declarar a la representante del Barça como persona jurídica. Están pendientes todavía las declaraciones, el próximo 25 de noviembre, de los ex entrenadores del Barça Luis Enrique y Ernesto Valverde, y del actual presidente, Joan Laporta, que comparecerán en calidad de testigos.

Lamine Yamal tiene que aprender a ser humano

Lamine Yamal tiene que aprender a ser humano

Lamine Yamal jugó el clásico andando, totalmente desconectado del juego en la primera parte y sin generar peligro cuando intentó asomar en la segunda. Como a estas alturas no necesitamos pruebas de que nunca se borra, hay dos explicaciones plausibles para su actitud: estaba aún más lesionado de lo que suponíamos, lo que sería una irresponsabilidad por parte de Hansi Flick, o la presión infinita que él mismo se pone le hizo mella por primera vez desde su supersónica aparición. No le vino grande el partido, le vino grande el personaje que ha construido.

Para saber más

Para saber más

La sobreactuación final de Carvajal y Courtois, expertos en gestos así, por lo que había dicho Lamine durante la semana convirtió la anécdota en noticia, pero lo relevante del asunto no es la (escasa) influencia que pudieran tener las palabras de un chaval en una plantilla, la de Xabi Alonso, con más batallas que el Grupo Salvaje de Peckinpah. Tampoco lo es la campaña para convertir chorradas de inmadurez en delitos de cárcel de ciertos periodistas, muchos de los que llevan años denunciando que a Vinicius se le ha demonizado por lo mismo desde su llegada a España. Si a Yamal le da por montar la que montó el brasileño al ser sustituido, hoy están pidiendo la intervención de servicios sociales.

Pero, no, todo eso no es más que folklore que da color para el aficionado y no tiene trascendencia en los vestuarios. Lo realmente importante para Lamine es si le compensa situarse día tras día, declaración tras declaración y gesto tras gesto, bajo la lupa; si asignarse el deber de ganar cada partido solo no acaba siendo contraproducente y convierte al jugador más alegre que hemos visto en años en el alma en pena que deambuló por el Bernabéu; si exigirse una grandeza constante que ni siquiera Messi ofrecía a su edad es una presión imposible de soportar incluso para un portento.

Tal vez esa corona que se coloca pese demasiado. No porque no la merezca ni por lo que piensen los demás, que le da y le debe dar igual, sino por lo que piensa él mismo. Es tan autoconsciente de su genialidad y la exhibe tan abiertamente que se obliga a ser perfecto para acallar a los enemigos y, sobre todo, a su propia cabeza. Y cuando las cosas no salen, se frustra y se flagela. Es más sencillo manejar las expectativas ajenas que las propias. Lamine necesita aprender a ser humano para poder ser extraterrestre.

Las 72 horas (y las palabras de Lamine Yamal) que calentaron en silencio al vestuario del Madrid: "Hablar es barato"

Las 72 horas (y las palabras de Lamine Yamal) que calentaron en silencio al vestuario del Madrid: “Hablar es barato”

"Esta victoria es importante por el convencimiento de que podemos ganar grandes partidos". La sonrisa de Xabi Alonso era evidente en los pasillos del Santiago Bernabéu. Tan evidente como la necesidad del Real Madrid de ganar un partido de semejante calibre tras las derrotas contra el Arsenal, el propio Barcelona y el PSG el curso pasado y el 5-2 recibido en el derbi madrileño del Metropolitano hace unas semanas.

El 2-1 de Chamartín llegó tras 72 horas de escucha y lectura sobre las palabras de Lamine Yamal, que calentó el clásico el jueves por la noche en una charla de la Kings League, la liga de streamers de Gerard Piqué en la que el delantero del Barcelona es el presidente de uno de los clubes. "Sí, roban y se quejan", respondió Yamal, preguntado sobre si el equipo de Ibai Llanos, 'Porcinos FC', era "como el Madrid". "La última vez que he ido al Bernabéu... ¿Cuánto? 0-4", repitió el de Rocafonca en esa conversación.

Ese comentario se hizo viral y llegó rápidamente al WhatsApp del vestuario del conjunto blanco, que lo repitió durante los entrenamientos de viernes y sábado, aunque mantuvo un silencio obligado. Había orden de no responder antes del partido y de centrar todos los esfuerzos, la rabia y las ganas en los 90 minutos del clásico. El propio Xabi Alonso no quiso valorar las declaraciones de la estrella culé, insistiendo en la rueda de prensa previa al duelo que "no voy a entrar". "Hay declaraciones de mucha gente en Barcelona y no puedo analizar todas", dijo.

El Madrid tenía en la cabeza los cuatro clásicos perdidos la temporada pasada, dos de ellos en las finales de la Supercopa y la Copa, y el mensaje era claro: "Silencio hasta el partido". No hubo respuesta pública ni mensajes indirectos en redes sociales. Sólo silencio.

Quizás así, en esa rabia contenida de la plantilla madridista después de siete meses sin ganar a un equipo de la máxima elite europea, de cuatro clásico perdidos y de las palabras de Lamine, todo estalló tras el pitido final.

Bueno, realmente todo estalló tras la expulsión de Pedri, ya en el descuento, cuando el Madrid entendió que había ganado el partido. Los jugadores que estaban en el banquillo blanco celebraron la roja al centrocampista canario como si fuera el pitido final y ambos grupos de suplentes se enzarzaron en la primera tangana de la noche, con Vinicius, Lunin, Ferran y Fermin como protagonistas y con Raphinha y Rüdiger, lesionados y no convocados, apareciendo por el césped para separarlos.

El portero ucraniano acabó expulsado y hubo amarillas para Vinicius, Rodrygo, Militao, Fermín, Ferran y Balde, hasta que unos minutos después, con el final, llegó el turno de la respuesta madridista a las declaraciones de Lamine. La rabia contenida.

La pelea

Carvajal, capitán de los blancos y compañero de Yamal en la selección, se cruzó con el culé al final del partido y le hizo un gesto con la mano, como diciendo "has hablado mucho". A lo que Lamine, mientras se iba a vestuarios, respondió retándole a ir al túnel. Ahí llegó corriendo Courtois para recriminarle las palabras al joven delantero y se armó la tangana general. Y Vinicius, caminando hacia el túnel, le repitió "hablas mucho" a Yamal, mientras éste le decía también de ir a vestuarios.

"A mí me gusta, si Lamine quiere hablar no hay problema. El partido se juega en el campo y hemos ganado. Me gusta, nos ayuda a competir", dijo Tchouaméni unos minutos después, ya en la zona mixta del Bernabéu. En Instagram, el galo publicó un vídeo que decía "supongo que esto es lo que todos queríais ver, eh".

"No sé si son consecuencia de una cosa o de otra", dijo Xabi Alonso sobre las palabras de Lamine y la reacción de sus jugadores al final. "Ha sido la tensión del momento, estos piques y tanganas han pasado siempre. No hay que asustarse", insistió.

Pero en redes sociales, sus jugadores pasaron del silencio obligado al éxtasis. "Hablar es barato", escribió Jude Bellingham, autor del segundo y definitivo tanto del partido. "Esto es el Madrid y el Bernabéu", publicó Carreras.

"No sé si estaba extramotivado, pero el equipo estaba muy motivado", insistió Alonso ante los medios. "Lo hablamos en la previa, que era importante el partido, ver de dónde veníamos y lo que podía suponer una victoria. Necesitaban esta sensación de partido grande y la motivación era completa", explicó el tolosarra.

El Madrid roba, se queja y te gana

El Madrid roba, se queja y te gana

Por primera vez en la historia, el Barça pierde un clásico en Youtube. Lo de que el Madrid «roba y se queja», que le soltó Lamine Yamal en el canal de Youtube de la Kings League al popular influencer Ibai Llanos, parece que encendió a algunos jugadores. Que hay que ver cómo anda el Madrid, que se tiene que enchufar a un clásico por lo que diga un niño de 18 años. Entre los más enfadados andaba Carvajal, que ya tiene edad para «visitar el románico», que diría David Gistau, pero que rumbo a los cuarenta hace esfuerzos por estar en la onda, que es lo que aún decimos los que vamos rumbo a los 50.

Es verdad que si Lamine viera más partidos del Madrid, descubriría que roba menos de lo que piensa, o lo mismo que roban los equipos grandes. Y que si viera más Real Madrid TV descubriría que se quejan mucho más de lo que piensa. Es más, en el Madrid, por quejarse, se quejan hasta por decir que se quejan, escuchando la pitada que había cada vez que Lamine tocaba la pelota.

A mí no me preocupa que Lamine hable mal del Real Madrid, ni que juegue un mal partido o haga fiestas de cumpleaños con enanos. Lo que me parece inadmisible es que empiece a comportarse con la grada y con los rivales como si fuera Vinicius; quien por quejarse, se quejó del nivel de Lamine al propio Lamine en medio del partido, por si algún votante de France Football no se había dado cuenta.

Lo único bueno para el Barça fue el corrillo que montaron los jugadores del Real Madrid en el centro del campo al final del partido. El típico que haces en mayo, cuando sentencias la Liga contra un rival directo, pero que en otoño en el Bernabéu sólo se le permitía al Alcorcón si te eliminaban en la Copa. Piqué siempre decía que lo más grande que había conseguido en su carrera fue que el Real Madrid hiciera una Rúa por ganarles una Copa. El corrillo de los jugadores de Xabi Alonso invita a pensar que creen haber logrado algo muy grande, y eso es muy bueno para el Barça.

El peor clásico de Lamine Yamal: sin brillo, sin gol y protagonista de la tangana final

El peor clásico de Lamine Yamal: sin brillo, sin gol y protagonista de la tangana final

Actualizado Domingo, 26 octubre 2025 - 19:29

Lamine Yamal no tuvo precisamente su mejor tarde en el Santiago Bernabéu. Las afirmaciones lanzadas por el joven crack azulgrana en la Kings League con el Real Madrid como protagonista provocaron no solo que le pitaran cada vez que tocaba el balón, sino que la zaga madridista se empleara especialmente a fondo para evitar que desplegara una versión que, por ahora, parece estar aún muy lejos.

En lugar de encarar, optó una y otra vez por mover el balón, muchas veces en paralelo, y sus mejores aportaciones en ataque llegaron más por medio de balones filtrados que buscando el uno contra uno, una de sus grandes especialidades.

Vinicius, por ejemplo, no dudó en recordárselo dentro del propio terreno de juego una y otra vez. Y, en cuanto el árbitro pitó el final del encuentro, se sucedieron las tanganas. En la primera, la policía tuvo que interponerse incluso entre ambos banquillos. El lío siguió también dentro del terreno de juego, con el brasileño acusándole con gestos de haber hablado demasiado y el de Rocafonda invitando a Courtois a seguir hablando fuera del campo.

"Cuando el árbitro pitó el final, vi muchos jugadores del Madrid corriendo hacia Lamine. Es un poco exagerado, pero, si quieren hacerlo, tendrás que preguntarles a ellos por qué", señaló al término del duelo un Frenkie de Jong que trató de quitarle hierro a las palabras de su compañero.

"¿Lamine ha dicho que el Real Madrid roba? Directamente, no. Está ahí, en la Kings League, la gente habla, no oí que él dijera eso. Puedo entender que en el Madrid estén enfadados con eso, pero no lo veo como algo tan gordo", insistió el holandés, quien sí le lanzó un recado a Carvajal por afearle a su compañero sus posibles excesos verbales. "Pueden hablarlo también en privado. Hacer gestos en el campo es más de lo mismo, creas algo de lo que hablar. Si eres compañero de Lamine, lo conoces y crees que no tiene que hacer declaraciones, le puedes llamar", señaló el centrocampista azulgrana. "Creo que se ha exagerado mucho lo que dijo", sentenció.

Por uno u otro motivo, el de Rocafonda no fue esta vez el de las grandes tardes. Algo que Marcus Sorg, relevo del sancionado Hansi Flick en el banquillo azulgrana, no dudó en aceptar en la sala de prensa.

"Para Lamine no ha sido fácil. Hablamos al descanso de que lo necesitábamos en el uno contra uno, pero no tuvo muchas opciones ni en la primera ni en la segunda parte, lo defendieron muy bien. Lo intentó todo, pero la defensa trabajó muy bien y tenemos que aceptarlo", señaló el germano, quien concedió que, tal vez, su última lesión aún lastra su rendimiento. "Creo que aún le falta algo, viene de una lesión importante y necesita más partidos para estar a su nivel más alto, es normal. Hay que darle tiempo y ayudarle, pero también es normal que la defensa rival esté bien. Hay que trabajar con él y ayudarlo para que recupere su mejor versión en el campo. Es joven, debe mejorar y le ayudaremos para que lo haga", apostilló Sorg.

Ronald Araujo, por su parte, prefirió no entrar demasiado en todo lo sucedido alrededor del joven 10 azulgrana. "No voy a hablar de Lamine. Es un gran profesional, de los mejores del mundo y estamos orgullosos de tenerlo", apuntó el uruguayo. "Es mayor de edad y ya sabe qué tiene que hacer", se limitó a señalar el capitán del Barça.

Al imperial Real Madrid le faltó más gol

Al imperial Real Madrid le faltó más gol

Hace años que no veía una superioridad tan ostentosa de un imperial Madrid ante una especie de vasallo que fue el Barcelona. Sin fuste, sin valentía y dejándose ir durante muchos minutos frente a un voluptuoso ataque del Madrid, que no terminó de rematar.

El imperial Madrid es el nuevo líder del fútbol español, pero le falta categoría con el gol, el tino de un gran cazador. Pienso que Mbappé hizo un partido deplorable. No se puede fallar un penalti de esa manera, ante un meta mediocre como Szczesny, ni desperdiciar al menos cuatro ocasiones de gol de las que nunca falla. No sé lo que le pasó con la Juve, tampoco lo que le ha ocurrido con el Barcelona, que pudo destrozarlo, pero parece que le devoran las responsabilidadades de grandes partidos.

Es posible que la sala de los 'Negreiras' le robara un primer gol por fuera de juego del pelo de un piojo. En Las Rozas no nos ensañan nunca el punto de cuando sale la pelota del pase. Hacen lo que les de la gana.

Fue como el penalti absurdo que le hizo Lamine a Vinicius, que lo vio muy bien el árbitro, pero los del VAR no quisieron que el Barcelona tuviera que jugar con dos goles en contra. Es lo que se mececieron. Como ante Olympiakos, están acostumbrados a que los árbitros sean sus salvavidas.

Claro que este Barcelona del matagigantes Flick ya no funciona. Es una sombra de lo que fue el año pasado. Tuvo que ver la posición que adoptó un inmenso Camavinga. Jugó en la derecha para sujetar a De Jong y Pedri de una tacada. Buena jugada táctica de Alonso.

Pero lo peor fue lo de Lamine, que dice que no tiene miedo a nadie, pero en el Bernabeu hizo el ridículo. No se puede jugar con tanto miedo y tanto odio al Madrid.

Este año las palancas no funcionan al Barça, no ha hecho ningún fichaje y tiene jugadores viejos. Además, no puede jugar en el Nou Camp, se tiene que ir a Montjuïc mientras pierden millones y millones de euros, se salta todas las reglas de LaLiga y está atado a un caballo perdedor como es Tebas.

Vaya fracaso y escándalo a la americana ha configurado. Para fiarse de ellos cualquier empresa del mundo. Pero ahí esta Laporta, el mayor Fantômas del fútbol y todavía con aires de grandeza. Es tan esperpéntico como lo que está ocurriendo en España.

Xabi Alonso pone su primera pica en el clásico por encima del Barça, del sistema de Flick, de Lamine y hasta de la histeria de Vinicius

Xabi Alonso pone su primera pica en el clásico por encima del Barça, del sistema de Flick, de Lamine y hasta de la histeria de Vinicius

Xabi Alonso pone su primera pica como entrenador del Madrid. No es una pica en Flandes, de las que tanto sabe el imperial Madrid, mucho más que real, no todavía. Pero una pica en un clásico no es una pica cualquiera. Una pica que es como una punción en el nervio ciático del Barcelona, porque no lo quiebra únicamente en el partido, también en el argumento, la 'línea maginot' de Hansi Flick, que ha cambiado la precisión por el corte de mangas, la butifarra. Mal asunto. Una pica que refuerza a este Xabi intervencionista, que cambia el sistema para incluir a Camavinga y retira a Vinicius, histérico e irrespetuoso en el cambio y en el desenlace, con la tangana entre banquillos. Una pica en la semana de la sobrada de Lamine Yamal con Ibai Llanos. Hay días para estar calladito, pero eso se aprende con los años. Una pica que amplía el liderato de un Madrid todavía en vías de desarrollo, pero con la pica de la autoridad bien fijada en el vestuario. Es un principio. [Narración y estadísticas (2-1)]

Un cuarto centrocampista fue la decisión de Xabi Alonso, al alinear a Camavinga junto a Tchouaméni, Bellingham y Güler. La maniobra, sin embargo, fue compatible con un hecho capital: mantener al turco en el centro, con todo el campo en panorámica. En el Metropolitano lo escoró a una banda, lo que implica un lado ciego, y eso penaliza las opciones del jugador que, hoy, posee más visión en la transición ofensiva del Madrid. Para otras cosas no es todo lo duro que el entrenador desearía, y la prueba es la pelota que le arrebató Pedri al borde del balcón de Courtois y que permitió al Barcelona, merced al remate de Fermín, volver al partido con lo mínimo tras el primer gol de Mbappé. Fue un espejismo, porque este Barça era como un muñeco de trapo zarandeado, roto su espinazo con ese primer tanto, y en el que pesan tanto las bajas, muchas, como las dudas.

Mbappé se benefició en el mismo lugar que no pudo hacerlo, desesperado, la pasada temporada. Ha cambiado el francés, veloz como el guepardo que mide los tiempos y salta en el momento justo, y preciso y seco en el remate. El penalti errado, mejor dicho, detenido por Szczesny, no quita una coma a lo anterior. Pero también ha cambiado el Barça, inseguro en lo que hace, lo que convierte su sistema en un caladero de goles para el contrario.

Xabi Alonso, durante el clásico.

Xabi Alonso, durante el clásico.Sergio PérezEFE

Mucho antes pudo adelantarse el Madrid, por un error de Fermín que encontró en la misma línea a Mbappé, pero con un taco de la bota por delante. Una anulación justa del VAR, la segunda, pero tan ridícula como la norma. Cuando cualquier ley se lleva al extremo, acaba en el absurdo. Por fortuna, cambiará próximamente. La primera actuación del videoarbitraje, con acierto, fue para indicar a Soto Grado que revisara el penalti señalado sobre Vinicius. Después de dos decisiones contra el Madrid, bien señaladas, no le pidieron que revisara el segundo gol del Madrid, obra de Bellingham, en el que el codo de Huijsen toca en Cubarsí. Soto Grado estimó que formaba parte de la disputa. Sigan. La cuarta del VAR llegó por la imprudencia de Eric García, al levantar la mano mientras caía en el área. No tuvo trascendencia.

Si en el primer tanto del Madrid Bellingham encontró a Mbappé habilitado en la línea por Balde, en el segundo, con independencia de la polémica, se puso de manifiesto la falta de contundencia de la defensa azulgrana, un poema. Para entonces, poco antes del descanso, Szczesny ya había realizado tres grandes intervenciones, frente a Mbappé y Bellingham. Ninguna, sin embargo, como el penalti que detendría al francés para convertirse en el mejor jugador de los suyos. Hasta entonces, Courtois había encajado un tanto, pero sólo había tenido que hacer paraditas. Indicativo de quien estaba mejor sobre el terreno de juego. De ese modo fue hasta el final, con una última parada del polaco en una falta de Rodrygo.

Lamento de Lamine en el Bernabéu.

Lamento de Lamine en el Bernabéu.AP

Los dos equipos buscaron en la presión alta su oportunidad y las encontraron, especialmente el Barça con su gol, pero con independencia de esa acción, un islote al que Fermín se subió como un náufrago, el resto de disputas y balones divididos fueron para los madridistas, sobre todo en el primer tiempo. Fue evidente entre Militao y Ferran Torres o Carreras y Lamine Yamal. El primero recordó sus buenos marcajes al azulgrana como jugador del Benfica. Sin Lewandowski ni Raphinha, lesionados, el equipo azulgrana necesitaba más de su jugador-franquicia, pero Lamine, en el clásico de sus polémicas palabras, fue menos.

Vinicius fue más, clave en la jugada del segundo tanto blanco, hasta que ofició su habitual autodestrucción cuando vio que era uno de los cambios elegidos por Xabi Alonso. El entrenador no le dirigió ni la mirada. Carvajal, Rodrygo y Brahim entraron en el campo, algo que no podía igualar el banquillo del Barça, un erial debido a las bajas.

Vinicius, agarrado junto al banquillo.

Vinicius, agarrado junto al banquillo.Bernat ArmangueAP

La activación que buscó Lamine tras el descanso no sirvió para hacer la diferencia que se espera de un futbolista llamado a tantas cosas. Más activado se mostró Pedri, perdido en busca de socios hasta el extremo en cada jugada, hecho que le costó la expulsión. Quizás hay que hablar más del canario como el verdadero futbolista jerárquico del Barça, digan lo que digan los goles y se repartan como se repartan las pelotas doradas, como caramelos para niños caprichosos. En el Bernabéu hubo dos, que alternaron sus numeritos, antes, durante y después del primer clásico de Xabi Alonso en todos los sentidos. El Barça que dominó los cuatro clásicos en el último año de Ancelotti es, tras las caídas ante PSG y Atlético, su primera pieza de caza mayor.

Todo lo que pasó en el Madrid-Barça: revisiones del VAR, el gigantesco enfado de Vinicius con Xabi Alonso, la tangana final con Lamine Yamal...

Todo lo que pasó en el Madrid-Barça: revisiones del VAR, el gigantesco enfado de Vinicius con Xabi Alonso, la tangana final con Lamine Yamal…

El clásico tuvo de todo. Separados por dos puntos en la Liga, Real Madrid y Barcelona se midieron en una batalla de goles, revisiones arbitrales, mucha tensión y muchos enfados. El VAR actuó para corregir un penalti de Lamine Yamal sobre Vinicius y un golazo de Mbappé desde fuera del área, todo en una primera parte en la que se vivieron tres goles, dos de los blancos y uno de los azulgrana, y que casi vibró con otro del delantero galo, esta vez en clara posición antirreglamentaria. En la segunda, un paradón de Szczesny a una pena máxima de Mbappé y otro gol anulado, ahora a Bellingham, por fuera de juego de Brahim. Y por si fuera poco, Vinicius Júnior protagonizó el gran enfado de la noche cuando fue sustituido en el minuto 72 del encuentro. Repitió varios aspavientos, no saludó a Xabi Alonso y se fue directo a vestuarios con 2-1.

De la tragedia del Metropolitano, Alonso había admitido esta semana haber "corregido cosas". Por su alineación, situando a Camavinga en la derecha y a Güler en la base de la jugada y dando entrada a un equipo que esta vez sí mostró actitud y ganas de llevarse el clásico, descubrió los errores del derbi madrileño y su Madrid fue otro. Hubo más "rock and roll" de ese que prometió en Miami.

Y el rock and roll llevó a la polémica. En el minuto dos, penalti de Lamine Yamal, el más abucheado en la alineación culé y silbado cada vez que tocó el balón, a Vinicius Júnior. Soto Grado señaló pena máxima, pero el VAR, en su primera intervención de la tarde, le avisó de que era falta del brasileño.

"Corrupción en la Federación", coreó el Bernabéu. Diez minutos después, el cántico cambió a "Negreira, Negreira" cuando el VAR avisó a Soto Grado del fuera de juego de Mbappé antes de anotar un golazo de volea desde fuera del área. Las líneas mostradas en televisión descubrieron una posición ilegal por un centímetro, el exterior de la bota del galo.

El tanto de Mbappé en el minuto 21, esta vez legal, espoleó a un Madrid superior. El galo marcó su undécimo gol en Liga y sólo se ha quedado sin ver puerta en dos encuentros este año, ante el Mallorca y contra la Juventus. El empate de Fermín tras un error de Güler puso las tablas, pero los blancos volvieron a abrir brecha en el marcador con el segundo gol de Bellingham, el segundo consecutivo tras el anotado ante la Juve. Pudo sentenciar el Madrid, que anotó en el 45, pero hubo fuera de juego de Mbappé.

Tras el descanso reinó la presión y volvió a actuar pronto el VAR, que avisó a Soto Grado por una mano de Eric García en el área culé. El colegiado acudió a la pantalla y pitó una pena máxima que Mbappé erró ante Szczesny, volando el polaco hacia su escuadra derecha. Fue el primer penalti fallado por Mbappé desde el 24 de mayo ante la Real Sociedad y después de siete consecutivos marcados.

El enfado de Vinicius

El Madrid siguió con ocasiones para sentenciar, pero volvió a caer en un tanto anulado por fuera de juego, el tercero de la tarde, por una posición ilegal de Brahim antes del gol de Bellingham. Todo antes del minuto 72, momento de inflexión en el proyecto de Xabi Alonso. El tolosarra sustituyó a Vinicius Júnior con 2-1 y el brasileño se enfadó de manera extraordinaria. Preguntó "¿yo? ¿yo?" en varias ocasiones, realizó distintos aspavientos y se dirigió al banquillo gritando hacia Alonso, al que no dio la mano, y se fue directo a los vestuarios.

Un show televisado que llega justo cuando las conversaciones sobre su contrato están detenidas, a la espera de nuevas reuniones, con el acuerdo terminando en junio de 2027. Unos minutos después, el brasileño regresó de vestuarios y estuvo en el banquillo junto a sus compañeros y el cuerpo técnico para ver los últimos instantes de un clásico frenético que terminó con tangana.

Pelea al final

Después de la expulsión de Pedri ambos banquillos se enzarzaron en el área técnica y tuvieron que ser separados por la Policía, y al terminar el encuentro volvió a haber tangana en el centro del campo. Carvajal le hizo un gesto a Lamine Yamal, compañero de selección, con la mano, en relación a sus declaraciones y el delantero le retó a irse al vestuario. Después llegó Courtois, que se encaró con el joven azulgrana. Ahí se sumaron todos, incluido Vinicius, que terminó retándose también con Yamal en el túnel y repitiéndole "habla ahora". Ahí estuvieron también Raphinha, Rüdiger y Alaba, no convocados pero presentes en el área técnica.