Una 'cholada' salvó al Atlético

Una ‘cholada’ salvó al Atlético

Un penalti que ni había intentado el Atlético aplacó la ira madridista. Gracias un sublime Oblak, impidió al Madrid de una victoria ante un equipo de Simeone cobarde, sin exponer ni jugar. Un regalo de Tchouaméni, como si hubiera sido una cholada, aplacó la tormenta blanca.

Simeone siempre trata de vivir un milagro final en los encuentros difíciles. No pudo esta vez hacer algo que le diera una victoria. Hace muchos años que Simeone nunca gana en el Bernabéu. El Atlético ha sido un equipo desafinado, esperando con paciencia para que el contrario cometa un error final y ganar como en Montjuïc, París y frente al Leverkussen. Esta vez, el Madrid le puso a Simeone en un ataque de nervios.

Hay que coger como un axioma del fútbol que Atleti está de los nervios. Creo que incluso se hace trampas al solitario. En ese estilo de pánico, poner una línea de casi nueve hombres, a la defensiva, me produce rubor.

Tan fantásticos Griezmann y Julián Álvarez, la Araña, se empequeñecieron como si estuvieran radicalmente apegados a un fútbol sin almas, sólo provocando a un mini defensa como Tchouaméni el error vital.

Faltó otro gol decisivo tras el de Mbappé. Quizá de Bellingham. El Real Madrid, en esta ocasión, mostró soberbia para ganar. Y el sistema de Ancelotti, sin hacer ningún tipo de presión ofensiva, desató que en 70 minutos, el Madrid sólo jugara al pie en ataque.

Y, francamente , en cada partido, Vinicius empaña con una venda a los sensacionales Rodrigo y Mbappé. Pero ,desde luego, Ancelotti no va a a tener arrestos para desplazar a Vini. Rodrigo en la izquierda y la disparatada imaginación de Mbappé, situarían a un Madrid elevado más allá de las nubes. Algo pasa conVinicius, que piensa más en los petrodólares y que no encuentra las vías de ataque de antes. Si es verdad que el Madrid le ha ofrecido una renovación al brasileño, que ha rechazado, es que piensa que es el mejor jugador. Hay una confrontación soterrada entre Vini y Mbappé. Tratan de disimularla con una concordia para la galería.

De momento , el Madrid sigue de líder y con suficiente vehemencia para empequeñecer a un miedoso Atlético, que es posible que aguante como segundo. Pero no tiene calidad para eso, salvó el hacedor de proezas llamado Simeone.

Ahora llega lo más difícil todavía en Manchester, donde Guardiola y el club árabe , no hacen más que triquiñuelas para fichar y gastarse 200 millones en un suspiro. Aunque lograr la conjunción de estrellas antes del divorcio parece excesivamente dudoso.

Récords, millones de dólares, odios y Donald Trump en la revancha soñada por la Super Bowl

Récords, millones de dólares, odios y Donald Trump en la revancha soñada por la Super Bowl

Los Eagles de Hurts buscan destronar a los favoritos, los Chiefs de Mahomes, que rozan un triplete inédito Este domingo, a las 17.30 hora local (00.30 en España), los Kansas City Chiefs, ganadores de las dos últimas ediciones y de tres de las cinco últimas finales, se enfrentarán a los Philadelphia Eagles en la 59ª edición de la Superbowl en Nueva Orleans. El partido del año, la revancha más esperada, odios profundos. Patrick Mahomes contra Jalen Hurts, Jason Kelce contra Saquon Barkley, todos contra Kansas, Kansas frente a la historia.

Será la 11ª (empatando en el récord a Miami) vez que el partido del año se dispute en la capital de Luisiana, en casa de los Saints, que en este 2025 'celebra' todavía con signos visibles los 20 años del devastador huracán Katrina. Y como siempre, todo lo que rodea a la Superbowl será de proporciones pantagruélicas. En las gradas del Caesars Superdome, junto a 74.295 espectadores, que han pagado entre 5.000 dólares por la entrada más barata (la tribuna en el centro está a más de 50.000 euros en la reventa) y más de medio millón por un palco privado, estará por primera vez en la historia el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Compartiendo ubicación con una enemiga, la ex primera dama, Jill Biden.

Los Eagles, esta vez sin Jason Kelce, el hermano de Travis, al mando de su defensa, llegan en busca de otro tipo de venganza. Es su quinta Superbowl y hasta ahora sólo han ganado una, en 2007. La última derrota, hace dos años precisamente contra los Chiefs, todavía escuece. En cambio, el equipo dirigido por Andy Reid (que antes lo fue todo, incluyendo su entrenador con más victorias, en Philadelphia) disputará su séptima final, y llegan con cuatro anillos, tres de ellos muy frescos y la etiqueta de favoritos. Son los nuevos Patriots, los nuevos 49ers, los nuevos Steleers. El equipo a batir, el quarterback al que odiar, la leyenda a la que derrotar antes de que consigan lo que nadie ha conseguido nunca: tres títulos seguidos.

Una curiosidad: el más interesado en que eso ocurra, al margen de la franquicia y sus aficionados, es Pat Riley, leyenda de la NBA, presidente de los Miami Heat, cinco veces ganador de la liga y un visionario que cuando sus Lakers rozaban la misma gesta patentó como marca registrada "three-peat.", tres veces. Si los Chiefs, como antes los Chicago Bulls de Jordan y otros equipos de otros deportes, quieren usar esa palabra y esa la idea en su merchandaising, su comisión y royalties le proporcionarán millones de dólares.

Millones por todas partes

No hay evento deportivo que tenga la pegada de la Superbowl, que no sólo sienta a un tercio del país frente al televisor, sino que mueve miles de millones en comida (hasta 1.000 millones de alitas de pollo se espera que se consuman esa noche), bebidas, helados y facturación para los bares. Sólo en la propia New Orleans se espera un impacto de más de 500 millones, gracias al disparado precio de hoteles y alojamientos y a que los que acuden al partido suelen llegar días antes.

A principios de noviembre, la cadena Fox, que es la principal que retransmitirá el partido en EEUU, informó a los inversores que había vendido todo el tiempo publicitario disponible, con un coste medio de siete millones de dólares para cada segmento de 30 segundos. Los últimos diez anuncios alcanzaron un récord de 8 millones de dólares. En 2024, gracias a que hubo prórroga, la cadena CBS ingresó unos 700 millones de dólares en publicidad. Más de 200 millones de personas se engancharon en algún momento al juego.

Aunque se esperan muchos spots de medicamentos, sobre todo para adelgazar, o de Inteligencia Artificial, los clásicos no fallarán. A lo largo de la historia, Budweiser ha gastado 529 millones de dólares en anuncios. Pepsi está justo detrás, con 341,9 millones. Coca-Cola, 202 millones. Doritos 120,3 millones; Ford Motor Company 109,8 millones y McDonald's 108,9 millones de dólares.

Los famosos

El espectáculo musical del descanso, una de las mayores obras de logística imaginables, estará a cargo del rapero Kendrick Lamar, no la estrella más conocida fuera del país, pero ganador 22 premios Grammy, incluidos cinco esta misma semana. Será su primera vez como artista principal, pero ya estuvo en el escenario en 2022 junto a leyendas como Snoop Dogg, Dr. Dre y Eminem. Las apuestas están revolucionadas sobre quién le acompañará, pues suele haber artistas invitados. El nombre de Taylor Swift, con la que colaboró en una canción, es recurrente, y más dado que estará en la ciudad para animar a su novio, el tight end de los Chiefs Travil Kelce. Jon Batiste, oriundo de Luisiana, ganador de un Globo de Oro, un Óscar por la música de la película Soul y un Grammy al álbum del año en 2022, cantará el himno nacional.

Kansas parte favorito en las apuestas, que en partidos como este se espera que muevan hasta 30.000 millones de dólares. Incluyendo cosas sobre las que no es legal ya que va más allá del deporte, como si Kelce le pedirá matrimonio a Taylor Swift aprovechando la ocasión. Los analistas esperan un espectáculo ofensivo. Al menos 52 puntos en total, que no parecen mucho comparados con los 73 que ambos anotaron en su duelo de 2023.

Mucho depende de Patrick Mahomes, la estrella de los Chiefs, el quarterback más determinante de los últimos años, que a sus 29 años disputa su cuarta final. A años luz de Tom Brady, que jugó 10 y gano 7, pero con números de salón de la fama. Otra curiosidad. Los ganadores se llevarán un anillo gigantesco de campeones. Cada franquicia suele necesitar unos 150, entre jugadores, técnicos y personal, y aunque la NFL aporta entre 5.000 y 7.000 dólares por anillo el coste medio está entre 30.000 y 50.000 dólares por pieza. Los 7 del héroe de Nueva Inglaterra, ahora intentado reconvertirse en analista televisivo, tienen un valor total de casi dos millones y medio por lo menos.

Las reglas de juego de la NFL para entender la Super Bowl: del papel del 'quarterback' a cómo se anotan los puntos

Las reglas de juego de la NFL para entender la Super Bowl: del papel del ‘quarterback’ a cómo se anotan los puntos

La final de fútbol americano, conocida como Super Bowl, es el partido que proclama al campeón de una liga disputada por 32 equipos pertenecientes a las principales ciudades de los EEUU y divididos en dos conferencias: Conferencia Nacional (NFC) y la Conferencia Americana (AFC). A su vez cada una de ellas se subdivide en otras cuatro: Norte, Sur, Este y Oeste.

Tras disputarse 17 partidos, repartidos en 18 semanas, se clasifican 14 equipos para los playoffs, 7 por cada conferencia y de ahí salen los dos finalistas. Éste año los dos finalistas son los Kansas City Chiefs y los Philadelphia Eagles. El partido tendrá lugar en el Caesars Superdome de Nueva Orleans, en Luisiana EEUU, a partir de las 00.30 horas, hora peninsular española.

La duración de un partido de la NFL (National Football League) se puede alargar más de tres horas, aunque el tiempo real de juego es de una hora repartida en cuatro cuartos de 15 minutos cada uno. El reloj se detiene solo cuando la pelota se sale de los márgenes del terreno de juego pero las lesiones, la repetición de las jugadas en pantalla para su revisión, las faltas y un intermedio largo, prolongan el partido varias horas.

Las actuaciones del descanso superan en audiencias al partido

Durante el descanso tiene lugar una de las actuaciones musicales más esperadas del año. Michael Jackson (1993), Tina Turner (2000), U2 (2002), Rolling Stone (2006), Bruce Springsteen (2009), Madonna (2012), Coldplay (2016) o Lady Gaga (2017) han sido algunas de las más recordadas con el paso de los años. Para esta edición la responsabilidad recae en el rapero californiano Kendrick Lamar, reciente ganador de 5 premios Grammy. Los más agoreros no descartan que el cantante interprete junto a Taylor Swift el tema 'Bad Blood', tema que lanzaron hace 9 años.Por su parte, Jon Batiste cantará el himno nacional con Donald Trump, Leo Messi o Taylor Swift en las gradas.

ALGUNOS DETALLES PARA ENTENDER LAS REGLAS DEL JUEGO

El terreno de juego mide más de 100 metros de longitud y unos 50 metros de ancho, similar en longitud a un campo de fútbol de la Liga española pero más estrecho. Cada equipo debe intentar llevar la pelota a las zonas de anotación, conocidas como 'End Zones' situadas en ambos extremos para lograr puntuar. El equipo contrario debe impedirlo buscando el contacto físico como el choque o el placaje, no estando permitido agarrar.

Cada equipo está formado por 53 jugadores divididos en tres grupos, ataque, defensa y equipos especiales aunque en el terreno de juego solo juegan 11. La brutalidad de algunos placajes exige que cada jugador esté equipado con casco y protecciones en la parte superior e inferior del cuerpo. La condición física de los jugadores es muy exigente, hasta el punto de que algunos corredores del equipo podrían competir con los grandes velocistas olímpicos.

CÓMO SE PUNTUAN LAS DIFERENTES ACCIONES

Cuando un jugador llega a la zona de anotación con el balón se anotan 6 puntos. Puede llegar corriendo sorteando a los rivales o encontrándose desmarcado en la zona y recibir un pase del ‘quarterback’. Cualquiera de estas estas dos acciones valen 6 puntos (Touchdown!).

Tras cualquiera de estas dos acciones, los atacantes disponen de un punto extra si logran patear desde la línea de 15 yardas y meter la pelota entre los dos postes. Esta acción vale 1 punto. (Punto extra!).

Si tras tres intentos no han logrado avanzar 10 yardas, el equipo especial del pateador entra en el campo. Si la pelota se encuentra a una distancia adecuada para el pateador, éste intentará pasar la pelota entre los dos postes. Esta acción vale 3 puntos, (Fieldgoal!).

Por ultimo, la acción más improbable, cuando la defensa logra placar a un atacante en su propia área de anotación en la ‘End Zone’.
Esta acción vale 2 puntos,
(Safety!).

DAZN, Forbes, Wikipedia, Universidad 'North Carolina NC State University' , 'Super Bowl: A Money Machine, But for Whom?' by Mike Edwards, profesor de 'NC State', Nielsen, New York Times y NFL.

Madrid y Atlético empatan en un buen derbi que dignifica la Liga tras una semana de polémica

Madrid y Atlético empatan en un buen derbi que dignifica la Liga tras una semana de polémica

Un derbi puro entre dos equipos que quieren ser campeones se desprendió de las miserias del fútbol para dignificar el escudo que ambos defienden y aquello que sienten sus aficionados. Hagan ustedes lo mismo, abran el cubo de la basura y dejen paso al derbi. Hay cartas que sólo merece la pena leer una vez. Hizo falta un penalti, quizás un 'penaltito', para transformar un partido en un derbi y encender el fútbol, no la polémica. Fue el milagro de la hierba. Nada cambia en la tabla para Madrid y Atlético con un empate (1-1) del que sólo puede aprovecharse, hoy, el Barça. Pero cambia el aire de la Liga, más limpio y respirable cuando se juega que cuando se reprocha o insulta.

Un 'penaltito', diría Ancelotti, disparó la temperatura en un duelo hasta entonces al baño María. En la semana de la cartita del Madrid contra un arbitraje al que describía como a una sociedad secreta, una suerte de 'Cosa Nostra', ha recibido dos penas máximas: una en Copa y una Liga. La primera, ante el Leganés, no admitía debate; la segunda, frente al Atlético, es otra cosa, por la acción y la trascendencia. Tchouaméni midió mal una entrada y pisó a Lino cuando el balón acababa de pasar. De Burgos Bengoetxea, en el VAR, tardó un mundo en avisar a Soto Grado. Dudó. La duda es un síntoma de inteligencia, pero en un campo de fútbol es un mal asunto. Si eres jugador, llega la crítica; si eres árbitro, la guerra.

Julián Álvarez, un hallazgo

Ancelotti se fue a su banquillo con las manos en la cabeza. Julián Álvarez lo acabó a lo Panenka, incluso sin parábola. El argentino es un hallazgo: está en todas partes sin que parezca estar en ninguna. Algo se le escapó al infalible Pep. Fue un gol para darle al Atlético su escenario preferido. Un gol para sumir al Madrid en la desesperación y en la confusión, porque no juega contra los árbitros, sino contra los rivales. Era el primer penalti en contra en la Liga. En 23 jornadas, bien pasado el ecuador del torneo, hablar de persecución sistemática, como decía la carta, parece un exceso, y los excesos aplastan a los argumentos aceptables, que también se encontraban en la misiva. Hay que cambiar cosas, pero entre todos.

Tchoauméni tuvo buenas acciones después de ese error, pero volvió al lugar en el que no quiere estar, y no debería. Es el lugar, en cambio, en el que se asienta Asencio, a su lado, rápido en los cortes y en las rectificaciones frente a rivales como Giuliano Simeone, un trueno. Fran García y Lucas Vázquez ocupaban las bandas en una defensa que sería totalmente distinta si el Madrid no hubiera sufrido una plaga bíblica en el área. En minusvalía en la zona, el Madrid necesitaba activar a su ataque, llevar el balón arriba, intentar jugar donde era más fuerte, porque en el resto tenía más argumentos el Atlético, con la única baja de Le Normand. Elevó, pues, el equipo blanco la presión, con más intensidad de lo habitual y ayudas de sus atacantes, aunque desordenadas. Era el caso de Vinicius, de menos a más hasta un final frenético. La ansiedad llevó inicialmente al brasileño al centro, por lo que ocupaba el espacio de Mbappé para desesperación de Ancelotti.

Ceballos mejora al Madrid

La situación llevó al Atlético a verse superado en intensidad, con más pérdidas de las habituales y duelos perdidos. Replegado y sin permitir ocasiones a los locales, más allá de un disparo lejano de Rodrygo, aguardaba la oportunidad de salir y conectar con Julián Álvarez, Lino o Griezmann, pero no robaba lo suficiente. En el centro del campo, la mayor actividad era para Ceballos, que ha pasado del ostracismo a poner cosas en su sitio por donde pasa.

Lo único realmente peligroso, sin embargo, había llegado por pérdidas, fueran de Lucas Vázquez o Pablo Barrios, pero sin que Lino ni Vinicius, imprecisos, pudieran sacar provecho. El penalti, pues, llegó como si apareciera de la nada, pero prendió el derbi, por el gol, por la ira de la grada y por la reacción del Madrid al regresar del vestuario.

Una llegada de Rodrygo encontró a Bellingham en un lapsus del área rojiblanca, pecado moral para Simeone. Oblak rechazó el remate, pero Mbappé aprovechó el rechace para enseñar para qué vino. Sonaron tambores en el Bernabéu y todos saben qué ocurre después, también los enemigos. Bellingham regresó a la zona erógena del campo que tanto le gusta, pero su testarazo se fue a la madera.

Con el Bernabéu en modo fiebre, el Atlético debía resistir, pero hizo más, resistir y contraatacar. Son otros tiempos. Ni Giuliano ni Marcos Llorente se aclararon en el área mientras Oblak levantaba un muro ante Rodrygo o Vinicius. Simeone agitó su banquillo con fuerza y Ancelotti esperó, cada uno en su traje, aunque el duelo pertenecía ya de sus jugadores, en un final de derbi que dignifica una semana para olvidar.

La epifanía de Ancelotti, el Triángulo de las Bermudas y la mímica de Asencio

La epifanía de Ancelotti, el Triángulo de las Bermudas y la mímica de Asencio

El Bernabéu ejerce una función civilizadora. Venía el derbi como un huracán, con la ciudad eléctrica, los whatsapps llenos de insultos y la M-30 engalanada de pancartas. El Madrid le había mandado una carta a Sánchez, el Atlético respondió prestándole su cuenta de Twitter a Kanye West y, en la comida de directivas, Cerezo saludó a Florentino como Trump saluda a Macron. Dominando con la mano derecha, imponiéndole la izquierda sobre el hombro. Demasiado populismo, pensó Ancelotti, que durmió la emoción poniendo el once que todo el mundo sabía que iba a poner y nadie quería que pusiera. Consiguió su objetivo. Calmó la guerra y convirtió el partido en un bodrio que solo se agitó como cualquiera con nociones de sociología habría adivinado que se agitaría según avanzaba la semana: con un penalti para el Atlético de Madrid.

Activado el despertador, Simeone ordenó mandar los aviones a ese Triángulo de las Bermudas que es la banda derecha del Real Madrid, un polo magnético terrible que imantaba hasta a Vinicius, separándole del costado opuesto y diluyéndole en la maraña. El agónico camino hasta el descanso tuvo a Carletto en el alambre, a punto de privarle de volver a poner a los mismos once en la inminente eliminatoria contra el Manchester City.

La única manera de poder seguir haciendo lo mismo era cambiarlo todo, así que en el descanso debió producirse una epifanía. De repente, un extremo se pegaba a una banda. Otro extremo a la otra. En la primera jugada, por la derecha con Rodrygo, empató Mbappé. En la segunda, con Vinicius por la izquierda, la estampó Bellingham en el larguero. Pero al ajedrez del Madrid le faltan fichas, así que la defensa seguía siendo una invitación orgiástica, con ese emocionante Asencio apagando fuegos y haciendo mímica de Sergio Ramos con el hijo del Cholo.

Una especie de magia negra iba abriéndose paso entonces. El madridismo seguía temblando con Lucas y gritándole a Ceballos que dejase de girar sobre la pelota. Cuando Simeone ya había agotado todos sus cambios, Ancelotti hizo los primeros y quitó a los dos, asumiendo un riesgo kármico inmenso. Si salía mal, la culpa no sería suya sino de la mente colmena madridista, que por entonces ya detectaba que las Bermudas ahora revoloteaban sobre Fran García. Cuando la pizarra pedía a Brahim o Arda, el hincha ultraconservador fantaseaba con sacar al Mendy de otras épocas. Al final, otro empate. El mismo derbi de siempre.

Asombro en el Real Madrid: pisar a un rival no vale

Asombro en el Real Madrid: pisar a un rival no vale

La mejor manera de que no te piten penalti es no pisar a los contrarios dentro del área. Alguien debería explicarle esto a Tchouaméni, a Ancelotti y a quien esté redactando el próximo comunicado del Real Madrid. En defensa del jugador francés diré que, viendo que 10 minutos antes Soto Grado y el VAR le habían perdonado la roja a Ceballos por un pisotón macarra a Barrios, tal vez pensara que había barra libre de clavar tacos. Resultó que no.

Un datito: tras este penalti, el saldo blanco en la materia es de 10 a favor y uno en contra. Le adulteran raro las Ligas al Madrid, un poco como si te quejas de que te han adulterado el whisky y lo que pasa es que te han convertido uno de garrafa en un Blue Label. Pero, en fin, cada uno bebe lo que quiere.

Zanjado el tema arbitral porque no da más de sí, aunque ya se encargarán algunos de alargarlo hasta el bostezo o la carcajada durante la semana, hablemos del Atleti, que debe irse del Bernabéu satisfecho, pero con sensación de ocasión perdida. Esta temporada ya había ganado en los estadios de PSG y Barça, pero ambos triunfos tuvieron algo de accidentales. Resistencia heroica, sufrimiento, competitividad y gol milagroso. Supo llevarse partidos que nunca se jugaron como Simeone quería, pero el de Chamartín fue como si lo hubiera guionizado él.

Sufrió en la segunda parte, por supuesto, pero con eso contaba. El Madrid junta a cuatro de los mejores jugadores ofensivos del mundo y es inevitable que generen ocasiones. Tan inevitable como que uno de los mejores porteros del planeta, Oblak, las frustre en un alto porcentaje. Nadie en el Atleti esperaba otra cosa, pero lo que sí esperaba el Cholo era abusar al espacio de un mediocampo y una defensa absolutamente impropias. El Madrid parece dibujado en colaboración por una madre con talento y carboncillo (el ataque) y un niño de cuatro años con los dedos (lo demás).

Tras el gol de Julián Álvarez (zanjando a lo panenka el tema de quién lanza los penalti) debió cerrar el partido antes el descanso y pudo repetir final apoteósico en unos últimos 20 minutos en los que salió en manada a campo abierto. Le falto precisión en el control y en el último pase, pero tuvo el derbi donde lo quería. Pese a ello, sale enganchadísimo a la Liga y con la certeza de que este año puede jugar de igual a igual contra cualquiera. No es poca cosa.

Y, además, no pisó a nadie.

El yin y el yang rojiblancos: el volcán Simeone y la calma de Julián, que marcó a lo panenka

El yin y el yang rojiblancos: el volcán Simeone y la calma de Julián, que marcó a lo panenka

Han sido semanas de tensión. Semanas de mensajes, tuits y comunicados. Pero hay un hombre que viste de rojiblanco que vive tranquilo, ajeno a todo el ruido. Que no escuchaba los silbidos de las 80.000 almas, o igual lo hacía, pero no le importaba. Cuando Soto Grado señaló el punto de penalti, fue a por el balón en las manos de Courtois a paso lento. Y cuando el colegiado dio permiso para patear, miró al portero, tomó carrerilla y se marcó un pseudopanenka que silenció el Bernabéu.

La Araña se reafirmaba en el campo en el que pudo jugar si se hubiera confirmado su fichaje cuando se enfundó la camiseta blanca con 11 años. Lo hacía con un panenkazo asumiendo una responsabilidad que le había cedido Griezmann tras su fallo en Leganés. Y se movía por el Bernabéu como si fuera su jardín, con ligereza e intensidad, pero también con calma, como si no fuera este el primer derbi madrileño que enfrentaba al primero y al segundo clasificado en los últimos 33 años. Por cierto, con este empate, el Atlético lleva cuatro duelos sin perder con el eterno rival

Y si Julián era la calma, Simeone era un volcán. El entrenador, como un león enjaulado, se comía las rayas del área técnica. Gesticulaba sin parar y ni siquiera el gol le dio el relax que proporciona el ir ganando en terreno rival. Y eso que su apuesta por Lino, no le había salido mal.

La jugada que pudo marcar el partido la provocó el brasileño, una de las dos dudas que tenía Simeone para iniciar en el derbi. El brasileño fue un puñal en ataque y con más calma pudo haber hecho más daño en el área blanca, pero las dos que tuvo las resolvió mal. Además, por su falta de ayuda a Galán, llegó el empate del Madrid gracias al eslalon de Rodrygo. Es lo que tiene el extremo como explicó Simeone en la previa, "gran presencia en ataque", pero Gallagher equilibra mejor.

No hizo falta mucho equilibrio en la primera mitad. Ambos conjuntos se dedicaron a encadenar posesiones largas y bloques bajos para protegerse y esperar el error del contrario. El propio Lino encontró uno de Lucas, que resolvió mal, y Barrios cometió otro que tampoco supieron aprovechar los blancos. Ningún tiro a puerta por parte de los dos equipos.

Sin embargo, la segunda fue otra cosa. El Madrid arrancó fuerte dispuesto a empatar pronto el choque, lo consiguió y embotelló al Atlético en el área de un Oblak inadvertido hasta entonces. Simeone vio el momentum del Madrid y quiso pararlo desde el banquillo. Sacó a Lino, pero no por el inglés, sino por el capitán, que tiene muchos tiros pegados en derbis. De hecho, Koke o Barrios era la otra duda del técnico argentino. Probó con el primero en el último entreno previo al derbi, el que suele marcar el once. No en esta ocasión.

Ausencia

Quien no apareció en el derbi, el primero que jugaba en Primera, fue Giuliano, quizás el mejor jugador rojiblanco el último mes. Apenas una carrera con Asencio, que le ganó el central, en una imagen que representaba a la perfección el duelo de canteras que ninguno de los entrenadores usa con tanta asiduidad como, por ejemplo, hace Flick en el Barça.

Simeone se debió de transformar en el alemán porque al final del choque pedía calma. La que no había mostrado durante los 90 minutos. Es el argentino un volcán peculiar, en erupción en los inicios y durmiente en los finales. Curioso.

Un derbi de alto voltaje: VAR, tensión arbitral y gritos de "¡Corrupción en la Federación!"

Un derbi de alto voltaje: VAR, tensión arbitral y gritos de “¡Corrupción en la Federación!”

El cántico no tardó demasiado en aparecer por el Bernabéu: «¡Corrupción en la Federación!». Comenzó a sonar cuando Soto Grado decidió que un duelo entre Rodrygo y Javi Galán era saque de puerta para el Atlético y no córner para el Real Madrid, y estalló por la Castellana cuando el colegiado, una vez consultado el VAR, castigó como penalti una acción de Tchouaméni sobre Lino. Era el minuto 31 y el derbi madrileño condensó en unos segundos las polémicas de toda una semana.

El duelo inició con un emotivo homenaje a Marcelo, que anunció su retirada esta semana, y continuó con un encuentro sin demasiado ritmo ni ideas. El Atlético esperando, el Madrid construyendo lento, sin chispa... Deseando ser él el que pudiera cabalgar al contraataque con sus cuatro jinetes.

Una vez más, llevar el peso del partido condenó a Bellingham, Rodrygo, Vinicius y Mbappé, incapaz de lanzar a puerta en la primera parte y de desengranar el muro de Simeone. Ancelotti insistía en cruzar el juego hacia la banda izquierda de Vinicius, pero el brasileño, desesperado por no tocar balón, terminó apareciendo por el centro, acumulándose en la zona y creando un embudo imposible de liberar.

Y a la media hora, la polémica. Tchouaméni pisó a Lino al intentar despejar un balón. La pelota ya había pasado por delante de ambos jugadores y seguía su camino hacia el otro lado del área, pero en pocos segundos Simeone y su banquillo comenzaron a dar saltos en el área técnica, protestando a los árbitros el penalti. Tras unos momentos de pausa y de murmullo en el Bernabéu, el VAR llamó a Soto Grado, que corrió a consultar la pantalla.

Los nuevos videomarcadores del Bernabéu permiten al público ver las repeticiones de todas las jugadas, así que el juicio de la acción fue oficialmente del colegiado, pero las 80.000 almas del estadio hicieron también el suyo. Para Chamartín, «nada». Para Soto Grado, penalti del francés.

La pena máxima, transformada por Julián, hizo estallar a la grada en un unísono y contundente «¡Corrupción en la Federación!». En Real Madrid TV se pedía al equipo que se fuera del campo y en el césped, Ancelotti se llevaba las manos a la cabeza, casi riéndose, mientras Bellingham y Vinicius protestaban al árbitro.

La carta del Madrid a la Federación acusando a los árbitros de «manipular» y «adulterar» la competición con sus decisiones en contra del conjunto blanco inició una guerra mediática durante esta semana que, después de que el Atlético dijera que el Madrid presiona a los colegiados, se libró también en el derbi.

El arreón del Madrid en la segunda parte, realizando algunos de sus mejores minutos de la temporada, empujó todavía más la tensión del duelo y el ansia de un Bernabéu que recordó al de las grandes noches europeas. El empate deja las cosas como están en Liga, con el Madrid, venido a más en el tramo final, situado un punto por encima del Atlético.

Carlos Alcaraz vence a Hurkacz y jugará la final de Rotterdam ante el australiano Miñaur

Carlos Alcaraz vence a Hurkacz y jugará la final de Rotterdam ante el australiano Miñaur

Actualizado Sábado, 8 febrero 2025 - 22:21

El español Carlos Alcaraz aplacó la reacción del polaco Hubert Hurkacz, que ganó un set, y, tras vencer por 6-4, 6-7 (5) y 6-3, alcanzó la final del torneo de Rotterdam, la primera de 2025 y la primera en su carrera bajo techo, que disputará ante el australiano Alex de Miñaur.

El murciano tardó dos horas y 23 minutos en ganar por cuarta vez en otros tantos enfrentamientos al polaco, que hace tiempo cayó del 'top ten' de la clasificación ATP donde estuvo instalado gran parte del pasado curso.

Alcaraz apunta a un nuevo título. Tras el sinsabor del Abierto de Australia tiene de cara su decimoséptimo éxito, el primero desde que ganó en Pekín en 2024. El español reaccionó a pesar de su mal inicio. Perdió el saque y permitió que el polaco tomara ventaja (3-0 y 4-1). Pero llegó su mejoría, evidente, especialmente en el resto y tras un parcial de 5-0 se hizo con la manga y se puso por delante en el marcador.

Después ninguno fue capaz de aprovechar sus oportunidades. Resguardaron el saque y la manga llegó hasta el desempate. Alcaraz desperdició una buena oportunidad. Con 5-4 de su lado sacó para cerrar el encuentro, pero una doble falta y un error dieron la ocasión al polaco, que amarró el set e igualó el partido.

Alcaraz se levantó y aceleró. Rompió de entrada y tomó una renta de 3-0 en el parcial definitivo que ya no desperdició. Ganó. Sumó su cuarta victoria seguida en Rotterdam y disputará su primera final bajo techo.

El murciano, que previamente dejó en el camino al neerlandés Botic Van de Zandschulp, el italiano Andrea Vavassori y a su compatriota Pedro Martínez, ganó a Hurkacz, que en cuartos se deshizo del ruso Andrey Rublev.

Alcaraz jugará la final contra el australiano Alex de Miñaur, finalista el pasado año, superado por Jannik Sinner, que ganó con autoridad al italiano Mattia Bellucci por 6-1 y 6-2.

El gigante Iván Romeo pega el estirón e impulsa al nuevo ciclismo español

El gigante Iván Romeo pega el estirón e impulsa al nuevo ciclismo español

El nuevo gigante pega el estirón y el ciclismo español, necesitado de sensaciones intensas, se congratula. Iván Romeo (Valladolid, 2003) aporta nueva luz a un presente esperanzador. El espigado corredor del Movistar (1,93 metros), campeón del mundo de contrarreloj sub'23, estrena palmarés en categoría profesional y certifica las expectativas levantadas por un chaval que rompe estereotipos: atesora un físico imponente, opuesto al típico escalador, y presume de formación académica.

El vallisoletano, integrante de esa nueva generación comandada por Juan Ayuso, inauguró casillero el pasado viernes con un fenomenal triunfo en la tercera etapa de la Volta a la Comunitat Valenciana, con una escapada a falta de 17 kilómetros para la meta con la que sorprendió a gente tan experimentada como Carlos Rodríguez, Pello Bilbao, Joao Almeida o Thymen Arensman. El chico, que es mucho más que un excelente contrarrelojista, ya avisó de sus intenciones en la jornada anterior, en la que rompió el grupo de las mejores. El sábado, con final en el Portell de Morella, trabajó en beneficio de sus compañeros Pablo Castrillo y Jefferson Cepeda, que buscaron la victoria hasta el último suspiro. El triunfo fue para el colombiano Santiago Buitrago (Bahrain), líder de una ronda que acaba este domingo en Valencia con una etapa de 104 kilómetros que arranca en Alfafar.

Romeo es uno de los pinguinos más talentosos de la escuadra de Eusebio Unzué. Desde pequeño destacó por su habilidad en la escuela de Juan Carlos Domínguez de Arroyo de la Encomienda. Luego se incorporó a la MMR Cycling Academy de Samuel Sánchez y Benjamín Noval y perfeccionó su técnica en la factoría estadounidense Hagens Berman Axeon de Axel Merckx, hijo del corredor más espléndido de la historia. En 2023 se incorporó al Movistar y desde entonces no ha dejado de progresar. «Es muy maduro, con buena base, muy profesional», dicen desde el equipo navarro. Es meticuloso en el estudio de los recorridos. El pasado verano se fue, junto a su padre, a Zúrich días antes del comienzo del Mundial para analizar el trazado del circuito. Su trabajo fue recompensado con una medalla de oro en la crono sub'23. Sembrar para recolectar.

«Me siento en las nubes, muy contento porque al final es algo que venía buscando desde hace mucho tiempo y por lo que trabajamos todos los días. He hecho un invierno muy duro. He dado un salto de calidad muy grande pero de nada sirve si luego no ganas, hay que materializarlo, así que estoy contentísimo por mí y muy contento por el equipo», afirmó el viernes tras subir al podio de Alpuente.

Romero es el cuarto español que gana etapa en este 2025. Los anteriores fueron su compañero Javier Romo, en Tour Down Under; Mario Aparicio (Burgos), en Sharjah Tour de Emiratos, y Urko Berrade (Kerm Pharma) en Clássica Camp de Morvedre.