El británico Williams vence en la edición más infernal de la Flecha Valona

El británico Williams vence en la edición más infernal de la Flecha Valona

El británico Stephen Williams se coronó en la Flecha Valona, la clásica más previsible, siempre condicionada con el final en el Muro de Huy, emblemático escenario para el sprint en rampas más tremendo. Una colina de 1,3 kilómetros con una pendiente media cercana al 10% y con zonas del 19%. Paredes para reptar sin descanso. Un subida para tipos duros y hábiles en la administración de esfuerzos, como Williams (27 años), que aceleró a falta de 150 metros, dejando clavados a unos rivales muy pendientes de los marcajes.

El corredor del equipo Israel (ganador de sendas etapas en el Tour Down Under y la Vuelta a Suiza) sorprendió a otros como mejor técnica escaladora, como RichardCarapaz o ValentínMadouas, que llegaron muy castigados por un día infernal, con bajas temperaturas, lluvia, granizo y nieve. El mejor español fue Roger Adriá, que entró en el grupo de los mejores.

La de este miércoles fue una edición durísima, las más complicada de las últimas temporadas, debido a la adversa climatología. Más de 60 corredores abandonaron. Los corredores avanzaban incomodísimos, al borde la congelación, y muy castigados por un recorrido plagado de obstáculos. A 60 kilómetros, el grupo principal comenzó a desgajarse por el ritmo impuesto por el EF Educación-Easy Post de Carapaz y el Groupama de Madouas y por un molesto viento racheado que dificultó las cuatro ascensiones al Muro de Huy. El UAE de Juan Ayuso y Marc Hirschi claudicó antes del segundo paso por la montaña de las Siete Capillas, donde el público aplaudía el paso de unos gladiadores protegidos por chalecos, guantes, perneras y chubasqueros.

Pidcock, Vansevenant y Pello Bilbao también se rindieron precipitadamente. La carrera rota, con Kraugh Andersen, Buitrago, Carapaz, Van Gils y Vanquelin y Williams mostrando el camino al pequeño pelotón cabecero, integrado por 35 corredores. El corredor del Israel siempre estuvo muy activo y supo guardar energías para la ascensión definitiva.Todos juntos a falta de 14 kilómetros, con el grupo noruego Uno-X en cabeza, ya desprendiéndose de las prendas de abrigo para afrontar la última subida a la colina de la histórica Flecha Valona. Esta era la 40ª edición en la que la clásica belga terminada en el Muro de Huy.

Stephen Williams, que tomo el relevo de Tadej Pogacar, ganador en 2023, fue el más fuerte en la segunda cita con el tríptico de las Ardenas, esa en la que Alejandro Valverde ostenta el récord de cinco victorias y en la que el ciclismo español escribió páginas gloriosas. En la colina belga también vencieron Igor Astarloa, Purito Rodríguez y Dani Moreno. El próximo desafío en las Ardenas será el domingo, con la Lieja-Bastoña-Lieja, con el pulso entre Pogacar y Van der Poel.

Pidcock aprovecha la apatía de Van der Poel y salda deudas en la Amstel Gold Race

Pidcock aprovecha la apatía de Van der Poel y salda deudas en la Amstel Gold Race

Deuda saldada con la historia, tres años después. El británico Tom Pidcock se proclamó este domingo vencedor de la clásica Amstel Gold Race, una carrera que en 2021 le proporcionó un enorme disgusto, cuando la foto finish le privó del triunfo en favor de Wout van Aert. El polivalente corredor del Ineos se impuso en el sprint al suizo Marc Hirschi y al belga Tiejs Benoot en una cita en la que Van der Poel estuvo por debajo de las expectativas.

El neerlandés, vencedor en París-Roubaix y Tour de Flandes, corrió siempre en cabeza del pelotón, pero nunca amagó con esos ataques que encandilan al público. Todos estaban pendientes de un arreón desde larga distancia del líder del Alpecin, pero al comprobar que prefería reservar fuerzas, sus enemigos le retaron con una ofensiva a falta de 28 kilómetros para la meta. Entre los desafiantes estaban los españoles Pello Bilbao y Roger Adriá (espléndidos ambos), Pidcock, Vansevenant, Honoré y Maduas.

La iniciativa de la docena de corredores fugados apenas tuvo respuesta por un pelotón en el que viajaban, entre otros, Van der Poel y Juan Ayuso. El español, que sufrió una caída, pasó desapercibido en la clásica neerlandesa, patrocinada por una marca de cervezas, que constó de 253,6 kilómetros, con salida en Maastrich y llegada a Valkenburg. Fue la primera participación del chaval del UAE en una prueba de desgaste y eliminación, con el ascenso a 33 cotas y tránsito por estrechas carreteras de la comarca de Limburgo. Extensas praderas y bosques arroparon a un pelotón que apenas atesoró momentos de tregua. Todos avanzaron con la orejas tiesas, con el peligro constante de de rotondas y curvas cerradas.

Muy activo estuvo Pello Bilbao, que venía de firmar una notable participación en la Vuelta al País Vasco. Salió al corte en varias ocasiones, pero al final no pudo meterse en el grupo de Pidcock. Otra misión imposible para los españoles en la comarca de Limburgo. La Amstel Gold Race siempre ha sido adversa. En sus 58 ediciones sólo Alejandro Valverde (segundo en 2015 y 2013 y tercero en 2008) y Purito Rodríguez (segundo en 2011) consiguieron subir al podio. En el Mundial de Valkenburg de 2012 cerró Freire su ciclo mundialista, en esa edición Valverde fue tercero (fue superado por Gilbert y Boasson Hagen) tras un polémico ascenso al Cauberg, en el que Freire se sintió desprotegido.

La Amstel Gold Race fue el inicio de la recta final con las clásicas de primavera y la primera cita con el tríptico de las Ardenas, la siguientes serán este miércoles, con la disputa de la Flecha Valona y su empinado final en el Muro de Huy, y el domingo, con la interminable sucesión de cotas de la Lieja-Bastoña-Lieja.

Van der Poel, 'La Bestia' insaciable, vuelve a abrumar en el infierno adoquinado de Roubaix

Van der Poel, ‘La Bestia’ insaciable, vuelve a abrumar en el infierno adoquinado de Roubaix


''Esta carrera es una mierda, pero volveré para ganarla''. Bernard Hinault definió como nadie las sensaciones de frustración, masoquismo y venganza que genera la prueba más tremenda. El infierno adoquinado de la París-Roubaix cautiva por la exigencia de esfuerzos supremos en una interminable lucha por la supervivencia. Una agonía superlativa que encumbra a superdotados como Mathieu van der Poel (VDP), el fenómeno neerlandés, que este domingo reeditó triunfo en el emblemático velódromo que corona la clásica del martirizante pavés.

VDP voló en una superficie que castiga los brazos y las piernas con un traqueteo constante y que nubla la mente por un suplicio interminable. ''Cuando acaba esta clásica parece que te ha arrollado un camión. No puedes moverte durante una semana'', aseguran algunos de sus supervivientes de esta carrera de 259 kilómetros de recorrido, que incluye 55,7 kilómetros adoquinados, repartidos en 29 segmentos.

En un territorio tan hostil, en esta ocasión sin lluvia, Van der Poel derrotó a sus enemigos con sólo dos ataques. Su superioridad es mayúscula, como ya demostró en el Tour de Flandes, con otra ofensiva de larga distancia. El primer órdago de este domingo lo lanzó en el Bosque de Arenberg, una zona simbólica del ciclismo más extremo, que ayer estrenó una polémica chicane para ralentizar la entrada en la zona empedrada. Allí, a falta de 94 kilómetros para la meta del velódromo de Roubaix, aceleró para castigar a Mads Pedersen y seleccionar la carrera. En el reducido pelotón de los mejores estaban, entre otros, Stefan Küng (Groupama), Nils Politt (UAE), Vermeersch (Alpecin), Wellens (UAE). El grupo viajaba estirado, buscando las escapatorias de hierba en los sectores de pavés.

El segundo desafío del líder del Alpecin llegó a falta de 59 kilómetros, en Orchies, una zona de piedra catalogada con cuatro estrellas. Con las manos firmes sobre manillar, con la vista clavada en el horizonte, inició otra cabalgada fantástica. Los enemigos de La Bestia intentaron la neutralización, pero pronto desistieron en su objetivo. En cinco kilómetros, la distancia ascendió al minuto. La renta subió a tres minutos en el Carrefour de l'Arbre. El público ovacionaba entusiasmado al héroe. Por detrás peleaban Jasper Philipsen, Pedersen y Politt por dos plazas en el podio. El insaciable nieto de Poulidor sólo dejó las migajas. Philipsen, compañero en el Alpecin, fue segundo, y Pedersen, tercero. Las mismas dos primeras plazas de 2023. Doble fiesta para el Alpecin.

Van der Poel, que defendió con autoridad insultante el título de la edición de 2023, sigue adornando su palmarés como uno de los clasicómanos más laureados de las últimas décadas. A sus 29 años ya suma seis triunfos en Monumentos, a las dos victorias en la París-Roubaix hay que unir las tres del Tour de Flandes (2020, 2022 y 2024) y una Milán-San Remo (2023). Los últimos que encadenaron Tour de Flandes y París-Roubaix en la misma temporada fueron el belga Tom Boonen y el suizo Fabian Cancellara, algo que nunca consiguió Eddy Merckx.

VDP se impuso en el Infierno del Norte portando el maillot del arco iris, como ya hizo, en 1981, Bernard Hinault, el francés que odiaba el masoquismo de Roubaix.

Van der Poel desencadena su furia en Harelbeke con otra escapada formidable

Van der Poel desencadena su furia en Harelbeke con otra escapada formidable

La Bestia desató su furia tras un ataque de Oier Lazkano y una caída de Wout van Aert. Mathieu van der Poel, en estado puro, fulminó a todos sus enemigos con una de esas cabalgadas formidables que sólo los privilegiados pueden culminar. El neerlandés se adjudicó este jueves la E3 Saxo Classic, la cita tradicionalmente conocida como Harelbeke, en la zona de Flandes, y que supone el gran aperitivo de las clásicas de los adoquines de primavera, con sus 207 kilómetros de recorrido y sus 17 cotas de pavés.

El campeón del mundo de fondo en carretera volvió a encandilar al público con una ofensiva de larga distancia. Al falta de 43 kilómetros para meta, en la entrada del emblemático tramo adoquinado de Paterberg, soltó a sus compañeros del grupo cabecero y se marchó ante la mirada impotente de sus adversarios.

Un ataque que se generó tras una maniobra valiente de Lazkano. El chaval del Movistar estuvo otra vez entre los mejores y a falta de 47 kilómetros intentó fugarse. Un desafío frustrado por la ambición del líder del Alpecin. La respuesta de MVDP coincidió con una acción desgraciada de Van Aert, que se cayó en el inicio de la rampa del Paterberg. El belga, con un leve raspón en el codo derecho, se levantó y, tras quedar descolgado, se lanzó a la caza.

Van Aert, enrabietado, aceleró en una persecución formidable, que le permitió acercase a 400 metros del maillot arcoíris. Pero su ejercicio se desinfló a falta de 10 kilómetros, cuando Van der Poel volvió a volar en los adoquines para imponerse en el primer duelo del año a Van Aert, su eterno rival desde la niñez en la carretera y en el barro del cliclocross. Desfondado, el belga terminó tercero, por detrás de su compatriota Jasper Stuyven.

VdP, que entró en la meta haciendo un saludo militar, se anotó el primer gran examen antes de afrontar el Tour de Flandes (31 de maro) y la París-Roubaix (7 de abril).