El Valencia enciende ante el Leganés los propulsores para huir del descenso

Actualizado Domingo, 9 febrero 2025 - 18:23

El Valencia pone el turbo para huir del descenso con tres victorias consecutivas en Mestalla. Quiere vivir y da síntomas de haber redirigido su camino en LaLiga, de haberse acostumbrado a manejarse en el alambre y saber cuáles son las batallas que no debe perder para lograr el objetivo. No era su guerra la Copa del Rey y no pelearla, por doloroso que fuera, le permitió no distraerse en su esfuerzo por ser otro. Ante el Leganés fue un equipo tenaz que supo masticar el duelo sin cometer errores que le pasaran factura hasta que llegó el universo para premiar a Mosquera, incómodo en las últimas jornadas, y sobre todo a Diakhaby. Queda atrás el temor por su rodilla. Antes de que se cumplan 12 meses, juega y marca. [Narración y estadísticas]

Mestalla estaba preparada para empujar a sus jugadores como en cada final de las que disputada. No hizo falta. Esta vez, desde el césped tiraron de la grada. Es cierto que probó el Leganés con dos disparos lejanísimos, pero el Valencia se asentó con control y dominio. Corberán optó por arroparse con tres centrales para adelantar la línea con algo más de seguridad y con Rioja convertido en un carrilero amo de la banda derecha, un experimento que funcionó. Y muy bien.

Los madrileños no parecieron tan fieros y tuvieron que sobreponerse a la lesión de Barisic en el minuto 7 y a que Raba, en su plan de encontrarle las cosquillas a los centrales, fracasara. Sólo Rosier se atrevió con un disparo alto. Fue entonces cuando el Valencia apretó para ir encerrándolos en su área.

Emergió otra vez la figura de Javi Guerra como catalizador. Se ha despojado del miedo que lastró su plástica zancada y se atrevió con un tiro desde la frontal ajustado al palo de Dimitrovic. Junto con los centros de Rioja, fueron un dolor de cabeza para la defensa pepinera, que se vio asediada a saques de esquina. Hasta que recibió el primer gol. Un balón a tierra de Cuadra Fernández, que había interrumpido, lo rescató Diego López, se la dejó de cara a Almeida en el pico del área y el tiro del portugués, como si el área fuera un pinball, lo envió Mosquera con la pierna izquierda lejos del alcance del portero.

En media hora, el Valencia se había puesto con ventaja y el Leganés respondió con un disparo de Darko Brasanic que hizo trabajar a Mamardashvili. No parecía despertar del equipo de Borja Jiménez y al borde del final de la primera parte le llegó el segundo. Un centro chut de Rioja obligó a repelerlo a Dimitrovic y apareció Diakhaby para poner el segundo en el marcador y hacer estallar que Mestalla, a coro, gritara su nombre.

Al regreso del vestuario, Hugo Duro pudo haber sentenciado tras una asistencia de Almeida que se paseó por el área pequeña del Leganés, pero también Óscar tuvo un disparo que rozó el palo de Mamardashvili. El partido estaba inclinado, que no cerrado. Por eso Jiménez quiso agitarlo y Corberán buscó más pólvora con Sadiq. A punto estuvo de no hacerle falta si a Gayà no se le hubiera escapado centímetros por encima del larguero su vaselina desde el pico del área pequeña.

Como el Leganés no lograba reaccionar, los valencianistas buscaron más, con tanta personalidad como la que mostró Sadiq para robar en la línea de medios, conducir hacia la portería y dejarle a Diego López la pelota con tiempo para ajustarla al poste y obligar al guardameta del Leganés a estirarse.

Estaban cómodos hasta que, en el minuto 80, los madrileños se acordaron de que se metían el líos. Como saben que el Valencia puede temblar, trataron de buscarle las cosquillas. Primero fue con una falta lanzada por Óscar que salvó el portero georgiano encadenando una seguidilla de malos despejes que siempre acababan creando peligro, como el peligroso disparo de Neyou. Pero este Valencia parece que haber hecho terapia de supervivencia. El final del partido le recordó a Mestalla que su destino este año es sufrir.

La "mentalidad" de Gonzalo García, el héroe copero del Madrid: estudiante de Big Data, Pichichi de Primera RFEF y fan de Cristiano Ronaldo

La “mentalidad” de Gonzalo García, el héroe copero del Madrid: estudiante de Big Data, Pichichi de Primera RFEF y fan de Cristiano Ronaldo

Un cabezazo perfecto en el minuto 93 para dar el pase al Real Madrid a las semifinales de la Copa del Rey. Así fue el primer gol de Gonzalo García, de 20 años, con el primer equipo del conjunto blanco. Una definición de su forma de jugar: "Es un chaval con una grandísima mentalidad", cuentan en Valdebebas. Ahora es el héroe copero del madridismo.

Saltó al césped en el minuto 82 y apenas tocó balón hasta que conectó un testarazo que incidió en las comparaciones que más se repiten en la ciudad deportiva del Madrid: "Si se parece a alguien, es a Zamorano", responden en las categorías inferiores del cuadro de Chamartín.

"Estoy súper feliz, nervioso. No sé ni qué pensar. Es el sueño desde que estoy en la cantera", declaró el atacante después del partido, describiendo su conversación con Brahim, asistente en el gol. "Le dije a Brahim: 'Cuando llegues a línea de fondo, ponla'. La puso perfecta y el balón ha entrado solo".

Gonzalo tiene el gol entre ceja y ceja, como su ídolo, Cristiano. "Siempre ha sido mi ídolo, un referente. Y de ahora si me quedo con uno es con Mbappé. Me fijo en él y es una barbaridad".

De Arbeloa a Raúl

Moldeado por Álvaro Arbeloa en el Juvenil, donde marcó 35 goles hace dos temporadas para llevarse el premio de máximo anotador de División de Honor, ahora es el pupilo perfecto de Raúl González en el Castilla. La leyenda blanca le ha convertido en capitán y buque insignia del filial, siendo uno de los principales culpables de la resurrección del equipo y transformándose en el mejor futbolista de la categoría.

El Castilla empezó la temporada en la parte baja de la tabla y parecía un curso para pelear por la permanencia, pero los goles de Gonzalo han servido para darle la vuelta a la situación y ahora los de Raúl están a solo tres puntos de los puestos de playoff. El delantero ha marcado 19 goles, el que más en Primera RFEF, siete más que el segundo (Eyong, del Villarreal B) y diez más que el tercero (Eslava, del Mérida). Es decir, no hay nadie como él.

Entre sus logros, dos póker anotadores: cuatro goles al Mérida en noviembre y otros cuatro al Algeciras la semana pasada. Números que han resultado en la llamada de Ancelotti para la Copa y en los diez minutos que le ha dado el italiano cuando el partido más apretaba.

"Gonzalo está en una racha muy buena en el Castilla y esto demuestra que la cantera suma. Los que trabajan abajo están haciendo un buen trabajo, llegan preparados. Les falta experiencia, pero lo están haciendo bien", explicó Ancelotti en rueda de prensa.

El italiano elogió a los jóvenes, centrándose especialmente en Gonzalo y en Jacobo Ramón, que sufrió un poco más: "Estaba nervioso, ha pagado su primer partido. Pero es mejor de lo que ha demostrado hoy", manifestó.

Estudia Big Data

Gonzalo, sin embargo, encontró el gol salvador. El delantero madrileño, que estudia un doble grado en ADE y Business Analytics especializado en Big Data, debutó con Ancelotti en Cádiz, en noviembre de 2023. Poco a poco ha ido recibiendo llamadas para el primer equipo. No estuvo en Cartagena contra el Deportivo Minera ni tampoco en Arabia Saudí para la Supercopa, pero sí en Liverpool o en la Intercontinental de Doha.

La situación de la delantera, con Mbappé como indiscutible y Endrick como primer refuerzo, le deja con pocas opciones para el futuro, pero el objetivo del chico es liderar al Castilla y seguir acompañando a los mayores cuando pueda. En el verano las alternativas son infinitas. Varios clubes preguntaron por él en invierno, negándose el Madrid a su salida, y en verano es de esperar que salga del club, a modo de cesión o de traspaso con opción de recompra o con un % de su propiedad para el conjunto blanco. Quieren que se desarrolle sin perderle la pista.

Gonzalo muestra una prueba de vida de la cantera con el gol que lleva al Madrid a las semifinales

Gonzalo muestra una prueba de vida de la cantera con el gol que lleva al Madrid a las semifinales

La solución cantera salva al Madrid. Tomen nota. Ancelotti lo hace, remiso durante largo tiempo a echar mano del vivero del Valdebebas. En Butarque lo hizo por obligación y por desesperación. Dos centrales primero, porque no hay otros, salvo Vallejo, un oyente en el banquillo. Un delantero en el desenlace, porque el partido se iba y se iba. Es Gonzalo García, el '9' de Raúl, potente y directo. El gol es suyo, un gol agonístico que lleva al Madrid a las semifinales de Copa tras la honesta lucha del Leganés ante su gente. [Narración y estadísticas, 2-3]

Gonzalo remató a fuego un centro de Brahim en el tiempo añadido, un testarazo de 'killer' puro en el coto privado del portero, por el centro, aunque el Madrid demostró, un partido más, que es de izquierdas. Al menos con la pelota. A todas sus estrellas les sienta mejor. También a Rodrygo, que sin Vinicius en el once cambia su lugar habitual por su lugar natural, lo que le permite unas diagonales hacia adentro mucho más efectivas.

Endrick, antes que Gonzalo

Se trata de un futbolista con recursos suficientes para buscarse espacios, en los costados o entre las líneas, pero la izquierda encaja mejor con sus características. Desde ese lugar se orientó hacia portería y lanzó para la llegada de Modric, el centrocampista inesperado en el área. Desde el mismo lugar inició la acción que llevó el balón a un área convertida en un paso de cebra en hora punta donde siempre cruza primero el más listo. Es Endrick, vivo, intuitivo, pero no todo lo preciso que requiere el puesto. El larguero le privó de ser Gonzalo. La decisión de Ancelotti, al sustituir uno por otro, fue clave.

Dos goles en menos de media hora que parecían suficientes. Dos goles que jamás lo son, porque uno en contra hace el partido largo, largo... Dos lo igualaron. De hecho, era el objetivo de Borja Jiménez desde el principio, como de cualquier modesto que se enfrenta a un grande. Al Getafe, fuera del partido demasiado rápido, le faltó su pierna dura en el Metropolitano. El Leganés jugaba en Butarque, con propósitos muy distintos y frente a un Madrid desfigurado.

Ancelotti hizo rotaciones por obligación y por convencimiento ante lo que viene, el Atlético y el City, en un Madrid con dos centrales de la cantera, Asencio y Jacobo Ramón, y sin la 'Santísima Trinidad' del ataque, Bellingham, Mbappé y Vini. El brasileño entró tras el descanso, con disparo y un ritmo frenético. Un once inicial con nivel, claro, pero también con incógnitas en una competición, todavía a partido único, que penaliza un estornudo.

Borja cambió su dibujo habitual en el Lega para jugar con un 4-1-4-1, con la intención de cerrar los espacios entre líneas y apretar la salida de balón del Madrid. Tchouaméni estaba esta vez como pivote, en el centro del campo, por lo que los objetivos de la presión eran Jacobo y Asencio, además de Lunin. Jacobo, de 1,95, es un gigante de buen pie, aunque estuvo algo tibio en los balones divididos frente a Cruz o Neyou, hiperactivo el primero desde el principio. Quizás le pesó su primera titularidad. Es comprensible. El central no tuvo más remedio que cortar con la mano un disparo de Cruz en el área, que el delantero transformó para apretar el marcador y devolver a los locales al partido. Había partido.

La polivalencia de Brahim

De hecho, lo hubo desde el principio, con un Leganés que partió ambicioso y provocó dos buenas intervenciones de Lunin antes de que el Madrid asomara en ataque. Necesitaba el equipo de Ancelotti balón y criterio para tramitarlo, y lo pusieron Modric y Brahim. Del croata ya se ha dicho todo. Llegan más jóvenes a su zona, pero no llega ninguno como el croata, una pieza única. Brahim no llegó para lo mismo, pero se trata de un futbolista capaz de hacer muchas cosas en distintas partes del campo. Tiene desborde y velocidad, pero tiene, además, capacidad de enlazar líneas y organizar las transiciones. Fue de lo mejor del Madrid, junto con Rodrygo, y asistió a Gonzalo en el gol.

Creció, pues, el Madrid con la pelota, pero sin ella tiene asignaturas pendientes, agravadas por el sudoku en que se ha convertido su defensa debido a las lesiones. El gol con el que empató el Leganés fue una prueba, más allá del mérito en la asociación entre Cruz y Brasanac. El disparo del primero dio en Mendy y dejó a Lunin vendido. La remontada señalaba entonces a Vini, ya en el campo. Lo entendieron todos y empezaron a buscarlo. Lo probó el brasileño, incisivo, rápido, pero sin el gol para el que el destino eligió a un antidivo y ofreció una prueba de vida de la cantera.

Óscar Rodríguez: "Estoy en contra del móvil, te ata muchísimo... Y no le veo beneficio a las redes sociales"

Óscar Rodríguez: “Estoy en contra del móvil, te ata muchísimo… Y no le veo beneficio a las redes sociales”

Actualizado Martes, 4 febrero 2025 - 22:10

A Óscar Rodríguez (Los Navalmorales, Toledo, 1998) no le gustan las entrevistas. «No me van mucho. Hay gente a la que le gusta que la conozcan más y yo soy lo contrario. No me gusta hablar de mí», admite en la charla con EL MUNDO, sentado en el césped de la ciudad deportiva del Leganés. A un kilómetro, en Butarque, su equipo recibe esta noche al Madrid en la Copa. Y Óscar, canterano madridista durante una década, aprovecha para recordar algunas cosas de las vividas en Valdebebas, donde recibió a Kylian Mbappé a los 13 años, y para reflexionar sobre las redes, la familia y el dinero.

Mbappé jugó un partido con un equipo del Madrid en Valdebebas en 2012. Ahí había un Óscar...
Sí, era yo, aunque no era consciente de ello hasta que me enseñaron la foto hace poco. Creo que vino una semana a entrenar con nosotros, pero ya no me acuerdo de nada.
Esta temporada el Leganés ya ha ganado al Barça y el Atlético. ¿Son un poco 'matagigantes'?
A ver cómo llegan después de la derrota contra el Espanyol. Vienen de perder y vendrán como un tiro. Pero bueno, estamos con ganas. Hemos logrado buenos resultados contra los grandes y lo intentaremos.
Usted es de Los Navalmorales, un pueblo de Toledo. Cuando le fichó el Madrid a los 11 años, se hacía 150 kilómetros de ida y otros 150 de vuelta junto a su padre.
Sí, toda mi familia es de Los Navalmorales. Es un pueblo pequeño, muy humilde. Siempre estaba con el balón, desde los dos años. Tenía esa obsesión con el fútbol. Mi padre ha hecho muchos kilómetros para que yo lograra mi sueño. Nos llevaba a varios, hacía de taxista por Toledo y Talavera hasta Madrid.
Y ahora, tantos años después, ¿cómo maneja lo de ser futbolista?
Creo que soy sencillo y familiar. Tengo los mismos amigos de toda la vida, los que conozco y ya está. Soy cabezón cuando me sale un mal partido, me enfado y me tiro mi tiempo para que se me pase... Pero ahora con el niño ha cambiado la cosa.
¿Ser padre le ha cambiado?
Claro, al ser padre ya no puedes llegar a casa y estar cabreado. El niño te lo cambia todo. No me gusta salir de aquí y seguir hablando de fútbol, no quiero estar todo el rato mamando eso. Quiero salir de aquí y despejar la mente.
¿El futbolista es desconfiado con el que no es de su círculo de amigos?
Sí, están estos que se te acercan... Pero los futbolistas no somos tontos. Sabes quién se acerca por interés y quién de verdad te quiere.
¿El dinero ha cambiado su forma de ser?
No, es que tampoco tengo caprichos. Tengo coches, como todos, pero no me llama la atención... Lo más caro es el coche, y no soy mucho de coches. Ni de comprar mucha ropa. Ahora los gastos ya son para el niño.
Ni gastos en usted, ni coches muy caros, ni caprichos... ¿Le dicen algo en el vestuario?
No, no... Saben que soy así, sencillo. Hoy en día la moda es aparentar, pero no me gusta, más que nada porque no lo he visto en mi familia.
Hábleme de ella.
Siempre me han apoyado, me lo han puesto muy fácil y ahora estamos siempre juntos, especialmente los hombres, mi padre, mis hermanos y yo. Nos vemos a diario.
¿Su padre le aconseja en decisiones futbolísticas?
Sí, es el que lleva la batuta. El que tiene la última palabra. Y también mi hermano. Pero siempre ha sido muy natural y nunca he tenido esa presión que sí que he visto en otros compañeros, que después de un partido decían «joder, la que me va a caer ahora...». Mi padre en la vida me ha dicho nada.
Salió del Madrid con 20 años, cedido al Leganés, luego ficha por el Sevilla y ahora, después de pasar por varios equipos, ha vuelto a Butarque. ¿Qué ha aprendido?
Salí del Madrid a Primera División, que era mi sueño, y lo cogí con muchas ganas. Ahora creo que tengo más madurez, he aprendido mucho más y todavía tengo ilusión.
¿Recibir alguna bofetada ayuda?
Sí, te das cuenta de la realidad. De que hay momentos mejores y peores, que así es el fútbol, que un día estás arriba y a veces abajo. Pero también te lleva a aprender y a madurar. La parte de Sevilla ha sido la más complicada. No me arrepiento, porque lo decidí yo junto a mi padre, aprendí mucho y me trataron muy bien. No tuve los minutos que quería, pero eso nunca se sabe, no me arrepiento.
Hablemos de música. Creo que adora el flamenco. ¿Canta?
No, no... Me gusta, pero no canto. Es lo que escucho, ni trap, ni reggaeton ni nada de eso.
No usa mucho las redes sociales.
No, cero. Las tengo ahí y antes las usaba más... Pero no le veo beneficio. Tampoco soy mucho de móvil, ni siquiera del WhatsApp. Prefiero quedar en persona. Muchas veces me ven y me dicen «te he llamado y no lo has cogido». Es que no me gusta estar con el móvil. Si estoy haciendo un plan o lo que sea, siento que el móvil te ata muchísimo.
Pues ahora los niños no se despegan del móvil.
Ahora con los dibujos no queda otra. Le pones los dibujos y se relaja un poco. Pero estoy en contra, si por mí fuera... En ese sentido soy como mi padre, que no tiene ni WhatsApp, va con un móvil de estos antiguos.
Guerra civil en San Mamés: una minoría radical divide a la grada y echa un pulso al Athletic

Guerra civil en San Mamés: una minoría radical divide a la grada y echa un pulso al Athletic

Apenas siete meses después de que un millón largo de seguidores del Athletic Club abarrotaran las dos márgenes de la Ría para celebrar el título de la Copa del Rey, el virus de la división comenzó a florecer en La Catedral. El grupo más duro de la Herri Harmaila (grada popular, en euskera) lanzó el primer aviso a la directiva de Jon Uriarte el 28 de noviembre y durante 30 minutos del partido contra el Elfsborg sueco dejó de animar. Desde entonces, el chantaje ha ido a más. El millar de seguidores de este colectivo han decidido no volver a animar hasta que la directiva no se comprometa a evitar que la Policía vasca haga su trabajo. El pulso amenaza con enfrentar a la afición cuando Unai Simón e Iñaki Williams levantan la voz para recuperar una «unidad» rota.

Fue el portero internacional -el mejor jugador rojiblanco en el empate de este domingo con el Leganés (0-0)- quien dijo las cosas claras. «Estamos en una buena situación en La Liga y en Europa, que todos hubiéramos deseado al inicio de temporada. Y esta situación que estamos viviendo con la afición es una mierda», denunció tras el agrio empate en San Mamés. La «situación», además, tiene pocos visos de mejora y, como ratificó minutos después Iñaki Williams también en sala de prensa, preocupa mucho en los vestuarios y el palacio de Ibaigane.

El último incidente extiende el chantaje que el grupo Iñigo Cabacas Herri Harmaila (ICHH) mantiene con la directiva hacia el resto de los 45.000 aficionados rojiblancos, incluso los que se sientan junto a ellos. Simón incidió en otra clave ante los medios: «Es triste que se escuche ese runrún, que a gente que quiere animar no se le deje», constató. Una valiente denuncia del guardameta que el Athletic Club secundó 24 horas después al calificar de «absolutamente inaceptables las presiones» que sufrieron quienes intentaban animar.

Las entradas

La directiva ha publicado que facilita 44 entradas y material destinado a la animación (megáfonos, bombos y banderas) para una grada integrada por unos 4.000 socios. Pero este domingo, y con el balón en juego, uno de los líderes de ICHH se encaró contra otro seguidor del grupo Piratak Athletic que, megáfono en mano, intentaba animar en San Mamés.

El megáfono permaneció mudo y los ICHH se apuntaron otra pírrica victoria en una batalla ya a cara descubierta que arrancó en vísperas del partido de Copa contra Osasuna. Los jóvenes radicales declararon la víspera del partido copero que dejaban de «coordinar y participar» en la animación de los partidos. Un día después, el Athletic fue eliminado por Osasuna (2-3) y la amarga derrota agravó la crisis interna.

Los radicales de ICHH argumentan que la directiva de Uriarte no actúa ante una presunta «represión» de la Ertzaintza en los accesos y en la grada de San Mamés. El presidente rojiblanco no ha cedido al chantaje de una minoría que, jornada tras jornada, aparece retratada en los informes que elabora la Liga de San Mamés.

Amenazas a Uriarte

El primero de esta temporada, contra el Getafe (1-1), retrató a este grupo. Según el informe de La Liga, en los minutos 41 y 72 los situados en sus localidades gritaron «¡Puta Barça, eh, eh!». Cuando concluía el encuentro, (minutos 75, 82 y 87), el insultado fue José Bordalás, técnico del equipo rival. El Athletic recibió la pasada temporada sanciones por un total de 49.000 euros por estos cánticos. Todos los gritos recogidos en los informes de La Liga han sido protagonizados por «un grupo de aficionados locales» que se sitúan debajo de las pancartas «Iñigo Cabacas» y «Herri Harmaila». Cabacas fue el aficionado del Athletic que murió el 9 de abril de 2012 tras recibir un pelotazo de goma de la Ertzaintza tras un partido europeo del Athletic.

Además, un miembro de este grupo radical amenazó a Uriarte el pasado 4 de diciembre. Los de Ernesto Valverde habían logrado una vibrante victoria (2-1) frente al Real Madrid cuando un miembro de ICHH se encaró reiteradamente con el presidente advirtiéndole de las «consecuencias de meterse» con ellos. Uriarte denunció ante la Ertzaintza las amenazas e hizo pública su decisión.

Fin a la historia, polémica y disculpas tras la hazaña del Leganés: "A llorar, ahora vas a la sala de prensa y lloras"

Fin a la historia, polémica y disculpas tras la hazaña del Leganés: “A llorar, ahora vas a la sala de prensa y lloras”

Duele mucho ver que todo el trabajo que has hecho contra un club grande se puede venir al traste en una acción en el último minuto de partido. Duele más si consideras que esa acción, un penalti en contra, la ha estado reclamando tu rival desesperadamente cuando tú consideras que estaba al límite del reglamento.

Primero fueron los gestos al banquillo de Diego Simeone de Borja Jiménez de que hablan mucho y después, tras las pertinentes réplicas rojiblancas y el posterior fallo de Griezmann desde los once metros, vino el de las lágrimas y unas palabras que captaron las cámaras de la retransmisión: "A llorar, ahora vas a la sala de prensa y lloras".

Tras el feo incidente y la victoria del Leganés sobre el Atlético para cortar su racha de 15 victorias seguidas, la mejor en la historia del club, fue Borja Jiménez el que fue a rueda de prensa no a llorar sino a disculparse por lo ocurrido en el banquillo. Lo hizo antes de responder a ninguna pregunta tras el paso del Cholo por la misma silla en la que él estaba sentado.

"Antes de todo quería pedir disculpas porque me han cogido haciendo un gesto, que en el fragor de la batalla y durante el penalti, entre los banquillos siempre nos decimos muchas cosas sin ninguna mala intención, pero quería disculparme porque hice un gesto que no me representa", apuntó Jiménez de los incidentes en la banda.

Reveló el propio entrenador del Leganés que no tuvo la oportunidad de hablar con Simeone ni antes ni después del partido por lo rápido que entró y salió el argentino del terreno de juego, pero que sí pudo debatir con algunos miembros del vestuario rojibllanco pero no de la polémica.

No obstante, seguro que si Simeone tiene motivos para llorar no son arbitrales sino por la inesperada derrota de su equipo. Era sólo la segunda en liga, sí, pero cortaba una racha de 15 victorias seguidas. "Hemos recorrido 15 partidos maravillosos, récord en la historia del club, fue un camino muy bonito que nos benefició en Liga, Copa y Champions", apuntó el técnico argentino.

Habló también de dolor, el Cholo, pero es consciente de que esto es fútbol y la derrota es algo tan normal como la victoria, aunque no para él en los últimos tiempos. "Cuando uno se acostumbra a ganar luego es más difícil perder porque es muy lindo. Obviamente duele perder, pero es parte del camino y hay que aceptarlo", apuntó.

De hecho, sus números en el Atlético siguen siendo los de un entrenador más acostumbrado a festejar que a lamentar. Hablamos de 423 victorias en 710 partidos por solo 132 derrtotas y 156 empates. Sigue el Atlético líder de la liga por delante de Barça y Real Madrid pese al buen juego culé. "Pensar que el Barcelona perdió cinco partidos y es probablemnete el que mejor juega y quizás no había tenido que perder ninguno, bueno es fútbol", comentó.

Matagigantes

Uno de esas derrotas se la infligió también el Leganés, con un ejercicio de resistencia como el de este sábado en Butarque. Dmitrovich se tuvo que esmerar en ambos duelos e hizo de su portería un muro. Si el portero serbio recibió 15 disparos sobre su portería ante los culés, los rojibancos hicieron 19. La posesión en cambio fue en un 80% para los culés frente al 67% de los colchoneros en los duelos con los pepineros.

"El nivel de exigencia debe ser ganar siempre. Pasó también como cuando ganamos al Barça y después perdimos con el Villarreal. Si ganáramos siempre estaríamos arriba y no es nuestra realidad, pero todos los encuentros valen puntos. Tenemos que disfrutar. Esta semana hemos ganado a dos equipazos como Atlético y Almería", comentó Jiménez.

El 'Matagigantes' acaba con la racha del Atlético

El ‘Matagigantes’ acaba con la racha del Atlético

Bajaba poco a poco el sol sobre el abarrotado estadio de Butarque y faltaban hamacas y gafas de sol para disfrutar de un partido en enero. Uno recuerda los horarios de Copa, esos que llevaron un Real Madrid - Celta hasta más de las 12 de la noche, y reflexiona acerca del momento en que el fútbol o los que lo organizan, se alejó de los aficionados. Encima, Leganés y Atlético de Madrid quisieron, cada uno con sus armas, ofrecer un buen espectáculo sobre el césped. La diferencia es el arsenal, claro. A día de hoy el rojiblanco es numeroso y potente... pero ya no imbatible. El Matagigantes lo volvió a hacer, como ya consiguiera en Montjuic. Un gol y a aguantar. Sufrió menos de lo esperado. [Narración y estadísticas (1-0)]

No pudo aprovechar el Atlético lo bien que funcionó la banda derecha con un ya regularísimo Giuliano y un renacido Molina. Eran un puñal ante la vigilancia con la mirada de Juan Cruz y Dani Raba.Javi Hernández vivía un calvario, hasta el punto de que se jugó un disgusto con una colleja al Cholito, en cada ataque del Atlético que percutía y percutía sin parar. Faltó pólvora a las percusiones. Julián Álvarez y Griezmann, por un poste o por el otro, perdonaron en las primeras ocasiones del partido.

Aunque quien tuvo verdaderamente el primer gol del partido fue Juan Cruz. El argentino, en modo Superguerrero de Goku, disparó con mucho peligro a los 44 segundos de duelo y el balón se fue por centímetros. La otra clarísima del Leganés la disfrutó Miguel tras una cesión corta de Le Normand. Oblak tapó bien el mano a mano y apagó la luz al nueve pepinero.

Jugar cada tres días

Especialmente apagado estaba el mediocampo del Leganés, numeroso, pero incapaz de contener el fútbol que proponía el Atlético. El partido estaba demasiado suelto y Borja Jiménez se echaba las manos a la cara casi cada vez que el Atlético merodeaba el área de Dmitrovic y lo hizo mucho. Se temía que el entrenador local se dejara en el rostro los mismos surcos que Guardiola, pero la sangre no llegó al río.

El partido fue perdiendo intensidad a medida que avanzaba la primera parte. El Leganés, probablemente, notara el esfuerzo de la batalla ante el Almería. No es lo mismo para unos y otros jugar cada tres días. Quizás el Atlético, viendo el caudal ofensivo que generaba en el primer tiempo, esperara, como se suele decir, que la victoria, la 16, cayera de madura. Gran error.

Quiso equilibrar el caudal ofensivo entre bandas el Cholo al inicio de la segunda parte con la salida de Lino y, como si de una partida de ajedrez se tratara, Borja Jiménez sacó a Javi Hernández por Brasanac para poner defensa de cinco. Los primeros cinco minutos fueron blanquiazules y, encima, los culminó con el gol de córner de Nastasic, el primero de la temporada, que entró como un avión, solo por el punto de penalti. Lo peor no es que se hubiera defendido mal el saque de esquina, sino que el córner lo cedió De Paul tras un pase a la nada que Le Normand no quiso ir a buscar.

Remontada imposible

Tocaba a los de Simeone remontar. No les es ajeno esta temporada, siete veces lo ha hecho, cuatro en liga. Es el equipo del Cholo un conjunto resiliente. Sin embargo, el tanto les golpeó fuerte. Es como si le hubieran insuflado un vial de la vulnerabilidad que no han tenido durante 15 encuentros. Tardó casi 15 minutos en hacer el primer disparo. Fue Lino, un tiro lejano y con poco peligro. Necesitaban los colchoneros conectarse al partido por lo civil o por lo criminal. Pero quien llegaba cada vez con más peligro era el Leganés, que podía haber ampliado su diferencia si Raba y Cruz hubieran estado más precisos.

El Atlético buscaba centros laterales para remontar el duelo, pero quizás se le olvidaba que les faltaba su nueve tanque. Se lesionó Sorloth ante el Elche y los tres de arriba apenas pasaban del 1,70. Así era muy difícil. Hasta que el Leganés se pegó un tiro en el pie, pero Griezmann no quiso hurgar en la herida. Una mano en un córner se convirtió en penalti que el francés no pudo aprovechar. Tampoco Niño, el canterano que pudo ser el héroe rojiblanco, acertó con su disparo postrero. Hoy era uno de esos días.

Cissé, el chico que escapó de un golpe de Estado para jugar al fútbol: "Me decían que me olvidara de Europa"

Cissé, el chico que escapó de un golpe de Estado para jugar al fútbol: “Me decían que me olvidara de Europa”

Hubo cinco meses en los que Seydouba Cissé (Dabola, 2001) lloraba casi cada día. Cincos meses en los que llamaba a diario a Jorge Broto, director de fútbol base del Leganés CF, para pedirle que le llevara de vuelta al club pepinero, donde había maravillado en un torneo de juveniles. Había tenido que volver a Guinea Conakry a solicitar el visado para poder entrar en España, pero un golpe de Estado en 2021 paralizó todo y también la carrera del incipiente futbolista, apenas mayor de edad. "No sabía qué hacer, la gente ya me decía que me olvidara de Europa. Hubo clubes de allí que me ofrecieron un contrato, pero yo no escuchaba a nadie, sólo quería volver", cuenta a EL MUNDO.

Entonces, pese a los disparos y la rebelión militar, que se prolongó un mes por la capital guineana, Cissé fue durante una semana a diario a las puertas de la embajada española para intentar reclamar el visado para entrar en el país y cumplir su sueño. Pero nadie abría las puertas al chico de 19 años hasta que, el padre de Ilaix Moriba, que ejerció como su representante, consiguió que le escucharan y que estimaran la petición del Leganés, que le quería para el filial.

Desde entonces vive un sueño y lo demuestra a diario. Seydouba Cissé siempre sonríe. "Cuando llegué a Leganés pude decir que había cumplido mi sueño, que era firmar mi primer contrato profesional. Encima luego trajeron a mi madre para verme jugar, conseguimos ascender a Primera... es increíble. Es como si siguiera soñando y voy a seguir haciéndolo por este club y esta afición que me lo ha dado todo", reflexiona.

"Mi padre me escondía las botas"

Cissé dice que el Leganés es para él "como una familia". La de sangre, sus padres y sus cuatro hermanos, "la mayor es chica", puntualiza, están en una población a 400 kilómetros de la capital, Conakry, a la que tardan siete horas en coche cuando van para verle en sus visitas a su país. "Cuando era pequeño se tardaban 12", ríe el guineano. Allí, en los caminos de tierra de Dabola, que no pisa desde 2018, comenzó todo.

Cuenta que tenía siete años cuando comenzó a fascinarle el fútbol, pero que en su casa eran una familia humilde y no tenían dinero para sufragar su sueño. "En Guinea, para llegar a algo tienes que tener a alguien que pueda invertir en ti", explica. Su padre, profesor de filosofía, le insistía desde pequeño en la importancia de estudiar pese a que sus vecinos le decían que su hijo podría llegar a ser futbolista. Así, cuando no se esforzaba lo suficiente en el colegio, "mi padre me escondía las botas y los balones" que su madre le traía cuando volvía de viaje.

Después, sus progenitores le mandaron a un colegio de Conakry a seguir con la secundaria. Cissé aprovechó la estancia para seguir acercándose a su sueño desde la escuela deportiva del Atouga FC hasta que recibió la llamada de la selección sub'17. "Me llamó mi madre para decirme que mi padre venía de visita sorpresa a ver cómo me iban los estudios. Así que a él no le cogí el teléfono cuando llegó porque estaba a punto de jugar con la selección. Se lo dijeron y vino con un amigo a verme al estadio nacional. Cuando terminó el partido y vio cómo me animaba la gente, cambió de parecer y comenzó a motivarme", revela el jugador.

Cissé sonríe en la ciudad deportiva del Leganés.

Cissé sonríe en la ciudad deportiva del Leganés.Ángel Navarrete

Poco después comenzó la odisea europea, que culminó con sus lamentos frente a la embajada española. Hizo pruebas en el Anderlecht y en un club danés, pero ninguna fructificó. "Me tuvieron en un hotel en Dinamarca una semana pendiente de la firma de un contrato que nunca se produjo y yo le dije al padre de Ilaix que me iba, que, o firmaba, o no seguía soportando ese frío", explica mientras estalla en una carcajada.

Así, tras pasar brevemente por París y Barcelona, aterrizó en Madrid para probar suerte en el club pepinero, que lo acogió desde el primer momento pese a esos problemas burocráticos contados al inicio. Cissé tiene agradecimientos para los entrenadores por los que ha pasado: "Todos me han ayudado mucho". Carlos Martínez, Imanol Idiákez, Mehdi Nafti y claro, Asier Garitano.

"Cada partido, como una final"

"Era el partido contra el Sporting, contra el que perdíamos por dos goles. No lo teníamos controlado y me dice Bustinza: 'Cissé, calienta'. No me lo creía y a los cinco minutos salgo y me pide Garitano: 'Sal y disfruta'", explica sobre su debut. Y Cissé siguió disfrutando claro, en Segunda, y ahora en Primera con equipos que admiraba en la televisión cuando era niño. "Veía al Barça del tikitaka con Xavi, Iniesta, Ronaldinho... y luego estar yo ahí jugando contra ese equipo...», recuerda el mediocampista, pero añade: "Cuando estás con ellos en el campo ves que son personas como tú y al final somos 11 contra 11". Cissé es fan de Iniesta, pero su espejo es Naby Keita.

Asegura Cissé que ya ha cumplido su sueño, pero que si tiene que pedir otro sería jugar con el Leganés en Europa y ser capitán del conjunto pepinero. Es de bien nacidos ser agradecido y la felicidad del jugador guineano se la debe a este equipo madrileño con el que juega cada partido "como si fuera una final" y por el que no pierde la sonrisa. "Dios me da paz, confianza y pensamiento positivo". En la vida, él ya ganó la Champions.

Entrevista flash

Gol de terapia para Mbappé en una plácida victoria del Madrid ante el Leganés

Gol de terapia para Mbappé en una plácida victoria del Madrid ante el Leganés

Hay sitios donde no se debe jugar al corro de la patata. El ataque del Madrid es uno de esos lugares. Altimira hizo algo peor. Giró sobre sí mismo, invirtió el sentido de la salida del balón y dirigió la pelota hacia Dmitrovic, su portero. En la maniobra tenía el peor acompañante posible: la duda. Los depredadores la sienten, la huelen. Los depredadores son Belligham, Vinicius o Mbappé. La muralla de Butarque había caído y ya no volvería a levantarse. Todo lo contrario.

A Bellingham correspondió el robo, a Vinicius el pase y a Mbappé el gol. Nadie en el Madrid lo necesita tanto, porque ya son siete goles en 14 jornadas, uno cada dos partidos, pero pocos para el francés. Lo sabe. La ansiedad ha atrapado a su juego, algo apresurado en el regate y en la definición, por lo que este gol le puede permitir serenarse en un contexto distinto, con el Barça más cerca tras su empate en Balaídos. Sin embargo, se fue con mala cara, después de perder un mano a mano, otro más. La diferencia en la clasificación, de cuatro puntos, es engañosa por el partido aplazado en Mestalla debido a la DANA. El Madrid no puede pensar que es uno, pero uno significaría la práctica igualdad en la cabeza de una Liga que vuelve a empezar.

El Madrid lo hace con carencias por su parte de bajas, hecho que derivó en un once de circunstancias en Butarque. Asencio apareció en defensa, solvente, para proclamar que hay vida en la cantera, Valverde se situó como lateral en la izquierda y Fran García fue titular en la derecha. El único titular de verdad en la línea era Rüdiger. Ancelotti no cerró la opción de ir al mercado de invierno, pese a la resistencia del club. Los resultados lo decidirán, en la Liga como en la Champions. El choque de Anfield, el miércoles, llevará al extremo esos déficits. Algunos de los titulares en Butarque pueden no serlo ante el Liverpool. Veremos.

Ceballos, junto a Camavinga

Ceballos podría ser uno de ellos. Ancelotti lo situó junto a Camavinga, pero con un rol secundario para el español. Necesita su manejo de balón en una línea que lo pide a gritos, pero el manejo de verdad es para Camavinga, que ya se asienta como vértice principal. Tchouaméni, lesionado, no ha ofrecido en esa posición lo esperado y, dadas las circunstancias, podemos volver a verlo en muchos partidos como central, una vez regrese recuperado. Camavinga estuvo dinámico y solidario en el repliegue, pese a las escasas amenazas del Leganés, pero asentarse en ese lugar requiere tiempo y aprendizaje. No es el primero en adaptarse. Ni Kroos ni Modric llegaron como mediocentros puros al Bernabéu.

Con Camavinga hay dinamismo, pero Ancelotti necesita que también haya orden. El Madrid empezó eléctrico, especialmente cuando alcanzaba los tres cuartos, donde Mbappé progresó por la izquierda con Vinicius más centrado. Son dos futbolistas de un patrón similar, que alternan la banda y el área, aunque al francés no se le ha visto cómodo en el centro durante partidos anteriores. Si eso ha contribuido a su ansiedad, es difícil saberlo. La mejor terapia en esas situaciones, sin embargo, es volver al origen. Ancelotti no es terapeuta. Le basta con ser entrenador.

El cañón de Valverde

Mbappé pudo marcar en una acción al espacio, pero el fuera de juego volvió a devolverle a la casilla de salida. El gol fue mucho más sencillo, un regalo del Leganés puesto en la cajita por Vinicius. Cuando el Leganés suspiraba por su primera victoria con la igualada en el descanso, el error de Alti lo condenó. Los hombres de Borja ya no encontrarían argumentos para cambiar el decorado. El cañón de Valverde, tan duro como preciso, aumentó la ventaja y Bellingham se aprovechó del desgaste defensivo en el desenlace para cerrar una victoria plácida, sin sobresaltos antes de la batalla de Anfield.

Lo intentó Mbappé hasta el final, pero sin capacidad de desborde ni demasiada claridad, a pesar de estar más activo. En el mano a mano que le permitió un gran pase de Vinicius, el ganador fue Dmitrovic. Acto seguido dejó el campo, sustituido por Modric. Suma el francés, pero todavía se le espera.

Otro de los más esperados es Güler, no por su juego, sino por la decisión del técnico. Ancelotti le dio la banda derecha y el turco respondió con una acción de estrella en el área. Dmitrovic, por dos veces, le impidió marcar, pero el turco tiene cosas que este Madrid no debe despreciar, como las que aporta Brahim, mientras espera todavía al gran Mbappé. Anfield, un lugar ideal.

Así vivió el Metropolitano su partido de sanción sin fondo sur: "Cuando faltan 5.000, el ambiente es menos caliente"

Así vivió el Metropolitano su partido de sanción sin fondo sur: “Cuando faltan 5.000, el ambiente es menos caliente”

Tuvo que ser el Día de las Peñas, en el encuentro ante el Leganés. El día que el Atlético de Madrid tiene reservado para sus aficionados en el que se debió cumplir la sanción de un partido de cierre parcial que falló el Comité de Apelación de la Real Federación Española de Fútbol tras rebajar los tres que había decretado inicialmente el de Disciplina por los incidentes en el derbi ante el Real Madrid.

Al ambiente festivo de fuera, siguió el luto en el interior del Metropolitano. Faltaban los casi 5.000 que integran cada 15 días los sectores 127 a 133 del fondo sur del Metropolitano. No obstante, la entrada fue muy alta, sobrepasando por poco las 60.000 butacas.

El club intentó en su recurso que el cierre se limitara al centro de la grada, los sectores que van del 129 al 131, pero Apelación no estimó sus argumentos al referir el árbitro en el acta que el lanzamiento de objetos vino del "fondo sur bajo".

En el 130, zona en la que se suele ubicar el Frente Atlético, especialmente en su parte inferior, una lona gigante de LaLiga con la frase: "El fútbol que queremos". 350 asientos para lanzar un mensaje a los violentos y una grada entera para que paguen justos por pecadores, según valoró Diego Simeone en rueda de prensa.

"Primero, es una pena que esos 5.000 hayan tenido que pagar por seis, cinco, siete u ocho. Por otro lado, el estadio estuvo maravilloso, la gente se sintió presente. Esperemos ser más fuertes cuando estemos todos como siempre hemos sido", explicó el técnico argentino al acabar el choque.

Lo cierto es que el estadio rojiblanco fue mucho menos bullicioso que otras veces, pese a las palabras del Cholo. Y eso que el equipo necesitó su aliento tras verse 0-1 en el marcador a la media hora de juego.

Hasta pasada la hora de partido, lo más destacable que salió de la grada fueron pitos al equipo en ciertos momentos de manera general y a De Paul de manera particular. También se silbó y mucho a la megafonía cada vez que se recordaba que no estaban permitidos actos violentos o racistas. Entonces, con el empate de Sorloth viró la actitud del respetable y, esta vez sí, el Metropolitano volvió a ser una caldera.

"El apoyo ha estado bien, pero cuando faltan 5.000 se queda un poco menos caliente. Aún así la afición ha estado espectacular. Cuando pierdes 0-1 no es fácil, pero el público apoya hasta el final", declaró Axel Witsel al finalizar el choque.

Los decibelios del Metropolitano fueron creciendo acorde a las ocasiones y, sobre todo, los goles del equipo. Las gradas casi se vienen abajo en el tanto de Griezmann, que era el que certificaba la remontada y luego en el segundo del delantero noruego.

Futuro incierto

Lo peor puede estar por venir. La sanción de la RFEF era la más liviana contra el club rojiblanco por el lanzamiento de objetos durante el derbi al portero del Real Madrid, Thibaut Courtois, que obligó a suspender el encuentro durante 14 minutos.

Queda la sanción de Antiviolencia. No son sólo 65.000 euros, sino que habla del cierre total del estadio durante dos semanas. Al ser un proceso largo, podría no haber dictamen final ni siquiera esta temporada. Si el Metropolitano escuchó el silencio ante el Leganés, vacío puede ser como vivir en la nada.