A Unai Emery le encomendaron una tarea muy específica cuando cogió la riendas del Aston Villa hace justo dos años: construir un equipo competitivo. «Que pelee por los cuatro primeros puestos en la Premier y compita por títulos europeos», confesaba en una entrevista a El Mundo cuando ya había dado el primer paso de llevar a los villanos a Europa después de 13 años. El miércoles ante el Bayern dio otro mayúsculo que acabó con Villa Park rendido a sus pies.
El Aston Villa volvía a la Liga de Campeones 21 años después y se estrenaba en casa con los bávaros bajo el recuerdo de aquella final de 1982 que los ingleses ganaron, el mayor tesoro del club. El momento histórico no se lo perdieron ni el Príncipe Guillermo ni Alexander Ceferin que entendieron, como todo el estadio, que el artífice de esta segunda victoria que tiene al equipo entre colíderes de la nueva competición es Emery.
El gol nació de dos de sus apuestas y de la capacidad su análisis de análisis de los rivales. Pau Torres sabía que debía buscar en largo a Jhon Durán y al colombiano Emery le había puesto mil vídeo de cómo a Neuer le gusta jugar adelantado. Por eso no dudó en probar una vaselina que enloqueció al estadio, como las paradas del Dibu Martínez. "Es el entrenador más importante de mi carrera", admite.
Monchi y Vidagany
Nadie duda de que ese gen competitivo y metódico es lo que Unai Emery ha inyectado a su club, en Europa y en la Premier, donde está a dos puntos del líder, el Liverpool, y sólo el Arsenal ha sido capaz de derrotarlo.
Quien recuerda su etapa como gunner reconoce que le faltó apoyo y tiempo para construir. Hasta el propio Henry lo admite y le aplaude en público. También Emery aprendió de aquel «sufrimiento» y en dos años ha construido una guardia pretoriana encabezada por Monchi y Damià Vidagany que le permite centrarse sólo en el rendimiento del equipo «y olvidarse de todo lo que hay alrededor».
«Está muy entregado, muy motivado, volcado en hacer cada día mejor al equipo», cuenta su entorno. Un ejemplo es el propio Durán, fichado en enero de 2023 que se ha convertido en este arranque de temporada en el máximo goleador sub-20 de las cinco grandes ligas, por delante de Lamine Yamal. «Eligió venir a Birmingham desde los Chicago Fires porque Emery le convenció. Y, aunque le costó adaptarse, ha tenido paciencia para cuidarlo y ha acabado explotando», explican. El resultado son seis goles, cuatro saliendo desde el banquillo para sustituir a Ollie Watkins. 17 millones de euros que ya son una ganga frente a los 40 en los que está tasado.
Octavo presupuesto de la Premier
El valor de la plantilla del Villa, «más profunda, más joven y más atlética», analizan, es de 615 millones de euros, más del triple (180) que la que el vasco se encontró y de la que han salido 20 jugadores en dos años. Algunos, como Douglas Luiz, rentabilizando su momento más dulce para recoger, en total, 145 millones frente a los 176,20 que han invertido en fichajes este verano como el del pivote belga Onana al Everton por 60 millones o el lateral neerlandés Ian Maatsen al Chelsea por 44,50.
¿Cuál es el objetivo entonces? ¿Se puede mirar alto? «Estar en Europa», simplifican. El resto, si viene, se peleará porque Emery no renuncia a nada. No lo hacía cuando empezó su carrera ni lo hace ahora desde la madurez que le convierte en uno de los mejores entrenadores de Europa.
No es un mensaje conformista cuando el presupuesto del Aston Villa es el octavo de la Premier League y apenas supera los 300 millones. Sólo el Manchester United, su próximo rival, se va por encima de los 700 y le mira a una distancia de seis puntos en seis partidos. Eso sí, siempre hay un David para Goliat.