Un Giro 2024 menos salvaje y con más peso para las cronos y el ‘sterrato’

Un Giro 2024 menos salvaje y con más peso para las cronos y el 'sterrato'

Presentación en Trento

Actualizado

La 107ª edición de la Corsa Rosa prescindirá de los grandes colosos dolomíticos y sólo cuatro etapas superarán los 200 km.

Urbano Cairo (dcha.), propietario de RCS Media, con el trofeo del Giro.AFP

Un arranque muy exigente en la región del Piamonte, dos contrarrelojes muy respetables -para un total de 68,2 km- y una última semana con la habitual dureza montañosa, incluidas dos jornadas de más de 200 km cada una. El recorrido del Giro 2024 se hizo oficial ayer en Trento ante la atenta mirada de Primoz Roglic, vigente vencedor, cuya presencia en la salida del próximo 4 de mayo se antoja más que dudosa. Su vacío podría ser ocupado por Tadej Pogacar, dispuesto a incluir la Corsa Rosa en su agenda, con el anhelo de alzar el trofeo el 26 de mayo en la meta de Roma.

A nivel cuantitativo, la 107ª edición del Giro se compendia en 3.321 km, con 42.900 metros de desnivel acumulado. Desde lo cualitativo, en cambio, la carrera ha dado un paso atrás en cuanto a dureza. Tras las abruptas cancelaciones y recortes en los colosos dolomíticos de las últimas ediciones, RCS Sport se ha decantado esta vez por un mayor peso para la media montaña. En la línea de la Vuelta y el Tour, la ronda italiana ha reducido el kilometraje diario con la idea de potenciar la emoción. Finalmente, sólo cuatro jornadas superarán los 200 km, con la mayoría rondando los 170 km.

Además, la carrera obviará en esta ocasión sus grandes cimas (Mortirolo, Gavia, Zoncolan, Giau) para dar paso a nombres menos con menos leyenda como Prati di Tivo, Livigno o la doble ascensión al intimidatorio Monte Grappa, con 18,2 km al 8,1%. Asimismo, el Passo Stelvio, cima Coppi con sus 2.757 metros de altitud, se antoja mucho más descafeinado, ya que se coronará a 150 km de la línea de meta, situada en Santa Cristina Valgardena.

Seis llegadas en alto

Esa llegada al Monte Pana, tras la segunda jornada de descanso, será uno de los momentos donde se dilucidará la suerte del Giro. Sólo dos días antes, la 15ª etapa, tras un fugaz paso por territorio suizo, acabará en Livigno, a 2.385 metros sobre el nivel del mar. La 17ª etapa incluye el Passo Brocon, una dificultad montañosa inédita desde la década de los 50, mientras la 19ª acabará en la Cima Sappada, donde Stephen Roche decantó su triunfo en el Giro de 1987. En total, seis jornadas con final en alto.

El variado menú del Giro, por supuesto, se completará con dos cronos de entidad, tan cruciales o más que la montaña. En la séptima etapa, el viernes 10 de mayo, los favoritos marcarán las primeras diferencias camino de Perugia. Tras un tramo inicial totalmente llano, los últimos siete kilómetros en la ascensión a la capital de Umbría, se antojan de lo más excitantes. El segundo esfuerzo será aún más cautivador, con 31 km vertiginosos camino del Lago di Garda, donde los especialista rodarán a una media en torno a los 55 km/h.

Asimismo, el Giro recuperará el sterrato, otro de sus elementos distintivos, del que había prescindido en las últimas ediciones. Para ello, en la sexta etapa, afrontará algunos de los tramos sin asfaltar de la Strade Bianche, la clásica de marzo. A través de esos 12 km de caminos blancos, por la zona de Siena, ningún favorito podrá permitirse un despiste.

Durante la semana inicial habrá también hueco para la nostalgia, con la llegada al Santuario di Oropa, para conmemorar el 25º aniversario de aquel inmortal ataque de Marco Pantani. Por no olvidar la ascensión, en la primera etapa, al Colle di Superga, como homenaje, 75 años después, a las víctimas de la tragedia aérea que frustró la historia del Grande Torino.

kpd