Atlético de Madrid
El portugués, el fichaje más caro de la historia del Atlético, sale cedido a la Premier tras su permanente conflicto con el técnico argentino.
La cuarta temporada se anunció como la del salto definitivo. Joao Félix, que cumplía 23 años, pretendía dejar de ser conocido como el tipo más caro de la historia del Atlético de Madrid para convertirse en el referente necesario. Un preparado físico en las vacaciones en Ibiza, un reseteo tras una temporada anterior marcada por la lesión final y un verano, al fin, sin rumores de salida. Nada más lejos de las intenciones, el portugués hace un 10 de enero las maletas que lleva tiempo ordenando. Ya está en Londres, jugará en el Chelsea hasta final de temporada (a falta de anuncio oficial), cedido sin opción de compra. Una vía de escape para el jugador, para el club y, sobre todo, para Simeone. Un fracaso colectivo también.
Porque algo se rompió hace tiempo con el Cholo. Mensajes cruzados, aspavientos continuos, castigos y un rendimiento tan extremo, en lo bueno y en lo malo, que escocía. “La relación entre el míster y él no es buena, ni su motivación”, manifestó abiertamente Miguel Ángel Gil Marín durante el Mundial. Joao Félix, que antes de irse amplió un año más su contrato (hasta 2027) como última condición rojiblanca (para rebajar la amortización anual), encuentra en la Premier un lugar donde al menos sonreír y relanzar su carrera. El Atlético, fuera de Europa y sin opciones de título en Liga, alivia sus cuentas, pues el Chelsea abona un total de alrededor de 12 millones de euros, ocho por la cesión más el sueldo del portugués hasta final de curso. Y Simeone se quita un problema de encima.
En seis meses se escribirá un nuevo capítulo del jugador por el que el Atlético pagó al Benfica 127,2 millones de euros cuando no había cumplido ni 20, un desembolso inédito en la entidad colchonera, “la apuesta más grande que ha hecho el club”. Entonces, a final de temporada, todos los escenarios del entramado Jorge Mendes se volverán a contemplar. La venta del media punta, por el que nadie pareció dispuesto a pagar ahora los 100 millones que exigía el Atlético, ni el Arsenal ni el Manchester United, que fueron los otros equipos interesados. O la permanencia si es que la era del Cholo llega a su fin 11 años después.
Un Chelsea en crisis
Antes de ponerse a las órdenes de Graham Potter e intentar la reacción de un Chelsea que marcha 10º en la Premier, lejos incluso de los puestos europeos y que ha sido eliminado de la FA Cup -en Champions se las verá con el Borussia Dortmund en octavos-, Joao Félix disputó, con más pena que gloria, su último partido de rojiblanco el domingo ante ese Barça que varios veranos se postuló como pretendiente. Lo hizo como titular, tras ‘borrarse’ de los dos partidos de Copa en el campo del Arenteiro y el Oviedo a su vuelta del Mundial. Y esta vez no fue igual de trascendente que en sus precedentes: venía de marcar cuatro goles (sus únicos en este Liga) en los últimos tres partidos.
“El campo habla”, había dicho Simeone hace tiempo sobre su deteriorada relación con Joao Félix, quien ha participado en 14 de los 16 partidos ligueros del Atlético, siete como titular y sólo uno completo. Y en cinco de Champions, en los que tampoco fue titular ni marcó. En total, en sus tres temporadas y media como rojiblanco, marcadas por los problemas físicos y también por este último tramo de evidente conflicto con su técnico, el portugués ha disputado 131 partidos, con un balance de 34 goles y 18 asistencias.
Tras la cesión de Joao y la de Matheus Cunha al Wolverhampton, el Atlético alivia su plantilla y su masa salarial, uno de los objetivos de la directiva tras la eliminación europea. Pero no se descartan incorporaciones como la de Borja Iglesias del Betis ni el retorno de alguno de los cedidos, especialmente el de un Rodrigo Riquelme que brilla en el Girona.