Eurocopa 2024
España – Georgia (D, 20.45 h.)
Tras una década de sinsabores con España, disfruta de la madurez dentro y fuera del campo
Dani Carvajal no es Mister Simpatía (de cara al exterior). Lo reconoce él, que guarda para los muy cercanos la versión risueña, que la tiene, aunque en público la luzca cada vez menos. Últimamente, sabiéndose bajo el foco de sus opiniones sobre la selección femenina, menos todavía. A los 32 años sabe de sobra lo que ha dicho y cómo lo ha dicho, entre otras cosas porque es algo meditado, no hay detrás del lateral derecho de España una persona inmadura, y mucho menos irreflexiva. Ocurre que hoy, en 2023, en España, decir según qué cosas lleva consigo unas consecuencias que no todos están dispuestos a asumir. En el colectivo, heterogéneo, que es la selección masculina de fútbol, hay muy pocos que lo hagan y que den su opinión, sin adornos, sobre lo que pasó con Rubiales y Jenni Hermoso. Carvajal es uno de ellos.
Para saber más
Se siente con la autoridad que dan los 10 años en el equipo. Debutó un septiembre de 2014, después del Mundial de Brasil, de la mano de Del Bosque. Pero no ha sido hasta este curso cuando de verdad se ha convertido en lo que prometía: un lateral derecho de primerísimo nivel. Mientras sumaba Copas de Europa con el Madrid, veía pasar trenes con España: se perdió la Eurocopa de 2016 por lesionarse en la final de la Champions, y llegó a Rusia 2018 tieso por el mismo motivo, aunque Lopetegui sí le llevó. A la Eurocopa de 2021 tampoco fue, también por lesión, y por Qatar pasó sin pena ni gloria, como el resto del equipo.
Ha jugado el 36% de los partidos desde ese 2014, y casi siempre ha sido baja por lesión. Sin embargo, hasta el pasado jueves, había jugado todo desde septiembre, y Luis de la Fuente está encantado con él. Por su nivel futbolístico, sí, pero también por el detalle que tuvo justo antes de la final de la Liga de Naciones, el pasado junio contra Croacia. Fue suplente, jugó Navas, pero él tomó la palabra en el vestuario, justo antes de salir al campo. “He tenido suerte de jugar muchas finales, y de ganarlas, y siempre como titular. Creo que esta es la primera final en la que soy suplente, pero tengo más ganas de ganarla que ninguna otra, porque gana con la camiseta de tu equipo es increíble, pero ganar con esta camiseta…”, y se agarró el escudo, ahogado entre los gritos de sus compañeros. “Quiero buenos futbolistas y buenas personas”, dice el seleccionador. Con Carvajal tiene ambas cosas.
Si no ocurre nada raro, será el titular en la Eurocopa, y podrá poner el colofón a esa década irregular, enderezada, desde el punto de vista de las lesiones, desde que trabaja con Itziar González, una ‘gurú’, especialista en fisiogenómica, que le cambió la dieta de arriba a abajo, le prohibió el gluten y le obligó a tomar hidratos de carbono, según contaba ella misma en una entrevista en MARCA, donde bromeaba: “Lo que no hacía con mis hijos lo hacía con él: le llamaba para preguntarle si se había comido todo”. Carvajal, buen alumno, se lo había comido todo y hoy, feliz, teniendo a su cuñado, Joselu, en el equipo y en la selección, disfruta de una madurez impensable no hace tanto. De momento esta noche, ante Georgia, seguirá sumando para obtener el mejor porcentaje de partidos jugados en un año con la selección. Nunca es tarde.