Griezmann y la agonía para asaltar el Villamarín

Griezmann y la agonía para asaltar el Villamarín

LaLiga Santander


Betis 1 Atlético 2

Actualizado

Un doblete del francés (el primer gol, olímpico), lleva al Atlético a otra victoria a domicilio: el Betis contaba todos sus partidos por triunfo en casa. Recortó Fekir y Alex Moreno mandó un cabezazo al larguero en el 90

Griezmann y Saúl intentan robar a Sabaly.CRISTINA QUICLERAFP

Le va al Atlético el rock and roll, los escenarios ásperos de la Liga, allí donde casi todos caen y padecen, ellos se redimen. El Benito Villamarín, donde todo eran triunfos béticos, fue conquistado por dos chispazos de magia de Antoine Griezmann y una buena ración de agonía en la recta de meta, donde el golazo de Fekir y un cabezazo de Alex Moreno al larguero a punto estuvieron de lograr el empate in extremis para el equipo de un Manuel Pellegrini que sigue sin saber lo que es ganar a Simeone. [1-2: Narración y estadísticas]

No era un tarde cualquiera para dos oponentes en plena puja por seguir la estela de Real Madrid y Barça, por esos puestos de Champions que tanto honran. Dos estilos frente a frente también, dos formas de entender el mismo deporte. Y volvió a triunfar el aguerrido del Atlético, en una segunda parte frenética, porque esta vez supo gestionar mejor su ventaja -aunque también le acompañó la fortuna- y porque el Betis, que echó de menos a Canales, reaccionó demasiado tarde.

Daba la impresión de encontrarse cómodo el Atlético en el Villamarín, donde se colaban los rayos de sol en la tarde otoñal. El guion del partido le venía como un guante al ‘cholismo’, ese sobre el que disertó en positivo Ancelotti entre semana. Un rival con ganas de llevar la iniciativa, un Betis lanzado -más en casa, donde contaba cada duelo por victoria- ante el que parapetarse, sin mayores agobios que los de aguardar un resquicio para el zarpazo. Se agolpaban los de Simeone delante de Oblak, de vuelta tras su golpe en San Mamés, y no pasaba nada.

El VAR

Pero sí pasaba. Que el ímpetu local, la alegría del amanecer, apenas lograba apagarse por esa pareja todopoderosa que forman Kondogbia y Witsel en el centro. Con su control de la situación, como si llevaran los mandos del futbolín, el Atlético dio un tímido paso adelante, más seguro de sí mismo aunque sin el colmillo suficiente para inquietar a Rui Silva. Tampoco ayudó al Betis la lesión muscular de Luis Felipe, como un jarro de agua fría. Pero pronto volvió a tomar las riendas y en ese tramo llegaron curiosamente sus llegadas más peligrosas: un disparo por encima del larguero de Luiz Henrique desde el corazón del área, otro de Borja cruzado y una falta de Guardado, todos sin demasiados problemas para Oblak.

La primera parte resultó un combate nulo, pero el Atlético se encontró con un buen susto a la vuelta. El infalible Reinildo, el tipo sin descanso, cometió un error gravísimo en un despeje. Rodri la puso magistralmente de primeras a la carrera del Panda, que en su recorte habilitó el zurdazo de Luis Henrique. Sólo el VAR frustró el tanto del Betis, por milímetros el fuera de juego en el origen.

Y, tras un aviso de Correa, en el córner al que había mandado Víctor Ruiz su disparo, llegó una genialidad de esas que despedazan cualquier planteamiento, de esas que pagan entradas. El gol olímpico de Griezmann. Un lanzamiento tan cerrado que esquivó obstáculos hasta colarse en la portería bética. No pareció rozar Saúl en el primer palo y Pezzella acabó por empujar lo que era inevitable.

Las dos contrariedades consecutivas, el no gol propio y el ajeno sin respiro, acabaron por desarbolar la serenidad del Betis. Ya todo era precipitación y desaciertos en busca de remontar. Y ese ansia fue su cruz cuando Correa, Cunha y Griezmann se pusieron a juguetear en la frontal. El sutil pase del brasileño dejó mano a mano al francés, que resolvió por debajo de las piernas de Rui Silva.

Le costó reaccionar al Betis tras el puñetazo en el mentón que fue el segundo tanto. Joao Felix y Carrasco entraron para dar aire a las salidas rojiblancas, en previsión de la presión bética. Que llegó con un remate de Juan Cruz, sólo en el segundo palo. Y con el tanto de falta directa de Fekir -volvía tras lesión-, un zurdazo al palo de Oblak. En la agonía del 90, Alex Moreno, de nuevo completamente sólo en el segundo palo, mandó su cabezazo al larguero y Joao Felix a punto estuvo de sentenciar en el 92.

kpd