El Madrid es el mejor actor de la tragedia en un campo de fútbol

El Madrid es el mejor actor de la tragedia en un campo de fútbol

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La capacidad de resistencia del equipo blanco para esperar su momento marca la diferencia en Europa

Los jugadores del Madrid, en Londres.TOLGA AKMENEFE

Una de las cosas que peor llevaba Frank Lampard durante su relación con una española, madre de sus dos hijas, era que se tomara ciertas cosas tan en serio, “trágicamente”. Fuera o no por esas cosas, se rompió el amor junto a Elen Rives, infidelidad mediante, según contaron los tabloides británicos, con otra española. Ambas catalanas. Está claro que al que fuera la gran esperanza blanca de los ‘pross’ le gusta España, aunque, hoy, seguramente un poco menos, después de sufrir y caer ante el mejor intérprete de la tragedia en un terreno de juego, una tragedia que no acaba como las griegas.

Un contemporáneo que sabe mucho más del Madrid que Lampard suele decir que “la calidad de los equipos se comprueba en su forma de pasar por los malos momentos”, en campos hostiles, cuando es asediado, por detrás en el marcador. Es Carles Puyol. Son los momentos trágicos, en los que se siente el vértigo o cuando ciertos directivos deben abandonar los palcos por una taquicardia insoportable.

En Stamford Bridge, durante la vuelta de los cuartos de la Champions, el Madrid no llegó a asomarse al borde del precipicio, es cierto, pero volvió a demostrar que no hay equipo mejor en capacidad de resistencia para esperar su instante, con un dominio de la escena apabullante y capaz de marcar la diferencia en situaciones de igualdad tan extremas como la fase decisiva de la Champions, a partir de los cuartos. Entre los ocho mejores equipos de Europa se reparten el centenar de futbolistas de mayor calidad y más caros, por lo que las diferencias las establecen la identidad futbolística, el compromiso y la mentalidad. La prueba es este Chelsea, parejo en calidad y dinero en el once y en el banquillo, pero eliminado.

El caminar del Madrid en la última Champions y en la presente ha vuelto a poner en valor su calidad como intérprete de esas situaciones. Frente al Chelsea, especuló y esperó el momento de los espacios, convencido de que va a llegar, sin desesperarse. Todo lo contrario que el equipo inglés. No es su plan B, es su plan, adaptado a una plantilla con futbolistas veteranos que administran sus energías, porque probablemente no podrían sostenerse de otra forma, con un ritmo de juego vertiginoso. Para ello, es fundamental la figura de un entrenador como Carlo Ancelotti, un tipo paciente y experto, que aguarda la lluvia como lo hacía su padre, agricultor en la Emilia-Romagna. Otro perfil en la banda, quizás, buscaría otras soluciones.

Las remontadas del pasado año tienen una parte de ello y otra, indescifrable, por la que habría que preguntarle al destino. Después de muchos años, no hay respuesta. El franquismo pasó y el Madrid continúa para tristeza del relato victimista de Joan Laporta. Pero existen partidos en los que la resistencia del Madrid, mucho más vieja que la resiliencia tan de moda, ha podido comprobarse de forma más tangible, ante el Manchester City en la ida de las semifinales del pasado año, cuando estaba 2-0 abajo en unos minutos. La misma situación atravesó, este curso, en la ida de los octavos en Anfield, frente al Liverpool.

El desenlace derrotó al elaborado discurso de Pep Guardiola y Jürgen Klopp, los dos entrenadores de moda en la Premier, y los condujo al tópico: “Es el Madrid”. El mismo Madrid que en el Camp Nou, en la Copa, se puso en modo Champions para alcanzar la final con un 0-4. Mejor que quienes lo enfrenten en adelante conviertan los partidos en una comedia. Lampard no pudo hacerlo con su pareja. Tampoco en el campo, como Klopp. Guardiola sabe más de tragedias. Veremos.

kpd