Ofrenda y 'Kroosmanía' ante la diosa Cibeles: "No nos cansamos de ganar"

Ofrenda y ‘Kroosmanía’ ante la diosa Cibeles: “No nos cansamos de ganar”

Actualizado Lunes, 3 junio 2024 - 02:22

Resulta por momentos casi una tradición. Algo prácticamente inherente a la alérgica primavera madrileña, que obliga también a los asistentes a la Plaza de Cibeles a buscarse la vida para soportar el calor. Bufandas al cuello, botella de agua bien fría y una inmaculada camiseta blanca son elementos imprescindibles para festejar la consecución de una nueva Champions. Es el nuevo ritual de una afición madridista que no paró de gritarle al cielo de Madrid los versos del himno de su equipo.

La Decimoquinta lograda el sábado en Wembley tenía este domingo la visita obligada a la diosa y haciendo caso a lo que dijo su capitán, Nacho Fernández, pocas semanas atrás, Madrid se volcó con sus héroes.

La celebración comenzó recién entrada la tarde, cuando a las cinco y media los jugadores se subían al autobús en el Bernabeú para dirigirse a la catedral de la Almudena. La patrona, ya acostumbrada a recibirles, les acogió deseosa de recibir un nuevo trofeo en forma de ofrenda "Tengo muchas ganas de vivir el recibimiento en el Bernabéu", decía Bellingham ante los medios oficiales del club horas antes de que se produjera el homenaje. Toda una premonición. Nada más terminar con las fotografías protocolarias, tocaba ir hacia la Puerta de Sol y visitar la sede de la Comunidad.

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Todo estaba medido al detalle y el himno de la Décima, tan cantado por Ancelotti, sonaba por todos los altavoces mientras la presidenta saludaba uno a uno a los jugadores al salir del autobús. Isabel Díaz Ayuso, que estuvo presente el sábado en la final de Wembley, no dudó en elogiar la identidad del club que lleva el nombre de la región que gobierna: "Ser del Madrid es genial. En cada partido hay una masa ingente de personas deseando que gane y otra deseando justo lo contrario". Grandes elogios a Florentino Pérez y al equipo acompañaron también su discurso.

La salida al famoso balcón dejó el primer gran momento de la tarde. Después de los cánticos de "¡Campeones, oé!" y "¡Somos los reyes de Europa!", alentados por Nacho y Carvajal, Kroos y Rüdiger pusieron la guinda. "¡Loco, ven aquí!", le decía el alemán al central, que era aclamado por toda la afición. Y él, como era de esperar, respondió con altura: "Estoy muy cansado. ¡Aquí está el loco!", gritó. No hacía falta nada más para contentar a los aficionados allí presentes.

Una simple frase, que ya quedará en la historia de las celebraciones, es suficiente para hacer sonreír a las miles de madridistas que esperan con ansia escucharte.

La siguiente parada estaba en el Ayuntamiento de Madrid y la música de Freddy Mercury ambientó la llegada y el recibimiento de Martínez Almeida.

"Alcalde, se lo vamos a perdonar", bromeaba Nacho en su discurso aludiendo al sentimiento atlético del regidor madrileño. Pese a la insistencia de los presentes, finalmente no hubo momento camiseta, aunque fiel a su estilo, Almeida quiso recordar unas palabras que le dijo a un, por momentos, nervioso directivo del Madrid durante la final: "Os conozco, os he sufrido muchas veces. Sé cómo acaba este partido. Vais a ganar la Copa de Europa y os recibiré en el Ayuntamiento". Los vecinos colchoneros seguro que se sentirán identificados.

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Por fin. Una vez había acabado el protocolo, los jugadores pasaron de un impoluto traje y corbata a las camisetas blancas, las bufandas y el autobús descapotable. Todo tiene sus momentos. Saltos, música continua y móviles en alto buscaban la foto perfecta para recibir a los campeones a la entrada de la Plaza de Cibeles.

Vinicius mostraba una figura de cartón gigante con la imagen de Kroos y Ancelotti sacó su clásico puro. "Icónica. Ahora bailamos", decía el técnico italiano a la televisión tras hacerse una fotografía con sus jugadores. No cabía nadie más en la calle Recoletos y al grito de "¡Campeones!", el Real Madrid desfilaba para volver a ver a la eterna diosa griega. Poco antes de la diez la noche, la Decimoquinta regresaba a casa. Valverde, Courtois, Belligham, todos la querían. Nacho fue el primero en tomar la palabra: "Este Madrid es increíble, no nos cansamos de ganar y vamos a disfrutar mucho el día de hoy [por ayer] porque es espectacular".

Después de que el autor del gol de la final, Dani Carvajal se arrancara con "¡Vinicius, Balón de Oro!", el brasileño se dirigió, también cantando, a otro de los protagonistas de la noche: "¡Toni Kroos, te quiero!". El alemán, que estaba eufórico, agradeció a la afición todo el cariño recibido durante esta década, legó su número 8 a Fede Valvede y pronunció una frase que ya quedará para el recuerdo: "Tengo una casa y es aquí". Sólo quedaba su entrenador, que lejos de cantar, quiso presentar a Arda Güler, quien se atrevió con unas palabras en castellano: "Hola madridistas. Somos una familia, muchas gracias por todo". "Hey, Jude", en honor a Bellingham, la estrella que ha deslumbrado al Bernabéu esta temporada, también sonó muy fuerte por las calles de Madrid. Ya anochecía cuando el capitán decoró el cuello de la Cibeles con los colores del equipo y, acompañado de Modric, alzó al cielo la Decimoquinta para desatar la locura. En el nuevo templo, totalmente abarrotado, tuvo lugar el fin de fiesta. Todos los jugadores fueron presentados uno a uno y el "¡Nacho, quédate!" fue coreado al unísono para cerrar una jornada inolvidable.

El arrojo sin premio de un gran Dortmund: entre el ritual de Füllkrug y las lágrimas de Sabitzer

Actualizado Sábado, 1 junio 2024 - 23:35

Justo antes de saltar a la hierba, como cada noche, Niclas Füllkrug se activó con ese gesto tan característico en sus orejas. Algo así como un encendido automático con el que se aísla del ruido exterior y orienta sus cinco sentidos hacia lo único importante. Era el partido más importante de su vida y debía cumplir con la rutina. El delantero alemán, con un remate al palo y un gol anulado, vivió el lado más amargo del fútbol en Wembley.

El empeño de Füllkrug fue también la frustración de Edin Terzic, que no dudó en acercarse a felicitar a Carlo Ancelotti justo antes de que Slavko Vincic decretase el final. La desesperación de la leal hinchada borusser, a la que sólo hubo que reprochar esos abucheos fuera de tono ante Vinicius. El fútbol debería mostrarse menos cruel con Mats Hummels, autor de una final impecable. O con Marco Reus. Once años después de la final ante el Bayern, otra vez en Wembley, el capitán tampoco pudo saldar su deuda con la Champions.

No existían palabras de ánimo para unos futbolistas que habían cumplido lo que su técnico les reclamó en la previa. Arrojo ante el eterno campeón. Lloraba inconsolable Marcel Sabitzer ante las cámaras mientras las banderas amarillas aún flameaban. Si existe forma humana o divina de derribar al Madrid en una final, el Borussia apuró casi todas. Suyo fue el dominio, en lo táctico y anímico, a lo largo de 70 minutos. Pero en esa hora bruja, la que distingue a los grandes equipos de los inmortales, el Real jamás perdona.

Inmovilizar al espontáneo

Deberán volver con orgullo al Westfalenstadion, convencido de que sólo así era posible. Desde el primer minuto, para lo que la afición blanca resultaba casi una rutina, en el fondo del Dortmund se disfrutaba como un acontecimiento extraordinario. Dos horas antes del pitido inicial, cuando aún bullían los madridistas en Borough Market, el fondo alemán ya se teñía de amarillo y negro. La ovación a Jürgen Klopp rivalizó con los abucheos a José Mourinho cuando ambos aparecían por los videomarcadores. El vínculo con el equipo, tan estrecho, llegó al delirio en el momento en que los futbolistas hicieron esperar al árbitro para agradecer el incondicional apoyo.

Nada pudo objetarse a la combatividad del Dortmund. Si Sabitzer ni siquiera titubeó para inmovilizar al tercer espontáneo que había invadido el césped, lo demás vendría de añadidura. El Madrid había localizado el flanco débil en torno a Ian Maatsen, que sufría las acometidas de Dani Carvajal y Fede Valverde, pero el Dortmund casi siempre supo competir. Incluso pese a un Nico Schlotterbeck más atribulado que de costumbre. Al joven central quisieron tranquilizarlo antes de que se ganara una ridícula amarilla por protestas.

Superada la media hora, Davide Ancelotti tuvo que sujetar a su padre por la manga, porque el Madrid no podía tolerar tantos minutos a merced del rival. Justo antes del descanso, Gregor Kobel quiso entrar en calor con todo tipo de estiramientos. El Madrid, perdido en la presión, romo en la zona de tres cuartos, no había asomado por sus dominios.

En busca de respuestas

El entusiasmo del fondo germano se redoblaría en los instantes previos a la reanudación. Primero, con una pancarta con el lema Auf geht's Dortmund. Kampfen und siegen (Vamos, Dortmund. A luchar y ganar). De inmediato, no menos de dos docenas de bengalas emponzoñaron el ambiente. Cumplido el minuto 50, los suplentes de Ancelotti, que ni habían calentado al inicio junto al resto, saltaron a la banda. Luka Modric, siempre atento de reojo, parecía particularmente inquieto.

Fue llamativa la desesperación de Ancelotti, braceando como nunca en el área técnica y girándose hacia el banquillo en busca de respuestas. Su larga charla con Davide en el ecuador presagiaba algo, aunque el primer cambio llevaría la rúbrica de Terzic. El último hurra de Reus para infortunio del inspiradísimo Karim Adeyemi.

Había llegado el momento en que el Madrid inclina la historia sólo con el escudo. Füllkrug, que se había batido con bravura frente a Nacho, desatendió sus obligaciones en el primer palo ante Carvajal. El primer clavo en el ataúd del Dortmund, que ya no levantaría cabeza. El éxtasis había cambiado de fondo. En el blanco reclamaron aModric. Se contaban, exactamente, 86.212 espectadores en Wembley. Y hubo que esperar al minuto 85 para disfrutar del croata. Una vez más mereció la pena.

El último baile de Kroos y Modric: “¡Pass, Luka, pass!”

Actualizado Sábado, 1 junio 2024 - 23:27

El 12 de agosto de 2014, los 30.000 aficionados presentes en el Cardiff City Stadium disfrutaron, aún sin saberlo, de un acontecimiento histórico. Luka Modric y Toni Kroos saltaban juntos al césped para disputar un partido con el Real Madrid. El primero de una sucesión de 335. Casi una década exacta en la sala de máquinas del gran jerarca de la Champions. La época más gloriosa del Madrid, cerrada bajo el arco de Wembley con un abrazo para el recuerdo cuando Carlo Ancelotti decretó el cambio entre ambos.

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Pass, Luka, pass!", reclamaba Kroos durante aquel primer partido, aquella la final de la Supercopa de Europa ante el Sevilla, resuelta con un doblete de Cristiano Ronaldo (2-0). Apenas unas semanas después de proclamarse campeón del mundo en Maracaná, el alemán mostraba una autoridad impropia para un debutante. Xabi Alonso, seducido por Pep Guardiola, acababa de abandonar la nave y él debía asumir el mando. En el inicio de la jugada, como primera opción para el pase de Sergio Ramos o Pepe, el alemán comandó el ataque en perfecta sintonía con Modric, evidenciando el error del Bayern, que le había dejado escapar a cambio de 30 millones de euros.

Kroos y Modric decidieron paladear las horas previas a la final ante el Dortmund como si no se tratase de una última vez. Tras el entrenamiento del viernes apuraron una sesión de disparos desde la frontal, la mayoría imposibles para Kepa Arrizabalaga. A sólo unos metros, Carlo Ancelotti asistía a la escena con el orgullo del padre que ha visto triunfar a los hijos en la vida. Su dinastía, a nivel numérico, se traduce en 46 títulos en el Bernabéu, con 213 victorias, 61 empates y 61 derrotas.

Di Stéfano-Gento, Maldini-Costacurta

A partir de hoy, con Kroos fuera y Modric deshojando la margarita, el Madrid buscará en el mercado, consciente de que será casi imposible encontrar reemplazos de igual valía. De modo que Aurelien Tchouaméni y Eduardo Camavinga, tras dos años de febril aprendizaje, tendrán que dar otro paso adelante. "Por encima de todo destaco su lectura del juego, su serenidad con la pelota y su colocación. Son muy inteligentes en el modo en que se posicionan", destacó el ex viernes el futbolista del Mónaco, baja por lesión en la final.

En la Champions, Kroos y Modric han alzado cinco de los 10 títulos en juego. Un hito con el que igualan a otro binomio mítico, el formado por Alfredo di Stéfano y Paco Gento, que comandaron las cinco primeras Copas de Europa para gozo de Santiago Bernabéu (1956-1960). Este dominio en el máximo trofeo también les permite equipararse -casi en la mitad de tiempo- con Alessandro Costacurta y Paolo Maldini, caudillos de la defensa del Milan, que levantaron cinco Orejonas entre 1989 y 2007. Un escalón por debajo figuran Xavi Hernández y Andrés Iniesta, campeones cuatro veces con el Barça, en compañía de Leo Messi (2006-2015). Además, el bagaje del alemán y el croata durante sus 82 partidos juntos en la Champions se cifra en 53 victorias, 14 empates y 15 derrotas, con 173 goles a favor por 83 en contra.

"Mis favoritos para ganar el Balón de Oro serían Jude [Bellingham], Vinicius y Kroos, aunque no sea en ese orden», anticipó Modric en los micrófonos de la Cope. Cuando le insistieron, el ex mediocentro del Tottenham terminó mostrando sus preferencias: "Por relación de cercanía, amistad y tiempo que llevamos juntos me gustaría que fuese Toni".

¿Por qué gana el Madrid? La pregunta sin respuesta

¿Por qué gana el Madrid? La pregunta sin respuesta

La humanidad lleva siglos intentando explicar con palabras, y sin éxito, fenómenos que sólo se pueden entender cuando los vives. El amor, el dolor, la belleza, el Real Madrid... ¿Quién puede atrapar lo irracional en unas frases? El Madrid ganó de nuevo. Fue inferior muchísimos minutos, se vio arrollado en la primera parte y le salvaron Courtois, el palo y el tembleque de Adeyemi. Pero ganó. Por supuesto, que ganó. ¿Por qué? Y yo qué sé. Nadie lo

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Rüdiger: "No le tengo miedo a nadie, sólo a Dios"

Rüdiger: “No le tengo miedo a nadie, sólo a Dios”

Antonio Rüdiger (Berlín, 1993) impresiona. Camina entre los periodistas de Valdebebas como Moisés entre las aguas, abriéndose paso con sólo respirar, sin necesidad de tocar a nadie. Sus casi dos metros (191 centímetros), su barba de varios días y esa fachada de tipo duro le otorgan a la imagen un aura de gladiador entrando en el coliseo romano. Eso es lo que es. «I'm a warrior (Soy un guerrero)», contesta a este periódico en inglés, porque el castellano lo entiende pero todavía no lo domina, aunque lo intenta: «¿Cómo estás, amigo?», pregunta en nuestro idioma. El guerrero «Rüdi» se sienta con EL MUNDO durante unos minutos antes de su primera final de la Liga de Campeones como futbolista del Real Madrid. Y no sólo eso. Como futbolista del conjunto blanco, como héroe de la grada después del penalti anotado en Manchester y como líder del vestuario tras una temporada extraordinaria.

¿Qué sentimientos tiene ahora mismo?
Unos increíbles. Mira, estos son los momentos que había soñado, el estar en una final con el Real Madrid. Teniendo en cuenta su historia, la han ganado tantas veces pero aún así es especial... Es mi primera final de Champions con el Real y me siento bien, sólo intento disfrutar del momento.
¿Qué le han dicho en estos dos años para hacerle entender ese ADN Real Madrid? No puede ser suerte.
No, no, no... Si alguien gana 14 veces no puedes hablar de suerte. Lo que la gente te dice en la calle, vayas donde vayas, es «a por la 15, a por la 15». Te lo dice un niño pequeño de cuatro años y una mujer anciana... Eso es el ADN. El ADN es ganar. Me gusta y es por lo que firmé. Siento mucha responsabilidad porque este club va sólo sobre ganar y para mí la vida va sólo sobre ganar, así que es perfecto, un buen encaje.
Y el vestuario, ¿qué le dice?
El vestuario está tranquilo y centrado, porque no puedes estar sobreexcitado... Y estos jugadores conocen este tipo de partidos. Los han jugado muchas veces y tienen calma, una calma que transmiten al equipo. La vida se trata de equilibrio, tienes que encontrar el punto medio entre la excitación y la calma. Y eso es lo que el vestuario tiene.
El día del Manchester City- Real Madrid marcó el penalti decisivo y corrió durante 100 metros hacia los aficionados. ¿Fue el mejor día de su etapa en Madrid?
(Piensa) El mejor día en el Madrid fue el día que firmé, absolutamente. Ese fue el número uno porque es algo que nunca olvidaré. Pero claro, esa noche fue mágica, en ese momento del penalti estaba todo en mí, podía tocar el cielo o el infierno porque en el fútbol a veces no existe ese punto medio. Y mira... Fue un momento de mucho orgullo, las emociones recorrían todo mi cuerpo y mente... Dejé todo salir. Un gran día.
Estuvo en el Borussia Dortmund entre los 17 y 19 años, ¿qué recuerda y qué aprendió allí? ¿Eso hace más especial para usted esta final?
Fue la primera vez que estuve lejos de mi familia, lejos de Berlín... Aprendí mucho, aprendí a madurar, a creer en mí mismo... Pero no llegué a debutar como profesional en Dortmund y esto es una final de Liga de Campeones. No es más que eso, que ya es mucho.
Toni Kroos se retira, a Luka Modric le queda poco... Usted tiene 31 años. ¿Cree que es el líder de esta nueva generación madridista?
Bueno... Las cosas siempre tienen un final y por desgracia para Toni es ahora. Le echaremos mucho de menos porque es un jugador único e irremplazable. Modric todavía es joven (risas), está fresco y jugando muy bien. Y bueno, tienes veteranos como Lucas Vázquez, Nacho, Carvajal... Pero sí, me veo a mí mismo como líder del equipo. Tal vez no soy un líder de grandes palabras, pero sí un líder en la acción.
¿Qué memoria se lleva de Kroos?
Le conocía de la selección, pero no habíamos sido tan cercanos. Y voy a ser honesto aquí, tenía una percepción diferente sobre él, pero cuando llegué aquí conocí al Toni Kroos real. Un gran tipo que ama a su familia, y como yo también soy padre me hace respetarle mucho. Le miro y veo a un gran modelo a seguir porque la forma en la que ama y trata a su familia no lo he visto en ningún otro futbolista. Del futbolista no tengo necesidad de hablar porque en Alemania es el mejor que hemos tenido, sin duda, y es una leyenda del Real Madrid, pero como persona es simplemente fantástico.
¿A usted el Madrid le ha cambiado en algo?
Creo que no he cambiado mucho. Siempre es cuestión de si te sientes importante o no. En mi primer año el club venía de ganar la Liga y la Champions y obviamente los dos jugadores que estaban delante tenían una ventaja, lo entiendo. No jugué muchos partidos importantes y honestamente no me sentía importante, pero este año, también por las lesiones que han cambiado las cosas, ha sido importante para mí no sólo para mostrarle a la gente que puedo estar aquí sino también para mí mismo. Para verme aquí, victorioso. Y por eso esta final es importante para mí, para ponerle el sello a este año.
Su madre le llamaba 'Warrior' (Guerrero). ¿Lo sigue siendo?
Es mi ADN: ser un guerrero. Siempre lo he sido y siempre lo seré.
Wembley, Dortmund, el Madrid, una final de Champions League... ¿Tiene miedo de algo?
Miedo sólo a Dios. Al final del día somos seres humanos, no tienes por qué temer a ningún ser humano. Soy musulmán y tengo una creencia muy fuerte, por eso sólo le temo a Dios, porque es el creador de todo. No tienes que temer a nadie más.
Ancelotti comentó en sala de prensa su rutina previa a los partidos: salmón, brócoli, pasta y una siesta. ¿Usted tiene alguna?
Igual lo dijo porque está perdiendo peso (risas). Él lleva mucho tiempo en este negocio, sabe mucho. Yo siempre como espagueti boloñesa antes de los partidos, hablo con mi madre, que es es lo más importante, y rezo cinco veces al día.
Tchouaméni toca el piano, Camavinga canta, Rodrygo toca la guitarra... ¿Cuál es su talento secreto?
Yo soy un buen payaso para mis hijos. Siempre intento hacerles feliz en casa, esa es mi gran virtud.
La última clase magistral de Kroos en el Bernabéu: 34.022 pases, cinco ovaciones y las lágrimas de Amelie

La última clase magistral de Kroos en el Bernabéu: 34.022 pases, cinco ovaciones y las lágrimas de Amelie

Hubo un momento en que Toni Kroos a punto estuvo de ponerse en la fila de los futbolistas del Betis cuando le realizaban el pasillo en homenaje a su carrera. El alemán, tímido en estos lances, se notaba incómodo ante el gesto grandilocuente de rivales y compañeros, éstos con su número ocho en la espalda.

Era la tercera ovación en apenas 30 minutos. La primera llegó cuando salió a calentar y la segunda cuando el speaker del Bernabéu cantó su nombre por última vez. Un momento, obviamente, mucho más largo de lo que suele ser habitual.

La grada, por su parte, le homenajeaba bajo un tifo en el que ponía: "Gracias, leyenda" y resaltaba los títulos conseguidos por el centrocampista en el equipo blanco. No hay característica más común entre ambos que reflejar las grandes victorias. El ADN ganador.

Vienen a la memoria las palabras tras el retraso de 30 minutos en la final de Champions en París ante el Liverpool por los incidentes en la entrada. "Da igual, les ganaremos media hora más tarde", expresó tan tranquilo como su juego. Frío y preciso como un bisturí.

No hacía falta que el germano afilara sus adidas blancas en este duelo contra el Betis. No había nada en juego, pero el homenaje debía completarse con un nuevo clínic de fútbol del teutón.

Su exhibición en el pase fue la habitual, elevando la precisión de su equipo y moviendo el balón de lado a lado, como si hacer desplazamientos de 30 metros pareciera un ejercicio sencillo y no una suerte alabada solo en esta Champions por técnicos como Pep Guardiola o Thomas Tuchel.

Completó el alemán 110 pases con un 97% de acierto. Pero, si enunciamos el número total, hablamos de 34.022 pases en 464 partidos con el Real Madrid, con un acierto medio de casi un 94%. Unas cifras difíciles de igualar.

Y en el minuto 85, Ancelotti cumplía lo pactado con el alemán, un futbolista con "huevos", como le calificó en la previa, con su familia germano- española esperando en el túnel de vestuarios. Pitaba el árbitro para ordenar el cambio, mientras éste daba el primer abrazo a Modric, su pareja de Champions, antes de fundirse en otro con el resto de sus compañeros, incluso con Kepa, que abandonaba la portería para estar junto al alemán.

Y entonces, tras salir del campo y despedirse del entrenador italiano y agradecerle el gesto, el frío centrocampista rompía a llorar al abrazarse a su hija mayor, Amelie, que tampoco podía contener las lágrimas. Los ojos del estadio se quedaban en la banda y se olvidaban de lo que ocurría en el terreno de juego.

Poco más ocurrió tras la cuarta ovación a Kroos. Sus compañeros le manteaban con el Bernabéu en pie, e Isco, entre los asistentes que no se quisieron perder el adios del 8 madridista. "Es una leyenda, un jugador magnífico, no pierde un balón", concedió el bético Rodri al término del encuentro.

Traca final

Hasta 15 minutos después de finalizar el choque, todo el Bernabéu seguía en sus asientos rompiéndose las manos por el alemán, la quinta ovación. El Madrid ha tenido muchas leyendas, pero quizás ninguna ha terminado su ciclo de blanco de esta manera. "Solo puedo decir gracias al madridismo", se despedía el futbolista en los medios del club.

El alemán admitió que cuando vio a sus hijos, sus lágrimas le "mataron" y ya se derrumbó. Aprovechó el centrocampista para alabar el buen grupo tanto humano como futbolístico con el que ha compartido vestuario y apeló a no olvidarse que su despedida tiene que finalizar levantando la decimoquinta Champions en Wembley.

Objetivo que comparte con Carlo Ancelotti. El italiano alababa la despedida "merecida" que le ha brindado su afición al alemán y le ha calificado como "uno de los más grandes". Pocos jugadores han conseguido ese reconocimiento unánime vistiendo de blanco.

Modric, "muy triste", asegura que "ya no habrá otro Toni Kroos"

Modric, “muy triste”, asegura que “ya no habrá otro Toni Kroos”

Actualizado Martes, 21 mayo 2024 - 22:52

El croata Luka Modric lamentó el anuncio de retirada de Toni Kroos, con quien forma una pareja legendaria para la historia del Real Madrid, confesó sentirse "muy triste" por el adiós de "una leyenda" y aseguró que nunca olvidará la "época dorada" que han compartido en el club blanco.

"Querido Toni, se me hace difícil escribir estas palabras. El mundo del fútbol está triste porque se va un futbolista histórico y te reconozco que yo también estoy muy triste. Amigo, eres una leyenda de este deporte y una leyenda del Real Madrid", inició Modric su mensaje en redes repleto de emoción.

"He disfrutado mucho jugando a tu lado. De verdad que ha sido un honor compartir el centro del campo del Real Madrid contigo. Tienes unas cualidades que te hacen un futbolista único y especial, y ya no habrá otro Toni Kroos", añadió.

Junto a imágenes de diez años juntos en el Real Madrid, de complicidad, con trofeos conquistados como la Liga de Campeones, LaLiga o el Mundial de Clubes, Modric marcó un último reto juntos.

"Inolvidables noches europeas, títulos, la magia del Bernabéu.... nunca olvidaremos esta época dorada en el club de nuestras vidas. Lo has conseguido todo pero todavía te queda una. Juntos a por la 15. Te echaré de menos, amigo", sentenció.

Kroos respondió a la publicación de Modric con mucho afecto. "Tantos recuerdos... guau. ¡Este amor durará para siempre, amigo mío!", aseguró en un hilo de respuestas al que se sumó Vinicius: "Los mejores!!!".

Kroos entrega "el control" a Bellingham

El alemán respondió al mensaje de agradecimiento de Jude Bellingham por el año que han compartido en el Real Madrid y, tras anunciar su retirada, apuntó que el centrocampista inglés "está listo para tomar el control" del juego del equipo en su ausencia.

"Un año no fue suficiente. Gracias por todo lo que has dado al juego, ha sido un absoluto placer disfrutar de tu fútbol y de tu personalidad como aficionado y aún más como compañero de equipo", escribió Bellingham en redes sociales junto a una fotografía abrazando a Kroos.

El inglés enfocó al último reto junto a Kroos, la conquista de su primera 'Champions', que sería la sexta del alemán, el 1 de junio en Wembley.

"Todavía queda trabajo por hacer esta temporada, pero te deseo todo lo mejor para lo que sea que venga a ti y tu familia. ¡LEYENDA!", añadió.

Kroos no tardó en responder a la publicación de su compañero y apuntó a Bellingham como su heredero al mando del fútbol del Real Madrid.

"Gracias mi amigo. Más años juntos habrían sido injustos ¡Disfruté cada minuto desde que te uniste! ¡Estás más que listo para tomar el control! A los 20 años...", escribió Kroos.

Kroos, un diamante sin sustituto en la plantilla del Madrid ni en el mercado

Kroos, un diamante sin sustituto en la plantilla del Madrid ni en el mercado

No es casualidad que Thomas Tuchel y Pep Guardiola señalaran la habilidad de Toni Kroos como la principal que debían frenar si querían pasar de ronda en la Champions League. "Marca el ritmo y lleva las riendas del juego", expresó el primero, mientras que el segundo, que le tuvo a sus órdenes en el Bayern, halagó: "Mueve al Real Madrid de la manera en la que solo Toni Kroos puede hacerlo". Ninguno consiguió detenerle y los blancos están en la final de la máxima competición continental.

El único que ha frenado al alemán ha sido el propio Kroos. Renunció a la selección para centrarse en su club y ahora cuelga las botas en una de sus mejores temporadas porque "quiere acabar su carrera a nivel altísimo". El Real Madrid, que desde 2014 solo ha jugado un 6% de los minutos sin Kroos o Modric, debe ahora pensar en cómo restructurar esa línea de creación sin el alemán.

Esta temporada los blancos sólo han disputado cuatro encuentros con ambos ausentes en el once inicial, tres de liga y uno de Copa del Rey. Camavinga fue el que ocupó su posición ante: Athletic (jornada 1), Celta (jornada 3) y Las Palmas (jornada 7). Mientras que a Dani Ceballos le tocó hacerlo frente al Arandina en tercera ronda del torneo del KO. El Madrid ganó los cuatro encuentros.

Así, Modric es el sustituto natural ante la ausencia del 8, pero el croata, aunque más cerca, aún no ha firmado la renovación para el próximo curso. Además, sus años, 39 en septiembre, hacen que su capacidad física no le dé para disputar una temporada entera jugando de media dos partidos a la semana.

Camavinga disputa un balón ante el Alavés.

Camavinga disputa un balón ante el Alavés.JUANJO MARTINEFE

Con Ceballos con pie y medio fuera del club, entre Camavinga, Valverde y Tchouameni deberán intentar suplir al alemán en ese rol de inicio del juego blanco, con el primero como el principal elegido por Ancelotti, al menos esta temporada. Y con la posibilidad también de que los minutos de Arda Güler, que tan buen rendimiento ha dado a final de este año, crezcan ante esta ausencia.

Aunque otra opción para el italiano podría ser recuperar la posición natural de Jude Bellingham, en la que jugaba en el Borussia Dortmund, y retrasarle hacia la zona de creación. No obstante, se perdería esa capacidad de llegada que el inglés ha mostrado este año y con la que ha llegado a disputar el premio Pichichi hasta la penúltima jornada con 19 goles.

La otra solución madridista pasa por sondear el mercado europeo, aunque las opciones existentes no son exactamente iguales a las características que tenía el germano. Igualmente, parece que entre los planes del club blanco para este verano no se contemple ninguna incorporación para esta posición.

Candidatos en Europa

Por proximidad geográfica hablaríamos de Florian Wirtz, el centrocampista del Bayer Leverkusen de Xabi Alonso, como uno de los posibles nombres que podrían ocupar el trono del alemán. Aunque el joven de 21 años es más ofensivo, Kroos en sus inicios también se situaba más cerca de la portería contraria, tiene las cualidades y la visión de juego para adaptarse a ese rol. El 10 del Leverkusen ha anotado 18 tantos y ha dado 20 asistencias esta temporada.

Otro nombre a tener en cuenta es el del italiano Nicolò Barella, centrocampista del Inter de Milán y con características técnicas más parecidas a Kroos. Barella es un jugador de 27 años, ya contrastado, cuya edad no cuadra demasiado en la política blanca de fichajes, pero su rendimiento como interista no deja dudas respecto al nivel de jugador que es.

Por último, se podría mencionar a Maxence Caqueret, ya en el radar blanco hace algunas temporadas. El futbolista de 24 años, que milita en el Lyon, es una de las grandes promesas del fútbol francés y su juego también es parecido al del germano.

La margarita de Kroos hacia su retirada ideal: las preguntas del Madrid, la noche con su familia en el Bernabéu, su legado...

La margarita de Kroos hacia su retirada ideal: las preguntas del Madrid, la noche con su familia en el Bernabéu, su legado…

3.607 días. 9 años, casi una década. 10 temporadas. 22 títulos, a la espera de la final de Wembley. 463 partidos. 28 goles. 100 asistencias... El próximo 1 de junio, Toni Kroos pondrá fin a su etapa como jugador del Real Madrid. Lo hará en el mayor escenario del planeta, en la pelea por el trono de su sexta Copa de Europa, la quinta como madridista. "El 17 de julio de 2014 cambió mi vida", dijo ayer. Ahí, en su presentación en el Bernabéu, comenzaron sus 3.607 días como uno de los referentes de esta década prodigiosa en Chamartín.

A sus 34 años, Kroos anunció ayer que se retirará después de la Eurocopa. Lo hará dos años más tarde de lo que tenía pensado, siendo indiscutible y vital para el Madrid y para Alemania, después de ser uno de los mejores jugadores de la temporada y camino de una nominación para el Balón de Oro. No le sobrarán meses ni años, nadie hablará de su declive ni podrán decir que 'se arrastra' por el campo. No habrá críticas, sólo elogios. Todo lo que el propio Kroos imaginó. Su despedida ideal. Su legado. Ahí, y en su familia, nace su decisión.

"Es lo que el club merecía"

Se retirará en casa, en la Eurocopa de Alemania, capitaneando a la selección a la que un día abandonó para estirar su tiempo en el Madrid. Y lo hará cuando todavía tiene piernas para mucho más. Tiene la edad que tenía Zidane cuando dijo adiós y cuatro años menos que un Modric que parece podría seguir un curso más. "Siempre he tenido la idea y el objetivo de acabar de la mejor manera en el Madrid, es lo que el club merecía. Esta temporada es una de las mejores temporadas que he jugado y creo que es un momento muy bueno para dejarlo. Siempre he querido que si en unos años habláis de Toni Kroos y recordáis cómo fui estuviera a la altura. Siempre he dicho que si me voy de Madrid, me voy del fútbol. Me quiero retirar aquí, en el Real Madrid, y esto es lo que va a pasar", anunció a través de un podcast, antes de explicar que disputará la Eurocopa con Alemania y colgará las botas.

"Jugaré la Eurocopa con Alemania, pero nunca he pensado en cambiar el club, ni en estos 10 años ni ahora. La gente dice que fácilmente puedes jugar unos años más, y a lo mejor es así, pero, como he dicho, no quiero ir a un punto donde la gente piense por qué todavía juega, que no tiene nivel, que estoy en el banquillo, que no disfruto... Y ahí no quiero llegar. Por eso quiero acabar en el mejor momento y el mejor momento es ahora", resumió.

"No" al dinero, sí a la familia

No tendrá un retiro futbolístico dorado, pero sí vital. No quiere los millones de Oriente Próximo ni de Estados Unidos, sólo la vida diaria en Madrid con su mujer y sus hijos y los viajes que el balón no le ha permitido. Pasará tiempo con su padre y su madre, la misma que le pedía renovar un año, y con su abuelo, que le aconsejó retirarse este verano. Dicho y hecho. Su academia será ahora su centro neurálgico. Y ahí, en esa mezcla entre dejarlo en lo más alto y disfrutar de su familia cayó el pétalo final de una margarita que ha ido deshojando en los últimos meses.

Desde enero, la pregunta se repetía en el vestuario: "Toni, ¿qué vas a hacer?". Una pregunta entre la curiosidad, la pena y el miedo. Porque el alemán es un referente para la generación joven del Madrid y capital para el cuerpo técnico, que pierde ahora el timón de su esquema de juego. "No hay nadie como él", admiten en la ciudad deportiva. Ni en Valdebebas ni en el mercado. Por eso su decisión era clave para todo, también para el futuro de Modric.

Negociaciones

En el Madrid llevan tiempo viendo a Tchouaméni, Camavinga, Valverde y Bellingham como los dueños del centro del campo y han dejado en manos de Kroos y Modric sus decisiones. En el caso del alemán, en algunos momentos pensaban que renovaría una temporada más, pero han trabajado en planes sin él porque sabían que Toni era fiel a sus principios. Cuanto mejor jugaba, más cerca estaba de retirarse. Hubo acercamientos y conversaciones, pero nunca una respuesta definitiva hasta esta semana.

Mientras, en el club han ido viendo detalles que invitaban a pensar en su retirada. La vuelta a la selección alemana, algo que físicamente le podía lastrar el próximo año; el homenaje de Adidas, que presentó una edición especial de sus botas; el rato en el césped del Bernabéu con su familia después de la victoria contra el Bayern...

Kroos ha anunciado su decisión antes del último partido en Chamartín y antes de la final de Wembley. Motivación para su gente y su vestuario.

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