Muere Rafa Rullán, histórico jugador del Real Madrid y de la selección de baloncesto en los 70 y los 80

Muere Rafa Rullán, histórico jugador del Real Madrid y de la selección de baloncesto en los 70 y los 80

Actualizado Domingo, 4 mayo 2025 - 15:26

El ex jugador de baloncesto Rafa Rullán ha muerto este domingo a los 73 años de edad. Nacido en Palma de Mallorca en 1952, formó parte del Real Madrid en los 70 y en los 80, una época en la que ganó 14 Ligas, tres Copas de Europa, una Recopa, cuatro Copas Intercontinentales, 9 Copas de España y 1 Supercopa de España.

En total, fueron hasta 18 las temporadas que Rullán jugó en la primera plantilla del club blanco, una cifra que sólo ha superado recientemente Sergio Llull. Con sus 2,07 de altura, fue uno de los pívots más destacados en la época previa al despegue del baloncesto español. A medida que iban llegando a nuestra liga jugadores más altos, sobre todo extranjeros, su buen tiro de media distancia le permitió desenvolverse más lejos del aro.

Al retirarse como jugador se convirtió en delegado del primer equipo. Y posteriormente siguió vinculado a las escuelas de baloncesto de la Fundación del club y a 'Leyendas madridistas', la asociación que reúne a los antiguos jugadores.

Como recuerda la web del Real Madrid, Rafa Rullán llegó con 15 años al equipo júnior tras una de las míticas 'Operaciones Altura' con las que se trataba de atraer a deportistas jóvenes al deporte de la canasta. Jugó dos años en es categoría, subiendo habitualmente al primer equipo, y después dio el salto definitivo para seguir aprendiendo de otro mítico jugador, Clifford Luyk.

Rullán fue pieza destacada de un Real Madrid que, con Corbalán, Cabrera, Brabender, Walter, etc... dominó las competiciones españolas hasta que el Barcelona emergió como alternativa. El jugador balear, con problemas físicos, salió del equipo en la temporada 1986-87 y acabó su carrera disputando una temporada con el Villalba.

En paralelo, Rafa Rullán fue además uno de los integrantes habituales de la selección española de la época, con la que sumó 161 internacionalidades y con la que ganó la plata en el Europeo de 1973.

Examen de final de curso para los canteranos: Jacobo Ramón, Yusi, Lorenzo, Joan y el casting del Madrid para el Mundial de Clubes

Examen de final de curso para los canteranos: Jacobo Ramón, Yusi, Lorenzo, Joan y el casting del Madrid para el Mundial de Clubes

El Madrid se va a jugar la Liga, hoy (14 horas) ante el Celta y el próximo domingo contra el Barcelona, con Lucas, Tchouaméni, Asencio y Fran García como únicos defensas del primer equipo. No hay más después de una plaga de lesiones que ha dejado en la enfermería a Carvajal, Militao, Rüdiger, Alaba, Mendy y Camavinga. Configurar una zaga a la altura del desafío es casi misión imposible para Ancelotti, al que no le ha quedado más opción que 'pescar' en el Castilla de Raúl. Jacobo Ramón, central, y Youssef, Yusi, lateral izquierdo, estarán ante el conjunto vigués e iniciarán así el examen de final de curso de La Fábrica, un casting para las últimas semanas de Liga y para el Mundial de Clubes en el que participarán varios canteranos, todos con papeletas para viajar a EE.UU.

Mendy y Camavinga no estarán en el torneo estadounidense, que comienza el próximo 15 de junio en Miami, Rüdiger podría llegar, igual que Alaba, mientras que Carvajal y Militao, con lesiones de larga duración, siguen el proceso de recuperación sin prisa. Así que Ancelotti mira al Castilla. Contra el Celta ha llamado a Jacobo Ramón y a Yusi.

El primero ya debutó como titular en Copa del Rey contra el Leganés, donde sufrió por la presión del momento, pero tiene la plena confianza de Ancelotti. «Jacobo no es lo que hemos visto hoy», dijo el italiano en la rueda de prensa de aquel día. A los 20 años, sus 195 centímetros le convierten en un buen defensor aéreo y sólo las lesiones han evitado que tuviera más minutos con el primer equipo. De hecho, partía por delante de Asencio en las quinielas para dar el salto, pero un inoportuno problema muscular le dejó fuera unas semanas y Ancelotti terminó llamando a su compañero, que ha terminado siendo la gran sorpresa del curso. Jacobo es indiscutible en el filial, donde Raúl no conoce la derrota cuando puede contar con él

En cuanto a Yusi, a sus 19 años es uno de los mayores proyectos del carril izquierdo de La Fábrica. Nacido en Madrid, jugó por España en categorías inferiores, pero finalmente eligió la selección de Marruecos, el país de su madre, y ya ha sido citado por la absoluta, como Brahim. Es vital para Raúl en el filial, con el que suma 2.626 minutos, un gol y cuatro asistencias este año. Las puertas del primer equipo parecen cerradas a medio plazo, con la presencia de Fran y de Mendy y el interés del Madrid en fichar a un nuevo lateral izquierdo, pero Yusi ya ha recibido llamadas de equipos de la Liga y se espera que salga cedido en el futuro.

Lorenzo y Joan, en la recámara

Ambos estarán en el banquillo ante el Celta, pero Ancelotti, y el club, a la espera de decidir qué entrenador dirige al equipo durante el Mundial, también cuentan con Lorenzo Aguado, lateral derecho del filial.

Además, la directiva sigue esperando a Joan Martínez, joven central de 17 años que se lesionó de gravedad en la rodilla en la pasada pretemporada, cuando brilló con el primer equipo, y vuelve ahora a los entrenamientos con el Juvenil A. Tampoco hay prisa con él, pero como el Mundial actuará también de pretemporada, se cuenta con su presencia en Estados Unidos junto a canteranos de otras posiciones como Chema, mediocentro, o Gonzalo, delantero.

Rüdiger, seis partidos de sanción, Lucas, dos y a Bellingham se le retira la tarjeta roja por los incidentes en la Copa del Rey

Rüdiger, seis partidos de sanción, Lucas, dos y a Bellingham se le retira la tarjeta roja por los incidentes en la Copa del Rey

El Juez Único de Competición ha resuelto respecto a las sanciones a aplicar a los futbolistas del Real Madrid que fueron expulsados en la final de la Copa del Rey que se disputó el pasado sábado entre los blancos y el FC Barcelona tras lanzar objetos y luego encararse con el árbitro del partido, Ricardo De Burgos Bengoetxea.

El juez ha decidido aplicar en su dictamen una sanción de seis partidos a Antonio Rüdiger, de dos al lateral del Real Madrid, Lucas Vázquez y, por contra, ha retirado la tarjeta al británico Jude Bellingham. Decisión que podrá ser recurrida por el club blanco.

En la resolución se recoge que el alemán infringió el artículo 101 del Código Disciplinario en el que se habla de "violencia leve hacia los árbitros" por el lanzamiento de "un objeto sin llegar a alcanzarme" desde el área técnica y por mostrar una "actitud agresiva" teniendo que ser sujetado por miembros del cuerpo técnico, según recogió De Burgos Bengoetxea en el acta del encuentro.

Como son más de cuatro encuentros, el central del Real Madrid los tiene que cumplir en cualquier competición doméstica, no sólo en la Copa del Rey, torneo en el que se produjo. No obstante, como restan sólo cinco jornadas de Liga, lo hará entre esta temporada y la que viene.

El club intentó alegar el arrepentimiento espontáneo que manifestó el jugador en sus redes sociales tras el duelo, pero el juez no lo consideró suficiente para reducir la sanción al futbolista, que aplicó en su grado medio. La pena recogida en el citado artículo 101 puede ser de entre cuatro y doce partidos.

En el caso de Lucas Vázquez, se la aplica el artículo 127 del Código Disciplinario, que habla de protestas a todos los miembros del estamento arbitral, y para el que se prescribe una sanción de uno a tres partidos y al que también se le ha aplicado una pena en su grado medio.

Bellingham, favorecido

Por contra, Jude Bellingham ha salido beneficiado de la decisión del Juez Único, toda vez que ha decidido eliminar la tarjeta roja que vio al finalizar el choque que el Real Madrid perdió contra el Barcelona con el gol de Koundé en la segunda parte de la prórroga.

El dictamen recoge que las pruebas videográficas muestran una realidad distinta a la relatada en el acta arbitral, que tiene presunción de veracidad en estos juicios. Apuntan que "ni hay proximidad al colegiado" ni se observa "una actitud agresiva" contra el mismo. Por todo ello se resuelve la retirada de la amonestación al inglés, que podrá estar ante el Celta en el Bernabéu en el próximo encuentro de Liga.

Rüdiger, operado de la rodilla a la espera de su sanción, se pierde lo que queda de Liga

Rüdiger, operado de la rodilla a la espera de su sanción, se pierde lo que queda de Liga

Actualizado Martes, 29 abril 2025 - 12:11

Antonio Rüdiger, defensa del Real Madrid, fue operado este martes de una rotura parcial en el menisco externo de la pierna izquierda.

"Nuestro jugador Antonio Rüdiger ha sido intervenido hoy con éxito de una rotura parcial en el menisco externo de su pierna izquierda. La operación ha sido realizada por el doctor Manuel Leyes bajo la supervisión de los Servicios Médicos del Real Madrid. Rüdiger iniciará en breve los trabajos de recuperación", informó el Real Madrid en un comunicado.

El jugador, de 32 años, jugaba con molestias en las dos rodillas, diagnosticado de una artrosis prematura. Con la intervención, estará de baja entre seis y ocho semanas, por lo que se perderá lo que queda de Liga y la final de la Nations League, aunque podría llegar a la fase decisiva del Mundial de clubes de este verano.

Rüdiger, de hecho, estaba a la espera de conocer qué sanción se le imponía tras los incidentes de la Final de Copa del Rey, que podría ir de los cuatro partidos de inhabilitación a los 12. Su ausencia será una baja sensible para la defensa del Real Madrid a la cual le restan solo tres centrales: Vallejo, Alaba y Asencio. Con Militao también lesionado, incluso Tchouaméni podría volver a jugar en el eje de la zaga.

El Real Madrid toma el pelo a sus aficionados conspiranoicos: historia de un paripé

El Real Madrid toma el pelo a sus aficionados conspiranoicos: historia de un paripé

El Barcelona pagó al vicepresidente de los árbitros durante años y eso apesta. Correcto. El caso está siendo investigado por la justicia y seguido por todos los medios de comunicación del país. También correcto. Cuando el sector conspiranoico del madridismo justifica su paranoia diciendo que ellos son los únicos a los que les importa el caso Negreira y continúan denunciándolo, miente. Y no pasa nada. Tienen motivos para estar indignados y al hincha no se le pueden exigir mesura y cabeza. Si el fútbol es salvaje y sentimental, como decía Javier Marías, hay que asumir que un tuitero sea irracional y roce el desvarío en defensa de sus colores.

Un club, una institución gigantesca, ya es otra cosa.

Lo vivido alrededor de una fantástica final de Copa fue tragicómico. Trágico si eres de esos románticos que aún cree que este juego tiene salvación, que la pelota no se mancha como sentenció Maradona, que su transformación en circo de tres pistas es solucionable. Cómico, si disfrutas del enemigo poniéndose en ridículo para el mundo entero.

La víspera, con el Madrid ejerciendo de abusón que se hace el ofendido cuando sus víctimas denuncian, fue un gran día para el show. El final del partido, con un montón de chiquillos vestidos de blanco desquiciados con un árbitro que les había favorecido en sus únicas decisiones polémicas (el penalti a Ferran y la posible roja a Lucas Vázquez), fue la demostración de que la sobreactuación acaba afectando al vestuario. Menos a Rudiger, que venía así de fábrica.

Lo importante es que el Real Madrid es consciente de que todo es paripé. Lo hace como estrategia, para tirar alpiste a su grey desbocada, llenar horas de tertulias y fingir que apoya una indignación popular que ni siente ni respalda con sus decisiones empresariales. Florentino sabe que el Real Madrid es una enorme multinacional que no puede andar perdiendo el tiempo en veleidades humanas.

Si la hinchada quiere furia, monta unos vídeos, pide al servicio de habitaciones en vez de ir a la cena oficial y filtra una amenaza que nadie se cree de no jugar la final, pero a la hora de la verdad apoya al enemigo, ese mismo Laporta que pagó a Negreira, para inscribir a Dani Olmo (vital en este tramo decisivo de Liga en un gracioso acto de injusticia poética), o le abre puertas que le ayuden a, palanca a palanca, salir del pozo económico. El cabreo del Madrid, como club, con lo de Negreira es cosmético. Prefiere un Barça fuerte que uno preso.

La realidad es que está vacilando a sus aficionados más radicales, pero ahí siguen ellos, gritando a las nubes.

La hora de las decisiones para Florentino y el Madrid: Ancelotti o Xabi Alonso en el Mundial de Clubes, Lucas y Modric, los fichajes, la guerra institucional...

La hora de las decisiones para Florentino y el Madrid: Ancelotti o Xabi Alonso en el Mundial de Clubes, Lucas y Modric, los fichajes, la guerra institucional…

Florentino Pérez lleva 22 años al frente del Real Madrid. Dos décadas en las que ha construido la mejor etapa de la historia del conjunto blanco, superando en Copas de Europa (7) y en títulos totales (37) a Bernabéu (6 y 33). Y si algo ha marcado su mandato han sido las decisiones contundentes en el campo y en los despachos. Los fichajes de las estrellas y, especialmente en su segunda etapa, la elección de los entrenadores. Ahora, reelegido presidente hasta 2029 y tras caer en Champions y en la final de Copa ante el Barça, Pérez afronta uno de esos veranos clave para la sala de máquinas de Chamartín.

Para saber más

En 2003, dos días después de ganar la Liga y tras haber sido eliminado en semis de Champions, decidió no renovar a Del Bosque. Llegó Queiroz y el Madrid, acumulando hasta seis entrenadores en pocos años, sólo levantaría una Supercopa hasta su primer adiós en 2006. Esa dimisión, reflexionada tras haber «maleducado a los jugadores», le sirvió para apuntalar las ideas de su segunda etapa. Regresó en 2009 y repitió las compras galácticas, pero asentó al Madrid sobre tres pilares en el banquillo: Mourinho, Zidane y Ancelotti.

El portugués puso los cimientos de lo que después sería el éxito de Zizou y Carletto. En ellos, y cada uno en dos etapas, confió Pérez, que con el tiempo ha ido cerrando el círculo de técnicos por los que pondría la mano en el fuego. Por eso ahora, con Ancelotti en la cuerda floja, afrontando las que pueden ser sus últimas semanas después de cuatro años seguidos (1.423 días, récord de Florentino), el presidente se enfrenta a una nueva decisión trascendental: elegir al entrenador que lidere esta nueva era galáctica... Y elegirlo, en caso de rechazar a Carlo, fuera del trío en el que ha confiado los últimos 15 años. Los experimentos de Benítez y Lopetegui le salieron mal, pero tiene claro que su apuesta es española: Xabi Alonso.

¿Quién entrenará en el Mundial?

El nombre del heredero está elegido, pero no la fecha de su llegada. Ancelotti tiene contrato hasta 2026 porque en 2023, y después de sólo haber ganado la Copa, Florentino decidió renovarle. Así era su confianza en él, transformada luego en el doblete de 2024. Por eso, y a pesar de no llegar a semis de Champions por primera vez desde 2020, Pérez decidió mantenerle en el cargo. Tampoco estuvo sobre la mesa ese debate tras la derrota, competida, en La Cartuja, porque Ancelotti no se irá por la puerta de atrás entre jornadas. Todo queda a expensas de la Liga, con la moral elevada tras la segunda parte ante el Barça. Creen que tienen una oportunidad. Si remontan... ¿Podrá seguir Carletto y Xabi tendrá que esperar hasta 2026? ¿O se irá con más honores todavía?

Lo que parecen tener claro en Valdebebas es que el entrenador que se siente en el Mundial de Clubes el próximo 18 de junio debe ser el técnico de la próxima temporada, porque el torneo hará de campamento de verano. Termina el 14 de julio y la Liga empieza el 16 de agosto. Si el Madrid no remonta al Barça este mes, Alonso viajará con el equipo a Estados Unidos. Si la gana, veremos si el Mundial es el último homenaje a Carletto.

Pequeña renovación en la plantilla

Una vez solucionado el tema del banquillo, a Florentino, de la mano de José Ángel Sánchez, director general y mano derecha del presidente, le tocará tomar decisiones clave sobre la plantilla. No fichar en invierno ha terminado teniendo consecuencias y saben que el equipo necesita un pequeño lavado de cara.

Modric, Lucas y Vallejo terminan contrato en dos meses. El central, que no ha contado en toda la temporada, no seguirá, mientras que el croata y el gallego se quieren quedar asumiendo el rol que les dé el técnico que mande. El avanzado fichaje de Alexander-Arnold cierra la puerta a Vázquez, que es uno de los jugadores más queridos y con más voz del vestuario. A Alaba, que no ha vuelto a ser el mismo tras su grave lesión, le queda un año y el club intentará buscar una solución amistosa, aunque su alto salario dificulta cualquier negociación.

El centro de la zaga preocupa, esperando la recuperación de Militao. Al Madrid le gustaría firmar a un central, con interés en Huijsen, pero tampoco parece dispuesto a pagar los 60 millones que piden por él.

Por lo demás, la temporada irregular de jugadores como Mendy, Rodrygo les ha puesto en el foco de las críticas. La dirección valora las temporadas de Miguel Gutiérrez y especialmente la de Nico Paz, que brilla en el Como. Por ambos tiene una opción de recompra.

Las batallas

La última carpeta de decisiones tiene que ver con el plano institucional. Florentino, que insiste en la necesaria buena relación con el Barça, mantiene frentes abiertos con algunas de las organizaciones más importantes del fútbol europeo y español: la UEFA de Ceferin, la Federación de Louzán y el Comité de Árbitros, la Liga de Tebas... Sus ausencias en la gala del Balón de Oro y en la previa de la final de Copa, dos hechos insólitos, han provocado críticas al club, que no parece frenar su ritmo beligerante.

Florentino está convencido de los cambios que necesita el fútbol, aunque eso le cueste polémicas cada mes a él y al club desde hace varios años. Una guerra que, de momento, el presidente no ha conseguido ganar porque Tebas, ahora también vicepresidente de la RFEF, y Ceferin acumulan cada vez más poder.

El mal necesario del banquillo para Florentino ante el dilema del relevo: Xabi Alonso, equidistante entre Ancelotti y Mourinho

El mal necesario del banquillo para Florentino ante el dilema del relevo: Xabi Alonso, equidistante entre Ancelotti y Mourinho

El buen patrón que interpreta Javier Bardem, un empresario de provincias, en la comedia de Fernando León de Aranoa, tiene una dimensión incomparable a la de los grandes patrones del fútbol con los que ha cohabitado Carlo Ancelotti. De los Agnelli y Silvio Berlusconi a Roman Abramovich, Nasser Al-Khelaifi y Florentino Pérez. Si embargo, con el buen patrón, grande o pequeño, encaja siempre el buen y fiel empleado, el buen entrenador. El italiano tiene un Máster en patrones que le ha permitido desarrollar el arte de la flotabilidad, con un instinto clave para encontrar el punto de equidistancia exacto entre la jerarquía y la independencia.

Para saber más

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El resultado ha sido una cosecha escasa en Ligas (seis en 22 años al frente de Juventus, Milan, Chelsea, PSG, Bayern y Madrid), pero casi tantas Champions (cinco, tres en el club blanco). Es, pues, una pieza única, hecha a la medida del complejo ecosistema madridista, donde no se buscan equipos de autor porque es un club de autor. Florentino lo sabe, y ello genera inquietud cuando el ciclo da síntomas de agotamiento, pese a la heroica reacción en la final de Copa frente al Barcelona en La Cartuja. La heroica es para los días festivos y el Madrid actual necesita manos de entrenador, ambas, la izquierda y la derecha, de lunes a domingo.

Florentino Pérez.

Florentino Pérez.Jose BretonMUNDO

Las siete Champions conquistadas por el presidente, en sus dos etapas, han sido con Vicente del Bosque, Zinedine Zidane y Ancelotti. Buenos entrenadores en el sentido amplio, aunque las salidas de los dos primeros dejaron aristas que esta vez no se producirían con el italiano, más dolido en el final de su primera etapa. Del salmantino prescindió Florentino tras ganar una Liga, en mitad del motín del Chistu, para subir al Madrid a un tiovivo de entrenadores que lo llevó a la viñeta del Atlético de Jesús Gil. Con el tiempo, el dirigente reconocía, a regañadientes, que fue una de las decisiones equivocadas de su primera etapa, más allá de la falta de sintonía con Del Bosque. Era mutua. Lo es.

La deriva del equipo esta temporada hizo que la cúpula pensara en un plan alternativo que los hechos no han cambiado. Con la Liga todavía pendiente, aunque sea observada como un Everest, y un clásico en Montjuïc, Ancelotti levanta la ceja y se agarra al flotador, aunque resignado a un desenlace que no desea cruento. Tampoco el club.

Xabi Alonso, en el banquillo del Bayer Leverkusen.

Xabi Alonso, en el banquillo del Bayer Leverkusen.Christopher NeundorfEFE

Xabi Alonso, en la cabeza del presidente, quiere construir equipos de autor, y por eso intentó descubrir lo mejor de José Mourinho, lejos de los prejuicios y el ruido, y fue en busca de la ciencia de Pep Guardiola. El Bayer Leverkusen lo es. Tiene la ventaja de conocer el club, a Florentino y la Liga. Como el hijo que vuelve a casa de los padres, no tiene que preguntar dónde están las galletas y el café. Pero no busca equidistancias, exige, decide y actúa. El pulso que mantuvo frente a Hacienda, «con muchos riesgos», según los habituales del Tribunal Supremo, es una prueba de su carácter. Si no lo cree, no hay pacto posible.

El presente del Leverkusen no es como el de la temporada pasada, fuera ya de las semifinales de Champions y sin opción al título en la Bundesliga. Al frente del club de la Bayer, el CEO español Fernando Carro tiene claro que, si llama Florentino, la salida de Xabi Alonso no será un problema. Carro es un negociador hábil y pragmático, y habla el mismo lenguaje que José Ángel Sánchez, primer ejecutivo del Madrid. Dejó el poderoso grupo Bertelsman para hacer carrera en el deporte y sabe bien con quién hay que estar a buenas.

A falta de tres jornadas para concluir la Bundesliga, el Bayern aventaja en ocho puntos al Leverkusen. Es ya virtual campeón. Cuando el Madrid juegue el clásico en Montjuïc, el 11 de mayo, más que probablemente ya estará todo decidido. Tanto Ancelotti como Xabi Alonso esperan decisiones con un año de contrato por delante. No hay, pues, ni urgencias ni malas relaciones, al contrario, lo que permite escoger el momento o no hacerlo. Si llega, el dilema será quién dirigirá al equipo blanco en el Mundial de clubes, un objetivo estratégico del Madrid, y más tras los fracasos del curso, además de convertirse en parte de la pretemporada. Tiene sentido que sea el elegido para el nuevo curso.

Carlo Ancelotti.

Carlo Ancelotti.Manu FernandezAP

Florentino es de los que cree que el entrenador es un mal necesario del fútbol y la realidad es que sólo se ha sentido identificado con un técnico-autor. Fue Mourinho. Un entrenador para una circunstancia, competir frente al Barça de Guardiola, uno de los mejores equipos de la historia, y elevar la deteriorada autoestima del madridismo. Lo consiguió, aunque con devastadores efectos colaterales para la imagen del Madrid. No estamos ante lo mismo, pero sí frente a un Barcelona creciente, que ha ganado tres de tres clásicos y dos títulos directos al Madrid esta temporada. «Sólo hay un entrenador que puede soportar eso con Florentino, y es Ancelotti», afirmaba alguien que trabajó muy cerca del presidente antes de la final de Sevilla. El castigo ha aumentado.

La historia dice que ninguna de las veces que Madrid y Barcelona se han enfrentado en cuatro o más ocasiones en una misma temporada, alguno de los dos ha hecho el pleno de victorias. Si seguimos, pues, la estadística, ello llevaría a una victoria blanca o un empate en Montjuïc, aunque siempre hay una primera vez para todo, incluso para hundirse con el salvavidas puesto.

Coplilla de Sevilla

Coplilla de Sevilla

Actualizado Domingo, 27 abril 2025 - 15:26

Día muy ajetreado, agotador, para Felipe VI. Por la mañana asistía en Italia a los funerales de un Papa argentino, y por la noche presidía en España los de un entrenador italiano. Metafóricamente hablando, se entiende. El partido duró tres días. Empezó sin balón el viernes entre acusaciones, pucheros y amenazas, y terminó el domingo con cinco goles y un dron de hielo volando hacia un objetivo humano con silbato.

Sevilla es desde hace siete años, y probablemente lo seguirá siendo durante unos cuantos más porque gusta a todo el mundo, la sede monárquica del fútbol español. Y desde el advenimiento de la Democracia coronada, la capital de Andalucía. Lo es por demografía, historia y posibilidades poéticas. Lo de la demografía no resulta tan importante. Hay unas cuantas Comunidades Autónomas cuya capital no reside en la ciudad más poblada. Oviedo tiene menos habitantes que Gijón. Santiago, que La Coruña. Vitoria, que Bilbao, etc. Respecto a la historia, se la podrían discutir Cádiz o Granada.

Pero poéticamente, desde el más hondo y auténtico folclore andalusí para solaz interno, o el superficial y falsificado para la exportación sin aranceles, no hay más color que el especial de Sevilla para construir la copla y la coplilla. Sevilla rima con maravilla, banderilla, mantilla, manzanilla y seguidilla. Con eso ya tenemos medio hecho el poema. Se escribe solito a imitación, un poco ripiosa, es cierto, de las románticas rimas de Gustavo Adolfo Bécquer, que era sevillano. Igual que Antonio y Manuel Machado, Luis Cernuda, Vicente Aleixandre y tantos otros. Hay cantera lírica a orillas del Guadalquivir.

Sevilla es una ciudad muy poética. En su Ateneo nació fundacionalmente, en diciembre de 1927, la Generación del 27: Rafael Alberti, Federico García Lorca, José Bergamín, Dámaso Alonso, Jorge Guillén, Gerardo Diego...

En la víspera del partido debió rimar con pastilla. El tranquilizante lexatín o similar que tendrían que haber tomado todos antes de hablar, sollozar o escribir. Pero rimó con trencilla en las voces y gimoteos de Burgos Bengoetxea y González Fuertes, denunciantes a destiempo, inoportunos, de lo que podríamos denominar la maquinilla del fango blanca. Y con guerrilla, el mismo tipo de enfrentamiento que, desde la parrilla de programación de la televisión madridista, mantienen en cuadrilla los comandos de plantilla de Florentino contra la pandilla arbitral. Hay que leerles la cartilla a unos y otros. Entretanto, se apolilla la historia de Negreira, que rima políticamente con Waterloo. Ni rima asonante ni consonante. Disonante.

Futbolísticamente, Sevilla rimó con pesadilla para un Real Madrid que ya ha recibido esta temporada dos bofetones. Uno en cada mejilla. El de la Champions y el de la Copa. Aún no le ha llegado el destinado a la barbilla, también llamada mentón, el golpe definitivo, el de la Liga. A la posibilidad de evitarlo se aferra. Si no lo lograse, doblaría del todo la rodilla en una temporada aciaga, según la escala de exigencia que con toda la razón del mundo caracterizan al club y su hinchada. Una campaña de pacotilla.

El sábado todos los caminos conducían a Roma. Y todas las rimas, a Sevilla.

Un Rüdiger fuera de sí contra De Burgos, tres rojas al Madrid y un Ancelotti con “cero reproches”: “No voy a hablar de los árbitros”

Actualizado Domingo, 27 abril 2025 - 01:45

La tensión del viernes previo a la final de Copa, las declaraciones de los árbitros, la renuncia del Madrid a presentarse en el entrenamiento y en la rueda de prensa, las llamadas de Louzán y las dudas del conjunto blanco sobre si jugar o no el encuentro desembocaron en el minuto 95 y en el 120 de la final entre los blancos y el Barcelona. Así de caprichoso es el destino. Apareció el VAR, hubo tres expulsiones y una locura en la que pocos saben muy bien qué pasó.

Raphinha cayó ante Asencio y De Burgos Bengoetxea señaló el penalti que decidía el título. Júbilo en la grada culé y desánimo en la madridista, aunque duró unos segundos. Cuando Davide Ancelotti y Francesco Mauri vieron repetida la acción, saltaron del banquillo a protestar al cuarto árbitro. Con ellos, todos los suplentes, Ancelotti y los jugadores de campo.

A los dos minutos, el colegiado revisó la jugada en el VAR y anuló el castigo llevando el partido a la prórroga. La grada culé cantó «Florentino, ¡hijo de puta!» mientras del Madrid, que había repetido durante todo el duelo el «¡Corrupción en la Federación!» celebró la decisión como si fuera una victoria.

Mientras, en la banda, Ancelotti lo celebraba con la mirada baja, reflexionando, pensativo. Había visto el partido perdido, su equipo había reaccionado, le había dado la vuelta acercándose a un título que era oxígeno para su etapa en el banquillo, estuvo a punto de caer en el 95 y terminó hundido en el final de la prórroga, con las manos en los bolsillos, paseando por el césped y separando a sus jugadores del colegiado.

Rüdiger, fuera de sí después de que De Burgos pitara una falta de Mbappé en el último minuto, le lanzó un objeto pequeño desde el banquillo y acabó expulsado. Igual que Lucas Vázquez, que entró al campo a protestar, y que Bellingham, que vio la roja tras el pitido final por encararse con el árbitro.

"No quiero hablar del árbitro. Cero reproches a mi equipo", dijo Ancelotti, que no quiso valorar su futuro en el banquillo. "Puedo seguir, puedo parar... Será un tema para las próximas semanas", aseguró.

Antes, cuando Tchouaméni anotó el 1-2 que completaba por un instante la remontada, también había caminado sobre el área técnica mientras su cuerpo técnico y los suplentes acudían a la celebración del centrocampista francés. Lo que pensara en ese momento sólo lo sabe el italiano, pero es bastante probable que por su mente pasaran estos últimos días tan duros, los rumores sobre su salida y algún pasaje del Doctor Jekyll y Mr Hyde, las dos personalidades de una misma persona. Así fue su Madrid en La Cartuja y así ha sido su Madrid durante este curso complicado.

En la media hora que tardó en darle la vuelta a la final, el Madrid fue intenso y generoso en la presión, asedió al Barça desde el primer pase, provocó pérdidas e inclinó el partido hacia la portería de Szczsny. Un equipo completamente distinto al de la primera parte, triste, lento y sin tirar a puerta.

En los primeros 45 minutos el Barça le superó en duelos ganados, en tiros a puerta, en toques en el área... Incluso en faltas. Pero tras el descanso todo cambió. Retiró a Rodrygo, transparente durante el inicio, y dio entrada a Mbappé, suplente porque no parecía estar para jugar desde el principio. Las palabras del italiano en el vestuario funcionaron como pocas veces esta temporada. Volvió la actitud y el compromiso y su plantilla tuvo hambre de nuevo.

En los corrillos de las prórrogas, con Carvajal arengando a sus compañeros y a la grada, el italiano lideró las charlas mientras sus jugadores se abrazaban a su alrededor. Algo poético porque su futuro dependía del título. Cayó el Madrid, veremos si cae Ancelotti. "Hay que esperar, descansar y preparar dos partidos importantes contra el Celta y el Barcelona. Seguir compitiendo hasta el final. Estamos dolidos por no levantar la Copa, pero nada que reprochar. Si ganábamos nosotros no era un escándalo, en la segunda parte estuvimos más cerca nosotros que el rival", finalizó.

La muerte de un retrato ganador

La muerte de un retrato ganador

Actualizado Domingo, 27 abril 2025 - 01:12

No mereció perder el Madrid. Desde cualquier punto de vista, el Madrid fue más ofensivo y mereció mejor suerte, pero le falló el único que nunca falla: Courtois. Sobre todo en el tercer tanto, el decisivo. Pero qué difícil es matar al Madrid. En esta época de errores de Ancelotti y Florentino, el Madrid ha anunciado la muerte de un retrato ganador. Ya no lo es. Aunque haya sido injusto.

Aun así, yo no hubiera jugado el partido. En estas condiciones, con dos árbitros acusando al Madrid de ser un machacador de la moral arbitral. Los acusadores del arbitraje. Estuvieron bien, hasta que a De Burgos Bengoetxea se le vio el color, cuando el Madrid agobiaba a un Barcelona que ha perdido brillantez, con una defensa absolutamente terrible.

Para empezar, con Dani Olmo ya están desvirtuando la competición. La propia representación del partido tendía hacia la locura. Un manicomio cervantino, con un partido absolutamente espectacular. La suerte cayó en la balanza del Barcelona

Y la locura se inició con una Real Madrid, jugando al catenaccio ancestral de Ancelotti, que no sabe hacer otra cosa, mientras el Barcelona con el super programa de Flick.

Pero tras el golpe del 1-0, el Madrid se transfiguró y, por fin fue a por el partido. Courtois no se puede tragar ese disparo de Pedri. El belga ya no es el mismo de antes, como demostró el regalito que le hizo a Ferran Torres, en el 2-2, que llegaba al delirio del show maravilloso.

El caso es que el Madrid cambio la faz del partido. Desde el cerrojo pasó a la libertad individual de sus grandes jugadores. Bellingham se puso de lider y como la defensa del Barça es tan mediocre, el Madrid pudo empatar. Y hasta llegar a la senda del éxito.

Faltaba la fenomenología de Mbappé, que se convirtió en pesadilla azulgrana, hasta que hizo una jugada fabulosa, falta y golazo de un feómeno. El Madrid tuvo el partido y Tchouaméni, que estuvo inmenso, con un cabezazo expeditivo, tras el maravilloso córner que sacó Arda Güler, decisivo una vez más.

Dominó, dominó el Madrid. Tuvo más oportunidades de que manchaban la fama del Barça, pero un despiste de Brahim y una mala posición bajo palos de Courtois despejaron el camino a Koundé. Era el final del retrato de Dorian Gray madridista.

El futuro blanco pasa por acabar con la era Ancelotti. Aunque la perspectiva próxima no me gusta nada, con un Xabi Alonso que sólo es una secuela de Guardiola. Malos tiempos para la lírica de Florentino, que también ha perdido el olfato del éxito, con su racanería para hacer fichajes. Fin de una era. Desde luego.