Pep Guardiola sabe jugar en las ruedas de prensa. En la previa del duelo del playoff de la Champions League contra el Real Madrid, en el que su Manchester City, lejos del liderato de la Premier League, se juega más de media temporada, el técnico catalán quiso sacudirse toda la presión posible, elogió al conjunto blanco, hizo hincapié en las lesiones que ha sufrido el cuadro inglés y descartó que se estuviera jugando su futuro.
"No sé si a un doctor, a un arquitecto o a un profesor le dicen si se está jugando el puesto. Sé que en todos los campos me lo cantan, pero sé que no me juego el sitio. Hoy pienso eso, pero igual mañana me echan a la calle. Pero no tengo esa sensación", reflexionó.
El City es quinto en la Premier a 15 puntos del Liverpool y se ha clasificado de milagro, en la última jornada, para el playoff continental. "No hemos tenido consistencia, pero en la última década hemos jugado bien", recordó Guardiola "Hemos estado inestables y no lo éramos en el pasado. Cada temporada aquí es difícil, hemos sido una máquina y hemos tenido momentos en los que también hemos perdido. Esta temporada ha sido más difícil y a mí me gusta semana que cada semana estamos ahí. Ahora no lo sé, sé cómo queremos jugar, hay dudas en el once... pero me siento optimista", resumió.
Las lesiones han sido un quebradero de cabeza para el Madrid y para el City. Los blancos aparecerán en Manchester sin Carvajal, Lucas, Militao, Rüdiger ni Alaba, y en su lugar Ancelotti ha llamado a canteranos o tendrá que tirar de centrocampistas. Guardiola, sin embargo, ha visto cómo el City se dejaba 200 millones en varios futbolistas este invierno. "Creo que los dos equipos han tenido problemas con las lesiones... ellos lo han gestionado mejor que nosotros porque son los líderes. Esta temporada están jugando de manera excepcional, como el Barça, pero el Madrid sigue líder".
El catalán, que pidió a los periodistas que hicieran "lo que quisieran" con el galardón de favorito, insistió en las lesiones. "Nos ha faltado bastante más que Rodri, si solo hubiera sido él hubiéramos subsistido mejor. El Madrid sí ha sabido", elogió Pep, y declaró que la eliminatoria "estará chula". "Siempre había más ruido en los Barça - Madrid. Aquellos fueron buenos partidos y estos también. Han caído dos veces para un lado, dos veces para el otro, pero han estado bien jugados por ambos partes. La eliminatoria volverá a estar chula".
La cara de Pep Guardiola en la sala de prensa de Manchester lo decía todo. «Bueno, esto ya parece un derbi. Cuatro años seguidos contra el Madrid...», declaró el técnico de Santpedor con una sonrisa irónica. Su reacción al sorteo del playoff de la Champions League y al nuevo cruce entre británicos y españoles relataba el sentir de ambos equipos. «No nos gusta jugar contra el City», admitió Ancelotti, honesto, en Brest. Los dos entrenadores son conscientes de que la eliminatoria llega en momentos incómodos para sus plantillas, lejos del nivel mostrado en las últimas ediciones continentales. Será un clásico moderno, pero en sus horas más bajas.
El Madrid aterrizará en Manchester después de un invierno extraño, en el que ganó la Intercontinental, recuperó el liderato en Liga y descubrió la mejor versión de Mbappé con la camiseta blanca, pero también un invierno en el que cayó con contundencia contra el Barça en Arabia Saudí. Una derrota que removió los cimientos del cuerpo técnico y del vestuario, que dolió más que cualquier otra y que, junto a su irregular actuación en la liguilla de la Champions, sembró muchas dudas sobre la capacidad de la plantilla en los partidos de máximo nivel.
El Madrid, que jugará la vuelta del playoff en el Bernabéu, perdió en casa contra el Milán (1-3), en Anfield Road ante el Liverpool (2-0) y en tierras francesas frente al Lille (1-0). Tres clubes que siguen vivos en la competición, dos de ellos, ingleses y galos, como parte del Top 8, y que mostraron las debilidades del Madrid en tres de sus peores noches de la temporada. Por eso el mensaje de Ancelotti ha sido tan directo en estos últimos días: «No queremos al City».
2022, 2023, 2024...
En Valdebebas saben que es su gran rival en la competición. El equipo que más les ha hecho sufrir a pesar de que consiguieron salir victoriosos contra ellos en las eliminatorias de 2022 y 2024, ambas con una tensión extrema. La primera con una remontada esquizofrénica en el tiempo de descuento de las semifinales, con aquellos dos goles de Rodrygo sobre la bocina para provocar la prórroga y el tanto de Benzema de penalti para decidir el duelo ante un Bernabéu en continuo delirio. Todo después del 3-2 del Etihad, con el panenka del francés y la cabalgada de Vinicius para salvar los muebles.
La segunda, en los cuartos de final del año pasado, con el divertido 3-3 de la ida en Chamartín y los penaltis de la vuelta en Manchester. El Madrid, en acto de supervivencia extrema, evitó el triunfo local y ganó desde los once metros a los hombros de un Lunin colosal. Otro triunfo agónico sobre Guardiola.
El entrenador catalán ha sonreído en dos ocasiones contra el Madrid. En los octavos de final de 2020, en los que su plantilla fue superior a un conjunto blanco en horas bajas, dirigido por Zidane y todavía echando de menos a Cristiano Ronaldo, y en las semifinales de 2023. Ahí Guardiola tocó techo. El City sometió al Madrid en un extraordinario 4-0 y terminó levantando la Champions contra el Inter. Fue una temporada histórica para el conjunto británico, que levantó la Premier, la Copa de Europa y la FA Cup.
El City, en su peor momento
En esta ocasión, Guardiola y el City aparecen en la trinchera contraria al Madrid en su peor momento desde que el entrenador aterrizara en Manchester. Algo de lo que no se fían en Valdebebas, asumiendo que el vestuario citizen tiene nombres de sobra para poner en apuros a los blancos, pero que es una realidad estadística. El City ha sufrido para meterse entre los 24 mejores de la liguilla continental y lo ha terminado haciendo venciendo únicamente al Slovan de Bratislava, al Sparta de Praga y al Brujas. Nueve puntos que, junto a los empates contra Inter y Feyenoord, les han dado los 11 puntos necesarios para pasar como 22º.
En la Premier la situación es todavía peor. El City, que ha mejorado en las últimas jornadas, es cuarto, empatado con el Newcastle, con uno más que el Chelsea, seis por debajo del Arsenal y lejos, muy lejos, del Liverpool. Los reds se han disparado a 12 puntos de los de Guardiola, incapaces de reducir distancias y conscientes de que pueden perder la liga local por primera vez desde 2020.
De hecho, esa intensa pelea por la Premier, igual que la pelea por LaLiga, será clave en el ritmo de City y Madrid en la eliminatoria. Los británicos llegaron como líderes de la competición nacional a sus cruces con el Madrid en 2022 y 2023, pero el año pasado hincaron la rodilla ante los de Ancelotti mientras recuperaban terreno al Arsenal en Inglaterra. Los blancos, sin embargo, vivieron con calma el cruce del curso pasado, ya con la Liga asegurada.
Sin Rodri ni Kroos, cerebros de su juego, Guardiola y Ancelotti dependen más que nunca del talento individual de sus estrellas y miran con recelo los problemas en la defensa. El City se acaba de gastar 40 millones en el central uzbeko Khusanov, mientras que el Madrid ha descartado refuerzos invernales y afrontará la eliminatoria con Lucas y Valverde. El nuevo clásico de la Copa de Europa llega en sus horas más bajas, pero con máxima tensión.
El drama se prolongó durante una hora en el Etihad Stadium, pero el descaro de Savinho hizo respirar de alivio a Pep Guardiola. La entrada del brasileño tras el descanso fue clave para la remontada ante el Brujas, que ni siquiera hubo de entregarse hasta el final, dado que los otros resultados allanaban a los belgas su acceso al playoff. [Narración y estadísticas (3-1)]
Desde el arranque, los hombres de Nicky Hayen mantuvieron un orden estricto. Sin dejarse llevar por el pánico, ni por los presagios de Guardiola, que había anunciado un asedio por tierra, mar y aire. Nada más lejos de la realidad. Horriblemente lentos y con total ausencia de ideas, los citizens ni siquiera remataron a portería durante la primera mitad.
El Brujas, con su férrea determinación defensiva, se atrevía incluso a montar algún contragolpe con los pies ligeros de Christos Tzolis. Al filo del descanso, Ferran Jutglà superó con facilidad a Nunes por el perfil izquierdo y el balón cayó a Raphael Onyedika. Demasiado sencillo para el nigeriano, que se estrenaba como goleador en la Champions.
Amarilla por protestar
Con ese fútbol, el City ni siquiera merecía la opción de una repesca, así que Guardiola, tras el descanso, buscó alternativas con Savinho, relevo de un irreconocible Ilkay Gündogan. El panorama iba a cambiar por completo con el brasileño, aunque el primero en mostrar su calidad fue Kevin de Bruyne, autor de un centro templadísimo que John Stones no acertó a cabecear a puerta.
A falta de verticalidad, el único que se animó a romper las líneas fue Mateo Kovacic, con una de sus clásicas conducciones desde la medular. El croata, ante la pasividad belga, definió el 1-1 con un preciso derechazo. Ni siquiera el empate podía tranquilizar a Guardiola, castigado con una amarilla por sus protestas al juez de línea, reclamando un fuera de juego.
El mejor ansiolítico sería Savinho, que se inventó un toque de zurdas asombroso para el infortunado gol en propia puerta de Joel Ordóñez. No conforme, el ex del Girona bajó con el pecho un envío de Josko Gvardiol para definir el 3-1 con la derecha. Incluso con ese resultado, el Brujas seguía con vida en el torneo, gracias al contundente 1-4 del PSG en tierras alemanas.
Dembélé y Vitinha festejan el 0-4 en Stuttgart.AFP
Porque no hubo historia en el Arena Stuttgart, donde los locales habían ganado cuatro de sus cinco últimos partidos en la Bundesliga. Sin embargo, el PSG se mostró al fin consistente, dominando las áreas, su punto flaco hasta ahora. El 0-1 llegó con una impecable acción a balón parado, con el saque de Ousmane Dembélé desde la esquina, el asombroso toque de espaldas de Doué al segundo palo, donde cabeceó Bradley Barcola, arrasando incluso con la tibia salida de Fabian Bredlow, que acabó dolorido entre sus propias redes. Otra muestra del salto de calidad para el máximo realizador de la Ligue 1.
La ventaja sentó muy bien al equipo de Luis Enrique. La zancada de Barcola, con una arrancada por la izquierda a casi 50 metros de la portería, resultó inabordable. Dembelé acompañaba la acción en el segundo palo y sólo tuvo que empujar el 0-2. En un principio, la acción fue invalidada por fuera de juego, pero el VAR corrigió al juez de línea.
Acompasado por Vitinha, el PSG generaba su mejor fútbol, con una verticalidad inabordable. No sólo Barcola aterrorizaba a Josha Vagnoman. Dembelé parecía otra vez ese extremo capaz de cualquier maravilla ante Maximilian Mittelstädt, todo un internacional con Alemania. Pasada la media hora, el ex azulgrana convirtió el 0-3 con insultante facilidad. Tras la pausa, completó su hat-trick y el Stuttgart apenas pudo maquillar el resultado gracias a Chris Führich (1-4).
A estas alturas del nuevo formato de la competición, en la última jornada de la fase regular, era casi impensable que dos de los equipos con vitola de candidatos a ganar la Liga de Campeones aún no tuvieran garantizada la clasificación. Manchester City, campeón del torneo hace dos cursos, y Paris Saint Germain, que lo persigue desde hace años, también integrado entre los nuevos ricos, siguen en el alambre como consecuencia de su paupérrimo balance en las fechas precedentes.
El equipo que entrena Pep Guardiola, 25º, con ocho puntos, necesita vencer al Brujas en el Etihad Stadium, y al dirigido por Luis Enrique, 22º, con 10, le bastará con empatar en el estadio del Stuttgart. Desnortado desde que la grave lesión de Rodri, el Manchester City cayó en la pasada jornada precisamente ante el PSG, dejando escapar dos goles de ventaja hasta sucumbir 4-2. La impresionante deriva del City parece haberse detenido en la Premier League, donde, pese a estar ya descartado para renovar el título, se encuentra de nuevo en puestos de Champions tras vencer 3-1 al Chelsea el pasado sábado.
La profunda crisis ha generado incluso problemas de identidad. Guardiola volvió a las esencias en el torneo doméstico, con el clásico 4-3-3, tras optar por cuatro centrocampistas en la debacle del Parque de los Príncipes. También golpeado por las lesiones en la línea defensiva, el club ha invertido 150 millones de euros para fortalecerse en distintas posiciones: los centrales Vitor Reis y Abdukodir Khusanov y el delantero Omar Marmoush, que viene de marcar 20 goles con el Eintracht de Frankfurt. Si bien por sus cualidades, Rodri, Balón de Oro, es ireemplazable, de momento se ha desechado buscar un especialista que intente atenuar su vacío.
Los problemas del PSG son de otra naturaleza. En su segunda temporada al frente del equipo, Luis Enrique intenta construir un equipo a su imagen y semejanza, ya sin la presencia estelar de Mbappé. El buen momento de Dembélé y la fecundidad demostrada ante el City otorgan mayor credibilidad al indiscutible líder de la Liga francesa, con su portería aún bajo sospecha y a la espera de corroborar las alianzas con el gol.
El Liverpool, que ha ganado todos sus partidos, y el Barcelona son los únicos equipos ya matemáticamente clasificados para octavos de final, lo cual les garantiza eludir una eliminatoria. Los reds se aseguran la primera plaza con un empate en su visita al PSV Eindhoven, mientras que el conjunto de Hansi Flick precisaría ganar al Atalanta en Montjuïc y esperar una derrota británica. Al Inter de Milán, que recibe al Mónaco, y el Arsenal, que vistita al Girona, ya eliminado, les alcanza con un empate para sumarse a ese grupo de privilegiados. Bayern Múnich y Juventus, otros dos pesos pesados, no depende de sí mismos para eludir el incómodo cruce de febrero. Necesitan vencer a Slovan Bratislava y Benfica, respectivamente, y esperar una combinación favorable de otros resultados.
El Manchester City se jugará el pase a octavos en la última jornada ante el Brujas. No hay más opción para Pep Guardiola, que cayó de modo estrepitoso en París tras desperdiciar un 0-2. Otra pésima actuación colectiva ante el PSG, que ahora le aventaja en dos puntos. En apenas 40 minutos, hasta el gol de Gonçalo Ramos en la última acción del añadido y ratificada por el VAR, los citizens protagonizaron otro naufragio. Esta vez de impredecibles consecuencias. [Narración y estadísticas (4-2)]
Pudo celebrar a gusto Luis Enrique, porque bien lo mereció el PSG, siempre superior, incluso cuando el resultado contradecía al fútbol. Al asturiano no iba a temblarle el pulso dejando en la suplencia a Dembélé, ya ausente en los dos últimos partidos por enfermedad. Su apuesta era Doué, un amante de las bicicletas que apenas iba a tomarse cuatro minutos para disparar hacia Ederson. Se había esfumado la niebla y azotaba el aguacero. Apretaba el PSG con el aliento y el fervor de sus tribunas.
Hakimi puso a prueba la velocidad de Rúben Dias, cuyo abrazo iba a merecer el justo castigo de la amarilla. No conforme, el central portugués jugó con la paciencia del árbitro con un plantillazo que bien pudo valer una expulsión. El PSG manejaba la situación ante un City remolón, permisivo, que regalaba un metro para el cabezazo de Joao Neves en el segundo palo. Tras otro despiste en un saque de esquina, Gvardiol sacó bajo palos el remate de Fabián.
Tiritona en las áreas
Tres meses después de recibir su Balón de Oro, Rodri tampoco quiso perderse este viaje a París. Fue ovacionado por la afición visitante antes del pitido inicial. Y fue añorado sobre la hierba, porque sin él, este City fue otra vez equipo sin más señas de autor que su camiseta, diseño de Noel Gallagher. Sólo una ocasión digna de mérito en 45 minutos. Un contragolpe organizado por Foden que Savinho estrellaría contra Donnarumma.
Todos los méritos del PSG, en cambio, se perdieron por su nula capacidad en el área. Por allí revoloteaban los balones, en busca de un rematador. Con tan mal fario que cuando el disparo de Hakimi sí encontró la red, la revisión del VAR iba a descubrir adelantada una rodilla de Mendes. Un alivio para el City, con severos síntomas de congestión. Jugando tan mal ya encadenó nueve derrotas en 12 partidos.
Algo debía recomponer Guardiola en el descanso y optó por lo básico. Rico Lewis por Rúben Dias, para que Gvardiol pasara de la izquierda al puesto de central, y Grealish por Savinho, en busca de más producción por el interior. El equipo debía sumar, no multiplicarse. Lo que nadie esperaba fue la incursión hasta línea de fondo de Akanji, para que Grealish, tras un rebote anotase el 0-1.
Joao Neves, ante Bernardo Silva, en el Parque de los Príncipes.AFP
Un soplido que devino en ventisca para el PSG. Porque tres minutos más tarde, Grealish abusó otra vez del lateral y Haaland sólo tuvo que sacar la zurda para aprovechar la carambola en el área. El PSG se iba a pique sin remedio. Apenas se escuchaba la melodía de su orquesta. Sólo un solista, recién incorporado, podía sacar a Luis Enrique de las gélidas aguas.
Dembélé surgió de la nada, con ese aire pasota y esa calidad insondable. Para aprovechar la asistencia de Barcola y para reventar después el travesaño de Ederson. Antes ya había nivelado Barcola, el más astuto para detectar otro disparo de Doué al larguero. Había hecho presa Luis Enrique, lo bastante ambicioso como para arriesgar con otros dos delanteros. Pero no fue Zaire-Emery ni Gonçalo Ramos quienes encontraron el gol, sino Joao Neves. Precisamente quien había regalado el 0-2 a Haaland.
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El Manchester City respiró en Leicester, reanimado por un triunfo sufrido ante un rival teóricamente inferior. Esa es la realidad del conjunto de Pep Guardiola, sumido en una extraordinaria crisis de resultados y sensaciones desde hace semanas. Este domingo bordeó el fiasco y sentenció el partido en una contra cuando más apretaban los locales. Venció 0-2, suma tres puntos y mantiene las dudas.
El partido 500 de Guardiola con el City llegó en el peor momento de su andadura en Manchester, donde ha ganado 18 títulos. Su equipo parece haber perdido la chispa y la vida, y sólo dos buenas acciones de Savinho le hicieron sortear la racha de cinco partidos consecutivos sin ganar. El brasileño anotó el 0-1 tras un mal despeje del portero ante un disparo de Foden y asistió a Haaland en la contra del 0-2. Poco más hizo el City en Leicester, asediado por un rival que buscó el empate durante toda la segunda mitad e incapaz de asumir el dominio del balón como tantas otras veces.
Es la segunda victoria del cuadro de Guardiola en los últimos dos meses tras el 2-0 ante el Nottingham a principios de diciembre. Un balance catastrófico para un equipo que se ha alejado de la pelea por el título de la Premier.
Hasta este domingo, llevaba una victoria en sus últimos trece partidos, un triunfo en las nueve jornadas más recientes de la Premier, cinco duelos seguidos sin ganar como visitante y cuatro encuentros consecutivos sin gol de Haaland, autor del 0-2.
En Manchester siguen echando de menos a Rodri, baja por una grave lesión de rodilla, y nadie parece capaz de echarse a sus hombros el juego del equipo. Guardiola sigue esperando la mejor versión de Foden, De Bruyne o Bernardo Silva, futbolistas llamados a llevar el peso del balón. Y en defensa, el City es un mar de dudas. Ante el Leicester perdió la posesión, santo y seña de la época dorada del equipo, y terminó pidiendo la hora ante el empuje local.
Los tres puntos actuarán como un pequeño bálsamo camino de 2025, donde tiene varios compromisos importantes antes de enfrentarse al PSG en la penúltima jornada de la liguilla de la Champions. El día 4 recibe al West Ham y luego visitará a Brentford e Ipswich, rivales ante los que debería sumar nueve puntos si quiere mantenerse en la pelea por los cuatro primeros puestos.
Ahora mismo el City es quinto a cuatro puntos del Chelsea, que juega este lunes, a cinco del Arsenal, que disputa su partido el día de Año Nuevo, y a seis del Nottingham Forest, la gran sorpresa positiva de la temporada en Inglaterra. El equipo de Nuno Espirito Santo, ganador de la Copa de Europa en 1979 y 1980, venció en el campo del Everton y ascendió a una inesperada segunda plaza. Así de loca está la Premier.
El Manchester City volvió a pinchar, y suma una sola victoria en los últimos trece encuentros, al empatar a uno contra el Everton en un partido en el que Erling Haaland erró un penalti (1-1).
Los de Pep Guardiola se quedan a once puntos del Liverpool, que además tiene dos partidos menos, por lo que la diferencia, si los de Arne Slot ganan los dos encuentros que tienen pendientes, aumentará hasta 17 unidades, dando por terminada la aventura del City de conseguir su quinta Premier League consecutiva.
En un encuentro que parecía perfecto para que el City volviera a ganar en liga, ante uno de los candidatos al descenso, los 'Sky Blues' tuvieron veinte buenos minutos que les sirvieron para adelantarse por medio de Bernardo Silva, pero en los que no sentenciaron.
A este equipo la falta de confianza le ha quitado la regularidad y el colmillo de otras épocas, y en cuanto permitió que el Everton tuviera un hilo de vida lo pagó.
En su primer acercamiento serio del partido, el Everton encontró petróleo. Fue un centro errático desde el lateral que Manuel Akanji se comió por completo. La pelota llegó al segundo palo y Rico Lewis, que tenía que cubrir esa zona se quedó atrás, dejando a Iliman Ndiaye controlara y rematara a bote pronto, inutilizando a Stefan Ortega, que solo pudo ver la pelota dirigirse hacia lo que fue un golazo.
De nuevo, el nerviosismo y la ansiedad atizaron al City, que no respiró hasta que Mykolenko, en la segunda parte, derribó a Savinho dentro del área en un penalti clarísimo. El ucraniano, que ya tenía amarilla, tendría que haber sido expulsado por la entrada, pero el árbitro le perdonó y Haaland se dirigió a los once metros mientras Seamus Coleman le calentaba la cabeza y Jordan Pickford le sacaba la lengua.
La estrategia, que le valió a Coleman una amarilla, funcionó, porque Pickford adivinó la atención del noruego y le atajó la pena máxima. Sí marcó en el rechace Haaland, pero el tanto fue anulado por fuera de juego.
Pese al asalto final, el City se tuvo que conformar con un insípido que empate que les deja a un mundo del líder, el Liverpool. Son once puntos de diferencia con los 'Reds' y tres con la Champions League. Eso sí, los de Guardiola tienen dos partidos menos que el Liverpool y uno menos que el Nottingham Forest, que cierra la cuarta plaza.
En Marrakech, en Berlín, en Monterrey o en mallas. La nueva vida de Xavi Hernández es el descubrimiento de la 'dolce vita' por parte de alguien que, a sus 44 años, y pese a la fama y el dinero, no sabía lo que era disfrutar de un fin de semana con amigos y familia desde que era un niño, según confiesa en su entorno. El fútbol cría mucho pobre niño rico. «¡En esto del fútbol el dinero es una burrada!», solía decir cuando vestía de corto e invitaba a sus amigos de Terrassa. Entonces, coqueteaba con la presión. Como entrenador, la padeció hasta extremos preocupantes para su salud mental, por lo que, cerrado el ciclo en el banquillo azulgrana, se propuso una descompresión de verdad, sin declaraciones ni rencores. Ni en la despedida ni ahora que el Barça de Hansi Flick vuelve en la tabla a la misma casilla que el Barça de Xavi.
En la gala del 125 aniversario que precedió a la derrota en Montjuïc ante Las Palmas, Xavi no faltó, acompañado por su esposa, Nuria Cunillera. Leo Messi, pese a haber concluido la MLS, intervino por vídeo, como Carles Puyol o Pep Guardiola. Tampoco evitó las despedidas de Andrés Iniesta o Sergi Roberto, aunque dijo no a todas las propuestas de los medios de comunicación. Cuando escenificó su propio adiós, tras ser despedido por Joan Laporta, explicó que sería un aficionado más en el estadio. Hasta ahora, en cambio, no ha acudido a Montjuïc. Está donde debe estar, pero no allá donde pueda levantar suspicacias.
Los buscadores de gestos vieron más en el rostro de su mujer que en el del propio Xavi mientras en la platea del Liceo escuchaban en vídeo las palabras Guardiola. La comparación, como jugador y entrenador, siempre persiguió al personaje y obsesionó a su entorno, que llegó a referirse al «guardiolismo sociológico» como origen de las críticas hacia el técnico.
El fulgurante arranque del Barça de Flick las volvió propiciar, pero ante la primera crisis, después de lograr un punto de nueve posibles, la clasificación habla claro: en la jornada 15 el equipo azulgrana tiene los mismos puntos que la temporada pasada (34) y cuatro menos que en la anterior, cuando Xavi levantó la Liga. El silencio, sin embargo, continúa. Xavi aceptó la petición que le hizo Flick de tener una cita, algo que tras su llegada al Madrid también hizo Carlo Ancelotti con Vicente del Bosque, mediante Fernando Hierro. Tipos listos. Fue en casa de Xavi y la familia se limitó a difundir la imagen juntos, a la que el club no dio difusión.
Imagen antes de una fiesta en redes sociales.
De Xavi se sabe más por la intensa actividad de su pareja, profesional de la comunicación, en las redes sociales que por sus iniciativas. Quienes velan por sus intereses futbolísticos han llegado a advertir que quizás tanta exposición podría resultar excesiva, dar a entender que se ha separado excesivamente del fútbol, pero Xavi insiste en que permanece conectado y sigue partidos constantemente, incluso del torneo qatarí.
Las imágenes de viajes o escenas familiares, junto a sus hijos Asia y Dan, o con amigos son habituales. Por Europa, en Marruecos, por una playa o entre tacos y tequila en México, donde acudió para jugar un partido de leyendas y decidió quedarse unos días, acompañado de Héctor Moreno. Se conocieron cuando el mexicano jugó en el Espanyol, volvieron a encontrarse en Qatar y, hoy, Xavi es padrino de su hijo Bruno. El catalán ha llegado a aparecer hasta con unas mallas de gimnasia, poco antes de asistir a un cumpleaños en el que los invitados debían ir disfrazados.
No a las ofertas
Desde el momento en que dejó el club, Xavi tuvo claro que quería tomarse un año sabático. Sentía que tenía una deuda con su familia. En su hoja de ruta figura volver a entrenar la próxima temporada a un club importante europeo. La primera vez que el ex técnico azulgrana dijo que no continuaría en el club, hace ya casi un año, las personas que rigen sus intereses ya recibieron llamadas. Representado por Arturo Canales, agente de Gerard Piqué, es su socio Fernando Solanas quien está más cerca del técnico. El Manchester United empezaba entonces a hacer prospecciones de futuro, un casting para explorar candidatos a suceder a Erik ten Hag. Las partes no aclaran si en ese momento o después se produjo una oferta en firme, pero el elegido, finalmente, fue el portugués Rúben Amorim, entrenador de nueva generación, más joven que Xavi, que estaba detrás del éxito del Sporting de Portugal.
Tras el despido, hubo más llamadas, pero todas obtuvieron la misma respuesta. Algunas llegaron de equipos y selecciones más exóticas, aunque Xavi ha descartado experiencias similares a la que tuvo en Qatar. Quiere entrenar en Europa, en la elite. Durante su paso por el Al-Sadd, encontró un hábitat muy cómodo para su familia en la Perla, zona exclusiva de Doha donde vive la mayoría de desplazados occidentales. Eso influyó en las dos veces que dijo «no» al Barça, al margen de la desconfianza en los dirigentes y su pacto con el opositor Víctor Font. La situación no cambió con Laporta, cuya primera opción no era el de Terrassa, pero un tercer «no» era un desafío excesivo al destino.
Xavi y su mujer, en Marrakech.
La prioridad de Xavi no es económica, debido al patrimonio forjado durante su carrera y gestionado a través de una sociedad limitada creada ya en su etapa como futbolista. La sociedad posee más de 60 activos, principalmente propiedades inmobiliarias, repartidos en pisos, casas, locales, aparcamientos u oficinas en distintas localidades de Cataluña, algunas de ellas en las zonas más exclusivas.
El entrenador catalán piensa en un proyecto deportivo que pueda moldear a su gusto, junto a buena parte del staff que le ha acompañado hasta ahora, especialmente su hermano Óscar, su segundo en el banco azulgrana. El resto depende de la receptividad del mercado, algo en lo que confía que pese más su pasado y el fútbol que representa que el áspero final en el Barça. Pero eso será mañana. Por ahora agota la efímera 'dolce vita'.
La autolisis es la acción de herirse a uno mismo, con el objetivo de que el dolor físico sustituya al dolor emocional. Las conductas autolíticas expresan rabia, frustración o culpa, en opinión del doctor Jesús Fleta Zaragozano, que ha estudiado su crecimiento, especialmente en la adolescencia. Pep Guardiola está en la madurez, pero su frustración no tiene edad. Si los arañazos que confesó haberse realizado, visibles en su rostro, después de que e
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