Kylian Mbappé abrió el bote de ketchup contra el Betis. Tardó cuatro partidos y muchos dolores de cabeza, pero lo terminó haciendo. Sufrió él, sufrió Ancelotti, sufrió el Madrid y sufrió su afición durante tres encuentros complicados, pero finalmente el galo encontró portería. Anotó dos goles y dio el segundo triunfo de la temporada al conjunto blanco, que ya respira mejor hacia el parón.
Ancelotti asumió sus temores dando entrada a Ceballos en el once inicial. Después de las lesiones de Camavinga y Bellingham, el italiano había probado a Modric y Arda Güler como acompañantes de Tchouaméni y Valverde en la medular, pero ninguno le había convencido. Sin el francés ni el británico, el técnico no encuentra al sustituto natural de Kroos y no da con la tecla para que su equipo fluya en salida de balón.
El Madrid mejoró ante el Betis, porque empeorar la primera parte del duelo ante el Valladolid y los 90 minutos de Gran Canaria era tarea complicada. Estuvo más intenso, más generoso en los esfuerzos, más atento en las transiciones defensivas... Pero le siguió faltando chispa. Y sin chispa no hay gol. Y sin gol no hay puntos. Y sin puntos hay ansiedad. Y con ansiedad hay bloqueo. Y con bloqueo no hay chispa...
El conjunto blanco estaba entrando en una espiral peligrosa, en una angustia que se notaba en Ancelotti, en los jugadores y en un Bernabéu que volvió a pitar tímidamente a su equipo durante la primera parte. Fue un espejismo.
Y eso que el cuadro de Ancelotti encontró alguna luz al final de su túnel. Ese triángulo de la derecha que forman Carvajal, Rodrygo y Valverde produjo más situaciones que en las anteriores jornadas, y Vinicius y Mbappé se buscaron más que de costumbre. Todo necesario.
El brasileño y el francés se movieron entre líneas, intercambiando posiciones y estando más activos, pero fallaron ante Silva. En el 21, Vinicius le dejó un pase de la muerte a Mbappé que éste remató mordido, justo después de una buena parada de Silva a un cabezazo de Militao.
El Betis activó más al Madrid que el Valladolid. Se atrevió a presionar y partió un poco el duelo, lo que le dio espacio a los delanteros madridistas, agradecidos. Pero ni así.
En el 38 llegó la mejor acción, Mbappé recibió de espaldas en el centro del campo, regateó a su par y aceleró para buscar a Vini, que terminó centrando a la llegada del galo. No llegó, pero vibró por fin el Bernabéu ante sus dos estrellas. El descanso aterrizó con otro 0-0 y el Madrid respondió con un asedio sobre la portería del Betis. Un ataque constante más por empuje que por fútbol, más por necesidad que por táctica. Y eso, para qué negarlo, también gusta al Bernabéu, animador de soldados.
Vinicius se encontró con el palo tras un disparo desde lejos, Mbappé falló el rechace, Rodrygo se estrelló con Silva... Era el minuto 54 y los locales ya vivían en el área rival.
Llegó entonces la polémica y la rabia. Algo lógico entre tanta frustración. Vinicius pidió un penalti por mano de Llorente y Ceballos otro tras una entrada de Sabaly. Alberola Rojas no señaló ninguno y el brasileño enfureció, viendo una amarilla por protestar. Chamartín respondió con abucheos y el conjunto blanco ganó energías.
Brahim, la chispa
Ancelotti se atrevió con la entrada de Brahim y Fran García por Ceballos y Mendy y el andaluz respondió dando más amplitud al ataque madridista. En el 67, Rodrygo inició un eslalon en la frontal, cedió para Valverde y el uruguayo se inventó un taconazo hacia el desmarque de Mbappé que el francés convirtió en gol. Con la zurda, al palo derecho de Silva. Fue su primer tanto en Liga y el final de su pequeña ansiedad.
Por si fuera poco, cinco minutos después el galo sumaría su primer doblete. Brahim se inventó un zigzag hacia el área y vio el movimiento de Vinicius al espacio, el brasileño llegó antes que Silva y cayó derribado. Alberola Rojas no señaló nada, pero el VAR le avisó de la pena máxima. Mbappé, intercambiando rol con Vinicius tras el tanto del brasileño ante Las Palmas, anotó desde los once metros.
El Madrid descansará en el parón a cuatro puntos del Barça, más lejos de lo esperado, pero con menos lluvia sobre sus hombros.