Ter Stegen, una vida de genio y rebeldía: antes de retar al Barça rivalizó con Messi, Neuer o Claudio Bravo

Ter Stegen, una vida de genio y rebeldía: antes de retar al Barça rivalizó con Messi, Neuer o Claudio Bravo

Actualizado Martes, 5 agosto 2025 - 22:08

Víctor Valdés aseguraba que la clave para que un portero triunfara en el Barcelona, más que el juego con los pies, es el uno contra uno. Marc-André ter Stegen, a lo largo de los últimos años, ha demostrado tener un toque fantástico a la hora de desplazar el balón. Y también un más que solvente rendimiento en los duelos. Siempre implacable, sabe qué hacer para frustrar a su rival. Y, para lo bueno y para lo malo, ha llevado también esa actitud lejos de los terrenos de juego.

En su último gran pulso, en este caso con el propio club azulgrana, se niega a firmar el consentimiento para que la entidad le haga llegar a la Comisión Médica de LaLiga sus informes médicos, con el objetivo de que determinen su periodo de baja. Si es de cuatro meses o más, podrán usar parte de su salario para inscribir fichajes. Sobre todo, a un Joan García llamado a ser ahora el titular indiscutible bajo los palos.

Pero el germano no tira la toalla. Ya lo evidenció al asegurar que su ausencia sería de tres meses el mismo día en que anunció que pasaría por el quirófano para solventar unos nuevos problemas en las lumbares. Y ahora le ha dado una vuelta de tuerca más ejerciendo un derecho inalienable a su privacidad, pero al que ningún futbolista, hasta el momento, había considerado recurrir en caso de lesión.

Que todo forma parte del tira y afloja con el club azulgrana es más que evidente. Como lo es también que a Ter Stegen no le duelen prendas al lanzar pulsos. En su etapa como juvenil con su selección, compitió fieramente con Bernd Leno, actual arquero del Fulham. Ter Stegen se hizo con la titularidad en las categorías inferiores de la mannschaft, en una etapa en la que casi llegan a las manos porque, en las concentraciones, el azulgrana quería dormir mientras que Leno prefería hablar por teléfono. ¿Solución? Habitaciones separadas.

Frente a Claudio Bravo

Cuando iba a empezar su tercera temporada como azulgrana, surgió otro duelo, esta vez quizás más o menos esperado con otro compañero de fatigas bajo los palos. En esta ocasión, con Claudio Bravo. Durante los dos primeros años con Luis Enrique al frente del equipo, el chileno era titular habitual en la Liga y él debía conformarse con la Champions y la Copa del Rey. Por eso lanzó un serio ultimátum: o él o yo. En las manos, tenía la baza ganadora de que el Manchester City de Pep Guardiola estaba dispuesto a todo para ficharlo. De nuevo ganó el pulso y al final quien acabó incorporándose al conjunto citizen fue Bravo.

Dicen que no hay dos sin tres. Siguiendo esa máxima, no es entonces raro encontrar un tercer choque con otro portero. Uno que, no obstante, no acabó teniendo el desenlace que esperaba. La portería de la selección alemana, durante muchísimo tiempo, la defendió un Manuel Neuer prácticamente inamovible, por mucho que Ter Stegen esgrimiera sus buenas actuaciones con el Barça.

Con el anuncio de retirada del equipo nacional de Neuer, se le abrió al fin la puerta de la titularidad, si bien el arquero del Bayern ha tenido últimamente un gesto que invita a pensar que aún se la tiene guardada al meta barcelonista: ofrecerse a volver a jugar con el combinado germano, algo que su actual máximo responsable, Julian Nagelsmann, ya ha descartado por completo.

El fuerte carácter de Ter Stegen no entiende de galones. Por eso, llegó a vivir también varios momentos tensos con Leo Messi en el Barça. Así lo confesaba él mismo en un podcast del diario Bild. Y el argentino, según explicó, no es de los que se andan con tonterías. "Probablemente, es el único jugador que puede tirarte una pelota a la cara si quiere. Tiene esa habilidad. Otros dispararían a otro lado; él podía dar en el blanco. Lo ha hecho varias veces», destapó.

Luis Enrique asegura que quería "separar a los jugadores" en la tangana del Chelsea - PSG: "Soy tonto. Me empuja, le toco y se tira..."

Luis Enrique asegura que quería “separar a los jugadores” en la tangana del Chelsea – PSG: “Soy tonto. Me empuja, le toco y se tira…”

La final del Mundial de clubes tuvo de todo: goles, una sorpresa en el ganador final, una pelea en los últimos minutos del duelo con Luis Enrique como protagonistas e incluso a Donald Trump, presidente de los Estados Unidos, de pie en el podio, impasible al lado de Reece James justo cuando el capitán del Chelsea se disponía a levantar la copa del mundo.

"No sabía que iba a estar con nosotros al levantar el trofeo y me sentí un poco confundido", admitió en rueda de prensa Cole Palmer, MVP de la final tras anotar dos goles y dar el pase del tercero, obra de Joao Pedro. La cara del mediapunta del Chelsea en el altar del centro del campo, con el mandatario norteamericano delante, era un poema. "¿Qué está haciendo? ¿Por qué?", le repetía a Reece James sobre la presencia de Trump, que le tapaba en la imagen. El presidente se retiró del primer plano una vez que James levantó el trofeo y los 'blues' pudieron acercarse todavía más al primer plano.

Trump y Palmer fueron la nota cómica de un último tramo de final con bastante polémica. La expulsión de Joao Neves por tirar del pelo a Cucurella y la desesperación del PSG por no conseguir acercarse en el marcador derivó en unos minutos finales de guerra: patadas, agarrones, golpes... Y tras el pitido del árbitro, una tangana que obligó a los dos entrenadores, Luis Enrique y Enzo Maresca, a saltar al campo a tratar de detener a sus futbolistas, muy enfadados unos con otros.

Donnarumma, Nuno Mendes, Joao Pedro y Colwill fueron los más encendidos de ambos equipos, y el delantero brasileño del Chelsea terminó enfrentándose con Luis Enrique. El técnico español se acercó a él y a Donnarumma, que estaban discutiendo, y tras varios agarrones terminó propinándole un manotazo al joven atacante de 23 años, que acabó en el suelo.

Después de unos segundos y tras la intervención de Maresca, que empujó a sus futbolistas hacia uno de los fondos del campo, la tangana finalizó. Ambos equipos esperaron durante 25 minutos en el césped a que Trump bajara desde el palco y el pulso se enfrió, con Luis Enrique dando su versión de los hechos a sus ayudantes. "Soy tonto, está así parado, me empuja, le toco y se tira", les explicó, según captaron las cámaras de DAZN.

Más tarde, en rueda de prensa, el asturiano, sin pedir disculpas, reflexionaba todavía más por la acción. "Voy a hablar en castellano para expresarme mejor", le pidió al periodista francés. "Al final del partido hay una situación totalmente evitable por parte de todos. Mi objetivo y mi intención, como siempre, es intentar separar a los jugadores para que no haya más problemas. Es una situación evitable, hay mucha tensión, mucha presión, y a partir de ahí hay una serie de empujones por parte de mucha gente que debemos intentar evitar entre todos. No debería volver a ocurrir. Mi intención, como siempre, es evitar que cualquier situación vaya a mayores", explicó ante los medios.

Ante la insistencia de los medios, el español recalcó que "he visto a Maresca recibir empujones y nuestra intención es separar jugadores". "Yo ya sé qué momentos de tensión hay ahí y es una situación que deberíamos evitar. Creo que no es lo mejor. No debo añadir nada más", concluyó sobre el tema, aunque sí quiso dejar claro que "aquí no hay perdedores".

"Un subcampeón, que es diferente. Perdedor es el que se rinde, el que no se levanta. Aquí, en el deporte de alto nivel no hay perdedores", aseguró, y centró sus comentarios en "los que me conocen". "Se sabe en los momentos delicados quién está a tu lado y quién no. Yo desde pequeñito, puedo caer mejor o peor, pero tengo la suerte de caer muy bien a todas las personas que me conocen. No sé si estoy siendo demasiado egocéntrico, pero lo digo, no pasa nada", declaró.

Al-Khelaifi: "El entrenador más caballeroso"

A unos metros, Maresca y Joao Pedro trataban de no centrar el foco en la acción de Luis Enrique y sí en la victoria de su equipo. "Cuando el árbitro pitó fui a saludar a Luis, vi que se montó algo pero no sé lo que pasó", explicó el entrenador italiano. "El final es lo normal en un gran partido, dos equipos que quieren ganar y pasan estas cosas", dijo el delantero brasileño.

Quien sí tuvo palabras para Luis Enrique fue Nasser Al-Khelaifi, presidente del PSG, que quiso salir a defender a su técnico y apareció en zona mixta antes que cualquier de sus futbolistas. El catarí elogió "la caballerosidad" del asturiano en una temporada "excepcional" para el equipo, que ha levantado liga, copa y Champions. "Creo que tenemos al entrenador más disciplinado y caballeroso del mundo. Nunca hará nada en contra de nadie. Y luego conocemos a los jugadores, lo ataca antes, él intentó separar a los jugadores y él le empuja. Creo que hay que tener respeto por el entrenador", comentó sobre el lance entre Joao Pedro y Luis Enrique.

Posible sanción

La acción podría tener consecuencias para Luis Enrique dependiendo de la decisión de FIFA. Las tarjetas amarillas y rojas quedan en nada cuando el torneo llega a su fin, pero la organización de Infantino puede imponer castigos por tiempo en el caso de las agresiones. La FIFA estudiará las imágenes y determinará si castiga o no al asturiano, que volverá a dirigir al equipo el próximo 13 de agosto en la Supercopa de Europa contra el Tottenham.

En su momento, Jose Mourinho fue sancionado con dos partidos por meter el dedo en el ojo a Tito Vilanova durante un clásico disputado en el Camp Nou. Y José María Giménez, central del Atlético, fue sancionado por FIFA con tres partidos tras los incidentes entre los jugadores de la selección de Uruguay y los aficionados colombianos tras la disputa de un encuentro entre ambos combinados nacionales.

La lección de Luis Enrique y Dembélé a un Madrid preso de los errores y el desconcierto

La lección de Luis Enrique y Dembélé a un Madrid preso de los errores y el desconcierto

Hace cuatro meses, durante la ida de la semifinal de la Champions, el PSG ofreció una exhibición ante el Liverpool que, paradójicamente, acabó en derrota. Aquella noche, el líder de la Premier se vio ahogado en el Parque de los Príncipes por la abrasadora presión alta del futuro campeón. Cada vez que perdían la pelota, Ousmane Dembélé y Khvicha Kvaratskhelia asfixiaban a los reds. Desde entonces, los grandes equipos de Europa entendieron que el único modo de salir de ese atolladero era recurrir a los balones en largo y minimizar los riesgos. Justo lo que ayer no hizo el Real Madrid en el MetLife Stadium.

Los errores groseros de Raúl Asencio y Antonio Rüdiger fueron exprimidos por Dembélé, la pieza más adelantada del PSG. Un falso 9 que ejerce como ariete de la primera línea defensiva de Luis Enrique. Nadie podría haber apostado por ello hace 10 meses, cuando el técnico ofreció una de sus primeras ruedas de prensa de la temporada. "Ousmane es inteligente en la presión", deslizó el asturiano y ninguno de los presentes pareció tomárselo en serio. Desde entonces, aquel genio caótico, incapaz de mantener un mínimo de concentración, se ha convertido en uno de los exponentes defensivos de su equipo. Una estrella que no sólo define en el área sino que da sentido a todo lo que sucede a su alrededor.

La asombrosa coordinación del PSG a la hora de recuperar se tradujo en unas estadísticas escandalosas. Sólo en la primera parte, el gran ogro de la Ligue 1 ganó 26 duelos, por sólo 10 del Real Madrid. Además, hizo buenos sus siete tackles, mientras los blancos sólo lograron uno. La perfección táctica también se hizo palpable con el balón, ya que acumuló un 96% de acierto en los pases (384/402), para un abrumador dominio de la posesión (77%).

Muchos metros entre líneas

El modo tan sencillo con el que el PSG salía desde atrás dejó aún más en evidencia el plan de Xabi Alonso. A diferencia de lo mostrado ante la Juventus y el Dortmund, el guipuzcoano optó por una línea de tres delanteros que nunca supo cómo apretar. Desde comienzo del torneo, el técnico había insistido en que su equipo se trasladase en bloque, siempre ordenado y en pocos metros. Sin embargo, ante el peor rival posible, el Madrid volvió a comportarse como un equipo totalmente roto, con muchos metros entre líneas. Demasiadas facilidades para Vitinha, Joao Neves y Fabián Ruiz, que jugaban a placer cada vez que atravesaban la medular.

Courtois y Carvajal, en la acción del 4-0 del PSG.

Courtois y Carvajal, en la acción del 4-0 del PSG.AP

Nada importó al PSG la baja de William Pacho, porque entre Achraf Hakimi y Nuno Mendes se bastaron para derribar la endeble oposición de Kylian Mbappé y Vinicius. Una arrancada del marroquí dejó en bandeja el 3-0, mientras el portugués abortaba cualquier intento de Vinicius a campo abierto. La abismal diferencia entre los laterales se hizo más acusada ante la baja de Trent Alexander-Arnold.

Con un marcador inicial tan adverso, el equipo de Alonso optó por el peor de los remedios: quedarse a medio camino. Y eso complicó aún más a sus centrocampistas y zagueros, desde entonces presa del pánico ante la amenaza de una goleada de escándalo. El Madrid no encajaba dos tantos en nueve minutos desde febrero de 2017, cuando Simone Zaza y Fabián Orellana anotaron para el Valencia en Mestalla. Según los datos de OPTA, Dembéle se convirtió ayer en el primer futbolista en 22 años con gol y asistencia en los primeros 10 minutos ante los blancos. Unas cifras que explican la actual diferencia, individual y colectiva, entre los dos últimos campeones de la Champions.

Mbappé-Luis Enrique, una pareja futbolística incompatible: "¿Te gusta Michael Jordan? Jordan defendía como un hijo de puta"

Mbappé-Luis Enrique, una pareja futbolística incompatible: “¿Te gusta Michael Jordan? Jordan defendía como un hijo de puta”

En una sala de la ciudad deportiva del Paris Saint-Germain, Luis Enrique, de pie, recibe a Kylian Mbappé, que se sienta en la primera de siete filas. Están los dos solos. A los cinco minutos, el entrenador pregunta «¿Te queda claro?», el francés dice «sí» y su míster responde «gracias». No se dan la mano y la gran estrella del equipo se va por la puerta. Esos cinco minutos resumen la relación entre Luis Enrique y Mbappé: la pasión y la intensidad del español y la falta de feeling entre ambos. Hoy se reencuentran, PSG y Real Madrid mediante, en las semifinales del Mundial de clubes.

Aquella reunión entre ambos ha sido una de las más comentadas porque se emitió en el documental Luis Enrique: No tenéis ni puta idea. Una charla de varios minutos en la que el técnico intentaba convencer a Mbappé de la necesidad de involucrarse en la presión y en la parcela defensiva. Una escena elegida a propósito. Se produjo durante los cuartos de final de la Champions 23-24 contra el Barcelona, el PSG ganaría aquella eliminatoria pero unos días más tarde perdería en las semifinales contra el Borussia Dortmund, que sería el rival del Madrid en la final de Wembley.

El discurso de Luis Enrique a Mbappé lo dice todo sobre el tipo de futbolista que el técnico quería en el ataque y explica muy bien porqué Ousmane Dembélé puede alzar su primer Balón de Oro el próximo mes de octubre. «He leído que te gusta Michael Jordan, Jordan cogía de los huevos a todos sus compañeros y se ponía a defender como un hijo de puta. Tú tienes que dar ese ejemplo, primero como persona y luego como jugador», le dice Luis Enrique, de pie y gesticulando, a Mbappé, sentado, impasible, sin hablar.

«eso no me vale»

«Tú piensas que sólo tienes que marcar goles, eres un fenómeno, un top mundial, pero eso no me vale. Un líder de verdad es el que cuando no nos puede ayudar con los goles nos ayuda en todo lo defensivo», insiste. «Si coges a Ousmane, a Barcola, a Ramos o a quien sea y te pones tú como ejemplo a presionar, ¿sabes lo que tenemos? Una puta máquina de equipo», sigue Luis Enrique, picando a Mbappé con el posible final que tendrá en París.

«Quiero que te vayas de aquí por la puerta grande, Kyky, ninguna duda. Pero te lo tienes que ganar. El día que no ataques tienes que ser el mejor jugador de la historia defendiendo. Eso es un líder, ese es Michael Jordan. ¿Te queda claro?», terminó el técnico.

Unas semanas después, Mbappé anunciaría su fichaje por el Madrid y Luis Enrique lo celebraría a su manera con esta frase: «Vamos a mejorar los resultados, sin ninguna duda. El tener a un jugador (Mbappé) que se movía por donde él quería implica que hay situaciones de juego que yo no controlo. El año que viene las voy a controlar todas. Todas».

Mbappé anota el 3-1 al Dortmund ante Yan Couto.

Mbappé anota el 3-1 al Dortmund ante Yan Couto.AFP

Una premonición de lo que sería la temporada en París, con la conquista de la Champions League, ganando 5-0 al Inter de Milán en la final, como guinda del pastel. Mientras, Mbappé terminó el curso como máximo goleador del continente pero eliminado, junto al Madrid, en cuartos de final de la Copa de Europa por el Arsenal. El francés cuajó algunas buenas eliminatorias, como ante el Manchester City, pero contra el cuadro londinense no estuvo a la altura. Un síntoma general.

Entre medias, Mbappé ha vivido un enfrentamiento en los juzgados con el PSG y con Nasser Al Khelaifi, que siempre que ha podido le ha dejado algún recado en los medios de comunicación. «Ahora la estrella es el equipo», aseguró el qatarí durante el curso, en un mensaje directo al futbolista. En su momento, el presidente del PSG quiso apartar a Mbappé por no renovar su contrato con el equipo y Luis Enrique medió para solucionar el conflicto, pero la pelea ha llegado hasta los tribunales por el pago de la última parte del salario del futbolista.

Una guerra por 55 millones

Mbappé le reclama al PSG 55 millones en sueldos y primas y ha llegado a acusar a Al Khelaifi de «acoso moral» y «extorsión» por las presiones recibidas durante las negociaciones por su renovación en 2023, una demanda que finalmente ha retirado esta semana, justo antes de verse en el MetLife Stadium de Nueva Jersey, «por una voluntad de calmar la situación sobre el terreno jurídico y el deseo de concentrarse exclusivamente en el terreno deportivo», según L'Equipe.

La intensidad y la presión, eso en lo que insistía Luis Enrique a Mbappé, están siendo dos de las palabras más repetidas por Xabi Alonso en el mes que lleva al mando del Real Madrid. El delantero, que sufrió una fuerte gastroenteritis en los primeros días del Mundial, todavía no ha sido titular en el torneo y espera que ese momento le llegue esta tarde contra el que fuera su equipo.

Luis Enrique, durante una rueda de prensa en Atlanta.

Luis Enrique, durante una rueda de prensa en Atlanta.FCWC

Sobre la mesa, el gran papel de Gonzalo, tanto en ataque (cuatro goles) como en la parcela defensiva, donde no deja de presionar la salida del rival. Mbappé es indiscutible para Alonso, pero éste le pedirá aquello que le pedía Luis Enrique: ser Michael Jordan en todas sus facetas.

El PSG se libra de un incómodo Bayern y espera en semifinales

El PSG se libra de un incómodo Bayern y espera en semifinales

Actualizado Sábado, 5 julio 2025 - 20:20

Una genialidad de Désiré Doué y un zarpazo de Ousmane Dembélé cuando más apurado estaba el PSG le permitió al equipo francés batir al Bayern en un duelo intensísimo, reedición de la final de la Champions 2020, y sellar así su pase a las semifinales del Mundial de Clubes. El vigente campeón de Europa padeció múltiples dificultades para sacar adelante el partido, en cuya recta final perdió a Pacho y Lucas Hernández por sendas rojas directas. [Narración y estadísticas (2-0)]

El equipo de Luis Enrique, perfecto en la ejecución del fuera de juego para frustrar dos goles del gigante bávaro, se complicó en los minutos finales frente a un rival mermado por la gravísima lesión de Jamal Musiala. En el añadido del primer tiempo, el internacional alemán sufrió un encontronazo con Gianluigi Donnarumma en una acción donde el Bayern reclamó penalti del guardameta.

En los primeros 45 minutos ambos contendientes protagonizaron un intenso toma y daca. Aunque el Bayern parecía llegar con más frecuencia al área rival, las aproximaciones más peligrosas caían una y otra vez del lado de un PSG en el que Khvicha Kvaratskhelia hacía diabluras. Siempre excelentemente contestado, eso sí, por un Manuel Neuer que sigue luciendo una tremenda calidad bajo los palos.

Imagen desgarradora

Y, si brillantes fueron varias de las acciones del arquero, también lo fueron en la otra área las de Donnarumma, cuyo exceso de ímpetu al ir al suelo acabó por costarle una gravísima lesión a Musiala. La imagen del tobillo izquierdo del joven delantero, completamente torcido tras el choque, fue desgarradora. Su baja acabaría por sumarse a la de Josip Stanisic, quien también se había visto mucho antes a ceder su puesto a Sacha Boey.

Pacho, Coman, Olise y Kimmich, tras la lesión de Musiala.

Pacho, Coman, Olise y Kimmich, tras la lesión de Musiala.AP

Tras el descanso, por mucho que Bradley Barcola forzara a Neuer otra gran parada, fue de nuevo el Bayern el que se las arregló para buscar con más intensidad la opción de romper la igualada. Sus primeros intentos, con todo, se estrellaron fácilmente contra un Donnarumma aparentemente repuesto del golpe anímico de haber provocado la lesión de otro futbolista.

Michael Olise, molestado por Pacho, acabó enviando por encima del travesaño el mejor de ellos. Más clara incluso fue la del PSG, tras un fallo fuera del área de Neuer que un Dembélé suplente de inicio envió fuera por muy poco. Doué, tras una gran recuperación de Joao Neves ante Harry Kane, en cambio, no desaprovechó su oportunidad. Su disparo al palo corto, que tomó por sorpresa al meta, acabó por convertirse en el 1-0. Y Dembélé, cuando más apurados estaban los suyos tras las expulsiones de Pacho y Lucas Hernandez, se encargó de dictar sentencia con el 2-0.

Un reencuentro “muy especial” en el adiós de Messi al Mundial de clubes: abrazo con Luis Enrique, camiseta con Hakimi y foto con Dembélé

Actualizado Lunes, 30 junio 2025 - 07:38

Uno a uno, todos se fueron acercando a Leo Messi. Minutos después de confirmarse al 'adiós' definitivo del Inter Miami al Mundial de clubes tras la contundente derrota ante el PSG (4-0), el argentino recibió en la entrada de los vestuarios el cariño de sus excompañeros del conjunto galo. Por ahí pasaron a abrazarle Donnarumma, Kimpembe, Marquinhos, Achraf o Dembélé, con el que compartió etapa en el Barcelona, pero sin duda el reencuentro más especial fue con Luis Enrique.

Diez años después del triplete que consiguieron en el Camp Nou y tras aquellos episodios de discusiones y títulos, estrella y entrenador tuvieron su 'momento abrazo' en el Mercedes-Benz de Atlanta. Un minuto en el que se rieron, compartieron un par de frases y se dieron cariño.

"Ha sido muy especial por reencontrarme con muchas personas con las que hemos compartido muchas cosas, muchos éxitos y también fracasos. Poder saludar a jugadores antes y después del partido y a Mascherano ha sido especial. Ha sido perfecto en lo emocional y perfecto en el juego", explicó Luis Enrique, que dirigió en el Barça a Messi, Suárez, Jordi Alba, Busquets y Mascherano, ahora técnico del Inter Miami, entre 2014 y 2017.

Messi se intercambió la camiseta con Achraf Hakimi, que fue el más rápido en pedírsela, y se sacó una foto con Dembélé en los vestuarios que el francés publicó en sus redes sociales: "Qué bueno volverte a ver Leo, el mejor de todos los tiempos... Ojalá sigas haciendo historia con el Inter Miami como en este Mundial de Clubes", escribió el ex jugador del Barça.

El argentino intentó por todos los medios marcar el gol del honor del Inter Miami en el tramo final del encuentro, pero no lo consiguió. Tuvo un cabezazo dentro del área que sacó Donnarumma y una falta desde la frontal que estrelló en la barrera, una de esas que suelen ser casi penaltis para él. Se fue de vacío, pero con los elogios de compañeros y rivales.

"Leo ha hecho un gran partido dentro de las posibilidades que teníamos, sobre todo en el segundo tiempo, cuando lo encontramos mucho más", aseguró Mascherano, que insistió en que en el tramo final "hemos visto lo mejor de él". "Creo que a día de hoy, con 38 años, la gente sigue pagando una entrada para verlo. Esa es la grandeza y el legado que nos deja a todos".

Al otro lado, Luis Enrique elogió el final del partido de los de Florida. "Han podido conectar a sus jugadores que todos conocemos: Jordi, Busi, Leo, Luis, Allende y Redondo. Y fue ahí que nos han generado problemas y que nos pusieron en dificultad".

Eso sí, el encuentro quedó sentenciado en el descanso después de tres goles casi seguidos del PSG para ampliar su renta a los cuatro tantos. Imposible para el Inter Miami: "Cometimos errores que no se pueden hacer ante un equipo como el PSG. Con esos jugadores, te penalizan mucho. El partido se acabó muy pronto, en la primera parte. Sabiendo la diferencia entre ambos equipos... nos iba a costar un poco más", resumió Busquets.

El excentrocampista del Barça insistió en el buen trabajo de Luis Enrique. "El PSG es un gran equipo con un gran entrenador. Le hizo muchos goles al Inter de Milán en la final de la Champions League. En partidos así te lo hacen pagar", dijo, aunque se mostró contento con el torneo del equipo: "Estoy orgulloso de hasta dónde hemos llegado, de nuestro torneo. Y ahora empieza nuestra realidad de nuevo".

Messi termina el Mundial de clubes con un gol anotado, el que metió ante el Oporto en la segunda jornada, y habiendo entregado a la FIFA cuatro de los partidos con más espectadores en todo el torneo. En Atlanta, ante el PSG, se dieron cita 65.000 personas. Un filón comercial para los patrocinadores de la organización que preside Infantino y que ha visto cumplido su objetivo cuando invitó a Inter Miami al Mundial.

Messi-Luis Enrique, cita con un pasado de peleas y títulos: “Tuvimos una discusión y nos duró un tiempito”

Actualizado Sábado, 28 junio 2025 - 22:36

«Tuvimos una discusión y nos duró un tiempito». Este domingo, el Mercedes-Benz Stadium de Atlanta será testigo del reencuentro entre Leo Messi y Luis Enrique, ganadores del triplete con el Barça en 2015. Una tarde de cita con el pasado, con Javier Mascherano en el banquillo del Inter Miami y Jordi Alba, Sergio Busquets y Luis Suárez acompañando a la estrella argentina en el equipo de Florida, y el técnico asturiano liderando al PSG, actual dominador de Europa y club al que Messi no pudo hacer campeón. El duelo lo tiene todo, pero volvamos a 2015.

El triplete culé de hace justo 10 años se forjó en las semanas de enero que estuvieron a punto de hacer explotar la relación entre Messi y Luis Enrique. Un vaso que se fue llenando durante los primeros meses de aquella temporada, la del debut del entrenador en el Camp Nou, en un vestuario que venía de fracasar en Liga y Champions con el Tata Martino.

Para saber más

Luis Enrique, directo, sincero y con sus manías, tardó en encajar las piezas emocionales de un vestuario lleno de estrellas que venían de sufrir, cada una a su manera, en el Mundial de Brasil. Messi cayó en la final, Neymar se perdió el 7-1 de Alemania a la canarinha en semifinales por un rodillazo del colombiano Zúñiga en cuartos y la columna vertebral española no pasó de fase de grupos tras las derrotas ante Chile y Países Bajos.

Empezaron ganando partidos, pero las texturas comenzaron a rasgarse tras las dos derrotas seguidas ante Real Madrid (3-1 en el Bernabéu) y Celta (0-1 en el Camp Nou). Llegó el final de año y la promesa de Luis Enrique a los sudamericanos de que si ganaban todos los partidos de diciembre podrían volver un poco más tarde. Empataron en Getafe y se fueron de vacaciones de Navidad segundos, a cuatro puntos del Madrid.

"A Leo se le cruzaron los cables"

Al regresar, la relación entre Messi y Luis Enrique llegó a un punto límite. «Yo volví de Argentina después de las vacaciones, jugábamos el día 4 y salí desde el banquillo. Tuvimos una discusión y nos duró un tiempito», explicó el argentino en una entrevista con Jorge Valdano. El Barça perdió ese día en Anoeta contra la Real Sociedad, pero en la previa ya habían tenido un roce importante. «En el entrenamiento, Luis Enrique no le pitó a Messi una falta en el partidillo, a Leo se le cruzaron un poquito los cables y se dijeron las cosas que se tenían que decir», contó Mathieu, ex jugador del Barça, años después.

Tras la discusión, Messi fue suplente en San Sebastián, junto a Neymar y Dani Alves, que habían vuelto con él en el avión tras las vacaciones, y la pelea escaló esa misma noche en el vestuario de Anoeta, con insultos entre ambos y reproches. «Hubo una discusión, como pasa muchas veces. Se dijeron cosas que quedan dentro del vestuario», aseguró Messi.

Al día siguiente, Messi no se presentó al entrenamiento por una supuesta gastroenteritis y Luis Enrique pidió una sanción, pero la intervención de Xavi Hernández y los capitanes, el tiempo y las victorias terminaron haciendo olvidar aquella guerra. No hubo sanción y sí títulos. El Barça remontó la Liga al Madrid, ganó la Copa y la Champions y todo fue felicidad, aunque en un punto se acercaron al precipicio. «Hasta que se solucionó todo hubo un tiempo de tensión, que yo no busqué, pero que apareció y tuve que gestionar», admitió Luis Enrique en 2019. «Acabamos con una relación muy buena», insistió.

"Con presión pueden cometer un error"

«Dos personas de carácter y con una fuerte presión encima pueden cometer un error. Se solventó, se arregló y no tenemos ningún problema. Leo ha sido un jugador único. Es un privilegio decir que entrené al mejor jugador de la historia. Aprendí más de él que él de mí», aseguró Luis Enrique años más tarde. «Tuve una relación espectacular con él hasta el último día. Le decíamos que se quedara, que estábamos bien», dijo también el futbolista.

Hoy Messi se enfrentará por primera vez a uno de sus ex equipos, todavía con el resquemor por su parte y en París de la época en la que no consiguieron ganar la Champions. «No todo está perdonado», tituló el diario L'Équipe sobre el encuentro. «Nunca terminé de ser feliz en París. Después del Mundial de Qatar, el trato cambió. Fui campeón y eso no gustó en Francia», declaró Messi cuando llegó a Miami.

En la previa, Luis Enrique mantuvo el buen tono con respecto a sus ex jugadores: «Siempre es especial enfrentarte a jugadores con los que viviste grandes momentos, pero ahora estamos en lados diferentes». El PSG parece muy superior, pero con Messi nunca se sabe.

El fútbol y las audiencias de Messi y el Inter Miami dan la razón al ‘Plan Infantino’ para el Mundial: “No hemos venido a retirarnos”

Actualizado Martes, 24 junio 2025 - 22:50

«Compra aquí tus entradas para ver a Lionel Messi en el Mundial de clubes». Hasta la web de la FIFA asume la realidad. «Sólo la demanda del Real Madrid supera a la que hay por el futbolista argentino», explican desde la organización que preside Gianni Infantino. Messi está en todas partes: en las televisiones, con el anuncio para la cerveza Michelob Ultra que se emite antes, en la mitad y después de cada partido del Mundial de clubes; en los carteles de Adidas, Apple TV, Pepsi o Gatorade que se pueden ver por varias ciudades de Estados Unidos; en las publicaciones de la cuenta del torneo en redes sociales, donde el argentino y el conjunto blanco son los que más 'Me Gusta' y visualizaciones acumulan; y está también en los octavos de final de la edición, para gloria del Inter Miami y del propio Infantino, tras el empate ante el Palmeiras. Ahí se medirá al PSG en una cita cumbre a nivel deportivo y mediático. Se cumple el 'Plan Infantino'.

La idea del máximo mandatario de la FIFA ha salido a la perfección tanto en la parte económica como en la futbolística. El Inter Miami no había ganado la Champions de la Concacaf ni su ránking en la confederación le otorgaba los puntos suficientes para estar en el torneo, requisito que sí se ha aplicado al resto de continentes, pero el directivo suizo invitó al cuadro de David Beckahm al Mundial tras ganar la Supporters Shield de la Major League Soccer.

Infantino aplicó una invitación al país organizador, Estados Unidos, y no tuvo en cuenta al último campeón de la liga estadounidense, Los Angeles Galaxy. Decidió que el invitado sería el ganador de la liga regular, no de los playoffs. Recibió muchas críticas, pero después de varias semanas de Mundial, la repercusión del torneo le está dando la razón en la decisión, aunque en su momento fuera comprometida.

Una ciudad volcada

En España las audiencias del torneo superan casi todos los días a los programas del prime time, sea un equipo español o sea Messi, que en el partido emitido el pasado jueves en Telecinco entre el Inter Miami y el Porto llegó al 12,9% de cuota de pantalla y superó el millón de espectadores. Y en el césped, sólo el PSG-Atlético del gigante Rose Bowl y el Madrid-Pachuca de Charlotte superaron en aficionados a los encuentros del Inter Miami en el Hard Rock. La ciudad de Florida, que también llenó su estadio para el Madrid - Al Hilal y para el Bayern - Boca Juniors, se ha volcado con su nuevo ídolo.

Y los resultados acompañan. El empate de Inter Miami ante Palmeiras le colocó en octavos de final, donde se medirá al PSG. Messi contra el campeón de Europa. El sueño de Infantino. El duelo llega, quizás, demasiado pronto para la competición, pero supone un impulso más para el torneo. Se jugará en Atlanta, en el imponente Mercedes-Benz Stadium, con capacidad para 71.000 espectadores, y con muchas historias en los vestuarios.

"Puede jugar hasta que él quiera"

Messi, que cumplió ayer 38 años, llega a los octavos como segundo futbolista del torneo con más regates, sólo superado por la joven promesa del PSG Desiré Doue, de 20. Enfrente, el equipo con el que fracasó junto a Neymar y Mbappé en la era galáctica del Parque de los Príncipes. Ganó dos ligas, pero cayó en Champions ante el Madrid y el Bayern para desesperar a Al Khelaifi, que le acabó entregando el equipo a Luis Enrique. El asturiano se reencuentra ahora con Mascherano, técnico, Alba, Busquets, Suárez y Messi, a los que lideró hacia el histórico triplete de 2015.

«Leo puede jugar muchos años más, hasta que el cuerpo o él quiera. Está hecho un chaval y sigue marcando la diferencia», explicó el lunes Jordi Alba en los pasillos del Hard Rock Stadium, donde dejó claro que Luis Enrique es «el mejor entrenador del mundo». «Es increíble ver cómo trabaja». El lateral, además, dejó claro que los cuatro exjugadores del Barça que están en el Inter «no hemos venido a retirarnos a Miami». «No es el nivel de Europa pero estamos compitiendo», finalizó.

Así convirtió Luis Enrique al PSG en una máquina perfecta: "Es un líder que se ha ganado la credibilidad"

Así convirtió Luis Enrique al PSG en una máquina perfecta: “Es un líder que se ha ganado la credibilidad”

Tres equipos han deslumbrado en Europa: uno en todo el continente y otros dos, principalmente, en sus competiciones domésticas. PSG, Liverpool y FC Barcelona han sufrido una transformación de un año a otro. No han sido los futbolistas los responsables sino la llegada o consolidación de entrenadores que han impuesto sus ideas por encima de los privilegios de ciertos jugadores.

El equipo francés comenzó el Mundial de clubes como terminó la temporada: ganando. Ha logrado todos los títulos del curso y es favorito también para este. Lo ha hecho, además, justo el año en que Kylian Mbappé dejaba su disciplina. Luis Enrique ya avisó que mejoraría al equipo tras la salida del francés: "Tener un jugador que se movía por donde él quería implica que hay situaciones de juego que yo no controlo. Este año las voy a controlar todas. Prefiero once que piensen juntos a uno que rompa el mapa por talento", avisó.

"Decirlo es fácil, lo difícil es llevarlo al césped", alaba Antonio Castaño, director académico de la Escuela de Entrenadores de la RFEF y explica: "Hoy no hay nadie que pueda permitirse tener jugadores que en una fase del juego, la defensiva, no participen". Y los once del PSG lo han hecho y de qué manera. De la final ante el Inter de Milan, muchos como Castaño recuerdan más las carreras de 70 metros de Kvaratskhelia para recuperar posición que los regates en área italiana, como hizo también ante el Atlético.

"Un instante en perderla"

Por citar otro nombre propio, Desiré Doué, aunque no brillara ante los rojiblancos, tiene uno de los mejores ratings defensivos del equipo del asturiano. Es el sexto que más disputas gana y el tercero en faltas cometidas. Ese compromiso, Castaño dice que se resume en una frase: "Es un líder que se ha ganado la credibilidad" y añade que esta credibilidad "tardas una vida en ganártela y un instante en perderla". Habrá que valorar este Mundial y, especialmente, la temporada siguiente, pero parece que la fe en Luis Enrique es total.

La mejora del rendimiento colectivo afecta al individual y, volviendo a Doué, el francés ha sido el tercer jugador que más se ha revalorizado este año empatado con el segundo. Su precio ha crecido 60 millones de euros igual que el del barcelonista Pedri. El que lidera esta clasificación, claro, es otro culé que ha deslumbrado al mundo, Lamine Yamal, con un crecimiento de 110 millones de euros.

En el top-20 también están Cubarsí (6º, +50 millones) y Raphinha (14º, +40 millones), pero no hay futbolista del Barça que no se haya revalorizado este año y eso es gracias a la llegada de Hansi Flick. "Cuando un equipo a nivel colectivo funciona bien, todos los individuos se ven beneficiados en su rendimiento, el nivel parece más alto", explica Castaño.

Hansi Flick, en un entrenamiento del Barça.

Hansi Flick, en un entrenamiento del Barça.AFP

Y el equipo del alemán ha sido un reloj con una defensa que, a juicio del director académico de la RFEF, daba "una sensación angustiosa" por su altura. "La ventaja es que tienes más espacio para robar al rival cuando pierdes la pelota", apunta Castaño y cree que Flick "ha exagerado" la obsesión de Guardiola del 3-5, intentar robar la pelota en menos de tres segundos y finalizar en cinco.

Hay una cuestión táctica que, será por la estancia de Luis Enrique en el club barcelonista, o será por el sello del asturiano pero, tanto Barça como PSG, tienden a juntarse hacia los delanteros y no hacia los defensas. "Lo que vemos en la tele es donde está el balón, pero no vemos como una presión adecuada arriba sube la línea de defensa", apostilla el entrenador.

Beatles y Rolling Stones

Otro de los equipos que se ha construido a imagen y semejanza de su entrenador es el Liverpool de Arne Slot. "Un equipo se tiene que parecer al entrenador, como los perros al dueño, el suyo es más los Beatles y el de Klopp, los Rolling Stones", comienza Castaño sobre un conjunto red que ha ganado con holgura en la Premier, pero que fue descabalgado a las primeras de cambio por el PSG de Luis Enrique en la Champions. "Han cambiado la visceralidad por la racionalidad", razona el director académico de la escuela de entrenadores de la RFEF sobre un técnico que se ha unido a la lista de debutantes que antes han alcanzado 20 victorias con su equipo en la liga inglesa, el holandés tardó 24 duelos.

Otro de los cambios aplicados al Liverpool y que se diferencia de PSG y Barça es la presión defensiva que no es inmediata sino que se produce cuando el potencial robo sea en una zona peligrosa del rival. "A veces dejan dar dos o tres pases antes de ir a por el balón", apunta Castaño. Y han cambiado también las transiciones veloces y "a tumba abierta" por tener un poco más el balón para "descansar" con él.

Tres equipos, tres técnicos que han dado la vuelta a sus plantillas y las han revalorizado. Pero sólo uno podrá mostrarlo al mundo desde Estados Unidos. Luis Enrique ya ha empezado desde el primer duelo.

El Atleti, Gil Marín y Simeone: un ridículo voluntario y cantado

El Atleti, Gil Marín y Simeone: un ridículo voluntario y cantado

El Atleti se estrenó en el Mundial de clubes ante el mejor equipo del momento con una banda izquierda formada por Javi Galán y Samu Lino. No es una errata: Galán y Lino. Para sorpresa de absolutamente nadie, no salió bien. Tres pérdidas seguidas del brasileño espabilaron a un PSG aún con leve resaca y el resto fue un paseo. Si necesita meter ocho, los mete. O nueve.

El sector groupie del cholismo lleva sacando pecho desde noviembre por una victoria en Champions en París que fue un milagro: 22 tiros cayeron ante cuatro remates y una genialidad, otra más, de Correa. Creer que esos triunfos accidentales dicen algo del nivel real del Atleti ha sido un mal crónico en esta época mustia de la era Simeone, pero lo grave al comparar ambos duelos es ver la evolución de unos y de otros desde entonces.

En estos meses, Luis Enrique trabajó su modelo, pulió a Doué y el PSG ficho a Kvaratskhelia. Miguel Ángel Gil Marín decidió no reforzar las obvias carencias en invierno, cuando aún podía ganar tres títulos, ni hacer un esfuerzo previo a este Mundial. Baena y Cardoso llegarán, pero el club prefiere ahorrarse un par de millones por cabeza y traerlos en agosto que mostrar un mínimo de dignidad y ambición para un torneo que, tal vez, no vuelva a jugar en mucho tiempo. Eso es este Atleti.

Si usted fuera Julián Álvarez, ¿se quedaría?

Simeone hace tiempo que decidió ser buen soldado y tragar con la mediocridad de su directiva (que cada cual decida si es víctima o cómplice), pero lo que nadie le ordena desde el palco es sacar de titular y dar 90 minutos a Griezmann, que lleva 17 partidos sin marcar, y dejar sentado a un Sorloth que, con sus limitaciones, lleva 12 goles desde el último de Antoine. En el descanso, 2-0 abajo y con Gallagher en el banquillo, apostó por Koke como revulsivo. En 2025. El inglés y el noruego llegaron el verano pasado por 40 millones cada uno como miembros clave del plan renove, pero el técnico prioriza a dos iconos en declive. ¿Recuerdan cuando aplicaba la meritocracia?

Si usted fuera Baena, ¿ficharía?

Y así el Atleti va a lograr un hito: masacrar la innegociable ilusión de sus aficionados antes incluso de empezar la temporada. Nuevo récord mundial de mala gestión.

Si usted fuera abonado, ¿renovaría?

Bueno, esto sí porque el club ya se ha encargado de cobrar el carnet antes de mandar al equipo a América a hacer el ridículo. Mediocres sí, pero tontos ni un pelo.