David Raya, el niño que costó 10.000 euros, impresionó a Klopp y ahora es héroe 'gunner': "Este portero tendría que llevar el 10"

David Raya, el niño que costó 10.000 euros, impresionó a Klopp y ahora es héroe ‘gunner’: “Este portero tendría que llevar el 10”

Con 16 años, David Raya se la jugó. Él y su familia, porque no es fácil enviar a tu hijo más allá del Canal de la Mancha a completar su adolescencia en Blackburn, típica ciudad industrial del norte de Inglaterra. Pero con apenas un par de entrenamientos, el portero convenció a los ojeadores del Rovers y le ofrecieron una beca en su academia. El conjunto británico pagó 10.000 euros al Cornellà, el equipo donde jugaba, y Raya dio el salto al fútbol inglés. 11 años después de aquello, con 27, es el hombre más buscado de Londres tras dar el pase al Arsenal a los cuartos de final de la Champions League tras la tanda de penaltis contra el Oporto.

El viaje de Raya ha sido meteórico. Alejado de las canteras más famosas, de los focos de las selecciones inferiores de la selección y de los grandes estadios, se ha curtido en los campos de las divisiones amateur del fútbol británico. Estuvo cedido en pueblos, como Southport, para ganarse un hueco en la primera plantilla del Blackburn Rovers. Luego el Brentford, luego la selección, luego el Arsenal.

Su historia es la de muchos hermanos pequeños. Él quería tener el balón y disparar a puerta, pero alguien más alto, más fuerte y mayor que él le 'obligó' a ponerse en la portería. Y a partir de ahí, el interés por los tres palos, pero siempre siendo 'especial'. Cuando llegó al Blackburn, los técnicos se sorprendieron por su manejo del balón por los pies, una virtud que le ha acabado ayudando a fichar por un equipo de toque como el Arsenal. Y es que a unos metros de la casa de Raya en Barcelona había un campo de fútbol sala en el que él y sus hermanos gastaron las zapatillas durante años. De ahí le quedó la pisada, el toque, el pase y la ausencia de miedo al verse presionado por un rival.

"Lo que más nos sorprendió fue su técnica y su atletismo. Jugó mucho al fútbol sala, así que estaba cómodo con la pelota. Además, hacíamos mucho fútbol-golf y fútbol-tenis con los compañeros y él era de los mejores", explicaba a Sky Steven Drench, uno de sus primeros entrenadores.

Tras fichar por el Brentford y conseguir el ascenso a la Premier, llegó uno de los partidos más importantes de su vida. En septiembre de 2021, su equipo se enfrentaba al Liverpool, terminaron 3-3 y Jürgen Klopp quedó impresionado con Raya. "Ese portero tendría que llevar el número 10", declaró el técnico alemán, sorprendido por la capacidad de pase del español. "Ha puesto algunos balones increíbles, que es exactamente lo que debes hacer ante nosotros".

Sus actuaciones con el Brentford levantaron el interés de muchos grandes de Europa. Bayern, Manchester United y Tottenham llamaron a su puerta, pero fue el Arsenal de Arteta el que le convenció, en parte gracias a una persona. Iñaki Caña, entrenador de porteros del conjunto 'gunner' desde 2019 y antes ayudante en el Brentford, donde coincidió con Raya. Dicho y hecho.

El verano pasado, el Arsenal llegó a un acuerdo con el Brentford para la cesión del portero español por 3 millones de libras, con una opción de compra de 27 millones. Viendo sus actuaciones, parece que se cumplirá el traspaso permanente. El cuadro de Arteta es el conjunto menos goleado de la Premier, con 24 tantos en 28 jornadas, y Raya ha disputado 22 encuentros. No pudo jugar los dos contra el Brentford por el acuerdo de cesión ni los 4 primeros tras su fichaje, en los que Ramsdale fue el titular, pero desde septiembre es indiscutible tanto en la liga doméstica como en Champions, donde el martes se vistió de héroe.

Detuvo los penaltis de Wendell y Galeno lanzándose con confianza hacia su palo izquierdo y devolvió al Arsenal a los cuartos de Champions 14 años después. Fan de Iker Casillas y con el cuerpo lleno de tatuajes (Pokemon, Dragon Ball, la fecha del ascenso a la Premier...), estará de nuevo en la lista de De la Fuente este viernes.

El sorteo de la próxima Champions se hará por ordenador

El sorteo de la próxima Champions se hará por ordenador

Actualizado Miércoles, 13 marzo 2024 - 11:18

Se avecinan cambios importantes en la máxima competición continental de fútbol. La Champions, como ya se ha informado, cambia de formato y deja atrás los grupos previos a los cruces. Ahora 36 equipos disputarán una liguilla en la que los 24 primeros se clasificarán para la siguiente ronda, ya de enfrentamiento directo y eliminatorio. Y claro, estos cambios traen consigo una nueva forma de sortear los partidos, un sistema informático.

Se acabaron las manos inocentes que sacarán la bola de varios bombos, ya que según Kaveh Solhekol, reportero jefe de Sky Sports, este formato requeriría 900 bolas y entre tres y cuatro horas para sortear los choques, ya que en esa liguilla no se enfrentarán todos contra todos.

Sólo se mantendrá, por tratar de ser fieles a la tradición, la elección a mano de los equipos cabeza de serie (es decir los que estén en el bombo 1). Cabe recordar que en el sorteo habrá cuatro bombos, en los que estarán ubicados nueve equipos.

Por lo tanto, se ha decidido, según Giorgio Marchetti, secretario general adjunto y director de fútbol de la UEFA, que se utilice un sistema híbrido. Así, se seguirán sacando las bolas de los clubes principales, pero después, un programa informático de una compañía radicada en Hertfordshire (Inglaterra), decidirá qué ocho equipos serán los rivales de cada club del primer bombo. Todo auditado por Ernst&Young, una de las líderes mundiales en el sector.

Todos estos cambios lograrán reducir el tiempo de este nuevo tipo de sorteo y dejarlo en unos 35 minutos, justo el tiempo que suelen durar los emparejamientos con el formato actual.

Raya se viste de héroe para rescatar al Arsenal y llevarlo a cuartos de final 14 años después

Actualizado Miércoles, 13 marzo 2024 - 00:25

Mikel Arteta estaba convencido de que David Raya no le iba a fallar. Es su apuesta para defender la portería del líder de la Premier League y ante el Oporto se convirtió en el héroe que lleva al Arsenal a cuartos de final 14 años después. Salvó todo el peligro que pudieron hacer los portugueses durante 120 minutos y adivinó la dirección de tres de sus lanzamientos desde el punto de penalti. Sólo uno acabó dentro de la portería y no evitó la locura del Emirates por ver a su equipo de nuevo entre los ocho mejores del continente.

Pudo haberlo evitado el Oporto, muy serio y que llegó a Londres con un plan muy claro que, durante muchos minutos, le funcionó. Era parecido al que convirtió en oro en su estadio, cuando sujetó al Arsenal para asestarle el golpe definitivo con un gol de Galeno al que ya no tenía ni tiempo de contestar. El método debía ser el mismo, con un ingrediente más a su favor: la ansiedad del rival.

Arteta había preparado a su equipo no sólo para buscar la remontada, sino también para no hacerlo de manera alocada. De Saka fue el primer disparo a puerta, al que siguió otro remate a centro de Trossard. Buscaba el Arsenal a sus desequilibrantes extremos y a Odegaard para catalizarlos, pero se estrellaba ante un rival con las filas prietas en las que ex culé Nico González podía orden. Un muro portugués que, además, no renunciaba a amenazar. Lo hizo Jorginho con un zurdazo que se perdió rozando el palo y Evanilson obligando a Raya a aparecer para sostener al Arsenal. Mediada la primera parte, el duelo se abrió. Evitó el cuarentón Pepe un testarazo casi a bocajarro de Rices como Raya volvió a emerger para atrapar un balón de Galeno que buscaba la cabeza de Evanilson. De nuevo apareció Pepe para evitar que White encontrara a Havertz en ventaja para igualar la eliminatoria.

Se envalentonó el Oporto al filo del descanso, pero fue el Arsenal quien logró su propósito bajo la batuta de Odegaard, que abrió una grieta. Cazó un despeje, se asoció con Trossard para atraer a los defensores portugueses y dibujó un pase al belga que cruzó para batir a Diogo Carlos. Estalló el Emirates, apretó los dientes Arteta, porque la eliminatoria volvía a empezar.

Quisieron los lusos asustar al arrancar la segunda parte con más control del juego, pero los gunners se instalaron en su área a fuerza de un repertorio de jugadas a balón parado de las que, al contrario que en la Premier, donde suman 18 goles, no sacaron provecho. Eso dio vida al Oporto, al menos hasta que entre Pepe y el guardameta Diogo Costa a punto estuvieron de quitársela en una falta de entendimiento que dejó el balón franco a Odegaard para rematar a puerta vacía. La falta de Havertz en el cuerpeo con Pepe evitó que el despropósito les costara otro gol.

El Oporto, un muro

Tenía que reponerse el conjunto luso y lo buscó con Nico lanzando a Conceiçao a la carrera contra Raya, que volvió a ser decisivo. La efervescencia portuguesa la cortó Arteta echando mano de Gabriel Jesús. Su primer balón acabó despejado por Diogo Carlos cuando se le colaba entre las piernas.

El Emirates empujaba para evitar la prórroga y Saka se animó con un envenado disparo que volvió a salvar el meta portugués, pero dejando el rechazo a los pies de Odegaard sin que lograra ajustarlo entre los tres palos a puerta vacía.

No le quedó más remedio al técnico portugués que buscar el peligro del atacante iraní Taremi. Pero nadie pudo evitar una prórroga estéril ni la tanda de penaltis.

El Barça sobrevive al suspense ante el Nápoles y vuelve a cuartos de Champions

El Barça sobrevive al suspense ante el Nápoles y vuelve a cuartos de Champions

Actualizado Martes, 12 marzo 2024 - 23:02

El Barça no lo tuvo fácil. Pero, por fin, cuatro años después, volverá a estar en cuartos de final de la Champions. Los de Xavi se las prometieron muy felices con un madrugador 2-0, nacido de las botas de Fermín y Cancelo. Pero, a la media hora del duelo, se encontró con un 2-1 que espoleó las ganas de un Nápoles más que dispuesto a amargarle la velada. Sobre todo, en una segunda parte en la que los italianos acosaron a Ter Stegen e, incluso, pidieron un posible penalti de Cubarsí a Osimhen, finalmente no concedido por el árbitro. Lewandowski, en la recta final del encuentro, se encargaría de materializar un 3-1 que acabó con cualquier tipo de suspense.

El pase a cuartos le da un poco más de aire a un equipo acostumbrado a encadenar mazazo tras mazazo en Europa en las últimas cuatro campañas. La última vez lo hizo, curiosamente, también a costa del Nápoles en una temporada 2019-20 marcada por el estallido de la pandemia de coronavirus, pero acabó siendo un caramelo envenenado. El Bayern, en unos cuartos a partido único en Lisboa, borró de un plumazo sus sueños con un cruel y humillante 2-8 que, a la postre, provocó un terremoto con Messi y acabó por costarle la presidencia a Josep Maria Bartomeu. A nivel económico, además, el pase supone para las maltrechas arcas barcelonistas ingresar unos nada desdeñables 10,3 millones de euros, a los que se sumarían unos cuatro millones más en concepto de taquillaje de uno de los duelos de cuartos, y cumplir, además, con un presupuesto que contemplaba meterse, por lo menos, en esta ronda de la máxima competición europea.

La noche en que el Barça se jugaba el ser o no ser en la Champions, Xavi apostó con fuerza por los jóvenes. Pau Cubarsí, que en Italia se quedó en el banquillo, formó pareja en el centro de la zaga con Araujo y firmó así, con 17 años cumplidos el pasado mes de enero, su estreno en la máxima competición continental. Fermín, por su parte, entró también en el once tras haber sido suplente de inicio el pasado viernes frente al Mallorca y Lamine Yamal, imprescindible para que su equipo se llevara el triunfo frente al conjunto isleño, mantuvo su titularidad en punta.

Y a decir verdad, la apuesta le salió bastante bien. Nada más empezar, Cubarsí le ganó la partida sin despeinarse a Osimhen dentro del área azulgrana y el Barça exhibió una ambición en la presión prometedora, por mucho que los visitantes amenazaran con dar algún susto. Los locales, no obstante, fueron los primeros en abrir fuego. Fermín, tras una buena combinación entre Cancelo, Raphinha y Lewandowski, éste haciendo gala de inteligencia para dejar pasar el balón, puso el 1-0 cuando apenas se habían jugado los primeros 15 minutos del duelo. Las cosas, además, se pondrían aún mejor cuando el defensa portugués, aprovechando un remate de Raphinha tras asistencia de Yamal que se estrelló en el palo, llevó el 2-0 al marcador apenas dos minutos después.

Los azulgrana se las prometían muy felices. Hasta que Rrahmani, cerca de la media hora, les aguó la fiesta con un 2-1 que volvía a meter al Nápoles en el partido, en una acción ofensiva de los italianos en la que Araujo no estuvo fino al buscar el fuera de juego. Ahí, el duelo se igualó. Tanto, que Ter Stegen, a mano cambiada, evitó poco después el empate tras remate de cabeza de Di Lorenzo. El Barça, a pesar del susto, se las arreglaría aún para tener alguna opción para lograr que el marcador volviera a moverse antes del descanso.

El Barça, tan ciclotímico como de costumbre, volvió a mostrar su peor versión en un arranque de segundo tiempo en el que Kvaratskhelia envió un duro disparo desde la frontal fuera por poco y el Nápoles en pleno protestó como penalti una acción de Cubarsí sobre Osimhen. Ni el árbitro ni el VAR consideraron que fuera punible. Los italianos, poco a poco, fueron acosando cada vez más el área de Ter Stegen. Pasados ocho minutos de tensión, los azulgrana se desquitaron con un remate de Raphinha al cuerpo de Meret que pareció devolverles la serenidad. Al menos, en parte, porque los napolitanos no tardarían en retomar su asedio.

El cariz que iba tomando el partido no invitaba al optimismo para un Barça que se revolvía sólo a bandazos. Bandazos que, eso sí, por lo menos, lograban poner a prueba la concentración de Meret. El Nápoles, por lo menos, tampoco acertaba a la hora de encontrar un gol que pudiera permitirle forzar al menos la prórroga. Hasta que Lewandowski, tras asistencia de un Sergi Roberto que le dejó el gol prácticamente hecho, le puso fin al suspense con un 3-1 que dejó la eliminatoria vista para sentencia.

Las vidas paralelas de Morata y Lautaro: de casi intercambiar equipos a liderar a Atlético e Inter

Las vidas paralelas de Morata y Lautaro: de casi intercambiar equipos a liderar a Atlético e Inter

Si comenzamos esta historia hablando de la obra del escritor alemán Erich Kästner, 'Las Dos Carlotas', quizás no sepan que es el libro en el que se basó la película 'Tú a Londres y yo a California'. Y qué curioso que el relato hable de dos hermanas gemelas que, separadas al nacer, se encuentran en un campamento de verano.

Algo parecido le pudo pasar a los protagonistas de este cuento. En el estío de 2023, ambos 'nueves' tenían intereses en la orilla opuesta de sus vidas. Si Álvaro Morata tenía un pie y medio fuera del Atlético de Madrid, a Lautaro Martínez le ocurría lo propio en el Inter de Milán. Lo más curioso es que ambos nombres sonaban para sustituirse en el banquillo contrario.

Sin embargo, el supersticioso o cabalista, como dicen en argentina, Diego Simeone tenía otros planes u otras predicciones, si se permite atribuirle la capacidad de ver el futuro. El técnico tuvo una charla en la pretemporada del Atlético de Madrid en Seúl con Morata para que se quedara y le dijo que estaba en el momento de "dar 18 goles" si lo hacía. "Es un jugador que necesita tener confianza y ahora mismo la tiene del entrenador, del club y también del público", cuentan fuentes rojiblancas.

Morata se quedó y el resto es historia. Lleva 20 goles en 37 partidos, 0,54 tantos por encuentro. Es la mejor media goleadora de su carrera y, con uno más, superaría también la temporada, temporadas en este caso, con más tantos: la 2020/21 con la Juventus y la 2016/17 con el Real Madrid. Además, en la previa ante el Betis, el 'futurólogo' Cholo le dijo a Morata que marcaría, llevaba ocho partidos sin hacerlo, y, pese a fallar un penalti, el delantero anotó el segundo de su equipo.

"Después de Sevilla me ha costado un poco volver, a pesar de hacer los esfuerzos por estar lo mejor posible, hay veces que no se está bien, he tenido ocasiones para hacer goles y no las he metido y lo que quiero es ayudar al equipo y ser positivos porque quedan objetivos por delante", expresó tras el encuentro ante los verdiblancos un delantero que "ha encontrado su sitio", dicen desde el club y que está repleto de "confianza", explican desde su entorno.

Lautaro en un partido con el Inter.

Lautaro en un partido con el Inter.EFE

Lo impresionante de estas 'dos Carlotas' es que el éxito de uno se ha visto reproducido en el otro. Lautaro Martínez también mantiene la mejor media goleadora de su carrera, con 0,76 tantos por partido, y este verano fue elegido capitán del Inter de Milán, finalista de la pasada Champions League, con apenas 26 años. "Nunca me imaginé esto, es mérito al trabajo y al sacrificio de mi familia cuando era pequeño, todo es por ellos", comentó el protagonista tras su último tanto en la Serie A. Pero desde su entorno no solo lo imaginaron sino que avisan que aún "no está al máximo de su capacidad".

Hablamos de 102 goles en la primera división italiana, 23 esta temporada, la que más en competición nacional de su carrera, y eso que sólo ha jugado 24 encuentros este año. "Muy contento, aunque son solo números, desde que llegué al Inter no me esperaba este cariño y tanto yo como mi familia estamos muy contentos", confesó. Fuentes próximas comentan que no sólo es este, también el año anterior tuvo un gran rendimiento y mantienen que "cuanta más presión, mejor aguanta los desafíos".

La diferencia de edad entre ambos delanteros no ha impedido que ambos exploten a la vez. "Para un goleador, el gol llama al gol", comenta el argentino Fernando Czyz, periodista de DSports. Este año ambos han respondido a esa llamada y están siendo fundamentales en sus equipos. "Tiene el respeto de esta profesión, del público y de sus compañeros, no solo del Inter sino del fútbol en general. Asume la responsabilidad cuando las cosas se complican", cuentan fuentes cercanas a Lautaro.

Caracteres diferentes

Morata es menos serio que su homólogo del Inter, pero son muchos los compañeros con los que ha compartido caseta que le agradecen la cercanía en el trato y la capacidad de acogida que tiene, especialmente, a los que llegan nuevos. "Él da una imagen como de tristón y es todo lo contrario: bromista, cariñoso, buen compañero... es todo corazón", apuntan desde el vestuario.

Familiares, ambos, y muy centrados en su profesión, estos 'hermanos de fútbol' viven momentos dulces en sus equipos. "Hay una adaptación total, se siente uno de los dueños del club", apunta Czyz sobre Lautaro. Mientras que en el Atlético hablan de un "equilibrio personal y profesional" en la vida de Álvaro Morata.

Importantes en España y Argentina

Ambos, son también importantes en sus respectivas selecciones tras pelearlo mucho durante los últimos años. Morata se ha hecho con el nueve tras marcar 34 goles en 69 partidos, 0,49 tantos por encuentro. Lejos quedan aquellos pitos en Sevilla que afectaron mucho al jugador, pero que los enfrentó y superó gracias a la ayuda de un coach.

Lautaro también ha estado discutido durante su carrera en el equipo nacional porque le costaba más ver puerta. El delantero ha hecho 21 goles en 54 choques, 0,38 de media. "Hay un debate en Argentina sobre quién debería ser el 9 si Julián Álvarez o Lautaro. A día de hoy gana Lautaro", informa Czyz.

Esta noche sólo podrá quedar uno. El Inter parte con ventaja, pero nadie en el conjunto neroazzurri cree que la empresa esté hecha, aunque para Lautaro el Atlético tiene un aroma especial. "Es muy respetuoso con la historia de los equipos contra los que juega. Para un argentino enfrentarse a una historia tan cercana como la del Atlético es una satisfacción. Le da mucha motivación y alegría siempre desde el respeto", concluyen desde su entorno.

El presidente del Nápoles corta una entrevista en directo y empuja a un cámara sobre el césped de Montjuïc

El presidente del Nápoles corta una entrevista en directo y empuja a un cámara sobre el césped de Montjuïc

Actualizado Martes, 12 marzo 2024 - 10:21

El presidente del Nápoles, Aurelio de Laurentiis, protagonizó este lunes una nueva polémica sobre el césped del estadio de Montjuïc en la previa del partido de vuelta de los octavos de final de la Champions que enfrentará a su equipo con el Barcelona.

El controvertido directivo apareció en el terreno de juego mientras los jugadores y el cuerpo técnico atendían a los medios de comunicación para detener la entrevista que Politano estaba concediendo a Sky Sport con muy malos modos.

Tal y como puede verse en un vídeo publicado por El Chiringuito, De Laurentiis se lleva al jugador y tras discutir de manera acalorada con los trabajadores del medio acaba empujando a un cámara.

En ese momento, Movistar Plus estaba entrevistando al entrenador del Nápoles, Francesco Calzona, justo al lado. En sus imágenes se ve pasar a De Laurentiis, visiblemente enfadado, y gritando a Politano: "Ven aquí. ¡Es con Di Marzio con quien debes hablar!".

El incidente ha provocado también la reacción de Federico Ferri, director de Sky Sport, que ha lamentado lo ocurrido en su cuenta de X: "Sky Sport decide quién realiza las entrevistas de Sky Sport. Sin palabras por lo sucedido a nuestro periodista y a nuestro cámara. Lo condeno sin más comentarios".

"Una cosa es segura: seguimos como siempre, con profesionalidad, rigor y credibilidad. Y educación", finaliza el escrito de Ferri.

Ancelotti hace mucho peor al Madrid

Ancelotti hace mucho peor al Madrid

Vergonzoso y horroroso cumpleaños madridista. Todo el viejo continente vio como el Rey de Europa era zarandeado y ridiculizado por un Leipzig que sólo tiene quince años de edad. Y, desde luego, nunca mereció el Madrid siquiera empatar el partido.

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Cumpleaños angustioso y los fantasmas del 'Centenariazo' en una sufrida clasificación del Madrid

Cumpleaños angustioso y los fantasmas del ‘Centenariazo’ en una sufrida clasificación del Madrid

La bóveda del Bernabéu se estrenó en la Champions para alimentar un ambiente que se aventuraba de baja intensidad por el resultado favorable cosechado en la ida, en el Red Bull Arena de Leipzig. El objetivo era multiplicar los decibelios para recrear la coreografía de las grandes noches en un día especial: el 122 aniversario de club dominador de Europa. El recibimiento al autobús de los jugadores fue atronador, como en las jornadas de las épicas remontadas. Todo preparado para una fiesta que resultó menos lustrosa de lo esperado debido a la incómoda visita de un Leipzig que no se acomplejó en un escenario diseñado para intimidar. Los fantasmas del Centenariazo del Deportivo y de la exhibición de Ajax en 2019 se pasearon por el coliseo blanco en otro 6 de marzo.

Jude Bellingham acudió a la cita con rabia porque por la mañana el Comité de Competición le sancionó con dos partidos por menosprecio o desconsideración a Gil Manzano por el «Its a fucking goal» de Mestalla. El Real Madrid recurrirá a Apelación para reducir a anular el castigo del inglés. En principio se perderá los encuentros contra el Celta del próximo domingo en el Bernabéu y el del día 16 contra Osasuna, en Pamplona. Si se mantiene la sanción, Bellingham no volverá a jugar con el equipo de Carlo Ancelotti hasta el 31 de marzo, el domingo de Semana Santa, debido al parón de las selecciones.

El polivalente centrocampista volvió a ser el faro del juego ofensivo de un equipo que presentó una fisonomía distinta a la habitual, con un 4-4-2, con el inglés y Vinicius en la punta y con Valverde escorado a la derecha. Banquillo para Rodrygo y Brahim.

Un cambio de planteamiento que proporcionó más presencia numérica en la medular, para reducir las consecuencias de las pérdidas y para frenar los contragolpes de Dani Olmo y Xavi Simons. Nacho retornó a su posición de central y Tchouameni, a la de pivote. Más cemento en el pasillo de seguridad. Mucho respeto para la escuadra que en la ida convirtió a héroe a Lunin, con aquellas salvadoras paradas.

En la primera parte, el Madrid no se sintió cómodo ante un adversario muy abierto en las bandas. El Leipzig metió el miedo en el cuerpo con cuatro peligrosas llegadas en el área blanca. Silbidos en la grada.

En la reanudación, Ancelotti apeló a Rodrygo y al factor talismán del delantero brasileño en la Champions. Camavinga fue el sacrificado. El relevo apenas alteró la dinámica, con un juego descontrolado del Madrid y con presión constante del cuadro germano. Otra vez las manos milagrosas de Lunin.

Los agobios disminuyeron momentáneamente con el tanto de Vinicuis. Liberación para Ancelotti que celebró el tanto y se olvidó de sus problemas fiscales. Pero la respuesta de Orbán fue inmediata y las pulsaciones volvieron a dispararse y no se calmaron hasta el angustioso final. Sí, hubo otras clasificaciones para cuartos y otros cumpleaños más placidos.

El City ya está en cuartos sin romper a sudar

El City ya está en cuartos sin romper a sudar

El Manchester City - Copenhague fue el partido que cualquiera esperaría de un Manchester City - Copenhague. La Champions suele tener sorpresas maravillosas cada año, pero no concede milagros, salvo que seas el Real Madrid. Así que si el guión de este partido estaba escrito de antemano, ambos actores quisieron seguir cada línea del script y cada fotograma del storyboard. El City no tuvo piedad para avanzar a cuartos. [Narración y Estadísticas, 3-1]

Si ya en la ida el equipo de Guardiola acumuló un 80% de la posesión y más de 800 pases, poco hacía pensar que eso cambiaría en el partido de vuelta. En casa, además, del conjunto citizen donde no ha perdido esta temporada. Además, el equipo ha cogido velocidad de crucero este último mes y ya acecha al Liverpool en la cabeza de la Premier. Esa velocidad la mantuvo en Champions. Inabordable.

Ni cinco minutos tardó el City en adelantarse en el marcador. No sería en una jugada muy masticada, fue a la salida de un córner donde Akanji estuvo más rápido que una defensa danesa medio dormida, pero también vale. Apenas tres después, harían el segundo, también en un saque de esquina. Se lo daríamos a Julián Álvarez, pero Grabara colaboró activamente a que el balón se colara en la red. O el City frenaba o la noche tenía pinta de sangría histórica.

El 2-0 aplacó un poco los ánimos ingleses, conscientes de que, como la gravedad, más tantos acabarían cayendo por su propio peso. Pero eso tampoco hizo que los pupilos de NeestrupHansen se prodigaran demasiado en campo citizen. El sueño había terminado, quizás más lejos de lo que los daneses pensaban en un grupo con el otro Manchester y el Bayern de Múnich.

Y entonces, en un arranque de orgullo y de temeridad, Elyounoussi se lanzó desde su campo en una carrera desesperada hacia el área inglesa, justo es decir que el City repliega más rápido en cualquier entrenamiento, combinó con Oskarsson, que devolvió con un precioso tacón, y recortó distancias. Había que calibrar ahora si ese crochet del sparring volvería a despertar al campeón o seguiría con ese juego cansino de pies.

Despertó el gigante, el insaciable, el animal. Haaland recibió un pase largo, utilizó su cuerpo para proteger el balón de los centrales y pegó un trallazo al primer palo imposible para Grabara. Salto al aire en una celebración de dios noruego y partido finiquitado... otra vez.

El partido continuó por los mismos derroteros de los dos goles de ventaja. Pasada la hora, casi 75% de posesión para el City y más de 600 pases. Eso sí, la más clara fue para el Copenhague tras una excesiva relajación de la defensa citizen. Respondió bien Ederson.

Precaución

Guardiola decidió conservar la salud de los pocos titulares que estaban en el campo, por si se lesionaban como le pasó a Matheus Nunes, pero incluso un City B ganaría la liga danesa con bastantes puntos de ventaja. En una Champions con 48 equipos, se verán desigualdades aún más extremas que la que se pudo ver ayer en el Etihad.

En los últimos minutos, el City tocaba y tocaba pero se olvidaba de atacar la portería contraria, lo que permitía crecer al equipo danés, no por intentar ninguna machada, perdían por cuatro goles la eliminatoria, sino por dar una alegría a la numerosa afición visitante que se había trasladado al Etihad y saltaba y cantaba con su equipo abajo en el marcador.

Como era tiempo de homenajes, Guardiola no quiso ser menos e hizo lo propio con el joven Wright, que estuvo un buen rato esperando que el balón saliera del campo para debutar en Champions por el gigante noruego solo un mes después de hacerlo en la Premier. Nada pasó al final porque nada podía pasar, el guión estaba escrito.

El Madrid casi se quema en un empate agónico contra el Leipzig, pero pasa a cuartos de Champions

El Madrid casi se quema en un empate agónico contra el Leipzig, pero pasa a cuartos de Champions

El Madrid está en cuartos de Champions con mucho sufrimiento y menos felicidad, el mismo sentimiento que Carlo Ancelotti admitía en la previa del partido ante el Leipzig. En un duelo durísimo, impreciso y con menos sangre de la que pedía la ocasión, un gol de Vinicius fue suficiente para equilibrar el de Orban y superar, con la agonía de las noches de Chamartín, una eliminatoria trampa.

En el regreso de la Copa de Europa al Bernabéu, Ancelotti decidió innovar. El italiano es un entrenador enamorado del futbolista centrocampista, la posición que más ejemplifica la evolución de este deporte. Físicos, técnicos, con potencia, pase y gol, Carletto los tiene con todo tipo de virtudes. Y ahora, obsesionado con el fútbol moderno, el transalpino los quiere a todos. Por eso, en un día tan importante y tan trampa como una vuelta de los octavos continentales tras haber ganado la ida, Ancelotti cambió el esquema y encajó a sus cinco centrocampistas fetiche: Tchouaméni, Kroos, Camavinga, Valverde y Bellingham.

El puzle le funcionó sobre la pizarra, pero no sobre el césped. Dejó de lado el 4-4-2 de toda la temporada y mostró un 4-3-3 con el inglés como 9 y el uruguayo como extremo derecho. Y el Madrid naufragó en una primera parte en la que el Leipzig le perdonó varias vidas. Algo que se puede hacer en Chamartín. Los pitos del descanso eran merecidos para un tramo inicial desastroso.

Lento, previsible e impreciso, el Madrid no fluyó entre líneas y no encontró a Vinicius, la única chispa de un ataque demasiado plano. Y atrás sufrió, salvado sólo por los errores de Openda, delantero rival. Dio la sensación, una vez más, de que el conjunto blanco necesita verse medio muerto en la orilla de la Copa de Europa para despertar de verdad.

En el primer aire del duelo, el Madrid ya mostraba debilidad. En el 12, Openda inició su carrusel de oportunidades. Primero remató desviado desde la frontal cuando tenía a Olmo desmarcado en la derecha y en el 15, en otra contra visitante, cruzó demasiado su disparo a la izquierda del portero ucraniano.

Ancelotti abría los brazos en el banquillo desesperado. Y en la hierba, sólo Kroos mostraba claridad. El Madrid jugaba, pero no sabía a qué. Con Valverde en la derecha, los tres del medio, Camavinga, Tchouaméni y Kroos, se estorbaban en la creación y ninguno creaba líneas de pase verticales para combinar con Bellingham y Vinicius. El inglés, también errático, se las ingeniaba para bajar a recibir a la base perdiendo un hombre, casi el único, referencia arriba.

Mientras, el Leipzig esperaba oportunidades con una línea de presión muy adelantada, con Sesko y Openda en el centro y Simons y Olmo en las bandas. Fue imposible para los blancos superar la primera avanzada alemana, que tuvo nuevas ocasiones rozando el descanso. Simons, el mejor, probó a Lunin desde fuera del área y Openda tuvo una volea clarísima dentro del área que rozó la red derecha del portero madridista.

Pitos al descanso

El Madrid no había lanzado a puerta y sólo tuvo un córner tras un tímido intento de Bellingham dentro del área. Nada más de uno de los favoritos al título en la vuelta de una eliminatoria. Peligroso y un tanto vergonzoso, de ahí los pitos multitudinarios del Bernabéu al descanso.

Ancelotti pasó por vestuarios y cambió fichas, convencido de los errores de su equipo. Camavinga, intrascendente e impreciso, se quedó en la caseta para que entrara Rodrygo. El brasileño acumula una mala racha goleadora en Liga, y quizás por eso el técnico decidió sentarle en un día así, pero tiene regate y movilidad, algo de lo que el Madrid careció en el primer tiempo.

Una arrancada suya en el 50 provocó una falta peligrosa a favor del conjunto blanco y animó a la grada, desencantada en el torneo más importante para el club. Un torneo que corrió peligro cuando Vinicius empujó a Orban en una discusión y los alemanes clamaron por una tarjeta roja. El empujón, en el pecho y no en la cara, fue amarilla.

Primero Vinicius, luego Orban

El Madrid encontró respiro cuando se dejó de cálculos y se rindió a sus mayores virtudes: las arrancadas de Bellingham y Vinicius. En el 65, el inglés inició una contra, avanzó y esperó el desmarque del brasileño, en diagonal viendo el espacio libre. Cedió Jude y Vini, de primeras, definió ante Gulacsi.

El Leizpig se resistió a claudicar sentenciado y reaccionó para igualar de nuevo la eliminatoria a los tres minutos. Orban se adelantó de cabeza a Nacho tras un centro de Raum y puso el miedo en el cuerpo al Bernabéu. La pelea volvía a estar a un asalto y el duelo entró en la agonía. La de los visitantes por provocar la prórroga y la del Madrid por evitarla. Ancelotti introdujo a Modric por Kroos y a Joselu por Bellingham para calmar el choque y lo consiguió entre suspiros de alivio. El Madrid puso la mano en el fuego y casi se quema.