Un Madrid en el alambre de Bérgamo y la advertencia de Pintus en mayo sobre las lesiones: "El próximo año será complicado"

Un Madrid en el alambre de Bérgamo y la advertencia de Pintus en mayo sobre las lesiones: “El próximo año será complicado”

"Tantas lesiones no son mala suerte, estamos preocupados". En febrero de 2021, Zinedine Zidane hacía pública la desesperación del Real Madrid, limitado y lastrado por la acumulación de futbolistas en su enfermería, con Grégory Dupont, jefe de la preparación física, en entredicho. En esa fecha, el conjunto blanco visitó por primera vez el Atleti Azzurri d'Italia de Bérgamo, hogar del Atalanta, para jugarse su supervivencia en los octavos de final de la Liga de Campeones. Esta noche, el Madrid, ahora guiado por Carlo Ancelotti en el banquillo y por el sargento Antonio Pintus en la parcela física, regresa a la ciudad italiana con sentimientos similares, pero con reflexiones diferentes.

A falta de tres jornadas, su vida continental está en el alambre, a cuatro puntos de los ocho primeros puestos que dan acceso directo a los octavos y situado como 24º clasificado, en la última plaza que otorga billete al playoff de enero. Sufre, además, una plaga de lesiones que han dejado el famoso 'Método Pintus' a debate, más fuera que dentro del club.

"La exigencia de este calendario no permite a los jugadores descansar y el riesgo de las lesiones es más alto. Es un problema general, no sólo de nosotros", repite Ancelotti, lejos de la desesperación de un Zidane que observaba en febrero de 2021 sus últimos meses como entrenador. El italiano mantiene todavía la calma, con los rumores de Xabi Alonso escuchándose al fondo pero con el saber estar de quien se ha curtido en miles de batallas mediáticas y futbolísticas.

El transalpino camina por su sexta temporada en el Madrid, la cuarta de esta estelar segunda etapa en la que ha conquistado dos Champions y dos Ligas. Una oportunidad inesperada en la que Carletto se ha moldeado a gusto del propio club, empezando por sus compañeros de viaje en el cuerpo técnico.

En ese febrero de 2021 en el que Zidane saltó a Bérgamo con un equipo de suplentes (Isco de nueve, juveniles en el banquillo...), la directiva del Madrid ya había decidido que Dupont no seguiría la siguiente temporada y ya había hecho movimientos para asegurarse el "sí" de Pintus. El preparador italiano, recomendado por Zidane y clave en las Champions de 2017 y 2018, estaba en el Inter y la planta noble de Chamartín asumía la necesidad de su fichaje como si fuera un futbolista estrella. O más.

Un fichaje estrella

Al terminar el curso 2020-2021, el Madrid anunció su regreso antes incluso que el de Ancelotti, dejando claro que sus contrataciones eran independientes y valorando la responsabilidad de Pintus en el futuro del cuerpo técnico. Por eso ahora, en plena plaga de lesiones y después de tres años en los que 'el Método Pintus' ha sido vital para los títulos blancos, el club sigue poniendo su futuro en manos del preparador, asumiendo sus argumentaciones sobre las causas de las lesiones y alejándose de las críticas que sí hubo hacia Dupont.

Y Ancelotti, consciente de ello, mantiene cauto su discurso. "Es un problemageneral", insiste en cada rueda de prensa. El Madrid recupera en Bérgamo a Vinicius, baja en los últimos cuatro partidos por una lesión muscular, y a Rodrygo, ausente en Girona. Confía en que Bellingham no empeore de sus molestias del sábado y espera aún a Camavinga y Mendy, el último en caer. Lejos de volver están Carvajal, Militao, con graves lesiones de rodilla, y Alaba va dando pasos en su recuperación.

A lo largo de la temporada, sólo han evitado la enfermería Rüdiger, Fran García, Valverde, Modric y Endrick. El resto, en mayor o menor medida, han sufrido diferentes lesiones. No es la plaga de 2021, que llegó a los 60 percances en el curso, pero ha servido para generar un pequeño runrún alrededor de la preparación física. En el Madrid, mientras, se cierran filas alrededor de Pintus y se recuerda su aviso de hace unos meses. "En mayo, después de ganar la Champions, Antonio nos avisó que esta temporada iba a ser complicada en cuanto a lesiones. Y ha acertado", explican fuentes cercanas al vestuario.

La escasa pretemporada que han tenido los internacionales y la acumulación de partidos oficiales siguen siendo las causas que esgrimen Pintus y los responsables de la preparación como germen de las lesiones. No hay mayor debate interno. Tampoco ruptura. Los problemas de Carvajal y Militao en la rodilla han trastocado todos los planes en defensa y han sido inesperados, pero las continuas molestias musculares se asumen por el poco tiempo disponible en verano.

La “preocupación media” de Ancelotti y la reflexión de Valverde: “Es jodido vernos el 24º”

Actualizado Lunes, 9 diciembre 2024 - 19:03

"Es jodido vernos el 24º en la clasificación". Fede Valverde, convertido en uno de los capitanes del Real Madrid, fue sincero y contundente al analizar la situación del conjunto blanco en la Champions League. A 24 horas del trascendental partido ante el Atalanta, en el que el cuadro de Chamartín se juega su futuro en la competición, el uruguayo reflexionó sobre el momento del equipo y el suyo propio. "Este equipo no está acostumbrado a pasar estos momentos porque esta competición siempre suele ir muy bien, pero es parte del fútbol, del proceso", aseguró.

"Tuve un error clave en Bilbao (que costó el 2-1 de los rojiblancos). Puede ser que estuviera cansado de cabeza... Tuve una conversación con mi mujer y lo importante es que pongas el pecho y demuestres al equipo que vas a sacar esto adelante. Que el equipo vea que por más que tenga errores voy a ser uno de los líderes del equipo y que se vea el orgullo que es vestir esta camiseta", admitió Valverde. "Ese error me sirvió para que esa jugada no pase más, para afrontar diferente esas situaciones. Para mejorar de cabeza".

El uruguayo reconoció que ha hablado "pocas veces" con Toni Kroos, del que ha heredado el número 8, durante esta temporada, porque "no le quiero joder más", bromeó. "Ya me dio consejos durante el tiempo que estuve a su lado, no le quiero joder (molestar) más. Yo trato de ser servicial para el equipo donde me pongan", declaró.

Las críticas, admite Valverde, no le pesan y las considera "parte del proceso". "A veces nos ponen en un altar, es lindo, y otras veces las cosas no salen bien y es del peor día de nuestras vidas. Hay que saber llevar estos momentos, salir adelante por la gente que tenemos alrededor, familia y niños. Afrontar esto de buena forma y trabajar".

Unos segundos más tarde salió ante la prensa Carlo Ancelotti, con "un grado de preocupación media" ante un partido que necesitan ganar. "No me juego algo más que tres puntos, pero son importantes para clasificarnos. Será difícil entrar en los primeros 8, tendremos que hacer playoff, pero no son más de tres puntos", insistió.

El italiano esperará al entrenador de esta tarde para valorar la titularidad de Vinicius y Rodrygo, anunció que Bellingham "está bien" para disputar el duelo y dejó claro que no tiene "prejuicios" con los jóvenes. "Conmigo han jugado futbolistas de 17 o 18 años. Intento poner el mejor equipo posible, tengan 17 o 40 años", contestó, preguntado por los minutos de Güler y Endrick. "Ninguno va a salir cedido", aseguró.

Sobre su situación en el Madrid y preguntado sobre la longevidad de Gasperini en el banquillo del Atalanta (nueve temporadas), Ancelotti reconoció que "el entrenador aguanta si el equipo aguanta". "No hay más recetas, es así de sencillo. Para el éxito del equipo es muy importante la relación de confianza entre el entrenador y el club, es la base. El éxito del Madrid es por esto, no solo yo, con todos los entrenadores que han estado aquí. Han tenido éxito porque han tenido relación de confianza con el club", reflexionó.

Muere Duckadam, el portero que amargó al Barça en la final de la Copa de Europa de 1986

Muere Duckadam, el portero que amargó al Barça en la final de la Copa de Europa de 1986

Actualizado Lunes, 2 diciembre 2024 - 17:53

El ex portero del Steaua de Bucarest Helmuth Duckadam, conocido como el "Héroe de Sevilla" tras detener cuatro penaltis en la final de la Copa de Europa de 1986 contra el Barcelona, falleció el lunes a los 65 años.

Aquel 7 de mayo de 1986, el Steaua empató 0-0 con el Barça en la prórroga, la primera final de la Copa de Europa que acabó sin goles, y pese a fallar sus dos primeros penaltis ganó la tanda por 2-0 gracias a la heroicidad de Duckadam, que detuvo los cuatro lanzamientos del club azulgrana.

"Fue un partido de lógica. Después de parar el primer penalti a Alexanko, me puse en la posición del lanzador, pensando: 'Si el portero hubiera parado un penalti a la derecha, ¿qué haría yo ahora?", declaró años después a la UEFA. "Lo normal es que el portero se cambiara a la izquierda, así que yo me fui a la derecha. Y eso se vio mejor en el tercer penalti, cuando estaba seguro al 100% de que Pichi Alonso apuntaría también a la derecha".

Schuster, en el taxi

En el segundo turno, el joven Ángel Pedraza tampoco pudo derribar el muro rumano, ni Marcos Alonso en el cuarto intento, al lado izquierdo del guardameta. Pese a desperdiciar sus dos primeros intentos, obra de Mihail Majearu y Laszlo Böloni, al equipo dirigido por Emerich Jenei le bastó con transformar los dos siguientes, gracias a la templanza de Marius Lacatus y Gabi Balint.

De los 120 minutos de final, una de las más aburridas de la historia, sólo quedó memoria de Miodrag Belodidici, un joven central de 21 años que cinco temporadas después también alzaría la Orejona con el Estrella Roja. Tras el estallido de la Guerra de los Balcanes, el defensa llegó a la Liga, donde dejó constancia de su calidad en Valencia, Valladolid y Villarreal.

El Barça, por su parte, tardó en recuperarse de aquella debacle, que se llevaría por delante a Bernd Schuster, gran estrella del equipo. La gota que agotó la paciencia del centrocampista alemán fue la decisión de Terry Venables de sacarle de la final en el minuto 85, cediendo su sitio a Josep Moratalla. Tras un fugaz paso por el vestuario, el ex futbolista del Colonia salió del estadio a toda prisa a bordo de un taxi y se enteró de la derrota en el hotel del equipo.

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El triunfo del Steaua supuso la primera vez que un equipo de Europa del Este ganaba el máximo torneo continental. "Cuando volvimos a casa al día siguiente, más de 15.000 personas nos esperaban en el aeropuerto de Otopeni", declaró Duckadam, que más tarde se convertiría en presidente del club.

El camino de los campeones se había iniciado en dieciseisavos ante el Vejle danés (1-1, 4-1), para más tarde superar al Honvéd húngaro (0-1, 4-1), el FC Lahti finlandés (0-0, 1-0) y el Anderlecht belga (0-1, 3-0), una de las grandes potencias continentales del momento.

Hagi, nueve meses después

Aquel grupo liderado por Victor Piturca (cinco goles en el torneo) encadenaría cinco títulos de liga y cuatro copas de Rumanía, incluido un récord de 104 jornadas ligueras sin conocer la derrota. En febrero de 1987, Duckadam vio desde el banquillo cómo sus compañeros, dirigidos ya por Anghel Iordanescu, derrotaban al Dinamo de Kiev en la Supercopa de Europa (1-0). El héroe de aquella final fue Gheorghe Hagi, autor de un libre directo que tropezaría en la barrera para despistar por completo a Viktor Chanov.

Asimismo, el Steaua llegaría a las semifinales de la Copa de Europa de 1988, donde cayó ante el Benfica (0-0, 0-2) y la final de 1989, donde fue arrasado en el Camp Nou por el Milan de Arrigo Sacchi (4-0).

"Al salir del aeropuerto, decenas de miles de personas nos aplaudieron hasta que llegamos al estadio. Era un ambiente fantástico, algo que sólo se vive una vez en la vida. O nunca". Duckadam, que disputó dos partidos con Rumanía en su carrera, fue nombrado mejor futbolista rumano del año.

Los datos que describen la peor versión de Mbappé: "Le tenemos que esperar"

Los datos que describen la peor versión de Mbappé: “Le tenemos que esperar”

Si uno acude a las plataformas de análisis estadístico del fútbol europeo y observa las temporadas de Kylian Mbappé en la elite, no encontrará peor momento del francés que el actual. Porque los números no lo son todo, pero ayudan a explicar las sensaciones que está dejando el delantero. Y su partido en Anfield Road se suma a una temporada irregular, lejos del nivel mostrado en Francia y deseado en Chamartín. "La mejor medicina es la paciencia", le recomendaba Carlo Ancelotti en sala de prensa. A unos metros, sus compañeros cerraban filas a su alrededor, apoyando al atacante tras su error en el penalti y pidiendo tiempo a los críticos.

"Le tenemos que esperar", aseguró Dani Ceballos. "Los primeros años siempre son difíciles", admitió Luka Modric. Y el primer año, los primeros meses, de Mbappé con la camiseta blanca están siendo extraordinariamente complicados.

El futbolista con el que el Santiago Bernabéu, sus directivos, su vestuario y su afición, lleva soñando seis años ha aterrizado en un equipo campeón de Europa, después de un verano en el que apenas ha realizado pretemporada y a una plantilla condicionada en su juego por el adiós de Toni Kroos y las lesiones. Todo eso se suma a un Mbappé tímido en sus elecciones sobre el césped y torpe, por momentos, con el balón.

El resultado, según la web de estadística avanzada WhoScored, que analiza parámetros más allá de los goles y las asistencias, es la peor nota media de su carrera en Champions: 7,11. El lector pensará que es alta, pero es que el delantero ha superado con creces el 7,5 durante toda su vida continental.

Lleva un gol en cinco partidos, cuando en las últimas cuatro ediciones terminó con ocho, siete, seis y ocho. Y su actuación en Anfield ha sembrado las dudas que acercaban a su alrededor. Tuvo un 75% de acierto en el pase, el peor de todos los futbolistas de campo del Madrid, y perdió la posesión del balón, ya sea por un mal pase, un mal control o un mal regate, en 15 ocasiones. Es decir, los datos confirman las sensaciones.

Hasta ahora, la peor nota media de Mbappé en Champions había sido 7,16 en su debut con el Mónaco, allá por 2016, y en Liga, a pesar de sus siete goles en 12 jornadas, tampoco alcanza los registros estadísticos de su carrera. Promedia 7,42 de nota, de nuevo según WhoScored, el peor dato de su vida liguera desde su primer año completo con el Mónaco (7,22).

El mes de noviembre, lejos de aliviar la presión sobre él, parece haberla aumentado. Ha marcado un gol en los últimos seis partidos y sigue sin encontrar la forma a pesar de no haber acudido a la concentración de Francia en el parón de selecciones. "Pasa por una situación complicada", dijo Deschamps en ese momento. Una frase que repitió Ancelotti en los pasillos de Anfield.

"Hay momentos en los que a los delanteros les cuesta marcar y están decepcionados. Y hay una medicina, que es ser paciente. Es un momento difícil para él, pero todo el mundo tiene que apoyarle y pronto saldrá de ahí", reflexionó el italiano, que mencionó la "falta de confianza" como uno de los motivos. "Puede ser. A veces cuando no te salen las cosas tienes que jugar sencillo, y a veces te complicas un poco más...Está trabajando bien y tiene que ser paciente".

Mbappé, que terminó el duelo con molestias, abandonó Anfield junto a Camavinga y Mendy, sus mejores amigos dentro de un vestuario que quiso tener varios detalles con él en sus declaraciones a los medios. "No tiene que perder confianza, tiene que trabajar día a día, tiene nuestra confianza", dijo Modric. "Sé que va a dar grandes momentos a este club, es muy bueno", le elogió Bellingham. "Es un jugador de clase mundial y lo demostrará", admitió Lucas Vázquez.

El día que Nadal observó el naufragio del Madrid: “Seguro que va a ser lo que se espera de él”

Actualizado Jueves, 28 noviembre 2024 - 09:44

La historia reciente de los enfrentamientos entre Liverpool y Real Madrid resumía el éxito del partido en un futbolista: Vinicius Júnior. El brasileño marcó en la final de la Champions de 2022 y repitió hace dos temporadas, en los octavos de final continentales, cuando el conjunto blanco salió triunfante de Anfield gracias a dos goles de su joven y nueva estrella. Fue el gran peligro madridista y la pesadilla 'red'. Pero ayer, en una noche helada en Liverpool, la ausencia por lesión del ex del Flamengo descolocó a los de Carlo Ancelotti, congeló sus ideas y situó en el juzgado mediático a otro jugador: Kylian Mbappé. Y el francés no tuvo defensa.

Todo bajo la atenta mirada de Rafa Nadal, estrella en el palco de Anfield después de visitar a Pep Guardiola y a la plantilla del City en Manchester, a una hora de distancia del estadio del Liverpool. El de Manacor, acompañado por su hermana, conversó con Emilio Butragueño, Santiago Solari y Juni Calafat, y se rodeó de otros miembros de la Junta Directiva del cuadro de Chamartín. Eso sí, fue testigo de una noche negra para el Madrid.

A unos metros, Gareth Bale, que acudió para trabajar como comentarista en TNT Sports, junto a Rio Ferdinand y Steve McManaman. El galés pisó el césped, saludó a Butragueño y a miembros del departamento de comunicación y del cuerpo técnico del conjunto blanco y se acercó a ver, ya en privado, a algunos de sus antiguos compañeros, aunque el partido lo ensombreció todo.

La lesión de Camavinga

En el campo, la cara de Mbappé fue la cara del conjunto blanco. Impotente ante Virgil van Dijk, Ibrahima Konaté y Conor Bradley. Inefable frente a lo que le fue sucediendo en el partido. Torpe en los controles y en los regates, tímido al encarar a sus rivales, como si fuera otro futbolista, y errático en el momento más importante del duelo, el penalti que podría haber supuesto el empate y que el atacante galo estrelló en las manos de Caoimhim Kelleher. Inexplicable.

Ese fallo completó los 10 minutos de deriva madridista en Anfield, convertidos en 90 bajo la capa de héroe de Thibaut Courtois. En el minuto 52, Alexis Mac Allister puso el merecido 1-0 para los locales. A los dos minutos se lesionó Eduardo Camavinga, el mejor de los visitantes en el duelo, y en el 61 Mbappé falló desde los 11 metros cuando el Madrid pensaba que podía seguir vivo en el encuentro.

"Nosotros lo vemos bien, entrenando bien, a veces sale, a veces no, hoy no ha salido el penalti pero tenemos confianza en él y seguro que Kylian va a ser lo que se espera de él", reflexionó Luka Modric.

Último con plaza

Ancelotti, que se pasó el partido desesperado, corrigiendo continuamente a sus futbolistas y muy pendiente de Arda Güler, se giró hacia sus asistentes, especialmente hacia Davide, su hijo, y Francesco Mauri, y no imploró palabra. El silencio lo hizo todo. Era la continuación de la pesadilla de Mbappé justo cuando su equipo más necesitaba de su talento.

El penalti fallado por Mo Salah no alentó al Madrid, perdido tras el error de Mbappé, sino que empujó todavía más a un Liverpool que amplió distancias gracias a Cody Gakpo. Ahí donde crecieron los blancos en febrero de 2023 cayeron en noviembre de 2024, complicándose mucho la vida en la liguilla de la Champions. Los blancos son ahora vigesimocuartos, situándose como el último equipo con plaza para el playoff de enero, en el que se miden todos los posicionados entre el 9º y el 24º. A falta de tres jornadas en las que debe visitar al Atalanta y el Brest y recibir al Salzburgo, el Madrid suma sólo seis puntos en cinco jornadas. Situación límite.

“Help”, gritó el Madrid

Actualizado Miércoles, 27 noviembre 2024 - 23:33

Un Real Madrid que bordeó el ridículo cayó en manos de un rabioso Liverpool. El equipo inglés no tuvo piedad y enterró en vida a un conjunto blanco que se queda semi-muerto para esta Champions de locos.

Fue una pena, pero el equipo de Ancelotti ni defendió bien ni tuvo centro del campo y, ¿dónde estuvo el ataque? En el limbo de los justos. Además, no sabe jugar ni con presión ni sin ella. Todo lo contrario de un Liverpool, que te acongoja con su p

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Sucumbe Mbappé, sucumbe el Madrid

Sucumbe Mbappé, sucumbe el Madrid

Sucumbe Mbappé, sucumbe el Madrid. No es necesariamente el axioma de lo que sucedió en Anfield, pero dada la jerarquía del futbolista y el esfuerzo e inversión del club en el francés, la relación es evidente. Lo fácil es señalar a Mbappé por el penalti errado cuando el Madrid se aferraba a esa acción como un náufrago a un tablón en mitad de la tempestad. Un penalti, sin embargo, lo falla el mejor. Que se lo pregunten a Salah. A Mbappé hay que preguntarle por otras cosas, después de un partido errático, repleto de imprecisiones. También lo hizo Güler, el esperado Güler, pero la espera de uno y otro no tienen nada que ver, ni cuestan lo mismo. [Narración y estadísticas (2-0)]

Mbappé no es el único culpable de esta derrota ante el Liverpool (2-0) que pone al Madrid en una situación muy comprometida en la Champions, destinado a luchar por la pedrea en una primera fase nueva y extraña. El tiempo de los miuras queda lejos y es el tiempo del Madrid, pero la primera feria deja muchas sospechas, tras caer ante el Lille, el Milan, peores equipos que este Liverpool, con pleno en la Champions y líder de la Premier. Siguiente parada, Bérgamo, el Atalanta. De este modo, cualquiera lugar invoca una oración.

Las sospechas se ciernen sobre Ancelotti, por la irregularidad del equipo, y sobre Mbappé. Al primero le excusan las lesiones; al segundo, nada. Sin Vinicius, lesionado, Anfield era la arena para que buscara su lugar en el sol, después de un arranque de temporada tibio, donde apenas ha sido un crack de highlights. Hoy, la distancia entre Vini y Mbappé es un abismo, una sima. La ansiedad del francés, que lo que más cerca estuvo del gol fue de rebote, es un hecho, pero la ansiedad difícilmente es titular en el Madrid.

El 'vietcong' del liverpool

Mbappé era uno de los perfiles ofensivos escogidos por Ancelotti para un Madrid poco ofensivo. Tampoco eso es una coartada. Puede ser un contrasentido o puede ser un ejercicio de realismo, dado el parte de bajas del Madrid y la vocación de un Liverpool capaz de poner Anfield cuesta abajo cuando ataca. El día después de Klopp es el día siguiente, ahora de la mano de un desconocido de los banquillos, Arne Slot, que parece sacado de la carpeta de un head hunter. Se va el divo, se queda la idea.

Presiona y corre, corre mucho el Liverpool, algo que al Madrid le cuesta mucho aguantar con el mismo lenguaje. En Anfield tocaba el Madrid de la resistencia, el Madrid del Etihad, frente a un fuego ofensivo frenético cuando encuentra su ritmo, con futbolistas que alternan posiciones y roles, sin ofrecer referencias, como un ataque del Vietcong. La única solución era romper ese ritmo.

Lo consiguió el Madrid con un buen repliegue, aunque sin impedir las oportunidades que se sucedieron en la primera mitad. Courtois paró a quemarropa ante Darwin Núñez, Rüdiger cortó un centro de gol con el rostro inyectado y Asencio reaccionó a tiempo de sacar el balón sobre la línea después de su propio rechace. Nada más llegar al primer equipo y nada más empezar, era la jugada que puede condenar a quien llega de la cantera, siempre en debate, siempre bajo sospecha y siempre, o casi siempre, demasiado lejos del primer equipo del Madrid. Los centímetros que le podían haber señalado, en cambio, lo elevaron en su autoestima, sólido en su papel y bravo a empujones con Darwin Núñez. Aunque le costara una tarjeta, demostró cuajo en el área de Anfield. No es cualquier lugar. La maniobra de Mac Allister antes del gol lo encontró en el pulso final, pero el problema se había originado con anterioridad, en la falta de anticipación antes de que recibiera el delantero en el área.

Gakpo festeja el 2-0 junto a Van Dijk, Salah y Luis Díaz.

Gakpo festeja el 2-0 junto a Van Dijk, Salah y Luis Díaz.AFP

El tanto fue la consecuencia del asedio que el Madrid no pudo impedir con el break del descanso. Fue peor. El segundo tiempo arrancó, de hecho, con la mejor intervención de Courtois, mano abajo, continuó con el gol y, de inmediato, la lesión de Camavinga, hasta entonces el mejor futbolista del Madrid, junto con Courtois.

Una serie negra que, sin embargo, dio paso a los cambios y a una ocasión aparecida de la nada gracias a uno de sus protagonistas. Lucas Vázquez saltó al campo para que Valverde, inicialmente lateral, pasara al centro del campo, junto a Ceballos. La primera vez que pisó el área, Lucas Vázquez provocó un penalti de Robertson. Mbappé dio entonces continuidad a su partido. Lo lanzó mal, como lo haría Salah, pero con mejores antecedentes. La mejora del Madrid fue insuficiente frente al gol de Gakpo. Mbappé miró al césped sin respuestas. A él lo mira el madridismo.

Un Mbappé inexplicable ante la mirada de Nadal: “Seguro que va a ser lo que se espera de él”

Actualizado Miércoles, 27 noviembre 2024 - 23:06

La historia reciente de los enfrentamientos entre Liverpool y Real Madrid resumía el éxito del partido en un futbolista: Vinicius Júnior. El brasileño marcó en la final de la Champions de 2022 y repitió hace dos temporadas, en los octavos de final continentales, cuando el conjunto blanco salió triunfante de Anfield Road gracias a dos goles de su joven y nueva estrella. Fue el gran peligro madridista y la pesadilla 'red'. Pero ayer, en una noche helada en Liverpool, la ausencia por lesión del ex del Flamengo descolocó a los de Ancelotti, congeló sus ideas y situó en el juzgado mediático a otro jugador: Kylian Mbappé. Y el francés no tuvo defensa.

Todo bajo la atenta mirada de Rafa Nadal, estrella en el palco de Anfield después de visitar a Guardiola y a la plantilla del City en Manchester, a una hora de distancia del estadio del Liverpool. El de Manacor, acompañado por su hermana, conversó con Butragueño, Solari y Juni Calafat, y se rodeó de otros miembros de la Junta Directiva del cuadro de Chamartín. Eso sí, fue testigo de una noche negra para el Madrid.

A unos metros, Gareth Bale, que acudió para trabajar como comentarista en TNT Sports, junto a Rio Ferdinand y Steve McManaman. El galés pisó el césped, saludó a Butragueño y a miembros del departamento de comunicación y del cuerpo técnico del conjunto blanco y se acercó a ver, ya en privado, a algunos de sus antiguos compañeros, aunque el partido lo ensombreció todo.

En el campo, la cara de Mbappé fue la cara del conjunto blanco. Impotente ante Van Dijk, Konaté y Bradley. Inefable frente a lo que le fue sucediendo en el partido. Torpe en los controles y en los regates, tímido al encarar a sus rivales, como si fuera otro futbolista, y errático en el momento más importante del duelo, el penalti que podría haber supuesto el empate y que el atacante galo estrelló en las manos de Kelleher. Inexplicable.

Ese fallo completó los 10 minutos de deriva madridista en Anfield, convertidos en 90 bajo la capa de héroe de Courtois. En el minuto 52, Mac Allister puso el merecido 1-0 para los locales. A los dos minutos se lesionó Camavinga, el mejor de los visitantes en el duelo, y en el 61 Mbappé falló desde los once metros cuando el Madrid pensaba que podía seguir vivo en el encuentro.

"Nosotros lo vemos bien, entrenando bien, a veces sale, a veces no, hoy no ha salido el penalti pero tenemos confianza en él y seguro que Kylian va a ser lo que se espera de él", reflexionó Modric.

Ancelotti, que se pasó el partido desesperado, corrigiendo continuamente a sus futbolistas y muy pendiente de Arda Güler, se giró hacia sus asistentes, especialmente hacia Davide, su hijo, y Francesco Mauri, y no imploró palabra. El silencio lo hizo todo. Era la continuación de la pesadilla de Mbappé justo cuando su equipo más necesitaba de su talento.

El penalti fallado por Salah no alentó al Madrid, perdido tras el error de Mbappé, sino que empujó todavía más a un Liverpool que amplió distancias gracias a Gakpo. Ahí donde crecieron los blancos en febrero de 2023 cayeron en noviembre de 2024, complicándose mucho la vida en la liguilla de la Champions. Los blancos son ahora 24º, situándose como el último equipo con plaza para el playoff del mes de enero, en el que se miden todos los posicionados entre el 9º y el 24º. A falta de tres jornadas en las que debe visitar al Atalanta y el Brest y recibir al Salzburgo, el Madrid suma sólo 6 puntos en cinco jornadas. Situación límite.

El Sturm Graz coloca al Girona al filo de lo imposible

El Sturm Graz coloca al Girona al filo de lo imposible

Actualizado Miércoles, 27 noviembre 2024 - 20:51

La Champions, lo que podía ser la prolongación del sueño vivido el curso pasado con su gran trayectoria en la Liga, sigue siendo toda una pesadilla para el Girona. Los de Míchel volvieron a caer, ante un rival en principio asequible, un Sturm Graz que contaba sus cuatro primeros partidos por derrotas y que acabó por imponer su solidez para llevarse el triunfo con un único tanto marcado por Mika Biereth. [Narración y estadísticas (1-0)]

La derrota es demoledora para el Girona. Le restan las visitas del Liverpool y el Arsenal y el viaje a Italia para medirse al Milan como últimas balas para buscar el milagro. Todo invita ahora mismo a pensar que sus opciones de meterse en la eliminatoria previa a los octavos de final son poco menos que una quimera. Por la que lucharan, eso sí, mientras haya la más tímida opción.

El Girona saltó al terreno de juego absolutamente fiel a las consignas de un Míchel que insistó por activa y por pasiva en la trascendencia del choque. Los visitantes, con un Bryan Gil capaz de volver loca a la zaga rival fuera cual fuera el flanco elegido para atacar, llegaron una y otra vez a las inmediaciones del área de Khuriakov, un joven portero ruso que se estrenaba en Champions tras pasarse muchisimo tiempo viendo los toros desde la barrera.

La pifia de Iván Martín

Lejos de poner a prueba los reflejos del joven arquero, el conjunto gerundense, a decir verdad, no logró enviar ningún balón con serio peligro entre palos. El más sangrante, quizás, fue un remate de Iván Martín, relevo a última hora de un Van de Beek aquejado de problemas gastrointestinales, que, a prácticamente un metro de la línea de gol, acabó por perderse por encima del travesaño. El Sturm Graz, en cambio, le dio algo más de trabajo, poco exigente, eso sí, a un Gazzaniga que dejó también su portería incólume a lo largo de la primera parte.

El Sturm Graz, ordenado en defensa y convencido de sus posibilidades en ataque, sería al final el que abriría el marcador tras el descanso, por mucho que el Girona amenazara de nuevo con insistencia con lograrlo. Mika Biereth, tras recoger un rechace forzado de Gazzaniga por un disparo de Jatta, se encargó de marcar el primer gol de los austríacos en el torneo. El único que constaba hasta ese momento en sus estadísticas, de hecho, se lo marcó el Brest en propia puerta.

Los de Míchel, tras el mazazo, redoblaron sus esfuerzos. No en vano, aún tenían minutos para tratar, por lo menos, de pescar un empate que les sirviera para lamerse un poco las heridas. Un punto, sobre el papel, seguía sirviendo de muy poco con vistas a tratar de meterse en la ronda previa a los octavos de final. No pudieron conseguirlo. Liverpool, Milan y Arsenal acechan en el horizonte.

Otra debacle de Guardiola: del 3-0 al 3-3 tras 15 minutos de caos ante el Feyenoord

Otra debacle de Guardiola: del 3-0 al 3-3 tras 15 minutos de caos ante el Feyenoord

A falta de un cuarto de hora, la única inquietud para Pep Guardiola parecía el reparto de esfuerzos, con la vista en el crucial partido del domingo en Anfield. Por entonces, el doblete de Erling Haaland allanaba un contundente triunfo, el primero en muchas semanas. Sin embargo, los goles de El Hadj Moussa, Santiago Giménez y David Hancko sembraron la desolación en el Etihad. A las cinco derrotas consecutivas hubo que añadir otra decepción del Manchester City (3-3).

En 15 minutos, el equipo de Brian Priske hizo suyo el Etihad con una convicción insultante. Su verticalidad dejó en evidencia a la zaga skyblue y a Ederson, demasiado tibio en los dos últimos goles. Las mismas carencias, corregidas y aumentadas, que facilitaron el 0-4 del Tottenham el pasado sábado.

Para intentar paliarlas, la primera respuesta táctica de Guardiola fue devolver a Rico Lewis al lateral derecho, con Matheus Nunes por delante de Ilkay Gündogan en la línea de medios. Por supuesto, el canterano asumía un papel creativo en el inicio de la jugada, dejando la línea de atrás con sólo tres efectivos. Esta variante cayó tan bien como las evoluciones de Bernardo Silva como novedoso interior diestro.

El fútbol del City no daba un respiro al Feyenoord, sin opciones de pisar siquiera campo rival durante la primera media hora. Timon Wellenreuther salvó al subcampeón holandés con una asombrosa intervención ante Haaland, cuyo rotundo cabezazo bien merecía la red, y otra ante un zurdado de Phil Foden desde la frontal. Jack Grealish, de regreso al once, también pudo anotar el 1-0 con una volea repelida por la defensa.

Un recuerdo para Slot

Aun sin motivos para la euforia, la ruidosa hinchada visitante se arrancó con los acordes del You'll never walk alone y demás cánticos con los que recordar a Arne Slot, el técnico que les hizo campeones en 2023 y que ahora lidera al Liverpool, líder absoluto de la Premier. A los abucheos del Etihad siguió un instante de zozobra, cuando Igor Paixão aprovechó un mal balance defensivo para probar por primera vez los guantes de Ederson.

Guardiola, en la zona técnica, durante el partido ante el Feyenoord.

Guardiola, en la zona técnica, durante el partido ante el Feyenoord.EFE

Guardiola no podía tolerar más despistes en las contadísimas ocasiones que el rival hacía girar a su defensa. De ello parecía conversar con Juanma Lillo en la zona técnica, presa de los nervios por el avance del reloj, cuando Antoni Milambo derribó a Haaland con una alevosa patada. Desde los 11 metros, el noruego anotó su 45º gol en la Champions. Si a ellos añadimos cinco asistencias, se alcanza un récord redondo. Ningún futbolista ha necesitado menos partidos (44) para participar en 50 tantos en la Champions. Ruud van Nistelrooy, que ostentaba el anterior registro, precisó 56.

Si el Feyenoord pretendía ordenar las ideas durante el descanso, la bofetada de realidad resultó aún más dolorosa. No hubo casi respiro entre el remate a la red de Gündogan, rebotado en Hancko, y la cabalgada de Nunes por la derecha, para que Haaland definiera como una aplanadora en el segundo palo. Savinho, Kyle Walker y Ruben Dias salieron entonces a calentar a la banda, totalmente ajenos a lo que se avecinaba.

Roja a Dembélé en Múnich

En el otro partido de la jornada, el Bayern dejó en situación crítica al PSG, merced a un gol de Kim Min-Jae, beneficiario de un error clamoroso de Matvey Sáfonov. El guardameta ruso, gran novedad en el once, evidenció la fragilidad del equipo de Luis Enrique, cuyo audaz planteamiento se deshace ante la falta de contundencia en las áreas.

Sáfonov, en la acción del 1-0 del Bayern.

Sáfonov, en la acción del 1-0 del Bayern.AFP

Bradley Barcola y Ousmane Dembélé, muy lejos de su mejor momento, jamás inquietaron a la zaga de Vincent Kompany. No conforme, el ex barcelonista se ganó una roja absurda en el minuto 57. La sentencia pudo llegar con un tiro de Jamal Musiala repelido por la madera y la mano de Sáfonov. Por séptima jornada seguida, el Bayern mantenía el cero en su portería. En uno de los fondos, los aficionados ya habían recogido su pancarta de protesta contra Nasser Al-Khelaifi.

Bastanten jaquecas aquejan ahora el propietario del PSG. Con sólo tres goles en cinco jornadas de Champions, el campeón francés se jugará su futuro en las tres últimas, viajando a Salzburgo y Stuttgart y recibiendo al City. Quedar fuera del top-24 supondría el golpe de gracia para el megalómano proyecto qatarí.