Su ligamento cruzado de la rodilla derecha se quebró como, de algún modo, había advertido el propio Rodri, víctima involuntaria de una profecía autocumplida. En apenas unos días, el mediocentro del Manchester City pasó de cabecilla de la revuelta a víctima de una lesión que le apartará durante el resto de la temporada. Otro ejemplo de la preocupante deriva del fútbol profesional, donde, día a día, aumenta el descontento ante la saturación del cal
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El dominio de McLaren en el Mundial ya no admite matices y sólo la fortaleza mental mantiene a Max Verstappen en el liderato. Se venía apuntando desde antes del verano y volvió a confirmarse ayer en Singapur, con el categórico triunfo de Lando Norris y con el tercer puesto de Oscar Piastri, que partía desde la quinta posición. Se trata de la decimocuarta carrera consecutiva en la que un piloto de Zak Brown sube al podio. Un récord para la escudería de Woking, que sólo había establecido una secuencia similar durante la primera etapa de Lewis Hamilton, allá por 2007 y 2008. Sin embargo, la hegemonía de los coches papaya se antoja insuficiente para arrebatar el título al vigente campeón.
Con seis carreras por delante, incluidas tres sprint races, a Verstappen ya le valdría con acabar segundo en cada una de ellas para revalidar su corona. Un argumento de peso para el holandés, cuya última victoria se remite al pasado 23 de junio en Montmeló. Aunque la verdadera razón para el optimismo en Red Bull pasa por la capacidad de Mad Max para mantener la calma en situaciones tan críticas como las de este fin de semana. Aun sin opciones de seguir el rastro de Norris, con un ritmo promedio cuatro décimas más lento por vuelta, aferró 18 jugosos puntos.
No conviene olvidar que Marina Bay sigue siendo la única pista del Mundial en la que el tricampeón jamás ha logrado la victoria. A semejante dificultad ha debido añadir otra polémica extradeportiva, a propósito de una sanción por su lenguaje malsonante, con la que tuvo que lidiar desde el jueves. "Me encuentro en una etapa de mi carrera en la que no quiero estar lidiando con este tipo de tonterías. Es realmente agotador. Estas cosas también van a decidir mi futuro en la F1", subrayó ayer durante su rueda de prensa.
Hamilton, en tierra de nadie
Mohammed Ben Sulayem, presidente de la FIA, deberá ahora decidir si mantiene el castigo, estipulado en unas jornadas de trabajos comunitarios, o exonera al buque insignia de la F1. El único piloto capaz de lidiar con la caída en picado de Red Bull y mantener el tipo ante McLaren, Ferrari y Mercedes. Su regularidad, de hecho, contrasta con los titubeos de sus perseguidores.
Ayer mismo, Norris rozó la catástrofe contra los muros con un par de fallos cuando lideraba con 25 segundos de margen, mientras Lewis Hamilton se perdía en tierra de nadie por culpa de la estrategia de Mercedes con los neumáticos blandos. El sábado, Charles Leclerc ya se había despeñado en la parrilla tras un problema con las mantas de sus neumáticos y una mala trazada en la curva 2.
Norris, el domingo, al frente de la carrera en Marina Bay.EFE
Aun sin contar con unos rivales a su altura, Verstappen aún deberá apretar los dientes en los dos tripletes con los que se cierra el calendario: Austin - México - Brasil y Las Vegas - Qatar - Abu Dhabi. Un epílogo a la altura del campeonato más igualado en casi medio siglo. Porque desde 1977 -cuando lo lograron Ferrari, Lotus, McLaren y Wolf- la F1 no registraba cuatro equipos con al menos dos triunfos. Además, Max podría convertirse en tetracampeón mientras Red Bull termina tercero en el Mundial de Constructores. La ventaja actual (34 puntos ante Ferrari) se antoja insuficiente visto el pobre rendimiento de Sergio Pérez.
"Ahora disponemos de tres semanas hasta la próxima carrera y esperamos que todos los equipos, incluido el nuestro, lleven algo nuevo a Austin", adelantó ayer Fred Vasseur, jefe de la Scuderia. Cualquier actualización aerodinámica (como ese alerón trasero de McLaren que parecía ejercer de mini-DRS en Bakú) o cualquier paso adelante para facilitar el agarre y el equilibrio sobre el asfalto, podría decantar la suerte del campeonato.
Por tanto, a diferencia de las vacaciones de verano -cuando sólo se permite el trabajo a los departamentos legales de márketing y de finanzas- las 10 escuderías se emplearán a fondo en sus fábricas. Por contra, los ingenieros y mecánicos que habitualmente viajan a las carreras sí podrán disponer de unos días de descanso. No hay cuerpo que resista un Mundial de 24 carreras y sus pertinentes 194.000 kilómetros en el asiento de un avión.
"Necesitamos piezas nuevas, necesitamos encontrar tres o cuatro décimas si queremos volver a liderar el grupo medio". Más que un mensaje, Fernando Alonso lanzó una llamada de auxilio a Aston Martin, un equipo perdido en la intrascendencia y con peores prestaciones que Haas y Williams. El octavo puesto en Marina Bay, por tanto, ha de considerarse como un éxito para el bicampeón mundial, que acabó sólo dos segundos por detrás de Carlos Sainz.
"Hemos hecho un buen papel en los dos últimos circuitos, pero eso no puede tapar nuestra falta de prestaciones", aseguró Alonso tras 100 minutos de lucha sin contra el calor y la humedad. Había gestionado con acierto la degradación de su neumático duro, con el que aguantó las 36 últimas vueltas. Había controlado el sobrecalentamiento de los frenos hasta llevar el coche a la meta.
"Cuatro puntos más de los que merecíamos aquí, porque para nada estamos en esta posición", añadió en los micrófonos de DAZN. Según los propias estimaciones de Aston Martin, el monoplaza verde ya sólo supera a RB Visa Cash APP, Alpine y Sauber. "En Singapur y en Bakú hemos hecho una buena crono y todo ha salido de cara, pero cuando lleguemos a un circuito convencional, con prestaciones normales, no tendremos el ritmo para coger puntos", advirtió.
El 'undercut' a Hulkenberg
El único consuelo en Singapur para el equipo de Silverstone fue su inmaculada ejecución estratégica. No sólo por el undercut con el que ganaron la posición a Nico Hulkenberg, que había salido por delante en la parrilla, sino por la relativa facilidad con la que Alonso sujetó al piloto de Haas, Sergio Pérez y Franco Colapinto en el último tramo de la carrera. "Siempre pensé que Fernando lo tenía todo bajo control", comentó Mike Krack, team principal.
"Por prestaciones deberíamos estar en la 15ª o 16ª posición, la que nos toca por prestaciones. Ayer con Nico tras la crono y me decía que ellos son el quinto equipo. Si hablas con Williams, ellos también son el quinto... Lo que es seguro es que nosotros no somos el quinto equipo", zanjó Alonso. Al menos, esa posición sí parece asegurada en el Mundial de Constructores, donde Aston Martin cuenta con 52 puntos de ventaja sobre RB Visa Cash y 55 sobre Haas.
Otra mala noticia para la escudería británica es la baja forma de Lance Stroll, que acabó por quinta carrera consecutiva fuera del top10. "Es como conducir sobre hielo", lamentó el canadiense sobre la falta de agarre del AMR24. De los últimos 17 puntos de Aston Martin, el hijo del propietario sólo ha logrado sumar uno.
"Gracias, Daniel". Un conciso mensaje, el único que trascendió en la voz de Max Verstappen tras 62 vueltas en Singapur. Un guiño para su ex compañero Daniel Ricciardo, piloto de la filial de Red Bull, que arrebató a última hora la vuelta rápida a Lando Norris. Un logro simbólico para derruir la moral del aspirante, gran dominador de la noche ante Mad Max, todo un maestro a la hora de contener los daños. Porque la fiesta nunca termina por ser completa para Norris. Si quiere ser campeón, el británico deberá recortar 52 puntos en las seis últimas carreras.
El despótico poderío de Norris se plasmó en la tabla de tiempos, con 21 segundos sobre Verstappen, segundo, el doble sobre Oscar Piastri, su acompañante en el podio y 96 sobre Carlos Sainz, el último que pudo librarse de los doblajes. El séptimo puesto del madrileño, justo por delante de Fernando Alonso, puede considerarse un mal menor tras la catastrófica qualy del sábado. Su 200ª carrera de F1, en cualquier caso, merecía otro desenlace.
Por una vez, a Norris no le tembló el pulso para soltar a tiempo el embrague y mantenerse a salvo en la salida. Las cuatro zonas de DRS suponían una amenaza para el líder en ese inicio, pero ya en la tercera vuelta marcó un 1:38.480 con el que dejar las cosas claras a Verstappen. Desde ese momento fue engordando su ventaja cuándo y cómo quiso. Se iba a anotar el Grand Chelem, con victoria, pole, vuelta rápida y liderato durante toda la carrera, cuando a dos giros de la meta Ricciardo borró su registro por medio segundo (1:34.486).
"relájate y trae el coche a casa"
Poco antes de cumplir la mitad de la prueba, Norris se había dado un susto terrible en la curva 8, con un error de frenada que puso en riesgo su alerón delantero. Por entonces, mandaba con tanta holgura que incluso partió por delante de Piastri a la salida del pit-stop. Nada menos que 21 segundos sobre Verstappen. Un dominio a la altura del mejor Red Bull de 2023. A falta de 13 giros, cuando ya rozaba el medio minuto, Norris atacó la vuelta rápida (1:34.925) porque ese punto de bonus resultaba precioso tal para la lucha por el Mundial. Justo entonces debió de cundir el pánico en el garaje de McLaren al ver a su piloto rozando una de las protecciones. "Sólo relájate y trae el coche a casa", le cantaron por radio.
Ni siquiera por ésas hubo opción de safety car, cita obligada en Marina Bay a lo largo de sus 14 presencias previas en el Mundial. Kevin Magnussen, con un pinchazo lento, supo arrastrar su monoplaza hasta los boxes, frustrando la última posibilidad. Nada habría cambiado tampoco en las posiciones de cabeza, porque Piastri cedía 20 segundos con Verstappen y éste mantenía 18 sobre Russell. El podio del australiano se forjó a fuego lento, con un par de adelantamientos calcados en la curva 7 sobre Lewis Hamilton y George Russell.
Para desgracia de McLaren, nadie importunaba al tricampeón mundial, que navegó con comodidad durante ese primer tramo, lejos del alcance de Mercedes. Toto Wolff había dividido el plan con los neumáticos para sus pilotos, probando los blandos para Hamilton. Tras 17 giros, el heptacampeón mundial pasó al compuesto duro. Ese primer movimiento podía dar pistas sobre lo que vendría después.
Alonso, por delante de Leclerc en Marina Bay.AFP
"El undercut aquí parece fuerte, en torno a los dos segundos", advirtieron por radio a Norris, tras medir el tiempo que había conseguido Sainz con su parada en la vuelta 13. Partiendo décimo, el madrileño debía aferrarse a un milagro en esas calles donde el año pasado obtuvo una memorable victoria. Ferrari, por supuesto, mantuvo todo el tiempo que pudo a Leclerc, aguardando un safety car que no llegaba. Tras 36 vueltas, el monegasco fue el último piloto en renovar sus gomas.
Debió de hacerse largo ese relevo a Leclerc, demasiado tiempo por detrás de Alonso, que le negaba todos los espacios pese a su clamorosa desventaja mecánica. Bastante hacía el Aston Martin para sujetarse al alerón trasero de Nico Hulkenberg, quinto con el Haas tras darse el capricho de ganar provisionalmente la posición a Piastri. Una noche especial la de estos dos veteranos, porque Alonso aún tuvo que ajustarse los machos en el último tercio de carrera.
No había manera de contener a los Ferrari, por supuesto, pero su Aston Martin había de contener a Hulkenberg, Sergio Pérez y Franco Colapinto. Ya podía quejarse el mexicano de que su Red Bull saltaba "como un canguro" y ya podía apretar los dientes el argentino, única esperanza de Williams tras el madrugador problema de Alexander Albon con una toma de refrigeración. Ya podía insistir también Hulkenberg, orgullo de Haas, porque Alonso no iba a entregar su octava plaza.
La soberbia recuperación del sábado en Marina Bay, a bordo de un monoplaza que sólo él puede meter en vereda, no distrajo a Max Verstappen de lo que él consideraba más importante. De modo que, nada más bajarse del coche tras su segundo puesto en la sesión clasificatoria, a sólo dos décimas de la pole de Lando Norris, el tricampeón lanzó un órdago durante la rueda de prensa oficial. Todo por un taco lanzado el pasado jueves: fucked.
El líder del Mundial no acepta de ningún modo el castigo que el viernes le impusieron los comisarios. Es decir, la "obligación de realizar algún trabajo comunitario", según el comunicado de la FIA. Una sanción por su respuesta al ser cuestionado el jueves a propósito de Sergio Pérez, que había sido más rápido el pasado fin de semana en Bakú. "No sé el motivo, configuraciones diferentes. Desde que comencé la qualy supe que el coche estaba jodido". A juicio de los comisarios, ese adjetivo "es considerado lenguaje grosero y puede ofender, por tanto no es adecuado para su retransmisión".
El malestar de Verstappen, que ya tuvo que cumplir en 2019 dos días de servicios comunitarios por un empujón a Esteban Ocon en Interlagos, se ha ido acrecentando a lo largo del fin de semana. Hasta su estallido de ayer en la sala de prensa ante Tom Clarkson, el periodista designado por la F1 para arrancar el turno de preguntas. Un intercambio resuelto por el holandés con monosílabos.
- ¿Qué has cambiado durante la noche?
- Mucho.
- ¿Puedes ofrecernos más detalles?
- No, porque quizá me multen o me castiguen con un día extra.
- ¿Estás seguro del ritmo de carrera?
- Tal vez.
- Después de tus problemas durante los entrenamientos, ¿qué parte de la carrera es un paso hacia lo desconocido?
- Es una incógnita.
- Cuéntanos acerca de la alineación en el...
- No se trata de ti, no te preocupes. No quiero molestaros.
- Estamos bien, pero ¿puedes hablarnos sobre tu estrategia de carrera y lo que puede suceder con Lando en la lucha por el título?
- Lo sabremos mañana.
Cuando Clarkson abrió el turno a los presentes en la sala, Verstappen lanzó otro envite. "Preferiría que me hicieran estas preguntas ahí fuera". La segunda cuestión la resolvió con un sucinto "sin comentarios" y para la última alegó que sufría "problemas en la voz". Tras finalizar dicha comparecencia, Mad Max cumplió con su compromiso de hablar ante los medios.
Hamilton llama a la rebelión
De regreso al hospitality de Red Bull fue atendiendo al grupo de enviados especiales que se arremolinaba en torno a él. "Me parece ridículo lo que pasó, así que ¿por qué debería responder normalmente? Es muy fácil que te impongan una multa u otra sanción, así que prefiero no hablar mucho. Por supuesto podemos hacer las entrevistas también en otro sitio", lanzó un airado Verstappen camino del corralito donde le aguardaban las televisiones. "Sinceramente, creo que lo que dije no fue tan malo", zanjó.
El plante de Verstappen contó con la solidaridad de los otros dos protagonistas de la qualy. "Me parece bastante injusto y no estoy nada de acuerdo", subrayó Norris, amigo del neerlandés desde 2013. Lewis Hamilton, por su parte, no sólo se mostró más crítico, sino que lanzó una llamada a la rebelión. "Para ser sinceros, me parece una broma. Esto es la cima del deporte del motor y aquí se cometen errores. Yo no cumpliría la sanción y espero que Max tampoco lo haga", concluyó el heptacampeón mundial.
Tampoco el sábado en Marina Bay resultó redondo para Lando Norris, autor de una pole (1:29.525) imprescindible para sus aspiraciones, pero seguido de cerca por la inquietante figura de Max Verstappen. Repuesto de sus innumerables problemas del viernes, el líder del Mundial sólo cedió dos décimas ante McLaren. Ferrari, por contra, se precipitaba al vacío, con un doble error de Charles Leclerc y Carlos Sainz, que partirán noveno y décimo si los mecánicos recuperan a tiempo el monoplaza del español.
No anda nada fino Norris este año en las salidas, como ya dejó constancia en Hungaroring y Montmeló, donde desperdició sendas poles. Sin embargo, ahora ya no cuenta con margen si de verdad quiere pelear por el título. La mera presencia de Verstappen en las tres primeras enlazadas le supondrá un quebradero de cabeza. Porque si Red Bull aún no ofrece demasiadas garantías, Verstappen sigue añadiendo un punto diferencial.
Derrapaba su RB20 desde la Q1 y Mad Max salvaba a duras penas los muros. Se veía con apuros para sacar el tiempo en la Q2 hasta que metió el coche en cintura. No hubo un piloto en el sábado de Singapur a la altura del tricampeón mundial. Quizá sólo Nico Hulkenberg y Fernando Alonso, sexto y séptimo, puedan alardear de un papel tan estelar.
Hamilton, tercero
Entre los perdedores hay que mencionar a Oscar Piastri, quinto con el mejor monoplaza, y los hombres de Ferrari. Apuraba la preparación de su primera vuelta en la Q3, cediendo el paso al austrialiano, cuando Sainz abordó la entrada a la recta de meta de muy mala manera. A la frialdad de los neumáticos se sumó un pequeño despiste con el volante, con la quinta marcha ya engranada. Una combinación fatal para su Ferrari, que terminó contra las protecciones de la curva 19 con daños irreparables en el tren trasero. Justo un año después de su pole y su victoria en estas calles, Sainz desfilaba apesadumbrado hacia el garaje. Como lo hizo a pie, los comisarios anotaron la irregularidad para una investigación.
Cuando despejaron la pista restaban casi siete minutos de Q3, aunque los favoritos apuraron aún más para atacar su único intento. A Verstappen le habían borrado el previo (1:29.791), al coincidir su entrada a meta con el accidente de Sainz. A Leclerc le dejaron fuera de combate al superar los límites de pista de pista en la curva 2, mientras Mercedes apuraba sus opciones pese a las continuas quejas de George Russell con el agarre de sus Pirelli. Algo más más pudo arañar Lewis Hamilton, con un notable tercer puesto en la parrilla, 26 milésimas más rápido que su compañero.
Fiasco de Pérez en la Q2
Una semana después de su brillante papel en Bakú, Sergio Pérez se apuntó otro fiasco en el currículum. A bordo de un RB20 al que hay que sujetar con brío las riendas, el mexicano ni siquiera pudo superar a los Williams. Nueve décimas perdidas, nada menos, ante su compañero en Red Bull.
El tiempo de corte en esa Q2 lo iba a establecer Alonso, con ritmo para rodar con los mejores en el primer y tercer parcial. Las dificultades del asturiano llegaban en la zona más revirada y aun así pudo colarse (1:30.450) con 24 milésimas sobre Alexander Albon y 31 sobre Franco Colapinto. Bastante hace Fernando con el material disponible, casi chatarra en manos de Lance Stroll, decimoséptimo en la Q1.
Tampoco pudo silenciar Daniel Ricciardo los acuciantes rumores sobre su futuro. El australiano se quedó fuera en la Q1 junto a Pierre Gasly, Stroll y los dos Sauber, mientras su compañero Yuki Tsunoda sí exprimía todo el jugo de su RB.
El niño fascinado con Richard Burns, campeón del mundo de rallies con Subaru en 2001, pudo abrirse camino en el automovilismo gracias a Adam, su padre, un peculiar hombre de negocios cuya fortuna supera los 200 millones de euros. El adolescente que apuntaba en un cuaderno cada bache y cada bordillo de los circuitos por los que pasaba, dio el salto a McLaren con sólo 19 años y se hizo amigo para toda la vida de Carlos Sainz. La gran esperanza de Zak Brown, que le había asegurado cuatro años de contrato en Woking, aguantó con gallardía las críticas y supo esperar su momento. Hasta que el pasado 5 de mayo, Lando Norris ganó en Miami su primera carrera de F1, confirmándose como única alternativa a Max Verstappen, otro de sus íntimos en la parrilla. Este fin de semana, al volante del coche más rápido, el aspirante se presenta en el GP de Singapur sin margen de error. No se admiten más titubeos frente al tricampeón. Es ahora o nunca para Norris.
Desde siempre hubo algo en su naturalidad, en la invariable sonrisa con la que pasea por el paddock, que cautivaba a la gente. Durante sus seis temporadas en el Gran Circo, Norris se ha venido mostrando tal y como es. Un chico que disfruta de lo que hace. Un piloto para quien la F1 no supone un trabajo. Una estrella que mejora su rendimiento cuando llega al circuito con la mente despejada tras unas horas de golf o de Call of Duty. Sin embargo, en las últimas semanas Lando ha perdido las ganas de bromear.
Tras la cadena de errores de Norris se intuye el vértigo que atenaza a quien se ve con cartas para ser campeón. Y esa falta de confianza aflora dentro y fuera del asfalto. En los mensajes de radio y en sus declaraciones ante la prensa. Revolotean los demonios en torno al líder de McLaren. Le acusan de falta de instinto asesino ante Verstappen. ¿Cómo puede ser que hace unos días ambos compartiesen avión rumbo a Bakú? ¿Dónde se vio que dos rivales por el título confraternicen de ese modo antes de una carrera?
«Hemos hecho un trabajo increíble»
El pasado marzo, Norris acabó octavo en el GP de Bahrein, a 48 segundos del ganador. Mad Max se impuso en esa cita inaugural, como en tres de las cuatro siguientes. Tras aquel inicio mediocre, a 99 puntos del liderato en el Mundial de Constructores, McLaren supo extraer todo el potencial de su coche y cambió por completo la tendencia. Hoy, el MCL-38 supera a Ferrari, Mercedes y Red Bull en velocidad y consistencia. Simplemente se adapta mejor a cada circuito. Ayer mismo, en Marina Bay, Norris aventajó en más de un segundo a Verstappen durante la segunda sesión libre. Otro logro de Brown y Andrea Stella, su jefe de operaciones, capaces de encaramar a los monoplazas papaya a lo más alto del Mundial por vez primera desde 2014.
El MCL-38 de Norris, durante los primeros libres en Singapur.EFE
«Hemos hecho un trabajo increíble. Superar a Red Bull y ser el mejor equipo es algo de lo que debemos sentirnos muy orgullosos», admitió Norris después de su estresante fin de semana en Bakú, donde tras caer eliminado en la Q1 tuvo que remontar 11 posiciones. Un fallo más en su diabólica espiral. De las malas salidas en Montmeló y Hungaroring, ambas partiendo desde la pole, al enganchón postrero con Verstappen en Austria. Sin olvidar su pasada de frenada durante un pit-stop en Silverstone o el paseo por la grava en la primera vuelta del GP de Bélgica. Para completar los desastres, McLaren abusó de una estrategia demasiado conservadora en Monza, dando lugar a múltiples comentarios sobre la necesidad de dar prioridad a Norris sobre Oscar Piastri.
De este modo, pese a encadenar siete carreras sin victoria, Verstappen aún cuenta con 59 puntos de ventaja. Si Norris quiere ceñirse la corona necesita superar al líder por un promedio de 8,4 puntos en las siete últimas carreras, incluidas tres sprint races. Lo más preocupante para el británico es que sólo logró ese margen en Australia, cuando el piloto de Red Bull tuvo que abandonar por una avería en el motor.
Mejor en 10 de los 12 sectores
Lejos queda ahora aquella primavera para la gente de Christian Horner, porque su RB-20 cada día se muestra más impredecible. Sin ir más lejos, ayer mismo fue el monoplaza más lento de la FP2 en las primeras tres curvas de Marina Bay. Además, según gráfico oficial de la F1, Norris logró imponerse a Verstappen en 10 de los 12 sectores de la pista. Unos datos que habla tanto de la debacle de Red Bull como de la mejoría de McLaren, Ferrari y Mercedes. Por primera vez en 47 años, cuatro escuderías han ganado al menos tres carreras en la misma temporada. Y desde 2012 no se registraban al menos siete pilotos con triunfo.
Bajo estas premisas, McLaren debería perfilarse como principal candidata al título de constructores, un logro fuera de su alcance en las últimas 25 temporadas. Ni siquiera en el Mundial 2007, con Fernando Alonso y Lewis Hamilton, dado que fue descalificada por culpa del Spygate. Ahora, con Piastri haciendo gala de una fabulosa habilidad para los adelantamientos, la gente de Woking sueña de verdad en grande. Eso sí, para completar el círculo, Brown deberá aclarar las jerarquías entre Norris y su compañero australiano.
Todo el interés que había levantado el campeón de la Bundesliga en su retorno a la Champions League se confirmó ayer con un soberbio primer tiempo en Rotterdam. En apenas 45 minutos, el Bayer Leverkusen barrió al Feyenoord con cuatro goles merced a un incontenible despliegue liderado por Florian Wirtz, el primer futbolista alemán que marca dos goles durante su primer partido en el torneo. «Hemos estado muy concentrados. Es sólo el primer partido, pero por supuesto que estamos satisfechos», aseguró Xabi Alonso, técnico del Bayer.
Con un fútbol vertical, comandado por la imaginación de Wirtz entre líneas, el Leverkusen dejó sin réplica a un Feyenoord tan impetuoso como impreciso. La ruidosa afición de De Kuip ni siquiera pudo esbozar una sonrisa tras el descanso, cuando el árbitro invalidó dos goles a su equipo por fuera de juego.
Por entonces, los visitantes ya habían impuesto el desborde de Jeremie Frimpong, la omnipresencia de Alejandro Grimaldo y la calidad de Victor Boniface. Tras el afortunado 0-1 de Wirtz, el delantero nigeriano dejó el gesto técnico de la tarde con un asombroso pase, a imagen y semejanza de Thierry Henry, en la acción del 0-2, obra del internacional español.
«Jugamos con mucha madurez»
La velocidad de Grimaldo y Frimpong resultaba indetectable para la defensa holandesa, que en el minuto 36 no pudo leer ni el envío desde la derecha del neerlandés ni la incorporación de Wirtz. Para redondear la desgracia, justo antes del intermedio Timon Wellenreuther tampoco supo embolsar un endeble cabezazo de Edmond Tapsoba.
«Jugamos con mucha madurez a pesar de que el ambiente era muy especial. En la Champions siempre hay que marcar goles, pero también hay que defender bien», zanjó Alonso. Hasta ayer, el Leverkusen jamás había anotado cuatro goles a domicilio durante sus 13 participaciones previas en el torneo.
El juicio más importante en la historia del fútbol británico comenzó ayer, bajo un manto de secretismo, en el Centro Internacional de Resolución de Disputas (IDRC) de Londres. La primera vista de un proceso que amenaza con llevarse por delante la dinastía del Manchester City, acusado de vulnerar las normas financieras de la liga inglesa. Tras una investigación de cuatro años, la propia Premier League ha decidido enviar a su campeón ante una comisión independiente, que será quien resuelva su suerte. Mientras el club propiedad del Abu Dhabi United Group niega todos los cargos, amparado en lo que considera un «amplio espectro de pruebas irrefutables», el resto de grandes de Europa aguardan noticias sobre el futuro del imperio sky blue.
¿Qué cargos se le imputan?
En total son 115 infracciones, desglosadas de la siguiente manera: 54 por no proporcionar información financiera (2009-2018), 14 por ofrecer detalles precisos sobre los pagos a jugadores y directivos (2009-2018), cinco por incumplir las normas del Fair Play Financiero (FFP) de la UEFA (2013-2018), siete por incumplir las normas sobre beneficios y sostenibilidad de la Premier (2015-2018) y 35 por no cooperar con las investigaciones de la Premier entre diciembre de 2018 y febrero de 2023.
¿Cuáles son las acusaciones más graves?
Los cargos que más deben preocupar al City son los relativos a la inyección de ingresos tras inflar los acuerdos de patrocinio de la aerolínea Etihad, así como la ocultación de costes al no declarar pagos por derechos de imagen y algunos salarios a su ex entrenador Roberto Mancini. Muchas de estas presuntas infracciones se descubrieron gracias a las revelaciones de Football Leaks publicadas por la revista alemana Der Spiegel, que la entidad citizen considera «fuera de contexto», dado que, a su juicio, esos mails y mensajes de texto fueron «pirateados o robados».
El escudo del City, en el Etihad Stadium.EFE
¿Cuánto durará y cuándo habrá veredicto?
Se espera que las vistas se prolonguen durante al menos 10 semanas, por lo que, en el mejor de los casos, habría que esperar hasta finales de noviembre. Sin embargo, ni siquiera tras este periodo se prevé una sentencia inmediata. Al menos así sucedió el pasado octubre con el Everton, un caso mucho menos complejo resuelto tras un mes de espera. Ante la posibilidad de que sea declarado inocente de algunos delitos y culpable de otros es probable que todo se prolongue durante mucho más tiempo, por lo que nunca habría nada definitivo hasta los primeros meses de 2025.
¿Qué suerte correrá si es declarado culpable?
El abanico de sanciones oscila entre males menores, como una multa económica o una deducción de puntos en la clasificación de la Premier, a otras que bien podrían calificarse como históricas: ser despojado de alguno de sus títulos o el descenso a la Premiership, la segunda categoría del fútbol inglés. En 2020, la UEFA ya impuso al City una prohibición de participar en la Champions durante dos años por inflar los ingresos de patrocinio entre 2012 y 2016, aunque su apelación ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) le salvó del castigo. La temporada pasada, el Everton perdió seis puntos y el Nottingham Forest otros cuatro por incumplir las normas sobre beneficios y sostenibilidad de la Premier. El Leicester City, por contra, evitó una penalización similar tras ver estimado su recurso.
¿Cómo afectará a Pep Guardiola?
La gloriosa etapa del técnico, campeón de las últimas cuatro ediciones de la Premier, podría sufrir un severo revés precisamente ahora que va a cumplir su último año de contrato. El firme respaldo de Pep Guardiola a sus superiores, reiterado durante los últimos meses, contrasta con su anterior amago de abandono: «Ya les he dicho que, si me mienten, al día siguiente no estaré aquí», advirtió en 2022, sin nombrar al jeque Mansour bin Zayed Al Nahayan. Un castigo ejemplar también arrojaría muchas dudas sobre el futuro las estrellas de la plantilla, incluido Erling Haaland.
Haaland, durante el último partido ante el Brentford.AFP
¿Quién decide finalmente?
Desde febrero de 2023, cuando comenzó a trabajar, un panel independiente ha venido preparando las vistas, que se celebrarán a puerta cerrada. De momento se desconoce la identidad de estos expertos, encargados de publicar la sentencia por escrito.
¿Quiénes ejercerán como abogados?
El equipo jurídico del City lo dirige Lord Pannick, un ex abogado de Boris Johnson y la Reina Isabel II que ya trabajó con el club durante sus pleitos con la UEFA. Sus honorarios rondan los 5.000 euros la hora. En cuanto a la Premier, lo más probable es que cambie de letrado. Si hace un año contrató al bufete Linklaters, ahora se espera que trabaje con Adam Lewis, un experto en derecho deportivo.
¿Se esperan recursos?
Este tipo de casos no pueden recurrirse ante el TAS, pero las partes podrían apelar y organizar una nueva vista con otro panel. Tampoco conviene perder de vista las exorbitantes costas judiciales, dado que tras seis años de procedimientos, los honorarios de los abogados ya se cifran en decenas de millones de euros.
Una temporada más, ante el temor de que pueda ser la última en LaLiga, cada aparición de Luka Modric genera gran expectación entre los buenos aficionados. También del Reale Arena, un estadio donde el capitán del Real Madrid volvió ayer con 39 años recién cumplidos, tras una semana de doble compromiso con Croacia en la Nations League. Y más de una década después de otro triunfo en ese estadio vestido vestido de naranja. Un 0-4, en abril de 2014, formando en la medular con dos ídolos donostiarras: Xabi Alonso y Asier Illarramendi.
Aguantó Luka los 90 minutos con el brazalete, su primer partido completo en Liga. Lo hizo bien junto a Fede Valverde, poco familiarizado de momento en ese puesto de mediocentro. Cumplió en una noche donde el rival exigía máxima concentración, pero su papel quedó ensombrecido ante Luka Sucic. La estelar actuación de su compatriota, llegado este mismo verano a San Sebastián como sustituto de Mikel Merino, fue una de las noticias de la jornada.
Poco más se pudo exigir al centrocampista croata, por quien hace seis semanas la Real Sociedad pagó 10 millones de euros al Red Bull Salzburgo. Otra singular apuesta de Roberto Olabe, director deportivo, siempre lejos de las convenciones. A los 21 años, Sucic podría considerarse una joya oculta de la Bundesliga austriaca, donde siempre jugó desde categorías inferiores. Ante el vigente campeón de Liga y la Champions, mostró una incontestable calidad en la bota izquierda y generó continuo peligro. Sus dos remates superaron a Thibaut Courtois, aunque terminaron contra la madera.
"Militao no tiene nada"
Partiendo cerca de Martín Zubimendi, el fútbol de Sucic tomó verdadera altura cuando encontrar metros para las transiciones. Y cuando pudo romper las líneas del rival con el balón en la zurda. Desde su debut con la absoluta, a las órdenes de Zlatko Dalic, se le ha venido catalgando como uno de los herederos al trono de Modric en la selección croata. De momento, la única certeza es que sus primeros pasos por LaLiga resultan más que alentadores para la afición txuri urdin.
El triunfo en una visita tan delicada supone asimismo el mejor aval para Carlo Ancelotti, satisfecho con el resultado, pero con la honestidad suficiente para subrayar que ese 0-2 bien pudo ser otro. "Probablemente no se ha merecido ganar", admitió el ganador de cinco Champions. Una noche donde se dejó dos cambios en la cartera y donde sufrió un par de sustos en cuanto a lesiones.
Antes de la media hora, Brahim Díaz tuvo que ceder su sitio a Rodrygo al sufrir un problema en la parte posterior del muslo derecho. Por su parte, Eder Militao también sintió molestias en la corva de su rodilla derecha, en la que el pasado curso se rompió el ligamento cruzado. "Militao no tiene nada, y Brahim una molestia en el abductor que vamos a evaluar", adelantó el preparador italiano.
El gesto de Vinicius, tras el 0-1 en San Sebastián.AP
Tras los despistes en Mallorca y Las Palmas, el primer triunfo liguero a domicilio se hacía imprescindible. Incluso bajo unos focos donde el Madrid sólo había perdido en una de sus cinco últimas visitas. "Hemos sufrido. Y eso es algo que valoro mucho ante equipos de tanta calidad", subrayó el ex técnico del Milan. Asimismo, admitió que su equipo no está "al 100 %", lo que considera "normal" a causa de las bajas, "aunque individualmente hay jugadores que han mejorado mucho". "Tenemos que hacer autocrítica para mejorar. Este partido es una gran oportunidad para valorar lo que no ha salido bien", finalizó.
Quien no pareció muy propicio al examen de conciencia fue Vinicius, autor de otra discreta actuación ante Jon Aramburu. Pese a que el joven lateral se vio lastrado por una tarjeta amarilla antes de la media hora, el '7' se mostró de nuevo errático (un sólo regate, 11 pérdidas y tres centros al área sin encontrar rematador). Por si no bastase, el brasileño dejó un feo gesto durante la celebración del 0-1, mandando callar a la afición local.