El Día D y la Hora H de Mbappé: la sombra de las remontadas de Cristiano y Benzema y 26 goles en eliminatorias

El Día D y la Hora H de Mbappé: la sombra de las remontadas de Cristiano y Benzema y 26 goles en eliminatorias

Históricamente, el Día D y la Hora H eran el 6 de junio de 1944 y las 06:30 de la mañana. Dos términos usados para referirse al desembarco de las tropas estadounidenses en las playas de Normandía, momento que supuso el inicio de la liberación de las zonas ocupadas por la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Para Kylian Mbappé y el Real Madrid, su Día D y Hora H serán las nueve de la noche de este 16 de abril, cuando la nueva estrella del conjunto blanco busque liderar una remontada casi imposible ante el Arsenal en los cuartos de Champions.

El 3-0 de la ida en el Emirates convierte esta noche en una liturgia extrema para el madridismo, pisando el miércoles santo en un lugar que ha visto ya demasiados milagros en los últimos años. Todos, eso sí, sin Kylian Mbappé en la plantilla. Para el francés será su debut oficioso en el manicomio de Chamartín, en el terreno de lo casi imposible.

A la sombra del delantero, una temporada espectacular en números (33 entre todas las competiciones, a cuatro del récord de Zamorano en su primer año) e irregular en sensaciones, condicionada esta semana por la roja recibida en Vitoria tras una durísima entrada sobre Antonio Blanco. Pidió perdón a sus compañeros y a su rival, agachó la cabeza, «fastidiado», según fuentes cercanas al vestuario, y tendrá que aguantar el partido de sanción que le puso ayer Competición, perdiéndose la cita contra el Athletic, clave en la lucha por la Liga y por el Pichichi.

El Barça (70) le saca cuatro puntos al Madrid (66) y Lewandowski (25) tres goles al galo (22). Y es que en ese curso de sensaciones irregulares para Mbappé, ahora mismo el delantero camina sobre arenas movedizas. No marca desde el 29 de marzo contra el Leganés, acumulando dos jornadas de Liga, tres encuentros de Champions y uno de Copa del Rey sin ver puerta. 540 minutos, contando las prórrogas contra el Atlético y la Real Sociedad, y la hora que se perdió ante el Alavés, sin producir ni un tanto ni una asistencia para su equipo, que siente como nunca su ausencia goleadora.

26 goles en eliminatorias

Su hat-trick al Manchester City en el playoff, cuatro en total si contamos el anotado en el Etihad, parecían colocarle en el timón continental del Madrid en las eliminatorias, pero ha desaparecido desde entonces. Una situación similar a la que vivió en París durante su última temporada. Marcó tres goles en octavos y dos en cuartos, pero contra el Dortmund, en semifinales, se quedó en blanco mientras los alemanes conseguían el billete para la final.

En blanco se quedó también en los octavos de la 2022-23, cuando el PSG quedó eliminado ante el Bayern, en las semifinales de la 20-21, perdidas por los franceses ante el City, en las semis y la final de 2020, donde cayó ante el Bayern, y en los octavos de la 17-18 contra el Madrid.

A pesar de esas noches, Mbappé, con 26 goles, se sitúa ya entre los mejores de la historia en las eliminatorias. Lejos de Cristiano Ronaldo (67) y de Messi (49), pero en el camino de batir a Thomas Müller (28), Lewandowski (34) y Benzema (34), los únicos que tiene por delante más allá de los dos grandes de la última década. De su generación, mejora a Haaland (16), su gran rival.

Cristiano ante el Wolfsburgo, Benzema ante el PSG

En el horizonte, las escenas gloriosas de sus ídolos en el Bernabéu, empezando por Cristiano Ronaldo y siguiendo por Karim Benzema. Ambos protagonistas de extraordinarios momentos de fe con la camiseta blanca. Jugadores que hicieron suyas las remontadas, como espera hacer Mbappé.

Cristiano y Benzema tienen a sus espaldas varias noches históricas en la Castellana. El portugués marcó dos goles en la vuelta de semifinales de 2012 ante el Bayern, perdidas en los penaltis; tres en la remontada ante el Wolfsburgo en 2016, 3-0 tras el 2-0 en Alemania; tres en los cuartos de 2017 contra el Bayern, decididos en la prórroga; uno en la vuelta de cuartos de 2018, ante la Juve... y tres en finales, en 2014 y 2017.

También Benzema, de menos a más en su carrera madridista, coronada con un Balón de Oro tras una serie de eliminatorias extraordinarias en 2022, cuando enlazó 10 goles entre octavos, cuartos y semifinales que le valieron el trono del fútbol mundial. Hat-trick para remontar al PSG en octavos, gol para recuperar la ventaja perdida ante el Chelsea y gol en la prórroga contra el City.

"La plantilla cree"

En el vestuario se espera un paso adelante de Mbappé y de todos, reconociendo los errores de Londres y de algunos instantes de esta temporada, y empujando hacia la remontada: «La plantilla cree», se repite desde Valdebebas. Ayer, en sala de prensa, Bellingham admitió que la palabra más repetida en el vestuario durante los últimos días es «remontada». «Hemos visto los vídeos que ha hecho la gente y estamos motivados. Queremos formar parte de esta historia», dijo el inglés.

Mientras, Ancelotti y su cuerpo técnico buscan convencer desde el plano emocional para recuperar esa «actitud» que tantas veces ha pedido a su plantilla. A Mbappé el primero. Del francés necesita implicación e intensidad en la presión, y así se lo ha dejado claro después de la roja de Vitoria. El ejemplo de sus ídolos está escrito, ahora necesita escribir su propia página en la historia del Madrid. Le ficharon para eso.

Bellingham y Ancelotti 'copian' a Carlos Alcaraz: "Hay que jugar con cabeza, con corazón... Y con cojones"

Bellingham y Ancelotti ‘copian’ a Carlos Alcaraz: “Hay que jugar con cabeza, con corazón… Y con cojones”

Carlo Ancelotti y Jude Bellingham fueron las voces del Real Madrid en la previa del gran partido de esta temporada continental: la vuelta de los cuartos de Champions contra el Arsenal, un duelo de obligada remontada tras el 3-0 de la ida y una cita que requerirá "cabeza, corazón... y cojones". Así lo resumió el entrenador italiano, que citó a Carlos Alcaraz. "Como ha dicho Alcaraz, que me ha gustado mucho", comentó.

Bellingham fue el primero en salir a una sala de prensa de Valdebebas que presentó un lleno hasta la bandera, con más de un centenar de medios de comunicación. El centrocampista inglés se ha acostumbrado a ser el portavoz del vestuario en los días grandes y repitió la presencia que tuvo en la rueda de prensa previa al duelo contra el Manchester City en el Etihad Stadium.

"La palabra más repetida estos días en el vestuario es 'remontada'. La habré escuchado un millón de veces. Hemos visto muchos vídeos sobre ella, nos motiva mucho. Es una noche a medida de lo que es el Madrid, no hay que añadir nada más a esa palabra", contestó Bellingham.

"Una cosa es perder y otra no aprender"

El británico reconoció que Emilio Butragueño le habló de algunas noches mágicas que ha vivido el Bernabéu en los años 80, y en concreto una, la del Anderlecht. "Me habló de ese día y he visto vídeos en TikTok sobre las remontadas. Queremos ser parte de eso y añadirlo a la historia del club", aseguró. En ese partido, correspondiente a la Copa de la UEFA 84-85, el Madrid venció 6-1 en el Bernabéu tras haber caído 3-0 en Bélgica.

Sobre el nivel del equipo, Bellingham asumió que no habían estado bien en algunos momentos de la temporada, pero confió en que llegado este punto, darían un paso adelante. "Sabemos que podemos jugar mucho mejor, una cosa es perder y otra no aprender. Hay que confiar en que los jugadores lo van a dar todo. Tenemos que aumentar el nivel de atención y podemos estar ahí, por supuesto que sí. No somos tontos, pero confiamos en las capacidades que tenemos".

En la salida del Emirates Stadium de Londres, en el autobús del Madrid ya se hablaba de la remontada. "Fue uno de los peores resultados que podíamos imaginar y en el autobús ya estaba ahí la palabra, no estábamos como ahora pero ya creíamos en nosotros mismos. Todo el mundo piensa en la remontada. Significa que estás en el mejor club del mundo".

Cuestionado sobre los kilómetros que recorre la plantilla este año, menos que sus rivales, reconoció que "influye en el juego", pero recordó que "el año pasado no fuimos los que más corrimos y ganamos la Champions". "Tenemos que saber qué implica correr a un lado y para otro. Hay que saber cómo correr. Mañana vamos a querer correr mucho más y ojalá tengamos un mejor plan para hacerlo".

"queremos jugar un fútbol eficaz"

Unos segundos más tarde apareció Carlo Ancelotti, que rechazó que pueda ser su último partido si pierde. "Creo que no, y ojalá que no sea el último". "Es muy complicado, muy difícil, pero tenemos que hacer un partido con cabeza, con corazón, con cojones, lo que ha dicho Alcaraz".

Al italiano le da un poco igual que digan que el Madrid juega peor o mejor porque "queremos jugar un fútbol eficaz". "Intentaremos un partido intenso, intentando presionar y tener más control que en la ida. Nada de magia, porque la magia no existe", insistió.

Una parte central de la previa serán las charlas del entrenador a sus futbolistas. Un aspecto que intenta que tanto "emocional" como futbolística. "Quiero que tengan las ideas claras y que estén tranquilos. Ayer hablé de esa parte emocional, de la motivación, de cómo vivir esta previa, cómo la tiene que vivir un profesional. La motivación está ahí y deseo que el jugador esté tranquilo y convencido, e intentarlo todo. La única cosa que no sabemos es el resultado, pero sé que sacaremos lo mejor de nosotros. Necesitamos un poco de todo, una conexión entre calidad, físico y actitud, no puede fallar ninguna de estas cosas".

El molde galáctico del Madrid, roto en mil pedazos: 245 minutos sin anotar, 11 goles encajados en 4 partidos y el aviso de Mónaco 2004

El molde galáctico del Madrid, roto en mil pedazos: 245 minutos sin anotar, 11 goles encajados en 4 partidos y el aviso de Mónaco 2004

La derrota número 50 de Carlo Ancelotti como entrenador del Real Madrid llegó en el peor momento y de una de las peores formas de toda su etapa en la casa blanca, poniendo de manifiesto una vez más los problemas de una plantilla desestructurada tácticamente desde el primer día de curso. Aunque queda la esperanza de la remontada, el triunfo del Arsenal se sitúa a la altura del 4-0 del Etihad en las semifinales de 2023 ante el Manchester City. Aquella noche cambió la marcha del Madrid, fue el último partido de Benzema en Europa con los blancos y terminó con la llegada de Jude Bellingham. A la espera de la vuelta, queda por ver qué consecuencias puede tener esta eliminatoria para un equipo que en verano perdió a Kroos y ganó a Mbappé, siendo incapaz de reconstruirse y rompiendo en mil pedazos el molde que le hizo campeón de Europa en Wembley.

Es la undécima derrota del curso, a una de las 12 de la campaña 2022-2023, el récord de las dos etapas de Carletto en Chamartín, y deja números muy preocupantes caminando ya por primavera. El Madrid acumula 245 minutos sin marcar en Champions, en blanco desde el segundo gol ante el Atlético en la ida de los octavos de final. Dos partidos seguidos de sequía, en el Metropolitano y en el Emirates, algo que no le ocurría desde marzo de 2009 con Juande Ramos en el banquillo.

Vinicius no marca en el torneo continental desde el encuentro ante el Salzburgo, en enero, y contra el Arsenal no regateó ni una vez a su par. Un drama similar al de Rodrygo, transparente en el lado derecho. Mbappé tuvo las dos ocasiones más claras del Madrid, pero en una definió al cuerpo de Raya y en la otra al lateral de la red. Dos opciones que debía materializar para compensar el desequilibrio táctico del Madrid tras su llegada.

Hay nombres, no sistema

Es volver a reflexiones anteriores que ya se han dado en los medios, en el cuerpo técnico y en la zona noble, pero es que ahí reside el principal problema del conjunto blanco este curso: el equilibrio. Ancelotti ha sido incapaz de encajar el puzle galáctico que le entregó Florentino Pérez en verano. Ha sufrido lesiones en defensa, sí, pero en la zona noble del estadio se escriben una y otra vez los nombres de Tchouaméni, Valverde, Camavinga, Modric, Bellingham, Rodrygo, Vinicius y Mbappé. Jugadores de absoluta elite mundial que lo han jugado casi todo y que han sido incapaces de dominar a sus rivales en la gran mayoría de partidos entre agosto y abril. Demasiado tiempo.

«No hemos sido compactos», repetía el técnico en el Emirates. Y cuestionado sobre un posible cambio de esquema, quitando a uno de los delanteros, aseguró que «los buenos jugadores tienen que estar siempre juntos». Pero el puzle no encaja, justo cuando se cumplían 21 años de los cuartos de final contra el Mónaco en 2004, cuando el Madrid cayó 3-1. Ese día, con Raúl, Ronaldo, Figo y Zidane en el campo, con Guti y Borja Fernández en el medio, una defensa que terminó con los canteranos Mejía y Raúl Bravo y un último cambio que fue el joven Portillo, los blancos también naufragaron. ras aquella eliminatoria, el Madrid perdió seis de los siete últimos partidos de Liga. Se hundió y terminó en cuarta posición.En Londres, los primeros cambios fueron Lucas y Fran García y el último Brahim. Un puzle galáctico sin pegamento.

Y es que si algo había demostrado este Madrid de Ancelotti durante su segunda etapa es ser un extraordinario muro defensivo, un bloque sólido asentado sobre una buena defensa, un centro del campo que sabía dominar y ser dominado y una delantera con chispa, así llegó a las finales de París y Wembley, pero esa pared es ahora un flan.

Suma once tantos encajados en los últimos cuatro duelos entre Liga, Copa y Champions: dos ante el Leganés, cuatro contra la Real, dos frente al Valencia y tres en el Emirates. Una sangría terrible en el momento clave del curso. Y llevado sólo a los grandes partidos, donde el Madrid acostumbra a elevar su nivel, la realidad es que este año el balance es todavía más desastroso.

19 de 42 puntos en la 'Superliga'

Juguemos a construir una Superliga en la temporada del Madrid. 1-0 en Lille, 1-3 ante el Milán, 0-4 y 2-5 ante el Barça, 2-0 en Anfield contra el Liverpool, 1-0 en el Metropolitano y 3-0 en el Emirates. Tres goles a favor y 19 en contra en siete dolorosas derrotas. En el otro lado de la balanza:, los triunfos, 2-0 y 2-3 al Atalanta, 5-2 al Dortmund, 2-3 y 3-1 al City, 2-1 al Atlético y empate contra los rojiblancos en Liga. 6 victorias y una igualada. En puntos en una hipotética liguilla, 19 de 42 posibles. Cifras muy alejadas de los nombres que forman la plantilla de este Madrid, llamada a dominar Europa pero con pie y medio fuera de ella.

Los 13 kilómetros de distancia entre el Arsenal y el Madrid y el discurso durísimo de Bellingham: “No hay excusas, es lo de toda la temporada”

Actualizado Miércoles, 9 abril 2025 - 11:43

La derrota fue durísima, la peor de la temporada por el escenario y el momento, y se notó en el camino de los jugadores del Real Madrid de vuelta al autobús que les llevaba al aeropuerto de Londres. Cabezas agachadas, silencio, alguna mueca de impotencia y un mensaje, salido de la boca de Kylian Mbappé: "Claro que podemos", respondió el delantero francés cuando le preguntaron sobre la posibilidad de remontar el 3-0 que le impuso el Arsenal.

Prometer una noche mágica es lo único que le quedaba al vestuario madridista tras un partido así. Eso, el silencio y las caras serias. Asumir la derrota. Así lo hicieron en su paso por la zona mixta. Vinicius le regaló la camiseta del partido a un conocido que le esperaba en la puerta del autobús y no quiso valorar, ni siquiera con una sílaba, la opción de darle la vuelta al resultado.

Rodrygo y Valverde asintieron con la cabeza, más por inercia que por convicción, y Modric se limitó a hacer una pequeña mueca que se entendió como un "parece complicado". Sólo Mbappé fue algo más preciso, aunque ninguna de las estrellas del Madrid se quiso parar con los enviados especiales. Ni el galo, ni Vinicius, ni Rodrygo, ni Valverde... Ni siquiera Modric, capitán del equipo.

Y es que los números no engañan. Un rápido vistazo a las estadísticas del partido enseña la enorme diferencia que hubo entre los dos equipos. Mientras el Arsenal corrió 113,9 kilómetros, el Madrid se quedó en 101,2. Mientras el Arsenal recuperó 34 balones, el Madrid se quedó en solamente 26. Mientras el Arsenal inició 52 ataques, el Madrid apenas 31... Y así un sinfín de estadísticas.

Dio la cara Lucas Vázquez, que ya había salido en el micrófono de Movistar+ junto a Asencio y Courtois, y repitió en zona mixta. "Si hay un equipo en el mundo que puede darle la vuelta a esto somos nosotros", aseguró el gallego, suplente de inicio y sustituto de Modric en la segunda parte. "Podemos hacer algo histórico", planteó.

Bellingham: "Hay que ser honestos y humildes"

Antes, Jude Bellingham sí se detuvo con TNT Sports, que tiene los derechos de la competición. El inglés suele ser un habitual en el pospartido anglosajón, quedando así liberado de atender a los españoles. En su idioma, más cómodo, el centrocampista del Madrid realizó una reflexión bastante dura sobre el partido de su equipo, asegurando que "lo mismo lleva pasando toda la temporada, aunque hoy ha sido a gran escala".

"Estamos muy decepcionados, tenemos que mirarnos sólo a nosotros mismos. No podemos poner excusas ni nada de eso. Es lo que lleva pasando toda la temporada, que hemos ido dejando escapar muchos puntos, pero hoy a gran escala. Tendremos que hablar porque necesitaremos algo especial para darle la vuelta a esto", argumentó.

Para el ex del Dortmund, una de las claves estuvo en cómo el Arsenal superó la primera línea de presión del Madrid. "Hicieron un buen trabajo analizando cómo les íbamos a presionar, hicieron algunos cambios en la manera en la que progresar. Hay que darles crédito, estuvieron brillantes. Tuvieron muchas oportunidades más allá de las faltas directas y pudieron hacernos mucho más daño. Tenemos que ser honestos y humildes, aceptar esto y todo puede pasar en la vuelta", dijo.

Eso sí, recalcó que "tenemos que darle algo a nuestros fans". "Porque en lo de hoy no nos pueden apoyar y lo entiendo perfectamente. En casa tenemos que reaccionar para hacer algo especial. Si hay un lugar en el que puede pasar algo así es en nuestra casa", finalizó.

El Madrid abandonó Londres rozando la medianoche británica y con Ancelotti pidiendo, unos segundos antes, no tirar "todo a la basura". El técnico italiano, que en la previa aseguró que "lo que cuenta es que la persona más importante del club no se canse de mí", asumió la responsabilidad de la derrota, pero también insistió en que habían hecho "una buena primera hora de partido".

Los números avisaban de una de las peores noches del Madrid de Ancelotti: “Nos hemos olvidado de jugar al fútbol”

Actualizado Martes, 8 abril 2025 - 23:27

Francesco Mauri, asistente de Ancelotti, y Luis Llopis, entrenador de porteros, parecían estar avisando a Thibaut Courtois y a la barrera antes de que Declan Rice se sacara una extraordinaria rosca que bordeó el muro madridista y sorprendió al belga. Ambos miembros del cuerpo técnico hacían sendos gestos con el brazo derecho, advirtiendo a sus jugadores, pero no sirvió. El centrocampista inglés clavó el 1-0 e hizo estallar al Emirates, que inició así su grande noche ante un desastroso Madrid. "Es una derrota dura. No lo esperábamos. Tenemos pocas opciones, pero en el Bernabéu pasan cosas", manifestó Carlo Ancelotti.

Carletto se atrevió con David Alaba en el lateral izquierdo, en lo que fue la quinta titularidad del defensa austríaco esta temporada. Antes, triunfos ante el Girona y el Rayo, derrota en Sevilla contra el Betis y empate dramático en la prórroga contra la Real Sociedad. En la mayoría, sufrimiento para el conjunto blanco, con Alaba siempre de central y nunca de lateral. La decisión la mascó Ancelotti en los días previos, la probó en el tramo final del duelo liguero contra el Valencia y la decidió en la previa, descartando a Fran García y cubriéndose en el carril derecho con Fede Valverde, lateral en lugar de Lucas Vázquez.

En el centro del campo, Camavinga y Modric salieron juntos de inicio por cuarta vez en el curso. Podría parecer que han jugado más tiempo juntos, pero sólo en tres de los 51 partidos del año habían compartido titularidad. El trío de citas había sido, como en el caso de Alaba, de casi suspenso: partido contra el Leganés en Liga, donde el Madrid sufrió para ganar 3-2, el empate en Pamplona contra el Osasuna y la derrota en Anfield contra el Liverpool. Los datos no auguraban nada bueno, y el resultado fue catastrófico.

Septiembre de 2015 en Lyon

Los blancos claudicaron en el segundo tiempo con el doblete de faltas directas de Rice. La primera tras falta de Alaba ante Saka, muy superado el austríaco por el extremo británico. Y la segunda, enviando el balón a la escuadra del palo de Courtois. Un golazo para dejar KO al Madrid. Fue el primer gol de falta directa anotado a los blancos fuera de casa en Champions desde septiembre de 2015, cuando Juninho Pernambucano anotara uno con el Lyon.

Las caras en el banquillo madridista eran un poema. Ancelotti no tenía muchas cartas. Retiró a Modric y a Alaba y dio entrada a Lucas y a Fran García mientras Courtois le salvaba de un fracaso mayor.

El gol de Merino dejó al Madrid en la lona. Tres goles en 17 minutos. Una derrota que se une al 4-0 del Etihad en 2023, la peor de esta era de Ancelotti, y el 4-1 de Dortmund en 2013 como las noches más negras del Madrid en eliminatorias continentales en las últimas décadas.

"no hemos estado bien"

Y para colmo, Camavinga terminó expulsado por protestar una falta y no jugará el encuentro de vuelta. Toca épica. "No acostumbramos a sacar dos derrotas seguidas, sólo queda trabajar, confiar en nosotros más que nunca, este equipo se merece la confianza por parte de todo el mundo y vamos a confiar en ello", aseguró Lucas Vázquez tras el pitido final.

Ancelotti, el martes, en la zona técnica del Emirates.

Ancelotti, el martes, en la zona técnica del Emirates.EFE

El gallego reconoció que "no hemos estado bien". "El Arsenal ha hecho un gran partido, ha tenido ocasiones, nos ha sabido presionar, hemos tenido alguna jugada aislada, pero en la segunda parte no hemos sabido dar un paso al frente. Nos ha faltado continuidad en el juego, tener más la posesión y al final no hemos podido hacer un buen partido", resumió.

Más duro fue Courtois, que admitió que "nos hemos olvidado de jugar al fútbol". "No diría que hemos tenido pánico, pero no estábamos tranquilos con el balón", insistió, y explicó los dos goles de falta directa. "En el primero pensé que había puesto bien la barrera. Siempre pongo un hombre más pasado el balón para que esa comba no pase. Quizás tenía que haber puesto uno más... En el segundo no le puede pegar mejor. Son faltas innecesarias donde no hay peligro, el primero va fuera de la portería, el segundo también", dijo.

Pero como Lucas, el belga confía en la vuelta: "Tienen que creer en este equipo y desde el primer minuto daremos todo para darle la vuelta a este resultado. Hay que corregir los fallos e intentar meter uno o dos goles rápidos. Creo que es posible".

Un gurú a balón parado y "juegos mentales", cómo Arteta resucitó al Arsenal: exprimir limones, bombillas "para conectar", carteristas en cenas...

Un gurú a balón parado y “juegos mentales”, cómo Arteta resucitó al Arsenal: exprimir limones, bombillas “para conectar”, carteristas en cenas…

Mikel Arteta ha cambiado la realidad del Arsenal. El conjunto gunner no gana la Premier League desde 2004, pero con el técnico donostiarra en el banquillo ha conseguido volver a pelear por ella: segundo en 2023 y 2024 y segundo este año, a 11 puntos de un Liverpool casi inalcanzable. El Emirates disfruta también de la Champions y busca este curso superar la barrera de los cuartos de final por primera vez desde 2009. Enfrente está el Real Madrid, pero en el norte de Londres se confía más que nunca en el liderazgo de Arteta, en sus «juegos mentales», a cada cual más loco que el anterior, en su influencia de la NFL, en lo aprendido con Pep Guardiola y en cómo ha convertido a su equipo en el mejor a balón parado en Europa.

A los 15 años, Arteta dejó el Antiguoko de San Sebastián, donde jugaba con Xabi Alonso, para fichar por el Barcelona. Llegó al filial, coincidiendo con Puyol, Xavi o Iniesta, pero su carrera cogió un camino diferente al de los héroes de Sudáfrica: PSG, Rangers, Everton y Arsenal. Siempre en el filo de las convocatorias de la selección y siempre en suelo británico. Era el raro de su generación y la puerta a la gloria se le cerró constantemente. En los banquillos la tarea no era más fácil: aceptó el reto del Arsenal y si antes tenía a Xavi, Iniesta, Alonso o Fábregas por delante, ahora el destino le ponía al City de Guardiola y al Liverpool de Klopp como dominadores de la Premier.

Quizás por lo aprendido en su carrera como jugador y en las puertas que se le cerraron en su momento, lo que define ahora al Arteta entrenador es la «exigencia». «Es muy exigente en todo lo que hace, con el cuerpo técnico, con el club y consigo mismo. Es la persona que más horas trabaja en la ciudad deportiva, su pasión es constante y te la transmite», admite a EL MUNDO el español Miguel Molina, uno de sus asistentes en el cuerpo técnico del Arsenal, donde ha mezclado al núcleo local con varios españoles que actúan como su mano derecha en el club: el propio Molina, Carlos Cuesta, otro de sus asistentes principales, e Iñaki Caña, entrenador de porteros. Los dos primeros, con pasado en las categorías inferiores del Atlético.

El no a Pochettino

En 2016, justo después de retirarse, esa exigencia le llevó a tomar una decisión clave en su carrera como entrenador. Había colgado las botas como uno de los capitanes del Arsenal, así que el club londinense le ofreció un puesto como uno de los jefes de la cantera, pero lo rechazó. También dijo «no» a Mauricio Pochettino, su «hermano mayor» en sus dos años de cesión en el PSG a comienzos de los 2000. El argentino le quería como parte de su staff en el Tottenham, enemigo íntimo del Arsenal, pero Arteta lo rechazó, convencido del tipo de máster que quería.

El entrenador español se convirtió en asistente de Guardiola en el Manchester City. Máxima exigencia y un curso acelerado en la elite para su gran objetivo: ser uno de los mejores entrenadores del mundo. Estuvo varios años a la sombra del catalán y en cuanto surgió la oportunidad del Arsenal no lo dudó. Los gunners despidieron a Unai Emery en diciembre de 2019 y Arteta lo tenía todo claro. Casi diez años después de esa decisión entre Pochettino, el Arsenal y Guardiola, Arteta está ante su sexta temporada como técnico de un club donde ha conseguido tres títulos (una FA Cup y dos Community Shield), pero lo más importante: compite de tú a tú con City y Liverpool.

De Guardiola mascó la obsesión por la perfección y la innovación táctica, pero lo que ha convertido a Arteta en un entrenador diferente son los «juegos mentales». «Es muy creativo, muy innovador, y te hace estar alerta, mejorando y creciendo constantemente. Entiende muy bien el proceso de los entrenamientos, el análisis de datos... Está capacitado a todos los niveles. Y con el trato con el jugador es muy empático y cercano, sabe gestionar muy bien el vestuario y la relación con los jugadores», asegura Molina.

Arteta y Saka, el sábado, durante el partido ante el Everton.

Arteta y Saka, el sábado, durante el partido ante el Everton.EFE

Esa parte creativa en la gestión del vestuario tiene que ver con poner a sus futbolistas ante el Pictionary (un juego de mesa en el que hay adivinar una palabra haciendo un dibujo), con contratar carteristas para robar a sus jugadores en plena cena «para que estuvieran atentos a los detalles», con realizar presentaciones utilizando colores o dibujos concretos para que los jugadores aprendieran bien la lección (un carril liberado en la defensa rival era un Fórmula 1), con dibujar frases en las paredes de la ciudad deportiva, con pedir a sus jugadores que expriman la mayor cantidad de jugo de limón que puedan en un bote común, con contratar a un freestyler profesional para que hiciera de camarero y les humillara cuando intentaran dar toques al balón durante una cena...

«Todo eso pasa muy a menudo. Cada reunión de Mikel con el vestuario es especial. Está en un nivel similar a Pep y veremos si algún día le pasa. Te das cuenta de la cantidad de cosas que hace más allá de los focos. Siempre nos repite que tenemos que hacer todo a tope. El fútbol, la fiesta e incluso en la habitación con nuestras mujeres», explicaba en su momento Oleksandr Zinchenko, jugador del Arsenal y ex del City. La prensa inglesa los denomina «juegos mentales».

La parte psicológica es clave para Arteta, que no deja de usar símbolos para tratar de mantener a su vestuario alerta. Uno de sus momentos más famosos es un discurso a la plantilla comparándoles con la luz, bombilla en mano y mencionando a Thomas Edison, para que fueran capaces de «compartir la energía y conectar». Incluso contrató a un artista para que creara la canción North London Forever, que el donostiarra quiere que se convierta en el nuevo himno del club.

El mejor equipo a balón parado

La obsesión de Arteta es ganar un gran título y no deja nada al azar para conseguirlo, tratando de extrapolar las virtudes de otros deportes al fútbol. Por ejemplo, de la NFL ha sacado la idea de tener diferentes entrenadores tácticos para diferentes situaciones, como la presión alta o la transición defensiva, pero sin duda algo diferencial y que tiene mucho que ver con el rugby y el fútbol americano y la revolución que ha logrado a través del balón parado.

Uno de sus grandes fichajes es Nicolas Jover, el gurú del balón parado gunner. El asistente francés trabajaba para Guardiola, pero Arteta coincidió con él unos meses en el Etihad y se lo llevó a Londres. Con 10 goles este curso, es el equipo que más tantos anota a balón parado en las cinco grandes ligas europeas.

Es su gran fuerte y aunque no puede contar con Gabriel, uno de sus centrales titulares junto a Saliba, el poderío aéreo del Arsenal es de lo que más preocupa a Carlo Ancelotti. El Madrid, débil en ese aspecto, ha encajado cinco goles a balón parado este curso, el segundo peor dato de la Liga tras el Leganés. El Emirates le espera esta misma noche.

Ancelotti: “¿Gente cansada de mí? Lo importante es que no se canse el más importante (Florentino). Me apoya y me ayuda”

Actualizado Lunes, 7 abril 2025 - 19:46

Nueva guerra para el Real Madrid y Carlo Ancelotti. Superadas las batallas contra el Manchester City y el Atlético de Madrid, la Champions League le pone en el camino del Arsenal, actual subcampeón de la Premier League, también segundo clasificado en el torneo de este curso y uno de los equipos que pretende convertirse en revelación de la temporada, con su balón parado (10 goles este año) como arma más importante.

"Lo trabajamos ayer y sabemos cómo tenemos que defenderles. Lo primero es intentar no tener muchos corners en contra", explicó Courtois en la sala de prensa del Emirates, donde describió la razón de los problemas que está teniendo el conjunto blanco para detener ese tipo de jugadas este año (ha recibido cinco así en Liga). "Es un problema de concentración, de activación y también la calidad del rival. Pero estamos listos para defenderlo bien mañana y que nos salga lo que hemos preparado".

En la misma línea se mostró Ancelotti, aunque insistió en que no es lo único importante del partido. "Son peligrosos en eso e intentaremos defender lo mejor posible en ese aspecto. Es una parte importante del juego pero hay más cosas", destacó.

El italiano valoró las críticas recibidas después de la derrota contra el Valencia, aunque recalcó el "apoyo" que tiene de Florentino Pérez. "No sé si la gente se ha cansado de mí, puede ser que mucha gente se haya cansado. Pero no me parece que la persona más importante (el presidente) esté cansada de mí, me apoya, me ayuda. Lo que puede cambiar la dinámica del equipo es que se canse la persona más importante de este club", manifestó.

Ancelotti fue corto en palabras en los temas importantes. No anunció quién sería el lateral derecho, dejando claro que "es la duda, Valverde juega bien en el lateral y en el medio", ni quién será el encargado de lanzar los penaltis tras el error de Vinicius el sábado: "Lo veremos mañana".

Las molestias musculares de Courtois fueron uno de los temas más comentados en la tarde previa, porque el belga, que llevaba varios partidos ausente por lesión, fue el encargado de actuar como portavoz del Madrid, confirmando así su presencia en el once ante los 'gunners'. "Estoy bien, tenía un pequeño problema que era de ir día a día, tardé un pelín más pero estoy al 100%", declaró, insistiendo en que "este año he tenido dos problemas en el aductor y luego otro por querer volver demasiado pronto, pero luego esto era una cosa menor y preferimos no arriesgar".

El belga, por su parte, rechazó el argumento de que la plantilla sale más motivada a la Champions que a la Liga: "No creo que elijamos los partidos, puede ser que en un partido de Champions la adrenalina esté más alta, pero este escudo y la camiseta te pide dar siempre el 100%", aseguró, denunciando que "la crítica se guía mucho por los resultados". "Estamos en abril y vivos en las tres competiciones. Se puede jugar mejor, claro, pero no es que salgamos a la Liga a dar un paseo. Lo damos todo, pero en la Champions cada error te penaliza más que en Liga y puede ser que te esfuerces al 110%", finalizó.

La última advertencia al Madrid: la voz de Carvajal, el lateral derecho, el timón del centro del campo, el balón parado...

La última advertencia al Madrid: la voz de Carvajal, el lateral derecho, el timón del centro del campo, el balón parado…

Lille, Milán, Liverpool, Athletic, Barcelona dos veces, Espanyol, Betis... Y ahora b. No son sólo nueve derrotas, cinco en Liga, tres en Champions y una en la Supercopa de España en Arabia, son una lista de avisos sobre el nivel del Real Madrid. Vivo en el torneo continental, con los cuartos contra el Arsenal empezando mañana en el Emirates, vivo en la Copa del Rey, cuya final disputa el próximo día 26 ante el Barça, y vivo, aunque menos que el sábado por la mañana, en la Liga, a cuatro puntos de un cuadro azulgrana que el sábado le perdonó la vida empatando contra el Betis.

En números, se podría que decir que el conjunto de Carlo Ancelotti no está mal. Mantiene sus constantes en las tres competiciones cuando encaramos el mes de abril, algo que es una novedad en la historia reciente del Madrid, que por el camino del triplete siendo había dejado alguna batalla de lado. Suma una Supercopa de Europa y una Intercontinental este curso y aguarda el inicio del primer gran Mundial de Clubes una vez se terminen los trofeos tradicionales. Pues eso, «no estamos tan mal», como diría el culé Joan Laporta.

Pero la realidad también es otra: ha estado a un suspiro de llegar a estas alturas de año sin nada en juego. Las moneda de las prórrogas contra Celta y Real Sociedad en Copa y los penaltis contra el Atlético le salieron cara, por lotería y por el talento de una plantilla galáctica que no ha conseguido carburar y encajar todas sus piezas a la perfección desde el inicio de curso.

La lesión de Carvajal fue un palo mental y futbolístico, con la duda de en qué apartado ha influido más. Ancelotti ya le ha pedido que se sume a las concentraciones, como en la última eliminatoria de Champions contra el Atlético, porque necesita su voz, su empuje y sus gritos de vez en cuando. Porque no todo es fútbol.

En el césped, Lucas Vázquez sufre en el lateral derecho. El gallego ha sido titular en ocho de esas nueve derrotas y aunque el desastre ha sido grupal, con errores en diferentes posiciones, se le ha visto más superado que nunca. Una realidad que obligará al italiano a colocar a Valverde en el lateral derecho y a perder al uruguayo en el centro del campo. Y ahí, en ese movimiento, reside ahora la gran duda del once: el centro del campo. ¿Quién manda en el juego del Madrid?

A la ida contra el Arsenal no llegará Dani Ceballos, que se había hecho con el timón del juego en invierno, y Valverde pasará al lateral, por lo que Tchouaméni, Camavinga y Modric se disputarán dos puestos. El croata asume la varita, deseando renovar una temporada más, pero su edad no es sólo un número y se nota en algunos momentos de los encuentros. Y entre Tchouaméni y Camavinga, con virtudes extraordinarias ambos, ninguno ha dado el paso en la creación de juego.

El tercer hombre en esa construcción de la casa blanca podría ser Bellingham, pero en muchos encuentros de la temporada, como ante el Valencia, el inglés ha sido más delantero que centrocampista. Y Ancelotti, amante del 4-3-3 o el 4-4-2, observa ahora que el esquema se convierte en un 4-2-4, roto muchas veces entre atacantes y defensores. Volvemos a algunas palabras del inicio de curso: «Compromiso» o «actitud». Después de caer ante el Valencia, el italiano no recurrió a ellas, insistiendo en que habían merecido ganar, pero la primera parte y el tramo final fueron de suspenso.

Ahí hacen daño sus rivales, especialmente a balón parado, donde la actitud es primordial: el Madrid ya ha concedido cinco goles en saques de esquina en La Liga, récord en los últimos siete años. Y en ataque, se espera la mejor versión de Vinicius, esa que se ha visto a chispazos durante el curso. Los focos de la Champions y de Londres le aguardan para dar un golpe en la mesa.

El Madrid es una calamidad: se traiciona a sí mismo, cae ante el Valencia en el Bernabéu y deja la Liga a merced del Barça

El Madrid es una calamidad: se traiciona a sí mismo, cae ante el Valencia en el Bernabéu y deja la Liga a merced del Barça

El Madrid es una calamidad extraordinaria. Sin fútbol, sin sangre, sin defensa y sin estrellas cayó ante el Valencia en el Santiago Bernabéu y puso la Liga a merced de los deseos (y los triunfos) del Barcelona. Vinicius falló un penalti y empató después el tanto inicial de Diakhaby, pero los blancos nunca se pusieron al ritmo de las necesidades del partido, permitiendo el gol decisivo de Hugo Duro en el descuento.

Y esa que la alineación de Ancelotti era casi de gala. Al italiano le dio un poco igual el duelo del martes contra el Arsenal, ida de los cuartos de final de la Champions, y congregó en su ataque a sus tres máximos exponentes: Mbappé, Vinicius y Bellingham, secundados por Valverde, Brahim y Modric. La novedad fue el debut del joven Fran González en la portería, lesionados Lunin y Courtois, al que se espera en el Emirates, y la de Díaz en el lugar de Rodrygo, rotación tímida para lo que lleva acumulado la plantilla esta temporada y lo que se le viene encima en este mes de abril, con la eliminatoria ante los ingleses y la final de la Copa el próximo día 26 como fechas marcadas en rojo.

Y así, en un abril de tantos focos, el Madrid se olvidó de esta tarde de sábado. Se dio 'mus'. La mente es así de traicionera. Su cabeza quizás estaba ya en Londres, en territorios más carismáticos, y su fútbol, que apenas ha aparecido a lo largo del curso, tampoco se dio cita contra los de Corberán. Un primer tiempo surrealista y un partido terrible.

Después de un inicio calmado, en el minuto nueve un pase largo de Valverde lo cazó Mbappé camino del área, donde fue derribado por Tárrega. Cuadra Fernández señaló penalti por el agarrón del central y aunque el VAR le llamó para revisar la jugada, mantuvo su decisión. Podría haber sido el comienzo de un día plácido para los blancos, pero Vinicius, que ya había fallado en el Metropolitano, erró ante Mamardashvili. El georgiano adivinó su lanzamiento, débil al lado izquierdo.

El error del brasileño dejó en 'stand by' al equipo, que encajó el 0-1 del Valencia en la siguiente jugada. Córner sacado por Almeida y cabezazo en carrera de Diakhaby, que le ganó el salto a Rüdiger y batió a Fran, impotente.

Así de frágil parece este Madrid, en una contradicción constante entre la garra que saca en la locura y la desidia cuando no hay temporales a su alrededor.

Y eso que la suerte pudo acompañarle a los cinco minutos, cuando Diakhaby pasó de héroe a villano de su club al meter en su propia portería un derechazo mientras intentaba despejar. El VAR, sin embargo, vio el fuera de juego previo de Mbappé y Cuadra Fernández anuló el empate.

En ese momento, y lejos de reaccionar, el Madrid se puso en pausa, incapaz de tener el balón, presionando mal a su rival y ausente de cualquier actitud necesaria para remontar, provocando los pitos de su afición. El Valencia amasó la pelota en posesiones largas y tuvo un primer tiempo cómodo hasta que Mbappé, ya al filo del descanso, probó suerte varias veces ante Mamardashvili. No acertó y el intermedio llegó con silbidos de viento en Chamartín, algo que empieza a ser costumbre.

Reacción momentánea

El Madrid, y especialmente Vinicius, necesitó el enfado de su grada para despertar por un instante. Activo en defensa y generoso en el esfuerzo, el brasileño y sus compañeros mostraron otra cara tras pasar por el vestuario. Mamardashvili tapó a Mbappé en la primera acción y Vinicius anotó el empate tras un córner sacado por Modric. Nadie remató en el primer palo y el delantero esperó en el segundo para empujar la pelota a la red.

La reacción local se notó en el marcador y en el juego, con más velocidad de balón y más guerra en los duelos individuales. Pero duró eso: un instante. Bellingham casi pone el 2-1 tras una buena carrera de Vinicius hasta la línea de fondo y el campo se empezó a inclinar hacia la portería del Valencia.

Mbappé definió desviado tras una pared con Fran García, Mamardashvili salvó un remate de Valverde en el área pequeña a pase de Mbappé, el galo disparó alto desde la frontal... El Madrid acumuló ocasiones, más por inercia que por fútbol, y terminó hincando la rodilla en un contraataque vertical del Valencia, que en tres toques puso el balón en las redes de Fran González. Un desmarque de Mir, un centro a Duro, un remate de cabeza y gol. Sin defensa posible, con Rüdiger situado en el centro de la delantera madridista.

Un desastre esplendoroso que supone una piedra gigante en el camino liguero del Madrid y una brecha en sus sensaciones hacia la Champions y la Copa.

La guerra Mou-Guardiola, la carrera de Bale, la salvación de Cruyff o el final del Tata Martino: los clásicos coperos como punto de inflexión para Madrid y Barça

La guerra Mou-Guardiola, la carrera de Bale, la salvación de Cruyff o el final del Tata Martino: los clásicos coperos como punto de inflexión para Madrid y Barça

El octavo clásico en una final de la Copa del Rey aterrizará el 26 de abril en La Cartuja. 4-3 gana hasta ahora el Madrid, que le dio la vuelta al balance histórico venciendo en las dos últimas ocasiones: 0-1 en la de 2011, con aquel salto de Cristiano Ronaldo, y 1-2 en la de 2014, con la carrera de Gareth Bale por la banda de Mestalla para superar a Marc Bartra y marcar el tanto decisivo. Dos partidos en los que los galácticos de la pasada generación decidieron el duelo. Así son los clásicos, cruzan a los dos mejores equipos del país y comparan constantemente sus galaxias.

Dentro de tres semanas, Sevilla actuará como punto de inflexión en ese análisis entre ambas plantillas. Los títulos acumulados en los últimos tres años explican la superioridad manifiesta del Madrid, con dos Champions, dos Ligas y una Copa en el bolsillo en plena explosión de Vinicius, Rodrygo, Jude Bellingham y compañía. Pero en los últimos meses, coincidiendo con la llegada de Kylian Mbappé, el Barcelona ha demostrado que su nueva camada ha llegado para quedarse. Guiados por Lamine Yamal, han vencido en el clásico de octubre y en la final de la Supercopa de España, ambos con contundencia (0-4 en Liga y 2-5 en Arabia).

Dos bofetadas futbolísticas que han amenazado el trono del Madrid en el fútbol español, aunque la primavera dictará sentencia. Blancos y azulgranas se medirán el 26 en Sevilla, el 10 o el 11 de mayo en Montjuïc en una cita trascendental para la Liga y, quizás, en una hipotética final de Champions, el próximo 31 de mayo en Múnich. Sería la madre de todos los clásicos, el único que queda por disputarse en un gran evento tras tantas finales de Copa y Supercopa.

Trincheras en pleno apogeo

Lo que refleja la historia es que un clásico en una final siempre supone un antes y un después. Empezando por el primero, disputado apenas un mes antes de la sublevación militar que dio inicio a la Guerra Civil española. Fue el 21 de junio del 36, y fue en Mestalla. Ganó el Madrid 2-1 en el último partido de Ricardo Zamora. También ganó el Madrid en 1974, mientras que el Barça levantó el trofeo en 1968 y 1983. Y en 1990, el triunfo azulgrana salvó la cabeza de Johan Cruyff, dejando la Copa sin final 'clásica' hasta 2011.

Ese año, Mestalla fue testigo de una de las grandes batallas de la guerra Mourinho-Guardiola, unas trincheras en pleno apogeo en ese momento. El cabezazo de Cristiano en la prórroga dejó al Barça, que conquistó Liga y Champions, sin triplete. Fue un partido durísimo, con corrillos constantes sobre el árbitro, tensión en los banquillos y en la grada y duelos hasta el límite. Mourinho ganó la batalla, pero Guardiola contestaría unos días después en las semifinales continentales.

La de 2014 fue todavía más trascendental y confirmó la crisis de identidad del Barça tras la salida de Guardiola. El Tata Martino claudicó ante Ancelotti, Bartra ante Bale y la victoria madridista provocó la temporada en blanco de los azulgrana y la llegada de Luis Enrique al Camp Nou. Decisión de calado, porque con él llegaría el triplete de la 2014-2015.

Aquella visita a Valdebebas

Ahora, 11 y 14 años después de Mestalla, la Copa les vuelve a reunir en otro momento trascendental, con Yamal, Pedri, Raphinha, Mbappé, Vinicius y Bellingham sustituyendo a las estrellas de la pasada década. Lamine tenía tres años en la primera final de Mestalla y Mbappé estaba a punto de visitar Valdebebas con 12 años, regalo de sus padres e invitación de Zinedine Zidane para conocer a su ídolo Cristiano. El destino, caprichoso, les enfrenta ahora.

En el Bernabéu se observan estos dos próximos clásicos (Copa y Liga) como cruciales para el mandato de Ancelotti. Cuestionado en algunos momentos de la temporada por el nivel de juego del equipo, el italiano llega por primera vez a abril vivo en los tres torneos desde, precisamente, 2014. Aquel año terminó ganando Copa y Champions, pero hincó la rodilla en Liga, como el Barça, ante un Atlético que levantaría el título en el Camp Nou.

El desgaste de los clásicos influyó en la Liga, algo que intentará evitar Hansi Flick, obsesionado con mantener el nivel físico de su equipo para pelear el triplete y confirmar esa «nueva era» que se repite en la Ciudad Condal con cada victoria en los clásicos. De ello depende sostener la ventaja de tres puntos en Liga, con la Copa y la Champions como inyección mental hacia el vestuario.

Mbappé y Robert Lewandowski batallan por el pichichi liguero, Endrick y Ferran Torres por el copero. Ambos clubes, por todo. Un clásico.