Cuando a Xabi Alonso le preguntaron por el taconazo de Vinicius a Valverde, dijo que la jugada le pareció «muy buena», pero que, «con todo el cariño», como suele decir su presidente, se quedaba con el de Guti en Riazor, que presenció en directo. Aquella jugada de la que se benefició Benzema ha pasado a la videoteca de las excelencias en el área, por lo que no debe extrañar la preferencia del tolosarra. Pero la declaración de alguien que mide muy bien todo lo que dice, carga otra intención: la equidistancia con el elogio excesivo que alimenta los egos. El de Vini es proporcional a su calidad. Inmenso.
Fue, pues, una declaración de tacón, sutil, pero que marca el terreno. A Laporta lo despejó con otro taconzano, a propósito de la libertad y la democracia, aunque cuando ha querido lanzar un libre directo, Xabi no ha dudado: «Defendemos todos». No es cualquier declaración en un Madrid donde, al menos dos, Vinicius y Mbappé, estaban liberados de servicio con Ancelotti. El Madrid está ya en otra pantalla, en la que se corre la bomba.
Aunque es pronto, empiezan a observarse algunos esbozos tácticos del nuevo entrenador. Güler asumió dotes de mando en tierra del mediocentro ante el Pachuca y Tochuaméni contribuyó a la formación de tres centrales ante el Salzburgo. Una fórmula que ha sido anatema en el Madrid, pero preferida por el técnico como demostró en Leverkusen. Si tus laterales son Alexander-Arnold y Fran García o el esperado Carreras, con más razón, puesto que atacan mejor que defienden. Busca con ello más control, más preción, pero necesita más coordinación. Eso es tiempo.
El debut ante el Al Hilal dejó un aroma decepcionante por continuista, aunque con una novedad: la alineación de Gonzalo por la baja de Mbappé. Una circunstancias adversa que abrió una puerta a la cantera, en lugar de a otro futbolista adaptado al puesto, y constató una certeza, y es lo bien que le sienta siempre al Madrid un delantero puro de área, porque en su idiosincrasia está el vértigo, el torbellino ofensivo y, si se puede, el tacón.
Una Juventus que no es la Juventus de las leyendas, sin haber ganado un solo partido, deja claro que esta Champios es cosa seria, y con seriedad responde el Madrid, más maduro, más cohesionado, sin los excesos ni las orgías goleadoras, al menos no todavía, y sufriente pero firme, como firme es Courtois, su portero de guardia. Es un buen camino, con Güler en crecimiento y Bellingham de nuevo en el gol, un solo gol. De lo demás que le pregunten a los porteros. La meta, sin embargo, es otra cosa. Está lejos, muy lejos. Lo que está cerca es el Barça, que llegará al Bernabéu, el domingo, con más botín de su cita europea, pero también con más inseguridades. Un clásico, no obstante, es como un baile de carnaval. Nada es lo que parece. [Narración y estadísticas (1-0)]
La derecha es la ruleta del Madrid. Mastantuono, Brahim y Rodrygo viajan en un tiovivo que Xabi Alonso no quiere detener para que ninguno sienta que es el dueño de un puesto sin dueño. Valverde podría subirse, pero la realidad es que desde que el uruguayo dijo que no le gustaba jugar de lateral, no ha jugado en otro sitio. Tres tazas. Las lesiones de Carvajal y Trent son poderosas razones. Veremos después, porque lo que mejor hace Valverde no es lo que inicialmente quiere su entrenador.
Ante la Juve, se bajó del tiovivo Brahim, el mejor de todos para el desborde, un futbolista que parece de otro tiempo, pero domina algo que nunca pasa de moda: el regate. El Madrid lo necesita, en especial cuando comprime la defensa del rival y desaparecen los espacios. Ocurrió frente a una Juventus que fue de más a menos, que exigió lo mejor de Courtois antes de que Di Gregorio le diera la réplica, después de una conexión, precisamente, entre Brahim y Mbappé. En la segunda parte siguió el tuya-mía entre los dos porteros. A Brahim y Mbappé les hizo Di Gregorio un uno-dos.
Rehabilitación emocional
Güler también partía en un caballito del tiovivo, pero el turco ve tantas cosas que es mejor llevarlo al centro. En la banda tiene un lado ciego, que no sirve para nada. Es un desperdició. Le ocurrió en el Metropolitano, donde Alonso se equivocó. Güler crece porque crece su confianza, y la confianza rompe las cadenas del talento. La rehabilitación emocional de este futbolista cabe anotarla en el haber del técnico. Ahora toca comprobar su progresión, sentarse y disfrutar. El Madrid es distinto con y sin su presencia. Mbappé, también. La mejor prueba, Getafe.
Ante la Juve, Güler demostró precisión, en saques de esquina que eran centros con telemetría, pero también sacrificio, en la presión y en el repliegue. Buena cosa. El duelo lo necesitaba, porque la Juve, pese a su irregularidad y la última derrota en Como, frente al baile de Nico Paz, es un equipo competitivo, con conceptos y roles muy claros. El primero, el de Vlahovic, como rematador o como vértice. En su mejor escapada, al inicio de la segunda parte, recorrió más de medio campo, aguantó el envite al veloz Militao y sólo la inmensidad de Courtois evitó el gol. Lo hizo todo bien el delantero, pero eso no basta ante un portero sobrenatural.
La Juve sometió al Madrid en el arranque e intentó volver del mismo modo tras el descanso, pero la propuesta del intercambio de golpes siempre encuentra al Madrid en su salsa, que tiene tres cosas fundamentales: un portero que hace no-goles, unos delanteros implacables y una atmósfera que empieza a hervir cuando los suyos empiezan a correr. Necesita el equipo blanco el ataque posicional, claro. La organización, también. Pero donde es imbatible es en el caos. Bendito caos con Courtois en la puerta de la habitación.
Vinicius, tras errar una ocasión en el área de Di Gregorio.AFP
Corrió el Madrid y corrió Vinicius, hasta entonces apagado, y en su salida del regate envió al palo. Bellingham estuvo listo para el rechace, en la tierra del nueve. En ese lugar pasó mucho tiempo durante su primera temporada en el Bernabéu, un año antes de la llegada de Mbappé. El día que estrañamente el francés no encontró el gol, volvió a aparecer el inglés como un nueve sin invitación.
El tanto pudo haber llegado en cualquiera de las porterías, aunque el Madrid había vuelto a volcarse con más intenciones sobre la de Di Gregorio, que en nada tuvo que desmerecer a Courtois. Tudor movió su banquillo para retirar a algunos de sus mejores futbolistas sobre el césped, como Vlahovic, primero, y Cambiaso, después, porque necesitaba piernas y pimienta. La hubo hasta el final con una acción al límite que salvó Asencio, aunque le costara la lesión. Xabi Alonso gestionó la situación, porque el peligro no cesaba, a costa de sacrificar a Güler y Vinicius, pese a la cortedad del marcador, y acabar con tres centrales, Militao, Carreras y Tchouaméni. Courtois seguía en su sitio, decisivo ante Kostic. Un portero serio, en su partido 300, para un serio Madrid.
No es canterano de cuna, pero tres años (entre 2017 y 2020) en la disciplina blanca hace que Álvaro Carreras (Ferrol, 2003) esté desde este martes pisando la que fue una de sus casas. Algo que ha hecho que tanto a él como a sus padres se les llegaran a saltar las lágrimas durante la presentación oficial en la Ciudad Real Madrid. "Me fui siendo un niño y vuelvo hecho un hombre", ha apuntado el protagonista.
Ese camino no es raro para otros mirlos hoy en el primer equipo y que, encima, juegan también de defensas, como Dani Carvajal, que tuvo su 'mili' en el Bayer Leverkusen, o Fran García, rival en su propia demarcación y que jugó tres campañas en el Rayo Vallecano. "Todos mis amigos son del mejor club del mundo y no se lo creían", ha revelado con una sonrisa sobre su vuelta.
Es precisamente el costado izquierdo el que viene a reforzar el lateral gallego, en el que cuentan, además del citado Fran García, con un Ferland Mendy cuyas lesiones le convierten en una alternativa muy irregular. No obstante, es el único puesto en el que el Real Madrid cuenta con tres opciones de similar perfil. "Son grandísimos jugadores, pero yo vengo a pensar en mí y a seguir haciendo historia", ha explicado.
Este martes 15 de julio, Carreras veía el fin de su culebrón cuando por la mañana, tras pasar el pertinente reconocimiento médico, firmaba el contrato que le vinculaba al Real Madrid los próximos seis años. "Cierro una puerta para abrir otra gigante", ha expresado el futbolista.
La llegada del español, uno de los objetivos claros para la directiva merengue, llegó a ser un quebradero de cabeza en las oficinas de Chamartín por la dureza en las negociaciones de los dirigentes del Benfica. "Ha sido largo, en el fútbol se habla mucho, pero yo estaba enfocado en mi ex equipo", ha recordado. La pretensión era que, como Dean Huijsen y Trent Alexander-Arnold, el gallego fichara para poder disputar el Mundial de clubes con los blancos, pero finalmente se mantuvo en la disciplina lusa hasta el día de hoy.
El defensa gallego, que ficha por unos 50 millones de euros, abandona así la disciplina lusa sin que el Manchester United, club que tenía una opción de compra por 18 millones de euros, la hiciera efectiva. "No me baso en eso, estoy seguro de lo que soy lo que puedo dar. No me meto en el tema números. El fútbol mueve eso pero yo estoy tranquilo", ha valorado el jugador. Precisamente la disciplina de los red devils, fue a la que se marchó desde la Fábrica, aunque nunca pudiera disputar un partido oficial con el primer equipo y jugara siempre en el filial.
Desde Manchester fue cedido al Preston North End, donde se salió en Championship (la Segunda División inglesa); al Granada, club en el que sólo jugó 14 partidos y no encontró continuidad y por último al Benfica, que sería el que terminaría fichándolo por seis millones de euros en verano de 2024 y con el que conseguiría colarse en el 11 ideal de la liga lusa. "En Champions he estado bien, pero también durante toda la temporada", ha apostillado.
El Madrid ficha ahora a un lateral cuajado, con 10 partidos de Champions en los que se ha enfrentado a jugadores como Lamine Yamal o Giuliano Simeone, a los que volverá a ver en la Liga española, y con capacidad para jugar en defensa de cinco o de cuatro, aunque a él le cueste mucho definirse. Con grandes habilidades ofensivas, cuatro tantos y cinco asistencias el año pasado, Carreras ha ido mejorando su capacidad defensiva, colocación y salida de balón. Aunque estas dos últimas características sean más responsabilidad de Xabi Alonso.
Carreras portará el dorsal 18, aunque se "hubiera puesto cualquiera", el número que deja libre Jesús Vallejo, que jugará en el Albacete Balompié la temporada que viene, y que también llevaron también, entre otros, Gareth Bale y Javier Saviola, otro de los futbolistas que realizaron el cambio entre Benfica y Real Madrid. Florentino Pérez habló de club histórico y amigo refiriéndose a los portugueses y recibió al jugador que viene a "construir su sueño" y "a ayudar a ser mejores". "Decidiste traspasar las fronteras para convertirte en el jugador que tú quieres", ha comentado del mandatario.
Seis presentaciones en una semana y sumando, porque el mercado parece no haber terminado en el Atlético de Madrid. El Barça, por su parte, tiene pendiente entrar en la regla del 1:1 para poder operar con normalidad, aunque ya ha incorporado a dos grandes nombres, y el Real Madrid, en cambio, hizo los deberes pronto para intentar llevarse el Mundial de clubes, aunque Álvaro Carreras y Franco Mastantuono llegaron después.
Ha sido y está siendo frenético el verano de los tres grandes clubes españoles que se jugarán, el curso que viene, cuatro títulos. La Liga, por historia, se dirimirá seguro entre ellos tres, ya que se la han repartido los últimos 20 años (11 para el Barça, siete para el Madrid y dos para el Atlético). No obstante, atendiendo a sus necesidades y al mercado en sí mismo, ¿quién ha fichado mejor?
Cada uno ha experimentado diferentes necesidades respecto a los méritos de la temporada pasada. El Barça cuenta con poco margen de mejora, tras sus tres títulos domésticos y las semifinales de la Champions. Hansi Flick tiene un once muy claro, aunque quizás un banquillo algo exiguo para afrontar con garantías todas las competiciones.
Acumulación de esfuerzos
La llegada de Marcus Rashford responde a esa probable acumulación de partidos. Además, el inglés llega cedido, con lo que no se paga traspaso, aunque se asume su ficha, bastante cuantiosa. Rashford puede actuar en ambos perfiles, así como dar descanso a un Robert Lewandowski que ya dio señales de envejecimiento.
Joan García, en cambio, se presenta como una oportunidad de mercado en uno de los puestos más sensibles de la plantilla, toda vez que Marc-André Ter Stegen mantiene un pulso con el club con una cirugía de espalda de por medio. Los 25 millones de euros de su cláusula pueden resultar baratos si logra mantener su nivel del Espanyol.
El Real Madrid lo dio todo por el Mundial de clubes, donde cayó con estrépito en las semifinales ante el PSG. Era su última bala tras una temporada pobre en cuento a trofeos. Los blancos afrontaron una renovación completa de su línea defensiva, la más débil el año pasado, especialmente por las lesiones. Las rodillas de Dani Carvajal, David Alaba y Eder Militao fueron un quebradero de cabeza para Carlo Ancelotti, recurriendo a Aurelien Tchouaméni para una posición en la que apareció Raúl Asencio, pero en la que también acabó por caer Antonio Rüdiger.
Huijsen, en la presentación con el Madrid.RM
Así, Dean Huijsen y Trent Alexander-Arnold llegaron antes de un Mundial en el que el central cayó de pie, mientras el inglés ha vivido luces y sombras. A la misma línea llega Carreras, a una posición, la de lateral izquierdo, con overbooking en la plantilla. El único recambio ofensivo ha sido Mastantuono, centrocampista argentino de 18 años. Sin olvidar la llegada de Xabi Alonso al banquillo de Chamartín.
El Atlético se despidió de todo en marzo del curso pasado y esta temporada ha decidido renovar y rejuvenecer la plantilla. Ya son ocho los fichajes para, prácticamente, confeccionar un once nuevo. Álex Baena es la luz en el medio; Thiago Almada, el nuevo gambeteador; Johnny Cardoso, el cemento, y Matteo Ruggeri, una solución al puzle de la izquierda. Falta saber si Dávid Hancko y Marc Pubill parten como titulares o como soluciones alternativas en la línea defensiva a la que volverá Clément Lenglet, ya en propiedad, y Juan Musso, recambio de Jan Oblak.
El Real Madrid es, pese a todo, quien más ha gastado, con un dispendio de 167 millones, según Transfermarkt. El Atlético ha invertido 149 millones, por los 25 del Barça. Aún queda mercado y en el Metropolitano siguen sonando nombres para incorporarse, como Enzo Millot. Blancos y azulgranas parecen haber cerrado el grifo de altas, salvo nuevas salidas.
Baena, en su presentaciónZIPI ARAGONEFE
Respecto a las bajas, en el Bernabéu parecen haber puesto precio a Rodrygo, lo que permitiría plantearse la llegada de un centrocampista creador, aunque Arda Güler haya gustado en esa posición. Ha salido Jacobo Ramón al Como, pero su baja apenas trae 2,5 millones. En el Barça el nombre que más suena es el de Ronald Araujo, toda vez que la operación de Ter Stegen ha parado su salida. El Atlético ha activado un plan de rejuvenecimiento en las salidas (Reinildo, Witsel y Azpilicueta) al que se suman las de Lino, Saúl, Vermeeren, Correa, Riquelme y Mouriño, incluida la cesión de De Paul. Verano movido en ambos sentidos.
Cuando Kylian Mbappé llegó a un Madrid campeón de Liga y Champions, muchos daban a los blancos favoritos a todo. Sin embargo fue el Barça con las incorporaciones de Dani Olmo y, sobre todo, de Flick al banquillo, quien dio un giro en LaLiga. El Atlético, por su parte, se mantiene apostado a la espera del fallo ajeno. El curso pasado le dio con su ejército hasta invierno. Ahora cuenta con nuevas tropas.