El Real Madrid se queda a un centímetro de la gesta y dice adiós a Europa

El Real Madrid se queda a un centímetro de la gesta y dice adiós a Europa

Es como si el Real Madrid hubiera necesitado verse completamente contra las cuerdas para despertar su lado más salvaje. Como si únicamente en la adrenalina de comprobarse al borde del desahucio, achicado por el todopoderoso Olympiacos, salieran todas sus virtudes aletargadas durante una temporada plagada de grises. Pero ni todo ese ímpetu le fue suficiente para mantenerse con vida en esta Euroliga que tan temprano se le enrevesó. El triple sobre la bocina fallado por Abalde le apartó del quinto partido en Atenas y de cualquier sueño de Final Four. [84-86: Narración y estadísticas]

Murió con las botas puestas, arruinado por un apagón imperdonable en la segunda mitad, frustrada la épica después, esos finales locos y maravillosos del Palacio, un 17-4 en el que hubo de todo, hasta mucha polémica (una falta en ataque de Tavares en pleno subidón...). Fue cruel el adiós después de todo.

La noche estaba dispuesta para la agonía y el éxtasis en el Palacio. Pero después de una preciosa primera parte de fuegos artificiales, el Real Madrid desapareció por completo (encajó un 2-14 al inicio del acto final) y el despertar no le valió. Borrado antes del mapa por un Olympiacos que se venga así de las últimas afrentas, la final perdida en Kaunas, la semifinal de Berlín. Emergió como un gigante al que quitan las cuerdas que le amarraban al suelo. Tan feroz como trémulo después el grupo de Bartzokas, disparos al pie que casi le cuestan un sofocón. Quedará para el recuerdo el triple imposible de Vezenkov casi en la meta.

Hezonja y Fall pelean por un rebote.

Hezonja y Fall pelean por un rebote.SERGIO PEREZEFE

Chus Mateo parecía haber dado con la tecla, el hueco por donde al menos hacer sentir incómodo a un rival sin apenas flaquezas. No hay otra fórmula, acudir al extremo físico, a disputar cada duelo individual como si fuera la vida. Espoleado por el ambiente, más fiero todavía este jueves, el Madrid había dejado en 28 puntos a los griegos en la segunda mitad del martes. Andrés Feliz y Abalde, los estandartes de esa revolución, partieron de inicio.

Ausentes por molestias Deck e Ibaka y con Evan Fournier de vuelta para Bartzokas, la otra gran novedad del amanecer fue la decidida apuesta por las transiciones. Brazeaba Mateo con cada rebote, tocando a rebato de un baloncesto a la carrera que pronto le dio réditos y la sensación de dominar el escenario.

En ese frenesí, Llull se siente poderoso. El capitán era consciente de lo que había en juego, de que las noches como ésta son como tesoros. Inyectó una marcha más (dos triples sin pensar marca da la casa), acompañado por otro inesperado, un dignísimo heredero al que mima en cada gesto. Hugo González apareció con la osadía de los adolescentes pero con el mismo colmillo que sus compañeros. Y, junto a Garuba, convirtieron el partido en un bendito manicomio en el que el Madrid se divertía y estiraba de paso el marcador grancias a Hezonja (43-34).

Extrañamente desaparecido Vezenkov (cero puntos al descanso), Olympiacos contenía la respiración y se refugiaba en Fournier. La agresividad del Madrid le cargaba de faltas y el tiro libre era el aliado griego (19 a su favor en ese tramo). La tercera de Tavares fue la peor noticia de toda una gran primera parte del Madrid.

Fournier, defendido por Andrés Feliz.

Fournier, defendido por Andrés Feliz.SERGIO PEREZEFE

Que quedó completamente diluida a la vuelta, todo el trabajo por los suelos. Se acumularon las malas noticias a toda velocidad. La cuarta de Tavares, la impotencia de repente del resto, observando cómo Olympiacos resurgía, daba la vuelta al marcador (51-58) con 16 puntos en cuatro minutos para silenciar el Palacio. Ante la crisis, la valentía de Andrés Feliz, un titán sin miedo a nada.

Pero era demasiado poco. El Madrid había vuelto a encajar 26 puntos, su ardor defensivo había sido disuelto, Vezenkov ya había llegado y cuatro triples seguidos (tres de Papanikolau, ex barcelonista) dispararon hacia la Final Four al Olympiacos. Aunque siempre hay que contar con la magia del Palacio. Cuando ya nadie creía, robos de fondo, canasta inverosímiles y algunas decisiones arbitrales que encendieron las tribunas. Erró Fournier un tiro libre y en la última jugada, 12 segundos, el balón acabó en Abalde y en su fallo los sueños del Madrid.

El Betis da el primer paso hacia la final de la Conference

El Betis da el primer paso hacia la final de la Conference

Actualizado Jueves, 1 mayo 2025 - 23:24

El Betis se impuso este jueves en Sevilla 2-1 a la Fiorentina en la ida de las semifinales de la Conference League, con lo que dio el primer paso hacia una final que tendrá que cerrar el próximo jueves en el estadio Artemio Franchi de Florencia.

Un gol del extremo izquierdo marroquí Ez Abde a los seis minutos puso por delante al conjunto español al descanso, después, rebasada la hora de juego, marcó el brasileño Antony dos Santos el 2-0, pero el italiano Luca Ranieri puso el 2-1 en un partido en el que el Betis fue mejor pero que no supo sentenciar para poner un marcador más favorable para la vuelta.

Con un Benito Villamarín hasta arriba inició el penúltimo paso hacia la final de la ciudad polaca de Breslavia dos equipos que han llegado a esta fase de la temporada en un gran momento de juego, como lo demuestra el hecho de que también luchan en sus torneo domésticos por entrar en puestos de la Liga de Campeones.

El técnico chileno Manuel Pellegrini, muy dado a rotar al equipo entre la competición española y la europea, en esta ocasión puso de inicio al meta Fran Vieites, los laterales Aitor Ruibal y el francés Romain Perraud o al extremo izquierdo marroquí Ez Abde, con el argentino Giovani Lo Celso en el banquillo, pero arriba mantuvo la calidad de Isco Alarcón o el brasileño Antony dos Santos y al goleador congoleño Cédric Bakambu.

En la 'Fiore', su entrenador, el napolitano Raffaele Palladino, tenía una baja significativa como la del lateral derecho brasileño Domilson dos Santos 'Dodó', operado recientemente de apendicitis, pero sobre todo finalmente optó por dejar como suplente a su máximo goleador y el segundo de la Serie A, el internacional italiano Moise Kean, después de que se perdiera los dos últimos partidos por motivos personales.

El guión previsible era que el Betis arrancara con fuerza y así fue, hasta el punto de que una gran jugada de Bakambu a los seis minutos acabó con un gran pase a Ez Abde y que éste lograra el 1-0, aunque no sin suspense.

El remate del marroquí muy cerca de la portería que defendió el meta español David de Gea lo repelió el larguero y el balón botó cerca de la línea de gol pero por dentro, aunque antes el árbitro inglés Michael Oliver tuvo que esperar para concederlo a que se lo dijeran desde el VAR.

La escuadra 'viola' se vio sorprendida por la intensidad puesta por la verdiblanca en el arranque pero el marcador en contra le impulsó a buscar algo en ataque y lo encontró por primera vez a los veintidós minutos, cuando le llegó un balón del alemán Robin Gosens a Rolando Mandragora, pero su franco remate de cabeza se le fue desviado por poco.

Poco después el medio Danilo Cataldi pidió el cambio por una lesión muscular y por él salió un jugador más ofensivo como el francés Yacine Adli, lo que también coincidió con que a su equipo le costara ahora llegar y que el rival no tuvieron problemas para controlar la situación para irse al descanso con ventaja.

En la segunda parte ya entró de inicio Moise Kean, que dejó en los vestuarios al argentino Lucas Beltrán, pero, de entrada, fue Marc Bartra el que estuvo cerca del segundo para los locales, pero De Gea lo evitó con un paradón, lo que no pudo rebasada la hora de juego tras un fuerte remate de Antony al borde del área.

El Betis se mostró entonces muy superior ante un rival que parecía tocado, pero en una contra italiana el central Luca Ranieri, cuando parecía cerca el 3-0, puso el 2-1 que enfriaron algo los ánimos de los locales, aunque aún así se van en ventaja para la vuelta.

Del sueño a la pesadilla: amarga goleada del Manchester United al Athletic en San Mamés

Del sueño a la pesadilla: amarga goleada del Manchester United al Athletic en San Mamés

Hay sueños que acaban convertidos en pesadillas. El Athletic lo comprobó con una amarga goleada ante el Manchester United que le aleja casi de manera definitiva de la final de la Europa League en San Mamés. Entró en efervescencia todo el estadio, volcado en empujar a su equipo a rozar el cielo, pero la respuesta en el césped no fue la misma. Apenas pudo el Athletic mantenerse vivo en la eliminatoria 30 minutos. [Narración y estadísticas: 0-3]

El infierno en el que quisieron sumergir a los ingleses acabó achicharrándoles, incapaces de sobreponerse al primer partido que se les empinaba en una temporada extraordinaria. Dos goles habían cedido como locales y dos le marcó el United en un abrir y cerrar de ojos, con el castigo añadido de la inferioridad numérica. Entonces el Athletic, mermado, ni siquiera supo atrincherarse para llegar vivo a Old Trafford. Cierto es que la tarea no era fácil con una hora de partido por disputar.

El inicio de la semifinal no presagió tanta amargura pero sí dejó pistas. En los primeros minutos, con la caldera de San Mamés a toda potencia, Nico Williams buscó centros para Maroan Sannadi, Berenguer hizo aparecer a Onana con sus disparos y hasta Iñaki cabeceó un balón por encima del larguero. El Manchester, esforzado en apagar esa ebullición, tuvo una contra en la que Bruno Fernandes lanzó a Garnacho para que batiera a Agirrezabala, pero en fuera de juego. Esa conexión es la que tenían que vigilar los rojiblancos sin olvidarse de buscar la portería, como hizo Nico para asociarse con Sannadi y forzar a Casemiro, o Iñaki dándole otra asistencia a Berenguer para un golpeo que salvó Lindelöf casi bajo los palos.

El United esperaba ordenado a que las burbujas de esa efervescencia fueran bajando cuando se encontró con su propia revolución. Maguire se lanzó por la orilla derecha de su ataque, tumbó con dos recortes a Jaureguizar y sacó un centro que peinó Ugarte para servir el testarazo a Casemiro al segundo palo. Por si no era bastante varapalo, tres minutos después Vivian agarró lo suficiente a Hojland en el área para que no empujara una pelota a gol. El colegiado noruego Eskas no lo vio, pero el VAR sí. En la revisión hubo doble castigo: penalti y roja al internacional español.

Bruno Fernandes no falló y la ventaja, desde la inferioridad numérica, se hizo un abismo para el Athletic. La casi certeza de que era el adiós al sueño de pelear un título la sembró de nuevo el capitán portugués cuando, habilitado por un taconazo que Ugarte sacó entre camisetas rojiblancas al borde de la medialuna, batió la portería de Agirrezabala para poner el 0-3.

Bajo el peso de esa losa, Valverde no esperó al descanso para hacer los cambios, que aumentaría al inicio de la segunda mitad. Si había una mínima opción de resucitar pasaba por echar el cerrojo a la portería, con la dificultad que eso entrañaba porque Dorgu estrelló un latigazo en el travesaño en el añadido.

El paso por el vestuario no sirvió para que el Athletic, desquiciado, volviera a la pelea con la mente fría y pensando que aún quedaba la vuelta. Al equipo de Amorim, que se agarra a la Europa League para colarse en Champions tras el desastre en la Premier, le bastó con bajarle las revoluciones al duelo, sin arriesgar. Y aún así, por dos veces Casemiro, de disparo lejano y de cabeza, hizo esforzarse al guardameta vasco, que también apareció en el 80 para desviar otro tiro lejanísimo de Bruno Fernandes y frustrar a Hojlund.

Los esfuerzos ya estaban centrados en que no pasara nada más, ni siquiera con el revitalización que buscaron desde el banquillo. El Athletic, con la fiesta aguada, solo pudo lamentarse y conjurarse para creer en la resurrección en Old Trafford.

Manolo el del Bombo, la vida desconocida y triste del hombre que llevaba la alegría a España

Manolo el del Bombo, la vida desconocida y triste del hombre que llevaba la alegría a España

«Yo, bombo... Yo, bombo...» Era lo único que Manolo acertaba a decirle a una joven policía sudafricana, que lo miraba con incredulidad y nos miraba al resto en busca de respuestas. Lo único que encontraba eran risas. Manolo no estaba dispuesto a dejar el bombo para entrar en el estadio Ellis Park, donde España debía enfrentarse a Honduras, como le exigía la responsable de seguridad. Los nervios le impedían enlazar las cuatro palabras de su rudimentario inglés. Alguien le dijo a la policía que Manolo era «nuestro Nelson Mandela», a lo que el aludido contestó: «¿Que soy el qué?». La agente se contagió de las risas y, con alguna explicación más, accedió a dejarle pasar. «Yo, bombo... Yo, bombo...», repetía mientras se adentraba en las tripas del estadio. Esas dos palabras sintetizaban, en realidad, su vida, la de un personaje que llevaba la alegría a las gradas, aunque su vida se desmoronara como la de un juguete roto.

España ganó a Honduras (2-0) en el Ellis Park de Johannesburgo y comenzó el camino hacia el título después de caer contra Suiza. La recuperación de la selección de Vicente del Bosque fue, en cambio, en paralelo a la recaída de Manolo, aquejado de una fuerte ciática. Alojado con los periodistas, pedía continuamente ibuprofeno hasta que ya no pudo más y, entre lágrimas, dijo: «Me tengo que ir a casa». El debut de España había desatado críticas y dudas, por lo que Manolo regresó apenado, pero sin la sensación de perderse algo histórico. España ganó a Portugal, en octavos, y a Paraguay, en cuartos, para alcanzar las semifinales. La selección había encontrado el juego, pero le faltaba el bombo.

"El bombo o yo"

El siguiente problema era un problema que perseguía a Manolo: el dinero. Una separación con cuatro hijos que estuvieron tiempo sin hablarle, una segunda relación de la que salió más endeudado y negocios ruinosos relacionados con la hostelería, las copas y hasta el alterne, con un local en la carretera de Sariñena, lo habían dejado seco. Su primera mujer, una «belleza», según repetía, le dijo: «El bombo o yo». Al volver, se encontró el piso vacío. Apenas conservaba su bar-museo, junto a Mestalla, que también acabó por cerrar.

Si estaba en Sudáfrica, como en todos los Mundiales anteriores desde España'82, había sido por las ayudas de la Federación en los tiempos en los que viajar con la selección era una frustración constante. En los chárter con los jugadores y los periodistas apenas lo hacían Manolo y Revilla, un prestamista con americana de prestamista, siempre la misma.

Había que ayudar a Manolo a volver a Sudáfrica, insistir a la Federación y a los patrocinadores. Para eso, Ángel Villar era fácil, un sentimental. Lo hizo en uno de los chárters que desplazaban a familiares. Cuando se subió al autocar para ir al estadio de Durban, escenario de la semifinal ante Alemania, a Manolo se le habían quitado todos los dolores. Vio marcar a Puyol en directo, como a Iniesta en la final. «Ya me puedo morir», dijo entonces. Le quedaban partidos y le quedaba tiempo, pero un tiempo que le deparó decepciones y le llevó a rayar la depresión.

Bocadillos para los niños

La Federación cambió, con la llegada de Luis Rubiales, y el cariño, también. Acudió todavía al Mundial de Rusia, que estaba comprometido, pero ya nadie le llamó para ir a Qatar. Manolo sintió que no era correspondido. Había dejado su vida por la selección, pero el fútbol no le respondía, todo lo contrario que los aficionados. Era reclamado para autógrafos y fotografías más que cualquier jugador. En el primer viaje de la selección a Albania tras la caída del régimen comunista, la tripulación sólo estaba interesada en fotografiarse con dos personas, Manolo y José María García. En Tirana, pidió a todos los bocadillos de la prensa para repartirlos entre los niños harapientos.

Manolo, en un partido de España.

Manolo, en un partido de España.Kai FörsterlingEFE

Había nacido en La Mancha, hijo de un albañil, pero creció en Huesca, vivió en Zaragoza y, finalmente, en Valencia, donde puso el bar-museo al que había que ir a por el bocadillo antes del partido. Acudió a un encuentro entre Zaragoza y Valencia, «los dos equipos de mi vida», recién operado de menisco, y la Cruz Roja le dio una vuelta al ruedo en La Romareda.

La gran aparición de Manolo se produjo en el Mundial de España, en 1982, en el que se desplazaba de una ciudad a otra en auto-stop. Fingió vomitar para bajarse, después de que un conductor alemán se le insinuara, e hizo otro de los tramos en un coche fúnebre, con el bombo apoyado sobre el ataúd. Ponía nombres a los tambores, como si tuvieran vida, como si fueran los hijos de los que se había alejado. Al primero le llamó Clarete, hecho en Calanda. Después llegó Pingüino y, finalmente, 'Escachuflau', por los desperfectos tras un accidente.

Nunca se separaba de su instrumento y se enfadaba si le obligaban a facturarlo en los aviones. Al llegar a Zenica, en Bosnia, para jugar un partido en la era de Luis Aragonés, alguien apareció a la carrera y se llevó el bombo. El conductor del autobús lo atrapó. No era la primera vez. Dada la suciedad de las habitaciones, durmió en la recepción, abrazado al bombo como se abraza a una pareja.

«¿Voy a llamar a Movistar para ponerlo en el bombo?», dijo en una última comida. Habían pasado ya los tiempos de los bolos con las selecciones de Costa Rica o Venezuela. «Tendré que venderlo», se resignó después. Ese día había muerto en vida.

La sombra profunda de Swiatek, sometida en semifinales por Gauff: 6-1 y 6-1

La sombra profunda de Swiatek, sometida en semifinales por Gauff: 6-1 y 6-1

No hay consuelo para Iga Swiatek, destruida por Coco Gauff en las semifinales del Masters de Madrid, donde defendía el título. La número dos del mundo, tetracampeona de Roland Garros y ganadora de un Abierto de Estados Unidos, la otrora indiscutible dueña de la tierra, plasmó en una hora y cuatro minutos la profunda crisis que atraviesa desde hace casi un año, desde que conquistó precisamente en París el último de sus 22 títulos.

Hacía seis años que Swiatek no ganaba tan pocos juegos en un partido. Fueron sólo dos, 1-6, 1-6, frente a la estadounidense, ante quien nunca había perdido un parcial en arcilla, donde presentaba un cara a cara favorable de cinco victorias a cero, para un global hasta el partido disputado en la Caja Mágica de 11-4.

A duras penas pudo librarse de un rosco en el segundo set, tirando de su maltrecho orgullo. Cerca de los 24 años, golpeada anímicamente por la mancha del dopaje, Swiatek ha entrado en un territorio desconocido. Ni siquiera el polvo de ladrillo le facilita la redención. Derrotada en cuartos de final de Stuttgart por Jelena Ostapenko, sale de Madrid aún con menos certezas de las que llegó. El camino hacia semifinales ya denunciaba su precario estado de forma. Madison Keys sí fue capaz de asestarla un 0-6 en el encuentro de cuartos, antes de ceder en tres parciales. Únicamente sacó un partido diáfano, ante Linda Noskova, en segunda ronda. Le tocó sufrir de nuevo frente a Alexandra Eala, en el debut, tras la derrota padecida frente a ella en cuartos de Miami.

Una rivalidad detenida

Número 1 del mundo durante 125 semanas, llamada a proseguir su rivalidad con Aryna Sabalenka, un contraste de personalidades y estilos muy nutritivo para el circuito, que ya alcanza los 12 partidos (el último de ellos el pasado año en la final de la Caja Mágica), la tenista de Varsovia, que ayer ni siquiera se dignó a pasar por la sala de prensa, como es preceptivo tras una semifinal, sino que resolvió el para ella cada vez más incómodo trance de atender a los medios con una fugaz presencia en la zona mixta («No voy a sonreír si recibo un resultado así. Todo colapsó», dijo), siente el persuasivo aliento de la nueva generación.

«Las jóvenes no tienen nada que perder», comentaba el pasado martes en un encuentro con este periódico y otros dos medios españoles. Mirra Andreeva, que acaba de ingresar en la mayoría de edad, le ha superado en dos ocasiones consecutivas este año, en cuartos de final Dubai y de Indian Wells. Eala, como quedó escrito, también lo hizo.

En noviembre del pasado año se supo que había dado positivo por trimetazidina, un medicamente prohibido por la Agencia Mundial Antidopaje, en agosto, durante el torneo de Cincinnati. Acreditó que lo tomó de manera accidental y su castigo fue de tan sólo un mes. El perjuicio deportivo y económico fue escaso, pero el asunto aún parece pesar sobre una tenista irreconocible, que este jueves cometió 28 errores no forzados, 21 de ellos con la derecha, su mejor golpe.

Crédito para Gauff, impecable. «Siento que ha sido uno de esos días en los que saltas a la pista y todo sale bien», dijo la tenista de Florida, de 21 años, que nunca había pasado de octavos de final en el Masters de Madrid y sumó su tercera victoria consecutiva ante Swiatek, tras vencerla previamente a principios de temporada en la United Cup y en el cierre de 2024 en la fase de grupos de las WTA Finals.

Las cinco obras de arte de Lamine Yamal: Francia en la Euro, el Madrid en Arabia o el Inter en Champions

Las cinco obras de arte de Lamine Yamal: Francia en la Euro, el Madrid en Arabia o el Inter en Champions

Actualizado Jueves, 1 mayo 2025 - 18:13

Lamine Yamal tiene sólo 17 años. Es algo que hay que repetir una y otra vez para dejar meridianamente clara la magnitud de lo que está haciendo el crack del Barça sobre los terrenos de juego. Se estrenó con el primer equipo cuando aún era un quinceañero y, desde entonces, su progresión ha ido subiendo peldaños a una velocidad casi de vértigo. Esta misma temporada, cuando estuvo en la diana por su sequía goleadora (cabe aclarar que, ahora mismo, no destaca precisamente por su gran producción en ese sentido), el chaval de Rocafonda dejó caer que lo suyo son los partidos grandes. Y nadie puede decirle que no haya cumplido con su palabra.

Aún está lejos de tener la producción anotadora que cosechó Leo Messi, si bien cabe aclarar que al argentino también le costó destacar en ese sentido. Pero, cuando empezó a sumar goles con frecuencia, era casi imparable. No en vano, el argentino es ahora mismo el máximo goleador de la historia del club. Lamine Yamal aún tiene muchos años por delante para tratar de alcanzarlo. Por lo pronto, ya ha dejado unas cuantas acciones para el recuerdo. Tanto con la camiseta azulgrana como con la de La Roja. Por así decirlo, sus cinco obras maestras.

8 MARZO 2024. Empecemos con el que los propios seguidores culés votaron como el mejor tanto de la temporada pasada: el que significó el triunfo ante el Mallorca en Montjuïc. Cuando faltaban poco más de 17 minutos para el final del tiempo reglamentario, con la oposición de un defensor y estando apenas un par de metros dentro del área, mandó el balón a la escuadra derecha de la portería para desatar el delirio de los seguidores barcelonista.

9 JULIO 2024. La segunda obra maestra de Lamine, si aplicamos un orden cronológico, podemos encontrarla en la pasada Eurocopa. En el duelo de semifinales que enfrentó a España y Francia, el joven delantero azulgrana se encargó de poner la momentánea igualada en el marcador con un disparo desde fuera del área, centrado y quizás a algo más del metro y medio del semicírculo, que acabaría colándose muy cerca del poste derecho de la portería de los bleus para abrir el camino de una remontada culminada por Dani Olmo.

12 ENERO 2025. La tercera la firmó ante el Real Madrid en la Supercopa de España, con un toque suave al balón tras llegar a al área blanca para mandarlo de forma teledirigida muy cerca de la cepa del poste derecho de la portería de Courtois e igualar el madrugador tanto inicial de Mbappé en un partido que acabaría con triunfo por 2-5 para el equipo de Flick.

11 MARZO 2025. El cuarto golpe de genio del delantero lo encontramos en un duelo de vuelta de los octavos de final de la Champions de este mismo curso marcado por el fallecimiento del doctor Carles Miñarro. Desde la frontal, con un toque sutil, hizo inútil el intento del portero rival por desviar su disparo y volvió a adelantar a su equipo en el marcador después de que Otamendi hubiera igualado el tanto inicial de Raphinha. El partido, finalmente, se saldaría con triunfo local por 3-1. Lamine llegó a asegurar que ese tanto fue incluso mejor que el que le marcó a Francia.

30 ABRIL 2025. Estaba por llegar el ayer frente al Inter. De nuevo, casi acariciando el balón y tras internarse en el área encarando a todo rival que trataba de salirle al paso, se sacó de la chistera un disparo que significó el momentáneo 1-2 en un partido de locos, con una actuación muy elogiada por Simone Inzaghi, el técnico rival. «Es uno de esos talentos que nacen cada 50 años», zanjó.

Manolo, el bombo de la España que no triunfaba

Manolo, el bombo de la España que no triunfaba

Manolo el del bombo era, en la vida civil,Manuel Cáceres Artesero. Pero saltó a la fama y, por así decirlo, se ganó la posteridad con ese apelativo tan... ¿cómo definirlo?... berlanguiano, valleinclanesco, conmovedoramente esperpéntico.

Tan español en el sentido chusco y, por otra parte, profundamente serio de un carácter cada vez más ligado a un país que sociológicamente ya no existe.

Manolo era el superviviente y, en cierto modo, el único ejemplar de un tipo elemental de hincha, que dedica su vida a una causa secundaria, transformada en principal. Una misión tangencial, convertida en nuclear porque se ve cautivo de ella, una vez que se ve reconocido en sus términos por la gente. Una afición derivada en pasión y, más tarde, en obsesión. En una adicción de la que acabó siendo víctima.

La biografía de Manolo, como la de todo ser humano, se contiene en el fondo, a grandes rasgos, entre su nacimiento y su fallecimiento. Manolo nació en San Carlos del Valle (Ciudad Real) el 15 de enero de 1949 y ha muerto, en la Comunidad Valenciana este 1 de mayo de 2025.

Entre esas dos fechas, una peripecia personal, singular, resumida para sus compatriotas en un uniforme de La Roja, una boina y un bombo con el escudo nacional y una leyenda: "Manolo, el bombo de España".

Ha habido muchos "el... de España". Pero sólo un bombo, que significaba la ruidosa sencillez de una predisposición anímica colectiva, no traducida, por pudor, por vergüenza, a algo tan primario como el aporreamiento de un tambor de ese tamaño. Un latido inocente en su puerilidad y excesivo por ensordecedor en su manifestación.

Manolo caía simpático. Recogía el sentimiento general de apoyo al equipo y lo convertía en un acto simple y contundente que nadie más que él se atrevía a protagonizar. Encarnaba el alma fogosa de una afición que depositaba en él lo más primitivo de su aliento. Curiosamente, él no veía los partidos, dedicado a recorrer, sudoroso, enrojecido, las gradas atizándole al instrumento, vuelto de cara al público, entregado a tratar de que los demás se entregaran a su vez a la Selección. Sostenía, y quizás tenía razón, que más de un gol del equipo se debía a su persona.

Manolo el del Bombo, en la inauguración del mundial de 1982

Manolo el del Bombo, en la inauguración del mundial de 1982Zarco / Archivo Marca

Empezó a crearse y creerse un personaje que se le escapó de las manos desde sus primeros alientos a los equipos representativos de su lugar de residencia: Huesca, Zaragoza, Valencia... Llegar a la Selección fue algo aumentativo y natural. La causa suprema a la que dedicar una existencia llamada a la inanidad social y el anonimato.

Y ya no pudo escapar de su influencia, de su poder de atracción. Ya no pudo retroceder, aunque su devoción le costaba tiempo, dinero y amarguras. Siempre se quejó de que no recibía el apoyo oficial que merecía.

Quienes viajaban al encuentro de la Selección, periodistas y aficionados, le recuerdan arrastrando penosamente el bombo por el pasillo del avión, pidiendo educadamente perdón a los pasajeros por las molestias y colocando el artefacto, con la comprensiva ayuda de las azafatas, allá al fondo, donde no estorbara.

Asistió a 10 Mundiales. Su primer viaje para animar a la Selección fue a Chipre, en 1970. Su último partido, el 23 de marzo, en Mestalla, en el partido que sellaba en pase del equipo a la Final Four de la Nations League. En el mundial de España, en 1982, iba de sede en sede en autostop. Tenía un bar en Valencia, "Tu museo deportivo", junto a Mestalla. Entre gastos por reformas, cierre por la pandemia y otros azares, lo perdió casi todo y quedó en precaria situación económica. "Tendré que vender el bombo para comer", se lamentaba.

En cierto modo, representaba a la España futbolística no triunfal. Cuando el viento cambió, perdió protagonismo y, por así decirlo, "influencia". Ya no se le "necesitaba" tanto. Y ya era un personaje "quemado" en su propia intensidad ya sin contenido. No lo pasó bien casi nunca. Y bastante mal al final de su vida. Pero probablemente, si volviera a nacer, la repetiría. Después de todo, y estas líneas son una prueba, forma parte de la historia, no sólo futbolística, de España.

Muere Manolo el del Bombo, símbolo y mito de la afición de la selección española

Muere Manolo el del Bombo, símbolo y mito de la afición de la selección española

Actualizado Jueves, 1 mayo 2025 - 12:49

Manolo 'El del Bombo, uno de los mayores aficionados, si no el que más, de la selección española de fútbol, ha fallecido este jueves 1 de mayo a los 76 años. El más icónico de los seguidores de 'La Roja' llevaba muchos años enfermo. La triste noticia ha sido confirmada a EL MUNDO por la Federación Española de Fútbol. La leyenda ha fallecido esta mañana sobre las 10:30 horas en el Hospital Universitario La Plana (Villarreal), tras varios días ingresado con problemas respiratorios.

Manuel Cáceres Artesero, ese era su nombre de diario, comenzó a animar a la selección en 1976, hace hoy ya casi 50 años. México, Estados Unidos, Corea... no se perdía un Mundial ni un partido de la selección, aunque fuera amistoso. Así, y al ritmo de su bombo, se convirtió en el símbolo de la afición de 'La Roja'.

Nació en San Carlos del Valle, Ciudad Real, y fue animador de muchos clubes como el Huesca, donde se crio, También al Real Zaragoza y al Valencia. Pero alcanzó la fama con su boina, su camiseta de la selección y su mítico bombo, que en ocasiones adornaba con mensajes de ánimo como 'deporte sí, violencia no'.

También animó al Valencia y era miembro de la peña 'Marea Roja'. Regentó un bar llamado Tu Museo Deportivo en las inmediaciones de Mestalla, que tuvo que cerrar durante la pandemia. En el bar, un museo al fútbol, disfrutó de grandes momentos y lo pasó muy mal cuando tuvo que traspasarlo.

Su primer viaje para animar a la selección fue en 1979 a un partido que España jugaba contra Chipre. A partir de ahí comenzó a asistir a cada encuentro. Su popularidad se disparó durante el Mundial de España en 1982, cuando se desplazaba en autostop para ir a los partidos de 'La Roja'.

Tal fue su irrupción en el mundillo del fútbol, que durante la Copa del Rey de 1983 fue recibido por el Rey Juan Carlos I, que le hizo entrega de una placa agradeciéndole su labor para con el deporte.

Su último partido animando a la selección fue el del pasado 23 de marzo en Valencia, contra Países Bajos. En ese encuentro recibió un precioso homenaje por parte de los hinchas de 'La Roja'. Su hija ha confirmado a este periódico que el mito de la afición española será enterrado en Huesca.

"La gente decía que estaba chavao. Al principio, lo pagaba todo yo, todo lo que sacaba, me lo gastaba. Pero la Selección se ha portado siempre muy bien, me dan muchas facilidades para las entradas, para poder viajar con ellos y tal. El desplazamiento de Valencia a Madrid lo pago yo y luego, en el país donde vayamos, la comida la pago yo. Y estoy muy agradecido. En vez de ganar tres, gano dos, pero vivo y hago lo que me gusta", comentó, en 2018 en su web.

La Federación ha sido una de las primeras en despedirse de Manolo. "Ha fallecido uno de nuestros seguidores más fieles, quien siempre nos acompañó en las buenas y en las malas. Sabemos que seguirás haciendo retumbar nuestros corazones. Descansa en paz, Manolo. Nuestro más sentido pésame a sus familiares y amigos", ha publicado en X.

Las mujeres transgénero no podrán participar en competiciones de fútbol femeninas en Inglaterra

Las mujeres transgénero no podrán participar en competiciones de fútbol femeninas en Inglaterra

Actualizado Jueves, 1 mayo 2025 - 12:04

Un fallo del Tribunal Supremo ha propiciado un cambio de política en el fútbol femenino de Inglaterra, informa Reuters. Así, las mujeres transgénero ya no podrán competir en el fútbol femenino en el país británico, según ha comunicado este jueves la Federación inglesa (FA).

El máximo tribunal británico dictaminó el 16 de abril que solo las mujeres biológicas, y no las trans, cumplen la definición de mujer según las leyes de igualdad. Esta decisión histórica fue recibida con preocupación por los aficionados trans, pero el gobierno la acogió con satisfacción por su claridad.

La política de la FA permitía a las mujeres transgénero participar en el fútbol femenino, pero esto cambiará a partir del 1 de junio. "El fallo del Tribunal Supremo del 16 de abril significa que cambiaremos nuestra política", declaró el organismo rector del fútbol en un comunicado.

"Las mujeres transgénero ya no podrán jugar en el fútbol femenino en Inglaterra, y esta política se implementará a partir del 1 de junio de 2025". La FA afirmó que la política que permite a las mujeres transgénero jugar se basa en hacer que el deporte sea accesible al mayor número de personas posible, "con el respaldo de asesoramiento legal experto" y en línea con las normas internacionales establecidas por la UEFA y la FIFA.

"Entendemos que esto será difícil para quienes simplemente desean jugar al deporte que aman con el género con el que se identifican, y nos estamos comunicando con las mujeres transgénero registradas que actualmente juegan para explicarles los cambios y cómo pueden seguir participando en el deporte", añadió.

Un Gobert gigante fulmina a los Lakers de Doncic en la primera ronda de los playoffs y LeBron se piensa su futuro

Un Gobert gigante fulmina a los Lakers de Doncic en la primera ronda de los playoffs y LeBron se piensa su futuro

El sueño de Doncic y LeBron no podrá cumplirse este año. Los Minnesota Timberwolves eliminaron este miércoles a Los Angeles Lakers llevándose por 1-4 la serie de primera ronda de los playoffs tras derrotar 96-103 a los angelinos, un auténtico varapalo para el equipo, que aspiraba a todo tras la llegada del esloveno desde Dallas..

Los Timberwolves esperan ahora rival en las semifinales del Oeste, que saldrá de la serie entre los Houston Rockets y los Golden State Warriors que dominan los californianos 2-3, informa Efe.

Hoy, Minnesota dominó con sus hombres grandes a los Lakers, muy necesitados de altura en estos 'playoff'. Rudy Gobert anotó 27 puntos y atrapó 24 rebotes. Julius Randle aportó 23 puntos.

Poco importó que la estrella de los Timberwolves, Anthony Edwards, solo anotase 15 (aunque atrapó 11 rebotes y repartió 8 asistencias), fallando 3 de cada 4 tiros. Tampoco que Minnesota estuviera especialmente desacertado desde el triple con un 7 de 47 (14,9 %).

Su dominio del rebote (65 a 48) les permitió gozar de segundas y terceras oportunidades frente a unos Lakers que veían como se les escapaba la posibilidad de anillo.

Nunca antes los Lakers habían caído en primera ronda del 'playoff' tras terminar al menos en tercera posición la temporada regular, como hicieron este año. Los Timberwolves fueron sextos.

Para los Lakers, Luka Doncic anotó 28 puntos, atrapó 7 rebotes y repartió 9 asistencias pese a jugar todo el segundo tiempo con molestias por una caída antes del descanso. Rui Hachimura aportó 23 puntos, LeBron James 22 y Austin Reaves se quedó con 12.

Los Lakers sin anillo

Era un partido a vida o muerte para los Lakers, pero en el primer tiempo cedieron el control a los Timberwolves, 1-3 arriba en la eliminatoria.

Se pusieron con un +14 los Timberwolves en ese primer cuarto, con un despliegue de poderío gracias a sus hombres grandes como Rudy Gobert, Naz Reid o Julius Randle. Hoy, los Lakers, echaron mucho de menos la envergadura de Anthony Davis.

En el segundo cuarto redujeron los Lakers al mínimo su desventaja, pero cada vez que se acercaban encontraban respuesta de los Timberwolves. Los Lakers fueron a remolque todo la primera parte, que terminó 49-59.

Más cuesta arriba se hizo cuando Doncic tuvo que retirarse a los vestuarios poco antes del descanso con una aparente lesión en la espalda tras caer golpeado por Donte DiVincenzo y Gobert.

Volvió a la cancha Doncic después del descanso, con dolor más que manifiesto, pero con un sentido de urgencia ante la proximidad del abismo.

Los Lakers fueron poco a poco limando la ventaja que llevaban los Timberwolves hasta que con un triple de Dorian Finney-Smith a 2:38 se pusieron 78-77, por primera vez por delante en el marcador.

El cuarto terminaría 80-81 con dos canastas de Gobert, que en ese momento ya llevaba 24 puntos y 16 rebotes, absolutamente dominante en la pintura.

Lakers y Timberwolves jugaron un último cuarto a la defensa, sin poderse despegar del otro en el marcador hasta que los angelinos perdieron por faltas a Finney-Smith. Minnesota aprovechó el momento para fulminar a los Lakers.

"No sé cuánto más quiero seguir jugando"

LeBron James ha dicho tras la derrota que se tomará un tiempo para reflexionar sobre su futuro en la NBA. El alero, de 40 años, compareció ante la prensa con tono desalentado tras la derrota de Los Angeles Lakers en su cancha por 103-96 ante los Minnesota Timberwolves, que finiquitaron la eliminatoria por un global de 4-1.

"No lo sé... No tengo una respuesta para eso", respondió James a la pregunta de cuántas temporadas más planea jugar. ,"Es algo para lo que me tengo que sentar con mi familia, mi esposa, mi grupo de apoyo, hablarlo con ellos y ver qué sucede", explicó. "Es una conversación también conmigo mismo sobre cuánto más quiero seguir jugando (...) Veremos".

'King James', máximo anotador histórico de la NBA, ha vivido un cierre decepcionante de su vigesimosegunda campaña en la liga. El alero promedió 24,4 puntos, 7,8 rebotes y 8,2 asistencias por partido, una media excepcional a estas alturas de su carrera, pero se quedó otra vez sin pelear por su quinto anillo incluso con el inesperado refuerzo de Luka Doncic en el mercado de fichajes de febrero.

LeBron tiene la opción de jugar una temporada más en Los Ángeles, con un salario de 52 millones de dólares, pero también de declararse agente libre y negociar con otras franquicias o de emprender la retirada.

El alero cumplió esta temporada su sueño de jugar junto a su hijo Bronny, que tuvo una participación testimonial en su campaña de novato, y este miércoles colocó ese hito en el primer lugar entre sus múltiples éxitos.

"Es el primero, eso es seguro", afirmó. "Poder jugar el deporte que amo y hacerlo al lado de mi hijo todo este año es uno de los más gratificantes y satisfactorios viajes en los que he estado".