Los 45 minutos de Ramos en el vestuario del Madrid y la ironía de Ancelotti: “Si digo lo que pienso, me caerán partidos”

Los 45 minutos de Ramos en el vestuario del Madrid y la ironía de Ancelotti: "Si digo lo que pienso, me caerán partidos"

Sevilla 1 – Real Madrid 1

Actualizado

El andaluz pasó de la guerra con Rüdiger al reencuentro con sus ex compañeros en los vestuarios del Pizjuán. Él y Modric salieron los últimos. El técnico, enfadado con el árbitro.

Ramos y Rüdiger, durante el partido.José BretónAP

Sonreía Sergio Ramos mientras saludaba por primera vez a los jugadores del Real Madrid. Habían pasado 856 días, casi dos años y medio, desde su despedida entre lágrimas en Valdebebas. Y sonrió casi tres horas después, cuando salió del vestuario del conjunto blanco tras haber pasado 45 minutos una vez terminado el partido. El central de Camas, que pasó toda una vida vestido de blanco, culminó como MVP del Sevilla su tercer enfrentamiento ante el Madrid. Sigue invicto, dos empates y una derrota, siempre como sevillista, ante el club al que dio La Décima.

El defensa andaluz estuvo imperial en un partido de trincheras. Fino con balón, con un 94% de acierto en el pase, con tres balones aéreos ganados, con varias intercepciones milagrosas cuando el Madrid cantaba gol y con un palo, tras parada de Kepa, cuando todo el Pizjuán celebraba el 2-1.

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En la guerra en la que se convirtió el duelo con el paso de los minutos, Ramos fue el rey. Jugó como nadie en la locura del duelo, riendo con Rüdiger y enfrentándose a él después, teniendo un detalle cariñoso con Vinicius primero y empujándole más tarde en mitad de la pequeña tangana que se formó al final del encuentro. «Me ha encantado verle. Le deseo lo mejor», declaró Ancelotti.

Y es que Ramos y Rüdiger pasaron de 0 a 100 en siete minutos. Se abrazaron entre risas al forcejear en un córner y unas jugadas después se encararon como queriendo matarse. El andaluz estiró la cara del alemán mientras éste le agarraba y, ya en la distancia, se citaron en el túnel de vestuarios. Cuando De Burgos pitó el descanso, salieron trotando hacia las escaleras. Así viven el fútbol. Tras el silbato final se abrazaron, diciéndose algo al oído, pensando que todo se queda en el campo de batalla.

Reencuentro con Modric

Terminado el duelo, Ramos pasó casi una hora en el vestuario del Madrid. Uno tras otro, los futbolistas blancos salieron hacia el autobús mientras dentro seguía con él un jugador: Luka Modric, uno de los mejores amigos del andaluz. El croata y Ramos hicieron esperar un poco a sus compañeros, pero al cabo de un rato aparecieron por la puerta. Primero Ramos, acompañado por sus hijos y todavía vestido de corto, y después Modric, último madridista en salir de Nervión.

Fue el final de una tarde estresante, en la que el Sevilla acabó emitiendo un comunicado anunciando que había expulsado a un aficionado por realizar cánticos racistas y Carlo Ancelotti tiró de ironía en la sala de prensa para no mostrar en público y con palabras su enfado con De Burgos Bengoetxea. El italiano, consciente de que tiene un clásico contra el Barcelona, en Montjuic, en apenas una semana, no quiso criticar y contestó «muy bien» a todo lo que le preguntaban sobre el colegiado. El técnico terminó el partido amonestado, algo bastante inusual: «Yo creo que el árbitro ha hecho un buen partido, acertado en todo. Paró la contra para preservar la salud de un jugador. Mi opinión es que hizo un partido de nivel».

Cuestionado de nuevo por la labor de De Burgos, el italiano insistió en sus respuestas positivas: «Acertó en todo. Estoy hablando en serio. Al final le pregunté por mi amarilla, pero nada más. Porque no la entiendo, no hablaba con él, sino con Camavinga», se explicó, añadiendo que «el árbitro hizo bien en separar a los jugadores» durante la tangana final. De nuevo, Ancelotti estaba siendo irónico.

“La ironía es la única manera”

Más tarde, en los micrófonos de Real Madrid Televisión, y después de regresar del autobús, Carletto fue mucho más contundente. «La ironía es la única manera porque si digo lo que pienso, me caen muchos partidos. Y lo que más me gusta es sentarme en el banquillo del Real Madrid asique, para evitar suspensiones, no digo lo que pienso. Tiro de ironía».

Sobre el equipo, el italiano destacó la labor de Bellingham y de Rodrygo, que pese a no marcar aseguró que «ha sido de los mejores del partido». «La primera parte estuvimos bien, generando muchas oportunidades. Anduvimos muy cerca de marcar, pero en la segunda todo se nos complicó, faltó intensidad», resumió. El martes, Braga, y el sábado, Barcelona.

kpd