GP de Qatar
Los 31ºC de la noche en Losail, sumados a la dureza del trazado, provocaron un cóctel explosivo que puso a varios pilotos contra las cuerdas.
Las escenas en el parque cerrado no dejaron a nadie indiferente en Losail. La alegría de Oscar Piastri y Lando Norris por el doble podio de McLaren, con el que la escudería de Woking supera ya el medio millar en la historia de la F1, se confundía con una fatiga extrema. “Ha sido una de las carreras más duras de nuestra vida. Y no voy a creer a quien diga lo contrario”, valoró Charles Leclerc, quinto en un GP de Qatar convertido en un cóctel explosivo para los pilotos.
A las 21:00 horas, cuando se apagaron los semáforos, el termómetro aún medía 31ºC en Losail, bañado por una tímida brisa del desierto que no disminuía la sensación de ahogo. Al factor del clima hubo otro condicionante, cortesía de la FIA: los tres pasos obligatorios por boxes para cambiar los neumáticos. “Con las tres paradas tuvimos que ir casi siempre a fondo, así que fueron 57 vueltas de clasificación”, aclaró Piastri.
Entre la nómina de afectados, casi la mitad de la parrilla, destacaba el dúo de Williams. Logan Sargeant, que arrastaba una gripe desde días atrás, debió retirarse por culpa de una deshidratación intensa. Su compañero Alexander Albon sufrió una exposición aguda al calor, por la que fue examinado en el centro médico.
“Tendremos que hablarlo”
“Es frustrante, porque supongo que a través de la televisión probablemente no parecía tan exigente. Pero cuando hay tantos abandonos o algunos terminan tan mal queda claro que en estas condiciones es demasiado peligroso conducir a tanta velocidad”, desarrolló Norris.
A las altas temperaturas y al maltrato sin piedad de los neumáticos, cuya vida debía reducirse obligatoriamente a 18 vueltas, se sumaron las peculiares características de Losail, un circuito con curvas muy cerradas y pianos agresivos. “La próxima temporada, si nos vemos en la misma situación, tendremos que hablarlo entre nosotros”, vaticinó Leclerc sobre este Gran Premio, que acaba de renovar su contrato con la F1 para las próximas 10 temporadas.
Asimismo, el bochorno hizo mella en Esteban Ocon, tal y como él mismo admitió a través de la radio de su Alpine. “Ya os sugerí que me dejárais líquidos. Lo que os dije que en la vuelta 15 tuve que vomitar aquí dentro”, confesó el francés, de nuevo protagonista por las órdenes de equipo en el garaje francés. Otro veterano que admitió sentirse casi enfermo fue Kevin Magnussen, decimocuarto con el Haas.
Sin entrar en profundidades más escatológicas, la nota de cierto humor llevó la firma de Fernando Alonso. “El asiento quema. ¿Podéis hacer algo durante el pit-stop? Echadme agua encima o algo por el estilo”, reclamó por radio el bicampeón mundial. “Hemos sumado buenos puntos, pero ha sido una carrera dura físicamente. De las más duras”, concluyó en los micrófonos de DAZN.
Aún peor marcharon las cosas para su compañero Lance Stroll, undécimo en la meta tras las penalizaciones. El calvario del canadiense comenzó cuando aún restaban 20 vueltas, e incluso reveló que se “desmayaba en el coche”. De hecho, nada más bajarse del AMR-23 acudió a una ambulancia para ser atendido.
“Hemos perdido unos puntillos”
La papeleta de Aston Martin fue otra vez salvada por Alonso, pese a un error poco frecuente que le costó la posición ante Leclerc. “Hemos dejado escapar unos puntillos, porque sin la salida de pista quizás hubiéramos aguantado el quinto puesto. Creo que luego perdimos alguna pieza del fondo”, concedió el ovetense, sin rubor para calificar su fallo como “costoso”.
Tras la pertinente investigación, los comisarios castigaron al bicampeón mundial con una reprimenda, la primera de la temporada, por reincorporarse a la pista de manera insegura. Pese todo, Alonso recortó a 11 puntos la diferencia con Lewis Hamilton, con quien pelea por el tercer puesto en el Mundial.