El Santiago Bernabéu acogía un duelo vital por el título de Liga entre el Real Madrid y un equipo catalán. Un clásico. Salvo que el rival no vestía de azulgrana. Si en julio le hubieran dicho a Ancelotti que se iba a jugar el campeonato contra el Girona y con Carvajal y Tchouaméni de centrales, levantaría la ceja hasta Marte. Ante la sorpresa del curso, el Madrid de Ancelotti dio un puñetazo sobre la mesa del fútbol español y se confirmó como el mejor equipo de la temporada. Un 4-0 gracias a Vinicius y Bellingham que le eleva cinco puntos por encima del segundo y que le pone en bandeja de plata la Liga.
Las lesiones de Rüdiger y Nacho condicionaron el once inicial y metieron el miedo en el cuerpo a la grada, consciente del buen año del gigante Dovbyk y el habilidoso Savinho. Lucas en la derecha y Carvajal junto a Tchouaméni fue la decisión de Carletto, cumpliendo su propia norma: antes un futbolista que esté en ritmo elite y conozca los mecanismos del equipo que un canterano. Le salió bien.
El Madrid dominó al Girona tanto en defensa como en ataque. Le entregó el balón, pero le demostró que no le iba a permitir circularlo con facilidad. Los blancos cuajaron en la primera parte la mejor presión de la temporada. Intentos y apretando la conexión de Juanpe y Eric García con Aleix e Iván Martín, los visitantes no respiraron con la pelota, algo vital en su juego. Necesitan pausa y combinaciones, y el Madrid le ofreció electricidad y verticalidad. Ahí murió.
Vinicius, imparable
Además, los de Míchel se encontraron con la mejor versión de Vinicius Júnior, imparable, decisivo y goleador. En el minuto 5, el brasileño se inventó un misil desde el pico izquierdo del área grande que se coló por la red izquierda de Gazzaniga. Un disparo fruto del trabajo y la repetición que el brasileño ha hecho en los entrenamientos. Un arma para su juego que antes no existía. Veremos si le queda alguna más en la manga estos años.
El gol asentó el plan madridista, valiente desde el banquillo por la idea de Ancelotti. En lugar de esperar atrás, presionó en tres cuartos de campo del Girona y creó a partir de ahí sus mejores ocasiones.
Bellingham, Pichichi
El partido también se decantó para el Madrid por su físico, imponente. Camavinga, Valverde, Bellingham y Vinicius no dieron respiro ni ventajas a los centrocampistas del Girona e inclinaron una y otra vez el encuentro hacia la portería de Gazzaniga. Una arrancada de Camavinga, otra de Rodrygo, otra de Vinicius… En el 36, el ex del Flamengo se inventó otro gol. Dibujó un pase con el exterior desde el lateral izquierdo como si fuera croata y encontró el desmarque de Bellingham, que evitó al guardameta y anotó su 15º gol en Liga, donde es Pichichi.
El descanso no cambió la libreta del partido. Míchel intentó darle más control todavía a su centro del campo metiendo a Pablo Torre por Portu, pero las transiciones del Madrid sentenciaron a su equipo. En el 54, Vinicius volvió a sentar a Yan Couto con una croqueta, se internó en el área, disparó ante Gazzaniga y el rechace del portero lo empujó a la red Bellingham, marcando su 16º tanto en el torneo doméstico y el 20º entre todas las competiciones.
El Girona, que ha dominado a casi todos los equipos de la Liga e incluso fue capaz de asestarle cuatro goles al Barcelona en Montjuic, no encontró respuesta ante una de las mejores versiones del Madrid de Ancelotti, que a pesar de la alegría del triunfo no terminó con su mala suerte. Después de marcar su segundo gol de la tarde, Bellingham se retiró por problemas en el tobillo tras un encontronazo con Juanpe y una entrada de Pablo Torre. El técnico italiano no dudó y decidió sentar al británico pensando en el duelo del martes ante el Leipzig en Alemania.
El partido quedó visto para sentencia y sólo sirvió para que Rodrygo se reencontrara de nuevo con el gol. Primero lo intentó tras un centro de Tchouaméni y un cabezazo que se fue rozando el larguero y después lo encontró con una jugada personal. En el 61 y después de un robo de Vinicius a Couto, Rodrygo aceleró ante la pasividad de Eric García y Juanpe y conectó un latigazo al que no pudo llegar Gazzaniga.
Lo celebró con rabia el delantero, que no marcaba desde la final de la Supercopa de España ante el Barcelona, y lo disfrutó Ancelotti, que volvió a darle una oportunidad por delante de Brahim. Joselu, en el 90, falló el penalti que hubiera dado la manita a Chamartín.
El Madrid se va a Leipzig a confirmar en la Champions su buen nivel en Liga, donde triunfó en el clásico de este año para alejarse en la pelea por el título. Un golpe al campeonato y de realidad para el Girona.