El Barça se ha dado prisa en asegurarse la continuidad de un talento tan joven como indiscutible como el de Lamine Yamal. Este mismo lunes, la entidad que preside Joan Laporta ha oficializado la continuidad del delantero, protagonista tanto de la titularidad como del debut en Champions más precoces de la historia del club barcelonista. El jugador ha firmado un compromiso hasta el 30 de junio de 2026 y tendrá a partir de ahora una cláusula de rescisión de auténtico crack: 1.000 millones de euros.
En el club, cómo no, está interesadísimo en que Lamine Yamal se convierta en su indiscutible nuevo estandarte. Por eso, a pesar de que ha firmado inicialmente hasta 2026, ya lo tienen también todo apalabrado para que, en cuanto llegue a la mayoría de edad, en 2025, su contrato pase a prorrogarse hasta el 30 de junio de 2030.
“Ha sido un camino muy largo aquí en La Masia y es un orgullo y un sueño para mí poder estar tres años más en el club de mi vida. Estoy muy contento y espero que pueda pasar lo mejor junto al Barça“, ha señalado el propio futbolista en declaraciones a los medios oficiales del club.
De entre todo lo que ha vivido hasta el momento, según confesó, guarda un recuerdo muy especial tanto de su debut con el primer equipo como de su llegada a La Masia, procedente de La Torreta cuando sólo tenía siete años. Tanto él mismo como otros jóvenes emergentes, como Fermín López o Alejandro Balde, son la viva prueba de que la cantera azulgrana está más viva que nunca.
“Haber llegado hasta aquí es un sueño, sobre todo cuando ves a los niños que, como yo, están entrando ahora en La Masia. Es algo de lo que cualquiera estaría muy orgulloso”, recalcó un Lamine Yamal que, cómo no, tiene un objetivo muy claro: refrendar su consolidación con éxitos colectivos. “Aspiro a ganar muchos títulos con el Barça, sobre todo”, sentenció.
Por el momento, ya se ha apuntado varios récords. Ante el Cádiz, por ejemplo, se erigió como el titular más joven en competición oficial de la historia del Barça, al saltar al césped con 16 años y 38 días. Y, frente al Amberes, 30 días después, se convirtió en el debutante en Champions más joven en toda la historia de la entidad barcelonista y el segundo más joven en toda la historia de la máxima competición continental de clubes. Su buen hacer, incluso, le ha llevado a estrenarse ya con la selección española absoluta, con la que incluso marcó en la contundente goleada por 1-7 frente a Georgia.
No podían aguantarse en el banquillo. Álvaro Morata no quería mirar al campo. Se llevaba las manos a la cabeza, se abrazada con el utillero, lloraba, miraba a su familia... No había manera de contener la tensión mientras llegaba el pitido final. Entonces estalló todo. «Nadie daba un duro por nosotros y lo hemos logrado», decía Le Normand sin poder contener el llanto. «Dijimos desde el principio que éramos un equipazo y no nos creían», decía Nico Williams, que abrió el marcador para avanzar a España en sociedad con su bro Lamine Yamal, que se lo regaló.
El navarro fue el MVP de la final y el catalán el mejor joven del torneo. Olmo la Bota de Oro a pesar de haber rescatado ese remate bajo palos de Inglaterra. Ellos han hecho historia, pero también otros secundarios como Mikel Oyarzabal, a quien buscó Remiro tras el gol al filo del pitido final. Su compañero sabe lo que ha sufrido. «Han sido meses muy difíciles por la lesión, por todo lo que he pasado», explicaba entre lágrimas el donostiarra. Mientras, Gavi saltaba con Lamine y Williams, que se habían marcado otro bailecito. Ambos se han regalado una Eurocopa, la cuarta para España, por su cumpleaños.
Mientras buscaban las camisetas con el 4 de cuatricampeones a la espalda, Morata se preparaba para su momento. Salió del campo el minuto 67, después de vaciarse, como en cada partido, y Luis de la Fuente buscó la frescura de Oyarzabal. Otro acierto del seleccionador. Morata pudo haber jugado sus últimos minutos con la camiseta de España, pero el destino le iba a deparar el mejor premio: recoger la copa del campeón. También fue justo con Rodri, que fue proclamado mejor jugador del campeonato. España era campeona después de masticar el hueso inglés y reponerse de golpes futbolísticos y anímicos.
En una de las últimas jugadas del primer tiempo, Rodri buscó un despeje y arrolló a Laporte. Se temió por la rodilla del central, pero la lesión la sufrió el pivote. Se llevó las manos a los isquios de la pierna izquierda, advirtió a Unai Simón de que no iba a poder seguir y, cuando el colegiado señaló el descanso, encaró el túnel de vestuarios con lágrimas en los ojos y diciéndole a sus familiares que se había roto. Un contratiempo fue perder a la pieza que da equilibrio a España, perseguida por Foden todo el partido. Saltó Zubimendi y, antes de que lo ubicaran los ingleses en el campo, las dudas las solventó Nico Williams. Luego hubo que afrontar el zurdazo de Cole Palmer hasta que apareció la contra que remató Oyarzabal para batir a Pickford. Las lágrimas de Rodri lo decían todo.
El Rey y la Infanta, felices
Si en el césped se sufrió, en el palco también. Presidiendo el partido junto a Alexander Ceferin estuvieron Felipe VI, acompañado de la futbolera Infanta Sofía, y el Príncipe Guillermo, que acudió a Berlín con su hijo George. Las confidencias entre ambos acabaron en cuanto arrancó el partido. Mientras el monarca español ha visto a la selección campeona de Europa dos veces y campeona del Mundo, la Casa de Windsor se tiene que conformar con las imágenes en blanco y negro del Mundial de 1966, cuyo trofeo entregó la fallecida Reina Isabel en Wembley.
«Es un partido muy igualado, estamos dominando el juego, ahora tiene que haber ocasiones y que las aprovechen. Pero tengo fe», confesaba Felipe VI al descanso. Acertó y tanto él como la Infanta Sofía posaron con los campeones.
Stones abatido, ante la piña de los españoles.AFP
Estuvieron en el palco representadas las dos coronas, pero también los jefes de Gobierno. Pedro Sánchez, junto a la ministra Pilar Alegría, compartió un saludo con el recién estrenado Primer Ministro británico, el laborista Keir Starmer, y departió durante con el presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier. Pedro Rocha, como la presidenta de la Federación inglesa Debbie Hewitt, estuvieron en la primera fila, pero esta vez les tocó guardar un discreto segundo plano.
A los poderes fácticos se unieron también los futbolísticos, con muchos quilates. Estaban campeones de la Eurocopa 2008 y 2012, algunos también campeones del Mundo. Estaba Andrés Iniesta, David Villa y Xavi Hernández. Imposible de igualar la calidad en un palco donde los británicos más reconocibles eran Ashley Cole y el galés Gareth Bale. Al partidazo se apuntaron neutrales como Patrick Kluivert o Giorgio Chiellini, encargado de entregar la Copa Henri Delaunay.
''Es necesario dejar que el cerebro llore, se exprese, grite''. Estrategias psicológicas para situaciones límite, como las que este martes afrontarán los jugadores del Barcelona, horas después de enterrar a Carles Miñarro, su amigo, su confidente. Especialistas en salud mental coinciden en que tras el shock generado por la desaparición del doctor es necesario encauzar adecuadamente las emociones y que el encuentro contra el Benfica sirva como tributo.
''Al jugador hay que darle espacio para liberar sus sentimientos, cada uno tiene sus propias formas de expresarse, de canalizar su impotencia y rabia por lo sucedido. Tras pasar el shock, vienen los momentos de ira y si no tenemos el canal adecuado para asimilar lo sucedido aparecen complicaciones a la hora de somatizar ese malestar psicológico'', sostiene la psicóloga Josefina Cutillas, que durante un tiempo trabajó con Carlos Alcaraz.
''Lo inmediato es que los jugadores pongan el foco en el partido, en los 90 minutos que tienen que estar ahí, eso lo llamamos técnica de la atención. Luego llegarán los momentos de la tranquilidad para gestionar el duelo, para que el cerebro se exprese, para que no se enquisten las emociones. Hay que acudir al ser humano que hay detrás del número de una camiseta, que siempre está en el foco mediático'', advierte Cutillas, especialista en desarrollo personal, coaching empresarial y Máster en Psicología del Deporte.
''A los jugadores del Barcelona se les han roto los esquemas, porque ha desaparecido la persona en la que confiaban su salud. Hay que reestructurar la situación, entender el proceso, respetando los tiempos. Yo creo que habría que combinar acciones individuales y grupales, que haya auto diálogo, pero también momentos para escuchar al otro, entender el comportamiento del compañero'', añade.
Cutillas es partidaria de afrontar el partido a modo de homenaje al doctor: ''Puede resultar positivo, porque supone transformar la rabia en motivación. Eso nos ayuda a seguir''.
Duelo complicado
''Los futbolistas atraviesan por un duelo complicado, porque juegan poco después del hecho luctuoso. Supongo que el departamento médico del club ha dejando un tiempo para que ellos muestren sus sentimientos. Es preciso que ellos hagan comentarios sobre lo sucedido. Para superar esta situación tienen que plantearse objetivos inmediatos, generar estímulos a corto plazo. Los jugadores tienen que pensar cómo actuaría el doctor Miñarro en esta situación'', afirma David Peris, presidente de la Federación Española de Psicología del Deporte.
''Algunos, para afrontar con alivio el partido de este martes apuestan por el ofrecimiento de un tributo u homenaje al doctor, pero yo no soy partidario de eso, porque es algo que se te puede escapar del control. Yo me centraría más en qué le hubiera gustado a él, que se apoyen en los valores que transmiten Flick y su staff técnico. No salir de la dinámica habitual de trabajo'', revela Peris.
Juan Miguel Bernat, psicólogo especialista en coaching deportivo y que durante siete años trabajó en el Departamento de Alto Rendimiento del Levante, subraya que hay que realizar una evaluación psicológica de cada jugador para saber quién está mejor preparado anímicamente. ''Hay que preguntar al futbolista si está listo para el partido. Si fuera necesario se puede utilizar este acontecimiento como una forma de quitar presión al partido, demostrar que la vida es algo más que nuestra profesión, saber que lo más valioso que tenemos, que es la salud, se nos puede ir. Hay que enlazar la emoción con la importancia de la vida'', dice el autor de los libros Jugador número 30 y Mentalidad de gladiador (Brief Ediciones).
Banderas a media asta, el lunes, en el Lluis Companys.AFP
''El partido puede servir de tributo, ofrecerlo a esa persona que tanto hemos querido, disfrutar por ella, brindarle un buen resultado, allá dónde esté. Eso lo han hecho muchos, como Isaiah Thomas, que en 2017 disputó un gran partido en la NBA sólo un día después del fallecimiento de su hermana en un accidente de tráfico'', incide ex psicólogo del Levante.
José Carrascosa, al frente del proyecto Saber Competir, con experiencia en varios equipos de Primera y que ha tratado individualmente a numerosos deportistas y técnicos, apunta a la importancia de una relación cercana: "El médico del primer equipo es el médico de familia para los futbolistas, no únicamente para ellos, también para sus familias, al que llaman a cualquier hora ante un problema. Alguien, pues, muy próximo, y de mucha confianza, sobre todo en procesos de recuperación, como el que ha atravesado Gavi''.
"Hay que hablar de ello"
"El impacto es tremendo y genera un volcán de emociones, como tristeza, miedo, desconcierto, que es necesario ventilar. Hay que hablar de ello, dar explicaciones, no sólo a los jugadores, sino a todo el personal del primer equipo. Primero en grupo y si alguno lo requiere, individualmente", afirma Carrascosa, para quien es indispensable la figura del psicólogo en el fútbol. El Barcelona no lo tiene.
"Por la edad de los jugadores, y más en el caso de los jóvenes del Barcelona, Lamine, Gavi o Cubarsí, es posible que para muchos se trate de la primera muerte próxima, algo que deja una huella en todas las personas, y que se produce mientras convivían. Ante eso, no basta lo de ahora toca jugar. Hay que hablar", concluye el psicólogo.
Enrique Cantón, profesor titular de la Universidad de Valencia, sostiene que la cita de la Champions de este martes puede ayudar a superar el shock: ''Es un impulso especial en el duelo, un homenaje al doctor. Seguro que en el club han trabajado en la intervención psicológica de los jugadores''.
Este coordinador de la División Psicología de la Actividad Física y del Deporte del Colegio Oficial de Psicología apunta la importancia de la individualidad a la hora de expresar las emociones. «Muchos insisten en la necesidad de comunicar, pero yo creo que no hay que forzar las situaciones, cada uno tiene su tiempo. No todos los jugadores tenían la misma relación cercana con el doctor».
Un volcán de emociones en el duelo de Champions del Barça.