Djokovic rescata el número 1 y exhibe fortaleza en su regreso a Nueva York

Djokovic rescata el número 1 y exhibe fortaleza en su regreso a Nueva York

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“Llevaba esperando este partido durante años”, dijo tras arrollar a Muller. Ausente en 2022 por no vacunarse contra el covid y derrotado por Medvedev en la final de 2021, busca su vigesimocuarto grande

Djokovic se fotografía con algunos aficionados, tras el partido.Frank Franklin IIAP

La última vez que Novak Djokovic había pisado la Arthur Ashe fue el 13 de septiembre de 2021. Entonces, en la final del Abierto de Estados Unidos, Daniil Medvedev le asestó un triple 6-4, frustrando su sueño de convertirse en el tercer tenista de la historia capaz de conquistar los cuatro torneos del Grand Slam en el mismo año, algo que sólo han conseguido Rod Laver, en dos ocasiones, y Donald Budge. «Llevaba esperando este partido durante años: estar en el estadio más grande de nuestro deporte, en el más ruidoso de nuestro deporte, jugando en la sesión de noche», comentó el tres veces ganador del torneo después de vencer por 6-0, 6-2 y 6-2 al francés Alexandre Muller, 84º. La victoria le asegura regresar al número 1 del mundo el 11 de septiembre, en perjuicio de Carlos Alcaraz. Iniciará así su semana 390 en lo más alto.

Djokovic ha tenido una fortuna dispar en el último major del calendario. Si hace dos ediciones padeció una de las experiencias más frustrantes de su carrera, en 2022 no disputó el torneo por su negativa a vacunarse contra el covid y tres años atrás, cuando el torneo se disputó sin público, en plena pandemia, fue descalificado cuando jugaba frente a Pablo Carreño en octavos de final por el desgraciado trance de dar un pelotazo involuntario a una juez de línea. Además de sus tres títulos, el último de ellos en 2018, se ha estrellado en seis finales.

Reciente campeón en Cincinnati, donde ganó su 39º Masters 1000 superando en una inolvidable final a Alcaraz, busca en Nueva York su vigesimocuarto título del Grand Slam, tras ganar esta temporada el Abierto de Australia y Roland Garros y caer ante el español en la final de Wimbledon. «La actuación demuestra cómo me encontré, en particular en los dos primeros sets. Es sólo el comienzo, pero estoy feliz de mi nivel de tenis», se congratuló tras un partido en el que conectó 32 golpes ganadores y salió airoso en 20 de sus 23 aproximaciones a la red.

Los Obama, testigos

Testigos del vendaval desatado por el balcánico fueron el ex presidente de Estados Unidos Barack Obama y su esposa Michelle, en una de las clásicas veladas de un torneo diferente a cualquier otro. «Todo el mundo sabe que las sesiones de noche en esta pista son las más excitantes, divertidas y energéticas, distintas a las de cualquier otro grande», comentó Nole, cuyo próximo adversario será el español Bernabé Zapata. «Comparado, por ejemplo, con Wimbledon, es un contraste total. Aquí todo es diversión y buenas vibraciones.Si puedes nutrirte de ello, lo pasas muy bien».

A sus 36 años, y pese al inesperado golpe sufrido en Wimbledon, Djokovic se encuentra en plenitud, tanto tenística como física y mental, algo que demostró en Cincinnati, donde volvió de un 7-5, 4-2 adverso y levantó una pelota de partido antes de imponerse a un jugador 16 años más joven, que viene revolucionando la competición en los dos últimos cursos.

Es su decimoséptima participación en un torneo que, además de la referida ausencia del pasado año, sólo se perdió en 2017, convaleciente de una lesión en el codo que puso en peligro su carrera. Diez veces campeón del Abierto de Australia y siete de Wimbledon, el US Open es, junto a Roland Garros, el menos exitoso de los majors para él. Su apetito voraz, su gran momento y la evidencia de que el tiempo, inevitablemente, antes que después le dará caza, hacen de él uno de los más firmes candidatos, sino el que más, para levantar la copa dentro de dos domingos.

kpd