La gran revolución silenciosa de Florentino Pérez: cuatro entrenadores nuevos a la vez, terremoto en el baloncesto y tres ascensos para la Junta del Madrid

La gran revolución silenciosa de Florentino Pérez: cuatro entrenadores nuevos a la vez, terremoto en el baloncesto y tres ascensos para la Junta del Madrid

Cuatro entrenadores nuevos para las cuatro plantillas más importantes del Real Madrid, dos fichajes para la dirección general de la sección de baloncesto, tres directivos añadidos a la Junta tras las últimas elecciones y varios cambios en los banquillos de las categorías inferiores. Los primeros meses de año, y especialmente los de mayo y junio, han supuesto una revolución en el conjunto blanco. Una revolución casi silenciosa, alejada de las agitadas polémicas de principios de siglo, que pone de manifiesto el cambio de ciclo en esta nueva etapa de Florentino Pérez.

El máximo responsable del club ganó en enero, sin rival, las elecciones que le hicieron otra vez presidente. Cumple ahora su séptimo mandato y ha vuelto a alargar cuatro años el debate sobre su sucesión. En 2029, con 82 años, volverá a decidir, pero mientras va dando algunos pasos para asentar el futuro a corto, medio y largo plazo del club.

Este verano, esos pasos se han convertido en zancadas gigantes. La gran revolución de los banquillos. Xabi Alonso en el lugar de Carlo Ancelotti en el primer equipo del fútbol, Álvaro Arbeloa por Raúl González en el Castilla, Sergio Scariolo por Chus Mateo en el baloncesto y Pau Quesada por Alberto Toril en el femenino. Cuatro cambios en apenas unas semanas. El femenino tiene todavía poca historia de vida, pero Florentino no cambiaba a los tres principales técnicos (primer equipo, Castilla y baloncesto) en el mismo verano desde 2009.

Denominador común

Ese año, justo cuando arrancó su segunda etapa como presidente, firmó a Manuel Pellegrini, a Ettore Messina para el baloncesto y a Alejandro Menéndez para el filial. Ahora a la revolución se suma Quesada, que ya trabajó en las inferiores, y el terremoto de la canasta: Sergio Rodríguez llega como nuevo director deportivo, puesto que ocupaba Alberto Herreros, y Carlos Ocaña, que era adjunto a José Ángel Sánchez, asume el rol de Juan Carlos Sánchez, responsable de la sección durante 15 años.

En unas semanas, el Madrid ha puesto fin a dos de las etapas más exitosas en la historia de la entidad. Ancelotti se ha ido con 15 títulos, siendo el entrenador más laureado del club, Chus Mateo con seis y Juan Carlos Sánchez con 26.

Pero en todos esos trofeos hay un denominador común, Florentino Pérez. Aquella pequeña revolución de 2009, con los fichajes de Cristiano Ronaldo y Karim Benzema y la llegada de José Mourinho al año siguiente, devolvió al equipo de fútbol a la elite continental. Y ahora busca lo mismo. El presidente tenía claro que la etapa de Ancelotti había finalizado, en cuanto a fútbol y sensaciones, y que el club necesitaba savia nueva a todos los niveles.

Scariolo, con España, durante los Juegos de París.

Scariolo, con España, durante los Juegos de París.AFP

Para ello, eso sí, no ha improvisado. Ha mantenido el perfil de los fichajes de los últimos años: gente de su máxima confianza en el banquillo y con los que tenga una excelente relación. Así ha sido desde la llegada de Zinedine Zidane en 2016, se confirmó con su cercanía con Ancelotti estos años y ha vuelto a pasar con Alonso, con el que nunca ha perdido el hilo.

Xabi y Arbeloa, que escala al Castilla tras la salida de Raúl después de varios años en el Juvenil A (el efecto dominó provoca varios ascensos), son los nuevos capitanes generales de Pérez en el plano futbolístico. Ambos pesos pesados del vestuario en la época de Mourinho, el entrenador que mejor relación ha tenido con el presidente. Y junto a Arbeloa, como entrenador de porteros del filial aterriza Diego López.

buena relación con la FIFA

Nombramientos que abren una nueva etapa en todas las secciones y que asientan el círculo del mandato de Pérez mientras el presidente mantiene su pelea con las instituciones, especialmente con LaLiga y la UEFA.

Ha sido interesante su buena relación con la FIFA en este Mundial de clubes, consciente e insistente en que el futuro del fútbol va hacia torneos entre los mejores equipos de Europa y del planeta. Le queda concretar qué pasará con la Superliga, si termina como competición independiente, logra un acuerdo con UEFA o FIFA o se difumina en el tiempo.

A su alrededor sigue teniendo gente de su máxima confianza y tras las últimas elecciones se han sumado a la Junta del club José Ángel Sánchez, director general y mano derecha, Manuel Redondo, director del gabinete de Presidencia, Francisco García Sanz, durante 17 años vicepresidente de Volkswagen y una década del Wolfsburgo, y Manuel Gómez Barrera, hasta ahora encargado de gestión de las peñas. Una revolución silenciosa.

Los WhatsApps de Raúl y la fe de Gonzalo: “Es la oportunidad de mi vida y pienso matarme por ella”

Actualizado Miércoles, 2 julio 2025 - 11:55

Se elevó sobre los defensas italianos, cabeceó a la red y corrió hacia la banda golpeando el escudo de su camiseta con rabia. Gonzalo García confirmó de nuevo ante la Juventus que ha llegado para quedarse. Que no es un canterano, es una realidad. Una realidad que le ha dado al Madrid tres goles y una asistencia en el Mundial de clubes. Ddos de ellos para empatar al Al Hilal en el debut y para pasar ayer a cuartos del Mundial, otro para sentenciar al Salzburgo. El Pichichi de Primera Federación quiere también ser máximo goleador de este torneo.

Después de los 25 goles con el Castilla y de salvar al Madrid en aquellos cuartos de Copa en Butarque, Xabi Alonso ha devuelto a Gonzalo al foco mediático del primer equipo, y el chaval, a sus 21 años cumplidos en marzo, ha agarrado la "oportunidad de mi vida" por el pecho, la ha zarandeado y se la ha guardado en el bolsillo.

"Tengo claro que este Mundial es la oportunidad de mi vida y voy a dar el 200% para aprovecharla", dijo, contundente aunque con la voz todavía nerviosa por la poca experiencia delante de las cámaras. Le cuesta la acumulación de periodistas, exagerada en los partidos del Madrid durante todo el torneo y especialmente agobiante en Miami, con cientos de medios hispanos acudiendo a la última cita del torneo en el Hard Rock Stadium.

Con nervios pero con el discurso claro, Gonzalo repitió dos veces eso de "la oportunidad de mi vida". Es consciente de ello. Él, el club y sus compañeros. Por algo Endrick, lesionado y sin posibilidades de disputar el Mundial, ha terminado cogiendo un avión para sumarse a la concentración cuando nadie le había obligado a hacerlo.

"Sé que es la oportunidad de mi vida y pienso matarme por aprovecharla", insistió el canterano ante los medios, aunque las consecuencias de sus actuaciones, como su presencia en el primer equipo el próximo año o las ofertas de otros clubes, son demasiado para su cabeza ahora mismo. "No hay tiempo para asimilar las cosas porque son partidos cada tres días y hay que mantener la concentración. No pienso en quedarme o no, estoy en el Mundial y el futuro será el futuro", explicó.

"Raúl es un mito"

El tanto ante la Juventus fue similar a aquel en Butarque y recordó a algunos de los grandes rematadores del Madrid, como Santillana o, más recientemente, Joselu. Muchos, eso sí, ven en Gonzalo cosas de Raúl González: su instinto, su posicionamiento en el área, su definición... "Raúl es un mito del Madrid, es un gran halago que me comparen con él, respetando las distancias. He tenido la oportunidad de compartir vestuario con él como entrenador estos últimos dos años y me ha enseñado muchas cosas que espero poner en práctica", aseguró el delantero sobre el que ha sido su técnico en el Castilla.

Raúl ya no ocupa el banquillo del filial madridista, pero se mantiene atento a las actuaciones de los que fueron sus jugadores. Y en el caso de Gonzalo, el exfutbolista le envía WhatsApps tras cada encuentro en el Mundial. "Me ha escrito después de todos los partidos, mantenemos el contacto, él me felicita y me intenta ayudar en situaciones que me pueden venir mejor para los siguientes partidos", contó el delantero en zona mixta.

Xabi: "Le conocía bien"

En sala de prensa, Xabi Alonso elogió, como todos, el gol, el encuentro y el Mundial que está realizando Gonzalo, un futbolista al que "conocía bien", según reconoció. "Le conocía bien, no te voy a decir que esperaba que metiera tres goles en cuatro partidos, pero sí que iba a desgastar a centrales, que iba a trabajar bien, que iba a ser insistente en la presión y eso iba a ayudar al equipo. Si luego marca estos goles decisivos como el de hoy, mucho mejor. Pero confiaba en él y se está ganando la confianza", respondió. "Quiero empujarle a que siga así. Da muy buen rendimiento no sólo por los goles y está aprovechando los minutos que tiene", añadió.

Raúl, obligado a hacer madridismo en el exilio: deseos, desengaños, ofertas y un legado que no olvidan sus jugadores

Raúl, obligado a hacer madridismo en el exilio: deseos, desengaños, ofertas y un legado que no olvidan sus jugadores

El destino obsesiona al ser humano desde el principio de los tiempos. Ni siquiera para todos los creyentes lo resuelve un «si Dios quiere», un «in sha'a Allah». La filosofía, la literatura y también la teología, con perdón del ser superior, se preguntan por el devenir que nos espera. Uno de los pensadores de culto actuales, el japonés Haruki Murakami, define al destino como una tormenta de arena que cambia de dirección sin patrón alguno. Cuando crees haberla esquivado, la tienes a tu espalda, en cambio constante, como la propia naturaleza. Sobre esos cambios escribió siglos atrás Heráclito de Efeso para concluir que el único destino posible es el carácter. Es decir, la capacidad que tenemos de determinarlo, ya que aguardarlo es inútil. Carácter es lo que define a Raúl González, que ha esperado demasiado tiempo a un destino para el que parecía señalado, el banquillo del Madrid, como un príncipe heredero. Ni siquiera las monarquías lo garantizan, como bien supieron Juan de Borbón y otros nacidos para ser reyes. El Madrid no es una monarquía, no se hereda, se gana. Es un club, pero también una fe que el antiguo capitán representa en carne y hueso. Tras esperar largo tiempo el «si Dios quiere», es momento del carácter, de Heráclito, de Raúl, de hacer madridismo en el exilio para seguir en pie tras la tormenta de arena.

Es la prueba que necesita Raúl y la prueba que necesitan los demás para saber si uno de los futbolistas que mejor ha representado lo que significa el Madrid, está capacitado para dirigir algún día al primer equipo. Quienes han estado cerca lo creen, y es lo que cuentan los futbolistas de la cantera que se han marchado en busca de minutos. Esa información maneja un puñado de directores deportivos, incluso de presidentes, que pensaron en Raúl durante estos últimos años. La respuesta fue siempre la misma, vehiculada a través de su fiel e inseparable agente, Ginés Carvajal. No.

Espanyol, Sevilla, Leeds...

Han sido años de repetirlo. Al Espanyol, en la etapa de Rufete como director deportivo; a este Sevilla a la deriva; al Leeds que dejó Marcelo Bielsa, y al Schalke, donde militó como jugador, aunque el hecho de estar en Segunda es un freno. Raúl busca un proyecto, por eso le tentó la idea del Villarreal, no una urgencia. El Getafe, donde Ángel Torres sabe de la visibilidad que ofrece un gran nombre del pasado en el inicio de su carrera como entrenador, desde Quique Sánchez Flores a Laudrup, Schuster o Míchel, que bien sabe cómo se siente Raúl, le permitiría mantener a su familia en Madrid, pero eso, con sus hijos criados, no es ya una prioridad, salvo por María, la pequeña, de 15 años, que sigue sus pasos como goleadora del cadete del Madrid.

Raúl González, en Valdebebas.

Raúl González, en Valdebebas.Angel MartinezMUNDO

Raúl esperaba una transición natural, la de un ex canterano, ex capitán y estandarte de una época, al que se da la oportunidad después de dirigir al filial. Quizás faltó el ascenso a Segunda del Castilla, pero en ninguna de las dos promociones que disputó en sus seis años lo consiguió. La caída más dura, ante el Eldense. Guardiola, en el Barcelona, ascendió al filial de Tercera a Segunda B, la actual Primera RFEF, pero no a Segunda, algo que sí hizo Luis Enrique. Los madridistas no están en la categoría de plata desde la temporada 2013-14; los azulgrana, desde la 2017/18, hecho que habla de las dificultades.

Esta temporada los azulgrana han caído a Segunda RFEF, algo que puede parecer contradictorio con su cantera, pero los frutos están en el primer equipo. En el Madrid, apenas Asencio, aunque Raúl preparó a otros para probar el salto, Rafa Marín, Mario Gila, Jacobo Ramón, finalmente utilizado, o Joan Martínez, que sufrió una larga lesión. Al técnico le gustaba jugar con tres centrales y carrileros largos, un equipo sólido y vertical, vertiginoso en el despliegue, con jugadores como Peter, y delanteros de potente remate, para lo que reconvirtió a Gonzalo. Puro Madrid. Lo recuerdan como un «entrenador didáctico, que nos hacía mejorar», y estricto en el comportamiento.

El objetivo del ascenso tampoco lo consiguieron Zidane ni Solari, pero tuvieron sus oportunidades. Raúl, nunca. La querencia de Florentino Pérez por el francés, uno de sus grandes fichajes estratégicos, su galáctico preferido, nunca fue la que tuvo por Raúl, cuya mejor conexión en el Madrid fue siempre Jorge Valdano, que lo hizo debutar a los 17 años para sentar a Butragueño. Dentro y fuera del club, como demuestra que pusiera Jorge a su primogénito.

Xabi Alonso, en su presentación.

Xabi Alonso, en su presentación.MUNDO

La prueba definitiva

La contratación de Xabi Alonso fue definitiva para el adiós de Raúl. Un ex jugador, aunque no formado en la casa, que dirigió en categorías inferiores en Valdebebas, pero decidió hacer el recorrido que Raúl tiene pendiente. Ni siquiera cuando el tolosarra planteó su idea de incorporarse después del Mundial de clubes, el Madrid pensó en Raúl. Antes estaba Solari. Era imposible tener más pruebas y, a la vez, sentir más desconfianza.

"Estoy preparado para cualquier reto. Y cuando digo cualquier reto, es cualquier reto", dijo Raúl en sala de prensa. No hacía falta ponerle nombre. Podría haber seguido en otro cargo en la cantera que no dirige un ex jugador, sino Manu Fernández, el hijo de un histórico gerente. También antes podría haber entrado en el 'staff' del primer equipo con Ancelotti, con el que tenía una excelente relación. Nada de eso era lo que quería, y menos al final.

La salida tiene, pues, un efecto liberador para Raúl, aunque también para el club, porque el movimiento permite ascender a entrenadores. Arbeloa ocupará su puesto en el Castilla, quizás el compañero que mejor conectó con Xabi Alonso, y bien anclado a los poderes en el entorno del club. Raúl no regala sonrisas ni frecuenta despachos. Recluido en su trabajo y su familia, mitad monje, mitad guerrero, como los templarios, su pasado es el único poder al que puede sujetarse para vencer a la tormenta y, a sus 47 años, ganarse el futuro.

Fabio Capello: “La arrogancia de Guardiola le ha costado varias Champions”

Actualizado Jueves, 6 marzo 2025 - 21:28

Fabio Capello (1946) pasea por el hotel Palace de Madrid como si fuera su casa. Los empleados le saludan, él ejerce de guía por sus pasillos y el agua con gas le espera en la mesa de la sala Matahari (yo no elijo los nombres) antes de que se siente a charlar con EL MUNDO. La leyenda italiana está en la ciudad como embajador de los premios Laureus, cuya gala se celebrará el 21 de abril en el Palacio de Cibeles con gran presencia española entre los nominados (selección masculina de fútbol, Real Madrid, Aitana Bonmatí, Lamine Yamal, Carlos Alcaraz…).

El ex entrenador de Milan y Real Madrid, entre otros, cita a Nelson Mandela para explicar su vinculación con los Laureus ("Como él, creo firmemente que el deporte tiene el poder de cambiar el mundo") y demuestra su amor polideportivo comentando el último partido de voleibol que ha visto y recordando sus tiempos como fotógrafo submarino "cuando era joven, ya no tengo ni fuerzas ni tiempo", explica, casi resignado. Desde su retirada de los banquillos, en 2018, es comentarista estrella de la tele italiana y da charlas a empresas. "Me llaman de todos sitios", refunfuña con media sonrisa.

Siendo un hombre culto y con fama de bon vivant, ¿no le apetecía desengancharse del fútbol y dedicar su jubilación a cualquier otra cosa?
El problema es que el fútbol me viene natural aunque no quiera. Intento hacer cosas diferentes. Viajar, estar con gente, leer mucha Historia... Antes sólo tenía tiempo en verano para disfrutar de todo esto y ahora tengo algo más, pero tampoco mucho. Al final, eres lo que eres y yo soy un futbolista y un entrenador. No puedo evitarlo.
Un entrenador que, tras recoger el testigo de Sacchi y ganar la Champions con el Milan, dirigió al Real Madrid dos veces y en ambas ocasiones ganó la Liga (96-97 y 06-07) y duró sólo un año. ¿Cómo se explica esto?
Cada una fue diferente. La primera vez, ganamos el título y me llamó Berlusconi para pedirme que volviera a Milán. Se lo debía por la oportunidad y la confianza que me había dado al principio de mi carrera como entrenador. Por eso regresé. Se lo expliqué al presidente, Lorenzo Sanz, me entendió y así empaté las cosas con Berlusconi. La segunda vez, volví a ganar la Liga pero el club se había precipitado. En un momento de muchas dificultades que pasamos a mitad de temporada, ficharon ya a otro entrenador para el año siguiente (Bernd Schuster) y aunque luego remontamos y fuimos campeones, me echaron. La verdad es que no tenía buena relación con el presi, Ramón Calderón, y fue bastante bonito ganar esa Liga y demostrar que no sabía mucho de fútbol. El Madrid llevaba tres años sin ganar un título y decide despedir al que les da la Liga…
El trasfondo ambas veces fue que usted era un técnico defensivo y estricto en un estadio que pedía fútbol de ataque y unos vestuarios llenos de estrellas con una actitud, digamos, laxa.
Hay mucho tópico con eso de los estilos. Yo jugaba para ganar. Punto. Y ganaba. La cosa más importante para mí, la primera palabra que siempre salía de mi boca al llegar a un vestuario, no era defensa ni ataque, era respeto. El respeto por encima de todo. Todos tenemos problemas, todos podemos quejarnos, pero el respeto hacia la gente que trabaja en el club, hacia el staff y hacia el compañero es la base de todo. No quería retrasos, no quería malos gestos, no quería sobrepeso. A partir de ahí, para mí sólo existen el campo y el entrenamiento. Me da igual tu nombre. Este estilo lo cogí de Helenio Herrera, que siempre decía que se juega como se entrena. Pero a partir de ahí, cuando se duchaban y se iban a casa, cada uno era libre de hacer la vida que quisiera.
Su primer Madrid era el de la Quinta del Ferrari. Mijatovic y Suker nunca han ocultado que les gustaba salir con frecuencia.
Sí, pero luego entrenaban muy bien. Mi primera pelea con ellos fue porque les quité la botella de vino de las comidas. Protestaron, negociamos y me pidieron por favor que al menos les dejara tomar una caña antes de cenar. A eso les dije que sí [risas]. Pero la más gorda fue cuando vino un directivo y me dio el nombre de tres jugadores que habían salido por la noche.
¿Quiénes?
No te lo voy a decir y te explico por qué. Estábamos en un momento clave, recuperando puntos al Barça y me cogí un gran cabreo. Al día siguiente reúno a todo el equipo antes del entrenamiento y empiezo a echarles la bronca: "Aquí hay jugadores que no son deportistas serios, os gusta demasiado la noche, os da igual ganar y esto no puede ser porque es una falta de respeto al resto. Tú, tú y tú no podéis seguir con nosotros". Y en esas sale Fernando Hierro y dice: "Míster, déjelo, estuvimos todos". Me mató, sólo le pude decir: "Serás hijo de puta". Y a entrenar como si nada hubiera pasado [risas].
¿Es cierto que Raúl se quejó de que Mijatovic y Suker no le pasaban?
No sólo es cierto que se quejó, es cierto que no se la daban. Al principio le dije que eso era una tontería, pero después de cuatro o cinco partidos fijándome vi que era descarado. Llamé a Pedja y Davor y me lo negaron todo, pero les puse el vídeo: "Venid para acá. Mira, mira, mira, mira, mira, mira. Todos esos pases claro no se los habéis dado". "No le hemos visto", me decían. ¿Ninguna? Les exigí que no volviera a pasar y a los tres partidos ya estaban otra vez igual. Esta vez ya me puse serio y les dije que si pasaba una sola vez más, uno de los dos se iba al banquillo. Sólo así pararon.
El ex entrenador italiano, en el hotel Palace de Madrid.

El ex entrenador italiano, en el hotel Palace de Madrid.

Ese verano vuelve al Milan y el Madrid gana la Séptima la temporada siguiente. ¿No le dio rabia?
No, porque hice lo que debía, pero parte de esa Champions es mérito mío porque ese Madrid llevaba tres años sin ganar nada cuando yo llegué y construimos un equipo nuevo y campeón con chavales, como Víctor [Sánchez del Amo] o Álvaro [Benito], hasta su lesión, y buenos fichajes. Porque no era un Madrid con tanto dinero como ahora y teníamos que acertar mucho. El fichaje que lo cambia todo es el de Roberto Carlos al Inter, que todavía no entiendo cómo pasó.
¿Por qué?
Acababa de fichar por el Madrid, aún estaba en Milán, me llama un representante y me dice: "Fabio, el Inter vende a Roberto Carlos". Respondí: "No es verdad, nadie es tan tonto". Y me insiste: "Te lo prometo y cuesta 500 millones de pesetas". Yo no me lo podía creer, es que ni siquiera era caro. Le dije que sólo me lo creía si me mandaba un fax con los papeles del Inter escritos y firmados. Eran las cuatro de la tarde y a las ocho me llegó el fax a casa. De verdad pensaba que era una broma. Llamé de inmediato a Lorenzo Sanz y le dije que viniera en el primer vuelo, porque como se supiera que lo vendían a ese precio iba a ser la guerra. A las 11 de la mañana del día siguiente estaba todo firmado. Fue el fichaje más rápido de la historia, pero es que una oportunidad así te cambia el destino. A veces el fútbol es incomprensible… porque está lleno de gente que no lo entiende.
Su segunda etapa fue la famosa Liga del clavo ardiendo, el Tamudazo y los goles decisivos de Reyes.
Aquello fue, de verdad, una remontada única e histórica en la que superamos muchos problemas.
Era el ocaso de los Galácticos, una idea de equipo que chocaba con usted.
No, no, ya ni Galácticos ni nada. Zidane y Figo ya no estaban. Roberto Carlos ya estaba acabando y tuvimos el problema de Beckham. Había firmado ya para irse a Los Ángeles y en el Madrid eso no había gustado nada porque le habían ofrecido renovar, así que Calderón y Mijatovic me pidieron que no volviera a jugar. Al principio obedecí, pero después de diez días viendo que Beckham entrenaba, entrenaba y entrenaba como el que más pese a estar apartado, dije: "Hasta aquí. Es un jugador de Madrid y va a jugar". No sentó muy bien en el club, pero me dio igual. Era lo justo.
Y estaba Ronaldo.
El mejor jugador al que he entrenado. Lo eché.
¿Cómo se despide a uno de los más grandes de la Historia?
Soy yo. Él estaba gordo, no quería bajar de peso y le gustaba demasiado la vida alegre. Además, lo peor no era eso, era que arrastraba a esa vida a los compañeros de equipo y me acababa creando un problema aún más grave. Le di la opción de adelgazar y comportarse, no quiso, fuera. No hay más. Pero igual que te cuento esto, te digo que Ronaldo, sin las lesiones y cuidándose, hubiera sido el número uno de la Historia, al nivel de Messi y Maradona. Por un lado no pudo y por otro no quiso. Hay futbolistas que son así. ¿Recuerdas a Guti?
Claro.
Un talento increíble, podía haber sido lo que le diera la gana. Yo hablaba con él todo el rato: "¿Por qué no te sacrificas un poco, llevas un tiempo una vida ordenada y con 36 años, cuando lo hayas hecho todo, ya te dedicas a disfrutar?". Y él me respondía: "Míster, hay que pasarlo bien ahora que luego es tarde". No hubo manera de convencerle. Y era talento puro porque mira la carrera que hizo sin poner interés. Por jugadores como Ronaldo o Guti me gusta destacar siempre lo importantísimo que ha sido Raúl en el Madrid. Cuando el equipo estaba durmiendo, él se ponía a correr, a presionar y los despertaba a todos. No tenía el talento puro de los otros, pero era tan inteligente y tan ambicioso que daba lo mismo. Ese es el futbolista que yo quiero.
El que lidia ahora con las estrellas del Madrid es su alumno Carlo Ancelotti.
Pero lo lleva de maravilla. Es el mejor del mundo en eso. Carlo ha sido inteligente como jugador y ahora es inteligentísimo como entrenador. Entrenar al Madrid no es fácil y a un Madrid con muchas estrellas es aún más difícil, pero él lo hace, como decís aquí, de puta madre. A veces la gente que no sabe de fútbol le desprecia, pero los que sabemos lo tenemos muy claro. Sabe cuándo necesita hablar alto y cuándo de cachondeo. Esa es la inteligencia que le ha permitido triunfar en todos los sitios. Como jugador, él se retira conmigo, en el Milan, y le ofrezco incorporarse de inmediato a mi equipo, pero ya tenía un compromiso con Arrigo [Sacchi] para ser su ayudante en la selección italiana. Como verás, los dos entrenadores que mejor le conocíamos ya sabíamos el gran técnico que iba a ser.
¿Será capaz de encontrar la fórmula para que Mbappé y Vinicius den su máximo nivel a la vez?
Seguro. Los grandes futbolistas siempre pueden jugar juntos… [Capello medita unos segundos]. Bueno, igual eso es un tópico. Cuando tuve en el Madrid a Van Nistelrooy y Ronaldo pensé: "Estos dos me meten goles, los pongo juntos y ya se arreglarán". Fueron titulares tres partidos y perdimos los tres. Así que los grandes futbolistas pueden jugar juntos menos Van Nistelrooy y Ronaldo [risas]. Ahora Mbappé se ha adaptado y ya no va a bajar el nivel porque es así de bueno. Vini tiene que lograr que no le afecte todo el ruido que hay a su alrededor. En lo del racismo tiene más razón que un santo, pero se descentra con mucha facilidad con cosas deportivas: los rivales, la grada, los gestos… Tiene mucho carácter y eso es bueno si sabe enfocarlo sólo al juego porque el talento le sobra.
Sin embargo, usted defendió el Balón de Oro a Rodri.
Sí, creo que fue el justo ganador: la Premier, la Eurocopa... Todo el mundo ha visto que es el director de orquesta de cada equipo en el que juega, que sin él todo funciona peor. ¿No estás viendo al City ahora?
Sí, claro. Usted nunca ha sido muy guardiolista, ¿está disfrutando esta caída?
[Risas] No, no, para nada. Además yo valoró mucho a Guardiola como entrenador, ha hecho cosas maravillosas. Yo he vivido tres revoluciones en el fútbol, una cada 20 años o así: el Ajax de Cruyff, el Milan de Sacchi y el Barça de Guardiola. No tengo ningún problema en decirlo.
El embajador de los Premios Laureus posa para la entrevista.

El embajador de los Premios Laureus posa para la entrevista.

Entiendo, pues, que el choque es más personal que futbolístico, ya discutieron cuando coincidieron como entrenador y jugador en la Roma.
No discutimos nada. El vino a decirme cómo tenía que hacer mi trabajo y yo le respondí: "Ponte a correr y luego hablas". Es que andaba por el campo y yo no iba a sacarle antes que gente que tenía muchas cosas mejor que él. Sin más. Ahí se acabó el debate. ¿sabes lo que no me gusta de Guardiola? Su arrogancia. La Champions que ganó con el City fue la única en la que no intentó nada raro en los partidos decisivos. Pero todos los demás años, en Manchester y en Múnich, en los días clave siempre quería ser el protagonista. Cambiaba cosas y hacía inventos para poder decir: "No ganan los jugadores, gano yo". Y esa arrogancia le ha costado varias Champions. Yo lo respeto, pero eso lo veo claro. Además, aunque eso ya no es culpa suya, ha hecho un daño tremendo al fútbol.
¿Por qué?
Porque todo el mundo se ha pasado 10 años intentando copiarle. Eso se ha cargado el fútbol italiano, que ha perdido su naturaleza. Yo decía: "¡Parad ya, no tenéis los jugadores de Guardiola!". Además se impuso la idea absurda de que jugar bien sólo era eso. Toque, toque, toque, toque, toque, toque, toque, toque... ¡Ahora en el fútbol italiano el portero juega el balón! Un desastre y además un aburrimiento que ha espantado a mucha gente del fútbol, les basta con ver los highlights. ¿Para qué vas a ver 90 minutos de pases y pases horizontales sin lucha, sin carreras…? Por suerte el fútbol está cambiando. Lo ha cambiado, la primera, España al ganar la Eurocopa con dos extremos y jugando rápido.
Supongo que está al día de la que hay montada en España con los árbitros.
En España, en Italia, en Francia… Donde menos en Inglaterra, por cultura, y ya empiezan a caer en esto también.
¿Cómo valora que el Real Madrid diga que existe una campaña arbitral en su contra?
Yo no creo en esas cosas. Al Madrid, como a todos, un día le perjudican y otro le favorecen y no es algo premeditado. Lo que pasa es que si hablamos de lo que ha pasado con los árbitros y el Barcelona, es normal que la gente sospeche porque todo lo demás son sólo teorías, pero que el Barcelona pagó al vicepresidente de los árbitros está demostrado.
Sus dos etapas en el Madrid coincidieron con esos pagos a Negreira. ¿Alguna vez sospechó?
No, ¿cómo iba a pensar algo así? Ni se me pasaba por la cabeza que alguien pudiera hacer eso.
Bueno, usted vivió un caso similar en Italia, el Calciopoli, en el que varios equipos fueron sancionados por manipular las designaciones arbitrales. La más castigada fue la Juventus que usted dirigía, a la que descendieron a segunda y le quitaron dos ligas.
Eso fue… [Resopla] Ganamos el título porque teníamos un equipazo, no necesitábamos ayudas ni teníamos ni idea de lo que podía estar haciendo la directiva. De todos modos, las sanciones fueron poco serias, porque se demostró que eran todos los clubes grandes de Italia y a unos nos castigaron mucho más que a otros. Lo del descenso, sin se hizo que se pague, lo injusto fue que nos quitaran los scudettos porque fueron legítimos. En la final de ese Mundial 2006, Italia-Francia, había nueve jugadores de la Juventus. Éramos los mejores.
¿Le sorprende que no haya habido castigo deportivo al Barça?
Sí, me sorprende mucho que no haya pasado nada. La justicia normal va lento, vale, ¿pero para qué está la justicia deportiva? Es un caso muy grave y no se entiende que el Barcelona pueda salir de algo así sin ninguna sanción, me da igual los años que hayan pasado, que tampoco son tantos.
Lorenzo Aguado, el 'viejo' canterano que se miraba en Nadal: "Se cocinó a fuego lento"

Lorenzo Aguado, el ‘viejo’ canterano que se miraba en Nadal: “Se cocinó a fuego lento”

Premio para el canterano con la trayectoria más extensa en la Fábrica. Lorenzo Aguado (Madrid, 2002), que debutó en la festividad de Reyes Magos con el Real Madrid, ha sido convocado por Carlo Ancelotti para la Supercopa de Yeda, un reconocimiento para un chico que atesora el récord de permanencia en las categorías inferiores: 14 años. Se incorporó al club con siete y desde el Benjamín B ha escalado todos los peldaños. Siempre de blanco, excepto en el curso 2021-22, con una cesión en el Navalcarnero.

«Es una alegría inmensa y el sueño de mi vida», exclamó el lateral diestro al término del partido con la Deportiva Minera. Nadie como él conoce los rincones de la Ciudad Deportiva. Es un fijo en el Castilla de Raúl González y ahora Carlo Ancelotti le ha abierto las puertas del primer equipo. El italiano destaca la seriedad y la polivalencia del chaval criado en Illescas (Toledo).

Lorenzo es un lateral con largo recorrido y olfato goleador. Ante la Deportiva Minera disputó 63 minutos, con un 100% de acierto en el pase y un par de remates a portería. También estuvieron firmes Diego Aguado, un central de sólo 17 años que viaja a Arabia Saudí, y Chema, un mediocentro (19 años) con gran envergadura (1,90 metros), parecido a Aurelien Tchouaméni.

«Parece lento, pero no lo es»

El otro canterano citado en la convocatoria para la Supercopa es el delantero Daniel Yáñez (17 años). Ellos, junto a Raúl Asencio, son los estandartes de una quinta que pretende quitarse complejos con sus coetáneos de La Masia. «Les he dicho que demostrasen su calidad. Son jóvenes y esta es una buena experiencia. Contamos con ellos», apuntó Ancelotti tras el 0-5 en Cargagonova.

En el Madrid señalan que Lorenzo atesora unas características similares a las de Miguel Gutiérrez (Girona), por su facilidad para jugar por el exterior y por dentro: «Tiene buena técnica, es un lateral moderno, al estilo Philipp Lahm o Joshua Kimmich. Parece lento, pero no lo es; cuando arranca nadie es capaz de superarle».

Toda la familia de Lorenzo Aguado vive en Illescas y es seguidora del equipo blanco. Su padre es empresario inmobiliario y de seguros. Su madre, educadora social, trabaja en un centro ocupacional. Su hermana mayor es enfermera y la pequeña es estudiante. Aguado se graduó en Ciencias de Deporte. Le apasiona el esquí y de chaval destacó en el tenis. «Era muy bueno, quería ser como Rafa Nadal, pero luego se decantó por el fútbol, porque le atraía más el ambiente de grupo; en el tenis es todo más individualista», dicen en el entorno cercano del lateral, que siempre se mira en el espejo de Dani Carvajal.

«Romper el techo de cristal»

El pasado verano renovó contrato hasta 2026 y mantiene la ilusión de abrirse paso en el primer equipo. En la pretemporada que hizo con el grupo de Ancelotti en Estados Unidos le aseguraron que contaban con él, que sería el tercer lateral derecho. «Este año ha aparecido Asencio, pero ya hace mucho que ningún canterano se asienta con autoridad en el primer equipo. Lorenzo tiene la esperanza de romper ese techo de cristal», inciden. «Se ha cocinado a fuego lento en un fútbol en el que ahora parece que si no debutas con 17 años no tienes nada que hacer. Atesora la capacidad defensiva de Carvajal y la facilidad para construir de Miguel Gutiérrez. Es muy fuerte, cuando se planta es muy difícil de desbordar».

Esta temporada se ha afianzado como una pieza básica en el Castilla. Juega como lateral y se desenvuelve bien como central. Es muy fiable. En la anterior sólo estuvo de baja en tres ocasiones, por una apendicitis, una lesión en una pierna y otra en las costillas. «Es muy joven y cuida mucho la alimentación. En su casa prosigue la preparación habitual del Castilla con la utilización de aparatos de recuperación y de regeneración celular». El canterano más experto que ahora ha iniciado su gran salto.