Ancelotti y su bloque de mármol

Ancelotti y su bloque de mármol

Actualizado Jueves, 18 abril 2024 - 19:16

Qué forma tan cojonuda de perder, ha dicho Guardiola. Y en esa frase viaja toda una preceptiva literaria que delata a los malos escritores, que son cuantos ignoran que se escribe con los verbos y no con los adjetivos, del mismo modo que se gana metiendo goles y no amontonando saques de esquina. Conste que sé apreciar esta versión madurada de Pep, más preocupado de profesar el debido respeto al rey de Europa que de construir una nación imaginaria;

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La intrahistoria de los penaltis del City - Madrid: el 'papelito' de Davide, Valverde iba a lanzar el 5º, el "riesgo" de Lunin...

La intrahistoria de los penaltis del City – Madrid: el ‘papelito’ de Davide, Valverde iba a lanzar el 5º, el “riesgo” de Lunin…

En el corrillo previo al inicio de la tanda de penaltis, Davide Ancelotti charlaba con su padre Carlo. En su mano, un papel con varios nombres: Lucas, Modric, Bellingham, Nacho, Valverde... El segundo entrenador del Real Madrid, e hijo de Carletto, había ido escribiendo los lanzadores de las penas máximas durante los últimos cinco minutos del partido. De repente, Fede admitió estar "muerto" físicamente y fue Rüdiger el elegido para tirar el quinto y definitivo. El que puso al conjunto blanco en otras semifinales de Champions League, las 12º en las últimas 14 temporadas. Un sinsentido.

"Cuando quedaban cuatro o cinco minutos empecé a pensar. Jude es lanzador. Luka es lanzador. Lucas es muy buen lanzador... Nacho tenía experiencia y personalidad y en los entrenamientos habíamos visto que iba decidido a un lado... Y Antonio es un jugador con huevos", describía Davide a EL MUNDO en la zona mixta del Etihad Stadium. "Federico iba a ser el quinto, pero ha dicho que estaba muy cansado, y estaba muerto la verdad, así que hemos decidido que lanzara Rüdiger. La decisión de los lanzadores es del cuerpo técnico".

En ese corrillo, Carlo Ancelotti iba uno por uno hablando con los lanzadores. "A mí me ha venido el míster, me ha dicho que tiraba y yo le he dicho 'claro'. Supongo que a los demás les ha dicho lo mismo", explicaba, riéndose, Lucas Vázquez, autor de uno de los goles, como en la tanda de penaltis de la Champions ganada al Atlético.

Los partidos que se deciden en penaltis siempre se definen como una lotería en la que el portero que más lanzamientos detiene termina siendo un héroe, pero Andriy Lunin no quiso saber nada de los dos términos. "No soy un héroe", se apresuró a decir al salir de los vestuarios, donde resumió el trabajo previo que había realizado para prepararse para la tanda. Siempre con Llopis, entrenador de porteros, como gran consejero.

"No soy un héroe. El héroe y el hombre del partido es el equipo", respondió el ucraniano, que comenzó la temporada como suplente de Kepa tras la lesión de Courtois y ha terminado siendo titular y estrella del cuadro madridista. "Preparamos los penaltis con el entrenador de porteros y teníamos tres jugadores con los que teníamos dudas de si me podía quedar en el medio o no. Al final elegimos a uno para quedarme en el medio, nos arriesgamos, y menos mal que ha salido bien", reflexionó.

Más allá del fútbol, han sido meses complicados para Lunin, cuya familia sigue en Ucrania, pendientes cada día de la guerra: "No es fácil, porque es una situación muy difícil para mi país, para mi familia... No es fácil entrenar día a día porque vas al entrenamiento y te llegan noticias, las peores noticias... Y tú tienes que estar concentrado en el fútbol mientras intentas ayudar a la gente. No es fácil, pero agradezco a todos los que me ayudan a mí e intentan ayudar a la gente".

Cuando Rüdiger marcó el gol, la imagen de Lunin lo dijo todo. El ucraniano apenas levantó los brazos mientras el alemán, fuera de sí, corría hacia sus compañeros. "Soy un hombre tranquilo, pero os puedo asegurar que soy el hombre más feliz del mundo ahora mismo". Modric fue el primero en llegar hasta él y a raíz del croata todos se fueron acercaron para abrazarle.

Mientras, Rüdiger dejaba a sus compañeros y se hacía una carrera de 80 metros en solitario hacia el sector de la grada donde estaba la afición del Madrid. El éxtasis. "Los jugadores me decían que iban a ganar, Lunin decía que iba a parar... Al final ha salido bien. Hemos tirado muy bien los penaltis y me ha sorprendido mucho Rüdiger. Esta temporada no habíamos tirado bien los penaltis, pero lo hemos hecho bien", comentó Ancelotti en zona mixta.

"La única manera de ganar"

Sobre el planteamiento, el italiano admitió que "era la única manera que teníamos de ganar aquí". "Hemos empezado bien, nos hemos adelantado en el marcador y después hemos empezado a sufrir, a luchar, a sacrificarnos... Hemos bajado demasiado el bloque, el City ha tenido más control, aunque siempre tiene más control. Yo pienso que hemos defendido muy muy bien. Todo el mundo nos daba por muertos, pero nadie puede hacerlo, el Madrid nunca muere", declaró.

"Físicamente la cabeza te mata, no estamos acostumbrados. Pero somos un equipo que trabaja, que puede sacar ese orgullo. Mira Jude, peleó en cada jugada y tuvo el coraje de lanzar el penalti", resumió Valverde.

Guardiola: "Qué manera tan cojonuda de perder"

Guardiola: “Qué manera tan cojonuda de perder”

A Pep Guardiola sólo le quedó felicitar al Real Madrid por su heroico desempeño en el Stadium of Manchester. "Claro que le doy mérito porque defendieron muy bien", subrayó el técnico del City, que eludió cualquier apelación a la justicia. "Hemos jugado de forma excepcional, pero no pudimos marcar. El fútbol es de goles y ellos lo hicieron un poco mejor en los penaltis", reiteró tras el tremendo esfuerzo de sus futbolistas.

Pese al dolor por la eliminación, Guardiola dejó una de esas frases que sus seguidores podrían esculpir en bronce. "Qué manera tan cojonuda de perder", exclamó. La apelación a su maestro Johan Cruyff, que decía no creer en la suerte, sólo representó el inicio del alegato. "Si la gente se lo ha pasado bien, yo encantado". De nada sirvieron los 33 disparos del City , 12 de ellos a portería y otros 12 bloqueados por la defensa. Una cifra cuatro veces superior a la de los blancos, cuya ofensiva se limitaría a un sólo saque de esquina, por 18 de los locales.

"Hemos jugado muy bien, pero no hemos podido cerrarlo. Sólo puedo pedir esto a mis jugadores. Claro que les doy mérito, porque han sido capaces de aguantar. Hoy nos ha faltado el último disparo, el último detalle. No queda más que aceptarlo", concluyó el ex preparador del Bayern. Por su cabeza parecía revolotear aún el brillante fútbol de su equipo, que amasó el 67% de la posesión, con un 92% de acierto en el pase. Y esa decisión táctica que había dejado al Madrid aún más contra las cuerdas.

Doku, ante Carvajal

Desde antes del descanso arrastraba una tarjeta amarilla, por una infracción sobre Jack Grealish. Ya tenía mérito aguantar al 10 inglés, pero el asunto para Dani Carvajal se complicó aún más en el minuto 72, cuando Guardiola dio paso a Jérémy Doku. Era un momento crítico para el City, frustrado por tanto asedio sin fruto. El extremo, de 21 años, debía añadir esa pizca de fantasía. Desde su primera finta, la hinchada skyblue lo vio claro: el pase a semifinales pasaba por la bota derecha de Doku.

Hay algo insondable en la mirada del belga, uno de esos regateadores de los que se puede esperar cualquier cosa. Como de Ousmane Dembélé, con quien comparte club de procedencia: el Stade de Rennes. En sus 45 minutos, participó en 55 jugadas y sólo erró un pase (26/27), con 10 pérdidas, pero con un tremendo desequilibro por su zona. Sólo el coraje de Carvajal, una bestia competitiva, permitió al Madrid sostenerse en pie. Hasta que la musculatura del lateral estalló en el minuto 110. Contener a Doku representó la última frontera para el Madrid, sujetado bajo su larguero durante toda la noche.

Nada hubiese sido posible sin Lunin, que ya venía avisando antes de sus dos paradas en la tanda decisiva. El ucraniano, autor de ocho intervenciones y siete despejes, se impuso en casi todos los duelos aéreos de la noche. Sobre el mismo césped donde Thibaut Courtois cayó masacrado hace poco más de un año. Uno de esos escenarios que definen toda una carrera. Fue la noche de Lunin, como también la de un City que llevó el partido a unos niveles inasumibles para cualquier rival que no sea el Madrid.

Carvajal, ante Doku, el miércoles en Manchester.

Carvajal, ante Doku, el miércoles en Manchester.EFE

Porque con esa extenuante presión, ambiciosa y sincronizada, el equipo de Guardiola no sólo impedía cualquier amago de contragolpe, sino que recuperaba en posiciones de privilegio. De las intenciones había avisado, en el el sorteo Kyle Walker, quien eligió la primera posesión, en lugar de la habitual parcela de ataque en su guarida, donde el City encadenaba 41 partidos sin derrota. Un acontecimiento tan anómalo como los saques de fondo resueltos con balones en largo de Fede Valverde y Nacho. Casi sin aliento para sacudirse lo que se les venía encima, los hombres de Carlo Ancelotti sí resolvieron su primer acercamiento ante Ederson.

24 disparos en el área

La regularidad de Rodrygo en la Champions se entiende mejor a tenor de los cinco goles y las dos asistencias con las que ha saldado sus tres últimas participaciones. Un par de años después de su milagrosa aparición en semifinales, el brasileño volvió a aparecer puntual ante el City, su víctima favorita (cuatro goles en siete partidos).

La efectividad del 11 contrastó con la inoperancia rematadora de Erling Haaland, que volvió a cerrar una noche aciaga ante el 14 veces campeón de Europa. Antes del pitido inicial, Luis Figo había entregado al noruego el premio al máximo goleador de la pasada Champions, pero su infortunio volvió a concretarse con un cabezazo al larguero. A diferencia de hace ocho días en el Bernabéu, cuando resolvió con tres disparos lejanos, el City chutó 24 veces en 120 minutos desde dentro del área. Salvo con Kevin de Bruyne, al grupo de Guardiola le faltó esta vez la puntería. Y eso se paga muy caro en la Champions.

El Real Madrid gana o pierde, pero con el alma de quien nunca muere

El Real Madrid gana o pierde, pero con el alma de quien nunca muere

La resistencia no es la cualidad que más se asocie al Madrid, amo del vértigo y de las transiciones. No hay resistencia posible en el alto nivel de la Champions sin un control emocional superlativo, el que se necesita para pasear por el contorno de un cráter. El Madrid lo tiene, sea para lo que sea, también para aquello en lo que no tiene costumbre, con sus héroes o con sus antidivos, Lunin, Rüdiger, Nacho, Carvajal y hasta Lucas Vázquez. Fueron

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Lunin también es un héroe, detiene dos penaltis y saca al Madrid vivo de la tormenta de Manchester

Lunin también es un héroe, detiene dos penaltis y saca al Madrid vivo de la tormenta de Manchester

Desde los once metros, después de evitar el hundimiento del Titanic mientras chocaba con cientos de icebergs y le golpeaban disparos de granizo sin cesar, en otro ejercicio de supervivencia tan extrema como inexplicable, el Real Madrid se metió en las semifinales de laChampions en el estadio del actual campeón, superado físicamente durante gran parte del choque. Como si necesitara nuevas historias para contar a sus nietos. En esta última el héroe será Lunin, ucraniano, que detuvo dos penaltis para entregar a Rüdiger el tanto decisivo.

El Etihad abucheó el himno de la Copa de Europa antes del pitido inicial y el Madrid, como si le hubieran golpeado donde más le duele, le respondió con un gol que hizo tambalear los cimientos de la dinastía de Abu Dhabi en Manchester. A los 12 minutos, Rodrygo culminó lo que Ancelotti había trazado en la pizarra del vestuario. Un balón largo a Bellingham, una descarga para Valverde, un pase a Vinicius al espacio, un toque atrás para Rodrygo y un 0-1 que cambió la dinámica del partido y metió un rato a los blancos en las semis.

Hasta el tanto del brasileño, el Madrid había sido valiente. Tuvo coraje y personalidad, lo que le había pedido Carletto unas horas antes. Pero también fútbol. Apretó al City en su propia área, gastó oxígeno en intentar robar en salida y tuvo paciencia con balón, acumulando posesión durante varios minutos mientras su rival corría. Todo lo que no pudo hace un año.

De una eliminatoria a otra, Ancelotti cambió a Modric por Camavinga y a Benzema por Bellingham, y el equipo lo notó en sus piernas. El francés y el inglés, junto a Valverde, Vinicius y Rodrygo, fueron la primera línea de presión, con Kroos resguardando sus espaldas. El plan estaba claro: morder hasta marcar.

Guardiola, ya con Walker en el lateral, recuperó a De Bruyne, haciendo Akanji labores de mediocentro en ataque. Las inesperadas arrancadas del suizo desequilibraron el muro del Madrid y provocaron las mejores ocasiones locales, como el cabezazo al larguero de Haaland, que siempre buscaba emparejarse con Nacho.

El Madrid tuvo pulmones para meter miedo en alguna contra, con un disparo de Carvajal y una arrancada de Valverde como opciones, pero el paso de los minutos le entregó el balón y los ataques al City, incapaz de superar a Lunin, sobresaliente. El duelo pasó del fútbol al balonmano, con los de Guardiola colocados en campo rival, moviendo la pelota de un lado a otro y encontrando oportunidades sin parar. Haaland, De Bruyne y Grealish pudieron empatar, pero entre Lunin y Rüdiger, imperial saliendo al corte de un disparo del inglés, salvaron la ventaja.

El asedio 'citizen'

El guion no cambió tras el descanso. El Madrid encerrado en su propia casa, con el cerrojo de la puerta echado, las persianas bajadas y, por si acaso, una silla bloqueando el pomo de la puerta. Así de extrema era la situación en un Etihad eléctrico, ahora sí.

Lunin sacó una volea de Grealish en el 46, Nacho salvó una carrera de Haaland en el 51, el ucraniano detuvo un disparo de Foden en el 52, Akanji remató alto en el 57, Grealish se encontró con el portero en el 69... La corriente citizen empujaba y el dique madridista comenzaba a perder agua, falto ya de pulmones después de correr una hora detrás del balón. El gol le dio ventaja, pero el partido le entregó un sufrimiento físico extremo que terminó pagando.

En el 75, en su único error en meses, Rüdiger le dejó en bandeja el empate a De Bruyne. Doku, aire fresco que Guardiola introdujo por Grealish, encaró a Valverde y puso un pase atrás que el central alemán despejó mal, a los pies del belga, que en área pequeña no perdonó.

El City quiso más durante más tiempo y mostró la ambición y el fútbol que el Madrid sólo entregó durante el tramo inicial de la primera parte. Vacío de aire e ideas, el conjunto de Ancelotti no hiló dos pases en ataque en la segunda parte y fió toda su suerte continental a la falta de acierto del campeón de Europa y a algún pelotazo que pudieran cazar Vinicius o Rodrygo a la contra. Mucho esfuerzo defensivo, pero poca madera para semejante obra.

Caos y penaltis

Sin tiempo para reflexionar, De Bruyne envió incomprensiblemente al cielo un pase de la muerte que parecía la culminación de la remontada. El Madrid no respondía, pero el minuto 90 aterrizó en el Etihad para darle a los blancos una prórroga que seguro firmaban antes del inicio.

En el tiempo extra, el campo siguió inclinado hacia Lunin, pero el City, también castigado, golpeó menos y el Madrid llevó su barco hasta la última orilla: los penaltis. Ederson le paró uno a Modric, pero Lunin detuvo dos a Silva y Kovacic para que Rüdiger marcara el quinto y escribiera una nueva novela madridista.

El origen del "clásico moderno" entre Ancelotti y Guardiola, los árboles de Múnich y una conexión: "Un grande in bocca al lupo, Carlo"

El origen del “clásico moderno” entre Ancelotti y Guardiola, los árboles de Múnich y una conexión: “Un grande in bocca al lupo, Carlo”

El 11 de julio de 2017, en su primer día en Säbener Strasse, la ciudad deportiva del Bayern de Múnich, Carlo Ancelotti se encontró un mensaje en la pizarra de su nuevo despacho: "Con tanta stima, un grande in bocca al lupo, Carlo!! ("Con mucho cariño, toda la suerte del mundo, Carlo!!"). La letra, escrita en color verde sobre el fondo blanco de la tabla, era de Pep Guardiola. El lector se puede imaginar la mueca del técnico italiano: una ceja levantada, tímida sonrisa. "Tenemos una muy buena relación", admitió en ese momento.

Carlo y Pep no son amigos, no se llaman constantemente ni cenan juntos, pero hay dos palabras que les unen en la distancia, confirmadas por las personas que mejor les conocen y por ellos mismos cuando tienen la oportunidad: "Respeto y admiración". Los dos entrenadores han cruzado fronteras, han entrenado en España, Alemania e Inglaterra, han evolucionado en su estilo de juego y dirección, en la gestión del vestuario... Y lo más importante: han ganado más que nadie y ahora, enfrentados en el Etihad Stadium en lo que los dos llaman el "clásico del fútbol moderno", se juegan una nueva coronación.

7.500 habitantes tiene el pueblo de Pep, Santpedor. 9.000 el de Carlo, Reggiolo. Ambos mediocentros organizadores de clubes que dominaron Europa, ambos exitosos en su salto a la pizarra. "A mí no me importa lo que piensen de mí, él es un gran entrenador", aseguró el italiano, preguntado por aquellas voces que dicen, con cierta ironía, que es sólo un "gran gestor". "La gente no tiene ni idea de lo que es un gran gestor", respondió Guardiola hace unos días.

Paralelismos

Los paralelismos en las carreras de Ancelotti y Guardiola llaman la atención cuando se estudian sus currículums. Los dos empezaron a entrenar en la elite más absoluta antes de los 40 años. Carlo en la Reggiana, con 36, antes de dar el salto al Parma con 37, edad a la que Pep asumió el banquillo del Barça.

Ancelotti ganó su primer título como entrenador a los 40, levantando la Intertoto con la Juventus en 1999 antes de irse al Milan para ganar la Champions con 44 años, en el 2003.

Guardiola no esperó tanto. En su primer curso levantó el famoso sextete. Una copia de la extraordinaria rapidez que también le había llevado a elevar Liga, Copa y Champions como jugador con 20 y 21 mientras Ancelotti tuvo que aguardar para ganar la 'orejona' con el Milán, vestido de corto, a los 30. La precocidad fue de Pep, pero la acumulación de títulos pone a los dos en la misma línea de éxito temporal. Cuatro Champions, Ligas en cinco países diferentes y 27 títulos para Carlo, 3 Champions y 37 títulos para Pep.

En 2007, a los 48 años, Ancelotti levantó su segunda Champions como entrenador. Las dos con el Milan, con una perdida por el medio, aquella en Estambul. En La Décima de 2014 tenía 55 y en la de 2022 63 primaveras.

Guardiola ganó la primera con 38, la segunda con 40 y tuvo que esperar 12 años (ya con 52) para la tercera, tres años menos que el italiano. Como Ancelotti, perdió una por el medio (2021). Son los únicos entrenadores, junto a Jose Mourinho, Brian Clough, Arrigo Sacchi y los madridistas Miguel Muñoz, José Villalonga y Luis Carniglia, capaces de ganar dos Copas de Europa antes de cumplir 50 años. Un escalón por encima está Zinedine Zidane, con sus tres títulos consecutivos a los 46.

"Recuerda mucho a aquella"

A pesar de lanzarse muy jóvenes al éxito, Guardiola y Ancelotti han tardado en convertir su enfrentamiento en "clásico". Midieron por primera vez sus fuerzas en los banquillos hace diez años, en abril de 2014. El de Santpedor como técnico del Bayern y el de Reggiolo como entrenador del Madrid. Y allí, en aquella semifinal de Champions entre los alemanes y los españoles, el italiano le infligió al catalán una de sus peores derrotas. 0-4 en Múnich, donde iban a "arder hasta los árboles", para un Madrid que acabaría levantando La Décima.

"Una de mis grandes cagadas como entrenador", reconoció el entrenador español. Una década después, los dos se vuelven a cruzar con el sentimiento reciente de la venganza de Pep en las semis del año pasado y con los árboles de Múnich de regreso a la memoria madridista. "Esta eliminatoria recuerda mucho a aquella, el gran Bayern iba camino de Lisboa y mira...", reflexionan estos días voces cercanas al vestuario de Valdebebas. La resolución, en el Etihad.

Los “nervios” de Bellingham en su primera rueda de prensa: “La lesión me mató, no me importa la crítica”

Actualizado Martes, 16 abril 2024 - 18:48

El 15 de junio de 2023, Jude Bellingham apareció por primera vez en la sala de prensa de Valdebebas. Durante estos meses ha marcado muchos goles, ha enamorado al Bernabéu y se ha convertido en el líder del Madrid, pero hasta hoy, 16 de abril de 2024, no había vuelto a comparecer ante los medios. Diez meses después, el centrocampista británico fue el protagonista del conjunto blanco en el Etihad Stadium, en la previa de la vuelta de cuartos contra el Manchester City, algo que él mismo admitió que le daba nervios: "Estoy más nervioso por esta rueda de prensa que por el partido de mañana", confesó nada más empezar.

Bellingham, criado en Birmingham, ciudad que compite desde hace años con Manchester por ser el segundo núcleo urbano de Inglaterra, se mostrará por fin ante el fútbol inglés, ese que ha rechazado dos veces: cuando decidió irse a Dortmund y cuando optó por firmar con el Madrid. "Me siento agradecido cada vez que llevo el escudo en el pecho y nunca me voy a cansar de esto. Jugué en Dortmund durante cuatro años, es diferente al inglés pero se aprende mucho. Quizás no hubiera tenido tantas oportunidades aquí. Creo que he tomado buenas decisiones gracias a mis padres", reflexionó.

El centrocampista inglés confesó que la lesión de tobillo que sufrió a mitad de temporada le "mató". "Pienso que empecé la primera mitad muy bien... y yo creo que lo me mata el ritmo es la lesión. Luego supero lo del dolor en el tobillo, juego contra el Valencia, marcó un gol... y me sancionan. Me ha influido el ritmo y en los últimos meses mi papel en el equipo ha cambiado un poco. Tengo confianza y no me importa la crítica", declaró.

"No marcar me crea ansiedad"

Sobre su sequía, reconoció que le crea un poco de ansiedad, pero que lo que más le preocupa es que el equipo no gane: "Yo creo que lo que me crea ansiedad es no marcar... y que el equipo no gane. Yo quiero añadir diferentes cualidades, pero creo que puedo ayudar más al equipo en otras facetas. Quería marcar un gol con el Madrid y llevo 20".

Una cifra que para el inglés tiene un pequeño culpable: Ancelotti. "Sería justo decir que es el que mejor rendimiento me ha dado. Él me llena cada día de confianza, te hace sentir cómodo. Me ha ayudado mucho y me ha hecho creer que puedo ser todavía mejor de lo que soy. Gracias a él mis inicios en el club han sido positivos".

"no me quita el sueño"

El 4-0 del año pasado sigue deslizándose por el ambiente del Etihad Stadium, también para un Bellingham que no estuvo en aquel duelo pero que sabe lo que dolió aquella derrota en el vestuario: "Hablé con algunos de los chicos. Les afectó mucho. Yo también tuve derrotas duras y hay que entender que es un nuevo partido. No empiezas 4-0 abajo. Están todos en modo profesional y tenemos confianza"

Ancelotti, por su parte, rechazó cualquier miedo: "No creo que el madridismo esté inquieto. Es la Champions, le pone feliz", bromeó, y reconoció que "no me quita el sueño". "Lo que me quita el sueño es comer mucho".

Guardiola: “Elogio al Madrid porque lo pienso. No me creéis…”

Actualizado Martes, 16 abril 2024 - 14:57

El fútbol europeo regresa de nuevo a Manchester para testar las virtudes y la ambición del City de Pep Guardiola, convertido en en equipo grande (por resultados) de la ciudad. El técnico catalán observa en el horizonte la posibilidad de repetir conquista continental pero para ello tendrá que pasar por encima, otra vez, del "Rey de la competición", como definió Bernardo Silva al Real Madrid.

El portugués acompañó al entrenador de Santpedor en una rueda de prensa que ya suena familiar. Las caras de los periodistas británicos y las de los españoles son cada vez más familiares en la ciudad deportiva 'citizen'.

"Esto siempre es especial para mí", confesó Guardiola, preguntado por los Madrid-Barça de hace más de una década: "Los Madrid-Barcelona son partidos con mucha presión y tensión. Debemos dejar el pasado. Ahora es todo más difícil. Si perdemos, perderemos ante el Madrid, se lo merecerán".

Pero que sea especial para él "no cuenta", añadió, centrándose en la necesidad de tener presión: "Hace falta esa presión. Si piensas que ya lo has hecho... no tendremos ese hambre extra para competir estos partidos. Hay que llevar la energía adecuada y necesitamos a nuestra gente. A veces hay que sufrir porque es imposible dominar durante los 90 minutos", reflexionó, anunciando que Kyle Walker, veloz lateral derecho que fue baja en la ida, parece estar listo para el encuentro.

Sobre las similitudes con la eliminatoria del año pasado, Guardiola elogió al Madrid y dejó un comentario a sus críticos: "Con diferentes jugadores, tenían un gran equipo. Benzema, Modric... es un equipo excepcional. Sé que cuando digo las cosas positivas del Madrid la gente no me cree. Cuando era futbolista o ahora como entrenador, la gente mira mis comentarios y yo no puedo controlar eso".

El catalán reconoció que respeta al Madrid pero no le teme: "Le respeto mucho, pero temor no. Les elogio porque lo pienso así. No me creéis. Si digo lo de la hierba al final es un problema suyo, pero si piensan que está bien, pues muy bien. Si me ganan, como ha pasado muchas veces, les felicitaremos y mucha suerte para el futuro".

Bernardo, por su parte, asumió el favoritismo de su equipo: "Obviamente me inspira y me motiva lo que ha hecho este equipo desde mi llegada. Queremos crear ese legado. Queremos otra Premier, ganar la Champions por segunda vez consecutiva, que nadie lo ha logrado en Inglaterra".

El centrocampista portugués, autor de un gol en la ida, admite que no ha vuelto a ver el encuentro del año pasado y define al Madrid como "el mejor equipo del mundo individualmente". "Van a querer vengarse. Individualmente son el mejor equipo del mundo, así que tenemos mucho respeto. Juegan de una forma muy diferente de ka nuestra. Sientes que tienes el control del partido... y te hacen dos goles en un momento. Es una sensación muy rara y por eso han ganado tantas veces esa competición".

Silva manifestó su respeto por Kroos y Modric, dos futbolistas que le inspiran: "Sin duda. Son ejemplos a seguir. La consistencia a la que juegan, llevan 15 años haciendo esto... y después de todo lo que han conseguido, siguen trabajando. Son un ejemplo para los niños, que vean como se tienen que comportar en el campo".

La táctica de Ancelotti que "sorprendió" a Guardiola y el excesivo descanso del Madrid: "Nos gusta más jugar cada 3 días"

La táctica de Ancelotti que “sorprendió” a Guardiola y el excesivo descanso del Madrid: “Nos gusta más jugar cada 3 días”

Sensaciones extrañas en la zona mixta del Santiago Bernabéu. Real Madrid y Manchester City volvieron a empatar camino de la vuelta en el Etihad Stadium y por los pasillos del estadio nadie parecía del todo contento. b, con la cabeza agachada y el rostro serio, pasó por delante de los periodistas sin mover la vista ni un centímetro del horizonte, lejos de las sonrisas que había dejado el año pasado. El noruego apenas tocó balón, fruto de una presión agobiante de Rüdiger sobre él y del resto de los jugadores del Madrid sobre sus compañeros. Hombre a hombre. "Muy raramente lo habíamos hecho y salió bien. Hemos recuperado muchos balones", admitió Ancelotti sobre una de las claves del 3-3.

El técnico italiano decidió cambiar algunas cosas de su once ideal ante la visita de Guardiola. Intercambió las posiciones de Rodrygo y Vinicius, escoró al '11' a la izquierda y centró al '7', defendió en un 4-2-3-1 y eligió a Tchouaméni para acompañar a Rüdiger en el centro de la zaga. Si analizamos sólo el primer minuto, le salió horrible.

Tchouaméni tardó 40 segundos en ver la amarilla que le deja fuera del partido de vuelta y Bernardo Silva tardó apenas 60 segundos en batir a Lunin para el 0-1. Las caras en el banquillo madridista eran un poema, pero no cambiaron el plan de partido. La idea era clara y funcionó: "Hemos empezado mal, con un gol en contra, pero el equipo lo ha manejado bien, robando y buscando transiciones. Con el cambio de posición entre Rodrygo y Vinicius buscaba mantener la buena racha de Rodrygo, que jugó muy bien contra el Athletic, a Vini realmente no le cambiaba casi nada lo que tenía que hacer", explicó Ancelotti.

Su decisión sorprendió a Guardiola: "Me ha sorprendido ver a Vinicius centrado, sí. Había escuchado a Ancelotti decir que no le había gustado el 4-3-3 contra el Leipzig, y pensé que si lo decía no lo iba a hacer contra nosotros. Han tenido sus momentos. El tema es que no puedes parar siempre sus transiciones, es imposible pensar que el Madrid no te va a correr. La cosa es que te lo haga lo menos posible, hoy nos lo han hecho mucho", admitió el de Santpedor.

Vinicius, Rodrygo y Valverde dispararon tres veces a puerta cada uno y aprovecharon los errores del City en salida de balón, fruto de la presión madridista, hasta que el pulmón del conjunto blanco comenzó a sufrir. "Ellos no se esperaban verme por la izquierda, porque siempre está Vini y hoy lo hicimos diferente, una táctica nueva. Salió bien, pese a que el resultado no fuese el que queríamos", declaró Rodrygo.

"Mientras tuvimos piernas..."

La presión hombre a hombre del Madrid impulsó al equipo pero también le hundió cuando los jugadores empezaron a estar más fatigados. "El partido ha sido bueno hasta que hemos perdido energía. Ahí ya hemos tenido que poner bloquebajo y buscar más las transiciones", explicó Ancelotti. En zona mixta, Fede Valverde se reconocía "muy cansado". "Mucho desgaste después de estar corriendo tantos minutos detrás de la pelota, ya nos costaba salir a la contra. Intentamos robar más arriba, presionarles más porque sabíamos que con nuestra velocidad les podíamos hacer daño. Y mientras tuvimos piernas y oxígeno nos dio para marcar goles", reflexionó.

El uruguayo también se refirió al calendario, que les dio una cierta ventaja a la hora de tener más descanso que el City para el partido, pero según Valverde es un arma de doble filo. "Yo, y hablo por mí, estoy acostumbrado a jugar cada tres días, nos gusta más y nuestro cuerpo se acostumbra a eso. Cuando paras una semana y dices 'voy a descansar' es peor. Parece que te cuesta el doble, te cansas más, te contracturas más durante el partido... Pero es parte de quien hizo el calendario".

El mejor partido del mundo

El mejor partido del mundo

Espectacular, el mayor espectáculo del mundo del fútbol. Un disparate de momentos estelares. Sólo un pero: El Madrid fue mejor, más incisivo, pero sus tres fenómenos de ataque no tenían mucha dinamita. Y pudieron derribar a un City que siempre jugó con el partido de Manchester como un estigma.

Pareció increíble. En dos minutos, el Madrid había dado la vuelta al partido. Lo hizo tras un regalo a Bernardo Silva propiciado por no tapar huecos con una barrera digna y el estúpido movimiento de Lunin, que deja sesgos de panoli.

El Madrid mató el orgullo de Guardiola con un disparo de suerte de Camavinga y un supremo gol de Rodrygo. El Madrid tuvo la oportunidad de derrumbar al campeón de Europa, que lo tuvo ko durante más de quince minutos, pero siempre aparece el fantasma del "bloque bajo" de Ancelotti, cuando hubo hasta tres oportunidades de acabar con el City.

El problema fue que los dos atómicos brasileños no tienen mucha facilidad para el gol. Y Bellingham, ¿dónde estaba el fénomeno del Madrid? Tanta propaganda ha hecho del jugador un despojo. Ni corta, ni crea, ni ya llega al gol como antes. Lo peor es que quizá hizo su peor partido en el momento justo que debía dar algo especial.

El Madrid, en el minuto 60, ni tenía energía ni llegaba a los choques. Kroos y Camavinga no pudieron aguantar al City como en el primer tiempo. No obstante, cabe destacar el supremo marcaje de Rüdiger a Haaland, al que se ve perdido en el City actual.

Entonces ocurrió que Foden se encontró con una balón suelto, sin Mendy a su lado, y la puso en la escuadra. Encima, más increíble fue que el City se puso otra vez por delante con el gol de un defensa que no ha marcado un tanto en su vida. Fue Gvardiol, un croata que ni suena a Pep. El Madrid estaba extenuado y a punto de abdicar.

Y apareció otro gran espíritu del indomable Real Madrid. Vini estaba que no podía correr y dio el pase Valverde, que llevaba una racha omnipresente sin marcar y clavó el gol más bélico y glorioso de esta Champions.

Atreverse a pronosticar el resultado de la eliminatoria puede ser un suicidio. Desde cualquier estimación es lógico pensar que el City tiene el poker en sus manos. Sobre todo, teniendo en cuenta el antecedente del cuatro a cero del año pasado.

Por otra parte, hay que testificar que esta temporada está peor el City y el Madrid puede hacer mucho daño al equipo de Guardiola, que fracasó al intentar anular la velocidad de los brasileños. Lo que no se olvidará es que vimos el mejor partido de Europa, el mejor del mundo.