Lamine Yamal reivindica el Balón de Oro y reta a Cristiano: "Es una leyenda, pero haré mi trabajo, que es ganar"

Lamine Yamal reivindica el Balón de Oro y reta a Cristiano: “Es una leyenda, pero haré mi trabajo, que es ganar”

Lamine Yamal salió del Stuttgart Arena asombrando tanto como en la Eurocopa. Si el duelo ante Francia media su altura para pelear el Balón de Oro con Dembélé y quien sabe si también con Mbappé, la conclusión la dicta que salió del partido como mejor jugador. Ahora le espera Portugal con Cristiano Ronaldo. "Es una leyenda, pero haré mi trabajo que es ganar", advierte.

Mientras, cosecha elogios. "Lamine ha dado un golpe en la mesa. Es el mejor del mundo y merece el Balón de Oro", sentenció Luis de la Fuente. "Cada cosa que hace, sorprende", resumía el presidente de la RFEF, Rafael Louzán. Su compadre Nico Williams, que bailaba con Samu y Gavi, antes del duelo, como si fuera un torneo de juveniles y no una semifinal, lo que quiere es que siga concentrado: "Dejadle tranquilo, que tiene que ganar la final". Bien sabe que nada le despista.

"Lo importante es hablar en el campo. Como le digo a mi madre, para estos partidos juego al fútbol, son los que me motivan", avisó la joven estrella que, como todos, hubiera preferido sufrir un poco menos. "El resultado en el minuto 60 era muy grande, pero sabemos que tienen jugadores de clase mundial", recordaba. Para cuando Francia quiso apretar en el minuto 80, España ya les había avergonzado en dominio y acierto goleador. Dieron el susto, sí, pero esta selección irreverente olvida los "desajustes", como los calificó Merino, y mira ya cómo vencer a Portugal. "Firmo terminar todos los partidos así", decía el seleccionador. "Estoy feliz porque era un partido dificilísimo con dos de los mejores equipos del mundo. Hemos aprovechado nuestro momento, no es fácil meter a un rival cinco goles, y ellos también", sintetizó.

Quizá fuera Stuttgart la clave. Si España juega en su Arena, Mikel Merino aparece como protagonista y si el rival es Francia, Lamine Yamal aparece para destriparla y, aunque apretando los dientes, encadenar 24 partidos oficiales sin perder, 20 victorias y cuatro empates. Ya ha agarrado al equipo de Javier Clemente y amenaza al exitoso de Vicente Del Bosque. Ante Portugal podrá revalidar su condición de campeón de la Liga de Naciones y sumar tres títulos en tres años. Alemania convertida en Tierra Santa.

Los recuerdos de Merino y Pedri

La selección creó en el estadio alemán los recuerdos del pase a las semifinales de la Eurocopa con un gol de Merino a los anfitriones. "Me está dando grandes alegrías", reconoció el jugador del Arsenal. En septiembre de 2020 este mismo estadio vio su debut como internacional, con su padre en la grada. No podía imaginar el histórico futbolista de Osasuna que, cuatro años después, su hijo celebraría un gol que llevaba a España a semifinales de la Eurocopa dando la vuelta al banderín de córner como él hizo en 1991 en un duelo de la entonces Copa de la UEFA. Mucho menos se le pasaba por la cabeza que exactamente once meses después, volviera a hacerlo para encaminar a la selección de nuevo a una final, esta vez de la Nations League. Dos homenajes, además, ante Alemania y Francia que convierten esos goles en inmortales.

Su tanto fue 'conexión Real', con Zubimendi en el inicio de la jugada y el entendimiento con Oyarzabal, que lo dejó solo ante Maignan. Ya había asistido el capitán txuriurdin a Nico Williams, quien abrió el marcador tras una asistencia en pelea con el gigante Konaté. Por algo De la Fuente le tiene fe ciega y es el máximo goleador con nueve tantos y pudieron ser diez si no llega a ser por su generosidad.

Cuando a Lamine lo cazó Rabiot en penalti, se acercó a la estrella culé y le animó a lanzar. No falló pese a ser el primero que pateaba como profesional y dejó sentenciada una eliminatoria que, es justo decirlo, también sostuvo Unai Simón con sus paradas durante algunos minutos. Así lo hizo De la Fuente: "Me alegro mucho por él porque ha sido cuestionado y maltratado durante mucho tiempo".

No parecía que España tuviera miedo al despertar francés, pero por si acaso Pedri marcó un gol magistral, advirtiendo al portugués Vitinha de que está listo para mirarle a los ojos y disputarle la pelota el próximo domingo. De aquellas lágrimas por caer lesionado en la Eurocopa a celebrar su acierto. También durante todo el partido hubo recuerdos en forma de pitada para Marc Cucurella, como si hubiera sido culpable de aquella mano que nadie olvida en Alemania.

Sin defensa que pare a Lamine

Pero aún tenía que aparecer otra vez Lamine Yamal para burlar a toda la defensa gala y, aunque fuera de punterón, marcar su segundo tanto. Tenía razón Deschamps: no ha habido aún una defensa capaz de parar al talento de Rocafonda. España se estaba divirtiendo y hasta pudo haber sumado a la fiesta a Dean Huijsen en su segundo partido como titular. Su gol, el tercero para España tras una jugada ensayada de libre indirecto, fue anulado por un justísimo fuera de juego.

El camino de rosas que dibujó España con el 5-1, porque había aparecido Mbappé, se fue complicando en parte por la relajación de haberse visto tan superiores pero también a causa del ataque de rabia de Francia, que no quería salir tan humillada de la Nations League. Echó mano Deschamps del debut de Cherki, que se estrenó con golazo, y Kolo Muani tanto para intentar remontar como para maquillar el varapalo que pone en la picota la cabeza del seleccionador.

Una selección prodigiosa con un vergonzoso final

Una selección prodigiosa con un vergonzoso final

Actualizado Jueves, 5 junio 2025 - 23:40

Una selección prodigiosa acabó con la soga al cuello y pidiendo la hora, cuando había hecho un milagroso 5-1, nada menos que a Francia, que quizá tiene mejores jugadores. Pero Deschamps es un un pecado mortal francés.

Todo había sido lujo y maravilla excepcional en la selección española. Con un iluminado llamado Lamine Yamal. Un fenómeno que juega a otro fútbol y que no es de nuestro tiempo. Juega el futuro del fútbol.

Pero la descomunal exhibición acabó en ridículo, con una España que se marcaba en propia puerta, mientras el equipo galo era una apisonadora. Y la pena es que lo que hubiera sido un tanteo escandaloso acabó en una final vergonzoso, con una victoria pírrica, incluso dudosa por la enorme cantidad de goles fustrados por el desacierto francés o las paradas imposibles de Unai Simón.

El gran mérito de esta selección había sido la apabullante lección táctica, posicional, inconcebible porque jamás dejó ni un sólo contragolpe a los galos, justo con los diablos como Dembelé y Mbappé, reyes y rayos vertiginosos, que jamás pudieron ejercer lo mejor que saben hacer.

La horrorosa Francia posicional de Deschamps siempre tuvo que atacar en estático, sin metros para sus fenómenos, sin lineas de tiro siquiera.

Pero llegaron los torpes cambios del seleccionador español, que con las salidas de Pedri y Nico Williams descompuso tácticamente en ataque y en sentido posicional a un equipo donde ni Zubimendi ni los defensas podían creer en sus propias fuerzas.

En cualquier caso, otra muesca más de una selección absolutamente invencible, a pesar de todo sus errores de libro. Ya está en otra final europea. Con esfuerzo, desastre final, pero con el tanteo a favor.

Por mucho que cuenten de Luis de la Fuente siempre salen sus horrores. No es de recibo para ningún técnico que con un 5-1 expusiera a su selección en la disyuntiva del fracaso.

Muchas veces De la Fuentes es de aplaudir y otras incomprensiblemente caprichoso, con todos los centrales, incluido Asencio, al que le tiene manía, prefiera a un tal Vivian con el escarnio de su gol en propia meta, que incluso descompuso moralmente a su equipo.

Es de esperar que Portugal sea un hueso, con ese equipo revolucionario que ha creado el sensacional Roberto Martínez. Atención, que con el agrio gusto que deja España ya no se ve tan favorita como parecía cuando goleaba a Francia. Ya veremos.

Lamine Yamal o Dembélé, un Balón de oro coral

Lamine Yamal o Dembélé, un Balón de oro coral

La vanidad del fútbol la representa el Balón de Oro, un éxito comercial que saca a los protagonistas del verde para colocarlos en la alfombra roja, pero que no siempre hace verdadera justicia al fútbol. Este año está abierta la veda, sin un Messi ni un Cristianoimperators, por lo que la primera semifinal de la Liga de Naciones era parte del pulso entre Dembélé y Lamine Yamal por el premio. Esa fue la razón por la que el azulgrana lanzó el penalti del que fue objeto para reclamar foco, aunque no lo necesitara, porque su prestación, con otro gol incluido, fue superior a la de Dembélé, como lo fue la de España sobre Francia, aunque por menos margen de lo que decía un inflamado marcador hasta que el emocionante final repartió mejor los méritos de unos y otros.

Dembélé ha ganado una Champions histórica con el PSG, al margen de todos los títulos en su país, y oposita al Mundial de clubes. Lamine aspira a la Liga de Naciones, después de haber ganado también todo a nivel doméstico con el Barcelona. En ambos casos integrados en los mejores proyectos colectivos de los últimos dos años, sea la España que ganó las últimas Eurocopa y Liga de Naciones, el Barça reconstruido por Hansi Flick o el PSG de Luis Enrique. Al contrario, un Mbappé muy goleador, Bota de Oro en su primer año en el Madrid, se ha visto penalizado por el mediocre curso de los blancos. Sea para quien sea el Balón de Oro, Dembélé o Lamine, tendrá, pues, un sentido coral. Que no lo olviden.

La dimensión de la Champions no tiene comparación con ningún otro trofeo, y más de la forma en la que la ha conquistado el PSG, hecho que confiere ventaja a Dembélé para un premio francés que se entrega en París. A sus 28 años, el delantero del PSG parece estar en su cenit, mientras Lamine, a los 17, encuentra en ese mismo lugar su punto de partida. No alcanzó la finalísima de Múnich, pero su perfomance en la semifinal ante el Inter, ida y vuelta, fue propia de un jugador de época, por lo que hizo y por la personalidad y liderazgo con la que lo acometió.

Luis Enrique habló del sacrificio defensivo por el que un goleador como Dembélé merecía un premio en el que el asturiano no cree. Lo de Lamine, sin embargo, es otra cosa, una influencia fulgurante y colosal, en el Barça, en la selección y en el fútbol mundial.

Dani Olmo: “Tener cocinero, nutricionista o asesores no es tener privilegios; son herramientas de trabajo”

Actualizado Miércoles, 4 junio 2025 - 22:46

Es un tipo serio. Al principio de la entrevista dice que no, pero es un tipo serio. Dani Olmo (Barcelona, 27 años), ya saben, se fue a Zagreb, extraño destino, a jugar al fútbol siendo un niño, y luego eligió Leipzig, de entrada un lugar poco llamativo, para continuar su carrera. Habla idiomas como si no costara (y hasta piensa en croata si se lo propone), juega al ajedrez y cuida mucho de la gente que trabaja con él. Impulsada su fama por su primer año en el Barça, dice que sería capaz, si le dan un balón, de repetir el recorte que le hizo a Tchouaméni para el 2-1 en las semifinales de la Eurocopa del año pasado. Y lo dice en serio.

Tiene pinta de serio.
¿Yo?
Sí, usted.
Me gusta ser serio, y así sorprendo un poco, ¿no?
¿Pero entonces lo hace a propósito? Como para marcar distancias...
¡No, qué va! Si le preguntas a cualquiera del equipo, igual se ríe.
¿Ah sí?
Bueno, depende a quién le preguntes.
Cuénteme un chiste, entonces.
No, no, eso no. En eso soy muy malo. Venga, soy serio, soy serio.
Me han dicho que lleva un anillo que le controla hasta la respiración.
No, sólo para dormir, he cambiado el anillo por la pulsera. Me sirve de guía. No le hago caso al 100% porque si no, te vuelves loco, pero cuando me levanto sí que miro a ver si mis sensaciones concuerdan con lo que dice la pulsera sobre el descanso.
¿Cuántas horas necesita o le gusta dormir?
Intento dormir de ocho a nueve horas al día. Intento irme a dormir siempre a las 23.00, aunque algunos días no lo consigo, hasta las 8.00.

"El tema de la inscripción me lo tomé con tranquilidad porque no dependía de mí, me apoyé en mis compañeros y en mi pareja"

¿Siesta?
No soy de siesta. Aunque el otro día tuvimos una charla aquí en la selección sobre el sueño y me lo recomendaron, así que igual empiezo.
No está mal tener un trabajo donde le recomienden dormir la siesta.
Al parecer, ayuda a mejorar el rendimiento, así que nada, a dormir.
¿La alimentación le obsesiona?
No me obsesiona, porque nada que te obsesione es bueno, pero sí lo cuido bastante. Por la experiencia de estos años, conozco mi cuerpo y sé lo que necesita.
En días postpartido, ¿qué come?
Los días de partido, o post, que estoy más cansado, intento comer grasas saludables. Salmón, aguacate, nueces, frutos secos, que me ayudan más a recuperar.
Para alguien que juega a su nivel, casi todo es previa o postpartido.
Sí, por eso hay que cuidar la dieta al milímetro, porque te puede alterar el rendimiento.
¿Llega al límite de pesar la comida?
Ahora sí. No yo, pero sí mi cocinero personal, que llevo trabajando con él dos meses, y él está en contacto con el nutricionista y entre ellos hablan y deciden todo.

"De mayor quiero ser... feliz. ¿Te parece bien? Creo que es un buen objetivo"

Cocinero, nutricionista, asesores de prensa... ¿los futbolistas son conscientes de que viven en una realidad poco habitual para el resto?
No es lo habitual, pero seguimos siendo personas normales. Somos unos privilegiados, porque podemos jugar al fútbol de manera profesional, pero al final tener eso, nutricionista, cocinero, asesores que nos ayudan con la comunicación... no son privilegios, son nuestras herramientas de trabajo para llevar nuestro rendimiento al máximo. Si se puede mejorar un 1% con todas estas cosas, lo voy a hacer.
¿Cómo de cansado llega a este final de temporada?
No mucho, porque por desgracia he estado parado varias veces por lesiones. Así que llego bien, con ganas de acabar bien el año. Mejor aún, con ganas de ganar otro título.
El control que hace en el 2-1 contra Francia... ¿lo recuerda exactamente?
Sí, sí, claro que me acuerdo. El primer rechace lo controlo bien, no se me queda para disparar y cuando me salta Tchouaméni, veo que se queda clavado e intento regatearle. Lo conseguí y luego fue gol.
Hay mucha grandilocuencia en el fútbol. Esas cosas no se ensayan.
En el fútbol puedes trabajar muchas cosas, analizar mucho, pero la mayor parte del tiempo es improvisación. Tú puedes trabajar una jugada, pero esa jugada en un partido no sale, y hay que improvisar.
Hemos visto al PSG y al Barça jugar a un ritmo altísimo, con mucha presión... ¿vamos hacia ese tipo de fútbol?
El fútbol que jugaba Luis Enrique aquí en la selección y el de ahora en el PSG ha cambiado. Todo evoluciona, va muy rápido, es mucho más físico... Pero al final los jugadores de calidad son los que siguen marcando la diferencia.
Tú puedes preparar mucho, pero te sale un Lamine, ¿y qué haces contra eso?
Pues te rompen. El fútbol es un duelo de individualidades.
¿Qué balance hace de su primer año en el Barça?
Estoy contento. Tres títulos en el primer año, unas semis de Champions con sabor agridulce porque podríamos haber hecho algo más... Y con hambre de más. Me he perdido algunos partidos que me hubiese gustado jugar, así que con muchas ganas de seguir mejorando y sintiendo que le puedo aportar mucho más al equipo.
El 'caso Olmo', la inscripción o no inscripción... ¿Cómo lo gestionaba?
Con tranquilidad. Yo confiaba en el club, porque era algo que no dependía de mí. Yo lo que hacía era entrenar y esperar la luz verde para poder jugar. Ayudando al equipo desde otra posición.
¿Quién fue su máximo apoyo?
Los compañeros y la familia. También mi pareja, que es con la que vivo. Pero eran cosas externas que no dependían de mí, no podía hacer nada, sólo podía entrenar.
Es difícil aprender que lo que no depende de ti no merece el gasto de energía.
Lo intentas. No te puedes aislar al 100%, porque son situaciones que repercuten en tí de manera directa, pero hay cosas que no puedes controlar. Intentas alejarte, aunque es complicado. Al final salió todo bien, así que no hay excusa posible y ya está olvidado.

ANGEL NAVARRETE

¿Qué le aporta el ajedrez?
Táctica, conocimiento, concentración... Muchas cosas, y también un poquito de evasión, porque cuando estás jugando al ajedrez no puedes pensar en otra cosa.
¿Ha visto el puñetazo de Carlsen cuando perdió contra el campeón del mundo?
No, aún no. Yo no he llegado al punto de darle un puñetazo a la mesa, pero sí que te da mucha rabia. Sobre todo cuando repasas las partidas, las analizas, y ves que se te ha pasado alguna cosa muy obvia. Aquí juego con Unai Simón.
¿Le gusta más el ajedrez o el fútbol?
El fútbol, pero por poco [se ríe].
Y todo eso que le enseña el ajedrez, ¿tiene traslado al fútbol?
Son deportes muy parecidos. En los dos hay millones y millones de movimientos posibles. Además, el comienzo es idéntico: dos equipos iguales que, una vez se pone el balón, o las piezas, en movimiento, cuentan con infinitas posibilidades.
¿Cómo empezó?
Yo sabía jugar de pequeño, y aunque no recuerdo practicar mucho, en el Leipzig empecé a jugar con Poulsen, que éramos del mismo nivel. Porque mola jugar con gente de tu nivel. Si hay mucha diferencia, no te diviertes.
Habla muchos idiomas, pero ¿en qué idioma piensa?
En español.
¿Siempre?
No, dependiendo del idioma que hable. Con mi pareja hablamos en inglés y pienso en inglés, cuando hablo en croata pienso en croata, ¡y eso sí que es máximo nivel! Fui muy joven y se asimila mejor.
Sabiendo lo que sabe hoy, ¿volvería a irse a Croacia?
Sí, a nivel profesional y personal. Lo que aprendí y mejoré en Zagreb es lo que me ha hecho ser el jugador que soy.

"Me gusta más el fútbol que el ajedrez, pero por poco. El ajedrez es táctica, conocimiento, concentración..."

¿Cuándo sea mayor qué quiere ser?
Pues feliz, quiero ser feliz. Te parece bien, ¿no?
Sí claro. ¿Por qué ha explotado esta selección en este último tramo?
Es un proceso. Si te fijas el bloque no ha cambiado mucho. En la Eurocopa 2021 merecimos más en la semifinal contra Italia, y en el Mundial en los penaltis contra Marruecos, pero básicamente éramos los mismos. Al final se trata de estar ahí y meterla para dentro.
Vivir en Barcelona, tener más cerca a la familia y a los amigos... ¿le ha venido bien?
Sí. Es calidad de vida, pero a mí en competición no me gusta cambiar lo que hacía cuando vivía fuera. Soy un tío muy casero. Estar en Barcelona, cerca de la familia y amigos, pues surgen plantes, cosas... pero yo necesito mis rutinas.

Francia, quilates en un ataque de 169 goles y remiendos en defensa: “No es lo ideal ante España”

Actualizado Miércoles, 4 junio 2025 - 22:09

Francia espera a España con el recuerdo vivo de la semifinal de la Eurocopa en Múnich, el colmillo más afilado y la necesidad de encajar todos los quilates que tiene en el ataque al tiempo que suturar las grietas en su defensa. Didier Deschamps asume el reto de solventar un rompecabezas de talento para que la campeona de Europa no le vuelva a alejar de la pelea por un título.

El primer paso es encontrar cómo encajar en el once a jugadores que viven su momento más dulce. Si hace un año Francia salió de la Euro con solo cuatro goles a favor -dos en propia puerta-, ahora tiene una pléyade de cañoneros en pico de forma. Imprescindible es Kylian Mbappé con sus 43 goles en todas las competiciones esta temporada, que vivió a medio gas y enmascarado el pasado verano. Pero ha sumado a Ousmane Dembélé, mejor jugador de la Champions que en 2025, y como falso 9 de Luis Enrique, ha marcado 33.

El seleccionador galo juega al despiste sobre darle descanso ante España y no alinearlo como titular, y es que para las bandas también tiene a dos de sus escuderos en el PSG: Doué, que recién cumplidos los 19 ha marcado 21 goles, y el joven a quien ha quitado el sitio, Bradley Barcola, que ha sumado 21, sin olvidar a Olise, que ha hecho 21 con el Bayern. A ellos se acaba de sumar Cherki, ha logrado 21 con el Olympique de Lyon y a quien Francia quiere retener ante la tentación de Argelia. Para la posición de delantero centro clásico aparecen Kolo-Muani (10) y Thuram (18). En total, estos futbolistas suman 169 goles y dejan a Deschamps ante el enviado problema de gestionar tanto talento.

Desajustes y lesiones

Los mayores problemas los tendrá en defensa y, aunque no son nuevos, se han agigantado. Francia acabó la fase de clasificación para esta final four como el equipo más goleado. Recibió seis goles por los cinco que encajó Portugal y los cuatro de Alemania y España. La eliminatoria de cuartos ante Croacia le permitió maquillar esa estadística y llevarla al empate con todos menos España, a quien Países Bajos le aguó con los cinco goles que se endosaron mutuamente.

En ese desajuste han ido pesando las lesiones. De la defensa que alineó como titular en la Eurocopa ante España, Deschamps solo tiene disponible a Theo Hernández en el lateral zurdo. El resto, lo tiene que remendar porque faltan Koundé, Saliba y Upamecano, todos lesionados.

Nico Williams y Lamine Yamal

Además, de los que ha citado no todos pasan por su mejor momento. Lucas Hernández , y Konaté apuntan a la titularidad con Pavard, que no aguantó los 90 minutos de la final del Champions, y Malo Gusto disputándose el lateral por donde se cruzarán con Nico Williams. Es a Theo Hernández a quien le tocará el baile con Lamine Yamal mientras Lenglet y los debutantes Badé y el central de la Juventus Pierre Kalulu esperan su momento junto al villano Lucas Digne.

«Obviamente, cuando se trata de España, no es lo ideal», admitió el seleccionador francés ante tanta baja. Así que no tendrá más remedio que ampararse en la efectividad de sus dos hombres que considera merecedores del Balón de Oro: Mbappé y, sobre todo, Dembélé.

El mensaje de Flick a Yamal: "Ahora todo parece fácil, pero si quieres jugar los próximos 15 años a ese nivel, también debes entrenar y trabajar muy bien"

El mensaje de Flick a Yamal: “Ahora todo parece fácil, pero si quieres jugar los próximos 15 años a ese nivel, también debes entrenar y trabajar muy bien”

Actualizado Viernes, 30 mayo 2025 - 16:55

El entrenador del Barcelona, Hansi Flick, ha elogiado el talento del delantero azulgrana Lamine Yamal, a quien define como "un genio", si bien ha asegurado que, por su juventud, deberán ayudarle de cara al futuro.

"Lamine Yamal es un genio. Pero creo que debemos ayudarle porque es joven y, ahora, todo parece fácil, pero no lo es. Si quieres jugar los próximos 15 años a ese nivel, también debes entrenar y trabajar muy bien. Mentalmente, también debes estar al nivel más alto", ha explicado el técnico alemán en una entrevista a 'Barça One', la televisión oficial del club.

Además de ensalzar la figura del futbolista de Mataró, que esta semana ha renovado su contrato con el club azulgrana hasta 2031, Flick ha repasado otros nombres propios del primer equipo como el centrocampista Pedro González 'Pedri' -"podría ser uno de los líderes en los próximos años", ha dicho sobre el canario- y el atacante Raphael Dias 'Raphinha'.

"Raphinha necesita confianza. Tiene calidad pero también tiene el corazón, la mentalidad y la actitud correctas. Además, siempre nos ayuda en defensa. Tiene mucho potencial", ha dicho sobre el brasileño, que este curso ha marcado 34 goles y ha repartido 22 asistencias.

En la entrevista, el entrenador germano ha destacado que "la grandeza" de su trabajo fue ver la emoción de los aficionados en la rúa de celebración de los tres títulos conquistados por su equipo (Copa del Rey, Supercopa de España y LaLiga EA Sports)

"Podemos aportar a los demás, a los aficionados, a los jugadores, que estén contentos. Ahora tengo la responsabilidad de volver a trabajar duro la próxima temporada. Siento que debo hacerlo. Es mi trabajo y lo haré por ellos", ha agregado.

No obstante, Flick ha recordado que el camino hasta conquistar el triplete nacional "no fue fácil" para sus jugadores, especialmente entre los meses de noviembre y diciembre, cuando el Barcelona encadenó algunos pinchazos que pusieron en duda sus opciones en la lucha por el título liguero.

Para saber más

"Aquí en Barcelona es como si pensaran demasiado negativo. Perdimos, sí, pero jugamos muy bien. Pedí a los jugadores que mantuvieran la calma, que creyeran en el equipo y, después, veríamos qué pasaría", ha reflexionado.

Según el técnico barcelonista "la calidad, el hambre, la buena actitud y la mentalidad" son las claves de un equipo que, según ha subrayado, tiene "mucho potencial".

En este sentido, ha enfatizado que "lo más importante" es analizar qué ocurre en los entrenamientos, donde este curso ha visto que a sus jugadores "les gusta trabajar", algo que ha calificado de "buena señal". Y lo que busca Flick es la "progresión" de sus futbolistas, que el próximo curso intentarán "jugar al máximo nivel" para volver a luchar por la Liga de Campeones, competición de la que esta temporada cayeron eliminados en las semifinales a manos del Inter de Milán.

"Trabajamos duro e intentamos jugar al máximo nivel, y eso es la Liga de Campeones. Además, queremos ganar el título. Sé que no es fácil, pero al final debemos trabajar fuerte, pero también debemos mantenernos unidos. Debemos demostrar el gran equipo que somos, y podemos demostrarlo en el campo, en defensa, pero también en ataque, y eso es lo que quiero ver del equipo", ha zanjado.

El Atleti de Simeone huele a cerrado: toca ventilar

El Atleti de Simeone huele a cerrado: toca ventilar

Carlo Ancelotti ganó Liga y Champions la temporada pasada, su segundo doblete XL en esta etapa, y el Madrid ha prescindido de él un año después. Xavi Hernández, una institución en el Barça, seguramente el futbolista más importante de su historia trasMessi, también estaba en la calle a los 12 meses de celebrar la Liga. Ambas cosas le parecieron lógicas a todo el mundo. Sin embargo, en el Atlético, tras cuatro cursos de soporífero y progresivo declive, no se puede hablar, a riesgo de ser declarado hereje, de si la era de Simeone se ha agotado. Y se debe hablar. Urge, incluso.

Para que los apologetas no se solivianten, empezaré aclarando que el Cholo no es el problema del Atleti, pero hay que preguntarse si sigue siendo la solución. La temporada rojiblanca es mediocre y eso no lo cambia una goleada a un Betis con la cabeza a otras cosas. Definirla de cualquier otra manera es negar la evidencia, pero les adelanto las excusas: "¡Se han cumplido los objetivos!" (ser tercero en una liga de tres, a Neptuno), "¡no hubo doble toque!" (el Arsenal le metió luego cinco al Madrid, tal vez llegar hasta los penaltis no fue una heroicidad sino un suicidio), "¡la plantilla es muy mala!" (no lo es, pero en cualquier caso ningún futbolista entra o sale de ese vestuario sin el OK del técnico).

Decía el domingo Simeone que es imposible competir día a día con dos multinacionales gigantescas como Madrid y Barça. Es cierto, pero nadie en su sano juicio le pide eso al Atleti. Lo que se le pide es que dé la mejor versión posible de sí mismo y ya se verá hasta dónde le lleva eso. Es una exigencia que instauró el propio Cholo para sacar a un club muerto de la morgue, pero las última cuatro temporadas no lo ha cumplido: el equipo no evoluciona, se ha arrastrado por la mitad de campos de Primera, sólo sabe qué hacer cuando el rival es más grande y puede limitarse a resistir, la meritocracia se ha agrietado (Correa mereció más, este año y todos)...

La sensación es que el propio Simeone se ha acomodado ante la falta de exigencia de la directiva, la grada y la competición. En esta Liga mustia va a entrar en Champions cada año. El mérito de eso se ha diluido, es inercia y dinero.

Nada más ganar la Liga, Lamine Yamal reconoció la labor de Xavi, pero bendijo a Hansi Flick: "Nos ha dado aire fresco, necesitábamos un cambio". Y tanto. Ahora todo es bonito, pero en agosto nadie daba un euro por este Barça. Entonces llegó el alemán con una idea clara y moderna, empezó a resucitar futbolistas cuya carrera se desvanecía (Raphinha, De Jong, Iñigo Martínez, Ferran...) y decidió mirando al balón y no a los galones (Bernal, Casadó, Eric, Gerard Martín...). ¿Saben quién hizo exactamente lo mismo en 2012? Simeone con Godín, Tiago, Filipe, Arda, Koke, Diego Costa... Aquel Atleti también necesitaba aire fresco y el Cholo fue un vendaval. Trece años después, vuelve a oler a cerrado. Toca ventilar.

Los superpoderes de Lamine Yamal, un futbolista de Marvel: "Con 15 años ya era superior a jugadores de 20"

Los superpoderes de Lamine Yamal, un futbolista de Marvel: “Con 15 años ya era superior a jugadores de 20”

La precocidad siempre nos asombra, pero en ocasiones puede responder a las circunstancias del contexto, no a una capacidad extraordinaria. Julio César Baldivieso debutó en la liga profesional de Bolivia con 12 años y 362 días, y Freddy Adu fue, con 14 años, el jugador más joven en firmar un contrato profesional, en Estados Unidos en 2001, cuando la Major League Soccer empezaba a tomar forma. Esa precocidad no tiene nada que ver con la de Lamine Yamal, cuya irrupción en el primer mundo del fútbol, con 16 años, y su dominio con 17 es sólo comparable a la de mitos como Pelé o Maradona. Ni siquiera Messi hacía semejantes cosas a su edad. Cuando la precocidad va asociada a lo extraordinario no podemos justificarlo siquiera con el buen trabajo que se realiza en la Masía con los jóvenes, y del que Cubarsí, Casadó o Fermín constituyen una nueva prueba. No. Cabe únicamente hablar de superpoderes, como si a Lamine le hubiera ocurrido lo mismo que a Spiderman, al que picó una araña radiactiva, como si este futbolista fuera, en realidad, producto de la ficción. Jorge Valdano dijo tiempo atrás que Romario era un jugador de dibujos animados, por sus movimientos en el área. Lamine es mucho más, un superhéroe de Marvel.

Puede ser Spiderman cuando se desliza por la banda como si escalara una pared sin apenas tocarla. Puede ser el Capitán América, que siempre decide lo correcto para los suyos. Puede ser Thor si lo necesita para encontrar la solución en la contundencia cuando no hay más remedio, como hizo ante el Espanyol para poner su rúbrica al título de Liga o empatar ante Francia en la Eurocopa. Dos goles con el mismo trazo y golpeo. Un recorrido hacia adentro, en paralelo al área, y un disparo que recuerdan a los del mejor Messi, pero no a un Messi con 17 años.

Lamine marca ante el Espanyol.

Lamine marca ante el Espanyol.Enric FontcubertaEFE

El argentino debutó con esa edad en partido oficial con el primer equipo azulgrana, ante el Espanyol, pero su eclosión llegó después. Sumó 100 partidos a punto de cumplir los 21. Lamine jugó su primer partido oficial con el Barcelona a los 15 años, ante el Betis, y alcanzó el centenario en la ida frente al Inter, probablemente en su partido más completo como azulgrana.

Dada la colosal obra de Messi, probablemente el mejor jugador de la historia, la comparación es algo más que una irreverencia, un sacrilegio, pero es inevitable, al ser, además, producto de la misma crianza en la Masía. La cantera es el contexto que permite que el talento emerja, y ese éxito no se puede regatear a la Masía, pero no hay cantera que garantice que aparezcan semejantes talentos. Lo dijo claro Simone Inzaghi, después de dejar al Barça fuera de la final de la Champions: «Aparece un jugador como Lamine Yamal cada 50 años».

Más asistencias que goles

La comparación a propósito de los primeros 100 partidos ya deja, no obstante, algunos rasgos diferenciales. Messi marcó casi el doble de goles (41-22), mientras que Lamine ofreció más del doble de asistencias (33-15). Ambos calcaron las titularidades, con una más para el argentino (76-77). Se puede ser diferencial en el terreno de juego sin el gol como enseña, pero las grandes jerarquías y los premios lo exigen, y eso Lamine lo sabe. Durante el tramo intermedio de la temporada llegó a ofuscar al delantero, autor, en cambio, de tantos decisivos. Ha marcado en tres los cuatro clásicos jugados esta temporada, en todos menos en la final de Copa.

Las comparaciones, siempre odiosas, van a dar, pues, para mucho, pero antes hay que preguntarse si Lamine será capaz de sostenerse en la cima o el balón acabara por ser la piedra de Sísifo. El fútbol sirve ejemplos para todo. En caso de lograrlo, también hay que cuestionarse acerca de su progresión, cómo y dónde puede mejorar. Para obtener respuestas, nada como acercarse a quienes han trabajado de cerca con este nuevo Mozart de la pelota.

Lamine, durante un partido de Liga.

Lamine, durante un partido de Liga.Alberto EstevezEFE

Óscar López fue su último entrenador, en el Juvenil A azulgrana, desde donde subió al primer equipo, después de devorar etapas a bocados. «Eso que veis ahora, con 17 años, ya lo veíamos con 15, porque con esa edad se enfrentaba a jugadores de 20, en la Youth League, y los superaba», explica el técnico, al que tampoco sorprenden ejercicios de liderazgo como el que mostró ante el Inter. «Cuando vi el partido -prosigue- esa forma de echarse el equipo a la espalda, me acordé de un partido que jugamos contra el Mallorca. En el descanso perdíamos 2-0 y les dije a los jugadores las cosas que debíamos cambiar. Sin ningún miramiento ni una sola palabra, Lamine decidió cambiarlo todo por su cuenta».

Introvertido en el vestuario

Nacido en Esplugues de Llobregat pero criado en el barrio de Rocafonda de Mataró, en un entorno duro, el Barça hizo una excepción con Lamine, por consejo de Jordi Roura, para que residiera en la Masía, algo no habitual en los niños que viven en Barcelona o las poblaciones cercanas, y de ese modo evitar riesgos. López no cree que, hoy, existan: «Es muy maduro para su edad, sabe lo que cuestan las cosas y tiene claro lo que quiere. Es introvertido, pero siempre toma las decisiones adecuadas, como hace en el campo».

«Claro que tiene margen de mejora, pero lo que no veo es que eso afecte a su posición. Conmigo jugó de extremo, como ahora, y de interior, pero es en la primera posición donde es decisivo, dadas sus condiciones. No lo veo pasando al centro, como ocurrió con Messi». La izquierda es la pierna dominante de un jugador prácticamente ambidiestro, que juega en la derecha a pierna cambiada, desde donde cada diagonal hacia el centro, como en la que selló la Liga o marcó ante el Villarreal, es una muestra de superpoderes, mitad Spiderman, mitad Thor.

Raphinha, Iñigo Martínez, De Jong... Flick revaloriza al Barcelona de pies a cabeza

Raphinha, Iñigo Martínez, De Jong… Flick revaloriza al Barcelona de pies a cabeza

Actualizado Jueves, 15 mayo 2025 - 23:42

Hansi Flick ha sido el gran artífice del resurgir meteórico del Barcelona y ni siquiera le ha hecho falta que haya habido un periodo de transición de por medio. Con Dani Olmo como único factor diferencial con respecto al curso pasado, entre los indiscutibles méritos del técnico alemán se encuentra su capacidad para revalorizar al equipo y encontrar soluciones a los distintos problemas que se fue encontrando.

En una temporada en la que ha cerrado un doblete de Liga y Copa del Rey y en la que cayó de la Champions en semifinales tras dos espectaculares partidos ante el Inter de Milán, el alemán no solo ha contado con la inusitada solidez de un Pau Cubarsí, que se afianzó como titular en el centro de la zaga antes de sacarse el carné de conducir, el enorme talento en la medular de un Pedri a quien las lesiones, por fin, parecen haberlo dejado en paz de una vez por todas y la genialidad de un Lamine Yamal que, pese a su juventud, es a todas luces el nuevo gran estandarte del club.

También ha sido capaz de recuperar o darles la confianza necesaria a jugadores que, a la postre, han sido también del todo determinantes para armar la columna vertebral de su equipo: Wojtiech Szczesny, Iñigo Martínez, Frenkie de Jong y Raphinha. La gravísima lesión de Marc-André ter Stegen a finales de septiembre del año pasado dejó la portería azulgrana en vilo. Flick, inicialmente, quería contar con un portero con experiencia en caso de que cayera también Iñaki Peña y Robert Lewandowski, otro de los jugadores que ha tenido un gran rendimiento bajo su mando, se puso en contacto con su compatriota Szczesny para que descolgara los guantes y se enrolara en la aventura azulgrana.

Szczesny, talismán

Al polaco le costó entrar en el equipo. No en vano, llevaba retirado desde el verano. Pero una vez empezó a jugar con asiduidad, Flick dejó sin duda alguna la portería en sus manos, incluso después de un desafortunado partido en el estadio del Benfica. Pasó a considerarlo su talismán particular durante el gran número de partidos en los que, con él bajo los palos, el equipo no conoció la derrota. Pese a algunos fallos puntuales y a que su rendimiento parece haber bajado últimamente algunos enteros, la solidez que transmite desde un puesto tan delicado como el de arquero ha sido vital.

En el centro de la defensa, la gran apuesta de Flick fue la de Iñigo Martínez. Hasta tal punto, que priorizó sin dudarlo su inscripción en la Liga por encima de la del gran fichaje de este curso, Dani Olmo. El zaguero, quien llegó al club el curso pasado en la recta final de una lesión que impidió que Xavi pudiera contar con él en los primeros compases de la competición, ha sido fundamental en sus esquemas.

Tanto a la hora de poner en práctica con éxito la trampa del fuera de juego en la que tantos y tantos rivales han caído a lo largo de la presente campaña como por todo lo que transmite en el vestuario. No en vano, el vasco, de 33 años, es uno de los más veteranos de una plantilla en la que los jóvenes talentos de La Masia no paran de demostrar una calidad intachable, trufada a veces por algunos inevitables pecados de juventud. La experiencia que puede aportar Iñigo Martínez, tanto dentro como fuera del campo, también ha sido clave en la gran temporada que han firmado los azulgrana.

El regreso del neerlandés

En el centro del campo, mientras, además de propiciar las irrupciones del también lesionado de larga duración Marc Bernal o de un todoterreno inasequible al desaliento como Marc Casadó, Flick ha sido el artífice de la recuperación de un jugador que parecía aparentemente perdido para la causa: Frenkie de Jong.

En cuanto llegó al club dejó claro desde el primer momento que el neerlandés iba a ser fundamental para sus esquemas. Y, poco a poco, también con algunas fases de cierta incertidumbre de por medio, parece haber logrado su objetivo. Tanto a nivel de juego como, sobre todo, de implicación por parte de un futbolista que, al fin, lució como es debido galones de capitán en un duelo tan comprometido como el protagonizado ante el Real Madrid en Montjuïc el pasado domingo. Se espera que su estela no vuelva a decaer por enésima vez.

Pero quien ha protagonizado la metamorfosis más decididamente espectacular, a pesar de todo, ha sido sin duda Raphinha. El brasileño, que nunca llegó a gozar del todo de la confianza de Xavi Hernández, ha firmado unos números que podrían hacerlo candidato, por lo menos, a estar en el podio del próximo Balón de Oro.

Con Flick, se ha erigido en el segundo máximo anotador de los azulgrana, con un total de 34 goles en 54 partidos, a los que les suma también 25 asistencias. Su actitud de darlo todo hasta el final le ha permitido firmar varias acciones decisivas. Como, por ejemplo, el gol, prácticamente en el último suspiro, con el que los azulgrana se impusieron por 4-5 al Benfica en la fase de liguilla de la Champions a finales del pasado mes de enero. Infatigable, también hizo dos tantos en una nueva remontada de los azulgrana, esta vez ante el Real Madrid, en Montjuïc, en un duelo que se reveló crucial para que el Barcelona conquistase su vigésimoctavo título de Liga.

La Liga de Mbappé es para Lamine

La Liga de Mbappé es para Lamine

Supongo que la gente ya habrá desalojado Canaletas en vez de llenarla. Es lo que tiene celebrar las ligas en diferido, como Bárcenas cobraba los finiquitos. La 28 del Barça empezó con el quinto gol anulado a Fermín por Real Madrid TV, y acabará cuando Joan Gaspar salga del Mediterráneo por la Barceloneta.

A estas alturas del título, uno ya sólo puede celebrar a Lamine Yamal, y esperar al siguiente. O por lo menos a que tu único hijo de nueve años se haga de una vez por todas del Barça. El otro día, con el 0-2, me pasó el escudo de su camiseta de Bellingham por la cara; y con el 3-2 se durmió, porque los hijos no paran de darles lecciones a los padres.

La Liga de Mbappé ha sido finalmente la Liga de Lamine. El mejor jugador del mundo ha llegado a nuestra Liga. Sólo era cuestión de que creciera un poco para que lo viéramos todos.

El Barça ha ganado la Liga con el gol Messi, pero en las botas de Lamine. El argentino fue una suerte para el Barça, no tanto por tenerle, que también, sino porque decidió no irse, al menos demasiado pronto, ya fuera a golpe de talonario o de cabreo, como los Ronaldo, Figo, Maradona o Neymar. Lo mínimo que se le puede pedir a esta directiva es que Lamine no acabe sus días comprando el Valladolid, enfadándose en Twitter con Gabriel Rufián o teniendo hijos rubísimos.

El miedo que Lamine dice que perdió en un parque de Mataró, Vinicius lo ha encontrado en Valencia, y lo ha trasladado al Bernabéu, donde no quiere ni aparecer media plantilla. Y los aficionados han empezado a vaciarlo incluso antes de los partidos. Normal que Ancelotti quiera ver el final de Liga desde Brasil, si hasta Florentino, que es quien más sabe de esto, no quiso ni ver el Clásico.

Mientras el Madrid mira fichajes, al Barça no le queda otra que regar canteranos, ponerles una varilla para que no se tuerzan, y tratar de compensar los millones con abrazos. A Xavi no le llegaba esta plantilla, y a Flick le han sobrado tres jornadas. Le ficharon para acortar la distancia abismal que separaba al Barça del Madrid, y ha acabado ampliándola en sentido contrario. A cada Bernal le salía un Casadó, como si tras cada miembro amputado le brotara uno nuevo y mejor. Ha sacado un portero del hogar del pensionista. Y ha dejado la sensación de que habría podido armar una defensa inexpugnable con Yerry Mina, Chygrynskyi, Bogarde y Oriol Romeu.

El Barça le ha arrebatado al Madrid tres títulos en su cara, el patrimonio de las remontadas y el apetito. Y esto último basta aunque no sepas defender, y te inventes la línea del fuera de juego para no tener que hacerlo. El hambre es lo que hace funcionar los equipos, las empresas de fontanería y el Ministerio de Hacienda. Eso sí, se cura con títulos, aunque luego ya nadie sabe cómo se cura uno de ganarlos.