Esteve Calzada, CEO del Al Hilal: “¿La oferta de Arabia a Vinicius? A veces hay cosas ciertas y otras nos utilizan para negociar mejor una renovación”

Actualizado Martes, 17 junio 2025 - 22:42

El fútbol saudí confía cada vez más en el talento español, dentro y fuera del campo. Un claro ejemplo es Esteve Calzada, que hace un par de años dejó el Manchester City para convertirse en CEO del Al Hilal, uno de los clubes más grandes del país y del continente. Su equipo se mide esta noche al Real Madrid y el directivo se sienta con EL MUNDO en Miami para discutir sobre el partido, el mercado, las ofertas, Cristiano Ronaldo o Vinicius.

Vienen de tres semanas complicadas, de intentar varios fichajes y no conseguirlos. ¿Cómo lo han vivido?
Sí, ha sido atípico. Teníamos una serie de objetivos, pero no los vas a comprometer con contratos de dos o tres años pensando sólo en el Mundial, que va a durar unas semanas. Por eso no hemos fichado a nadie, sólo a un par de jugadores locales. Pero ningún internacional, porque no se ha dado, porque ya estaban con la mente en las vacaciones o porque nos pedían demasiado dinero. El equipo tiene una base sólida que ha dado rendimiento y luego ya vendrá el mercado de verano, que seguimos con ambición de traer buenos jugadores.
Pero al Mundial, siendo importante para ustedes, llegan sin fichajes.
Sí, pero el problema lo hubiéramos tenido si se hubieran ido jugadores, porque el equipo se habría debilitado. Tú fichas porque quieres mejorar lo que tienes. Nos han ofrecido infinidad de jugadores y muchos querían venir, pero si tu primera y segunda opción no se han dado, no vas a ir a la quinta porque ya tienes buen equipo.
Debutan contra el Madrid.
El objetivo es competirle y tenemos mucha ansiedad por jugar estos partidos para ver realmente cuál es nuestro nivel. Porque somos de un continente diferente y no podemos jugar muy a menudo con grandes equipos. Ya dimos guerra hace un par de años cuando nos enfrentamos al Madrid en el Mundialito y tenemos ilusión.
Se decía que Vinicius tenía una oferta de Arabia Saudí.
Eso se dice, yo creo que es una leyenda urbana. Al final es una cosa que nos está pasando mucho. A veces hay cosas que son ciertas y a veces nos utilizan, a mi equipo y a la liga en general, para negociar mejor una renovación o para buscar un mejor contrato generando competencia con el equipo que te quiere. Nos ponen en todas las quinielas. Yo sí te puedo decir que en el caso del Al Hilal nunca ha habido nada con Vinicius, y menos con las cifras que han salido en los medios.

"Buscamos jugadores en su prime, de menos de 30 años y con familia estable"

El gran cambio ha sido el entrenador, con la llegada de Simone Inzaghi, finalista de la Champions con el Inter de Milán.
El presidente ha peleado para convencerle y estamos encantados. No ganó la final, pero es uno de los mejores del mundo. Cuando nos interesamos por él nos pidió que volviéramos a hablar después de la final porque estaba centrado en eso y al final se dio la firma. Muestra la ambición del proyecto.
Surgieron muchos rumores con el posible fichaje de Cristiano Ronaldo por el Al Hilal sólo para el Mundial de clubes. ¿Eran ciertos?
No tenían sentido. Para que la gente lo entienda, el Al Hilal y el Al-Nassr, los dos equipos de Riad, son el Madrid y el Atlético, y el Al Ittihad (donde está Benzema, en Yeda) sería el Barcelona. El Al-Nassr es nuestro eterno rival, no se podía coger por ningún lado. Nunca nos lo vamos a plantear.
¿El siguiente paso es seguir adquiriendo jugadores de talla mundial?
Seguro. Existe esa ambición de traer futbolistas del perfil que trajimos. A veces nos ocurre que se interesan en venir jugadores que están pensando en retirarse, pero esto ya no funciona así. Buscamos jugadores en su prime, de menos de 30 años y con familia estable.
Con Neymar hubo mala suerte por la lesión, pero a nivel comercial fue un éxito.
Sí, ha tenido ese impacto a nivel de seguidores, pero tú lo traes para que rinda en el campo. Si luego tienes tirón en marketing genial, pero la lesión fue una lástima.
En cuanto a los ofrecimientos de jugadores, ¿ha habido un cambio en Arabia? Al principio un gasto desorbitado y ahora más sentido, y a la vez más interés de jugadores y equipos en negociar con los equipos del país que una intención vuestra.
Por supuesto. Hay mucha gente que todavía no lo entiende. Te dicen 'oye, que X jugador estaría dispuesto a ir, que va a hacer un esfuerzo'. No, esto ya no funciona así. Nosotros escogemos a los futbolistas que queremos. Eso está cambiando. En nuestro caso siempre hubo una política muy clara de qué tipo de jugadores queríamos. No era traer talento por traer. Son jugadores bien escogidos y no a cualquier precio. Y el resultado funcionó. Mitrovic, Rubén Neves, Milinkovic-Savic, Bono, Cancelo... Es un equipo potente construido con cabeza.

"No vamos a ser el Madrid o el Barça, pero queremos conectar con audiencias jóvenes a través de los jugadores"

Sin sobrepagar.
Hasta ahora la carrera de un jugador bueno era Europa, jugar Champions e intentar ganarla. Esto lo desvía un poco de lo tradicional, y no podemos olvidar que el dinero juega un papel importante, en este caso por el sistema fiscal del país, que no tiene los impuestos que hay en otros sitios y nos permite ser más competitivos. Negociamos en cantidades netas, es la ventaja.
¿Cómo termina usted en el Al Hilal?
Yo llevaba 12 años en el Manchester City, la última etapa como jefe comercial, y me vinieron a buscar del club más importante de Arabia y de Asia. Una aventura apasionante. Me ha llamado la atención la pasión de la gente, llegando a límites insospechados. Para que te hagas una idea, la gente me para y me pide fotos por la calle. Eso en España y Europa no es habitual. Pides fotos a los jugadores o al entrenador, pero no al CEO. El Al Hilal es como el Real Madrid de Arabia, hay que luchar por todos los títulos y queremos ser conocidos a nivel internacional. No vamos a ser el Madrid o el Barça, pero queremos conectar con audiencias jóvenes a través de los jugadores. La prueba es la llegada de Neymar, cuando tuvimos un crecimiento gigante.
Y el país tiene un plan detrás.
Uno que culminará con el Mundial 2034, así que continuará de esta forma. El traer a estos jugadores era un programa del Gobierno, pero no todos los que vienen vienen pagados por ese programa. Tenemos nuestra propia capacidad.
¿Cómo funciona a nivel presupuestario la liga?
El programa del Gobierno se vehiculiza a través de la liga y te da para unos jugadores por un importe total. No hay un importe exacto. Cada equipo presenta sus ideas, sus jugadores, y la liga tiene su departamento deportivo que ayuda a los equipos más pequeños. Nos viene bien el apoyo del Gobierno y lo complementamos con nuestra propia capacidad de generar ingresos y con donaciones importantes. En nuestro caso tenemos al Príncipe Al-Waleed que es uno de los benefactores del club y que influye decisivamente en fichajes y contribuciones financieras.
Y, de repente, Luis Enrique se convirtió en un santo

Y, de repente, Luis Enrique se convirtió en un santo

Que Luis Enrique es un sensacional entrenador lo sabía cualquiera que quisiera saberlo, no le hacía falta una Champions (otra), ni ganar sin Mbappé, ni moldear a Doué ni convertir al Inter de Milán en el Inter de Moratalaz. No le hacía falta nada de eso pero la avalancha de pruebas ha provocado un triste efecto donette: le han salido amigos por todas partes. Ha dado vergüenza ajena. No tanta como la utilización forzada y amarillista en cada noticia, columna o tuit del nombre de su hija fallecida para ver si así se arañaban así unos clics, pero casi.

Luis Enrique es un técnico sensacional y un borde con los periodistas. No confía en la mayoría, considera que sentamos cátedra sabiendo la décima parte de fútbol que él (esto es cierto tanto en la crítica como en el elogio) y nunca lo ha ocultado. A mí me hace mucha gracia y me parece refrescante en un mundillo con tanto trepa que, a cambio de que hablen bien de él en las tertulias, vive peloteando a las grandes firmas mientras desprecia al redactor que va a cubrir sus entrenamientos. Sin embargo, a muchos compañeros el gijonés les parece un maleducado que no respeta su trabajo y es desagradable de manera gratuita. No es tampoco una visión descabellada.

Hasta aquí todo sería normal. Lo que no fue ni medio razonable fue la cacería a la que muchos del segundo grupo sometieron a Luis Enrique cuando fue seleccionador. Fue orquestado, fue venganza, fue odio con micrófono y teclado. Cualquiera que analice sin rencor la España que cogió y la que dejó, sabe que su trabajo fue el origen del esplendor actual, que el final contra Marruecos fue feo... y accidental. Las cuentas que se le pasaron cuando Luis de la Fuente, este sí entrevistado amable, levantó la Eurocopa o el Dortmund eliminó al PSG el año pasado no tuvieron nada que ver con el fútbol porque el fútbol no las respaldaba. Era personal. Siempre lo ha sido con él.

Por eso resulta triste ver tanto converso ahora. Lo que no les gustaba de Luis Enrique y era legítimo no ha cambiado, pero ya no se habla de ello. Dirán que es objetividad, que son adalides de la verdad, que han visto la luz, pero no les crean. En cuanto pierda, y perderá porque hasta los mejores entrenadores acaban cayendo, le estarán esperando con piedras y antorchas. Es el nuevo ciclo de la vida de cierto periodismo deportivo. Periodismo... o lo que sea.

El recuerdo de Luis Enrique tras la exhibición: “Xana está conmigo en la victoria, pero en la derrota mucho más. No es un día para estar triste”

Actualizado Domingo, 1 junio 2025 - 00:36

Una auténtica obra maestra es lo que consiguió Luis Enrique en Múnich ante el Inter de Milan. La final de la Champions con mayor diferencia de goles de la historia ha sido obra del entrenador asturiano justo el año después de la salida de Kylian Mbappé destino Real Madrid. "Hemos demostrado que tenemos estrellas y están al servicio del equipo y no al revés", ha expresado el propio Luis Enrique en la entrevista postpartido.

Fueron cinco goles marcados y cero encajados para una obra coral del equipo francés, que se estrena por fin tras una multimillonaria inversión como ganador de la Champions League, el mayor título continental. "No sabía como íbamos a ganar. Hacer historia es muy bonito, pero indica que toda la gente ha estado con un exceso de presión, me ha sorprendido la madurez de los jugadores", ha apuntado el técnico.

El técnico quiso tener un emotivo recuerdo para su hija Xana, fallecida tras una enfermedad, y se puso una camiseta en homenaje suyo en la que dos dibujos, aparentemente un padre y una hija, sujetaban la bandera del PSG, como hicieran el asturiano y ella en su conquista de la Champions con el FC Barcelona. "Xana está conmigo en la victoria, pero en la derrota mucho más. No es momento para estar triste ni para emocionarse", ha manifestado el técnico.

De hecho, la grada de la afición francesa ha querido homenajear a su técnico con una imagen muy similar impresa en un tifo gigantesco que se ha desplegado cuando los jugadores del PSG se han acercado a celebrar con ellos la primera Champions del club francés.

Quiso tener unas palabras para su técnico Achraf Hakimi, el primer goleador de la noche. "Es el hombre que ha cambiado el PSG, desde que vino ha hecho que el equipo y el club cambie", ha elogiado el lateral marroquí que luego ha precisado: "Es un ser humano y un entrenador leal que se lo merece más que nadie".

En el mismo sentido se ha mostrado el capitán del equipo parisino, Marquinhos. "El míster ha traído una mentalidad y una filosofía increíbles", ha concedido y ha revelado cómo se ha acordado de los 12 años que ha pasado en el conjunto francés y lo que le ha costado un objetivo que ha logrado tras un "increíble 5-0" que le ha obligado a meterse a llorar al vestuario.

Para el lateral derecho y uno de los jugadores más importantes del equipo parisino, el PSG se lo merecía hacía tiempo. "Hemos hecho historia, hemos escrito los nombres en la historia del club y de la ciudad", ha apuntado el lateral.

Año I sin Kylian

El nombre que no estará es el de Kylian Mbappé, que ha felicitado al PSG desde sus redes sociales. "El gran día por fin ha llegado. Una victoria a la manera de todo un club", ha escrito. Del delantero francés se ha acordado Marquinhos. "Mbappé es muy grande, gran amigo y compañero, lo dio todo. Infelizmente no lo consiguió como Ney, Di Maria y otros muchos que también la merecieron", ha apuntado.

No ha querido poner paños calientes el portero del Inter y héroe de la eliminatoria ante el Barça, Jan Sommer. El suizo mantiene que han tenido una "mala noche" y que el PSG es "justo vencedor". "Nos ha faltado el coraje y tampoco hemos estado compactos. Ha sido demasiado fácil para ellos", ha mantenido.

Terminada la ceremonia de entrega de medallas y la Copa, cuando los jugadores franceses se han acercado a la grada de sus aficionados, se ha producido una invasión de campo que ha obligado a desalojar a los futbolistas de ambos equipos a los vestuarios. Finalmente un numerosísimo cordón policial ha conseguido controlar a la masa y devolver a los aficionados a sus asientos. Los jugadores franceses han vuelto al campo posteriormente.

El PSG de Luis Enrique se corona con una obra maestra en una final de la Champions para la historia

Actualizado Domingo, 1 junio 2025 - 00:26

Sí, esta vez, sí. El PSG toca el cielo de la Champions con una suficiencia arrolladora. París tiene la gloria que lleva persiguiendo décadas con un equipo púber comandado por un Doué de 19 años que manejó al Inter como una marioneta. En Múnich se ha coronado una dinastía que estimuló el fútbol europeo con su millonaria inversión pero que ha necesitado la mano de Luis Enrique para convertir lo que siempre fue una corte de estrellas en un gran equipo de fútbol. [Narración y estadísticas: 5-0]

Tan simple y tan difícil que el asturiano es el primero en lograrlo, justo cuando la orfandad de Mbappé podía pesar. Ante los retos, nadie mejor que Lucho. Este título le produce excitación, le coloca en el Olimpo del PSG y en el peldaño de Guardiola. Pero, sobre todo, le brinda el homenaje soñado: plantar una bandera en el centro del Allianz Arena como hubiera hecho Xana. Lo hizo en una camiseta de su fundación en la que se les ve juntos. Un vínculo de vida incluso más allá de ella.

No dejó lugar a dudas el PSG de que iba a salir campeón. Desde el saque inicial de Vitinha, directo al fuera de banda para ganar metros, la mentalidad fue voraz sin, a la vez, perder la calma. Como el Inter se cerró, fueron buscándole las vueltas con Dembélé y un inspirado Douré volcados en el encargo del técnico asturiano de volver locos a los centrales italianos. Tardaron nueve minutos en probar con tímidos disparos a Sommer, pero en cuanto sumaron a Kvaratskhelia, llegó el gol. El georgiano buscó a Vitinha en el pico del área para que filtrara un balón a Douré que vio aparecer solo en el otro palo a Hakimi. El marroquí embocó a placer y pidió perdón al fondo de su ex afición, que enmudeció.

Solo habían pasado 12 minutos y apenas habían tenido la pelota. Ni un segundo se la dejaban los parisinos y, si la robaban, aparecía Joao Neves para recuperarla en un trabajo del joven portugués que merece mucho brillo como escudero de su compañero de selección. Luis Enrique, en cuclillas en el área, sabía que su equipo no iba a aflojar y no lo hizo. Era hambre de décadas.

Cuando Inzaghi quiso mandar a los suyos hacia Donnarumma, asestó el segundo golpe. Kvaratskhelia lanzó a la carrera a Dembélé por el costado izquierdo y se plantó en el pico del área para colgar una asistencia a Doué que bajó con el pecho y enganchó para colocarla donde el meta suizo no alcanzaba. En 20 minutos, el PSG había deshecho al Inter, desajustado en defensa con un Dimarco siempre enganchado y Lautaro Martínez desaparecido.

Los italianos, como inmersos en un rondo de entrenamiento del PSG un día cualquier en Poissy, trataron de estirarse y lograron el primer disparo en un remate de Acerbi a saque de esquina. Thuram lo intentó de la misma manera, pero no había forma. Y eso que el PSG jugaba con Nuno Mendes renqueante de un golpe en la cadera. El motor del Inter no carburaba y no había manera de pisar el área con peligro porque, además, los franceses no escatimaban ni una ayuda. Acudían en auxilio sin dudar. Por eso el duelo lo pudo sentenciar al borde del descanso Dembélé. El Mosquito, símbolo de la revolución goleadora de este equipo con la llegada de 2025, fue clave en la presión a Sommer y enloqueció a la zaga interista. Ahora aparecía por el centro, después por la derecha y luego por la izquierda. Hasta era capaz de bajar a recuperar. Multiplicado en su responsabilidad de ser ejemplo al resto para conseguir el sueño largamente perseguido. Pero el centro que regaló Doué para fusilar al portero no lo cazó con precisión. Quizá por eso la última de la primera parte se la jugó en solitario la joven perla parisina.

Al regreso del vestuario no tuvo más remedio el Inter que intentar estirarse para no verse arrollado de nuevo. Había que jugar y, para eso, tener la pelota. No buscó Inzaghi más jugones, sino más contundencia con Bissack y Zalewski. Y lo pagó con una derrota sonrojante. Mientras, Luis Enrique observaba hasta que ya no pudo evitar desatarse. Su equipo casi le obligó.

Y es que Dembélé, en su faceta de asistente, estaba disfrutón. De tacón le dejó el balón a Vitinha en el centro del campo para que el cerebro portugués le brindara a Douré la posibilidad de que, antes de los 20, se pudiera convertir en el mejor jugador de una final de Champions con dos goles y una asistencia. Su llegada del Rennes ha sido una bocanada de aire fresco a un ataque ya de por sí repleto de recursos.

Tardó uno meses en sumarse Kvaratskhelia, pero el georgiano también dejó su sello en el más mítico partido de su nuevo equipo. Otra vez se lo regaló el Mosquito, que recibió del recuperado Nuno Mendes para lanzar al estilete a la carrera por la orilla izquierda. Sommer no pudo hacer nada más que recoger el balón de la portería. Al suizo, que mantuvo su hoja limpia durante muchos meses, le hicieron más de 23 remates y Barcola le perdonó el quinto gol que lograría Mayulu. No es de extrañar que el fondo del Allianz convertido en el Parque de los Príncipes acabara el partido coreando con olés. Su sueño ya era una realidad.

La intrahistoria de la ‘revolución Luis Enrique’ en París: “Tenía un plan clarísimo, quería hacer historia”

Actualizado Viernes, 30 mayo 2025 - 22:47

«Nunca pensé que llegaría al fútbol francés». Sincero y directo. Así se presentó Luis Enrique en París en julio de 2023. Si alguien torció el gesto al escucharlo, hoy pensará por qué el PSG no le llamó antes. El asturiano ha conquistado París y ha hecho creer al club, a sus aficionados y a sus propios jugadores que, ahora sí, pueden ganar la primera Champions esta noche en Múnich ante el Inter.

«Desde el primer día la intención era hacer historia y estamos en condición de lograrlo», explicaba hace unos días el técnico, que sí sabe lo que es ganarla porque lo hizo con el Barça de Messi, Suárez y Neymar en 2015 ante la Juventus. Sin embargo, este proyecto es diferente a aquel en Barcelona y al que han impulsado durante una década los dueños del PSG, Qatar Sport Investiment (QSI), con Nasser Al-Khelaifi a la cabeza. Hoy, han aprendido que no se trata de acumular estrellas, sino de construir un equipo.

«Hemos tenido que ir gestionando perfiles de jugadores, que construir. Tenemos futbolistas de mucha calidad, de alto nivel, pero con mentalidad de equipo», confiesa el entrenador, que no duda en lanzar órdagos propios de su arrolladora personalidad, que puede generar tanta afinidad como rechazo: «Estamos preparados para todo».

Casi dos años después de encerrarse durante los primeros meses en la Poissy y sin saber ni una palabra de francés, el PSG refleja lo que buscaba Luis Enrique. «Tenía un plan clarísimo», cuentan quienes le rodean. Ha amoldado un entorno con muchas posibilidades económicas a su idea. Ha conseguido desde lo más sencillo, una grúa elevadora desde donde controlar los entrenamientos desde las alturas sin necesidad de andamio, al fichaje de futbolistas que, sin ser ya megaestrellas, apuntan a ello. Pero al ex seleccionador nacional no le vale sólo ganar, quiere sembrar. «Que se sientan atraídos por cómo jugamos no sólo los aficionados del PSG, sino cualquiera», advierte.

Sin el peso de Mbappé

En ese reconstrucción, el aparejador que se ha convertido en pieza clave es el director deportivo con el que llegó de la mano: Luis Campos. Cogieron las riendas no sólo para llevar al equipo a ganar dos ligas y la Copa de Francia, sino para reestructurar un vestuario que andaba descompensado. El peso de Mbappé lastraba, como reconoció sin tapujos en un documental el propio Luis Enrique: «El hecho de tener un jugador que se movía por dónde él quería, implica que hay situaciones del juego que no controlo. El año que viene las voy a controlar todas. Todas, sin excepción», aseguraba sin medir sus palabras.

La salida del delantero al Real Madrid ha permitido la transición de un grupo en el que ha integrado el fichaje de jugadores convertidos en esenciales en su once y que han arrastrado a los demás a la fe de Lucho. «Nos dijo que sin Kylian meteríamos más goles y creo que no se ha equivocado», reconocía Zaïre-Emery. Han sido 138 en todas las competiciones frente a los 120 de la pasada campaña, cuando Mbappé marcó 44. La estrella goleadora ha sido Dembélé, con 33 goles, despertado en el arranque de 2025, justo cuando lo hizo todo el grupo, porque el inicio de campaña no fue fácil.

El asturiano observa a sus jugadores en el Allianz.

El asturiano observa a sus jugadores en el Allianz.L. BRUNOAP

El equipo se bloqueó en efectividad y marcó uno de los peores datos de Europa, lejos de lo que se esperaba una plantilla como la del PSG. Derrotas en Champions que dolieron como ante el Atlético y el Liverpool, y un trabajo que consistió en «recuperar la confianza generando hábitos de juego».

A eso se sumó el factor generosidad de un grupo que se destapó como solidario. Luis Enrique había buscado en el mercado el talento en jugadores de menos de 25 años con tanta calidad como hambre. El portugués Joao Neves, la perla francesa Douré o el ecuatoriano William Pacho, por el que se arqueó la ceja en las gradas cuando se pagaron 40 millones por su llegada. Sin protagonismos excesivos, ensamblaron, y a ellos se sumó en enero la guinda: el georgiano Kvaratskhelia. En total una inversión de 220 millones pero con mucho crecimiento. «He visto esta temporada todo lo que quería mejorar. Me he maravillado», confesaba Luis Enrique hace unos días, con la mirada ya puesta en la final de esta noche.

La bandera de Xana

Quizá por eso a mitad de enero el asturiano se atrevió a verbalizar un sueño que va incluso un poco más allá de hacer historia en el fútbol francés. «Recuerdo una foto que tengo increíble con mi hija en la final de la Champions en Berlín, después de ganar, clavando una bandera del FC Barcelona al campo. Tengo el deseo de poder hacer lo mismo con el PSG. No estará mi hija, no estará físicamente, pero estará espiritualmente, y eso para mí es muy importante», contó el entrenador sobre Xana, de donde nace parte de su fuerza.

Contará con la ayuda de estos jugadores jóvenes a los que Luis Enrique ha inoculado o estimulado el gen ganador. Estarán sobre el césped cuando arranque el partido en el Allianz Arena y muchos lo harán por primera vez en sus carreras. En una final de Champions sólo tienen experiencia Lucas Hernández y Marquinhos. Los dos en la misma: en Lisboa en 2020. El francés la ganó con el Bayern y el brasileño, único superviviente que sigue en el PSG, la perdió abriendo una herida que no cicatrizado. Han sido semifinales en las que se ha tropezado una temporada tras otra pese a la inversión de más 2.000 millones en fichajes. La Champions es la desea y si Luis Enrique la consigue, conquistará París.

Luis Enrique: "Ser los primeros en ganar la Champions tiene algo de excepcional, y eso es lo que más me motiva"

Luis Enrique: “Ser los primeros en ganar la Champions tiene algo de excepcional, y eso es lo que más me motiva”

Luis Enrique tiene muy claro que su PSG está "preparado" para ganar la primera Champions de su historia. Lo repitió varias veces a lo largo de su discurso en la previa de la final. Preparado para afrontar los desafíos tácticos que les plantee el Inter; preparado para manejar la carga emocional que supone tener a mano el sueño de un club y toda una afición. "Estamos preparados y no tenemos miedo", insistía. Al asturiano los retos no le lastran sino que le dan alas y tiene ante sí uno de los mayores de su carrera, aunque esta sea su segunda final. "Ser los primeros en ganar la Champions tiene algo de excepcional, y eso es lo más me motiva. El mayor reto es hacer historia", aseguró.

Como no ha sido fácil la trayectoria de los parisinos en esta competición, saben lo que es jugar finales. "Nuestro recorrido ha sido difícil y duro, y eso es una ventaja ahora. Yo lo intento vivir con la tranquilidad de tener diez años más de edad y experiencia, porque no he parado de trabajar, y transmitiendo a los jugadores la bonita oportunidad de vivir una final y de hacer historia, pero a la vez lo gestionamos para que no nos supere esa situación", explicó.

El Inter no se lo pondrá fácil. "Va a ser difícil quitarles el balón y, cuando lo pierden, además saben defenderse bien. El Inter tiene patrones de juego claros y añade movilidad, lo que implica atención. Cuando un equipo se repliega bien, hay poco espacio y mucha agresividad. Pero ésa es una de las fases del juego que más conocen mis equipos. Adaptarse y saber jugar la final será clave. Y soy optimisma. Vamos a llevar el partido al terreno donde creo que somos los mejores", advirtió.

De entre sus jugadores, "entre los mejores si no el mejor", dijo Luis Enrique, es Dembélé, que no dudó en considerar un placer estar en la final después de haber cambiado la dinámica del equipo en enero. En su nuevo rol de falso 9, tiene claro que debe "ser astuto y volver locos a los defensas", justo lo que le pide el entrenador. Para él, vital será controlar las emociones. "Hay que jugar con calma, seriedad y una sonrisa, porque el momento es increíble, Pero no les podemos dejar ni un segundo", recordó.

En el control de esas emociones para "hacer feliz al pueblo parisino", para el capitán Marquinhos ha sido esencial el entrenador, que les ha devuelto la felicidad. "He pasado muchos años aquí, pero este equipo se divierte en el día a día, corremos juntos, nos entendemos. Estoy enamorado de lo que hace este equipo". Por eso quiere con ellos ganar esta Champions, la que se le escapó en 2020 en Lisboa. "Tengo una segunda oportunidad y no la puedo dejar pasar. Tenemos que hacer lo que haga falta para llevar el trofeo a París", sentenció.

Inzaghi: "Tenemos determinación, no obsesión"

Si el proyecto de Luis Enrique acaba de arrancar, el de Simone Inzaghi huele a despedida. La sombra del adiós del italiano planea sobre la final y un título con el que quiere poner el broche a su etapa interista. "Merecemos esta final. Hemos mostrado voluntad desde el primer partido. Nos queda una última etapa antes de ganar este trofeo. Este equipo ha ganado muchísimo, también hemos perdido algunos partidos, pero siempre lo dimos todo. Estamos orgullosos de representar al Inter", explicó el técnico escoltado por sus dos capitanes: Lautaro Martínez y Nicoló Barrella.

Tienen los italianos su propio reto mental tras sumar 15 años sin ganar el trofeo. "Tenemos determinación pero no obsesión. Sabemos como se preparan estos partidos. Tenemos campeones del mundo, campeones de Europa y preparar esta final es como hacerlo en el Mundial o la Euro. Va a ser un partido muy igualado", aventuró el entrenador.

"De niño soñaba con jugar partido de Champions. Como jugador no pude, pero gracias a estos jugadores he jugado dos", recordó el preparador que ha tenido estos días que apartar dos recuerdos amargos. El primero, el de la final de Estambul ante el Manchester City que perdieron por un gol de Rodrigo Hernández. El segundo, la "reciente" decepción de ver cómo se le escapó el Scudetto. Ninguno de ellos tiene peso: "No hay obsesión, veo determinación para ganar esta final", advirtió.

Lautaro junto a Frattesi en el entrenamiento.

Lautaro junto a Frattesi en el entrenamiento.AP

El italiano declaró su admiración por Luis Enrique, "un entrenador excepcional que me gusta mucho como persona", pero tiene claro que intentará "no darles el balón". "El rival tiene un equipo de mucha calidad, pero nosotros en posesión estamos entre los tres mejores de Europa. Vamos a tener posesión y circular pelota limpia", advirtió

Eso pasa por Barella, que se medirá a un centro del campo del PSG con mucha calidad, y confía en que "la fuerza del Inter está en el equipo". Enfrente, guardando la portería francesa estará su amigo Donnarumma, con quien ha hablado estos días, "pero solo de la familia y de la selección italiana", puntualizó.

La mayor amenaza para el guardameta será Lautaro Martínez, convencido de que esta final, el "objetivo" que le falta a su carrera se decidirá por "detalles". "Se gana puliéndolos, porque habrá que hacer un partido perfecto. Hay que ser muy conscientes de eso, saber lo que hace bien el PSG y sacarle partido", aseguró el argentino, no quiere pensar en un posible Balón de Oro. "Lo más importante es este premio que hace 15 años que el Inter no gana. Mi pensamiento es hacer felices a los hinchas del Inter", sentenció.

Acerbi, el caótico verdugo del Barça: "salvado" por el cáncer, acusado de racismo y con tatuajes de una película de dibujos

Acerbi, el caótico verdugo del Barça: “salvado” por el cáncer, acusado de racismo y con tatuajes de una película de dibujos

En el minuto 92, segundos antes del desastre, ningún aficionado del Barcelona hubiera creído que en sus desvelos aparecería el león Álex, la hipopótamo Gloria o el rey lémur Julien y mucho menos el jefe de los pingüinos chiflados, los culpables del todo. A esas alturas de la vuelta de las semifinales de Champions ante el Inter, con 2-3 en el marcador, la afición azulgrana ya no quería marcha, marcha. Pero el defensa italiano Francesco Acerbi apareció en el área pequeña, se anticipó a Ronald Araujo, marcó el gol que llevaba el partido a la prórroga y celebró con sus tatuajes al aire. Unas alas en la espalda, un millón de frases por todos los lados y, entre la amalgama de tinta en su cuerpo, los personajes de Madagascar, la película de animación de DreamWorks que triunfó en 2005. Delirios de juventud.

A Acerbi le apodaban ‘Leone’, en algún momento quiso tatuarse varios leones famosos, de Mufasa a Álex, y un personaje llevó a otro, nadie sabe muy bien por qué. Tampoco se conocen los motivos de las ausencias de la cebra Marty y la jirafa Melman, como tantas otras cosas de Acerbi.

DANIEL DAL ZENNAROEFE

Un futbolista tan peculiar como controvertido, tan ejemplificante como criticable. Que este martes, a sus 37 años, marcara su primer gol en Europa, un gol para la historia, sólo es un episodio de una vida muy vivida.

La muerte de su padre y el cáncer

Formado en el Brescia y el Pavía, Acerbi pasó su juventud al borde del amateurismo en Italia, jugando incluso en la Serie D y no debutó en la Serie A hasta los 23 años. Puro central ‘azzurri’, duro y bueno en el juego aéreo, su carácter y su zurda le llevaron del Chievo al Milan, pero la élite le vino a buscar en el peor momento. Cuatro meses antes de convertirse en ‘rossoneri’ en 2012 había muerto su padre y, con la pérdida, cayó en el alcoholismo.

"No me respetaba, no respetaba mi trabajo, ni a quienes me pagaban. A menudo llegaba al entrenamiento 'achispado', sin haberme recuperado de los efectos del alcohol. Físicamente me encontraba bien porque siempre he sido fuerte. Me valía con dormir un poco para rendir", confesó sobre aquella época en una entrevista con la revista 'L'Ultimo Uomo'. Por suerte lo rescató la medicina, aunque no fue un tratamiento de desintoxicación, si no una quimioterapia.

Después de fracasar en el Milan fue traspasado al Sassuolo y en el reconocimiento médico le detectaron un cáncer testicular. Fue operado y llegó a jugar pocas semanas después, pero una recaída le obligó a parar durante meses y, entonces sí, a replantarse su carrera, sus adicciones, su vida.

"El cáncer fue mi suerte. Doy gracias a Dios por tenerlo. Descubrí que estaba enfermo en julio de 2013, nada más llegar al Sassuolo. Me operaron y seguía comportándome como un no profesional fuera del campo. Por fortuna alguien de ahí arriba me amaba y me envió de nuevo la enfermedad. Sin ella hubiera terminado muy mal. Nadie me hubiera salvado. Sin la enfermedad habría acabado jugando en la Serie 'B' o, tal vez, me habría retirado. Estoy satisfecho de la persona en la que me he convertido a pesar de todas mis deficiencias", afirmaba al mismo medio quien, tras su regreso a los campos de fútbol, ya empezó un ascenso lineal.

Fuera de la selección

Titular en el Sassuolo hasta llegar a debutar como internacional por Italia, en 2018 le fichó la Lazio de Simone Inzaghi, celebró su primer título -la Coppa de aquella temporada- y en 2022 se fue con Inzaghi al Inter. Ya habitual en la Italia que ganó la Eurocopa de 2021, aunque suplente de Bonucci y Chiellini, el año pasado protagonizó una polémica que le apartó temporalmente de las convocatorias.

Luca BrunoAP

El defensa del Nápoles Juan Jesus aseguró que había recibido insultos racistas de él ("me dijo vete negro, solo eres un negro"), aunque semanas después Acerbi no fue sancionado por falta de pruebas. Este martes, en la vuelta de las semifinales ante el Barcelona, después de frenar varios ataques azulgranas, encararse con Iñigo Martínez y con quien se le pusiera delante durante más de 90 minutos, marcó el gol de su vida. Para siempre, entre la afición culé, quedará el recuerdo de su físico ideal.

El Barça no rompe su maldición y sigue sin una final de Champions 10 años después

El Barça no rompe su maldición y sigue sin una final de Champions 10 años después

Actualizado Martes, 6 mayo 2025 - 23:55

El 6 de mayo no pudo ser esta vez talismán para el Barça. En 2009, en esa misma fecha, los azulgrana, con Pep Guardiola en el banquillo, lograron arrancar un agónico 1-1 en la vuelta de las semifinales ante al Chelsea de Guus Hiddink en Stamford Bridge, casi cuando estaba a punto de cumplirse el tercer minuto del añadido y jugando con 10 desde el minuto 66, para meterse en una final de Roma en la que, ala postre, batiría al Manchester United por 2-0 para sumar el primer triplete de su historia. Seis años más tarde, el equipo, entonces con Luis Enrique al frente, sellaba un contundente 3-0 frente al Bayern precisamente de Guardiola en la ida de unas semifinales que serían la antesala de la final de Berlín ante la Juventus. Su victoria allí, por 3-1, significó a la vez tanto su quinto máximo trofeo continental como el segundo triplete para el club.

Desde ese triunfo, cosechado en 2015, el Barça no ha hecho más que encadenar una serie de decepciones en Europa a las que el Inter le ha añadido ahora un nuevo capítulo. La Champions insiste en darles una y otra vez la espalda a los azulgrana, en una suerte de maldición que, de momento, no ha escrito aún su última página. En la temporada 2015-16, cayeron en los cuartos de final frente al Atlético de Diego Pablo Simeone. Por mucho que se llevaran un 2-1 aparentemente favorable del Camp Nou, los colchoneros sellaron un 2-0 con doblete de Antoine Griezmann en el Calderón que acabó por obligarlos a despedirse de reeditar el triunfo conquistado el año anterior.

El curso siguiente, el 2016-17, aún comandados por Luis Enrique, consiguieron firmar remontada en los octavos de final ante el PSG con un 6-1 en el Camp Nou tras caer inicialmente en París por 4-0 tan vistosa como finalmente estéril. La Juventus, en los cuartos de final, los descabalgaría de la máxima competición europea tras vencer por 3-0 en Italia y arrancar un 0-0 en la vuelta.

Fiascos en Roma y Anfield

La temporada 2017-18, con Ernesto Valverde al frente del banquillo, los barcelonistas se vieron en la calle también en los cuartos de final, en este caso a manos de la Roma. Tras vencer por 4-1 en el Camp Nou, en un partido en el que la fortuna se alió con los locales, el equipo giallorosso remontó endosándole un contundente 3-0 en Italia.

El curso siguiente sería aún más aciago. Entonces, después de vencer al Liverpool por 3-0 en el Camp Nou en la ida de las semifinales, con Ousmane Dembélé enviando al limbo el posible 4-0 en los instantes finales, los reds les pasaron por encima en Anfield con un tan incontestable como humillante 4-0. La humillación, no obstante, alcanzaría su cota máxima en la temporada 2019-20, en una fase final de la Champions marcada por la pandemia y disputada a partidos únicos en Lisboa a partir de los cuartos de final. Entonces, el Bayern de Hansi Flick arrasó a un equipo dirigido por Quique Setién con un demoledor 2-8.

Tampoco ante el Eintracht

El curso 2020-21 fue otra decepción. El PSG, liderado por Kylian Mbappé, se impuso por 1-4 en el Camp Nou en la ida de los octavos de final y le bastó con ceder un 1-1 en París para sellar una nueva eliminación de un equipo azulgrana que, en las temporadas 2021-22 y 2022-23, no logró ni siquiera alcanzar los octavos y se vio condenado a jugar una Europa League en la que el Eintracht de Frankfurt lo eliminó en los cuartos de final tras un 1-1 en casa e imponerse por 2-3 en el Camp Nou en 2022 y el United, por su parte, lo mandó también a casa en la ronda preliminar previa a los octavos en 2023 tras arrancar un 2-2 e imponerse por 2-1 en Old Trafford.

La campaña pasada, finalmente, el PSG volvió a erigirse como verdugo de los azulgrana en Europa. Esta vez, en los cuartos de final. El equipo de Xavi Hernández consiguió llevarse un 2-3 de su visita al Parque de los Príncipes solo para ver como, en la vuelta, en Montjuïc, el conjunto francés se imponía otra vez por 1-4, en un partido marcado por la madrugadora expulsión de Ronald Araújo, con un doblete de Mbappé y sendos tantos de Dembélé y Vitinha.

Cruel castigo al Barça de Lamine: el Inter será finalista de la Champions tras un duelo épico

Cruel castigo al Barça de Lamine: el Inter será finalista de la Champions tras un duelo épico

Las noches de hundimiento del Barça tienen un escenario europeo más, Milán, pero en nada se parecerá a cualquier otro naufragio. Esta vez fue un castigo cruel y por momentos injusto para el equipo primaveral y descarado que ha ensamblado Hansi Flick. Se encontraron con el primer gran obstáculo y pelearon con convicción toda la eliminatoria, sin miedo, guiados por un Lamine Yamal en la persecución de un sueño que les arrebató el Inter justo cuando vivían inmersos en un estado de felicidad sostenida. Parecían quedar atrás los breves estallidos que habían alimentado la última década, en la que el Barça no creó memoria y ni recuerdos europeos, a veces por deméritos otras por falta de suerte. Cuando pareció que este equipo, comandando por un juvenil y bajo el gobierno de Pedri, lo tenía todo, los italianos se cobraron primero los errores, después le sobrevivieron y acabaron resistiendo para someter la alegría feroz de esta generación culé en una eliminatoria épica. [Narración y estadísticas (4-3)]

El Barça encontró con la necesidad de masticar un duelo que tardó en saber interpretar, tuvo en su mano y lo vio escapar. No lograba generarle dudas a un rival que echó mano de veteranía, esa misma que hizo de Dimarco buscara intimidar a Lamine a base palitos. Nada que pudiera castigar Marciniak, pero suficiente para desquiciar. Aún así se sostuvo el de Rocafonda para tirar de un Barça que se refugió solo en él para intimidar, sin que eso le permitiera sacar a pasear su don.

En los primeros minutos, ambos equipos buscaron dañarse por los flancos. Si Lamine estaba juguetón, Dumfries anduvo siempre preparado para buscarle las cosquillas a Gerard Martín. Fue la caldera del Giuseppe Meazza la que encendió el partido cuando el Inter encadenó tres saque es de esquina consecutivos e impuso su pizca de locura. Se durmió Olmo en la salida de balón y apareció Dimarco para robar, buscar a Dumfries y que el neerlandés asistiera a Lautaro Martínez para abrir el marcador. El argentino había apurado para llegar al duelo y fue determinante durante muchos minutos.

Cubarsí y el VAR

La ventaja le dibujó al equipo de Inzaghi el escenario que quería. Sin necesidad de arriesgar, entregó el control a los azulgrana, demasiado imprecisos ante Sommer. Ni Ferran ni Lamine, en alianza con un solvente Éric García en funciones de lateral, eligieron bien y Olmo y Raphinha ni aparecían.

Al Inter le bastaba con estirarse a la contra, buscando inquietar en cualquier despeje como la bolea que probó Mkhitaryan o el zurdazo de Çalhanoglu. Se sostenía el Barça en esa mínima desventaja cuando Cubarsí se lanzó a los pies de Lautaro frenando su mano a mano con Szczesny. Se jugó el penalti y el VAR lo cazó. El argentino, a medio gas, había marcado un gol y dejado en bandeja el segundo a Çalhanoglu desde el punto de penalti con la primera parte cumplida. El 2-0 era un mazazo que Flick tendría que buscar enmendarlo en el vestuario.

Aunque solo la habilidad en el fuera de fuego les libró del tercer tanto, al alemán no le hizo falta ni mover el banquillo porque el héroe inesperado lo tenía en el césped. Se activaron Lamine, Pedri y Raphinha, pero fue Gerard Martín el que puso un centro lateral que Eric García enganchó para enviar a la escuadra. Ese gol recordó que no hay desaliento cuando está en juego una final. Tuvo el empate el improvisado lateral en una contra de manual con Gerard y Pedri, pero su disparo lo adivinó Sommer, todo reflejos.

Frattesi festeja el 4-3 del Inter, el martes en el Meazza.

Frattesi festeja el 4-3 del Inter, el martes en el Meazza.AFP

Nada pudo hacer el suizo con otro centro llovido desde la izquierda para el testarazo de Dani Olmo. El Barça había revivido y el Inter temblaba. Tanto que cuando el VAR convirtió en falta al borde del área la entrada de Mkhitaryan a Lamine que Marciniak vio como penalti, todo el estadio resopló de alivio.

La superioridad culé era aplastante y, como no podía ser otro, Lamine tuvo la ocasión de romper el empate con un latigazo desde la frontal del área que salvó la mano de Sommer. Entonces apareció Raphinha. Necesitó probar con la izquierda, que salvara Sommer y recoger el rechazo para ajustar un derechazo a la base del poste para poner rumbo a Munich. Nada parecía poder frenar a este Barça y hasta Lamine estrelló el cuarto en el palo. Sin embargo, el Inter revivió para aguar la fiesta culé. Cuerpeó Dumfries con Gerard y le ganó para poner un centro que Acerbi convirtió en el empate que condenaba a la prórroga.

Con el partido loco, en el tiempo extra los errores se pagaron mucho más caros. El de Araújo dejando escapar a Thuram en el lateral del área para asistir a Frattesi fue determinante. Otra vez el Barça estaba eliminado. Bajo la intensa lluvia de Milán, faltaba el gol de Lamine que, por más que lo buscó de manera incansable, no apareció.

Lewandowski-Lautaro: duelo de goleadores entre algodones

Lewandowski-Lautaro: duelo de goleadores entre algodones

Actualizado Lunes, 5 mayo 2025 - 20:33

El duelo de alto voltaje que el Barça y el Inter disputan en Milán para meterse en la final de la Champions tendrá dos protagonistas que llegan entre algodones: Robert Lewandowski y Lautaro Martínez. El polaco, máximo anotador de los azulgrana con 40 goles en 48 partidos, se ha perdido los últimos cuatro encuentros (en Liga frente al Mallorca y el Valladolid, la final de Copa ante el Real Madrid y la ida contra los neroazzurri) a causa de una lesión en el semitendinoso del muslo izquierdo, pero recibió este mismo lunes el alta médica y entró en una convocatoria en la que Alejandro Balde sí causó baja.

El argentino, mientras, el principal goleador de los italianos con 21 tantos en 47 partidos, tuvo que dejar el césped el martes pasado antes de tiempo también por problemas musculares, pero trabajó con el grupo y todo invita a pensar que podrá tener por lo menos algunos minutos, por mucho que Simone Inzaghi jugara al gato y al ratón a la hora de hablar de su punta de lanza como también de Benjamin Pavard.

La capacidad de intimidación de Lewandowski (sus números anotadores, de hecho, ya son los mejores desde que aterrizó en el club en verano de 2022) puede ser trascendental para que el Barça logre imponerse a un equipo que, hasta su visita a Montjuïc, sólo había encajado cinco goles en la presente edición del gran torneo continental. Incluso, aunque se quede fuera del equipo titular, tal y como dejó caer Hansi Flick en la rueda de prensa previa al partido. «Hablé con él el domingo y se está recuperando mucho mejor de lo que esperábamos. Pienso que está preparado para estar en el banquillo y, cuando lo necesitemos, volver a entrar», señaló el técnico.

Lautaro, durante el último entrenamiento del Inter en Appiano Gentile.

Lautaro, durante el último entrenamiento del Inter en Appiano Gentile.EFE

En la Champions, el polaco suma un total de 11 tantos en 12 jornadas y lo supera únicamente Raphinha, que acumula 13 en 12 duelos. El brasileño, de hecho, fue decisivo en la ida, con un disparo que, tras estrellarse en el travesaño, tocó en la espalda de Yann Sommer para convertirse en el definitivo 3-3. El colmillo del brasileño, quien inició la última remontada en el José Zorrilla contra el Valladolid y que acumula 31 goles en 52 partidos, puede ser también determinante en un mano a mano con Marcus Thuram, el segundo máximo anotador interista, que suma hasta el momento 18 goles en 45 partidos. El último, un taconazo espectacular, inauguró el marcador la semana pasada.

Otro delantero con algo menos de olfato anotador, pero con gran talento, como Lamine Yamal, puede volver a ser también decisivo, después de la exhibición en Montjuïc. Así lo espera un Flick que, pese a que siempre pone al equipo por encima de todo, es muy consciente del tipo de jugador que tiene entre manos. «Para mí, el equipo es lo más importante, pero es verdad que hay jugadores excepcionales y Lamine es un genio. El miércoles nos ayudó y fue genial verlo, pero lo tiene que demostrar siempre. Queremos llegar a la final y esperamos que todos estén al máximo nivel», concluyó.