Y, de repente, Luis Enrique se convirtió en un santo

Y, de repente, Luis Enrique se convirtió en un santo

Que Luis Enrique es un sensacional entrenador lo sabía cualquiera que quisiera saberlo, no le hacía falta una Champions (otra), ni ganar sin Mbappé, ni moldear a Doué ni convertir al Inter de Milán en el Inter de Moratalaz. No le hacía falta nada de eso pero la avalancha de pruebas ha provocado un triste efecto donette: le han salido amigos por todas partes. Ha dado vergüenza ajena. No tanta como la utilización forzada y amarillista en cada noticia, columna o tuit del nombre de su hija fallecida para ver si así se arañaban así unos clics, pero casi.

Luis Enrique es un técnico sensacional y un borde con los periodistas. No confía en la mayoría, considera que sentamos cátedra sabiendo la décima parte de fútbol que él (esto es cierto tanto en la crítica como en el elogio) y nunca lo ha ocultado. A mí me hace mucha gracia y me parece refrescante en un mundillo con tanto trepa que, a cambio de que hablen bien de él en las tertulias, vive peloteando a las grandes firmas mientras desprecia al redactor que va a cubrir sus entrenamientos. Sin embargo, a muchos compañeros el gijonés les parece un maleducado que no respeta su trabajo y es desagradable de manera gratuita. No es tampoco una visión descabellada.

Hasta aquí todo sería normal. Lo que no fue ni medio razonable fue la cacería a la que muchos del segundo grupo sometieron a Luis Enrique cuando fue seleccionador. Fue orquestado, fue venganza, fue odio con micrófono y teclado. Cualquiera que analice sin rencor la España que cogió y la que dejó, sabe que su trabajo fue el origen del esplendor actual, que el final contra Marruecos fue feo... y accidental. Las cuentas que se le pasaron cuando Luis de la Fuente, este sí entrevistado amable, levantó la Eurocopa o el Dortmund eliminó al PSG el año pasado no tuvieron nada que ver con el fútbol porque el fútbol no las respaldaba. Era personal. Siempre lo ha sido con él.

Por eso resulta triste ver tanto converso ahora. Lo que no les gustaba de Luis Enrique y era legítimo no ha cambiado, pero ya no se habla de ello. Dirán que es objetividad, que son adalides de la verdad, que han visto la luz, pero no les crean. En cuanto pierda, y perderá porque hasta los mejores entrenadores acaban cayendo, le estarán esperando con piedras y antorchas. Es el nuevo ciclo de la vida de cierto periodismo deportivo. Periodismo... o lo que sea.

Quique Guasch: "Me vetaron hasta para entrar al lavabo de todas las televisiones de España"

Quique Guasch: “Me vetaron hasta para entrar al lavabo de todas las televisiones de España”

"He sido incómodo toda mi puta vida", arranca Quique Guasch (Barcelona, 1951) y sorprende a quien creció viéndole, Mundial tras Mundial, partido tras partido, como reportero afable y siempre con el protagonista adecuado durante la etapa gloriosa del deporte en TVE. Es un clásico de estampa inolvidable y, viendo cómo se conserva en 2025, eterna: bigotazo, calva brillante y bronceado permanente desde mucho antes del furor de los rayos UVA. Sólo las canas le delatan. Eso y que, desde que le atropelló un ERE en la tele pública en 2008, fue desapareciendo del primer plano.

"La profesión no perdona a los viejos, cosa que comprendo, y si encima eres molesto para el poder, te rematan. Yo no he podido ni sabido ser otra cosa y me lo han permitido… hasta que no", reflexiona con más resignación que rencor.

¿Qué le hacía tan incómodo?
Yo digo lo que pienso y no pienso lo que digo. Eso en nuestra profesión te pasa unas facturas terroríficas, amigo mío. Y los peores son los que menos te esperas, los que van de liberales y de ser unos tíos cojonudos, pero son una mierda como un piano. Grandes cracks de la comunicación que se dedican a joder la vida a otros más débiles.
¿Habla de alguien en concreto?
No merece la pena nombrarlos. Ya no. Y algunos presumían de ser de izquierdas, como yo, pero luego lo que menos les importaba eran los trabajadores. Uno, que encima es un gran periodista, se dedicó a joderme la vida cuando salí de TVE, me vetó hasta para entrar al lavabo de todas las televisiones de España, pero no le puedo nombrar porque se me querella. Además ya da igual porque me lo paso ahora maravillosamente bien. Ando un poquito por las mañanas, que me lo recomendó el cardiólogo, y me voy al Club Natación Barcelona, que es mi casa verdadera, a tomar el sol y bañarme todos los días del año.

Para saber más

Hay que mantener el moreno.
Claro, y el bigote. Son mi imagen de marca. Y la calvicie, eh. La reivindico y la llevo con orgullo desde hace 50 años. Me han ofrecido varias veces ponerme injertos gratis, ¿para qué quiero yo pelo ahora? No merece la pena. No sé si a los 25 me lo hubiera pensado, pero ahora…
Los que se quedan calvos jóvenes luego aguantan mejor el paso del tiempo, envejecen más lento.
Porque parecíamos viejos con 30, pero, mira, yo estoy como una rosa y el secreto es el sol. Siempre con protección, eh, no seamos gilipollas. Y luego tengo otro secreto para mantenerme joven que no te he contado hasta ahora. ¿Sabes cuál es mi pasión?
Así, a bote pronto, no se me ocurre.
Mi pasión es el Barça. Pero no es que sea un apasionado del fútbol, lo que me apasiona es el club, las movidas que hay alrededor, los intereses creados, la política que se mete dentro de los despachos... Enterarme de todo eso, aunque ya no lo cuente en ningún lado, me vuelve loco.
¿Y por qué no lo cuenta en ningún lado? Muchos periodistas de su generación siguen colaborando en medios.
Ya, pero, como te he dicho antes, yo no me callo. Si veo algo que huele mal en el Barça, lo digo y automáticamente llamarán a quien me contrate a preguntar: "¿A este tío por qué lo tenéis aquí si ya tendría que estar jubilado?". Lo sé porque me ha pasado. Y estoy jubilado, ojo, lo que pasa es que me enferma ver que yo me entero de cosas del Barça que los periodistas que lo siguen cada día deberían saber y no saben. O no lo cuentan, porque los pobrecillos no pueden hablar libremente o les quitan hasta la posibilidad de hacer una pregunta en las conferencias de prensa. Perdóname la falta de humildad, pero es verdad que sigo teniendo esas conexiones y esas fuentes dentro del club.
¿Duele ese exilio profesional?
No tengo ya fuerza para luchar, me he cansado. Las últimas ofertas que he tenido te pagan un café con leche por colaborar una vez al mes. Ya no estoy para eso y entiendo que esto debe de ser para gente joven. Les deseo lo mejor y que les paguen más dignamente. Yo estoy feliz. Mis mañanitas en el club, comida con mi santa esposa y, cuando ella vuelve al trabajo, me retiro a mis aposentos y me dedico a jugar con el ordenador, hacer mis llamadas y ponerme al corriente de las muchas barbaridades que dicen estos pseudoperiodistas que proliferan ahora en internet, bárbaros que están vendidos a los clubes por una gorra y una bufanda y, encima, muchos medios de verdad promocionan. En fin, es otro mundo, uno al que ya no pertenezco. Yo no nací con el ordenador, nací con el ordenanza, que suena parecido pero no es lo mismo [risas].
¿No reconoce el periodismo actual?
No queda nada del periodismo deportivo que yo conocí, el de verdad, el que quería contar cosas. Entras en las webs deportivas y ves que cogen lo que dicen otros, lo pegan, lo titulan y ya está. Con eso llenan. Es verdad que está muy mal pagado y que seguramente los editores o los directores les obligan a hacer esos contenidos que no tienen ningún valor pero dan clics, pero todo está mal. Me aburre la profesión ahora. He dejado de escuchar los programas de radio porque todo son intereses y portavoces de Laporta o de Florentino defendiendo lo suyo. En el fútbol se está haciendo la obra más importante de la última década en Cataluña, el campo del Barça, que cuesta una millonada y se le da a una constructora turca desconocida, pero los periodistas no indagan y los políticos de mi tierra dicen "amén". Pues nada, ya está. Todos callados y su amo, contento.
Asumo que el amo al que se refiere es Laporta.
Aquí sí. Allí, Florentino. Fíjate, Laporta tiene tres demandas por una presunta estafa con el Reus que está en juicio y aquí no se publica ni una línea. Ni una ni dos, tres. Laporta es un tío que no ha trabajado en toda su vida, ¿de qué vive entonces? Es fácil imaginarlo... más claro, agua. ¿Qué es lo que de verdad me preocupa? Que un buen número de socios, que son buena gente, le votaron y le permitieron hacer las famosas palancas que han hipotecado al club para siempre. Unas palancas cuyo ideólogo es un economista avalado por Florentino. Van de la mano porque les interesa la Superliga, cosa que entendería si no hubiera estado tan mal parida. Aún no comprendo cómo a una cabeza privilegiada como Florentino se le puede ocurrir presentar un proyecto así en 'El Chiringuito'. ¡'El Chiringuito'! Apaga y vámonos. Con eso, nació muerta.
Este amor por el periodismo fue tardío, porque estudió Derecho.
He sido siempre un desastre. Me enganchó el gusanillo de la radio estando ya en la universidad y lo dejé todo por ella, con el consiguiente disgusto familiar y de amigos. Me volvió loco este mundo y no me arrepiento de nada. Me ha ido bien, mal y regular, según el momento, pero he disfrutado mucho porque pillé la mejor época del periodismo en España. Había trabajo, había medios, viajabas, tenías acceso a los protagonistas... Gracias a mi trabajo tengo amigos del Madrid, del Barça, del Dépor, de la Real Sociedad, del Athletic... ¿Esto cómo lo pago? Si cuando me muera, no va a caber la gente en el tanatorio con la cantidad de amigos que he dejado. ¿De qué me puedo quejar? De nada.
Sin embargo, empezó haciendo radio musical.
Claro, estamos hablando de los años 70 y tenías que hacer música porque el deporte estaba creciendo, pero aún era muy secundario en la radio. De hecho, durante unos cuantos años en Radio Joventut yo intentaba hacer deportes y no me dejaban porque, como sabía hacer muchas voces, me ponían en las novelas. Me hinché. Pero en cuanto pude me dediqué a esto que sigo adorando.
Por la noche presentaba shows en algunas de las discotecas más famosas de Barcelona. ¿Eso le ayudó a acercarse a los futbolistas?
Yo he disfrutado mucho con los jugadores, me lo he pasado muy bien y jamás contaré lo que no se debe contar. No porque me lo agradezcan sino porque forma parte de mi background, de mi vida y de mi forma de ser. Yo no soy un alcahuete. Estaba allí porque ellos confiaban en mí, no para escribir ahora un libro de memorias explotando las vidas de otros más importantes. Eso muere conmigo y punto.
Con los jugadores del Barça del Dream Team llegó a hacer un programa en TVE, 'Fantástic', en el que ellos eran los presentadores y hasta interpretaban gags cómicos.
Eso es. Eran Julito [Salinas], Pep [Guardiola], Talín [Alexanko], Txiki [Begiristain] y Eusebio, principalmente, aunque vinieron varios más. Eso fue idea mía. Estaban mis jefes en Cataluña pensando ideas de programas y les dije que por qué no hacíamos uno con los futbolistas del Barça. Alucinaron, claro. Pensaban que era imposible. Toda la parte burocrática la llevé yo y ahí me equivoqué por inexperto. No hablé con el Barça, sino con Johan [Cruyff], que les dio permiso sin que el club supiera nada. En aquel momento los derechos de imagen no eran los de ahora, que el futbolista depende del club hasta para hacer caca y pipí. El Barça sólo tenía control sobre lo que hacían dentro de sus instalaciones o con la camiseta puesta, para lo demás eran libres y no tenían que consultar a nadie. Me aproveché de eso, se hizo y estuve a punto de que se hiciera en el Madrid, porque yo tenía mucha confianza con sus internacionales de cubrir la selección y me habían dicho que sí, porque esto fue un bombazo a nivel de imagen para los del Barça y les daba envidia.
¿Y por qué no se hizo?
Porque yo no daba abasto y siempre he sido un poco tonto. En vez de montar una productora, como hacen tantos periodistas ahora, sencillamente me mataba a trabajar para mi tele sin ver un duro extra y, al final, no me daba la vida. Pero a los del Barça los tuve a todos, nos lo pasamos muy bien y, para esos iluminados de los clubes que ahora no dejan que los futbolistas hagan nada, ese año ganaron la Liga y la Copa de Europa. Mucho no les distrajo el programa.
¿Cómo había sido su llegada a Televisión Española?
En la radio logré empezar a hacer deporte. Baloncesto, fútbol, todo... Y entonces me dijeron que TVE estaba buscando gente para informativos en Barcelona y me presenté a las pruebas. Fue una entrevista a Asensi, que siempre ha sido un gran tipo, y me cogieron. TVE estaba en crecimiento e iban teniendo cada vez más deporte, así que al año pasé ahí y ya me quedé 32 años.
En esa época, sin más canales, salir en TVE haciendo deportes te convertía en una celebridad.
Tal cual. Para la gente y para los deportistas, que veían lo mismo que el resto. Eso te facilitaba mucho el trabajo porque te conocían lo mismo ellos a ti que tú a ellos. Estaban deseando salir en TVE. Por ejemplo, en noviembre del 86, cuando estaba en la cima del mundo tras el Mundial de México, traje a Maradona a Madrid para salir en 'Estudio Estadio' y no cobró ni un duro. Ni él ni yo. A veces pienso que con la amistad que tenía con Diego, que me llamaba Pelao, y las muchas entrevistas exclusivas que le hice, hubiera podido hacer negocio, pero es que yo defendía a la empresa como si fuera mía. Craso error. Más tonto no podía ser.
A ver, no le fue mal para ser tonto, eh.
Era tonto en cuanto a ganar dinero, no como periodista. Era un trabajador normal y corriente de los muchos que hay en Televisión Española, un poquito más avispado que algunos y peor que otros, pero me movía muy bien.
Quique Guasch posa para la entrevista, en Barcelona.

Quique Guasch posa para la entrevista, en Barcelona.David RamírezAraba Press

¿Cómo surgió la amistad con Maradona?
Nos conocimos en Buenos Aires, en marzo del 81. Fui a hacer un amistoso entre Argentina y Alemania porque jugaban Stielike y Breitner, que los conocía del Madrid. De Maradona ya se empezaba a hablar bastante, pero en Europa no lo habíamos visto y nada más llegar tuve una enganchada con él, porque no me quería dar una entrevista. Y estuvimos ahí peleándonos hasta que conseguí dos palabras de él, pero ya vi que era especial y cuando regresé a España se lo decía a todo el mundo: "Cuidado con este tío, que es muy bueno". Se empezó a hablar de que podía venir al Barça, la cosa fue tomando cuerpo y cuando vino con la selección a jugar el homenaje a Rexach, en septiembre, ya estuve pegado a él. Le había caído simpático con aquella primera pelea y ya seguimos siendo amigos hasta su muerte.
¿Qué porcentaje de la mitología, buena y mala, que le rodea es cierta?
De Maradona habla todo el mundo y se han escrito auténticas barbaridades, pero la base es cierta. Un día, ya bastante al final, me dijo: "¿Tú te imaginas, Pelao, qué futbolista hubiera sido si no me hubiera drogado?". Él era consciente del daño que le había hecho la puta droga.
¿Y qué se le responde a eso?
Le dije: "Pues, Diego, habrías durado una hora en vez de un cuarto de hora". Eso sí, menudo cuarto de hora. Había algo en Diego distinto a todos los demás grandes. La personalidad, el magnetismo... Era un líder fuera y dentro del terreno de juego. Un tipo de izquierdas y sindicalista que nunca olvidó de dónde venía. Yo le decía mucho que se metía en líos innecesarios con su estatus, pero le daba igual. En el Mundial de México, por ejemplo, él y Sócrates se pasaron todo el torneo peleándose con la FIFA por los horarios. Se manifestaba tras cada partido aunque le amenazan. Él era así, vivió así y murió así.
Estando tan cerca de él en Barcelona, ¿no se dio cuenta de que estaba consumiendo regularmente cocaína?
No, ten en cuenta que hasta que dio positivo en el 91, no se sabía nada. En realidad, yo me enteré antes. En el Mundial de Italia 90, un vicepresidente de la FIFA me dijo: "Oye, tu amigo se droga". Me quedé lívido. Le pregunté de qué me hablaba y no me dio más detalles, pero ya me empezaron a cuadrar cosas porque si algo tenía claro es que Diego no se drogaba para jugar mejor, que me hubiera preocupado menos. Entendí que la cosa era jodida.
¿Alguna vez lo habló con él?
No. A Maradona era muy difícil aconsejarle. No había ni Dios que tuviera los cojones de decirle: "Te estás equivocando, maestro". No te lo permitía. En reiteradas ocasiones, cuando no le gustaba la conversación, la zanjaba diciendo: "Yo soy Maradona". Y ahí se había acabado la película. Hacía lo que le daba la gana en todos los sentidos.
Cubrió seis Mundiales, ¿le sobraron o le faltaron?
Es una buena pregunta. Yo he vivido por y para esto y no lo habría dejado nunca mientras las fuerzas me aguantasen, que ahora ya me fallan. No es un trabajo que intelectualmente tenga mucho desgaste, pero yo lo vivía con una intensidad tremenda. Entiendo que un periodista no tiene que tener festivos, tiene que dejar de ir a trabajar, pero estar conectado al día, saber lo que pasa, dónde está la gente, por qué van a comer con este representante... Ahora esto ni se hace ni se sigue. La excusa de los periodistas actuales es que los jugadores no hablan. Perfecto, pero los representantes y los directivos, sí.
A usted aún le hablan muchos deportistas de su época.
Porque he callado más de lo que he contado. Siempre preferí la persona que la noticia y por eso sigo teniendo hoy a las personas. De todos modos, es un buen trato profesional, de muy pocos me considero amigos. Por ejemplo, ahora hay una cadena de televisión que prohíbe a sus periodistas llamar de usted a los entrevistados. Yo eso no lo aceptaría. He llamado de usted hasta a mis amigos más cercanos cuando estaba trabajando porque tiene que haber una credibilidad, no un compadreo. Esa seriedad se ha perdido.
¿Han perdido los periodistas deportivos el respeto de la gente?
Totalmente y creo que nos lo ganamos a pulso. El periodista se ha creído protagonista y no es nadie.
Usted ha sido muy popular.
Sí, es cierto, pero eso nunca afectó a cómo afronté mi trabajo. A esa popularidad ayudó mucho mi imagen y todavía hoy me reconoce la gente por la calle. En aquella época entraba en una discoteca y no pagaba una copa, ahora que estoy jubilado y lo necesito más, lamentablemente pago hasta en el metro [risas], porque yo voy en transporte público a todas partes. A cambio, soy multimillonario en tiempo y eso gana a todo. No tengo prisa ni para morirme. A lo mejor algún día, por desgracia, te tengo que decir que estoy muy jodido, pero por ahora estoy en la gloria.
Hace unos días falleció José Ángel de la Casa, ex jefe y amigo.
Amigo por encima de todo. Lo pasé muy mal. Tuve la gran suerte de que, a través de su hijo Juanma, muy pocos días antes hice una videollamada con él para despedirnos. No lo olvidaré en la vida. Ha sido una persona a la que no se le ha hecho justicia profesionalmente. Ni un poco. Al menos, de cara a su familia, la cantidad de compañeros que estuvieron en el tanatorio y en el entierro sirve un poco de reconocimiento, pero fue tarde y triste. Es un pequeño consuelo para su familia, pero totalmente insuficiente. Mereció mucho más, pero en esta profesión si eres un buen tipo y no vas presumiendo, nadie te hace caso. En realidad, creo que a toda aquella generación de periodistas de TVE no se nos ha agradecido en absoluto todo lo que hicimos por el deporte en España. Ni la profesión ni, sobre todo, la cadena.
¿En qué sentido?
Muchos de nosotros salimos mal de TVE porque ya nos invitaron a irnos. Ni siquiera tuvieron el valor de echarnos directamente, simplemente nos persiguieron como si fuéramos los culpables de una mala situación económica. Estoy hablando de casi todos mis compañeros de Deporte. Nos convencieron de que dependía de nosotros salvar la televisión y esa fue la gran mentira de mi vida. Echaron a 5.000 tíos de Radio Nacional, TVE y la agencia EFE y no cambió nada. El Estado tuvo que poner dinero como ha puesto siempre y se lo siguieron llevando los directivos como se lo han llevado siempre.
¿Por qué TVE es tal polvorín?
Porque no tiene una línea periodística ni empresarial. No hay seriedad. Allí mandan los políticos. Hay un Consejo de RTVE en el que cada partido coloca a los suyos y en el que la mayoría sólo está para llevárselo crudo en dietas y kilometraje, como decimos todos en la tele. No hay un criterio. Ahora hacen una apuesta, mañana cambian de idea, todo se improvisa según convenga... Yo no tengo nada contra Broncano ni contra Buenafuente por ganar lo que ganan, que es menos de lo que se dice y son dos profesionales estupendos, el problema es que si mañana cambia el Gobierno ya no servirán esos programas y la decisión no será por si son buenos o malos ni si funcionan o no, igual que no lo ha sido a la hora de ponerlos.
¿Esa injerencia política siempre ha sido igual?
Sí. Los gobiernos siempre han mandado igual en TVE, lo que pasa es que ahora se sabe más que antes. Ese problema siempre ha sido la cruz de la cadena. Yo creo en la tele pública, creo que tiene sentido como concepto, pero como está enfocada TVE, tal vez no. Para eso hubiera sido mejor cerrarla cuando la mataron.
¿Cuándo fue eso?
Cuando le quitaron la publicidad porque al Gobierno le interesaba salvar a unos canales privados que estaban con el agua al cuello. Esa fue la sentencia de muerte. A los veteranos con sueldos altos nos echaron porque había que reducir personal de una forma tremenda y lo peor fue que nos prohibieron trabajar de nuestra profesión. Tras el ERE, yo podía trabajar de mecánico, de tornero o de camarero, pero como quise seguir trabajando de periodista me hincharon a multas y me llevaron a juicio. La libertad de expresión es mentira, es otra pantomima.
Uno de sus últimos trabajos en TVE fue como presentador de 'El Rondo', una de las primeras tertulias futbolísticas con un tono similar al que ahora tiene 'El Chiringuito'.
Sí, fue un éxito y se lo cargó Florentino porque no le gustaba no controlarlo. Y eso no lo digo yo, lo dice él mismo en los famosos audios filtrados. Aquello fue un invento de Alfonso Arús, que es un visionario de la televisión. Entendió en aquel momento que los jugadores en activo no dicen nada y los jubilados aportan poco, entonces invitó a periodistas y aquello lo cambió todo. Hasta que se acabó porque Florentino quiso que se acabara para poner un programa con Pedrerol, que sí era de su cuerda. No le fue bien y a la media temporada lo largaron, pero el daño ya estaba hecho.
¿Por qué Florentino les quiso cerrar?
Por control. Yo no le he insultado en la vida, lo que pasa es que repetía mucho aquello del ser superior, porque me hacía muchísima gracia la frase y esto se ve que, por lo que me ha contado gente cercana a él, le ponía como una moto. Pero, vamos, que Florentino tiene mucho poder y que lo utiliza no hace falta ni que lo cuente, lo sabe toda España. Todo lo que no le interesa en los medios de comunicación, lo persigue. Esto es así: lo ejecuta. Y a nosotros nos tocó también. A partir de ahí, mi carrera ya quedó marcada.
Me consta que, pese a esa experiencia, le gusta 'El Chiringuito'.
Sí, encuentro que son unos personajes cojonudos. Personajes que no periodistas, porque de información van justitos. Allí no te puedes enterar de casi nada, salvo de alguna cosa que le interesa al Madrid que suelten. Es un programa de Florentino, si no lo dirige le debe faltar poco, pero a mí me divierte bastante.
No guarda rencor, pues.
¿Para qué? He hecho lo que más me gustaba y, aunque no soy millonario, no me ha ido mal la vida. He sido feliz y eso es impagable, por eso sigo ahí intentando sacar información. Ya que nadie más lo hace... Ahora los periodistas quieren ser como los youtubers, que están todo el día hablando de fútbol sin decir nada, es llenar por llenar a cambio de que Laporta les dé una gorra del Barça o Florentino una del Madrid. Qué pena, con lo que fue este oficio.
Antoine Griezmann renueva con el Atlético de Madrid hasta 2027

Antoine Griezmann renueva con el Atlético de Madrid hasta 2027

Pese a su final de temporada y a los rumores que le han situado lejos del Metropolitano, Antoine Griezmann, seguirá vistiendo la camiseta del Atlético de Madrid hasta el 30 de junio de 2027, según ha hecho público el club en sus redes sociales.

Así, uno de los buques insignia del club colchonero estará en Estados Unidos vestido de rojiblanco el próximo 15 de junio para enfrentarse al PSG en el primer partido para el Atlético de Madrid en el próximo Mundial de Clubes.

"Atléticos, muy feliz de vestir por muchos años esta maravillosa camiseta y espero daros muchas alegrías. Un abrazo muy fuerte. Os quiero", ha expresado el francés en un vídeo hecho público por el club también en redes sociales en el que salía el futbolista con el cartel anunciando su renovación justo detrás.

El Principito comenzó como titular indiscutible esta temporada en una dupla atacante junto a Julián Álvarez, pero un bajón de rendimiento le terminó por sentar en el banquillo en favor de Alexander Sorloth. El galo, que terminó el curso con 16 tantos y nueve asistencias no marcó desde principios de febrero de este año ante al Mallorca.

Ese bajón comenzó a desatar los rumores que le situaban lejos del Metropolitano la próxima campaña. Fueron especialmente insistentes los que le mandaban a un equipo de la MLS, especialmente por la gran afición del galo por el deporte americano, principalmente la NFL.

Pero la historia y su proyecto familiar le han llevado al francés a aceptar la oferta de renovación del club de un contrato que expiraba en junio de 2026, justo antes de la cita internacional que disputan los rojiblancos. Se habla de que con esta operación, el club aligera su masa salarial ya que mantiene sus 8 millones de euros brutos al francés, pero los reparte en dos cursos.

El francés, máximo goleador histórico del club con 197 tantos a los que suma un total de 86 asistencias, ha sido uno de los emblemas del Atlético desde su llegada de la Real Sociedad en 2014. Griezmann ha vestido de rojiblanco durante nueve temporadas en dos etapas (jugó tres con el FC Barcelona en medio de ambas)

Griezmann fue el primer jugador en anotar en el Metropolitano en un encuentro ante el Málaga en septiembre de 2017. Vistiendo la camiseta del Atlético ha conseguido una Europa League, en la que marcó dos goles en la final ante el Olimpique de Marsella, y dos Supercopas, una de Europa y otra de España.

Además, y aunque no sea el galo de títulos individuales, ha conseguido el Balón de Bronce en dos ocasiones en 2016 y 2018 y elegido como mejor jugador de Francia, con la que ha conquistado un Mundial y una Liga de Naciones, en 2016.

Lewandowski y su continuidad tras su mejor temporada en el Barça: "La edad es un número"

Lewandowski y su continuidad tras su mejor temporada en el Barça: “La edad es un número”

Actualizado Lunes, 2 junio 2025 - 13:25

El delantero del Barcelona Robert Lewandowski aseguró que podrá jugar "como mínimo un año más al máximo nivel", remarcando que "la edad es un número". El internacional polaco cumplirá en agosto 37 años, y este curso anotó 42 tantos, su récord personal con el Barça.

En una entrevista a 'Mundo Deportivo' explicó que se siente "bien física y mentalmente", añadiendo además que está "preparado para la próxima temporada".

Sin embargo, de lo que evitó pronunciarse fue de si contempla la posibilidad de ampliar su contrato con el conjunto azulgrana, que vence el 30 de junio de 2026.

FUTURO EN EL BARÇA

Lewandowski sobre la continuidad con el equipo culé declaró que es "muy pronto" para pensar en qué decisión tomará el próximo verano. "Tengo suficiente tiempo para decidir qué quiero hacer. Ahora no es el momento", insistió el delantero, quien admitió que a día de hoy no tiene "ni idea" de qué será de su futuro a partir del 30 de junio de 2026.

"Puedo decir lo que quiero hacer ahora, pero en el fútbol un año es mucho tiempo. Por ahora pienso que lo más importante es que me estoy preparando para hacer una muy buena temporada", remarcó el goleador, que no quiso pronunciarse sobre quién debería ser su sucesor en el puesto de '9'.

Lewandowski opinó que este no es un asunto sobre el que el club deba consultarle, pero sí reconoció que "no es un tema fácil" porque actualmente la oferta de delanteros en el mercado es limitada y, por tanto, su precio es elevado.

"No he visto a muchos jugadores hasta ahora que jueguen más de dos o tres años a tope y hayan marcado más de 40 goles. En general, el nivel de goles ha bajado un poco", reflexionó el polaco, antes de valorar que encontrar "la solución perfecta" dependerá también "del entrenador y del sistema" de juego.

Por otra parte, definió la temporada del Barcelona como "casi perfecta", y reivindicó que el técnico Hansi Flick ha logrado "que cada jugador esté a su nivel".

"La próxima temporada puede ser un poquito más difícil, porque todos los rivales nos querrán ganar, pero si estamos preparados mentalmente, podremos jugar con un poquito más de experiencia y al final será un poquito más fácil", concluyó.

La reconstrucción de Isco camino de la selección: el plan para un físico nuevo, las historias de Joaquín, el whatsapp de su agente y el sí de Pellegrini

La reconstrucción de Isco camino de la selección: el plan para un físico nuevo, las historias de Joaquín, el whatsapp de su agente y el sí de Pellegrini

El caballo cartujano debe su nombre a los monjes cartujos que, a finales del siglo XV, criaron la yeguada original de la estirpe en los alrededores de Jerez de la Frontera. Apreciados en todo el mundo por su belleza, la sangre cartujana es, además, codiciada por quienes buscan el cruce ideal para los ejemplares de doma clásica, en la que caballos de hasta 500 kilos dan pasos de ballet. La preparación física, con ejercicios monitorizados, con y sin montura, y una alimentación ad hoc, que incluye suplementos especiales, hacen posible, junto a la docilidad de la raza, que puedan soportar los entrenamientos necesarios, pero esos pasos están en la sangre. Lo mismo le ocurría a Isco Alarcón, dueño de los pasos del duende sobre la hierba, aunque, menos dócil y disciplinado que un caballo cartujano, estuviera desconectado del fútbol de élite desde su errático final en el Madrid, a la espera de encontrar montura en el tiovivo del fútbol.

Isco necesitaba entrenamiento, comprensión y hábitat. Lo primero exigía un cambio en su cabeza, no sólo en su cuerpo. Para lo segundo necesitaba a quien mejor lo ha entendido en un campo de fútbol, que ha sido Manuel Pellegrini. Lo tercero no tiene explicación, era duende por duende. El Betis es una forma muy particular de entender Sevilla, la gran Sevilla de los supervivientes que rompe su geografía, de los artistas y los antihéroes, y en la que el relato importa más que la victoria, al contrario que su, hoy, maltrecho vecino. Isco no se encontró en el Sevilla porque necesitaba a Pellegrini y necesitaba el relato verdiblanco, contado al oído por Joaquín. El tiovivo que jamás se detiene lo devuelve a la selección, y no como un caballo de cartón piedra.

RAÚL ARIAS

Cuando el Madrid ganó la Champions en París, en 2022, la UEFA no inscribió a Isco entre los campeones. La razón es que no había jugado un solo minuto en toda la competición. Había pasado prácticamente un decenio de blanco, de más a menos, siempre irregular. En su primera temporada, que era también la primerísima de Carlo Ancelotti, acabó por ganar la Décima con un importante protagonismo en la crecida del Madrid en la segunda parte de la final de Lisboa, además de la Copa. La comparación entre esas dos Champions blancas era, pues, insoportable, después de años de grandes apariciones y largos desencuentros en un equipo en el que siempre se encontraba a contraestilo, como si fuera el último mohicano de la era de la posesión en la tierra del vértigo y la verticalidad. El carácter, a menudo indolente, tampoco le conectaba con la idiosincrasia racial del Bernabéu. Si quedaba algún refugio, era la selección, pero se acabó de desmoronar con el partido que llevó la posesión al absurdo, en el Mundial de Rusia ante los locales. Isco fue titular.

A los 30 años, se imponía, pues, un cambio, pero debía ser en dos direcciones, hacia afuera y hacia dentro. Un equipo nuevo, pero también un Isco nuevo, más sacrificado consigo mismo. Convencido, el jugador contactó con Rodrigo Carretero. Diseñaron un programa específico, con dobles sesiones, y un plan de alimentación a la medida, con la suplementación necesaria. «Nos encontramos a un futbolista que había perdido la dinámica y la motivación en el Madrid. Cuando llegó al Sevilla, estaba ya al 100%, en mi opinión, pero meses después, cuando fichó por el Betis, su estado de forma era del 110%», explica Carretero. El torso era distinto al de sus peores épocas en el Madrid.

El Sevilla fue su elección, nada más dejar el Bernabéu, pero en diciembre rompió su contrato. No era lo que buscaba. Surgió la oferta del Unión Berlín, pero antes de aceptarla, Isco pidió a Pedro Bravo, su agente, que llamara al Betis. La razón era que allí se encontraba Pellegrini, el entrenador que mejor partido había sacado del de Arroyo de la Miel. Había sido precisamente en su tierra, en un Málaga que llegó a soñar con la Champions, detenido en cuartos por el emergente Borussia Dortmund de Jürgen Klopp, y donde también había coincidido con Joaquín, que le explicó todo lo que se podía saber sobre su Betis, al que había regresado para decir adiós.

El buen criterio de Ramon Planes

El whatsapp de Pedro Bravo sorprendió a Ramón Planes, entonces director deportivo verdiblanco, cuando el Betis se encontraba en la pretemporada, en Inglaterra. Sorprendido, Planes llamó al representante y le dijo: «Déjame que hable con Manuel [Pellegrini] y, si lo ve, hablaré con el jugador». El entrenador dio luz verde a la prospección. «Hablamos con Isco ambos por separado, Manuel y yo, y los dos coincidimos en probarlo. Charlamos sobre fútbol, sobre sus propósitos y su ilusión. En el consejo de administración había dudas, pero aceptaron nuestro criterio y el fichaje se cerró en menos de dos días, creo que es el más rápido que he visto», añade Planes, en la actualidad a los mandos de la dirección deportiva del Al-Ittihad de Benzema.

Cucurella e Isco, en Las Rozas.

Cucurella e Isco, en Las Rozas.RFEF/Ángel MartínezEFE

«De su técnica no teníamos dudas, porque era un futbolista contrastado, pero lo que nos sorprendió mucho fue su capacidad de liderazgo, algo que no esperábamos», concluye Planes. En su segunda temporada en el Betis, ya sin Joaquín, Isco ha ejercido con madurez y con el brazalete de capitán, algo que, según ha confesado, le ha hecho sentir responsabilidades desconocidas, del mismo modo que la consolidada estabilidad familiar, casado finalmente con la actriz Sara Sálamo, junto a la que tiene dos hijos, más uno de una relación anterior.

«Sólo había sido capitán por ausencia de otros en el Madrid o en la selección», confiesa Isco, a sus 33 años. A esa selección regresó, ayer, tras caer en la final de la Conference contra el Chelsea de Cucurella, que le recibió en Las Rozas con un abrazo y una frase: «Ahora me toca disfrutarte». A todos.

La fiesta agridulce del PSG tras unos disturbios “inaceptables”: “Nada puede justificar lo ocurrido. El país está de luto, el fútbol no es eso”

Actualizado Domingo, 1 junio 2025 - 20:52

París fue una fiesta, agriada al final por los dos muertos, más de 550 detenidos, 700 fuegos, 260 vehículos incendiados y 190 heridos en los disturbios que siguieron al triunfo del PSG en la Champions. "Nada puede justificar lo ocurrido en este país en las últimas horas", advirtió Emmanuel Macron en su recepción al equipo al completo tras el desfile en los Campos Elíseos ante más de 100.000 seguidores, ensombrecido por los incidentes en la madrugada del sábado. "Lo sucedido es inaceptable. El país está de luto; el fútbol no es eso".

El presidente francés elogió después "la manera sublime y monstruosa" con la que se impuso el PSG y agradeció personalmente su contribución a Luis Enrique (enrojecido) durante más de dos minutos: "Recuerdo muy bien lo que pasó cuando llegaste, mucha gente decía que no entendía a este equipo, que si era demasiado joven". Macron ensalzó "la generosidad y la exigencia" que el entrenador español ha insuflado al PSG y con la que salieron al campo dispuestos a comerse al Inter: "¡Tenían hambre, lo deseaban y lo lograron!".

El acto en el Palacio del Elíseo puso el contrapunto a una jornada agridulce, entre el júbilo y la conmoción de los franceses por los brotes de violencia que se propagaron más allá de París la noche anterior. En Dax, en el País Vasco francés, un adolescente de 17 años murió apuñalado en un tumulto callejero tras el partido. En la capital, un hombre que viajaba en patinete eléctrico falleció arrollado por un coche durante las celebraciones.

Los alrededores del Arco del Triunfo, acordonados por la policía, fueron uno de los "campos de batalla" a lo largo de la noche de sábado, junto a las inmediaciones del Parque de los Príncipes, donde 40.000 hinchas siguieron el partido en pantallas gigantes y tuvieron que se dispersados por los antidisturbios con cañones de agua y gases lacrimógenos. Más de veinte policía resultaron heridos en todo el país (uno de ellos estaba el domingo en coma inducido).

El ministro de Interior Bruno Retailleau denunció "la presencia de bárbaros en las calles de París". "No podemos habituarnos a esta violencia desbordada", advirtió Retailleau, criticado desde la izquierda por la respuesta agresiva de la policía. El ministro replicó rebautizando a La Francia Insumisa como "La Francia Incendiada".

Jordan Bardella, líder de la extrema derecha y presidente de Agrupación Nacional, se apunto a la trifulca política arremetiendo contra la "gentuza" que aprovecha cada fiesta popular: "No solo crean un grave problema de inseguridad, sino que manchan la imagen de Francia en el mundo".

Los incidentes nocturnos desplazaron de hecho a la gesta del PSG en los titulares y empañaron las celebraciones del día después. En dos autobuses, escoltados sobre la marcha por decenas de motoristas, los jugadores del PSG y el entrenador Luis Enrique llegaron hasta los Campos Elíseos pasadas las cinco de la tarde, en el paseíllo bautizado como "El retorno de los héroes".

En medio de un impresionante despliegue de seguridad, miles de aficionados lograron abrirse paso y muchos otros miles se quedaron fuera, forcejeando con la policía. Nada pudo sin embargo contener la alegría exultante con la que Luis Enrique y los suyos saludaron a los seguidores desde lo alto del autobús descapotable, con Dembélé lanzando besos a la gente, Hakimi y Doué exhibiendo sus gafas de sol y Marquinhos haciendo alarde con la copa ante un mar de banderas rojas y azules y el humo de las bengalas.

Al cabo de una hora de lentísimo avance hasta llegar al Arco del Triunfo, los jugadores repusieron fuerzas (Fabián no paraba de comer sándwiches en lo alto del autobús) y enfilaron hacia el Palacio del Elíseo. El capitán Marquinhos y el presidente del PSG, el qatarí Nasser Al-Khelaifi, portaron a dos manos la copa en presencia del presidente Macron, hincha del Olympique de Marsella, que se deshizo en unos habituales despliegues de retórica: "Habéis puesto a París en la cima de Europa. Y habéis hecho vibrar no solo a los parisonos, sino al país entero. ¡Viva el PSG! ¡Viva Francia! ¡Viva la República!".

La fiesta agridulce se prolongó hasta bien avanzada la noche con la presentación del trofeo ante más de 40.000 seguidores en el Parque de los Príncipes, convertido en una especie de fortín por la policía, para prevenir una segunda noche de violencia.

Dos muertos y más de 550 detenidos en los disturbios en Francia tras la victoria del PSG

Dos muertos y más de 550 detenidos en los disturbios en Francia tras la victoria del PSG

Dos muertos, más de 550 detenidos, más de 700 incendios y más de 260 vehículos incendiados es el balance de las "celebraciones" de la victoria del Paris Saint-Germain en la Champions. El júbilo inicial dejó paso a disturbios y enfrentamientos con la policía en la capital y en varios puntos de Francia. Los sucesos han empañado la victoria y el desfile previsto inicialmente para el domingo por la tarde en los Campos Elíseos.

Los alrededores del Arco del Triunfo, acordonados por la policía, fueron uno de los "campos de batalla" a lo largo de la noche de sábado, junto a las inmediaciones del Parque de los Príncipes, donde 40.000 hinchas siguieron el partido en pantallas gigantes y tuvieron que ser dispersados por los antidisturbios con cañones de agua y gases lacrimógenos.

En Dax, en el País Vasco francés, un adolescente de 17 años murió apuñalado durante un tumulto. En París, el conductor de un patinete eléctrico falleció arrollado por un coche en las celebraciones callejeras. Más de 20 policías resultaron heridos en todo el país (uno de ellos estaba el domingo en coma inducido), entre acusaciones enfrentadas por la agresividad con la que las fuerzas del orden intentaron contener la avalancha.

Las drásticas medidas de seguridad incluyeron la prohibición de pantallas gigantes en el exterior y el "blindaje" de los Campos Elíseos. Los hinchas se estrellaron ocasionalmente contra las vallas de la policía y los muros de los antidisturbios. Ante la imposibilidad de una espacio "natural" para celebrar la victoria, la masa eufórica se trasladó durante la noche a puntos como la Bastilla y la plaza de la República.

El ministro de Interior, Bruno Retailleau, denunció "la presencia de bárbaros en las calles de París" incluso antes de que terminara el partido. Jordan Bardella, líder de la extrema derecha y presidente de Agrupación Nacional, arremetió contra la "gentuza" que aprovecha cada fiesta popular: "No solo crean un grave problema de inseguridad, sino que manchan la imagen de Francia en el mundo".

"Campeones, mi hermano", escribió en su cuenta de X el presidente Emmanuel Macron, que podría recibir a Luis Enrique y a su equipo en el Elíseo en las próximas horas. "Día de gloria para el PSG. Bravo, todos estamos orgullosos. París, capital de Europa esta noche".

"PSG, orgullo de nuestro país, alegría colectiva, inolvidable", escribió por su parte el primer ministro François Bayrou, que pidió inútilmente calma a la población: "Que la fiesta sea bella y que cada uno vele por la seguridad de todos. Pensad en las fuerzas del orden".

"¡Qué partido tan fantástico, qué mentalidad sobre el terreno de juego y qué felicidad para París!", se pronunció la alcaldesa Anne Hidalgo. "París está en el techo de Europa después de esta victoria magnífica", sentenció la ministra de Cultura Rachida Dati.

Desde lejos, Kylian Mbappé, que tantas veces se quedó a las puertas de Europa con su viejo club, extendió su enhorabuena a ex compañeros de equipo: "El gran día llegó por fin. Con la victoria y la manera de todo un club".

El presidente de la Liga de fútbol profesional, Vincent Labrune, celebró finalmente el triunfo como "una inmensa fiesta para el fútbol francés y una recompensa a la exigencia, el trabajo y la ambición de un club que durante más de un decenio ha rivalizado para estar entre las más grandes instituciones del fútbol europeo".

El recuerdo de Luis Enrique tras la exhibición: “Xana está conmigo en la victoria, pero en la derrota mucho más. No es un día para estar triste”

Actualizado Domingo, 1 junio 2025 - 00:36

Una auténtica obra maestra es lo que consiguió Luis Enrique en Múnich ante el Inter de Milan. La final de la Champions con mayor diferencia de goles de la historia ha sido obra del entrenador asturiano justo el año después de la salida de Kylian Mbappé destino Real Madrid. "Hemos demostrado que tenemos estrellas y están al servicio del equipo y no al revés", ha expresado el propio Luis Enrique en la entrevista postpartido.

Fueron cinco goles marcados y cero encajados para una obra coral del equipo francés, que se estrena por fin tras una multimillonaria inversión como ganador de la Champions League, el mayor título continental. "No sabía como íbamos a ganar. Hacer historia es muy bonito, pero indica que toda la gente ha estado con un exceso de presión, me ha sorprendido la madurez de los jugadores", ha apuntado el técnico.

El técnico quiso tener un emotivo recuerdo para su hija Xana, fallecida tras una enfermedad, y se puso una camiseta en homenaje suyo en la que dos dibujos, aparentemente un padre y una hija, sujetaban la bandera del PSG, como hicieran el asturiano y ella en su conquista de la Champions con el FC Barcelona. "Xana está conmigo en la victoria, pero en la derrota mucho más. No es momento para estar triste ni para emocionarse", ha manifestado el técnico.

De hecho, la grada de la afición francesa ha querido homenajear a su técnico con una imagen muy similar impresa en un tifo gigantesco que se ha desplegado cuando los jugadores del PSG se han acercado a celebrar con ellos la primera Champions del club francés.

Quiso tener unas palabras para su técnico Achraf Hakimi, el primer goleador de la noche. "Es el hombre que ha cambiado el PSG, desde que vino ha hecho que el equipo y el club cambie", ha elogiado el lateral marroquí que luego ha precisado: "Es un ser humano y un entrenador leal que se lo merece más que nadie".

En el mismo sentido se ha mostrado el capitán del equipo parisino, Marquinhos. "El míster ha traído una mentalidad y una filosofía increíbles", ha concedido y ha revelado cómo se ha acordado de los 12 años que ha pasado en el conjunto francés y lo que le ha costado un objetivo que ha logrado tras un "increíble 5-0" que le ha obligado a meterse a llorar al vestuario.

Para el lateral derecho y uno de los jugadores más importantes del equipo parisino, el PSG se lo merecía hacía tiempo. "Hemos hecho historia, hemos escrito los nombres en la historia del club y de la ciudad", ha apuntado el lateral.

Año I sin Kylian

El nombre que no estará es el de Kylian Mbappé, que ha felicitado al PSG desde sus redes sociales. "El gran día por fin ha llegado. Una victoria a la manera de todo un club", ha escrito. Del delantero francés se ha acordado Marquinhos. "Mbappé es muy grande, gran amigo y compañero, lo dio todo. Infelizmente no lo consiguió como Ney, Di Maria y otros muchos que también la merecieron", ha apuntado.

No ha querido poner paños calientes el portero del Inter y héroe de la eliminatoria ante el Barça, Jan Sommer. El suizo mantiene que han tenido una "mala noche" y que el PSG es "justo vencedor". "Nos ha faltado el coraje y tampoco hemos estado compactos. Ha sido demasiado fácil para ellos", ha mantenido.

Terminada la ceremonia de entrega de medallas y la Copa, cuando los jugadores franceses se han acercado a la grada de sus aficionados, se ha producido una invasión de campo que ha obligado a desalojar a los futbolistas de ambos equipos a los vestuarios. Finalmente un numerosísimo cordón policial ha conseguido controlar a la masa y devolver a los aficionados a sus asientos. Los jugadores franceses han vuelto al campo posteriormente.

La antítesis de Mbappé levanta la Champions

La antítesis de Mbappé levanta la Champions

La antítesis de Mbappé gana la Champions. Luis Enrique la representa y ha construido un PSG a su imagen y semejanza. No es un título contra el jugador del Madrid, por caprichoso que sea el destino, pero la realidad es que Mbappé se había convertido en la metáfora de una forma de hacer las cosas que el fútbol suele penalizar. El asturiano ha deconstruido la obra de Al-Khelaifi, aunque fuera contratado por el propio lobbysta qatarí, empezando por su su mascarón de proa, para volver a construir algo distinto, aunque comparta parte de las piezas. Esta Champions no es, pues, únicamente la primera del PSG. Es la victoria del PSG sobre el propio PSG, la de su presente sobre su pasado, la del equipo sobre la individualidad llevada al absurdo.

Luis Enrique es, hoy, uno de los personajes más amados de Francia, que vuelve a tener una Champions después de la ganada por el Olympique de Marsella del turbio Bernard Tapie. Emmanuel Macron le espera en el Elíseo como aguardaba a Mbappé, pero sin el servilismo de entonces. El asturiano ha convertido su irreverente personalidad en un atractivo en un país que ama cualquier representación del contrapoder. Es su nuevo sans-culotte.

El carácter del asturiano no es complejo, es frontal, algo muy positivo en términos futbolísticos si es posible convencer a los futbolistas, convertidos entonces en cruzados de una idea. La prueba es la forma en la que encararon la final ante un Inter colapsado por la voluntad ajena, determinados desde el primer minuto. El equipo que dejó en el camino al Barcelona fue un guiñol en manos de Luis Enrique. La final fue una de las de mayor desequilibrio de la historia.

No estamos, pues, ante un modelo de liderazgo pactista y conciliador, no. El PSG necesitaba un cambio conceptual del mismo modo que en el Barça urgía una evolución en el juego, después del endogámico adocenamiento que sucedió a la marcha de Guardiola. Esas dos cosas, que habrían sido consideradas anatema, hizo Luis Enrique para levantar dos Champions con 10 años de diferencia. La selección necesitaba lo mismo, pero la tragedia personal, los penaltis y la confusión lo impidieron, aunque parte de lo que recogió De la Fuente empezó ya con su trabajo.

Entra el asturiano en el selecto club de los entrenadores que han ganado el título con dos equipos distintos, y lo hace tras la reconstrucción más difícil que puede afrontar cualquier ser humano. La suya es, pues, una Champions llena de lecciones.

Luis Enrique, Mbappé y 1.000 millones de Qatar

Luis Enrique, Mbappé y 1.000 millones de Qatar

Gran éxito del PSG, por fin campeón de Europa, mil millones después y sin Mbappé. Qatar celebró la noche como fiesta nacional. Y es lógico el mérito de Luis Enrique que ha ganado otra Champions limpiando el estigma de Messi y compañía. Incluso de Guardiola.

No es fácil ganar por semejante goleada una Champions y fue con la precisión táctica de Luis Enrique, el causante del escarnio para un Inter que jamás existió. Resultó mediocre el equipo italiano, sin imaginación, sin juego de ataque y con perdidas constantes de balón provocadas por el tifón del PSG, en su intensidad y en su presión constante. Para el Inter, los dos guantazos que recibió en los veinte primeros minutos fueron decisivos para dejarle marcado sin respuesta, ni táctica, ni juego.

Y a todo esto, Mbappé seguro que comiendo cerillas, viendo el el milagro que siempre le quedó lejos. Sin él, Luis Enrique se nombró él mismo líder indiscutible del equipo para que nadie le tosiera entre los jugadores. Y, sobre todo, haciéndoles creer que son los mejores del mundo.

Todo ello con un inicio en la Champions lamentable. Se introdujo en los octavos de milagro y llorando. Me acordé en algunos momentos de la penuria del PSG para hacer goles, hasta el punto de que el mismísimo Atlético de Madrid le ganó en el Parque de los Príncipes, al que hoy es campeón de Europa.

Pero los caprichos de fútbol y las consecuencias finales nada tienen que ver con lo previsible, con las circunstancia de cómo el PSG de Luis Enrique se transfiguró en el mejor equipo de Europa en un ejercicio de brillantez supina.

Que le metan cinco goles a un equipo italiano en una final es un desastre de dimensiones gigantescas, Inzaghi fue un cero a la izquierda y nunca supo jugarle a la apisonadora de Luis Enrique. Quedó aplastado.

El asturiano será proclamado por lo menos Emir de Qatar o héroe nacional. Pero la pregunta, ¿ha sido un equipo parisino el valedor del historia? Difícil respuesta. Por eso en todas las mentes aflora la idea de los más de mil millones de euros para hacer a un equipo, y sin Mbappé. Realmente algo excelso e imprevisible.