La España perfecta que tritura estadísticas: “Tenemos jugadores de una dimensión histórica”

Actualizado Sábado, 15 noviembre 2025 - 21:40

«Podría decir que he estudiado en Harvard la filosofía del fútbol, pero soy más básico. Nuestra fortaleza es que nadie conoce mejor que nosotros el fútbol español. Tenemos jugadores de una dimensión histórica, es un privilegio dirigirlos». Así resumió Luis de la Fuente la trayectoria de su España, que ya mira al Mundial del próximo verano relamiéndose. Le falta un pasito que nadie se atreve a menospreciar, pero que se antoja de trámite viendo cómo este equipo tritura estadísticas. De momento, ya supera con 30 partidos sin perder a la España gloriosa de Vicente Del Bosque entre 2010 y 2013.

¿Cómo va siquiera a soñar Turquía hacerle un 0-7 a una selección que es «contundente en defensa y con una pegada tremenda»? No puede ser modesto el seleccionar porque los datos son incontestables. España ha encadenado 12 partidos marcando al menos dos goles. En esta fase de clasificación han sido 19, con una media de casi cuatro por jornada, y la portería la ha dejado a cero. A expensas de lo que ocurra en el último encuentro, Suiza e Inglaterra son los únicos equipos que no han recibido un gol en esta clasificación. Los ingleses y Noruega, además, tampoco han perdido ningún partido.

La responsabilidad de este éxito la pone De la Fuente en la espalda de sus jugadores. «Hay tantos futbolistas buenos... Es un lujo, un privilegio dirigir a un grupo que no se cansa de mejorar, fantásticos profesionales y buenas personas», insistió. Quizá el técnico riojano tenga mucha responsabilidad, al menos, en la apuesta invariable por alguno de ellos. Mikel Oyarzabal es el mejor ejemplo. Como falso nueve, ante Georgia marcó el gol 100 de la era De la Fuente. En total, con España suma 21, 15 con este seleccionador, lo que significa que ha anotado el 15% de los tantos españoles en los últimos dos años y medio. 2025 está siendo su año, porque suma, entre la Real y la selección, 25 goles. «Estoy aquí para lo que Luis pida. Sabemos lo difícil que es estar y la competencia que hay, así que lo importante es estar listo para cuando llegue su momento», explicó el donostiarra, siempre con perfil bajo fuera del campo y dentro, ayer, con el brazalete de capitán, marcando y asistiendo.

Precisamente a Ferran Torres le regaló el tercero de España. «Me ha puesto perfecta», reconocía el valenciano, que suma 23 goles y se cuela, junto a dos mitos como Sergio Ramos y Di Stefano, en la lista de los diez máximos goleadores. «Es un sueño estar ahí e igualar a dos defensas. Vamos a por más y a subir en esa tabla», se marcó como reto el Tiburón.

Cada vez más acostumbrado a celebrar está Martín Zubimendi, que suma tres goles, pero mira más allá, al juego colectivo y las mejoras que puede aportar. No le falta razón a De la Fuente de que sus hombres siempre están pensando en la mejora. «En la presión no hemos estado del todo bien. En las vigilancias en la segunda parte, nos hemos dejado llevar... Hay cosas que mejorar. Por momentos nos ha quitado la pelota y nos ha metido un poco atrás, pero el equipo ha sabido sufrir», analizaba el centrocampista del Arsenal.

Dos molestias

El lunar de la noche georgiana fue la «ligera molestia» que sintió Huijsen antes del partido y que le dejó fuera. ¿Será desconvocado? «De momento no se va nadie. Es una ligera molestia, estamos en comunicación con los servicios médicos del Real Madrid y valoraremos. La prioridad es cuidar al jugador, aunque algunos no lo crean», dijo De la Fuente con retintín.

Esa frase se la recordará el Athletic de Bilbao si la ligera cojera con la que Unai Simón abandonó el estadio tras el partido se convierte una molestia mayor.

El Barça impone su autoridad frente a la insolencia del Elche

El Barça impone su autoridad frente a la insolencia del Elche

Actualizado Domingo, 2 noviembre 2025 - 20:44

El Barça consiguió reengancharse a la Liga con una victoria que pintaba clara en el inicio y por la que tuvo que apretar finalmente los dientes. El triunfo frente al Elche, con goles de Lamine Yamal, Ferran Torres y Marcus Rashford para los locales y Rafa Mir reduciendo momentáneamente la ventaja con el 2-1 para los visitantes, permite a los de Hansi Flick recuperar un poco las buenas sensaciones tras la derrota en el clásico. [Narración y estadísticas (3-1)]

Fue un domingo muy movido, de fútbol vistoso, que permitió además el regreso de Robert Lewandowski y Dani Olmo, ya recuperados de sus lesiones, así como una oportunidad para Lamine Yamal de retomar tímidamente sus buenas sensaciones. El Brujas, el miércoles, y el Celta, antes del parón, serán las próximas piedras de toque para confirmar esta recuperación aparente.

No tardó demasiado el Barça en conseguir una ventaja considerable en el marcador. Cuando apenas se habían disputado 11 minutos del duelo, ya mandaba por 2-0. Dos tantos en los que los azulgrana, recuperando en gran parte esa presión que los caracterizó en la primera temporada de Flick, aprovecharon dos errores en el desplazamiento de balón del conjunto visitante para hacérselos pagar muy caros.

Riesgos en la salida

En el primero, Alejandro Balde recuperó el esférico para adentrarse en dirección al área rival y asistir a un Lamine Yamal que, tras su más que discreta actuación en el Bernabéu, se reencontraba con el gol tras recortar a un defensa rival y mandar su disparo al fondo de la red. Apenas un minuto después, sería Ferran Torres, también más que discreto en el último clásico, quien aprovecharía una asistencia de Fermín López, que robó en la medular para correr hacia la portería contraria como alma perseguida por el diablo para aumentar las distancias, celebrado por el valenciano mostrando un mensaje en recuerdo de las victimas de la dana.

Los visitantes, no obstante, lejos de perderle la cara al partido, mantuvieron sus riesgos en la salida desde la defensa. Y, también, todo sea dicho, empezaron a mostrarse contundentes a la hora de cortar los avances rivales. Muchas, demasiadas veces, al límite. Su entrega acabaría por encontrar premio.

Rafa Mir, aprovechando una desconexión defensiva de los locales, recortó distancias tras plantarse con ventaja en el área azulgrana y batir a Wojciech Szczesny con un remate casi perfecto cuando moría la primera parte. Los locales, eso sí, aún tendrían opciones para volver a poner tierra de por medio antes del descanso. La primera, un disparo de Ferran que Iñaki Peña frustró con una felina intervención. La segunda, un remate por encima del larguero de Lamine tras asistencia de Fermín.

El zurdazo de Lamine que valió el 1-0 ante el Elche.

El zurdazo de Lamine que valió el 1-0 ante el Elche.AFP

En la reanudación, unos y otros volvieron a buscar reencontrarse con el gol. El Elche, sobre todo, por medio del hiperactivo Rafa Mir, capaz de buscar el gol desde cualquier rincón, autor de un soberbio disparo que besó el travesaño. En el otro extremo del campo, Rashford se mostraba más que dispuesto a convertirse en su espejo. Y, tras un tanto anulado por fuera de juego de Fermín, el inglés acabó por encontrar el 3-1 tras un buen centro del onubense, quien había aprovechado un medido servicio de falta de Marc Casadó.

El futbolista cedido por el United, además, fue también el protagonista de una acción que provocó amplias críticas contra Sesma Espinosa, siempre superado por el devenir del partido. El árbitro obvió una posible falta sobre el punta, cuya cabeza chocó además con la de Affengruber, la acción se vio prolongada con un remate al poste de Rafa Mir, que optó por seguir en lugar de ceder saque de banda, y Olmo enviando el balón fuera cuando Lamine buscaba pagar con la misma moneda.

Pese a los intentos de unos y otros, tal vez demasiado tímidos en ambos casos, el marcador no volvería a moverse y los locales acabarían por llevarse una victoria más o menos plácida para retomar el segundo puesto.

Fermín López, la carta ganadora de Flick para el clásico

Fermín López, la carta ganadora de Flick para el clásico

Actualizado Sábado, 25 octubre 2025 - 20:42

Fermín López se ha convertido ahora mismo en la carta ganadora del Barça. Pese a que el verano pasado su continuidad en el club llegó a ponerse en entredicho por el interés del Chelsea y por los problemas de caja de la entidad azulgrana, lo cierto es que el onubense es, en estos momentos, el jugador más efectivo ante la portería contraria de toda la plantilla. Aunque, lidera la tabla de anotadores con cinco goles junto con Marcus Rashford y Ferran Torres, su efectividad es mucho más alta. El inglés ha necesitado 12 partidos para llegar a su número. El ex del Valencia o el Manchester City, 10. A él, en cambio, le ha bastado con siete. Y tres de ellos los consiguió el pasado martes en la Champions.

«Marca, corre, es muy completo. Ha sido sensacional su actuación. Marcó tres goles, el primero de ellos muy importante, porque nos dio confianza. Lo tiene todo: es dinámico y muy veloz», le elogió Hansi Flick tras el 6-1 frente al Olympiacos. El propio Fermín se mostró muy ilusionado con su primer hat trick como profesional. Cómo no, se llevó a casa el balón, firmado por todos sus compañeros.

Y, tras haber estado de baja varias semanas por una lesión muscular sufrida a última hora en el partido contra el Getafe, llega al clásico del domingo con la moral por las nubes. «¿Un hat-trick en el clásico? Sería una sensación increíble. Ojalá pueda darse, pero es un partido muy difícil. Con que gane el equipo ya me conformo. Me da igual si marco o no», reveló en los micrófonos de Movistar.

«Habría elegido al Barça igualmente»

Curiosamente, el eterno rival le siguió los pasos cuando aún era un niño. Todo, al final, quedó en nada. «Es cierto que hubo un interés, pero mi padre me dijo muy pocas cosas acerca de ello. Si me hubiera preguntado mi opinión, yo habría elegido al Barça igualmente, porque era mi gran sueño. Estoy muy contento de haberlo hecho realidad y ojalá pueda estar muchos años aquí», admitió.

Al parecer, durante un tiempo, tuvo al enemigo en casa, ya que en sus primeros pasos con el primer equipo azulgrana, su hermano Juan Antonio era seguidor del Real Madrid. Ahora, en cambio, ya se habría cambiado de bando. La sangre tira más que los colores.

Fermín López celebra el 5-1 ante el Olympiacos.

Fermín López celebra el 5-1 ante el Olympiacos.EFE

Es muy posible que, este domingo, parta en el once inicial que Marcus Sorg, relevo en el banquillo del sancionado Flick, plantará sobre el césped del Bernabéu. Las ausencias de Dani Olmo, lesionado con la selección en el último parón por los compromisos internacionales, y de Raphinha, cuyo previsto retorno a las convocatorias con vistas al clásico se ha visto truncado, obligan a tomar muy en cuenta todas las variables.

Y, aunque la pretemporada de Fermín, fue un poco irregular, hasta tal punto que el propio técnico barcelonista llegó a darle un toque de atención por ello, explotó en el Gamper con un estado de forma que, pese al paréntesis de la lesión, parece haber recobrado en el momento más oportuno. Quizás, puede que tenga que ver con ello también algo que hace en cada partido justo antes de saltar al césped: rezar. «Mi abuela siempre me dice que debo hacerlo y por eso lo hago», ha confesado el talentoso canterano azulgrana.

Flick y su calvario con las lesiones: Ferran Torres, el último caído

Flick y su calvario con las lesiones: Ferran Torres, el último caído

Actualizado Viernes, 17 octubre 2025 - 21:51

Las lesiones están siendo todo un calvario para Hansi Flick en su segunda temporada al frente del Barça. La enfermería del Barça, con inquilinos hasta los compromisos de las selecciones como Marc-André ter Stegen, cuya ficha fue dada de baja en agosto, Gavi, Joan García, Fermín, Lamine Yamal y Raphinha, se ha visto afectada también por el tan manido virus FIFA.

Dani Olmo fue el primero en sumarse, le siguió Robert Lewandowski, ambos con lesiones musculares y, este mismo viernes, trascendía también la ausencia con vistas al partido de este sábado frente al Girona de un Ferran Torres que también volvió antes de tiempo de su convocatoria con la Roja por unas molestias.

Pese a que el club azulgrana se resistió inicialmente a señalarlo como baja, la ausencia del valenciano deja la delantera barcelonista prácticamente en cuadro. Y no solo con vistas al duelo con el conjunto gerundense, sino también para el retorno de la Champions frente a Olympiacos, el próximo martes y, sobre todo, el clásico frente al Real Madrid del 26 de octubre.

Para el gran choque con el eterno rival en el Bernabéu están en principio más que descartados tanto el arquero alemán, a quien ya se le instó este verano a buscarse un nuevo destino antes de operarse por segunda vez de la espalda y ser dado de baja por lesión de larga duración, como Joan García, a quien le quedan aún un par de semanas por delante para volver a estar bajo los palos. Dani Olmo y Robert Lewandowski estarán alejados de los terrenos de juego en principio durante tres y cuatro semanas, de acuerdo con las previsiones tras sus respectivas lesiones musculares.

Ferran Torres, mientras, debería estar a punto. De hecho, su ausencia ante el Girona parece estar más debida a la cautela que a la gravedad. Raphinha, que aparentemente recayó de sus problemas, su evolución ahora sería ahora positiva. Fermín y Lamine Yamal, mientras, si todo sigue como hasta ahora, sí podrán estar tanto en el clásico como ante el Girona.

Por ahora, ninguno de los dos cuenta aún con la preceptiva alta médica, pero ambos han estado trabajando últimamente con el grupo aparentemente al mismo ritmo que el resto y podrían entrar en la lista de convocados. La incógnita, en este caso, es saber si formarían o no parte del once inicial frente a un Girona que ha vivido un arranque de temporada tremendamente errático.

En el caso de Lamine Yamal, Flick se andará con pies de plomo. Ahora mismo, el germano técnicamente solo tiene un delantero del primer equipo en perfectas condiciones: Marcus Rashford. Sobre el papel, el sueco Roony Bardghji tiene ficha del filial, si bien aún no ha disputado ni un solo minuto bajo las órdenes de Juliano Belletti ni parece que vaya a hacerlo en el presente curso, así que su nombre debe unirse también al del inglés. La necesidad de imponerse al Olympiacos en la Champions, tras la derrota en casa frente al PSG, y la trascendencia del clásico le llevarán a dosificar tanto a Fermín como al de Rocafonda. Incluso, haciéndolos partir de inicio desde el banquillo.

"Lamine y Fermín han vuelto, y no podrán jugar los 90 minutos. Hay que gestionarlo, ese es nuestro trabajo. Si estamos a nuestro mejor nivel, podemos ganar a cualquiera. Lo importante es cómo empezamos y luchar desde el inicio", señaló el técnico, quien destacó, de manera más vehemente de lo habitual, en que nadie intervino para que el joven crack azulgrana fuera titular frente al PSG.

Respondió así porque el suele castigar con la suplencia a todo jugador que llega tarde a cualquier cita convocada por el cuerpo técnico y, presuntamente, el canterano se retrasó a la charla previa al encuentro con los parisinos. "Me gustaría saber de dónde sale ese rumor. Es una mierda. No es así. En este club, tengo una relación de verdad con Deco y con el resto de profesionales. Creo en mi trabajo, tengo confianza y no nos pedirían algo así. Este rumor es basura. Quien lo haya dicho, ha mentido", señaló el alemán.

Una ciudad, Valladolid, y un rival, Bulgaria, para colocar a esta España a la altura de la de 2012

Una ciudad, Valladolid, y un rival, Bulgaria, para colocar a esta España a la altura de la de 2012

La selección búlgara se aloja en un hotel algo alejado del centro de Valladolid, pero incluso de haber estado en la mismísima calle de Santiago nadie hubiera reparado en ellos. Es el rival de España esta noche, y se llenará el José Zorrilla para ver al equipo de Luis de la Fuente, que en realidad no juega contra Bulgaria, a la que, se sobreentiende, va a ganar sin apenas esfuerzo, sino contra sí misma. ¿Por qué? Sencillo. Si hoy gana (o al menos no pierde, y no perder sería un cataclismo), igualará una cifra que pone sobre el tablero de nuevo una pregunta recurrente: ¿Se puede comparar a esta selección con la del periodo 2008-2012?

Si España no cae esta noche, sumará 29 partidos oficiales consecutivos sin hacerlo. Igualará la mejor racha de la historia de la selección, firmada entre 2010 y 2013 por el equipo dirigido entonces por Vicente del Bosque. Aquel equipo cedió en el primer partido del Mundial (que terminaría ganando) contra Suiza, y estuvo esas 29 citas hasta que hincó la rodilla contra la Brasil de Neymar en la final de la Copa Confederaciones de 2013. Entonces, fueron 24 victorias y cinco derrotas.

Para saber más

Este equipo, es sabido, perdió contra Escocia en la fase de clasificación para la Eurocopa, era marzo de 2023, y de momento ahí sigue. Por matizar, que siempre hay tiquismiquis, FIFA y UEFA cuentan los partidos que van a los penaltis como empates.

28 de marzo en Doha

Por eso, a esta España no le cuentan como victorias la final de la Liga de Naciones de 2023 contra Croacia ni los cuartos de final de esa misma competición este año, en marzo ante Países Bajos. Como tampoco le cuenta como derrota la final de junio contra Portugal, resuelta en una tanda. En el caso del presente, España suma 23 victorias y cinco empates, exactamente igual que la gran España de Del Bosque.

Mirando un poco más allá de esta noche, el equipo tiene en noviembre la posibilidad de igualar esta racha a nivel mundial. De momento, es Italia la selección que en toda la historia del fútbol más partidos ha permanecido invicta. Son 31. Si España no pierde en noviembre en Georgia (día 15) y en Sevilla con Turquía (día 18), estará a esa altura, y entonces se multiplicaría el morbo de la siguiente cita. Sería ya en marzo, sería probablemente en Doha, sería probablemente el sábado 28, y sería ante Argentina, ante Leo Messi, cuando España podría convertirse en el equipo con la racha de partidos sin perder más larga de la historia del fútbol. Casi nada.

«Primero vamos a clasificarnos para el Mundial», insiste De la Fuente, aunque él, como todos, tiene en la cabeza estas cosas. Porque la comparación con la mejor época de la selección española la tienen presente todos los miembros de la Federación, conscientes de estar ante un equipo que ya ha ganado una Eurocopa (también una Liga de Naciones, pero sobre todo una Eurocopa), que ha llegado a las finales de las tres últimas competiciones que ha disputado y que mira al Mundial sabiendo que es una de las dos-tres grandes favoritas, sino la gran favorita.

Pedro Porro, ante Dvali, el sábado en el Martínez Valero.

Pedro Porro, ante Dvali, el sábado en el Martínez Valero.AFP

Si a todo eso se le une la edad media del grueso de los internacionales, especialmente de sus estrellas (Nico, Lamine, Huijsen, Zubimendi, Fabián, Merino, Cubarsí, Pedri, Cucurella, etc...) no es una locura pensar en marcar una época, que siempre luce mucho en el currículum.

De momento esta noche se intuye un equipo de Luis de la Fuente que certifique todavía más la idea de de aquí puede jugar (casi) cualquiera. Sin apagarse los ecos del lío con Lamine Yamal, con Dani Olmo ya en Barcelona y con Ferran siguiéndole desde ayer, parece claro que va a dar descanso a muchos jugadores, especialmente a Pedri y a Cubarsí, en una noche que se presenta plácida. Tanto que casi ya no se juega contra el rival sino contra sí mismo.

El éxtasis de Lamine desata a un Barça que peleará la final de la Champions en San Siro

Actualizado Miércoles, 30 abril 2025 - 23:11

Hay dos lenguajes que Lamine Yamal ha unido para catapultar al Barça: no solo es capaz de hacer diabluras con la pelota sino que también tiene un don para crear emociones. No le hables de futuro, de guardar ventajas, de bajar los brazos o de proteger un resultado que sigue dejando a mano una final de Champions. Háblale de someter y enloquecer a los rivales, de tratar de tumbarlos aunque sea para seguir subido al sueño. Con ímpetu adolescente, fue él quien desató al Barça en unas semifinales de infarto ante un Inter que desnudó sus carencias con suma facilidad obligándoles a un examen de conciencia en San Siro. [Narración y estadísticas (3-3)]

Lamine sembró el miedo el Montjuïc cuando se retiró del calentamiento. Los presagios no eran buenos, pero los espantó nada más arrancar el duelo y en las circunstancias más difíciles. El Barça se encontró con un gol en contra a los 30 segundos por una genialidad de Marcus Thuram. Un centro de Denzel Dumfries y un taconazo ante el resbalón de Íñigo Martínez para marcar el segundo gol más rápido que le han hecho al Barça en Europa. Un golpe inesperado, pero también mucho tiempo para levantarse.

No iba a ser tarea fácil porque el Inter se esforzó en guardar un botín que no tuvo que pelear. Como las legiones romanas, el equipo de Simone Inzaghi es capaz de juntarse en el área sin dejar hueco ni para el aire. Dejaron que el Barça los llevara hasta allí sin contar con que, esa noche, Lamine Yamal iba a ser imparable. Él solo se bastó para ir buscando la rendija hasta que la encontró. Ni bajo la persecución de Dimarco y Bastoni, con las ayudas de Mkhitaryan, pudieron maniatarle. Era noche de desenfreno y no tardó en verse.

Por donde nadie lo esperaba

Primero trazó un centro que sorprendió a Ferran Torres de lo medido que iba a su bota. Después fue el valenciano quien buscó ajustar al palo un rechace de Bisseck. Con el Inter empujado a vivir en su campo, antes de que el Barça lograra reaccionar llegó el segundo varapalo. Un córner forzaron los italianos y Dimarco lo puso al corazón del área pequeña para que Acerbi lo peinara y apareciera Dumfries con una increíble chilena. Dos goles en contra en 20 minutos y, pese al acoso y la posesión, ni un disparo culé entre los palos de Sommer.

El suizo tardó muy poco en dejar de ser espectador. Lamine Yamal se soltó la cadena y tiró del equipo cuando cumplía 100 partidos en la élite azulgrana. La banda era suya y quebraba con suma facilidad a cualquiera que saliera a su paso. Caracoleó desde la frontal, sin miedo, con descaro, colándose por donde nadie lo esperaba hasta sacar un disparo al palo largo que Sommer solo pudo seguir con la mirada. El chaval de 17 años, una vez más, acababa de prender una chispa que guió al Barça al empate.

Volvió a pasillear por el área hasta la línea de fondo para, en un palmo, soltar un zurdazo que el guardameta interista rozó para desviar al larguero. De la electricidad de Lamine se contagió todo el ataque. Probó Dani Olmo a soltar un latigazo girándose entre los centrales y Ferran y Raphinha anduvieron pendientes de los centros desde la derecha del inspirado genio de Rocafonda.

La volea de Dumfries para el provisional 0-2 del Inter.

La volea de Dumfries para el provisional 0-2 del Inter.AFP

No se podía sacudir el Inter el agobio ante el endemoniado peligro que generaba el canterano, que llevó otra vez a Sommer a salvarse del empate ante un disparo de Olmo. Lo que no pudo hacer es evitar que Pedri filtrara un balón a la cabeza de Raphinha que picó para la llegada de Ferran entre los dos centrales e igualara un partido en el que el Barça estaba logrando devorar al Inter.

Otro giro de guion lo provocaron las lesiones. Antes de la media parte, Koundé se echó al suelo. Demasiados minutos en las piernas del héroe de Copa y una nueva prueba de fuego para Flick, que tuvo que mandar al campo a Éric ante la ausencia de otro lateral diestro. La desgracia también golpeó al Inter con la lesión de Lautaro Martínez.

Quisieron Flick e Inzaghi bajar las revoluciones y evitar que el partido enloqueciera en la segunda parte. Se habían dañado con suma facilidad y había que recomponerse. Imposible. El Inter dio un paso al frente para sacudirse el dominio y, en un córner ante una mala salida de Szczesny, de nuevo Dumfries fue letal. La satisfacción de volver a adelantarse en el marcador apenas duró unos segundos, porque de otro saque de esquina en jugada ensayada, Raphinha soltó un obús desde la frontal que Sommer solo pudo mandar a su propia red.

El remate con el que Ferran Torres colocó el 2-2 en Montjuïc.

El remate con el que Ferran Torres colocó el 2-2 en Montjuïc.AFP

Nadie se conformó. El Barça siguió buscando tumbar al Inter, como si no hubiera un partido de vuelta, y los italianos se oxigenaron y encontraron con facilidad los metros a la espada de la defensa de Flick, con salidas taquicárdicas de Szczesny, un gol anulado por un ajustadísimo fuera de juego de Mkhitaryan y la sensación de que, llegados a los últimos minutos, una tregua era la mejor opción. Pero de eso no entiende Lamine, que aún estrelló un centro chut en el travesaño y contagió a Raphinha en el arrebato. Si quieren estar en Munich, tendrán que ordenarse y evitar que aparezca la locura en Milán. Si es que pueden.

El Madrid no se presenta a la final

El Madrid no se presenta a la final

El Real Madrid decidió finalmente presentarse a jugar la final de la Copa del Rey pero se olvidó de informar a la plantilla. Que el Madrid no se presente a jugar un partido no siempre quiere decir que lo pierda, ya que buena parte de su historia reciente en Europa la ha escrito presentándose en algunos minutos. Al club le había dado por dejar de presentarse a cosas, ya sea a una gala del Balón de Oro, porque no gana quienes ellos quieren, o por designar para una final de Copa a los árbitros que ellos no quieren.

Había avisado Hansi Flick de que Lamine Yamal se guardaba una sorpresa para la final, y el Madrid se creyó que era su nuevo peinado trumpista. Hasta que, en el minuto 28, le dio por aparecer caminando por su banda con el balón controlado, como si saliera a pasear por los jardines de la Casa Blanca, atrayendo jugadores del Madrid hacia su pelo como mosquitos hacia una bombilla. Y por allí esperó hasta que llegó Pedri. Tanto que parecía venir en un tren de Extremadura. Su disparo dibujó una curva tan amplia que el balón fue recalculando la trayectoria por Google Maps para poder llegar la escuadra.

Real Madrid TV había planteado un duelo arbitral, pero había demasiada calidad en el campo para que Vinicius, Modric y Mbappé renunciaran a jugar al fútbol. Tras regalar la primer parte, les bastó ponerse a jugar durante siete minutos para empezar a ganar la Copa. Y el hecho de que el Madrid no esté bien se refleja en que ya no les llegan. Con el partido casi ganado, retomaron su protesta arbitral ausentándose de los últimos minutos de la final con la misma devoción que de la previa.

A los blancos le costó parar al Barça durante todo el partido. Solo lo consiguieron sacando a Lamine del tatami y, con espíritu gremial, enseñándole a Dani Olmo, Gavi, Gerard Martín, Ferran Torres y Raphinha cómo son exactamente esas rojas y esos penaltis que nunca les pitan.

La final del 2025 pasará a la historia como la primera perdida por una cadena de televisión, que tendrían que dejar de ver tipos simpáticos como Antonio Rüdiger, y ganada por el fútbol.

La muerte de un retrato ganador

La muerte de un retrato ganador

Actualizado Domingo, 27 abril 2025 - 01:12

No mereció perder el Madrid. Desde cualquier punto de vista, el Madrid fue más ofensivo y mereció mejor suerte, pero le falló el único que nunca falla: Courtois. Sobre todo en el tercer tanto, el decisivo. Pero qué difícil es matar al Madrid. En esta época de errores de Ancelotti y Florentino, el Madrid ha anunciado la muerte de un retrato ganador. Ya no lo es. Aunque haya sido injusto.

Aun así, yo no hubiera jugado el partido. En estas condiciones, con dos árbitros acusando al Madrid de ser un machacador de la moral arbitral. Los acusadores del arbitraje. Estuvieron bien, hasta que a De Burgos Bengoetxea se le vio el color, cuando el Madrid agobiaba a un Barcelona que ha perdido brillantez, con una defensa absolutamente terrible.

Para empezar, con Dani Olmo ya están desvirtuando la competición. La propia representación del partido tendía hacia la locura. Un manicomio cervantino, con un partido absolutamente espectacular. La suerte cayó en la balanza del Barcelona

Y la locura se inició con una Real Madrid, jugando al catenaccio ancestral de Ancelotti, que no sabe hacer otra cosa, mientras el Barcelona con el super programa de Flick.

Pero tras el golpe del 1-0, el Madrid se transfiguró y, por fin fue a por el partido. Courtois no se puede tragar ese disparo de Pedri. El belga ya no es el mismo de antes, como demostró el regalito que le hizo a Ferran Torres, en el 2-2, que llegaba al delirio del show maravilloso.

El caso es que el Madrid cambio la faz del partido. Desde el cerrojo pasó a la libertad individual de sus grandes jugadores. Bellingham se puso de lider y como la defensa del Barça es tan mediocre, el Madrid pudo empatar. Y hasta llegar a la senda del éxito.

Faltaba la fenomenología de Mbappé, que se convirtió en pesadilla azulgrana, hasta que hizo una jugada fabulosa, falta y golazo de un feómeno. El Madrid tuvo el partido y Tchouaméni, que estuvo inmenso, con un cabezazo expeditivo, tras el maravilloso córner que sacó Arda Güler, decisivo una vez más.

Dominó, dominó el Madrid. Tuvo más oportunidades de que manchaban la fama del Barça, pero un despiste de Brahim y una mala posición bajo palos de Courtois despejaron el camino a Koundé. Era el final del retrato de Dorian Gray madridista.

El futuro blanco pasa por acabar con la era Ancelotti. Aunque la perspectiva próxima no me gusta nada, con un Xabi Alonso que sólo es una secuela de Guardiola. Malos tiempos para la lírica de Florentino, que también ha perdido el olfato del éxito, con su racanería para hacer fichajes. Fin de una era. Desde luego.

Koundé abre el ciclo del nuevo Barça y entierra el de Ancelotti en una final trepidante

Koundé abre el ciclo del nuevo Barça y entierra el de Ancelotti en una final trepidante

El vuelo de Koundé no fue el vuelo de Ícaro. No había sol bajo La Cartuja que derritiera sus alas en forma de melena, sólo un dios del fuego, un Vulcano de la pelota que agitó en su fragua el carbón del orgullo y la ira para llevar al límite al mejor equipo del año en una final trepidante. El Madrid, en cambio, es el mejor en las llamas y el caos, pero, hoy, no es suficiente. La temporada lo ha demostrado. Le falta el yunque y una idea clara de cómo utilizarlo. Todo lo contrario que el nuevo campeón de Copa, con el modelo y las herramientas, y la pasión de un adolescente para el que lo mejor está por venir. [Narración y estadísticas (3-2)]

La conexión imberbe del primer gol es la prueba, Cubarsí-Lamine-Pedri. Entre los tres abrieron un marcador que cerró Koundé para empezar un ciclo con el primer gran título de esta generación, después de una Supercopa de chocolate. Un ciclo que entierra otro, el de Carlo Ancelotti, como un general romano en retirada en un imperio que se agota, pese al honor de las últimas batallas. Es el momento del César.

Para saber más

A Florentino Pérez corresponden decisiones que ya están pensadas, pendiente Xabi Alonso de una llamada. La misma que recibió Hansi Flick hace menos de un año para reconstruir un equipo adocenado. La llegada de Dani Olmo, que ha jugado a ratos, no justifica el cambio. Para acometer ese proceso, el Madrid debe mirarse hacia adentro sin mirar hacia afuera, sin engañarse con el relato arbitral por imprudentes que fueran los colegiados antes de la final de Sevilla. Se trata de cajones diferentes, no se abren a la vez.

Mbappé, suplente

Ese ciclo se cierra, además, en el año de Mbappé, el año que debía mostrar a un Madrid intratable. La realidad es que ha acabado maltratado por el Arsenal y el Barcelona, aunque en la Copa sólo llegara a derrotarle. La providencia, en forma de lesión, quiso que Mbappé no estuviera en el once de La Cartuja. La exigencia le obligó a exprimirse a partir del descanso. Fuera de la Champions, lejos en la Liga y por detrás ya en el marcador de la final, no había nada que administrar.

La baja del francés llevó a Ancelotti a hacer algo que, probablemente, le pedía el cuerpo y es huir del 4-3-3 para formar prácticamente en un 4-1-4-1, con Tchouaméni como pivote, Ceballos un paso adelante y Vinicius en punta. Rodrygo era un cuarto centrocampista absolutamente irrelevante, tanto que fue el señalado para dejar su sitio a Mbappé. La solución no funcionó, porque el Madrid no trabaja para eso. O corre o muere. Es lo que hizo después.

Al empezar, en cambio, tuvo enormes problemas para iniciar el juego ante la presión alta del Barcelona, lo que obligó a Courtois a sacar en largo, y falta de claridad para encontrar a un Vinicius solo, ofuscado y sin precisión. La primera vez que tiró entre los tres palos fue tras el descanso. Era también la primera vez del Madrid, sometido a un dominio total del Barcelona en el primer tiempo. Szczesny ganó el duelo al brasileño en una doble parada.

Los futbolistas del Madrid, abatidos, tras el gol de Koundé.

Los futbolistas del Madrid, abatidos, tras el gol de Koundé.AP

Flick no hizo experimentos y solucionó sus bajas con lo que más ha probado en la temporada, Ferran Torres por Lewandowski y Gerard Martín en el lateral izquierdo. Era el punto más débil del Barcelona, pero la inoperancia de Rodrygo acabó por hacerle crecer en confianza.

Asencio cortó un centro mortal de Raphinha y Courtois sacó una mano de gigante ante un remate de Koundé antes de que Cubarsí viera la carrera de Lamine Yamal. La ruptura de líneas con pases verticales es una de las especialidades del central. Lamine bailó con Fran García y se tomó una pausa, la justa para que la llegada de Pedri, certero en el lanzamiento allá donde Courtois no pudiera llegar. El crecimiento del canario esta temporada ha sido colosal, en el liderazgo y en su capacidad física para estar en todas partes, con el don de la ubicuidad, y decidir bien. Es también lo que distingue a Lamine, sin el protagonismo de otras veces, pese a su pelo coloreado, como un dios pagano.

Presionar, correr, atacar..

Ancelotti necesitaba activar a los suyos, desesperado en la banda, donde había sido ya amonestado. Quizás pensó que eso también podía levantar a su gente, narcotizada la grada por el dominio azulgrana. La temprana lesión de Mendy, que había forzado para jugar pero cayó a los ocho minutos, había sido ya el primer hándicap para el técnico.

La primera decisión fue llamar a Mbappé. Para eso había llegado al Madrid, para estos momentos, para el riesgo si era necesario. La salida, tras el descanso, fue como una punción en el sistema nervioso del equipo. Llegó entonces ese disparo iniciático de Vini. Empezaban a pasar cosas en el área azulgrana. Para el Barça no parecían importantes. Se equivocó. Lo serían.

Hacía falta más y llegó el turno de Arda Güler y Modric, y hacía falta presionar, correr, lanzarse, atacar, ser el Madrid, en pocas palabras. El cambio trajo las llegadas y, finalmente, una falta en la frontal. En esas circunstancias, era como encontrar una veta en una mina. Mbappé lanzó cruzado y, tras tocar en el palo, lo que parecía imposible se hizo realidad. Tan imposible, después de lo observado en el primer tiempo, que los azulgrana quedaron en estado de shock, expuestos y superados por los madridistas, lanzados entonces al espacio.

Courtois no alcanza el disparo de Pedri, en la acción del 1-0.

Courtois no alcanza el disparo de Pedri, en la acción del 1-0.AFP

Una llegada de Vini dejó el centro que Mbappé lanzó fuera, pero la tendencia había cambiado. Tchouaméni la consumó a balón parado, porque en todo era superior en ese instante el equipo blanco. Ahí tuvo la Copa a su alcance el Madrid, pero espacio por espacio, no aprovecharon más los suyos y dejó que lo hiciera Ferran Torres en la llegada aislada de un Barça que pedía oxígeno.

Pudo hacer el pleno en otra más, pero la caída de Raphinha no se había producido por la falta de Asencio, sino que el azulgrana la había simulado. De Burgos Bengoetxea señaló penalti, ya en el tiempo añadido, pero tras minutos de suspense fue a verla la jugada en el monitor y la anuló, mientras la afición del Barcelona insultaba a Florentino. Nada se olvida.

La prórroga empezaba del mismo modo, con el equilibrio que no tuvo el inicio, pero con el desenlace que ese mismo inicio apuntaba, cuando Koundé aprovechó un error del infalible Modric y, como Ícaro, atravesó el cielo sin quemarse mientras ardía el Madrid de Ancelotti.

Los dos penaltis en dos minutos que pudieron decidir antes la final

Los dos penaltis en dos minutos que pudieron decidir antes la final

Actualizado Domingo, 27 abril 2025 - 00:52

El protagonismo de los árbitros en la final de La Cartuja, que había marcado las horas previas a la final, alcanzó su clímax en los tres últimos minutos del tiempo reglamentario. En ese breve lapso, dos acciones en el área del Real Madrid pusieron en tela de juicio la labor de Ricardo de Burgos Bengoetxea, sobre el césped y Pablo González Fuertes, desde la sala VAR.

En el minuto 90, Ferran Torres reclamó un penalti de Antonio Rüdiger, que el colegiado vasco dejó sin castigo. La acción del central, con un toque por detrás sobre la pierna de apoyo, no fue demasiado protestada por los futbolistas del Barça. De Burgos no vio infracción y desde el VAR tampoco recibió ninguna orden de revisar la jugada.

Aún más controvertida resultó la última jugada del tiempo añadido, cuando Raúl Asencio una acción sobre Raphinha que el árbitro señaló en primera instancia como penalti. De inmediato, el defensa blanco recriminó al brasileño que había engañado a los jueces, mientras Carlo Ancelotti mostraba su disconformidad desde la zona técnica. Tras unos instantes de dudas, González Fuertes reclamó la presencia del árbitro ante el monitor.

Después de una rápida revisión, De Burgos entendió que Raphinha se había dejado caer en el área, por lo que anuló la pena máxima y mostró tarjeta al delantero. De este modo, la final se marchaba a la prórroga, la segunda de la historia entre Barcelona y Real Madrid, tras la disputada en 2011 en Mestalla.