Al Barça le basta con una explosiva primera parte para llevarse el derbi

Al Barça le basta con una explosiva primera parte para llevarse el derbi

Actualizado Domingo, 3 noviembre 2024 - 18:31

El fuera de juego al límite que practica el Barça fue un arma de doble filo en el derbi. Los azulgrana acabaron por imponerse gracias, sobre todo, a un primer tiempo a la altura de lo esperable, pero se vieron dominados en el segundo por un equipo al que, además, le anularon un par de goles por acciones en las que el VAR tuvo un indudable protagonismo. [3-1: Narración y estadísticas]

Dani Olmo, con un doblete, abrió el marcador y lo dejó aparentemente visto para sentencia después de que Raphinha no faltara a su ahora habitual cita con el gol en los primeros 45 minutos. Y Puado, el capitán periquito, fue el encargado de materializar el único tanto para un equipo visitante que se marchó de Montjuïc con un regusto agridulce en el paladar.

Al Barça le bastó con poco más de media hora para prácticamente liquidar el derbi. Recurriendo de nuevo a las armas que más caracterizan al estilo de Hansi Flick, ejercer presión alta en ataque y jugar con fuego con el fuera de juego en defensa, los azulgrana desarmaron a la práctica a un Espanyol que solo pudo aguantar el 0-0 durante 12 minutos. Por mucho que Manolo González, muy consciente tanto de las armas del rival como de las carencias propias, apostara por reforzarse en tareas destructivas, el 1-0 no tardó demasiado en llegar. Olmo, tras recoger una de esas asistencias con el exterior de la bota que ya están empezando a ser marca de la casa de Lamine Yamal, se encargó de inaugurar el tanteo de la tarde.

Raphinha, en la acción del segundo gol del Barça.

Raphinha, en la acción del segundo gol del Barça.Joan MonfortAP

Once minutos después, llegaría el 2-0. En este caso, por medio de un Raphinha que sigue en un momento dulce de forma y tras asistencia de un Marc Casadó ahora mismo inamovible en el centro del campo azulgrana. De nada le sirvió al Espanyol que Puado, poco después, enviara el balón al fondo de la portería de Iñaki Peña y desatara todo un estallido de emociones para celebrar el tanto. La acción, a instancias del VAR, sería finalmente invalidada por fuera de juego. Un jarro de agua fría que se volvió aún más gélida cuando Dani Olmo, de nuevo, con un duro disparo desde la frontal del área que tocó levemente en Cabrera, se encargó de hacer que el 3-0 subiera al marcador. Y, como a perro flaco todo son pulgas, los blanquiazules abundarían en su desgracia perdiendo poco después por lesión a Kumbulla, un central imprescindible en sus esquemas. Después, además, de que Lewandowski rozara el cuarto de la tarde con un remate que acabó por encontrarse con una buena intervención, en dos tiempos, de Joan Garcia.

Tras el descanso, los visitantes, a pesar de todo, trataron de mantener la compostura. E, incluso, volvieron a marcar. La acción, con todo, sería de nuevo invalidada por fuera de juego a instancias del VAR. Casi, casi al límite. La llegada en uno contra uno prácticamente acto seguido de Puado, además, se encontraría con una muy buena intervención de un Iñaki Peña cada vez más afianzado en la portería barcelonista. Tanto fue el cántaro a la fuente que, al final, el Espanyol acabó por encontrar ese gol que tanto buscaba. El propio Puado, al culminar una muy buena salida a la contra de los suyos, se encargaría de hacer subir el 3-1 al marcador de Montjuïc con poco menos de media hora de tiempo reglamentario aún por delante para, tal vez, meterle de nuevo el miedo en el cuerpo a un rival que se había relajado demasiado en tareas defensivas.

Envalentonado por el gol, el Espanyol trató de apretar arriba, en busca de un 3-2 que lo metiera de lleno en el partido. Para arroparse un poco más en la zaga, Flick acabaría por sacar del banquillo a un Koundé que, en principio, parecía destinado a tomarse un descanso frente a los blanquiazules. Con el francés, el Barça mejoró en defensa, pero mantuvo su aparente desconexión en vanguardia. Casi, como si los torbellinos vividos frente al Bayern y el Real Madrid se cobraran por fin una más que esperable factura. Algo que, sin mucho éxito, trató de cambiar Flick también en ese sentido con las entradas al terreno de juego de Fermín y Ansu Fati.

La revelación Marc Casadó, el canterano al que Xavi no dio continuidad: paciente, intenso y cerebral

La revelación Marc Casadó, el canterano al que Xavi no dio continuidad: paciente, intenso y cerebral

Actualizado Sábado, 2 noviembre 2024 - 22:18

Aunque muchos puedan pensar que Marc Casadó (Sant Pere de Vilamajor, 2003) es otro de esos canteranos a los que Hansi Flick ha sabido darle la alternativa en el primer equipo del Barça, como Marc Bernal, lo cierto es que ya hace dos años que se estrenó con el primer equipo en un partido oficial. Fue de la mano de Xavi Hernández, en un duelo a domicilio frente al Viktoria Plzen que se saldó con triunfo barcelonista por 2-4. El de Terrassa, con todo, tardó mucho en darle la alternativa en la Liga. Algo que no sucedió hasta el 17 de marzo de este mismo año.

En su caso, a la vigésimo quinta fue la vencida. Las otras 24 veces que entró en la lista, ocho en la campaña 2022-23 y 16 en la 2023-24, le tocó quedarse sentado en el banquillo. Aunque, eso sí, de por medio firmó dos apariciones más en Europa: una en casa ante el Shakhtar Donetsk (2-1) y una en Bélgica ante el Amberes (3-2).

Lejos de dejarse llevar por el desánimo y plantearse una salida, Casadó supo tener paciencia. El ex técnico barcelonista, pese a incluirlo muchas veces en su convocatoria, no acababa de atreverse a darle continuidad, por mucho que hubiera apostado por llevárselo a la gira por Estados Unidos en verano de 2022. Su entrenador entonces en el filial azulgrana, Rafa Márquez, en cambio, sí confiaba ciegamente en sus posibilidades. «Si estoy donde estoy es en buena parte gracias a Rafa Márquez. Me transmitió confianza en todo momento y me hizo mejor persona y mejor jugador, sobre todo haciéndome ver la importancia de trabajar fuera del campo. Le estaré eternamente agradecido», ha recalcado en los últimos días el canterano, ahora mismo una pieza prácticamente insustituible en los esquemas de Flick. Sin olvidar tampoco, por supuesto, a quien le dio su primera alternativa.

Xavi

«No tuve demasiadas oportunidades con Xavi, pero eso me ayudó a ser más fuerte mentalmente. A veces veía que podía jugar, pero no tenía la opción. A pesar de eso, le estoy muy agradecido. Fue el entrenador que me hizo debutar con el primer equipo», aseguraba hace algunos días el jugador en unas declaraciones recogidas por TV3. Su actitud, desde luego, es del todo intachable. Aunque llegó al club azulgrana para jugar como mediocentro, una posición en la que está dando lo mejor de sí, tampoco le ha hecho nunca ascos a ocupar la posición de lateral derecho o, incluso, la de central. En su ideario, el equipo está por encima de todo. Y, en el campo, pese a no tener la envergadura de Sergio Busquets o el ahora lesionado Marc Bernal, sabe suplir ese factor con una garra y una determinación inigualables. Tanto, que celebra cada recuperación como si fuera un gol y no le tiembla la voz a la hora de aleccionar a compañeros mucho más veteranos. Y, si además le sumamos a todo eso que no anda precisamente falto de técnica, la combinación ya es del todo explosiva.

Así lo demostró, por ejemplo, con el medido pase a Robert Lewandowski que le permitió anotar el 0-1 en el Bernabéu. O, también, con el balón a Raphinha que le permitió arrancar la acción personal que significaría el 3-1 ante el Bayern.

Casadó es un futbolista muy inteligente. Tanto dentro como fuera de los terrenos de juego. Según aseguran sus allegados, no era precisamente un mal estudiante. Algo que, en el caso de los jugadores que logran consolidarse en la élite no suele ser tampoco demasiado habitual. A su inteligencia, además, siempre ha sabido sumarle una buena dosis de espíritu de lucha. Dos cualidades que acabaron por seducir a un Hansi Flick que le ha hecho jugar todos los minutos posibles en los tres partidos de Champions que se han disputado hasta el momento y que ha contado con él en nueve de los 11 encuentros de Liga que se han jugado hasta este fin de semana, siete de ellos como titular indiscutible. Que en el club le aseguraran que el alemán le tenía visto y que contaba con él fue, además, más de lo que necesitaba para seguir agarrado al sueño de triunfar en el Barça.

«Es increíble todo lo que ha mejorado Casadó, si sabes de dónde viene y le ves jugar ahora. Es increíblemente bueno en defensa y, también, con el balón en los pies. Es La Masia, todo el mundo ha podido ver la calidad que tienen estos jugadores y estoy muy feliz por ello», le elogió el alemán tras el 4-1 frente al Bayern. Una calidad que ha sabido acompañar con esfuerzo. Si tenemos en cuenta las tres jornadas de Champions que se han disputado hasta el momento, es el azulgrana que más kilómetros ha sumado, con un total de 35,6, y el séptimo de toda la competición. No demasiado lejos de un Kimmich (36,8) por el que el Barça suspiraba el verano pasado y que, ahora, quizás ya no tiene hueco en el equipo.

Insultos racistas a Lamine Yamal durante el clásico entre el Real Madrid y el Barcelona

Insultos racistas a Lamine Yamal durante el clásico entre el Real Madrid y el Barcelona

En el Clásico entre el Real Madrid y el Barcelona, que se saldó con victoria azulgrana por cero goles a cuatro, se vivió una vergonzosa situación racista que tuvo como protagonista a Lamine Yamal. El futbolista de 17 años, clave en la última Eurocopa conquistada por la selección española y autor de uno de los goles del cuadro culé, recibió varios insultos racistas cuando se acercó a una de las esquinas del Bernabéu.

Los primeros insultos se escucharon en el 0-3 anotado por Yamal. El jugador celebró el tanto en una de las esquinas del estadio y desde la grada se podían entender con claridad insultos como "menas de mierda", "puto negro" o "putos moros".

Minutos más tarde, cuando Yamal se acercó a esa misma esquina a sacar un córner junto a Raphinha, varios aficionados les insultan diciendo "puto moro", "a vender pañuelos al semáforo".

Después, tras el cuarto gol anotado por Raphinha, cuando el brasileño se abraza con Yamal se vuelve a escuchar "menas de mierda".

Todos los insultos captados en los vídeos que circulan en redes sociales procedieron de la misma zona, de la misma grada y casi de las mismas voces, por lo que no debería ser muy complicado identificar a los autores.

El Madrid no ha tardado en salir al paso de los insultos y ha anunciado en un comunicado que ha abierto una investigación para "localizar e identificar" a "unos pocos aficionados" que insultaron a Yamal, con el fin de "adoptar las medidas disciplinarias y judiciales pertinentes".

"El Real Madrid condena de manera rotunda cualquier tipo de comportamiento que implique racismo, xenofobia o violencia en el fútbol y en el deporte, y lamenta profundamente los insultos que unos pocos aficionados profirieron anoche en uno de los córners del estadio", informó el club en su página web.

En el comunicado publicado este domingo, el Real Madrid califica como "lamentables y deleznables" los insultos vertidos en el Santiago Bernabéu.

LaLiga lo denunciará

LaLiga ha anunciado hoy que denunciará "de forma inmediata" los insultos y gestos racistas recibidos por los jugadores del Barcelona "ante la Sección de Odio de la Brigada de Información de la Policía Nacional", detalla la organización en un comunicado. "Informando de ello al Fiscal de Sala Coordinador de la Unidad de Delitos de Odio y Discriminación de la Fiscalía General del Estado", añade.

El clamoroso silencio del vestuario y el pique de Ancelotti: "No ha sido un señor al celebrar delante de nuestro banquillo"

El clamoroso silencio del vestuario y el pique de Ancelotti: “No ha sido un señor al celebrar delante de nuestro banquillo”

El 22 de marzo de 2022, el Barça de Xavi Hernández sembró la desolación en el Bernabéu con un 0-4, pero menos de tres meses después, el Real Madrid cerró el curso en el Stade de France con un doblete: Liga y Champions. A ese recuerdo se agarró ayer Carlo Ancelotti para alzar la moral de su vestuario tras una debacle que podría marcar su destino. "Creo que este año no va a ser muy distinto del anterior. La temporada es muy larga y no hay que bajar los brazos. Tenemos que aprender de esta derrota, como ya hicimos tras la última y creo que ahora volverá a pasar lo mismo", valoró el técnico.

"Tenemos que levantarnos rápido. Hay que mejorar nuestros errores del tramo final y seguir compitiendo y luchando", analizó sobre uno de esos resultados que deja secuelas en lo anímico. "El 0-4 no refleja lo que ha sucedido en el campo. Pudimos adelantarnos, pero cuando ellos lo hicieron, aumentó su confianza. Hasta el 0-1 todo estuvo muy igualado y nosotros tuvimos más oportunidades. En la primera parte, con nuestro 4-4-2, lo hemos hecho muy bien", subrayó el italiano. Por si no bastase, Ancelotti aún tuvo que hacer frente al controvertido festejo del Barça tras el 0-4 de Raphinha: "Su asistente no ha sido un señor al celebrar ese gol delante de nuestro banquillo. Se lo he dicho a Flick, que estaba de acuerdo".

El señalado era Marcus Sorg, que colabora con Flick desde agosto de 2021, cuando ambos se pusieron al frente de la selección alemana. Conocido como el descubridor de Joshua Kimmich, Sorg se ha convertido ahora en el principal enlace entre el primer equipo del Barça y La Masia. A las figuras de Marc Casadó, Pablo Torre y Héctor Fort, habituales en este arranque de curso, en su nómina de debutantes también se incluyen Pau Víctor, Gerard Martín, Andrés Cuenca, Sergi Domínguez y Marc Bernal. Se da la circunstancia de que el pasado miércoles, Sorg también protagonizó una agria discusión con Sven Ulreich, portero suplente del Bayern, durante el descanso del partido de Champions en Montjuïc.

Asimismo, el gol de Raphinha también provocó un tenso episodio en el tiempo añadido entre Gavi y Vinicius. El onubense, que había saltado al verde tres minutos antes en sustitución de Pedri, cometió una dura falta sobre el '7' blanco, castigada con tarjeta amarilla por Sánchez Martínez. Cuando el brasileño acudió a pedirle explicaciones, Gavi tampoco dudó en recordarle el resultado que lucía en el marcador 360º del Bernabéu: "¡4-0, 4-0!"

Tras el citado enfrentamiento frente al túnel de vestuarios, Ancelotti tuvo que aceptar de buena gana su papel como principal portavoz del club. Compareció con unos minutos de retraso en la rueda de prensa, poco después de que Emilio Butragueño, director de Relaciones Institucionales, ofreciese las primeras reacciones en Real Madrid TV. No quedó costancia, sin embargo, del sentir del vestuario, dado que ningún futbolista ofreció declaraciones.

El capitán, Lucas Vázquez, no quiso tomar el relevo de Nacho Fernández, que durante las dos últimas temporadas había asumido la responsabilidad en los malos momentos. Tampoco hubo rastro de Vinicius y Kylian Mbappé, las dos grandes figuras del vigente campeón de Liga y Champions. Una de las contadísimas muestras de temperatura llevó la firma de Antonio Rüdiger, pidiendo perdón al Bernabéu justo después del pitido final.

"No hay nada que tirar a la basura"

Este silencio, que podría interpretarse como falta de líderes claros en un momento de crisis, hubo de compensarlo Ancelotti, convencido de que hasta el 0-2 su equipo había jugado "con mucha energía y presionando alto". "No hay nada que tirar a la basura, porque durante la primera hora hemos competido muy bien. Es un momento duro, pero se trata de una derrota distinta a la de Lille, donde no competimos y jugamos muy mal", recalcó.

La desesperación de Vinicius, tras una oportunidad perdida.

La desesperación de Vinicius, tras una oportunidad perdida.AFP

Preguntado sobre la defensa adelantada del Barça, que dejó 12 veces a sus delanteros en fuera de juego, y sobre la gris actuación de Mbappé, Carletto quiso quedarse con el lado positivo. "Hemos tenido cuatro mano a mano con el portero. Desgraciadamente, no hemos marcado. Mbappé ha tenido tres o cuatro oportunidades y le ha faltado algo de acierto", admitió.

De momento, el Madrid acumula dos derrotas en Liga, las mismas que durante toda la pasada campaña. Antes de visitar el sábado Mestalla, el equipo disfrutará de dos días de descanso, porque el 5 de noviembre aguarda otro compromiso de enjundia en Champions ante el Milan. El calendario de noviembre se completará con un duelo ante Osasuna en el Bernabéu y las visitas a dos destinos tan distintos como Butarque y Anfield.

Flick le da la extremaunción a Ancelotti

Actualizado Domingo, 27 octubre 2024 - 00:06

Vi las caras de miles de madridistas al acabar el escandaloso y desastroso partido del Real Madrid y los rostros me parecieron blancos muy pálidos. A mí, la brillante y esplendorosa goleada del Barça me dio vergüenza, porque aniquilaron al Real Madrid como un monigote.

Cuando el Madrid estaba vivo, observamos una presión ofensiva que no se había visto nunca a Ancelotti. Por poco, con suerte azulgrana, con fueras de fuego al límite, el Madrid y un desconocido Mbappé, pudieron hacer dos goles por lo menos. El Barça estaba perplejo.

Y sin quedarse en fuera de juego, el francés desperdició otro par de goles que fueron suficientes para quitarlo del terreno de juego. También Vini estuvo sorprendente y con virus de fenomeno, pero desperdició una ocasión mollar.

El Madrid, por ataque, mereció irse con dos goles al descanso. Dicen que tuvo mala suerte, pero Ancelotti jamás entenderá que Vini y Mbappé no son "asesinos" en el área. Sin un Hugo Sánchez, el Madrid perdió el partido. El goleador que no tiene el Madrid, un Lewandowski que ha bebido de la fuente de la juventud, metió dos goles en un par de minutos y uno que era el tercero dio en el poste.

La segunda parte fue un misterio, los blancos fueron un equipo abducido. Se comportaron como muñecos para que el Barcelona no tuviera piedad. Ya no existía la eficaz presión primaria. Sin saber jugar al toque con rapidez, con inteligencia y con pases interiores, su fútbol fue al caos.

Ninguno de los diez jugadores de campo pueden generar buen fútbol. Con centrocampistas que sólo valen para correr y correr, sin un líder, sin un organizador, cualquier equipo está condenado al infierno.

El Madrid era un cachondeo, un equipo sin patrono, sin ideas, abocado a la exhibición de un Barcelona de un Flick absolutamente genial. Es un entrenador que roza la perfección, hasta como dejar al rival en fuera de juego.

El Barcelona se ha convertido en el mejor equipo actual del mundo. Nadie juega como el equipo de Flick, con jugadores creativos para el gol y para reírse en el Bernabéu, que veía a Mbapée en el fondo de un averno.

Pero como hace Simeone, Ancelotti destroza a los maravillosos jugadores posicionalmente con una inyección de su mediocridad. que es insoportable. Los vuelve locos al quitarles de sus puestos. Llevo quejándome de Ancelotti desde que su presidente le quería echar en Manchester, en otra noche de la vergüenza. Escribí que seguir con Ancelotti era como jugar a la ruleta rusa.

Más de media docena de entrenadores, algunos sobresalientes, Florentino los echó a la calle ante una vergonzosa goleada del Barcelona. Pero ya verán como no se atreverá a despedirlo, porque los corifeos echan la culpa a todos menos al culpable que se hace pasar por inocente.

Lo indiscutible es que Flick le ha dado la extremaunción a Ancelotti. Es cuestión de tiempo cuanto durará como entrenador del Real Madrid. Espero que poco.

Lewandowski acelera la graduación de un tridente letal: “Es una barbaridad”

Actualizado Sábado, 26 octubre 2024 - 23:32

Dos minutos y 21 segundos le costó a Robert Lewandowski acabar con varias cuentas pendientes con las que él y el Barça llegaban al Bernabéu. El equipo llevaba demasiado tiempo sin ganar al Real Madrid y desde aquel 2-6 de 2009 no había sido capaz de hacerlo por cuatro goles de diferencia. A eso se sumaba que el polaco nunca le había marcado. No lo había conseguido aún en las dos temporadas que viste de azulgrana y, de manera letal, no sólo inclinó el partido para el Barça en el minuto 54, sino que agrandó la ventaja en el 56 sin que el Real Madrid se hubiera recuperado del golpe. Y aún tuvo el hat trick en un regalo de Raphinha que estrelló en el palo en el remate más fácil que tuvo. No hizo falta porque con él se activó todo el tridente letal: a la fiesta se le unieron Lamine Yamal y el propio Raphinha para completar la semana más feliz.

Diez goles ha marcado Lewandowski en los últimos cinco partidos y ya suma un total de 17, 14 de ellos en Liga, a los que hay que añadir tres asistencias, y otros tres tantos en Champions. Si hay un futbolista que encarna la revolución de Hansi Flick en el Barcelona, ése es Lewandowski. Ambos se conocían de sobra y si técnico sabía perfectamente todo lo que le podía dar el atacante, el jugador tenía claro que se iba a vivir más feliz más arropado en el área. No iba a tener que esperar a largas posesiones hasta que le encontraran porque este nuevo Barça iba a transitar con rapidez y su tarea era estar siempre preparado.

Lo hizo para controlar el preciso pase de Marc Casadó y lanzarse a la carrera contra Lunin y también con ese giro preciso de cuello para cabecear el perfecto centro de Balde. En la primera parte ya había regalado una asistencia de espuela extraordinaria que dejó a Lamine Yamal solo ante el meta ucraniano del Real Madrid.

Lewandowski es una amenaza que se acrecienta cuando se asocia con Lamine y con Raphinha. El capitán es, con diez goles y diez asistencias, uno de los jugadores más decisivos de este Barça. Le costó ver puerta en el Bernabéu, pero lo logró. Erró una clara ocasión en la primera parte que, por egoísmo, no ofreció a Balde. De eso quizá aprendió y no dudó en buscar a Lamine para que marcara el tercero humillando a Mendy. Es el quinto gol del canterano, el primero ante el Real Madrid y el que le convierte en el jugador culé más joven en marcar al eterno rival, desbancando a Ansu Fati, que lo hizo con 17 años y 359 días. No cesó de buscar las cosquillas a Mendy y luego a Fran García. Aún quedaba el premio para Raphinha. No tuvo muchas posibilidades de correr, pero cuando lo pudo hacer, no falló picándola ante Lunin para cerrar la fiesta. "Es una barbaridad la cantidad de goles que metemos", confesaba al final del partido el guardameta Iñaki Peña.

El cambio de Flick

Buena parte de la contundente victoria del Barça se coció en el vestuario, cuando Flick entendió que el fuera de juego no iba a ser siempre un aliado. Su equipo vivió al filo del alambre durante demasiado tiempo, sobreviviendo a las zancadas de Mbappé para encarar a Iñaki Peña, incluso batirle, porque siempre las iniciaba adelantado. Eso no impidió que el meta azulgrana se luciera con algunas manos que quizá disipen dudas.

Hasta siete veces cayó el francés en posición anti reglamentaria para mantener con vida a un Barça que ya no se siente extraño viviendo a 50 metros de su portero. "Cuando llegó Flick nos dijo que la línea no se podía tirar atrás. En este partido, contra los jugadores más rápidos y más potentes, no hemos recibido goles. Eso demuestra que la idea encaja con nosotros", confesó Iñaki Peña. El portero era uno de los ocho españoles en el once, la mayoría con poca experiencia en el rugido del estadio madridista en los Clásicos. El de más experiencia en los Clásicos, Pedri, con ocho. Entre los debutantes, Casadó, a quien no le pesó e incluso se atrevió con un pase de tiralineas que encaminó a Lewandowski al gol.

Pero, ante el riesgo, Flick buscó cambiar algo y optó por ponerle pausa al partido con De Jong entrando por Fermín. Más pelota y la misma idea de empujar al Madrid hacia su área y de aumentar, primero con Pedri más cerca del área y luego sumando a Dani Olmo, el peligro. Bellingham ya no podía frenar a Balde con la misma frescura, Mendy sufría y Militao y Rüdiger tenían no sólo a Lewandowski, sino también la amenazada de dos medias puntas con pegada.

El plan del alemán salió perfecto y su equipo salió con más cara de líder de un estadio que se le atragantaba y con una victoria histórica ante el Madrid de Mbappé y Vinicius. Tanto que, pese al enfado del Ancelotti, lo celebraron en la banda y en el vestuario.

Hansi Flick hace suyo el primer clásico de Mbappé y el Barça aplasta al Madrid en el Bernabéu

Hansi Flick hace suyo el primer clásico de Mbappé y el Barça aplasta al Madrid en el Bernabéu

El primer clásico de Mbappé ha sido el clásico de Hansi Flick, que en unos meses ha transformado a un muerto futbolístico en un equipo sólido, valiente y optimista. Hay que ser todo eso para imponerse en el Bernabéu, depositario del poder del fútbol, y hacerlo por aplastamiento. El Barça no se traicionó en el riesgo, con su defensa en el centro del campo, fue mejor que el Madrid en la presión y arrebató a los blancos su arte predilecta: la pegada. Hubiera escogido el arma que hubiera escogido para el duelo, el Madrid habría perdido.

Lewandowski, autor de los dos primeros goles, y Lamine Yamal y Raphinha, que cerraron la goleada, la personifican. También Vinicius, a la espera de recoger su Balón de Oro, pero unos y otro no están acompañados del mismo modo. Ni por compañeros ni por ideas. Mbappé no se encuentra actualmente en ese grupo, en ese nivel. El Madrid no ha encontrado quien mueva al equipo como Kroos y el Barcelona ha encontrado en su armario a Casadó, otro mediocentro de la inagotable Masia, otro que llama a la puerta de la selección. Esa era otra de las incógnitas con Flick, y era la de si un entrenador extranjero y recién llegado miraría a la cantera, tan necesaria en tiempos de crisis. Lo hizo.

COLOSAL CASADÓ

Casadó realizó un partido colosal frente a un Madrid que buscó su oportunidad en un arranque a fuego, con dos ataques en cuatro minutos. Presionó y puso ritmo, como si estuviera todavía en el segundo tiempo frente al Dortmund. Si el gol no llegaba, lo único que podía hacerlo era su falta de rumbo. Ancelotti no lo ha encontrado. Volvieron al once Tchouaméni y Camavinga, los señalados por la autoridad para el futuro. Mejor será que a ese futuro se añadan más cosas.

La 'línea maginot' apareció en el Bernabéu. Por amenazantes que fueran las baterías madridistas, el general Flick no dudó. El mensaje es claro: así jugamos. Claro y acertado, fuera cual fuera el resultado, porque es un mensaje que va más allá del Bernabéu. Lo contrario sería un síntoma de debilidad. Cruyff solía poner pañales a su 'Dream Team' cuando acudía a este estadio, y la desfiguración no le sentaba nada bien. El actual entrenador azulgrana la ha mantenido en la semana crítica, frente a Bayern y Madrid. Las dudas, en otra ventanilla.

la reivindicación de iñaki peña

Ancelotti intuía que el Barça no cambiaría, como no cambiaba el Milan en el que jugó y que inspiró los sueños de entrenador de Flick. Por eso mandó a su equipo a hurgar en las miserias del riesgo. No lo consiguió. Los fueras de juego eran continuos en el Madrid, fueran de Vinicius, Mbappé o Bellingham, con llegadas que después rectificaba el VAR, pero llegadas en las que la definición no era la adecuada. Vinicius y Mbappé lanzaron fuera. Bellingham, en cambio, encontró los tres palos tras un centro del francés. La mano de Iñaki Peña, sobre la línea, fue prodigiosa.

El fuera de juego blanco fue, en realidad, una maldición para el portero del Barça, porque la acción merecía entrar en la antología de paradas de los clásicos, junto a las de Zubizarreta, Buyo, Casillas, Valdés o Courtois. El suplente de Ter Stegen necesitaba acciones decisivas. Encontraría la primera nada menos que frente a Mbappé, un mano a mano que vale por 10. Después, en el desespero del Madrid, llegarían más. Mantenerlo en la titularidad mientras no cometa grandes errores, pese a la llegada de Sczcesny, responde al sentido de la justicia. Ahora el portero y Flick recogen su premio. Lunin ya acreditó lo que había de demostrar Iñaki Peña. En el primer mano a mano que tuvo con Lamine Yamal, el ucraniano salió ganador. Yamal estuvo blandito. Frente a Lewandowski, que remató con un sextante en sus dos tantos, no sirvió de nada su envergadura, propia de un cóndor. Cuando mejor lo tenía el polaco, lanzó al palo.

Con Raphinha, Yamal y Lewandowski en estado de gracia, el Barça estaba en condiciones de entregarse al intercambio de golpes que tanto gusta al Madrid, pero la realidad es que la pérdida de control no le sienta bien. De ahí la entrada de De Jong por Fermín tras el descanso, al que se llegó en igualdad. El holandés debía darle más control y el paso delante de Pedri, más precisión en el último pase. Entonces llegaron ambas cosas, el dominio del juego y los goles.

Después de los logrados por Lewandowski, el Madrid no tuvo las mismas sensaciones que ante el Dortmund, no sentía la remontada. Vinicius se desesperaba mientras los espacios que no encontraba se abrían al otro lado del Bernabéu para Yamal y Raphinha, que cerró el clásico de vaselina, como el matador que se observa en la suerte desde el centro de la plaza. Ese matador es, hoy, el Barça.

Kylian Mbappé, en la trampa de Hansi Flick: dos goles anulados y ocho fueras de juego

Kylian Mbappé, en la trampa de Hansi Flick: dos goles anulados y ocho fueras de juego

Era la noche tanto tiempo esperada por Kylian Mbappé, autor de seis goles con el PSG en sus cuatro partidos previos ante el Barça. Era el clásico ideal para su juego, basado en la potencia al espacio. El mejor modo de acabar con una defensa adelantada. Por tanto, el equipo de las cinco grandes ligas europeas que más hace caer a sus rivales en fuera de juego (6,95 por partido) debía extremar los cuidados ante los desmarques del francés. El riesgo exigía precisión extrema y antes de la media hora, el banderín del juez de línea frustró tres veces a Mbappé, incluido el gol anulado por el VAR. Apenas el preámbulo de una noche aciaga para el gran fichaje de Florentino Pérez.

En los primeros 45 minutos, la trampa de Flick hizo caer ocho veces al rival en off-side (seis de Mbappé, uno de Vinicius y otro de Jude Bellingham). De este modo, las oleadas del Madrid no cuajaron en un solo disparo legal ante Iñaki Peña. Tras el descanso, el ex futbolista del PSG vio anulado otro gol, por partir en clara posición adelantada desde el perfil derecho. Sólo cinco minutos después, estrelló su último mano a mano ante el guardameta azulgrana. Tampoco hubo consuelo para Bellingham, que venía con saldar con pleno de victoria sus tres clásicos, donde sumaba tres goles y una asistencia. Su clamoroso error tras un libre directo de Luka Modric ilustró también la debacle madridista.

El campeón debió inclinarse ante un líder implacable, un Barça que además salvó la memoria del pasado. Entre abril de 2017 y mayo de 2018, el equipo dirigido primero por Luis Enrique y más tarde por Ernesto Valverde había enlazado 43 partidos de Liga sin perder (34 victorias, nueve empates). La última derrota del Real Madrid se remontaba al 24 de septiembre de 2023 (3-1 en el Metropolitano), pero tras 31 victorias, 11 empates, los hombres de Carlo Ancelotti entregaron las armas ante su gran némesis.

Impecable Casadó

Ni siquiera hubo modo de apelar a la heroica del Bernabéu, ni a los arrebatos con los que Vinicius había zarandeado al Dortmund. A la espera de recoger el lunes el Balón de Oro, el brasileño nada pudo hacer ante Jules Koundé, el mejor defensa azulgrana desde el arranque de curso. Tampoco ante Marc Casadó, cuya irreprochable labor destructiva sólo iba a empañarse con una amarilla en el minuto 43. Esa supuesta debilidad ni siquiera hizo titubear a Flick, que tras el descanso prescindió de Fermín López para dar entrada a Frenkie de Jong. El regreso del holandés, después de seis meses, al escenario donde sufrió una grave lesión de tobillo. Con el brazalete de capitán cedido por Raphinha, la primera acción del ex futbolista del Ajax fue tirar al suelo a Vinicius.

Casadó, con mando en plaza, trazaría con el tiralíneas para el 0-1 de Robert Lewandowski. Alejandro Balde, básico para dar amplitud desde la izquierda, dejaría el 0-2 en la cabeza del polaco. Son ya 17 goles en 14 partidos para el máximo realizador del continente, que además ha aportado el tanto de la victoria en seis jornadas ligueras para el Barça. Los 406 aficionados en la zona visitante, algo así como la mitad de las solicitudes azulgranas, gritaban hasta el delirio en un Bernabéu teñido de notas fúnebres. Desde el techo cerrado, en el flamante videomarcador de 360º, lucía el 0-4, gracias también a Lamine Yamal y Raphinha.

Un terrible revés para Carlo Ancelotti y la confirmación definitiva de Flick, que aún tuvo tiempo para pedir prudencia a sus suplentes y colaboradores durante la celebración del tanto del brasileño. La alineación del alemán, idéntica a la del miércoles ante el Bayern, promediaba 24 años y 188 días. Otro dato que presagia una nueva dinastía azulgrana. Al menos, en esta Liga donde ya cuenta con seis puntos de margen. Joan Laporta, desde el palco, sólo pudo echar de menos ese 0-5 de tan simbólicas connotaciones.

Los centrocampistas del 'nuevo' clásico: más presión, más físico y menos tikitaka

Los centrocampistas del ‘nuevo’ clásico: más presión, más físico y menos tikitaka

Hay diez centímetros que definen parte de lo que será el clásico de esta noche. Diez centímetros que explican la columna vertebral de ambos equipos, su eje, su forma de ser. 184 para el Real Madrid. 174 para el Barcelona. Es la estatura media de sus cuatro centrocampistas más importantes en el duelo del Bernabéu. Su diferencia más evidente. Camavinga, Tchouaméni, Valverde y Bellingham por el conjunto blanco. Casadó, Pedri, Fermín y Olmo por el cuadro azulgrana. En esos diez centímetros nace la teoría del clásico y el prejuicio. Ese que dice que los futbolistas del Madrid no tienen talento con balón y que los del Barça no son jugadores físicos. Que uno juega al contragolpe y otro al tikitaka. Olvídense de todo. Aunque las apariencias engañen, este es el clásico del Rock&roll y del fútbol moderno. El clásico del futuro, porque todos tienen entre 20 y 26 años.

Delante y detrás de ellos se mezclan atacantes explosivos, con Vinicius, Mbappé, Yamal y Raphinha atacando espacios, y defensas de toque y recorrido, como Militao, Rüdiger, Koundé o Balde. En el medio, tres o cuatro jugadores que resumen la evolución futbolística que ha vivido España y Europa en los últimos años. Dos evoluciones de origen diferente pero que confluyen hacia el mismo punto final: el famoso fútbol moderno, tan ráapido.

Los medios del Madrid, de físico privilegiado y natural, han ido añadiendo a sus virtudes, más pronto o más tarde, una técnica exquisita. Los del Barça, por su parte, nacieron en la escuela futbolística española, donde el balón tenía prioridad sobre todas las cosas, y en los últimos años han completado su cuerpo con un trabajo físico envidiable. Son bajitos, si lo quieren llamar así, pero son mucho más físicos que sus predecesores. Eso lo nota el estilo de juego del Barça y, ampliando el análisis a todo el fútbol español, la selección. Ni De la Fuente ni Flick amasan el balón, sino que ahogan a su rival y son verticales. Y para eso, y así lo han entendido en La Masía y en la Federación, se necesita físico. Es lo que te lleva al siguiente escalón continental.

El 'ejemplo' del Madrid

El Barça tiene el ejemplo más claro al otro lado del puente aéreo. El Real Madrid ha levantado dos Champions en los últimos tres años siendo un equipo lleno de talento técnico en el centro del campo, con Modric y Kroos como pilares, pero también impulsado por la potencia física de jugadores como Camavinga y Bellingham, jóvenes que también poseen una grandísima capacidad técnica. Sin la combinación de las dos, no se consigue nada.

Este año, Flick le ha dado alas a Bernal y Casadó, jugadores con toque pero que están muy desarrollados físicamente. El partidazo del segundo ante el Bayern muestra su evolución. A su lado, Pedri ha dado un paso adelante y ha dejado atrás sus problemas musculares, mientras que Fermín y Olmo, a la espera de Gavi, aportan físico y llegada al área.

Más presión, más pases

Vayamos a los datos. Según Mediacoach, la plataforma de análisis de datos de LaLiga, el Barça es el equipo que más rápido y más cerca de la portería rival recupera el balón y los dos clubes son primero y segundo en la altura de su defensa. Es decir, no esperan, muerden. La presión alta ha sido la obsesión de Flick y Ancelotti. «Queremos presionar alto y de forma compacta», admitió el alemán esta semana. «Cambiamos la actitud y presionamos alto, es lo que queremos y no siempre se puede por la condición física. Tenemos que ser más compactos como equipo», dijo Ancelotti tras ganar al Dortmund. Discursos parecidos.

Y todo nace en dos centros del campo que luchan contra los prejuicios y que representan esa idea del fútbol moderno. El Madrid da más pases (6.209) que el Barça (5.930) y los centrocampistas azulgrana compiten en duelos individuales con su rival. Quién lo diría, ¿no? Según la plataforma 'Opta', Tchouaméni ha ganado 73 duelos, por los 65 de Pedri, los 58 de Bellingham, los 55 de Casadó o los 52 de Valverde. El uruguayo, que es el el jugador que más balones recupera en campo rival, es también el medio que más pases acumula entre ambos equipos (639), 160 más que Pedri (480), por ejemplo.

En general, los centrocampistas del Madrid amasan más balón que los del Barça, con el conjunto culé acostumbrado a que el peso de la pelota lo lleven Cubarsí e Iñigo Martínez para filtrar pases hacia la delantera. Hay menos juego estático, menos tikitaka y más verticalidad, aunque no menos posesión. Así lo dicen los números: los centrales azulgrana son los futbolistas de LaLiga que más pases dan, seguidos por los del Madrid y por Tchouaméni y Valverde, más presentes en la construcción que sus homólogos culés.

Y todo para coronar su juego en Vinicius, Mbappé, Raphinha y Yamal, la chispa, también joven, de Madrid y Barça. Jugadores con físicos únicos y técnica extraordinaria que adoran los espacios. Son el rock&roll de este clásico que promete una década de enfrentamientos.

Hansi Flick, el estratega del riesgo: de aquella maldita falta a Butragueño a una idea contra Vinicius y Mbappé

Hansi Flick, el estratega del riesgo: de aquella maldita falta a Butragueño a una idea contra Vinicius y Mbappé

La noche del 16 de marzo de 1988, la única que pisó el césped del Bernabéu, Hansi Flick terminó con magulladuras por toda la coraza. Hubo más patadas que fútbol y el Real Madrid se clasificó para las semifinales de la Copa de Europa (2-0). El central del Bayern, tras perseguir durante los 90 minutos a Emilio Butragueño, fue víctima de una alevosa acción de Milan Jankovic que el árbitro quiso solventar sin tarjeta. Sin embargo, lo que verdaderamente tuvo que escocerle fue su fatídico protagonismo en el 1-0, obra del yugoslavo. Corría el minuto 26 cuando Flick derribó a El Buitre en la frontal. Una gran oportunidad para el libre directo de Hugo Sánchez, que Ricardo Gallego optó por ceder hacia Jankovic. Flick, el único defensa en percatarse, tuvo que salir apresuradamente de la barrera, pero el balón rozó lo justo su muslo para hacer imposible la estirada de Jean-Marie Pfaff. Desde aquella eliminación, Flick sólo pudo disputar un partido completo con el Bayern en el máximo torneo continental. En 1993, tras un rosario de problemas en sus rodillas, Flick dejó el fútbol. Tenía 28 años y no había llegado a debutar con la selección alemana.

«A menudo necesitaba la lesión de un compañero para entrar en el once. Incluso rindiendo bien, podía perder el puesto cuando el titular volvía a estar disponible. Era una situación difícil de manejar para alguien tan ambicioso como él», explica a EL MUNDO Günter Klein, autor de Hansi Flick: Die Biografie (Riva Verlag, 2021). La feroz competencia en aquel Bayern, liderado por Lothar Matthäus, Andreas Brehme o Klaus Augenthaler, obligaba a Flick a alternarse como central, interior derecho o pivote. Un cómodín para Jupp Heynckes, que acababa de aterrizar en Múnich tras ocho temporadas al frentedel Borussia Mönchengladbach.

A los 41 años, el sustituto de Udo Lattek debía gestionar los egos del vestuario, la retirada de Uli Hoeness y las urgencias de un club apremiado por su historia. Tras la derrota en la final de la Copa de Europa ante el Oporto, donde Flick también salió en la célebre fotografía del taconazo de Rabah Madjer, el Bayern sabía de la trascendental importancia de ese cruce ante el Real Madrid. Así que cuando Alexis Ponnet señaló el final, cumplidos los seis minutos de añadido, su compatriota Pfaff quiso enseñarle los tacos de Hugo Sánchez marcados en su costado. Por esa herida supuraba la decepción de Heynckes, que se sabía muy superior a Steaua, Benfica y PSV, los otros semifinalistas. El bofetón anímico fue tan duro que el Bayern se dejó puntos en seis de las últimas 11 jornadas de la Bundesliga, que terminaría en poder del Werder Bremen. Flick, de 23 años, sólo disputó cuatro de esos partidos como titular.

El influjo de Rutemöller

«A veces se quejaba del entrenador, pero años después hubo de admitir que las decisiones de Heynckes siempre fueron correctas», abunda Klein. Desde entonces, entre ambos surgió un vínculo que sobrevive hasta hoy. «En noviembre de 2019, cuando se hizo cargo del Bayern, Hansi recibió un fuerte apoyo de Jupp. Por aquellos días, todos hablaban de Flick como una solución interina, pero Heynckes defendió públicamente que contaba con el potencial para dirigir a este gran club», reitera el periodista del diario Münchner Merkur.

El otro personaje clave para el desarrollo de Flick como estratega fue Erich Rutemöller. «Durante los tres años que le dirigió en el Colonia (1990-1993) ya estaba seguro de que Hansi llegaría a los banquillos. Fue el primero en darse cuenta de que sobre el césped tenía la mentalidad de un entrenador. Y que era muy bueno conectando personas», razona Klein. Una década después, Rutemöller trabajó para la Federación Alemana (DFB), dirigiendo la academia de entrenadores cuando Flick obtuvo su licencia profesional de Fußballlehrer.

Sin esa empatía con sus jugadores no se puede entender el éxito de Flick, campeón de la Copa del Mundo de 2014 con Alemania como ayudante de Joachim Löw y timonel del Bayern durante la temporada 2019-2020, la mejor de su historia, con seis títulos. El seleccionador germano, ferviente admirador del fútbol de toque con el que la España de Vicente del Bosque alcanzó la gloria en 2010, confiaba en su primer ayudante para las acciones a balón parado, decisivas en el título de la Mannschaft en Brasil. Durante su etapa juntos (2006-2014), Flick y Löw viajaron varias veces al Camp Nou y el Bernabéu para asistir en directo a los clásicos de Liga y Champions.

Regalos por cumpleaños

El ascenso de Flick en la Federación, desde el puesto de director deportivo, supuso un trampolín para su meteórica carrera. Del banquillo del Hoffenheim pasó a asistente de Niko Kovac en el Bayern. El volcánico carácter del croata, en guerra abierta con Hasan Salihamidzic, terminaría desencadenando su destitución. Corría la undécima jornada de la Bundesliga cuando Flick promocionó como interino en el Allianz Arena, dejando claro, desde el primer minuto, que su modo de tratar al vestuario en nada se iba a parecer al de Kovac. De esa empatía saben mucho ahora en la Ciudad Condal.

«Conoce las fechas de cumpleaños de todos sus jugadores y su staff técnico. Les compra regalos. También felicita a algunos amigos que siguen al frente de equipos juveniles. Incluso les llama horas antes de una jornada de Champions», revela Klein, recordando cómo durante su etapa en la Federación mantenía hilo directo con los 18 entrenadores de la Bundesliga, sin importarle su aportación efectiva al combinado nacional. «La mayoría de aficionados no considera a Hansi como un gran comunicador, dado que no se siente cómodo cuando ha de comparecer ante la prensa. Sin embargo, creo que uno de sus puntos fuertes sigue siendo la facilidad con la que se vincula y comunica con el vestuario», razona.

Flick, el miércoles, durante el Barça-Bayern de Champions.

Flick, el miércoles, durante el Barça-Bayern de Champions.EFE

Desde luego, los logros de Flick en el Barça han de interpretarse desde esta cercanía, de carácter humanista, con la que ha potenciado el rendimiento de Jules Koundé, Raphinha o Robert Lewandowski. Hoy, en la Ciudad Deportiva Joan Gamper se entrena a un ritmo muy diferente respecto a la época de Xavi Hernández. No se trata sólo del trabajo de Julio Tous, Pepe Conde, Rafa Maldonado y Germán Fernández, nuevos responsables de la preparación física, sino de la firme creencia de Flick en esta parcela.

Fuentes cercanas al vestuario azulgrana subrayan las diferencias respecto al curso pasado, cuando Lewandowski apenas podía resistir el avance de los minutos sin caer exhausto. Hoy, el polaco vuelve a parecerse a aquel ariete que dominaba cada rincón el área durante la fase final de la Champions 2020. El trabajo físico de Flick previo a aquella fase final de Lisboa, según recuerdan a este diario desde Alemania, resultó crucial para la sexta Orejona del Bayern. Y eso que por entonces, el gigante bávaro no exhibía un esquema tan extremo como el de este Barcelona, que mañana se presentará en el clásico con una defensa casi 50 metros por delante de Iñaki Peña. El objetivo de Flick pasa por mantener ese plan de riesgo ante Vinicius y Kylian Mbappé, posiblemente los dos mejores delanteros del planeta a campo abierto.

Un despido y un hogar

Un buen resultado en Chamartín fortalecería la candidatura del Barça y la figura de su técnico, quien hace poco más de un año vivía su peor momento como profesional. El humillante 4-1 encajado ante Japón precipitó su destitución como seleccionador alemán. Entre marzo y junio de 2023, la tetracampeona mundial sólo había solventado con victoria uno de sus cinco amistosos. Así que Hans-Joachim Watzke, presidente de la DFB, tuvo que decidir el primer despido en la historia de la Mannschaft. Por dura que se presentase la coyuntura, Flick mantuvo la calma bajo el calor de sus más cercanos.

Porque la familia siempre ejerció una gravitación decisiva para Flick, un tipo orgulloso de sus raíces provincianas. Nacido en Heidelberg, una ciudad de 160.000 habitantes a las afueras de Mannheim, su infancia transcurrió en la vecina Mückenloch. «Hans, su padre, había jugado de portero en el BSC Mückenloch. Y aquel minúsculo club fue el primero de Hansi, que siempre llevó a mucha honra ese diminutivo», rememora Klein.

Hoy, el preparador azulgrana mantiene su casa en Bammental, adonde regresa cada vez que dispone de algún día libre. De hecho, Silke, su esposa desde hace más de tres décadas, ni siquiera se ha mudado a Barcelona y se mantiene en el domicilio familiar. Un curioso modo de afrontar el contrato del Barça, extendido hasta 2026. Entonces, Flick habrá cumplido ya 61 años, seis más que el creador del mejor Barça de siempre. Desde Alemania, las fuentes consultadas por este diario, ven muy claras las diferencias. «No es un genio como Pep Guardiola, sino un técnico pragmático, capaz de ampliar las virtudes de sus jugadores y ocultar los defectos».