La hija de Maradona denuncia que los médicos que lo trataron apartaron y engañaron a la familia

La hija de Maradona denuncia que los médicos que lo trataron apartaron y engañaron a la familia

Actualizado Miércoles, 16 abril 2025 - 02:09

Dalma Maradona, una de las hijas de Diego Armando Maradona, ha denunciado, durante el juicio por la muerte de su padre, que los médicos que lo trataban cuando falleció obstaculizaron el contacto del ídolo argentino con su familia y los engañaron "de la manera más cruel" sobre su última internación.

Dalma, una de las dos hijas que el ex futbolista tuvo con su ex mujer, Claudia Villafañe, ha acudido al Tribunal de lo Criminal Número 3 de San Isidro, provincia de Buenos Aires, y brindó testimonio por primera vez desde el comienzo del juicio contra siete profesionales de la salud por la muerte de su padre el 25 de noviembre de 2020, según ha informado Efe.

La hija del ídolo argentino cuestionó con dureza al equipo médico que estuvo a cargo de los cuidados de su padre durante la internación domiciliaria, posterior a una operación en la cabeza el 3 de noviembre de 2020, y acusó que limitaron el contacto que ella y otros familiares podían tener con Diego.

"Muchas veces yo dije que no reconocía a mi papá en el ultimo tiempo porque ya no se reía, se perdía, si estábamos en una videollamada no sabía quién estaba del otro lado", relató Dalma, quien alertó de esta situación al equipo que trataba a su padre.

"Los médicos decían que era normal, que eran semanas, pero que iba a estar bien y obviamente durante todo ese último tiempo nos cortaron todo tiempo de contacto", añadió, y precisó que quienes obstaculizaron el contacto con su padre fueron su médico de cabecera, Leopoldo Luque, la psiquiatra Agustina Cosachov y el psicólogo Carlos Díaz.

Consultada por su participación en la toma de decisiones sobre el equipo médico del ex futbolista y los procedimientos a los que fue sometido, Dalma explicó: "Nosotras no teníamos mucha injerencia, podíamos decir lo que nos parecía pero no decidíamos nada".

Según comentó, tras la operación de Maradona el 3 de noviembre, Luque le dijo a la familia que la única opción para el proceso de recuperación era una internación domiciliaria, mientras que descartó la posibilidad de una internación -voluntaria o por la fuerza- en la Clínica Olivos, en las afueras de la ciudad de Buenos Aires.

"Discutimos las 3 opciones, no nos parecía tan mal porque nos prometieron lo mismo (en la internación domiciliaria) que en la Clínica Olivos, y nunca pasó. Nos engañaron de la manera más cruel", señaló Dalma, que aseguró que las condiciones de la vivienda en la que fue internado su padre no se ajustaban a lo que les habían prometido.

Dalma denunció además que Matías Morla, abogado de Maradona; Maximiliano Pomargo, asistente del ex futbolista; y Vanesa Morla, hermana de Matías, que manejaban los asuntos de su padre, también obstaculizaron el contacto con la familia durante la última internación.

"Él me llamaba y me decía 'no venís nunca, vení, traeme a la nena (su nieta)'. Pero fui y desde la puerta empiezo a llamar y me dicen que está dormido, me vine en el auto con una bebé y no me dejan entrar, a mí no me hagan esto", expresó Dalma, quien describió otras instancias en las que tanto Pomargo como el psicólogo Díaz impidieron que visitara a su padre.

"Nos decían que estaba todo bien"

"Nos decían que estaba todo controlado y que estaba todo bien, pero no nos permitían el ingreso por lo cual no podíamos corroborar que eso era verdad", añadió, mientras se quejaba de la falta de atención a su padre durante sus últimos días.

Ante la consulta sobre en cuántas ocasiones se le negó acceso, Dalma respondió que "muchas, muchísimas veces", y enfatizó que Diego no le creía cuando se lo contaba.

Además de Luque, Cosachov y Díaz, son juzgados en este proceso la doctora y coordinadora de la empresa Swiss Medical, Nancy Forlini, el médico Pedro Di Spagna, el coordinador de enfermeros Mariano Perroni y el enfermero Ricardo Almirón. La enfermera Gisela Madrid también está procesada pero enfrentará un juicio por jurados, tal y como solicitó.

Los jueces Maximiliano Savarino, Verónica Di Tommaso y Julieta Makintach deberán determinar si siete de los ocho acusados son culpables del delito de homicidio simple con dolo eventual, que tiene una pena máxima de 25 años de prisión.

Póker de ases del primer cuarto de siglo: Messi (tréboles), Cristiano (picas), Guardiola (corazones) y Florentino (diamantes)

Póker de ases del primer cuarto de siglo: Messi (tréboles), Cristiano (picas), Guardiola (corazones) y Florentino (diamantes)

El póker de ases no es la mejor jugada posible en el juego de naipes más popular del mundo, superado por la escalera de color, la escalera real o hasta el repóker, si añadimos el joker. Pero se ha convertido en un icono del éxito que ha generado mucha mitomanía. Es un tatuaje habitual en el que los ases de corazones, picas, tréboles y diamantes significan felicidad, poder, suerte y riqueza. Todas se encuentran en el fútbol, representadas por ases

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El difícil momento del adiós: Nadal, Serena, Maradona, Bolt...

El difícil momento del adiós: Nadal, Serena, Maradona, Bolt…

Hubiéramos deseado una última, real y simbólica, victoria de Nadal en su apoteósica y merecida despedida sentimental. Pero ya era imposible, incluso frente a jugadores sepultados en las profundidades del ránking. Su adiós, postergado en exceso entre la tristeza, la comprensión y la gratitud de un país entero, suscita de nuevo una reflexión acerca de los deportistas que no se retiran «a tiempo».

El deportista muere dos veces. Y la primera ocurre cuando se retira (o le retiran). Se trata de una muerte biológicamente provisional, pero profesionalmente definitiva. Y el afectado no la acepta porque abre un abismo bajo sus pies. Así que, con frecuencia, y aunque, como en el caso de Nadal, haya proyectado un futuro confortable, experimenta una especie de horror vacui. No es raro. Después de todo, el deporte es la única actividad en la que la jubilación se produce en la juventud. El deportista tiene todavía por delante, en un territorio desconocido, amenazante por ignoto o incierto, incluso por extenso, la mayor parte de su existencia física. Le entra miedo, vértigo, inseguridad y trata de demorar el momento del adiós.

Autoengañándose acerca de sus, todavía, capacidades, o estirándolas con más o menos dignidad, permanece en activo, con frecuencia en un ámbito individual o, sobre todo, colectivo distinto e inferior del de sus mejores días. No lo hace por dinero, o sólo por eso, sino por mantener una ficción de permanencia.

Un tiempo innecesario

El caso de los futbolistas es paradigmático: Pelé, Cruyff, Beckenbauer, Maradona, Michel, Hugo Sánchez, Guardiola, Iniesta y un interminable etcétera alargaron impropia e innecesariamente sus carreras. Hoy siguen en activo Cristiano, Messi, Luis Suárez, Busquets, Alba y otro largo etcétera. Pero el fútbol sabe que este tiempo les sobra. No son Zidane, Kroos o como Rijkaard, que, en la celebración en el vestuario, después de ganar con el Ajax la Champions de 1995, anunció que ese había sido su último partido. O, cambiando de deporte, como Alberto Contador, que dio sus últimas y crepusculares pedaladas ganando en el Angliru.

No se retiraron a tiempo, entre nosotros, Alfredo Di Stéfano, Severiano Ballesteros e incluso un Alejandro Valverde en su longevidad digna... Ni, volviendo al tenis y al exterior, el mismo Federer. Y quizás Djokovic debe pensar en parar, ahora que está «a tiempo» de mantener su mejor recuerdo. Tampoco Serena Williams se fue cuando debía. Ni Usain Bolt. Existen «retirados en activo», valga la paradoja. Oficialmente aún en la brecha, pero en la práctica fuera de foco, Sergio Ramos o Mireia Belmonte siguen erróneamente la senda de Nadal.

Bolt, en los Juegos de Río 2016.

Bolt, en los Juegos de Río 2016.AP

Si un bel morir tutta una vita onora, un mal morir, metafóricamente hablando, no estropea un pasado merecedor de elogio y agradecimiento. Tampoco hace añicos una imagen que se reconoce irrompible. Pero sin borrarla en absoluto, la empañe un tanto por ser la última. Saber retirarse oportunamente, es, no sólo en el deporte, una virtud casi teologal, incompatible a menudo con la ciega y sorda naturaleza humana.

En el lado opuesto de quienes se resisten en vano a los odiosos imperativos de Cronos figuran quienes se retiran «a tiempo» por el procedimiento de hacerlo «antes de tiempo». A «destiempo», en suma. Son sobre todo nadadores, debido a la precocidad de su deporte con relación a otros. La australiana Shane Gould (Gold), que este 23 de noviembre cumplirá 68 años, tuvo en 1972 todos los récords en todas las distancias del estilo libre. Insólito. Apabullante. En los Juegos de Múnich se llevó tres oros, una plata y un bronce. Y le «faltó tiempo» para retirarse. Tenía 16 años. En los mismos Juegos, Mark Spitz conquistó siete oros estableciendo siete récords del mundo. Y se despidió de las piscinas a los 22 años. Le quitó «tiempo al tiempo».

Un tribunal francés frena la subasta del Balón de Oro de Maradona por el Mundial de 1986

Un tribunal francés frena la subasta del Balón de Oro de Maradona por el Mundial de 1986

Actualizado Miércoles, 5 junio 2024 - 15:22

Las herederas de Diego Maradona lograron frenar la subasta del Balón de Oro que el mito del fútbol argentino recibió tras la Copa Mundial de 1986 luego que un tribunal francés ordenó el miércoles que el trofeo quedara bajo embargo judicial.

El tribunal de apelaciones de Versalles revirtió una decisión judicial emitida la semana pasada que permitía seguir con la subasta pese al rechazo de las herederas de Maradona.

Para el tribunal de apelaciones, existe una disputa genuina sobre el auténtico dueño del Balón de Oro que Maradona obtuvo tras ser proclamado como el mejor jugador del torneo de 1986.

A la espera de una resolución sobre los méritos del caso, el tribunal ordenó el embargo judicial para evitar el riesgo que el trofeo desaparezca otra vez -el mismo estuvo desaparecido durante décadas-.

Gilles Moreu, abogado de las herederas, informó a The Associated Press que procederá a presentar un recurso para que un tribunal revise los méritos del caso y decida quién es el dueño del trofeo.

La justicia francesa abrió una investigación el mes pasado tras recibir una querella sobre un supuesto robo.

El trofeo del Balón de Oro, al mejor jugador del Mundial, estuvo extraviado durante décadas en medio de circunstancias que nunca han sido aclaradas, y recientemente apareció. La familia de Maradona asegura que el trofeo fue robado y que el dueño actual no tiene la facultad para venderlo. Aguttes indicó que el trofeo reapareció en 2016 como parte de un lote que adquirió un coleccionista privado en París.

El actual propietario y Aguttes aseguran que cuando el individuo adquirió el trofeo -años atrás- no sabía que el mismo había sido hurtado.

Maradona recibió el premio en una ceremonia en el cabaret del Lido en los Campos Elíseos en 1986. Posteriormente desapareció, lo que generó todo tipo de rumores.

Algunos aseguraron que lo perdió jugando al póker o que lo vendió para pagar sus deudas, indicó Aguttes. Otros aseveraron que Maradona lo guardó de forma segura en un banco en Nápoles y fue robado por una banda de mafiosos de la región en 1989, cuando jugaba en la liga italiana. De acuerdo con la historia que contó un miembro que renunció a la mafia, el trofeo fue derretido y convertido en piezas de oro. Los herederos de Maradona sospechan que fue robado del banco.

Maradona, quien falleció en 2020 a los 60 años, recibió el galardón por su brillante actuación como capitán de Argentina, que alzó la copa al vencer 3-2 a Alemania Occidental en la final en el estadio Azteca de la Ciudad de México. Pero antes, anotó el polémico gol de "La Mano de Dios" y el "Gol del Siglo" en la victoria 2-1 ante Inglaterra en los cuartos de final.

Aguttes anunció la semana pasada la posposición de la subasta debido a la investigación por robo.

El Balón de Oro de Maradona de 1986 desaparecido durante años se subasta en París en junio

El Balón de Oro de Maradona de 1986 desaparecido durante años se subasta en París en junio

Actualizado Miércoles, 8 mayo 2024 - 08:52

El Balón de Oro que logró Diego Armando Maradona en 1986 será subastado en las afueras de París el próximo 6 de junio después de que se le diese durante décadas por desaparecido, hasta que un coleccionista lo encontró por casualidad.

La casa de subastas Aguttes, en localidad de Neuilly sur Seine, anunció este martes la venta de este objeto de culto cuyo precio estimado -no difundido por la Aguttes- se podría elevar a varios millones de euros. Su actual dueño es un modesto galerista de arte que lo encontró de casualidad.

Maradona logró este galardón -que hasta mediados de los 90 se otorgaba solo a los jugadores europeos- por haber sido el mejor jugador de la Copa del Mundo de 1986 con Argentina. Para ese mundial, ganado por la albiceleste, y para el de 1982, France Football -organizador del premio-, la FIFA y Adidas habían creado esa distinción que terminó por extinguirse.

Además del valor intrínseco a este premio, llama la atención la rocambolesca historia que hay detrás de él. Guardado en un cofre de un banco de Nápoles -donde jugaba Maradona- fue robado en 1989 por un grupo de asaltantes pertenecientes a la mafia, según cuenta la revista 'France Football' (FF).

Desde entonces, la huella del Balón se pierde. Aunque la versión de varios de los que participaron en el atraco era que había sido fundido para hacer lingotes de oro, esta hipótesis perdió fuerza al conocerse que el premio no es de oro macizo y sí de latón.

Para saber más

Pasaron así 26 años de misterio, desde 1989 hasta 2016, hasta que el modesto coleccionista Abdelhamid B., lo compró, sin saber exactamente de lo que se trataba, expone 'FF'.

El coleccionista adquirió por algunos cientos de euros una caja que contenía otros premios (algunos de plástico, otros de mármol falso) en la casa de subasta Drouot-Montmartre, donde terminan los bienes que no se han vendido en el palacio Drouot, uno de los principales puntos de subastas de París.

El franco-argelino tardó, no obstante, varios años hasta saber que se trataba del Balón de Oro de Maradona, ya que pensó, en un primer momento, que era una distinción de balonmano.

Finalmente, ató cabos y logró confirmar que era el del 'Pibe' con dos peritajes de alta tecnología basados en dos pequeños defectos en los dibujos del balón.

La ley francesa considera a Abdelhamid B. el legítimo dueño del Balón de Oro, pues argumenta que lo adquirió de buena fe, sin saber que había sido robado, y su legítimo dueño (los herederos de Maradona) no lo ha reclamado en un plazo de tres años desde que fue vendido. Así, el coleccionista tiene la puerta abierta para embolsarse una fortuna.