El viento provoca un plante de jugadores y obliga a suspender la primera jornada en Valderrama

El viento provoca un plante de jugadores y obliga a suspender la primera jornada en Valderrama

Actualizado Viernes, 11 julio 2025 - 21:38

El viento fue el principal protagonista de la primera jornada del LIV Golf Andalucía que se está disputando en el Real Club de Golf de Valderrama, hasta tal punto que el juego tuvo que ser suspendido. La ronda se reanudará a las ocho de la mañana de este sábado. Está previsto que la segunda jornada comience a partir de las 10.

Las fuertes rachas convirtieron el ya de por sí complicado recorrido gaditano en todo un infierno y fueron varios los jugadores que se plantaron ante la organización alegando la imposibilidad de competir en el popular campo, con azotes de viento que llegaron a superar los 53 kilómetros por hora. Con unos greenes rapidísimos cerca de 13 pies en el stimpmeter, incluso la organización tomó una decisión muy pocas veces vista en un campo de golf, al tener que regar el green del hoyo 11 a mitad de vuelta, ante las quejas de algunos jugadores. Brooks Koepka fue el más vehemente. Esta circunstancia se ha dado muy pocas veces y cuestiona de manera discutible el balance de los jugadores que hasta ese momento habían disputado ese green en condiciones más complicadas.

Cinco supervivientes

Hasta la suspensión, cinco jugadores eran los únicos supervivientes con rondas bajo el par: Talor Gooch, Lee Westwood, Cameron Smith, Joaquin Niemann y Branden Grace. Todos terminaron provisionalmente compartiendo el primer puesto con -1.

Por detrás de ellos se han colocado al par del campo el estadounidense Bryson DeChambeau y el español Jon Rahm, que busca su primera victoria del año en el LIV y en el campo de Valderrama, donde habitualmente no ha tenido demasiadas buenas actuaciones. Mientras, ya por encima del par del campo terminaron Sergio García, decimoctavo con +2, Josele Ballester, trigésimoprimero con +3, David Puig, trigésimo noveno con +4 y Luis Masaveu, que esta semana juega con los RangeGoats, 55º con cinco sobre el par del campo.

En la clasificación por equipos y tras esta jornada suspendida por el viento, los Smash de Brooks Koepka son líderes con +5, empatados con los Crushers de Bryson DeChambeau y los Legion XIII de Jon Rahm.

Sinner niega más gloria a un maltrecho Djokovic y se reencontrará con Alcaraz en la final de Wimbledon

Actualizado Viernes, 11 julio 2025 - 19:54

A Novak Djokovic le persigue la sombra del ocaso. Como les ocurrió a Roger Federer y Rafa Nadal en sus últimos torneos, todavía es capaz de derrotar a muchos rivales, no en vano ha llegado a las semifinales de los tres Grand Slam de este año, pero su propio cuerpo no le deja ir más allá. Si en el Open de Australia sufrió un desgarro muscular en la pierna izquierda que no le permitió discutir con Alexander Zverev; este viernes en Wimbledon una lesión en la cadera le mermó ante Jannik Sinner.

Desde el primer juego, el serbio se movió de manera extraña por la pista central y la competición se resintió. Con su saque todavía aguantaba, pero Sinner dominaba a su gusto cada intercambio desde el fondo de la pista. Al final el marcador reflejó 6-3, 6-3 y 6-4 después de una hora y 53 minutos de juego. "¡Novak, Novak, Novak!", le animaba el público londinense, con quien mantiene una relación tensa pese a sus siete títulos, pero no había manera. ¿Fue su último partido sobre la hierba del All England Club? Sólo el tiempo lo sabe.

TOLGA AKMENEFE

Sinner le aplaudía al finalizar el encuentro en reconocimiento a su carrera. No hubo una gran celebración del italiano, aunque en el tercer set Djokovic le sorprendió con un break temprano y tuvo que remontar un 0-3 adverso. Quizá hubiera sido descortés. En todo caso por fin disputará su primera final de Wimbledon, su quinta en un Grand Slam.

En su contra, que el rival será nuevamente Carlos Alcarazy entre ambos existe un abismo anímico desde la remontada en la final de Roland Garros. A su favor, el escaso desgaste sufrido en el camino. En todo el torneo, el italiano nunca ha jugado más de tres sets. Ante Luca Nardi en primera ronda, Aleksandar Vukic en segunda, Pedro Martínez en tercera y Ben Shelton en cuartos de final, Sinner venció por la vía rápida y en octavos de final, ante Grigor Dimitrov, también se benefició de su retirada. Los dos sets que perdió contra el búlgaro, que lo tenía contra las cuerdas, pueden notarse en su confianza, pero más duro será superar el recuerdo de lo ocurrido en París.

Alcaraz, tan superior a Fritz, tan superior a todos

Actualizado Viernes, 11 julio 2025 - 19:10

Todo un lujo ver a Carlos Alcaraz en directo en la Central del All England Club. He podido constatar el poder cautivador del jugador español, su capacidad para conectar con el público gracias a un tenis diferente y ganador que le dota de un especial atractivo. Aquí, en Londres, fui testigo privilegiada del enorme valor de su victoria frente a Taylor Fritz, no sólo por alcanzar su tercera final consecutiva de Wimbledon sino por la plasmación de sus cualidades ante un gran sacador, al que es complicado leer el servicio y que ofrece poco ritmo.

Pero hasta en esa faceta, en la única que podría suponérsele por debajo de su rival, fue mejor Alcaraz, certero, hábil e inteligente con los saques al cuerpo de un gigante entre cuyas virtudes no destaca la movilidad. Se nota cómo trabaja este golpe medular sobre la hierba, cómo también se afana en hacerse fuerte con el segundo servicio.

Fortaleza, sí. La que demostró también en un desempate donde levantó dos pelotas que le hubieran conducido al quinto parcial. El desenlace en cuatro sets responde más a la realidad de un partido donde, como en cuantos le precedieron en este torneo, me atrevería a decir como en cuantos ha disputado a lo largo de los últimos meses, desde la victoria en Roma, se mostró muy superior.

La hierba explicita tus fortalezas y tus debilidades. No puedes engañar a la superficie. Cada vez que el punto alcanzaba un cierto grado de sofisticación caía del lado de Alcaraz, porque atesora más recursos, porque tiene más soluciones. Más que Fritz y más que el resto de los jugadores del circuito. El estadounidense sólo se sentía cómodo con un juego simple, directo, sin entrar en complicaciones.

Con tan sólo 22 años, el hombre que buscará este domingo su sexto título del Grand Slam se mueve con las certezas de todo un veterano, de un auténtico especialista. Serio, solvente, autónomo, sin necesidad de volver demasiado la vista hacia su rincón, sabe enfrentar el peso de las situaciones, la dimensión de un torneo como éste, en el que has de estar muy atento porque todo puede decidirse en un par de detalles imprevistos. Sabe también exhibir una valentía congénita, a la que jamás renuncia.

Alcaraz explota su paciencia para derrotar a Fritz y jugará su tercera final de Wimbledon

Actualizado Viernes, 11 julio 2025 - 17:33

En la tensión del tie-break definitivo, Carlos Alcaraz se arrebata con un "¡Vamos!" y enfrente suyo, justo encima del marcador grande de la pista central de Wimbledon, se levantan sincronizadas hasta cuatro filas de espectadores. Está en primera línea su equipo, como deben, en la segunda aplaude su tío abuelo José Manuel, como siempre, pero ya han llegado de El Palmar sus tíos, sus primos y sus muchísimos amigos de toda la vida. Ya es una tradición. En semifinales de un Grand Slam aterrizan una veintena de allegados a Alcaraz para vivir, para disfrutar, para celebrar. Como ocurre en París, venir a Londres antes no tendría sentido porque la grandeza está asegurada; una derrota no es una opción, la única incertidumbre está en la final.

Será Jannik Sinner o será Novak Djokovic, lo discutirán de inmediato, pero Alcaraz estará frente a uno de ellos, se sabe desde hace meses, cuando familiares y amigos ya pudieron reservar vuelos y hoteles. En los últimos tres años, el español ha instalado en Wimbledon la rutina de su éxito, el torneo es aquello que ocurre mientras encadena victorias. Ya van 20 seguidas, la última este viernes en semifinales ante Taylor Fritz por 6-4, 5-7, 6-3 y 7-6(6) en dos horas y 48 minutos de juego.

Fritz juega como sabe

En la previa, dejó dicho Fritz que jugando como sabe "nadie puede hacer demasiado". Y tenía razón. Sólo olvidaba a Alcaraz. Fritz jugó como sabe, con su saque como arma más poderosa -19 ‘aces, ahí es nada- y ese revés cruzado tan vertiginoso, incluso encontró la manera de acelerar su derecha. Pero esta vez no fue suficiente. Poco se podrá reprochar después de un partido en el que hizo 44 ‘winners’ y apenas cometió 24 errores no forzados.

Kirsty WigglesworthAP

Como ya había ocurrido en octavos de final ante Andrey Rublev y en cuartos de final ante Cameron Norrie, Alcaraz construyó una fortaleza con su servicio -88% de juegos ganados con su primero- y desde ahí atacó en los momentos precisos. Fritz concedía lo mínimo, pero ese mínimo era suficiente. En hierba, incluso los mejores requieren de mucha paciencia y por eso a mayoría de sets avanzaron con el mismo guion. Juegos y juegos sin intercambios, saques puros sin cortar y, de repente, una genialidad propia o un despiste ajeno llevaban al español al éxito. El mejor ejemplo fue la muerte súbita que cerró el duelo. Dominó y fue dominado -del 1-4 al 6-4-, pero con sus mejores golpes, rozando las líneas, inventando en la red, levantó dos bolas de set y se lanzó a por el triunfo.

El único momento de duda

Igualmente le quedaba el quinto set, donde raramente falla. De hecho, el éxito de Alcaraz sólo estuvo en duda un rato. Hasta el segundo set, corría hacia la victoria en línea recta, pero en ese momento algo ajeno ocurrió. En las gradas inferiores de la pista central, las únicas expuestas al sol, los aficionados empezaron a caer mareados. Ahora reclamaba ayuda un espectador, que regresó a los 10 minutos. Ahora avisaban del vahído de una aficionada de edad avanzada que fue evacuada en camilla y ya no volvió. El partido fue detenido en dos ocasiones y los protagonistas cambiaron su gesto.

Alcaraz, concentradísimo en todo momento, se relajó un poco y Fritz perdió el miedo de los minutos iniciales. Por culpa de un par de deslices -incluida una doble falta- el español entregó sus únicas dos únicas bolas de break de todo el partido y acabó perdiendo su ventaja. El numeroso grupo de familiares y amigos suyos que acababa de llegar a Londres se estremeció un momento. Pero el susto duró poco.

Violento asalto con amenazas de muerte al suegro de Nahuel Molina en su casa de Lanús: "Me gatillaron en la cabeza"

Violento asalto con amenazas de muerte al suegro de Nahuel Molina en su casa de Lanús: “Me gatillaron en la cabeza”

Actualizado Viernes, 11 julio 2025 - 17:20

El suegro del futbolista Nahuel Molina ha sido asaltado con violencia en su propia casa. Los hechos ocurrieron el pasado lunes cuando Claudio Occhiuzzi, empresario, cenaba con su familia en su vivienda, situada en Lanús. Según relata La Nación, varios asaltantes armados irrumpieron en ese momento en el domicilio.

Occhiuzzi se levantó al escuchar un ruido. "Llegué a la ventana y entró un malviviente todo de negro, me puso un revólver en la cabeza y después entraron tres más". A partir de ese momento fue encañonado, separado de su pareja y los dos hijos con los que estaba, encerrado en una habitación y amenazado de muerte si no entregaba el dinero.

"Me gatillaron en la cabeza", ha contado Occhiuzzi. "Me pusieron el revólver en la cabeza, me pegaron, me dijeron que iban a matar a mis hijos delante mío si no les daba dinero", ha contado. El empresario, según su relato, insistió en que no tenía dinero en efectivo en la casa.

El suegro de Nahuel Molina ha declarado que los ladrones portaban herramientas para cortar rejas y se comunicaban mediante una radio, a través de la que una mujer les daba instrucciones.

El momento de máxima tensión se produjo cuando llegó la Policía, que había seguido el rastro del vehículo porque estaba implicado en otro delito. Según cuenta el suegro del futbolista del Atlético de Madrid, "uno escapó para afuera y lo agarraron, yo quise cerrar la puerta, pero otros tres se volvieron a meter, querían escapar por el fondo".

"Pensé que me mataban porque tal vez se imaginaban que yo había llamado a la policía; tenía un pánico terrible", ha asegurado Occhiuzzi.

El enfrentamiento se inició cuando los agentes intentaron identificar a los ocupantes de la banda que estaban en el coche sospechoso, pero fueron embestidos y se inició un tiroteo sin consecuencias para las víctimas del ataque. Los asaltantes trataron de escapar pero tres de ellos resultaron detenidos tras una persecución.

Pogacar suma y sigue en el Muro de Bretaña

Pogacar suma y sigue en el Muro de Bretaña

El inicio de la 112 edición del Tour es una sucesión de maravillas, una oda al rock and roll. No le hizo falta a la organización una lucrativa y exótica salida desde otro país. El Norte de Francia con sus trampas, su viento, sus pequeñas cotas y, sobre todo, con la actitud voraz de los protagonistas. A la espera de un fin de semana de calma y sprinters, el Muro de Bretaña fue otra bella píldora de ciclismo de quilates y otra muesca más en el historial de Tadej Pogacar, que no perdonó en el sprint del selecto grupo de elegidos, con Jonas Vingegaard, eso sí, pegado a su rueda. Su victoria 101, la segunda en este Tour, la que le permite volver a recuperar el amarillo. [Narración y clasificaciones]

Fue una subida final extraña, pues Pogacar no pretendió esta vez un ataque de medio alcance. Y eso que Tim Wellens se lo dejó en bandeja. Justo antes, una caída por un reventón había afectado de lleno a su principal gregario. Habrá que ver las consecuencias sufridas por Joao Almeida, mucho peor pintaba para Buitrago y para Jack Haig. De repente, en las duras rampas del Alpe D'Huez bretón, repleto de aficionados, los tres elegidos se vieron solos. Y ninguno quiso forzar, como midiendo sus fuerzas y escondiendo sus cartas.

Remco, Jonas y Tadej. Todo lo dejaron para los últimos metros, donde Narvaez lanzó a Pogacar, que ganó con suficiencia y sin Van der Poel. Recuperó el liderato y mordió con otros segundos a Vingegaard con la bonificación. Pero el danés, inferior en esos manos a manos, mostró fortaleza. La batalla ya se reanudará el martes, con el etapón en el día nacional y 1:17 de diferencia entre los dos colosos.

Resultó una jornada calurosa, una larga y tensa calma hacia el muro final (dos kilómetros al 6,9%), que se ascendía en dos ocasiones. Una escapada consentida pero poco (con Geraint Thomas e Iván García Cortina, entre otros), por tierras de Bernard Hinault. Por su Yffiniac natal (kilómetro 120,5), pero también por Calorguen (km. 51,6), donde vive y tuvo su granja tras retirarse, donde su esposa Martine fue alcaldesa de 2008 a 2014. Una persecución llamativa, con Alpecin al frente del pelotón, pero también con UAE, incluso con el Visma.

Sólo el joven Ewen Costiou resistió en la primera ascensión, cuando ya los nervios se soltaron, cuando el agresivo Visma tomó las riendas. Primero con Campenaerts, después con Simon Yates, que dejó tiritando el pelotón en las primeras rampas, con Vingegaard a su rueda y Van der Poel sufriendo ya. En los 13 kilómetros entre una y otra cota, se reagruparon los sufrientes y cayó Costiou. Todo listo para otro intensísimo desenlace.

Que se vio sobresaltado por la caída en la que también Enric Mas se quedó enganchado. Pudo reanudar rápido y finalmente se dejó 50 segundos en meta.

En el icónico Muro de Bretaña, donde hace cuatro años Van der Poel honró a su abuelo con su primer triunfo en el Tour (por delante de Pogacar), no estuvo esta vez en condiciones el del Alpecin, pagando el esfuerzo del jueves. Y él es el único que en este tipo de finales puede hacer cosquillas a Tadej.

Acampar toda la madrugada para ver a Alcaraz por 400 euros o la más extraña tradición de Wimbledon: “Esto es un festival, si no consigo entrada me da igual”

Actualizado Jueves, 10 julio 2025 - 22:52

Huele a festival. Parece un festival. ¡Es un festival! Bienvenidos a The Queue, la más rara entre las raras tradiciones de Wimbledon, la cola que cada día se genera para conseguir una entrada. Desde la medianoche anterior, miles de personas acampan con sus tiendas en el parque que hay justo enfrente del All England Club para comprar uno de los 500 tickets disponibles para la pista central, de los 500 tickets para la pista 1, de los 500 tickets para la pista 2 o simplemente para comprar uno de los pases al recinto. Los primeros pagarán entre 115 euros y 400 euros y los precios irán bajando hasta los 30 euros del ground pass. ¿Parece sencillo? Pues no, no lo es.

"Es verdad, esto es un festival. Piensa que para entrar a la pista central tienes que llegar antes de las dos de la madrugada. Yo he venido con el primer metro, estoy aquí desde las seis, pero si no consiguiera entrada me daría igual. Disfruto de la experiencia", cuenta a EL MUNDO Katie Williams, que vive al norte de Londres y lleva ya ocho años haciendo la cola. Son las 10 de la mañana, tiene el número 3134 y está cerca de alcanzar la taquilla. Ha traído una bolsa de picnic con un termo de café, sándwiches y patatas de bolsa, pero con su amiga Lydia y unas chicas que van por detrás ya han abierto un vino blanco. El proceso podría simplificarse con una cola virtual en la web de Wimbledon, pero dónde quedaría el vino blanco. The Queue tiene fiesta, tiene tradición y también tiene elitismo.

92.000 por un abono doble

El Grand Slam, al fin y al cabo, es un espejo de la sociedad. "¿Por qué hay tantos asientos vacíos este año en Wimbledon?", se preguntaba el diario Metro esta semana y la conclusión no podía ser más sencilla: porque está pegando el sol. En esta edición las temperaturas han alcanzado los 34 grados, máxima inaudita en Londres, algunas gradas no tienen cubierta y los dueños de las mejores entradas prefieren estar a la sombra bebiendo prosecco en el Village. Han pagado 92.000 euros por una de las 2.500 ‘debentures’, un abono doble para cinco años, pero eso no les obliga a presenciar todos los partidos. Quienes no suelen fallar son los afortunados que han podido comprar entradas por internet en el sorteo público que se realiza en febrero -o que han pagado un dineral en la reventa ilícita-, los esforzados que han sacado uno de las 500 entradas en The Queue después de horas a la intemperie y por supuesto los que vienen de la reventa oficial.

Kin CheungAP

Porque sí, aquellos que han adquirido un ground pass al All England Club por 30 euros pueden apuntarse en la entrada al resale y acceder en otra cola -en este caso virtual- para recomprar un ticket. Cuando un espectador se va antes de que acabe un partido, su asiento se pone a la venta a través de una app por sólo 17,50 euros. Si queda un partido por jugarse estás de suerte; si falta un set, magnífico; si resta sólo un juego, también bien. "El año pasado conseguí ver tres juegos de Alcaraz en la pista central", celebra Williams que hace una mueca cuando el periodista, tan desconsiderado, pregunta si no sería más fácil vender todas las entradas por internet y santas pascuas.

Las normas de la cola

"Posiblemente es verdad eso que a los ingleses nos gusta hacer cola", acepta ante la misma cuestión James Mendelssohn, el jefe de los ‘stewards’ que controlan The Queue con tanta educación como rectitud. Son muy amables, muy polite, pero si alguien se pasa con el alcohol será expulsado, igual que si se excede con el tiempo de descanso. Cada aficionado en The Queue cuenta con media hora de asueto para ir al baño o a comprar comida y las cafeterías más cercanas están a 15 minutos a paso ligero, al lado de la estación de metro de Southfields. Normalmente no hay incidentes, aunque a las seis de la mañana se nota la tensión.

GETTY

A esa hora los que han pernoctado deben recoger sus tiendas de campaña y el resto de enseres, dejarlos en los diferentes guardarropa y ponerse a hacer cola de pie. Más de una vez, y más de 100, son los propios stewards quienes deben despertar a los acampados. "Hay gente que adora ser parte de la cola, amigos que vemos cada año. La cola forma parte de Wimbledon, de la emoción por venir aquí a ver tenis. Es parte de la experiencia y todos queremos que la experiencia sea positiva", cuenta Mendelssohn, que asegura que este año, con el buen tiempo, sin lluvia, las colas están siendo bastante largas, pero que el proceso se seguirá haciendo por los siglos de los siglos. En su web, de hecho, Wimbledon celebra "seguir siendo uno de los pocos eventos deportivos importantes en los que es posible comprar entradas premium el mismo día del partido". Y tiene razón. Aunque el coste es acampar toda la madrugada y pasar horas y horas de pie en una cola. Es The Queue. ¡Es un festival!

Patri Guijarro, la ‘sindicalista’: “Para nosotras, poder votar al presidente de la RFEF fue como el sufragio femenino de 1933 en España”

Actualizado Jueves, 10 julio 2025 - 21:14

Patri Guijarro (Palma de Mallorca, 1998) no para de sonreír. Está feliz en su regreso a España tras una etapa alejada y con un foco perpetuo, porque no quiso ceder hasta que todo cambiara. Lo ha hecho y su fútbol, más brillante, ha vuelto.

Dice su entrenador en el Barça, Pere Romeu, que la ve en su mejor momento. ¿Lo siente así?
Soy muy autoexigente, cada año quiero estar mejor y mi forma de hacerlo es analizarme. Siento que lo voy consiguiendo. Este año he vuelto a mi posición y me halaga mucho que Pere vea eso.
Se perdió el Mundial por firmar aquella carta de las 15, tardó dos años en volver. Lo hizo en los Juegos y dijo que le costó. ¿Cómo está ahora?
Me costó adaptarme, es verdad. Llevaba bastante tiempo sin venir con la selección y me tomé ese proceso con calma. Ahora me siento más yo, me siento más la Patri del Barça, más Patri en el día a día, y eso lo demuestro en el campo.
Fueron muchos meses sin entrar en las listas, pero siendo protagonista porque se preguntaba por usted constantemente. ¿Cómo vivía eso?
Fue duro, fue duro. Tampoco pedía que lo que hice lo entendiese todo el mundo. Y llegó un punto que intenté centrarme en mí. Es verdad que los últimos meses fueron más fáciles hablando con Markel Zubizarreta y Gonzalo Rodríguez. Desde la RFEF intentaban calmarlo todo para que yo volviese estando segura y al 100%, que es como yo quería volver, sin ningún pero.
¿El grupo ha cambiado mucho con respecto al que dejó?
Todo el mundo mejora con los años y creo que tenemos una mezcla de veteranía con juventud que nos viene muy bien. Esa inocencia de las cosas nuevas y luego esa veteranía para enseñar también a las jóvenes. La mezcla nos va bien y se traduce en descaro en el campo. Fuera tenemos muy buenas conexiones y un buen rollo.
¿Son una selección más vertical?
Creo que no renunciamos a ese juego directo. Estamos acostumbradas a que España sea todo toque y no, también tenemos jugadoras rápidas que nos dan profundidad. Quizás eso las rivales no se lo esperan. Nos ayuda a desatascar partidos. En ese tipo de juego creo que hemos evolucionado mucho.
¿Que ya piensen, como dijo, «100% en fútbol», se traduce en el campo?
Por supuesto. Ahora tenemos la comida perfecta, recuperamos mejor con más fisios, psicólogo, viajes cómodos, gimnasio en todas las instalaciones...Esos detalles también marcan la diferencia en el campo.
Y cocinero...
Es que recuerdo que en Inglaterra [Eurocopa 2022] la comida siempre era la misma, y cuando estás en la élite, esos detalles importan.
Usted estuvo en el germen de FutPro, el sindicato de futbolistas. ¿Tiene una vena sindicalista?
No sé si tengo una vena sindicalista [risas]. Creo que las jugadoras tenemos que estar por nuestra lucha, hablar entre nosotras y que nuestra opinión sea válida. Eché una mano, pero FutPro es Amanda Gutiérrez.
Ahora tienen a Reyes Bellver en la RFEF, que fue abogada de FutPro.
Ese cambio fue importante para mí porque nos da feedback. Las jugadoras podemos hablar con alguien. Antes con Markel y ahora con Reyes.
También fue elegida asambleísta, ¿cómo decidió presentarse?
Nunca había habido futbolistas de FutPro que votasen y por fin pudimos. Para nosotras, votar al presidente de la RFEF fue como el sufragio femenino de 1933 en España.
Los jugadores y jugadoras normalmente huyen de dar opiniones...
Es verdad que hay que ser prudentes por la repercusión que tiene, pero creo que mientras tu opinión sea coherente y respetuosa, es la tuya. Aunque eso va con cada uno, hay gente más atrevida y menos.
Decía que en su posición hay que trabajar en silencio pero, ahora que Rodri es Balón de Oro, igual pueden gritar un poco.
Estuve presente en la gala y la verdad es que estoy muy contenta de que un mediocentro sea Balón de Oro. Trabajamos en silencio, pero yo me siento muy valorada por mis compañeras y, con eso, estoy contenta.

Rodri, Busquets o Keira Walsh, ¿con cuál se queda?
Igual con Busquets. Es verdad que yo de pequeña me fijaba mucho en Virginia Torrecilla y en Andrés Iniesta. Con Virginia he tenido la suerte de jugar, y ahora me fijo en Tere Abelleira o Keira Walsh. Para mí son las tops mundiales.
Fue la primera chica que acabó el bachillerato en La Masia. ¿Cómo era vivir allí?
Fui la única chica y, la verdad, es que me acogieron bastante bien. Compartí tanto con futbolistas como con jugadores de basket y estuve muy a gusto. Esa facilidad que da el Barça me vino muy bien, porque para mí era clave acabar el bachillerato.
¿Y fisioterapia la ha acabado ya?
No he podido, por las prácticas. El tema es que no puedo hacer sólo unas prácticas deportivas, tengo que hacer más y no me da la vida.
De Alexia han dicho que en esta Eurocopa está más fuerte, más sabia y más letal, ¿la ve así?
Sí, la llevo viendo así todo este año, con su inteligencia, con su sabiduría, con su calma. Es una apasionada del fútbol y me alegra mucho verla feliz, que se sienta tan Alexia y que lo demuestre en el campo.
No sé si le van a dejar seguir siendo la DJ del vestuario o le va a durar poco
De momento está yendo bien, así que no hay razón para cambiar [se ríe].
Aventúrese, cansados de 'La Morocha' y la 'Potra Salvaje', ¿cuál cree que será la canción de la selección en esta Euro?
Ahora estamos con muchos remix, no te sabría decir una en concreto. De hecho, algunas me han dicho '¿qué ponemos?' Y aún no hemos elegido. Tengo que pensarlo. Espero seguir ganando y que volvamos a tener otra entrevista y poder decírtelo.
¿Y la Queens League? ¿Cómo fue aquello de ser embajadora?
Bueno, era algo nuevo, quería ver cómo era porque la gente lo seguía mucho.... Ahora no lo estoy siguiendo tanto, pero es un proyecto diferente, guay, en el que la gente se lo pasa muy bien.
¿Quién es la reina del ping pong en la concentración?
Salma y Cata son muy buenas.
¿No van a poder con ellas?
No, son bastante buenas. Es verdad que Pina y Vicky también lo hacen muy bien, pero Salma y Cata creo que son las mejores.
Narváez, el nuevo soldado de Pogacar nacido junto al Amazonas: su padre vendía gallinas para verle correr

Narváez, el nuevo soldado de Pogacar nacido junto al Amazonas: su padre vendía gallinas para verle correr

Sus padres tenían que vender gallinas para verle correr por las vegas del Amazonas. El ecuatoriano Jhonatan Narváez (El Playón de San Francisco, 1997) creció en una granja en la que cuidada y ordeñaba vacas. La austeridad, el sacrificio y el valor del trabajo moldearon a un chaval que comenzó a montar en bicicleta con menos de tres años. En su primera carrera, en la provincia de Sucumbíos, terminó último. «Llovía muy duro, llegué empapado a la meta, pero llegué», recuerda un corredor acostumbrado a sortear dificultades y que ahora atraviesa por un momento estelar como escudero de Tadej Pogacar en este Tour de Francia.

En la primera semana de la Grande Boucle, el ecuatoriano ha sido el primero de los gregarios del esloveno en neutralizar las acometidas de rivales e imponer el ritmo adecuado en esos finales en rampa en los que se siente tan cómodo. A pesar de realizar esa labor de desgaste, ocupa la 28ª plaza de la general, a 7.55 minutos del líder, Mathieu van der Poel.

Narváez rompe la norma del tradicional ciclismo sudamericano, especializado en la alta montaña. Él se desenvuelve con acierto en las clásicas y en rondas de una semana. «Es el más belga de los latinos», dicen sus compañeros. Es un cazador de etapas que el año pasado se consagró en el Giro de Italia y cautivó a Pogacar por su osadía. El ecuatoriano se impuso al esloveno en la primera jornada de la Corsa rosa en un espléndido sprint entre ambos y el germano Maximilian Schachmann. Esa victoria impidió que Pogacar fuera líder desde el principio al fin de la carrera. «Ese tío es bueno», susurró entonces el nuevo Caníbal. Al final de aquella temporada, Narváez abandonó el Ineos de Tom Pidcock y Carlos Rodríguez para integrarse en el UAE.

La clásicas y los adoquines

A Narváez ya le conocía Joxean Fernández Matxin desde su ciclo como Scouting Talent del Quick Step de Patrick Lefevere. En 2018, el ecuatoriano se incorporó a la escuadra belga, destacando por su rápida adaptación a las clásicas de los adoquines.

Narváez es un tipo duro que se educó en un ambiente familiar en el que el deporte ocupaba un lugar destacado. A su padre y hermano siempre les apasionó el ciclismo. «Jhonatan nunca dejó de asistir a ninguna carrera por falta de dinero. Cuando había una competencia, juntábamos los realitos, vendiendo la gallina, vendiendo el cuy para ganar los 50 dólares que valía alquilar un carrito para la ida y vuelta», dijo su padre, Manuel, en Radio Sucumbíos en una entrevista realizada en 2020.

Narváez, durante el último Tour Down Under.

Narváez, durante el último Tour Down Under.TEAM UAE

Jhonatan, como no podía ser de otra forma, jamás olvidará los sacrificios realizados por su familia para que él, con 19 años, pudiera marcharse de su casa, a la orilla del Amazonas, y fichar por el Klein Constantia, filial del Quick Step, donde coincidió con Iván García Cortina y Enric Mas. Ahí arrancó su notable trayectoria, en la que figuran, entre otros logros, una etapa en el Giro de Italia, tres campeonatos nacionales de ruta, la Vuelta a Austria, la Semana Coppi-Bartali y un oro en la prueba de ruta de los Juegos Panamericanos.

En el actual curso se ha anotado la general y una etapa del Tour Down Under. Es rápido en sprints reducidos y con final en cuesta. Fue elegido por la Federación de Eucador para representar a su país en los Juegos Olímpicos de París, lo que generó una gran controversia porque su elección provocó que Richard Carapaz (el gran ídolo de su país) no acudiera a la cita olímpica. Una controversia que sirvió para curtir al nuevo y valioso soldado de Pogacar.

El auge del croquet en España, de Wimbledon a los campos del norte: “Si vas a un club verás a muchos jubilados jugando”

Actualizado Jueves, 10 julio 2025 - 21:05

«Lawn Tennis & Croquet Club», se repite en todos los letreros de Wimbledon después del nombre «All England» y hay tenis sobre hierba -lawn tennis- por todos los lados, 18 pistas listas para usarse y un centenar de partidos cada día, pero de croquet no se ve ni rastro. «Recuerda a tu lector que este club se fundó en 1868 como el primer club de croquet del mundo, el tenis vino luego», apunta un voluntarioso voluntario cuando se le pregunta por dónde queda el campo de croquet, pero al final admite la verdad: «En este recinto ya no se puede jugar al croquet».

Desde hace más de una década, el croquet se ha desplazado en Londres unos cinco kilómetros al norte de Wimbledon, al Roehampton Club, un recinto más pequeño donde se disputa la fase clasificatoria del Grand Slam de tenis. Allí se ha celebrado algún torneo, aunque, según cuenta el steward, el deporte va perdiendo peso en Inglaterra, el país en el que se creó. Pero, ¿Qué es el croquet?

Lo explica José Riva, vigente campeón de España, tercero en el Mundial de 2018 y actualmente en el Top 30 del ranking mundial. «Hay mucha gente que lo confunde con cricket o que nunca ha escuchado hablar. En el croquet hay dos modalidades, el croquet de asociación, que es más complejo, se parece al snooker porque hay que ir enlazando tiros y el golf croquet. En el golf croquet hay que golpear la bola con el mazo para que vaya pasando por los seis aros reglamentarios antes de que lo haga la bola del rival. Primero en un sentido y luego en el otro. El que llegue a siete aros, gana. Es entretenido porque hay mucha estrategia para coger la posición, para desviar la bola del rival... Siempre llama la atención el golpeo entre las piernas», explica en conversación con EL MUNDO días después de revalidar su título en el Campeonato de España celebrado en el Real Club de Campo Villa de Madrid a finales de junio.

A sus 38 años, lleva desde la adolescencia practicando un deporte que antes apenas tenía practicantes y que ahora va creciendo en el país.

¿Qué hace un español jugando a croquet?
En Gijón, con mis amigos de infancia, jugábamos en el jardín de casa de mis abuelos. Era nuestro hobby de verano. Teníamos un kit de croquet de juguete y nos inventábamos las reglas. Era una cosa anárquica. Un día vino el amigo de uno de los padres y era Fernando Ansorena, el pionero del croquet en España. Él nos explicó cómo se jugaba de verdad. Justo en esa época se creó la Federación Española de Croquet, se empezó a jugar en Gijón en el club de golf de La Llorea y entré en el deporte. De aquella no había torneos para menores de 16 años y tuve que esperar.

Sergio González

«Ahora entreno en el Villa de Madrid y en España hay muchos campos, la mayoría en clubes de golf. En Asturias, en Galicia, en el País Vasco, en Andalucía, faltan en Levante», analiza Riva, que se congratula de que ya haya una treintena clubes y cerca de 2.000 federados en España. «Si vas a un club verás muchas personas mayores jugando, principalmente jubilados, pero en los torneos hay veinteañeros de mucho nivel», comenta quien ha asistido a algunos actos en Wimbledon, pero acepta que el futuro no está aquí, sino en Estados Unidos.

En los últimos años, Croquet America organiza una suerte de circuito PGA en el que hay premios económicos y eso ha creado los primeros profesionales de la modalidad. La televisión todavía no paga por las retransmisiones, pero han aparecido las primeras empresas especialistas, los primeros patrocinadores, los primeros inversores. Después de una época dominada por Egipto, que décadas atrás abrazó el croquet como propio, los últimos tres campeones del mundo son yankees. «Me han invitado a alguna exhibición y está claro que, más allá de la tradición de Inglaterra, el deporte pasa por allí», finaliza Riva, que asume que en España raramente se convertirá en profesión. De hecho, él es uno de los responsables de la naviera Grupo Suardiaz, especializada en el transporte marítimo de mercancías.

«All England Lawn Tennis & Croquet Club», se sigue leyendo en todo Wimbledon y tenis sobre hierba, todo el que quieras, pero el croquet ya se ha marchado a otro lugar.