La polémica del VAR y los cinco minutos que apagaron la llama de un campeón impotente: "El Madrid volverá siempre"

La polémica del VAR y los cinco minutos que apagaron la llama de un campeón impotente: “El Madrid volverá siempre”

Cinco minutos lastraron las esperanzas de remontada del Real Madrid ante el Arsenal. Un logro casi imposible después del 3-0 de Londres que se deshizo en los 300 segundos que tardó la sala del VAR en comprobar el penalti de Rice sobre Mbappé y en los pocos instantes que necesitó el colegiado francés François Letexier para decidir que el agarrón del inglés sobre el delantero madridista no era pena máxima. Protestó todo el Madrid, pero no sirvió.

Ese momento apagó la llama de la esperanza blanca, empujada hacia la épica por la parada deCourtois a Saka en el primer penalti, la primera jugada polémica de una noche que tuvo de todo.

Antes del pitido inicial, más de diez mil personas recibieron al autobús del Madrid rodeando la plaza de los Sagrados Corazones hasta la Castellana. Bajo la lluvia y las bengalas, la afición del conjunto blanco intentaba marcar el primer gol del partido. En la memoria, las eliminatorias de 2022 ante PSG, City y Chelsea o la del curso pasado contra el Bayern.

El ambiente durante el calentamiento fue de minuto 90. Gritos de «Sí se puede», «cómo no te voy a querer» y un tifo gigante que rezaba «la fábrica de los sueños, haz el nuestro, Real». Ya en el césped, la locura. Mbappé marcó en el 2 bajo el delirio del Bernabéu, pero fue anulado por fuera de juego.

Las acciones del VAR

Y en el 10, la primera gran polémica. El Arsenal sacó un córner y la jugada siguió con normalidad hasta que un minuto después Letexier paró el juego e hizo el gesto del VAR. Al principio nadie sabía muy bien qué se estaba comprobando ni en qué área, así que reinó la incertidumbre. Y de repente, el colegiado galo señaló el punto de penalti del Madrid. Agarrón de Asencio sobre Merino y pena máxima. Momento para la capa de Courtois.

El belga, que se movió de lado a lado antes del lanzamiento de Saka, adivinó el Panenka del inglés mientras Asencio corría hacia el delantero para gritarle. Una vez más, el portero evitaba el drama y ampliaba la esperanza.

Diez minutos más tarde llegó la revisión del penalti a Mbappé y el inicio de los nervios del Bernabéu y del cuerpo técnico, que protestó cada pérdida de tiempo de los británicos y apretó al colegiado, que terminó sacando amarilla a Raya por sus constantes pausas. La tensión subía de nivel, pero el marcador seguía 0-0 y Arteta sonreía, viendo cómo Martinelli y Saka volvían a ser superiores a Lucas y Alaba.

El partido aterrizó en el descanso con rabia local, reflejada en el enganchón que tuvo Carvajal, vestido de calle, con Saka en la entrada al túnel. El español le recriminó algo, seguramente el Panenka, y el inglés le encaró, sin llegar a más.

Tras el intermedio y viendo que el único tiro a puerta de su partido era un tímido disparo de Vinicius, Ancelotti movió el árbol. El italiano encomendó a Fran, Ceballos y Endrick la remontada exprés, pero el tanto de Saka terminó por hundir al Bernabéu a pesar del gol de Vini, el primero en la historia del Madrid al Arsenal en 337 minutos (los dos enfrentamientos de 2006 y este año).

No hubo épica. Hubo silencio. Mbappé se lesionó el tobillo y Martinelli, como Henry en el 0-1 de 2006, sentenció. Los blancos se despiden de la Champions antes de semis por primera vez desde 2020 tras una racha extraordinaria de cuatro años jugando dos semis y dos finales. Toca la Liga, la Copa y mucha reflexión.

"Somos responsables, pero el Madrid volverá siempre", aseguró Lucas Vázquez a pie de campo. "Nos ha faltado más claridad con balón, algo de paciencia a la hora de llevar el balón de lado a lado para penetrar en una defensa que estaba muy organizada". "El madridismo sabe que nos dejamos la piel siempre, puede salir bien o mal, siempre damos la cara. Queda mucha temporada", añadió.

El Inter minimiza al Bayern y se pide al Barça para semifinales

El Inter minimiza al Bayern y se pide al Barça para semifinales

A veces apelar a la historia y a la nostalgia funciona. Kompany, con poco de eso como entrenador, pero mucho como jugador, llamó a filas a Müller, el goleador en la ida, el perro viejo, para obrar el milagro en la vuelta. Pero el Inter es viejo por decreto. Sabe jugar cientos de partidos, porque los ha jugado todos. No siempre los gana, pero nunca los regala y, si le espolean, te mata. Como hizo ayer al ex rodillo alemán.

Los primeros minutos fueron de tanteo, aunque se jugó a lo que quiso el Inter, con ventaja en la eliminatoria. Aparecieron sus estrellas de manera esporádica, casi siempre a la contra y con un Lautaro Martínez que es un jugador diferente y que organiza el ataque como nadie y, en muchas ocasiones, también lo finaliza. Aunque fue una falta la primera gran ocasión del encuentro que marró Thuram tras una prolongación de Darmian. Respondió el Bayern con una doble ocasión que terminó desbaratando Sommer. Poco más reseñable en una primera mitad soñada y planteada por los italianos.

Y cuando nada había pasado y cuando el Bayern menos lo había merecido, Kane se inventó un gol para pelear contra su maldición y contra el tiempo. Los alemanes metían la historia en la balanza y el británico, en sus hombros. Pero ese tanto despertó la voracidad italiana. Así, Lautaro comenzó el arreón y Pavard lo continuó para poner patas arriba el Giuseppe Meazza. Ambos tantos de córner, la supuesta fortaleza alemana. Ambos errores defensivos alemanes.

En otro error, este italiano, llegó el empate del Bayern. Lo hizo Dyer al segundo palo para poner algo de picante en la eliminatoria. Hubo otro intento de Olise y varios córners en los que el público local contuvo la respiración, pero el oficio de los transalpinos en estos menesteres es complicado de igualar tengas la historia que tengas.

El Día D y la Hora H de Mbappé: la sombra de las remontadas de Cristiano y Benzema y 26 goles en eliminatorias

El Día D y la Hora H de Mbappé: la sombra de las remontadas de Cristiano y Benzema y 26 goles en eliminatorias

Históricamente, el Día D y la Hora H eran el 6 de junio de 1944 y las 06:30 de la mañana. Dos términos usados para referirse al desembarco de las tropas estadounidenses en las playas de Normandía, momento que supuso el inicio de la liberación de las zonas ocupadas por la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Para Kylian Mbappé y el Real Madrid, su Día D y Hora H serán las nueve de la noche de este 16 de abril, cuando la nueva estrella del conjunto blanco busque liderar una remontada casi imposible ante el Arsenal en los cuartos de Champions.

El 3-0 de la ida en el Emirates convierte esta noche en una liturgia extrema para el madridismo, pisando el miércoles santo en un lugar que ha visto ya demasiados milagros en los últimos años. Todos, eso sí, sin Kylian Mbappé en la plantilla. Para el francés será su debut oficioso en el manicomio de Chamartín, en el terreno de lo casi imposible.

A la sombra del delantero, una temporada espectacular en números (33 entre todas las competiciones, a cuatro del récord de Zamorano en su primer año) e irregular en sensaciones, condicionada esta semana por la roja recibida en Vitoria tras una durísima entrada sobre Antonio Blanco. Pidió perdón a sus compañeros y a su rival, agachó la cabeza, «fastidiado», según fuentes cercanas al vestuario, y tendrá que aguantar el partido de sanción que le puso ayer Competición, perdiéndose la cita contra el Athletic, clave en la lucha por la Liga y por el Pichichi.

El Barça (70) le saca cuatro puntos al Madrid (66) y Lewandowski (25) tres goles al galo (22). Y es que en ese curso de sensaciones irregulares para Mbappé, ahora mismo el delantero camina sobre arenas movedizas. No marca desde el 29 de marzo contra el Leganés, acumulando dos jornadas de Liga, tres encuentros de Champions y uno de Copa del Rey sin ver puerta. 540 minutos, contando las prórrogas contra el Atlético y la Real Sociedad, y la hora que se perdió ante el Alavés, sin producir ni un tanto ni una asistencia para su equipo, que siente como nunca su ausencia goleadora.

26 goles en eliminatorias

Su hat-trick al Manchester City en el playoff, cuatro en total si contamos el anotado en el Etihad, parecían colocarle en el timón continental del Madrid en las eliminatorias, pero ha desaparecido desde entonces. Una situación similar a la que vivió en París durante su última temporada. Marcó tres goles en octavos y dos en cuartos, pero contra el Dortmund, en semifinales, se quedó en blanco mientras los alemanes conseguían el billete para la final.

En blanco se quedó también en los octavos de la 2022-23, cuando el PSG quedó eliminado ante el Bayern, en las semifinales de la 20-21, perdidas por los franceses ante el City, en las semis y la final de 2020, donde cayó ante el Bayern, y en los octavos de la 17-18 contra el Madrid.

A pesar de esas noches, Mbappé, con 26 goles, se sitúa ya entre los mejores de la historia en las eliminatorias. Lejos de Cristiano Ronaldo (67) y de Messi (49), pero en el camino de batir a Thomas Müller (28), Lewandowski (34) y Benzema (34), los únicos que tiene por delante más allá de los dos grandes de la última década. De su generación, mejora a Haaland (16), su gran rival.

Cristiano ante el Wolfsburgo, Benzema ante el PSG

En el horizonte, las escenas gloriosas de sus ídolos en el Bernabéu, empezando por Cristiano Ronaldo y siguiendo por Karim Benzema. Ambos protagonistas de extraordinarios momentos de fe con la camiseta blanca. Jugadores que hicieron suyas las remontadas, como espera hacer Mbappé.

Cristiano y Benzema tienen a sus espaldas varias noches históricas en la Castellana. El portugués marcó dos goles en la vuelta de semifinales de 2012 ante el Bayern, perdidas en los penaltis; tres en la remontada ante el Wolfsburgo en 2016, 3-0 tras el 2-0 en Alemania; tres en los cuartos de 2017 contra el Bayern, decididos en la prórroga; uno en la vuelta de cuartos de 2018, ante la Juve... y tres en finales, en 2014 y 2017.

También Benzema, de menos a más en su carrera madridista, coronada con un Balón de Oro tras una serie de eliminatorias extraordinarias en 2022, cuando enlazó 10 goles entre octavos, cuartos y semifinales que le valieron el trono del fútbol mundial. Hat-trick para remontar al PSG en octavos, gol para recuperar la ventaja perdida ante el Chelsea y gol en la prórroga contra el City.

"La plantilla cree"

En el vestuario se espera un paso adelante de Mbappé y de todos, reconociendo los errores de Londres y de algunos instantes de esta temporada, y empujando hacia la remontada: «La plantilla cree», se repite desde Valdebebas. Ayer, en sala de prensa, Bellingham admitió que la palabra más repetida en el vestuario durante los últimos días es «remontada». «Hemos visto los vídeos que ha hecho la gente y estamos motivados. Queremos formar parte de esta historia», dijo el inglés.

Mientras, Ancelotti y su cuerpo técnico buscan convencer desde el plano emocional para recuperar esa «actitud» que tantas veces ha pedido a su plantilla. A Mbappé el primero. Del francés necesita implicación e intensidad en la presión, y así se lo ha dejado claro después de la roja de Vitoria. El ejemplo de sus ídolos está escrito, ahora necesita escribir su propia página en la historia del Madrid. Le ficharon para eso.

El PSG resiste en Birmingham colgado de Donnarumma

El PSG resiste en Birmingham colgado de Donnarumma

Lo que iba para baile, terminó entre sudores fríos. Un par de intervenciones, casi sobrenaturales, de Gianluigi Donnarumma salvaron al PSG de una debacle en Villa Park, donde antes de la media hora se había adelantado con dos goles. Estas son las curas de humildad de la Champions. El aprendizaje que todo aspirante, por muchas ínfulas que gaste, debe asumir. Sólo colgado de su portero, descomunal en un mano a mano ante Marco Asensio, el equipo de Luis Enrique pudo esquivar la prórroga. [Narración y estadísticas (3-2)]

Maldijo la afición de Birmingham la celeridad con la que se esfumaron los tres minutos de añadido decretados por Sánchez Martínez. No hubo recompensa al asedio inglés, truncado por un despeje bajo palos de Pacho ante la volea de Ian Maatsen. Si quiere competir con seriedad en las semifinales, el PSG no puede permitirse desvanecimientos así. Hasta la media hora había manejado el partido a su antojo. Cuando bajó un punto su nivel, el Aston Villa se lo llevó por delante. Todo el crédito para Unai Emery, que imploraba de rodillas a la fortuna esquiva.

El primer deber de su equipo era meter en temperatura a Villa Park, un escenario con 128 años de historia, sobre el que sigue impreso un lema: "Donde nuestros héroes son villanos". Por allí se cuentan historias de la Copa de Europa arrebatada al Bayern. Para excitar aquella magia, Emery necesitaba un par de incursiones tempranas con las que enardecer a la afición. Esas buenas intenciones se vinieron abajo en el minuto 10.

Vulnerables a la espalda

Fue un balón al espacio de Nuno Mendes hacia la cabalgada de Bradley Barcola por la izquierda. Demasiado espacio abierto ante Emiliano Martínez, cuyo mal despeje fue aprovechado por Achraf Hakimi. Un martillazo para el estadio. Más terrible aún que el fallo de la megafonía, que durante la ceremonia de presentación de los equipos hizo sonar el himno de la Europa League.

El castigo se suponía acorde al riesgo asumido por una defensa tan adelantada. Pretendía el Aston Villa imponer el músculo de Boubacar Kamara y Amadou Onana, a riesgo de mostrar una alarmante vulnerabilidad a la espalda de sus mediocentros. Con tanto campo por delante, los laterales del PSG desplegaban sus alas. Así que no fue casual que Mendes, antes de la media hora, ajustase con la zurda a la red un balón servido por Ousmane Dembélé.

El defensa portugués, autor del 3-1 en la ida, compendiaba todas las virtudes de este PSG, que cuando no domina con la posesión también penaliza los fallos del rival. Un equipo que sólo había perdido uno de sus últimos 30 partidos. Desde el pitido final en París, Luis Enrique venía avisando de sus intenciones para la vuelta. No maneja más alternativa que la victoria. Del mismo modo que no admite otra alternativa ante la presión que el balón jugado.

El remate de Nuno Mendes para el 0-2 en Villa Park.

El remate de Nuno Mendes para el 0-2 en Villa Park.AP

Cuando pisaba campo rival, Hakimi volvía a filtrarse entre sus centrocampistas para dar superiodad. Cuando Mendes buscaba la superioridad con Barcola, Vitinha retrocedía para tapar a su lateral zurdo. Los movimientos acompasados del PSG excedían con mucho la resistencia del Villa, que bastante hizo al encontrarse, traspasada la media hora, con un afortunado remate de Youri Tielemans tropezado en Pacho.

Con todo perdido, Emery empleó el descanso para reforzar la moral de sus muchachos. No hizo ni un solo cambio, pero el Villa pareció otro equipo, con un ritmo frenético, una agresividad distinta, una convicción casi suicida. Un disparo de John McGinn, rozado de nuevo por Pacho, galvanizó al príncipe de Gales en el palco. Dos minutos más tarde, Donnarumma salvó un gol cantado de Marcus Rashford. A la salida de ese saque de esquina, el ex delantero del United sirvió el 3-2 con un lacito a Ezri Konsa.

En las tribunas, la gente llegaba al delirio. Como cuando Dennis Mortimer alzó la Orejona al cielo de Rotterdam en 1982. Con Asensio y Maatsen ya en liza, la gente de Birmingham vio la prórroga en sus manos, pero Donnarumma se interpuso a tiempo.

El Barça y el gafe del pantalón blanco

El Barça y el gafe del pantalón blanco

Actualizado Martes, 15 abril 2025 - 23:14

Al Barça el blanco no acaba precisamente de sentarle bien. Por lo menos, así se ha empeñado en demostrarlo esta misma temporada, por mucho que ese color formara parte del uniforme habitual que lució el equipo desde su fundación hasta 1913.

Ante el Borussia Dortmund, para evitar coincidencias con el pantalón negro que lleva el equipo germano, los de Flick recuperaron otra vez el blanco con el que inauguraron de manera extremadamente poco lucida los actos de su 125 aniversario el 30 de noviembre del año pasado.

Frente a Las Palmas, un equipo que, curiosamente, como el conjunto que dirige Niko Kovac, luce camisetas de color amarillo, los barcelonistas mostraron una imagen muy alejada de esa que, por lo menos hasta ahora, les permitía a los suyos soñar despiertos con el triplete y acabaron encajando una derrota que, por lo menos, no evitó en este caso su pase a las semifinales.

Ante Las Palmas, el equipo barcelonista encajó la primera de tres derrotas consecutivas en casa en la Liga (frente al equipo insular, el Leganés y el Atlético de Madrid) que ahondaron en un aparente bache de juego que, a la postre, acabó por costarles verse descabalgados de liderato de la tabla. Volver ahora a las andadas, cuando la temporada está encarando su fase más decisiva, serían pésimas noticias para los intereses del equipo que entrena Hansi Flick.

En el Signal Iduna Stadium, además, llegaron a planear durante mucho rato los fantasmas de otras ocasiones en las que, pese a tenerlo todo a favor, por lo menos sobre el papel, para pasar de ronda, llegaron tremendos mazazos que siguen aún perfectamente vivos en la memoria de sus seguidores.

La Roma, a un equipo que ganó por 4-1 en casa y frente al que cayó por 3-0 en Italia en cuartos de final, el Liverpool, después de que los culés se llevaran un 3-0 del Camp Nou y cayeran por 4-0 en Anfield en semifinales, o, incluso, el caso más reciente vivido ante el PSG el curso pasado, con remontada francesa por 1-4 tras haber caído previamente en casa por 2-3, también en la ronda de cuartos, borraron de un plumazo sus sueños de triunfo.

El duelo, además, significó a su vez el final de la buena racha de Wojciech Szczesny desde que el polaco se hizo con la titularidad en la portería barcelonista. Hasta este encuentro, el polaco no sabía lo que era la derrota defendiendo el escudo azulgrana. Cierto es que fue él mismo quien empezó a complicarles la vida a los suyos con un nuevo penalti que, en esta ocasión, supuso el 1-0 para los alemanes. Pero también lo es que fue capaz de firmar intervenciones meritorias que evitaron, a la postre, que sus rivales tardaran mucho en acariciar seriamente la posibilidad de darle la vuelta a la tortilla.

En tareas ofensivas, mientras, los de Flick estuvieron tremendamente lejos también de su mejor versión. No así un Guirassy que, con un hat trick, batió la maca anotadora de Lewandowski en Champions con los alemanes (sumó 13 por 10 del polaco), cinco de ellos precisamente ante los azulgrana.

El Barça más ramplón y mundano sobrevive en Dortmund para ser semifinalista de Champions

El Barça más ramplón y mundano sobrevive en Dortmund para ser semifinalista de Champions

Por soberbia o por pereza, el Barça cometió un pecado capital en Dortmund que tuvo que purgar pasando un calvario. Esperaba un paseo triunfal hacia las semifinales y se encontró con la necesidad de remangarse en un partido industrial en el que el Borussia hizo su trabajo y el de los azulgrana. No fue hasta el minuto 54 cuando un gol en propia puerta de los alemanes permitió al Barça despejar los muchos fantasmas que afloraron. Hacia mucho tiempo que en Champions no se veía al equipo de Flick tan ramplón. [Narración y estadísticas (3-1)]

Quizá fue mérito del Dortmund, que cambió de piel bajo el amparo de su Muro Amarillo. No fue el rival dócil al que vapulearon en Barcelona hace una semana sino que explotó las debilidades del equipo culé hasta aturdirlo y desdibujarlo. Lo volvió mortal. Presionó, robó y se lanzó hacia la portería de Szczesny al toque de arrebato, sin nada que perder. Sus opciones, pocas al inicio, pasaban por enloquecer el partido. Y lo lograron durante tantos minutos que el Barça intimidante no asomó.

Sin Pedri en la brújula, De Jong y Gavi no lograron sujetar a los alemanes. Koundé claudicaba en cada duelo con Adeyemi, Gerard Martín apenas podía vigilar su espalda y, sin retener apenas unos minutos el balón, los milagros del tridente ofensivo es imposible que aparezcan. No quedaba otra que apretar los dientes y agarrarse al 4-0 de la ida.

Malos presagios

Pero es que desde el arranque, el Barça sólo achicaba y tanta fue la presión que acabó llegando el error. Koundé rompió el fuera de juego y Gross se lanzó a por Szczesny, que no pudo atajar el balón sin derribar al alemán. Penalti y gol de Guirassy emulando a Panenka, el undécimo, para convertirse en el máximo anotador del Dortmund en una temporada en Champions. A los 15 minutos, a ese tanto se sumaban tres remates más a puerta que no presagiaban nada bueno. De hecho, respiraron los azulgranas cuando se anuló por fuera de juego el remate de Gross que acabó en el fondo de la portería.

Estaban noqueados y la imprecisión se traducía en pérdidas constantes que aumentaban el peligro sobre su portería. Flick empezaba a mostrar cara de preocupación cuando veía que cada contra de su equipo perdía gas a medida que avanzaban hacia el área. Cayó Fermín en fuera de juego en una escapada en la que le asistió Lewandowski y Raphinha, en lugar de crear peligro cerca de Kobel, concedía faltas peligrosas en campo propio. Que el brasileño ni tenía activado su instinto matador quedó muy claro cuando entre Gerard Martín y Lewandowski le lanzaron en una carrera hacia la portería y se dejó el balón atrás. Tampoco fue capaz de armar un disparo en el área pequeña estorbándose con el polaco.

No encontraba el Barça la chispa que lo activara y solo se sintió algo más cómodo cuando el Dortmund no tuvo más remedio que bajar un poco sus revoluciones sin dejar de amenazar, como hizo Adeyemi de nuevo colándose a la carrera por la orilla izquierda. La réplica la dio De Jong, que filtró una asistencia a Koundé a un suspiro de la línea de gol que el lateral no controló con astucia para batir al guardameta suizo. Al borde del descanso volvió a enfilar la portería Beier, esta vez por el costado derecho, que salva un providencial cruce de Araújo.

Guirassy anota el 2-0 ante la mirada de Szczesny.

Guirassy anota el 2-0 ante la mirada de Szczesny.AFP

Si mandó Flick algún cambio en el descanso, no se notó. El partido se retomó con una doble parada de Szczesny a Adeyemi y Gross y, como una exhalación, llegó el segundo tanto del Dortmund en un córner tocado por Bensebaini para que Guirassy marque el 2-0 a placer. El Barça aún tenía dos goles de ventaja, pero empezaba a temerse lo peor. Hasta que el centro tenso de Fermín se convirtió en un gol en propia puerta de los alemanes que les empinaba de nuevo la eliminatoria. Y menos mal.

Tuvo el andaluz una clara ocasión de sentenciarla y evitar más sufrimiento, pero la mandó a la grada por encima del larguero. Miró Flick al banquillo buscando el tempo de Pedri, el colmillo de Ferran y el pulmón de Éric García. Pero ni aún así pudieron matar un duelo que siguió abierto y provocando taquicardias. Guirassy, desdibujado en el duelo de ida en Montjuïc, se vengó completando un hat trick, que hizo temblar al líder de LaLiga desnudando su cara más vulnerable. Duranville, recién salido en banda, volvió a desquiciar a Gerard Martín para sacar un centro que despejó mal Araújo y rebaño el goleador guineano.

La ventaja del Barça le mantenía vivo, pero el tembleque aumentó cuando Brandt encontró otra grieta para el cuarto, aunque en fuera de juego y los demonios azulgranas se esfumaron para poder disfrutar del premio de volver a una semifinales de la Champions.

Bellingham y Ancelotti 'copian' a Carlos Alcaraz: "Hay que jugar con cabeza, con corazón... Y con cojones"

Bellingham y Ancelotti ‘copian’ a Carlos Alcaraz: “Hay que jugar con cabeza, con corazón… Y con cojones”

Carlo Ancelotti y Jude Bellingham fueron las voces del Real Madrid en la previa del gran partido de esta temporada continental: la vuelta de los cuartos de Champions contra el Arsenal, un duelo de obligada remontada tras el 3-0 de la ida y una cita que requerirá "cabeza, corazón... y cojones". Así lo resumió el entrenador italiano, que citó a Carlos Alcaraz. "Como ha dicho Alcaraz, que me ha gustado mucho", comentó.

Bellingham fue el primero en salir a una sala de prensa de Valdebebas que presentó un lleno hasta la bandera, con más de un centenar de medios de comunicación. El centrocampista inglés se ha acostumbrado a ser el portavoz del vestuario en los días grandes y repitió la presencia que tuvo en la rueda de prensa previa al duelo contra el Manchester City en el Etihad Stadium.

"La palabra más repetida estos días en el vestuario es 'remontada'. La habré escuchado un millón de veces. Hemos visto muchos vídeos sobre ella, nos motiva mucho. Es una noche a medida de lo que es el Madrid, no hay que añadir nada más a esa palabra", contestó Bellingham.

"Una cosa es perder y otra no aprender"

El británico reconoció que Emilio Butragueño le habló de algunas noches mágicas que ha vivido el Bernabéu en los años 80, y en concreto una, la del Anderlecht. "Me habló de ese día y he visto vídeos en TikTok sobre las remontadas. Queremos ser parte de eso y añadirlo a la historia del club", aseguró. En ese partido, correspondiente a la Copa de la UEFA 84-85, el Madrid venció 6-1 en el Bernabéu tras haber caído 3-0 en Bélgica.

Sobre el nivel del equipo, Bellingham asumió que no habían estado bien en algunos momentos de la temporada, pero confió en que llegado este punto, darían un paso adelante. "Sabemos que podemos jugar mucho mejor, una cosa es perder y otra no aprender. Hay que confiar en que los jugadores lo van a dar todo. Tenemos que aumentar el nivel de atención y podemos estar ahí, por supuesto que sí. No somos tontos, pero confiamos en las capacidades que tenemos".

En la salida del Emirates Stadium de Londres, en el autobús del Madrid ya se hablaba de la remontada. "Fue uno de los peores resultados que podíamos imaginar y en el autobús ya estaba ahí la palabra, no estábamos como ahora pero ya creíamos en nosotros mismos. Todo el mundo piensa en la remontada. Significa que estás en el mejor club del mundo".

Cuestionado sobre los kilómetros que recorre la plantilla este año, menos que sus rivales, reconoció que "influye en el juego", pero recordó que "el año pasado no fuimos los que más corrimos y ganamos la Champions". "Tenemos que saber qué implica correr a un lado y para otro. Hay que saber cómo correr. Mañana vamos a querer correr mucho más y ojalá tengamos un mejor plan para hacerlo".

"queremos jugar un fútbol eficaz"

Unos segundos más tarde apareció Carlo Ancelotti, que rechazó que pueda ser su último partido si pierde. "Creo que no, y ojalá que no sea el último". "Es muy complicado, muy difícil, pero tenemos que hacer un partido con cabeza, con corazón, con cojones, lo que ha dicho Alcaraz".

Al italiano le da un poco igual que digan que el Madrid juega peor o mejor porque "queremos jugar un fútbol eficaz". "Intentaremos un partido intenso, intentando presionar y tener más control que en la ida. Nada de magia, porque la magia no existe", insistió.

Una parte central de la previa serán las charlas del entrenador a sus futbolistas. Un aspecto que intenta que tanto "emocional" como futbolística. "Quiero que tengan las ideas claras y que estén tranquilos. Ayer hablé de esa parte emocional, de la motivación, de cómo vivir esta previa, cómo la tiene que vivir un profesional. La motivación está ahí y deseo que el jugador esté tranquilo y convencido, e intentarlo todo. La única cosa que no sabemos es el resultado, pero sé que sacaremos lo mejor de nosotros. Necesitamos un poco de todo, una conexión entre calidad, físico y actitud, no puede fallar ninguna de estas cosas".

Désiré Doué: lo que un nombre y un apellido dicen del nuevo ídolo adolescente del PSG

Désiré Doué: lo que un nombre y un apellido dicen del nuevo ídolo adolescente del PSG

Todo viene girando demasiado deprisa para Désiré Doué, autor de 12 goles y 12 asistencias para el PSG desde mediados de diciembre. El extremo, de 19 años, sigue empeñado en saltarse los plazos con insultante descaro. De hecho, sólo ha transcurrido un mes desde que transformó el penalti definitivo en Anfield, que otorgaba el pase a cuartos de la Champions. Dos semanas más tarde llegaría su debut con Francia, cuando tampoco titubeó para anotar desde los 11 metros, camino de la Final Four de la Nations League. El pasado miércoles, su contribución resultó también decisiva, con un golazo ante un Aston Villa que acababa de adelantarse en el Parque de los Príncipes. París, la ciudad que idolatró a Kylian Mbappé, Neymar y Leo Messi, se rinde ahora a su nueva estrella.

Durante la última semana, la camiseta de Doué ha sido la más vendida en la tienda oficial del club, por delante de las de Ousmane Dembélé y Khvicha Kvaratskhelia. La fiebre en torno a su fútbol versátil y vertiginoso ha aumentado de tal modo que Luis Enrique sufre en cada rueda de prensa para aplacar la euforia. «Los cumplidos están muy bien, pero hay que concentrarse en el trabajo. A comienzos de temporada recibió algunas críticas y ha logrado adaptarse. Aún le queda mucho camino por recorrer», dijo el asturiano antes de la eliminatoria ante el Liverpool.

Entre las jóvenes estrellas de la Champions, el brillo de Doué ya rivaliza con el de Lamine Yamal, dos años menor. Sin embargo, a diferencia del azulgrana, Doué ha mostrado una mayor polivalencia en los tres frentes del ataque. Desde el comienzo del curso, Luis Enrique le alternó como extremo derecho (38% de los minutos), extremo izquierdo (21%) y punta (9%). Incluso apostó por él como mediocentro ofensivo (28%) para reforzar sus llegadas por el carril central.

Apuesta de Luis Campos

«Es muy joven, regatea bien, es muy técnico, físico y defiende bien. Me gusta, pero quiero más de él», comentó el ex entrenador del Barça a comienzos de curso. Por entonces, su mejor baza atacante era Bradley Barcola. Entre agosto y diciembre, Doué apenas jugó de inicio tres partidos de Ligue 1 y uno de Champions. Sin embargo, algo cambió a final de año. Justo cuando Luis Campos decidió desprenderse definitivamente de Xavi Simons. Tras un par de cesiones al PSV y Red Bull Leipzig, el director deportivo del PSG traspasaba al holandés a cambio de 50 millones de euros. Exactamente el mismo precio que pagó en verano al Stade Rennes para hacerse con Doué.

Hoy, Barcola ya no encuentra sitio en el once del PSG y ve amenazado su estatus en la selección. El pasado 23 de marzo, Didier Deschamps dio paso a Doué durante la segunda parte ante Croacia, sacrificando a Barcola y pasando por alto que el novato había llegado con algo de retraso a la concentración en Clairefontaine. Estas incipientes indisciplinas se asemejan bastante a las de Neymar, su gran ídolo. Al igual que el brasileño, Doué suele plantarse ante los defensas, totalmente quieto antes de la finta. Y le gusta ese autopase de espaldas con el empeine o celebra un gol con idéntica pose, a modo de homenaje. Neymar, claro, nunca se implicó tanto en tareas defensivas.

Por citar otra diferencia, Désiré no cuenta aún con el oro olímpico de su ídolo, autor de un gol y el último penalti de la tanda ante Alemania en Río 2016. El pasado 9 de agosto, España tumbó a Francia en el Parque de los Príncipes gracias a un doblete de Sergio Camello. Aquel viernes, Doué lideró el ataque bleu durante la prórroga, aunque no pudo definir la última ocasión, justo antes del 3-5. Tras un espectacular caño ante Jon Pacheco, fue taponado por Adrián Bernabé y su disparo se perdió ligeramente desviado de los dominios de Arnau Tenas.

Doué festeja el 1-1 ante el Aston Villa en París.

Doué festeja el 1-1 ante el Aston Villa en París.AFP

Apenas una semana más tarde, el PSG presentaba a su nuevo futbolista y colmaba las arcas del Stade Rennes. Un nuevo hito para la mejor cantera del fútbol francés, que en los últimos años ya había hecho caja con Eduardo Camavinga (31 millones del Real Madrid), Mathys Tel (20 millones del Bayern) y el propio Dembélé (35 millones del Dortmund). El contrato firmado hasta 2029 debe considerarse un logro de Maho, su padre, que también ejerce como representante.

Esa vía paterna, procedente de Costa de Marfil, es la que ha elegido Guéle, su hermano, que juega de lateral derecho en el Estrasburgo y que se ha decantado por Los Elefantes, vigentes campeones de la Copa de África. Las raíces francesas, por parte de madre, deben interpretarse bajo el prisma de la semántica. Porque rara vez un nombre y un apellido dijeron tanto de un futbolista. Désiré, en la lengua de Montaigne, significa "deseado" y Doué, "talentoso".

El PSG va muy en serio y regala otra gran noche de fútbol ante el Aston Villa

El PSG va muy en serio y regala otra gran noche de fútbol ante el Aston Villa

Ya pueden recriminar a Luis Enrique sus desahogos ante la prensa o ese dogmatismo, casi fanático, a la hora de llevar a cabo su idea. Lo que nadie debe negar, a tenor de los hechos, es que este PSG se comporta, en las buenas y en las malas, a imagen y semejanza de su técnico. Es un equipo de autor. Hubo evidencias durante la eliminatoria ante el Liverpool y tendremos más el próximo martes en Villa Park, donde defenderá, a su peculiar manera, la victoria de ayer en París. El PSG juega muy bien a esto y si no podemos considerarle máximo candidato al título es por su falta de contundencia en las áreas. [Narración y estadísticas (3-1)]

No se trataba sólo de ese insólito gesto de Khvicha Kvaratskhelia, que renunció a forzar un penalti clamoroso de Boubacar Kamara. Ni de la primera salida por alto de Gianluigi Donnarumma, a modo de espantapájaros. El PSG hacía todo casi tan bien como en Anfield, tirando de un ovillo interminable de pases, pero sin la puntada final.

Emiliano Martínez repelió un disparo de Ousmane Dembélé, Vitinha la puso por encima del larguero con todo a favor y Désiré Doue parecía algo obtuso en sus primeros acercamientos. El arranque parisino fue un continuo revoloteo en torno al área rival, con verticalidad, con innumerables recuperaciones merced a su impetuosa presión. Mucha fe, pero escasa puntería.

Penalizar el fallo

El Aston Villa hubo de esperar casi media hora para tejer su primera jugada en campo rival. No era la prioridad para Unai Emery, claro, que se protegía con una línea de cinco y las ayudas, fantásticamente sincronizadas de sus volantes. El Villa iba sobrado de paciencia para penalizar el fallo.

Un error en la salida, por ejemplo, de Nuno Mendes ante John McGinn. A partir de ahí bastaron cuatro toques para que Marcus Rashford encontrase la incorporación de Youri Tielemans, cuyo balón al espacio fue empujado a la red por Morgan Rogers. Nada mejor para entender la relevancia del momento que el festejo en el palco de Guillermo, príncipe de Gales.

El revés no iba a suponer merma alguna en la confianza del PSG, guiado por Doué y Kvaratskhelia, cuyas constantes permutas ponían a Emery con los nervios de punta. El francés, 19 años, niveló el marcador poco antes del descanso con un derechazo a la escuadra. A la vuelta de los vestuarios, el georgiano quiso dar réplica con otro golazo. Tras recibir a 30 metros de la portería, Kvaratskhelia trazó una diagonal diabólica para romper la cintura de Axel Disasi y largar un soberano disparo al ángulo.

Emiliano Martínez, desolado tras el 3-1 en París.

Emiliano Martínez, desolado tras el 3-1 en París.AFP

Con media hora por delante y un resultado adverso, Emery tenía que enfriar el asunto. Nada de ruborizarse por seguir cediendo metros y nada de ir contra su propia naturaleza. Porque nada significaba, por sí sola, la mera presencia Marco Asensio, su primer relevo en la vanguardia. El Villa se sentía feliz con una derrota por la mínima. Si el pasado otoño ya ganó al Bayern en su estadio, ¿por qué considerar un milagro otra victoria así?

Al PSG le anularon un gol por fuera de juego de Achraf Hakimi y sólo hubo de lamentar un susto, sustanciado en un remate de Rogers. El respeto mutuo, entre quien se daba por satisfecho por la victoria y quien se conformaba con su propio castigo, estalló por los aires en el tiempo extra. Dembélé filtró un balón perfecto para la subida de Nuno Mendes. La finta del lateral ante Ezri Konsa, que dejaría también por los suelos al guardameta, bien parece un pasaporte para semifinales.

El molde galáctico del Madrid, roto en mil pedazos: 245 minutos sin anotar, 11 goles encajados en 4 partidos y el aviso de Mónaco 2004

El molde galáctico del Madrid, roto en mil pedazos: 245 minutos sin anotar, 11 goles encajados en 4 partidos y el aviso de Mónaco 2004

La derrota número 50 de Carlo Ancelotti como entrenador del Real Madrid llegó en el peor momento y de una de las peores formas de toda su etapa en la casa blanca, poniendo de manifiesto una vez más los problemas de una plantilla desestructurada tácticamente desde el primer día de curso. Aunque queda la esperanza de la remontada, el triunfo del Arsenal se sitúa a la altura del 4-0 del Etihad en las semifinales de 2023 ante el Manchester City. Aquella noche cambió la marcha del Madrid, fue el último partido de Benzema en Europa con los blancos y terminó con la llegada de Jude Bellingham. A la espera de la vuelta, queda por ver qué consecuencias puede tener esta eliminatoria para un equipo que en verano perdió a Kroos y ganó a Mbappé, siendo incapaz de reconstruirse y rompiendo en mil pedazos el molde que le hizo campeón de Europa en Wembley.

Es la undécima derrota del curso, a una de las 12 de la campaña 2022-2023, el récord de las dos etapas de Carletto en Chamartín, y deja números muy preocupantes caminando ya por primavera. El Madrid acumula 245 minutos sin marcar en Champions, en blanco desde el segundo gol ante el Atlético en la ida de los octavos de final. Dos partidos seguidos de sequía, en el Metropolitano y en el Emirates, algo que no le ocurría desde marzo de 2009 con Juande Ramos en el banquillo.

Vinicius no marca en el torneo continental desde el encuentro ante el Salzburgo, en enero, y contra el Arsenal no regateó ni una vez a su par. Un drama similar al de Rodrygo, transparente en el lado derecho. Mbappé tuvo las dos ocasiones más claras del Madrid, pero en una definió al cuerpo de Raya y en la otra al lateral de la red. Dos opciones que debía materializar para compensar el desequilibrio táctico del Madrid tras su llegada.

Hay nombres, no sistema

Es volver a reflexiones anteriores que ya se han dado en los medios, en el cuerpo técnico y en la zona noble, pero es que ahí reside el principal problema del conjunto blanco este curso: el equilibrio. Ancelotti ha sido incapaz de encajar el puzle galáctico que le entregó Florentino Pérez en verano. Ha sufrido lesiones en defensa, sí, pero en la zona noble del estadio se escriben una y otra vez los nombres de Tchouaméni, Valverde, Camavinga, Modric, Bellingham, Rodrygo, Vinicius y Mbappé. Jugadores de absoluta elite mundial que lo han jugado casi todo y que han sido incapaces de dominar a sus rivales en la gran mayoría de partidos entre agosto y abril. Demasiado tiempo.

«No hemos sido compactos», repetía el técnico en el Emirates. Y cuestionado sobre un posible cambio de esquema, quitando a uno de los delanteros, aseguró que «los buenos jugadores tienen que estar siempre juntos». Pero el puzle no encaja, justo cuando se cumplían 21 años de los cuartos de final contra el Mónaco en 2004, cuando el Madrid cayó 3-1. Ese día, con Raúl, Ronaldo, Figo y Zidane en el campo, con Guti y Borja Fernández en el medio, una defensa que terminó con los canteranos Mejía y Raúl Bravo y un último cambio que fue el joven Portillo, los blancos también naufragaron. ras aquella eliminatoria, el Madrid perdió seis de los siete últimos partidos de Liga. Se hundió y terminó en cuarta posición.En Londres, los primeros cambios fueron Lucas y Fran García y el último Brahim. Un puzle galáctico sin pegamento.

Y es que si algo había demostrado este Madrid de Ancelotti durante su segunda etapa es ser un extraordinario muro defensivo, un bloque sólido asentado sobre una buena defensa, un centro del campo que sabía dominar y ser dominado y una delantera con chispa, así llegó a las finales de París y Wembley, pero esa pared es ahora un flan.

Suma once tantos encajados en los últimos cuatro duelos entre Liga, Copa y Champions: dos ante el Leganés, cuatro contra la Real, dos frente al Valencia y tres en el Emirates. Una sangría terrible en el momento clave del curso. Y llevado sólo a los grandes partidos, donde el Madrid acostumbra a elevar su nivel, la realidad es que este año el balance es todavía más desastroso.

19 de 42 puntos en la 'Superliga'

Juguemos a construir una Superliga en la temporada del Madrid. 1-0 en Lille, 1-3 ante el Milán, 0-4 y 2-5 ante el Barça, 2-0 en Anfield contra el Liverpool, 1-0 en el Metropolitano y 3-0 en el Emirates. Tres goles a favor y 19 en contra en siete dolorosas derrotas. En el otro lado de la balanza:, los triunfos, 2-0 y 2-3 al Atalanta, 5-2 al Dortmund, 2-3 y 3-1 al City, 2-1 al Atlético y empate contra los rojiblancos en Liga. 6 victorias y una igualada. En puntos en una hipotética liguilla, 19 de 42 posibles. Cifras muy alejadas de los nombres que forman la plantilla de este Madrid, llamada a dominar Europa pero con pie y medio fuera de ella.