Un Madrid irregular se salvó con un alemán llamado Rüdiger y con otro gol sorprendente y de calidad de Endrick, cuando el Stuttgart se había lanzado como un poseso para lograr empatar, algo que, sin duda, mereció.
Los primeros veinticinco minutos, los diablos rojos alemanes bailaron y dejaron al equipo blanco en ridículo. En sólo quince, cuatro ocasiones, hasta que ocurrió el milagro y apareció Courtois para detener cuatro tantos claros alemanes,
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Apenas el mercado semanal del parque de la Devesa agrieta la tranquilidad de Girona, donde poco, prácticamente nada, advierte que llega un gran día: el debut de la ciudad en la Champions, este miércoles en el campo del PSG (21.00 horas, Movistar). Sobre la arena de la Plaça de la Independència unos cartelones de Etihad Airways, patrocinador del equipo, dejan algo entrever -"Juntos hacia nuevas alturas" es el emblema- y para alivio del fotógrafo por allí aparece Javi, con una camiseta de Stuani y el logo de la competición. Pero poco más.
Si acaso hay más camiones que de costumbre descargando comida y cerveza en los bares de alrededor, como el Fock Viu, una hamburguesería y cocktelería muy 'street food' que se prepara a conciencia. Allí se reunirán hoy decenas de chavales convocados por el podcast 'Tribuneros de Montilivi' de Pol Mejias y Martí Pardo. "A Girona le falta un lugar de referencia donde ver los partidos de fuera. No hay un sitio donde se junte la afición, estamos desperdigados y, de hecho, igual vas a un bar de la Plaça de la Independència y no sabes muy bien a quien se anima. La gente no es muy enérgica y muchos no visten la camiseta del equipo", comenta Pardo, veinteañero que describe el carácter de sus vecinos.
Un joven posa en la Plaça de la Independència, de GironaDavid RamirezAraba Press
"La gente tiene ganas de Champions, pero en Girona somos tranquilitos, no nos volvemos locos. Por ejemplo, las entradas para la afición visitante en el campo del PSG no se han acabado. Había como 2.000 e irán unos 1.000, la mitad. Entre semana la gente trabaja y lo primero es lo primero", expone Pardo sin acritud, consciente que tampoco se puede cambiar una ciudad tan burocrática, tan funcionarial, tan capital de provincias, en un visto y no visto. Además, hasta hace 20 años el Girona FC deambulaba entre Tercera y Regional Preferente y su masa social sigue en construcción. En 2011, ya en Segunda, Montilivi vivió el primer pleno de su historia -9.286 espectadores- y hubo que esperar a 2017 para el verdadero 'boom', con el ascenso a Primera y la compra del club por parte del City Group.
"Mi padre fue empleado del club y yo siempre fui del Girona, pero en el colegio se reían de mí por eso. Los que íbamos al campo nos conocíamos todos. Ahora hay niños del Girona, es bonito y vienen grupos de turistas, sobre todo holandeses, que van o vienen de la Costa Brava", expone Lluís Bosch, presidente de la Penya Gironina y autor de un Montilivi hecho con piezas de Playmobil -expuesto en el Centre Cultural La Mercè-, que también habla del talante propio: "Hay mucho alegría, más orgullo de ciudad que nunca, pero también hay temor. El 'tarannà gironí' es el que es: serios, reservados. Nos gusta estar en Champions, pero ya sufrimos por lo que pueda pasar con los aficionados de otros equipos".
Montilivi, en el último partido ante el BarçaLLUIS GENEAFP
Y es que la Champions ha obligado al Ayuntamiento a movilizarse, a visitar Villarreal este agosto para aprender de su ejemplo, a preparar dispositivos especiales junto a los Mossos y a coordinarse con la Universitat de Girona, cuyo campus está al lado de Montilivi, al sur de la ciudad. Las clases acabarán antes en los días que lleguen los aficionados del Feyenoord, del Slovan de Bratislava, del Liverpool y del Arsenal. "Es un reto para la ciudad y tenemos que aprender. Hay que saber disfrutar del momento y, a la vez, que no perjudique la convivencia", apunta Àdam Bertran, regidor de Deportes de la ciudad, que desvela que no habrá Fan Zone, pero sí se realizará un control de los fans visitantes, especialmente de los hooligans que lleguen sin entrada.
"Serán cuatro días en cinco meses, tampoco tanto", asume y como miembro de Esquerra confirma que la política se quedará a un lado. Aunque Girona está gobernada por las CUP con el apoyo de Junts y Esquerra, no se esperan actos reivindicativos antes o durante los partidos de Champions. De hecho, en Montilivi las esteladas sólo fueron mayoría entre el fervor de 2017. "El Girona es un club privado y desde el Ayuntamiento sólo podemos desear que la Champions permita que aumente la gente que practica deporte en la ciudad", finaliza Bertran.
Pocas esteladas, propiedad extranjera
"En Girona cuesta mantener el deporte al margen de la política, pero el club lo ha conseguido. Tiene un posicionamiento más cercano al Espanyol que al Barça porque entre las gradas hay gente diversa. Se ha mantenido al margen del independentismo y eso le ha ido muy bien", puntualiza Ángel Martínez, regidor del Ayuntamiento por el PSC y ex jugador de la entidad, cedido por el Espanyol al Girona para la temporada 2010-2011, que añade: "También los propietarios son extranjeros". El City Group del jeque Mansour de Abu Dhabi, el dueño del Manchester City, posee el 47% de las acciones mientras que el 35% es del magnate Marcelo Claure y el 17% restante es de Pere Guardiola, hermano de Pep.
El palco del Girona, ante el Barcelona.Alejandro GarciaEFE
Sin una Junta Directiva al uso, el Girona ha tenido que cambiar parte de su consejo de administración para evitar conflictos con la UEFA, pero igualmente muchas decisiones se toman lejos de la ciudad. "El otro día, un tertuliano de TV3 decía que el Girona ya no es un equipo humilde por los propietarios que tiene, pero no es verdad. En España no hay dinero y ésta es la única forma de crecer ahora. El City Group respeta la identidad del club, no le ha cambiado el nombre, por ejemplo, y mantiene la base de lo que fue", proclama Martínez, que recuerda cuando los jugadores compartían coche para ir a los partidos.
El entorno de un modesto
O cuando a Montilivi sólo iban 300 aficionados. O cuando el Palamós, el Figueres o el Vilobí se llevaban a los canteranos de la entidad. O cuando no había periodistas que cubrieran los partidos. Ahora los hay, claro, pero no hay día que la tribuna de prensa se acerque al número de profesionales que mueven Real Madrid, Barcelona o Atlético. "Como mucho somos 15, aunque lo normal es que estemos entre cinco y 10. Girona es una ciudad muy pequeña, de 105.000 habitantes, y el entorno del club es pequeño, de trato personal, con una relación con los jugadores más cercana", expone Alex Luna, periodista de Mundo Deportivo o DAZN e impulsor de otro podcast, Montiliving, también con tirón entre los jóvenes.
El Girona, en su último entrenamiento antes del PSG.LLUIS GENEAFP
"Si dentro de unos años el Girona baja a Segunda su masa social bajará, pero quedará lo que estamos viviendo ahora, con la temporada pasada o con el debut en Champions. Ahora hay niños del Girona y eso no pasaba antes", subraya Luna, que en contraposición al tópico habla de una nueva Girona "abierta y divertida" gracias al deporte.
Paraíso para los expats
Porque no es sólo el fútbol. El súbito ascenso del Girona ha coincidido con el nuevo proyecto del Girona Bàsquet de la mano de Marc Gasol -en ACB desde 2022- y con la moda del ciclismo en la ciudad. Hace años, con Lance Armstrong como referente, muchos profesionales se instalaron en el centro y con el paso del tiempo llegaron los amateurs de todas partes del mundo, con sus eventos, sus tiendas de ropa ciclista y sus cafeterías de especialidad. Hoy Girona es un lugar 'cool' para 'expats' gracias a su oferta deportiva.
Ciclistas en la cafetería La Comuna, de Girona.David RamirezAraba
"Antes quizá se veía como un pueblo cerrado y ahora es una ciudad que atrae, con mucha calidad de vida. Muchos nos ven como el Silicon Valley del deporte, un ecosistema único. De hecho, hemos creado un movimiento, el Girona Play Together, para que haya más sinergias entre fútbol, baloncesto y ciclismo", expone Jordi Puyol, de Athletic Affair, una agencia de Girona vinculada a los deportes outdoor y a eventos como el Sea Otter, el festival ciclista que se celebra este fin de semana. Antes hoy, en el campo del PSG, Girona vivirá un gran día, el debut de su equipo en la Champions, aunque poco, prácticamente nada, advierta sobre ello en la ciudad.
«No tenéis ni puta idea». No puede haber mejor título para el documental de Movistar sobre la aventura de Luis Enrique en el PSG. En esa frase queda reflejada la arrogancia del entrenador y su estudiada distancia con la prensa, a la que soporta por servidumbres contractuales. En el programa, que se estrena el próximo día 30, se muestra la actividad diaria del asturiano en las instalaciones del poderoso club controlado por el emirato de Qatar. También se hace una emotiva incursión en el ámbito familiar.
La serie de tres capítulos profundiza en la volcánica personalidad de un técnico que abronca a sus jugadores en el vestuario por su falta de compromiso, que golpea con violencia las botellas de agua que hay encima de la mesa, que se encara con Kylian Mbappé, a quien llama Kiki, por el juego «desastroso» o «catastrófico» del equipo.
«Cuanto más mierda y más barro hay, me encuentro mejor», exclama, haciendo honor a ese talante provocador tan característico. También hay tiempo para presentar su perfil más cercano, recordando a su pequeña hija fallecida. «Xanita era increíble, competitiva, muy valiente, muy graciosa, como su padre», dice con una sonrisa.
Luis Enrique es un apasionado de la preparación física y del ciclismo. Ha participado en carreras amateurs de alto nivel y le gusta ir a trabajar en bicicleta. Hace años que practica el earthing- grounding, un método de relajación que consiste en andar descalzo sobre el campo para sentir la «conexión con la naturaleza». En el programa de Movistar aparece en un día lluvioso en París caminando sin calzado por el campo de entrenamiento del equipo y explicando los beneficios que le ha aportado esta terapia: «Tenía alergias, moquillo, tenía que dejar de ir en bici... Desde que lo hago, todo eso desapareció».
El ex seleccionador se siente a gusto con su trabajo en el PSG, a pesar de la enorme carga que recae sobre él, por esa insistencia de Qatar en conquistar la Champions. En su segunda etapa en la entidad parisina parece menos tensionado por la marcha de Mbappé. Ya no tiene que lidiar con aquellas permanentes preguntas sobre el futuro y el estado de forma del ídolo en las conferencias de prensa de la temporada pasada. Convivió sin excesivos problemas con el goleador e incluso, aseguran, ayudó al delantero en su enfrentamiento con la dirección del club, que veía ofensiva su fuga al Real Madrid.
La marcha del francés fue como soltar un lastre. En esta nueva temporada ya ha comenzado a diseñar una plantilla a su manera. En el mercado de verano, el PSG se gastó 180 millones en fichajes, sólo le superó el Atlético, con 185. Contrató al centrocampista portugués Joao Neves (60 millones pagó al Benfica), al delantero francés Desire Doué (60 millones al Rennes), al portero ruso Matvey Safonov (20 al Krasnodar) y al central ecuatoriano William Pacho (40 al Eintracht).
Ahora su margen de maniobra es mayor, como reconoció ayer: «En el Barça viví una etapa maravillosa, pero llegué a un equipo hecho. Todos los entrenadores queremos tener influencia en donde estemos. Aquí tenemos que crear nuestras propias estrellas. Tenemos que adaptarnos, convencer a los jugadores de la forma de jugar. Es un proyecto más maleable. Tengo más influencia con el presidente y con Luis Campos para construir esta estructura y generar algo».
En la víspera del partido contra el Girona, el asturiano valoró positivamente al debutante conjunto español: «Soy fan del Girona. El año pasado vi todos sus partidos y era uno de los equipos más divertidos. Juega muy bien. Es uno de los pocos equipos que nos puede disputar el balón. Me gustan los entrenadores jóvenes como Michel, que tienen la valentía de jugar al ataque». Lucho, en estado puro, tan arisco y, al mismo tiempo, tan cariñoso.
El Bayern de Múnich comienza esta nueva Champions League haciendo historia de la competición. Nunca antes se habían marcado nueve golescomo hicieron ellos esta primera jornada ante el Dinamo de Zagreb desde que la vieja Copa de Europa mutó a Champions.
Son varios los partidos de ocho goles. Sin ir más lejos, los que consiguió el equipo bávaro ante el FC Barcelona de Messi en aquella Champions de la pandemia en la que terminaron alzando el trofeo en Lisboa ante el PSG. Aunque también los consiguió el Real Madrid ante el Malmö y el Liverpool ante el Besiktas en la 2015/16 y la 2007/08, respectivamente. Ambos sin recibir ningún tanto en contra.
No obstante, la mayor goleada de la máxima competición continental fue un 11-0 que el Dinamo Bucarest consiguió ante Crusaders en la temporada 1973-1974. Fue, no obstante, en la antigua Copa de Europa.
Así, aupados por el póker de Harry Kane, aunque tres de ellos fueran de penalti, los alemanes no dieron opción a los croatas que solo pudieron oponer dos tantos ante el aluvión de juego ofensivo bávaro.
También empiezó bien el Aston Villa de Unai Emery en esta nueva Champions League. Lo hace con victoria ante el débil Young Boys por tres goles a uno, pero tres puntos en este nuevo formato europeo son un botín muy preciado sea el rival que sea.
Una victoria, además, que llega con dedicatoria. Los villanos del entrenador español pudieron homenajear al recientemente fallecido Gary Shaw, leyenda del club y campeón de este mismo trofeo en 1982.
Otros tres goles marcó la Juventus al PSV en su casa, los mismos que el Liverpool en San Siro ante un Milán que se adelantó pronto en el marcador, pero que no supo mantener su ventaja.
Por último, los portugueses del Sporting de Lisboa consiguieron hacer buen la expulsión del Lille y terminar venciendo al conjunto francés por dos goles a cero.
El Madrid aterrizó en la nueva Champions con sufrimiento y agonía, como si el futuro formato no fuera diferente al anterior. Así ganó antes, así gana ahora. Venció a un correoso Stuttgart tras un gol de Rüdiger en el 83, entre temblores y dudas. Sentenció Endrick y antes Mbappé y Undav habían firmado tablas. El cuadro de Chamartín suma tres puntos (3-1) y respira.
Los blancos, actuales campeones de Europa y de Liga, se han transformado en unos meses. El equipo ha pasado de ser un coloso sólido con estrellas ejecutoras a no ser más que la suma de sus individualidades. No es el mismo. Al menos de momento. Emocionalmente se entiende por el escaso tiempo par a desconectar, pero ha pasado un mes desde el debut oficial y Ancelotti no encuentra ese Madrid a imagen y semejanza de su idea. Se fue Kroos, llegó Mbappé y esa plantilla que era un reloj suizo no se encuentra a sí misma.
No hay sustituto de Kroos porque algo así es imposible, pero la alternativa no ha aparecido. Contra el Stuttgart, en el debut continental en esta eterna y nueva Champions, el Madrid volvió a ser previsible y errático en salida de balón y lento y alejado de su rival en la transición defensiva. Lo primero puede ser lógico por la ausencia de Kroos, lo que antes fluía ahora va a trompicones, pero lo segundo sí era santo y seña de Ancelotti. Courtois volvió a ser el héroe.
El belga realizó cuatro paradas clave en un primer tiempo delirante, donde el Stuttgart pudo anotar varios goles, pero se estrelló contra el portero y el larguero. Leweling, Millot y Stiller casi anotan en los primeros 15 minutos, con un Madrid roto en el centro del campo, débil en la primera línea de la presión y vago a la hora de correr hacia atrás. La posición de Carvajal como central, en lugar de un Militao con molestias, no ayudó a la solvencia de una defensa inconexa.
En ataque, los blancos vivieron de las arrancadas de Rodrygo, el mejor, pero no estuvieron finos ante Nubel, especialmente Mbappé, que desperdició algunos mano a mano. En la izquierda, Vinicius volvió a estar lejos de su mejor nivel y perdió algunos balones de peligro, como el que terminó en el palo de Undav en el 27 tras un contraataque con el que Ancelotti perdió los nervios.
En el tramo final de la primera parte los locales mejoraron, más por ímpetu que por fútbol. Bellingham asumió galones en salida, recibiendo de espaldas y dándose la vuelta para romper líneas, y el Madrid llegó más hacia la portería rival.
En el 32, el colegiado Meler señaló penalti de Mittelstadt a Rüdiger, pero el VAR le avisó para que consultara la pantalla y lo anuló. El cansancio parecía lastrar a los alemanes y el Madrid creció, pero no aprovechó su momento.
Tras el descanso, Ancelotti sentó a Lucas, dio entrada a Militao, Carvajal volvió a la banda derecha y el once tuvo más sentido. Al momento, el destino le regaló el 1-0. Tchouaméni puso un balón al espacio a Rodrygo, Mittelstadt falló en el corte y el brasileño se plantó en el área, donde cedió a Mbappé para que el galo anotara su primer gol en la Champions.
El tanto dejó en shock al Stuttgart y el Madrid pudo sentenciar, pero no estuvo fino. Mbappé, desde el costado del área, y Rodrygo, que se lio a la hora de definir, no pusieron el 2-0 y los blancos lo acusaron. El cuadro germano despertó y Courtois tuvo que volver a aparecer con varias paradas.
Vinicius se encontró con el larguero, pero el Stuttgart siguió probando al héroe Courtois hasta que el belga no pudo más. En un córner, Undav batió al portero, vendido en mitad de una defensa que hace aguas.
Entre temblores y dudas, Rüdiger se elevó en un córner de Modric y anotó el segundo tanto, salvador de una noche difícil. Una más en una competición que el Madrid, gris ahora mismo, sólo entiende desde el sufrimiento y la agonía. Endrick, con un misil, sentenció al final. Tres puntos y trabajo por delante.
El inminente estreno del nuevo formato de la Champions League, que carga con más encuentros a los futbolistas, y la nueva versión del Mundial de Clubes, que se disputará nada más finalice la temporada, ha provocado que la preocupación de los jugadores por este excesivo aumento en el calendario futbolístico aumente considerablemente.
Horas antes de su debut europeo del Manchester City ante el Inter de Milán , Rodrigo Hernández respondió en rueda de prensa sobre los rumores que se venían sucediendo acerca de una posible huelga de los jugadores en protesta por esta sobrecarga. "Sí, creo que estamos más cerca de ello", afirmó el centrocampista. "Si le preguntas a cualquier jugador, te dirá que es una opinión general entre los futbolistas, no es sólo la opinión mía", añadió.
Además, el vigente campeón de Europa y de la Premier afirmó que "no sabe lo que va a pasar", pero que "es algo que nos preocupa porque somos los que lo sufrimos". Y apuntó que "si esto continúa así, llegado el momento no tendremos otra opción".
RECLAMACIONES
Estas declaraciones no han sido las primeras en señalar a los dirigentes del fútbol por esta cuestión. Ya a principios del mes de septiembre el sindicato de futbolistas FIFPro reclamó medidas de protección para los futbolistas, que se ven sometidos a una carga de trabajo cada vez mayor y más exigente.
"No puedo dar una cifra exacta", dijo Rodrigo al ser preguntado por cuál sería un número de partidos razonable para los jugadores, pero sí que descartó la idea de jugar 60 o 70 partidos: "Entre 40 y 50 un jugador puede jugar a un alto nivel. Luego baja, porque es imposible mantener este nivel físico". Un aspecto sobre el que quiso incidir asegurando que en su "modesta opinión", el calendario actual es "excesivo" y que "tienen qu cuidarse". "Somos los actores principales de este deporte, o de este negocio como se prefiera llamarlo".
Por último, el jugador quiso destacar que si "la gente quiere ver un mejor fútbol", hace falta que los jugadores descansen. "Cuanto más aumente el número de partidos, más baja el nivel y la calidad".
El nuevo Mundial de Clubes
La nueva competición diseñada por la FIFA, que se disputará en el mes de junio de 2025 en Estados Unidos, incluirá cuatro equipos AFC, cuatro de CONCACAF, cuatro de CAF, seis de CONMEBOL, 12 de la UEFA, uno de la OFC y un país anfitrión.
Estos equipos se dividirán en ocho grupos de cuatro equipo para disputar una fase de clasificación en la que los dos primeros jugarán la fase final.
La Juventus vuelve hoy a la Champions League después de perderse la edición de la temporada pasada y regresa resucitada por Thiago Motta, entrenador de moda en Italia tras el gran año del Bolonia. En verano, Gianluca Ferrero, nuevo mandatario del equipo tras la salida de los Agnelli, decidió despedir a Massimiliano Allegri y darle todos los poderes a Motta. La Vechhia Signora había quedado a 23 puntos del Inter, campeón del Scudetto, y aunque se había asegurado un puesto en la Champions, necesitaba un nuevo rumbo.
Llegó Motta, que metió al Bolonia en la máxima competición continental, y realizó una 'limpia' en el vestuario que sorprendió al país y parece haber dado frutos. El técnico ha despedido, no ha renovado o ha vendido a 20 futbolistas, entre ellos jugadores de nivel como Chiesa, que se ha ido al Liverpool, o Rabiot, que todavía busca equipo, y se gastó más de 150 millones en renovar la plantilla: 54 'kilos' en Koopmeiners, del Atalanta, 51 en Douglas Luiz, del Aston Villa, 20 en Thuram, del Niza, y varias cesiones, como las de los internacionales Nico González o Francisco Conceiçao.
Además, le ha dado la oportunidad a jóvenes promesas, que son las que están empujando al club en este inicio de temporada: Cambiaso, Cabal, Mbangula, Savona o el turco Yildiz, su nueva estrella. En punta, Dusan Vlahovic, que parece haber recuperado la pólvora.
El influjo de Gasperini
Todo para devolver a la Juventus al lugar que históricamente ha tenido. Lleva siete temporadas sin superar los cuartos de la Champions y cuatro sin ganar la Serie A, donde está un escalón por debajo del Inter y el Milan. El curso parece haber empezado bien para ellos, con dos victorias y dos empates, a un punto del Nápoles, líder del Calcio, y con la portería a cero. De hecho, el conjunto de Motta es el gran muro de Europa. El único de las grandes ligas que no ha encajado ni un solo gol. Esta noche arranca en la Champions ante el PSV y se medirá también a Leipzig, Stuttgart, Lille, Aston Villa, Manchester City, Brujas y Benfica, un calendario que le da posibilidades de plantarse en octavos de final.
Antes de firmar con la Juventus, Motta sonó como una de las opciones de Deco y Laporta para sentarse en el banquillo del Barcelona. Ex jugador del club y canterano, el brasileño, nacionalizado italiano, terminó aceptando la oferta de Turín y dio el paso a su cuarto banquillo, tras Genoa, Spezia y Bolonia. Siempre con la influencia del estilo de Gian Piero Gasperini, técnico del Atalanta.
A la espalda de Motta, la explosión de dos futbolistas que ahora brillan en Inglaterra, como Calafiori y Zirkzee, fichados por el Arsenal y el Manchester United desde el Bolonia. En Turín sueñan con una gran resurrección continental de la mano de su nuevo jefe.
Cambiar para engordar la caja y espantar a los enemigos. La Champions estrena hoy un enrevesado sistema de competición que exprime un calendario que ya alcanza límites máximos de saturación. Después de la disputa con los impulsores de la Superliga, Aleksander Ceferin modificó el formato para proporcionar más ingresos de los clubes. Terminó con la fase de grupos (32 equipos) y se inventó una liga con 36 escuadras. Con ello habrá dos jornadas más de competición, lo que supone más dinero por derechos de emisión, venta de entradas y reparto de premios por la consecución de puntos.
Arranca hoy una atípica liga con desarrollo enmarañado. Los equipos sólo disputan ocho partidos, cuatro en su propio feudo y cuatro fuera ante rivales, sin enfrentamientos de ida y vuelta. Los primeros ocho clasificados se meten directamente en una fase eliminatoria como la utilizada en los últimos cursos. Los equipos situados entre los puestos 9º y el 24º disputan un play-off a doble partido para asegurarse el pase a los octavos de final. Los que terminen por debajo del 25º quedan eliminados, sin acceso a la Europa League. Desde octavos, la Champions sigue el formato tradicional de eliminatorias que conducen hasta la final, que se disputará 31 de mayo en el Allianz Arena de Múnich.
El Real Madrid, que defiende título, es el primer equipo español que abre brecha, al recibir al Stuttgart (21.00 horas). El debutante Girona se estrena mañana ante el PSG en París. El Atlético y el Barcelona saltan a escena el jueves, ante el Leipzig y el Mónaco, respectivamente.
«Basada en el mérito deportivo»
Ceferin, ante la presión de crear una competición alternativa, movió ficha y justificó su iniciativa como una evolución natural. «Hay una razón por la que el fútbol europeo es uno de los deportes más exitosos y populares del mundo: nunca se detiene. Desde que la competición inaugural, conocida como la Copa de Europa, comenzó en 1955, la UEFA ha evolucionado y adaptado continuamente la UEFA Champions League para mantener el ritmo de los cambios más amplios en el juego», explica el organismo continental.
«La UEFA ha demostrado que estamos comprometidos con el respeto a los valores fundamentales del deporte y con la defensa del principio clave de las competiciones abiertas, con una clasificación basada en el mérito deportivo», ha recalcado Ceferin.
Este nuevo formato proporciona a los clubes suculentos ingresos. La nueva Champions reparte 2.437 millones de euros (500 más que antes). Por participar, cada club percibe 18,6 millones. Por cada victoria se otorga un premio de 2,1 millones y 700.000 por empate. El primero de la liga recibe 9,9 millones de euros; el segundo, 9,6; el tercero 9,3; el cuarto, 9 ... y así hasta los 275.000 euros del último clasificado.
Más de 100 millones para el campeón
Los que accedan para octavos reciben 11 millones; los de cuartos, 12,5; los de semifinales, 15; los finalistas, 18,5 y el ganador, 6,5 y cuatro más por clasificarse para la Supercopa. El campeón de la Champions podría embolsarse más de 100 millones.
Más dinero a repartir a costa de la salud de los jugadores, como ayer señaló Carlo Ancelotti en la víspera del Real Madrid-Stuttgart: «Tenemos un calendario demasiado exigente. Ahora llega una nueva Champions que no se sabe cómo va a salir. Puede que sea más entretenida que el año pasado pero el dato es que, de momento, tenemos dos partidos más. Si los organismos que deciden esto no empiezan a pensar que los jugadores se lesionan porque juegan demasiado, tenemos un problema».
«Pido que se paren a pensar en reducir el número de partidos para tener competiciones que sean más atractivas», añadió el preparador italiano.
El Madrid de los centrocampistas es ahora el Madrid de los delanteros. Un equipo entendido sobre los pies y los goles de Kylian Mbappé y Vinicius Júnior, piezas centrales de una galaxia futbolística y mediática que Carlo Ancelotti trata todavía de encajar. El conjunto blanco acumula un mes de competición desde que levantara la Supercopa de Europa y a sus espaldas ha dejado más dudas que certezas, con dos empates en Mallorca y Las Palmas que le alejan a cuatro puntos del Barça en Liga. Esta noche arranca su defensa de la Champions, con Arda Güler convertido en núcleo y chispa de la galaxia ante las lesiones y la falta de creatividad en el ataque. Es el 'nuevo' Di María de Ancelotti, un extremo transformado en conector del centro del campo y la delantera.
Ante el Stuttgart, una de las revoluciones de la última Bundesliga, el turco apunta a titular. Lesionados Camavinga, Ceballos y Brahim, con Tchouaméni y Bellingham recién salidos de la enfermería y después de un partido en San Sebastián en el que fue el mejor del equipo, Güler aspira a repetir posición y rol en el debut continental en el Bernabéu. Después de no contar hasta el final de la temporada pasada y de su buena Eurocopa, está ante una gran oportunidad de acumular minutos. Todo después de un verano en el que se rumoreó, aunque el Madrid no se lo planteó, con su cesión a otro club.
Su caso recuerda un poco al de Di María. Vayamos a la temporada 2013-2014. Ancelotti usaba un 4-2-3-1 con Gareth Bale en la banda derecha, Modric, Khedira y Xabi Alonso repartiéndose el doble pivote e Isco o el croata en la mediapunta. No había sitio para el argentino, que alternó titularidades y suplencias y empezó a sopesar una salida. Pero al final, las lesiones y la propia idea de Ancelotti le terminaron encumbrando como enganche en el 4-3-3, siendo la final de Lisboa ante el Atlético la guinda a la temporada.
La solución ante los muros
Eso busca ahora Carletto con Güler. El tridente de ataque parece claro: Vinicius, Rodrygo y Mbappé. Salvo que Rodrygo baje mucho su nivel o alguno sufra una lesión, no parece que el turco pueda encontrar acomodo con regularidad ahí. Le queda la baza del centro del campo y dos situaciones que agobian a Ancelotti: les lesiones y la falta de creatividad cuando el rival se encierra, algo que ha sufrido el Madrid en todos los encuentros de esta temporada en Liga. Si enfrente observa dos líneas bien construidas, le cuesta abrirse paso. En la mente de Ancelotti, ahí aparece Güler.
El turco es creativo, valiente a la hora de buscar el pase vertical y posee una gran visión de juego. Y además, ha mejorado su físico, vital para la lucha cuerpo a cuerpo que también le pide el técnico. Ante la Real actuó como enganche, con Valverde y Modric detrás y el trío estrella arriba. Completó 34 de 35 pases, ganó 3 de 5 duelos, recuperó tres balones y acabó provocando un penalti.
Contra el Stuttgart vuelven Bellingham y Tchouaméni, pero el inglés igual arranca desde el banquillo y el galo, si entra, lo haría por un Modric que se ha jugado casi todo con el Madrid y con Croacia.
El "hermano pequeño" del vestuario
Camavinga, Ceballos y Brahim están en la enfermería y todavía se quedarán allí unas semanas más, así que la oportunidad de Güler existe, más todavía cuando el Madrid ha perdido a Toni Kroos, que tampoco había aterrizado en la capital en la 13-14, cuando brilló Di María. Zurdo y delgado como 'El Fideo', a sus 19 años es uno de los preferidos de la afición, especialmente de los niños, y es el «hermano pequeño» de un vestuario que le ha tratado con mimo desde su llegada hace más de doce meses. No hablaba español y tampoco demasiado inglés, y durante la primera parte del curso se pasó más tiempo con los médicos que con sus compañeros, así que le costó entrar en la dinámica del vestuario. Ya no. Abi, que quiere decir 'hermano' en turco, es su apodo en los pasillos de Valdebebas. Valverde, del que ha heredado el número 15 y cuyo hijo es fan del turco, y Brahim son sus dos principales apoyos.
Más allá del Madrid, es la gran esperanza de Turquía, donde ya es capitán general: «Cuando le veo jugar, vuelvo a mi infancia. No tiene límites y lo mejor es que escucha a todo el mundo», admite Montella, seleccionador otomano. «No puede jugar en el doble pivote, pero sí de interior», explicó ayer Ancelotti. «Tiene que defender y atacar, meterse bien entre líneas, recibir, asistir... Está respondiendo bien y va a tener más protagonismo», anunció.
El lateral derecho y segundo capitán del Real Madrid, Dani Carvajal ha comparecido esta mañana en la rueda de prensa previa al debut en Champions ante el Stuttgart. Con la mirada puesta en el "increíble reto" que supone poder superar a Francisco Gento en el número de Copas de Europa, el madrileño también ha hablado de su posible renovación (termina contrato en 2025) y de la decisión que ha tomado la entidad con los futbolistas más veteranos.
"Mi idea está clara, quiero seguir aquí el máximo tiempo posible pero siendo realista y sabiendo lo que puedo aportar al club. El momento en el que no me vea con el nivel suficiente para seguir en la plantilla, daré un paso al lado. Es el único criterio en el que me baso siempre que el club quiera contar con mis servicios", afirmó Carvajal.
Además, planteó que "aquí el que manda es el club" y que, mientras su nivel "siga estando para cosechar títulos", no tiene "ningún problema" con la política de renovar año a año cuando los jugadores llegan a una determinada edad.
Balón de oro y los insultos a Vinicius
Pese a conquistar la Champions League y la Eurocopa con la selección, Dani Carvajal admitió que está "muy contento" con su nominación para el Balón de Oro, después de "una de las mejores temporadas de su carrera". "Soñaría con ganar el galardón pero ya con estar ahí para mí es un éxito rotundo", dijo Carvajal.
Por último, tanto su entrenador, Carlo Ancelotti, como el propio lateral, también comentaron lo sucedido con Vinicius Junior en el Reale Arena. "Desde dentro oímos insultos y al final cuando a uno lo pinchan, uno sangra y es normal que muchas veces responda ante esas situaciones con determinados gestos porque no se le deja tranquilo", afirmó el lateral.
Por su parte, el técnico italiano señaló que fue "una reacción a una acción muy fea, que pasa muchas veces contra él". "El hecho de ponga el dedo es bastante normal por todo lo que está pasando", sentenció.
Finalmente, también ha querido dejar señalar que lo que ha pasado el delantero durante estos años "no se puede soportar" y que puede "entender el pito a un rival, pero un insulto no es normal ya en el calentamiento".