Szczesny, el talismán de Flick: nueve partidos sin derrota y cuatro porterías a cero

Szczesny, el talismán de Flick: nueve partidos sin derrota y cuatro porterías a cero

Actualizado Domingo, 16 febrero 2025 - 22:04

Wojciech Szczesny es el talismán de Hansi Flick. El propio técnico así lo esgrimió cuando empezaron a preguntarle por el cambio de tercio que se ha experimentado en la portería del Barça desde el arranque del año. Con el veterano guardameta como titular, el conjunto azulgrana no conoce la derrota: nueve partidos. Y, de hecho, ha sido capaz de ganar los tres encuentros de Liga en los que el ex del Arsenal o la Juventus ha estado bajo los palos. Algo que, seguro, espera que se repita hoy ante el Rayo Vallecano (21.00 horas). Sobre todo, con la opción que tienen en sus manos de retomar el liderato en caso de triunfo.

Szczesny se estrenó ante el Barbastro en la Copa del Rey, el pasado 4 de enero. Un partido que a punto estuvo de atragantársele al Barça, que en esta ocasión se saldó con triunfo por 0-4 y sin que el polaco pasara por apuros. Su primera oportunidad seria llegó en la Supercopa. Iñaki Peña llegó tarde a la sesión de activación y Flick, quien exige la máxima puntualidad a sus jugadores, optó por repetir apuesta. Otra vez, con éxito. El Barça se impuso por 0-2 al Athletic y el guardameta, en esa ocasión, sí mostró varios destellos de su calidad. Como, por ejemplo, un blocaje a un peligroso disparo.

En la final ante el Real Madrid, con todo, evidenció una importante laguna en su juego que, a lo largo de las últimas semanas, ha ido puliendo cada vez más: el control de las distancias al jugar con una defensa tan adelantada como la del Barça. El arquero, en su intentó por frenar una internada de Kylian Mbappé, acabó por cometer falta y fue expulsado con roja directa. El encuentro, con todo, acabó con goleada (2-5). Su expulsión, en este caso, le obligó a perderse el duelo de Copa con el Betis, resuelto con 1-5 y con Peña en la portería. El alicantino fue también el encargado de defender el arco en una visita a Getafe que se saldó con un 1-1 con cierto regusto a derrota.

Decisivo en Lisboa

El polaco recuperó la titularidad frente al Benfica, en la Champions. Y, desde entonces, no ha vuelto a perderla. En Lisboa, eso sí, firmó su peor actuación. En la jugada del 2-1 midió fatal su salida y se llevó por delante a Alejandro Balde y cometió también un penalti que propició el 3-1. Los suyos, a pesar de todo, firmaron una gran segunda parte en la que Szczesny tuvo también tiempo para vestirse de héroe evitando que Ángel Di Maria firmara lo que habría sido el 5-4 para los portugueses y acabaron por llevarse el triunfo por 4-5.

Desde entonces, ha jugado tres partidos de Liga, en los que ha encajado dos goles y ha sido capaz de dejar la portería a cero en una ocasión (7-1 ante el Valencia, 1-0 frente al Alavés y 1-4 contra el Sevilla), uno más de Copa del Rey, que se saldó con triunfo por 0-5 en Mestalla, y otro en la Champions, que acabó con 2-2 frente al Atalanta.

Con los fríos números en la mano, Szczesny le está dando la razón a Flick. Ha jugado nueve partidos y ha encajado nueve goles, mientras Iñaki Peña ha encajado 25 goles en 22 encuentros (1,13 de promedio). El gran borrón del polaco fue el Benfica. Pero, a pesar de ello, ha sido capaz de dejar su marco invicto en cuatro ocasiones.

A la espera de Ter Stegen

Una estadística en la que sí le supera el alicantino, con seis porterías imbatidas, una de ellas, nada más y nada menos, que en el Bernabéu, pero en la que, a nivel de porcentaje, el rendimiento del veterano guardameta sigue siendo mucho más alto. Tanto, que incluso ya se está especulando en el entorno barcelonista con la posibilidad de ampliar su contrato, que termina en principio el próximo 30 de junio.

La veteranía y la calidad de Szczesny le vendrían muy bien a un Barça en el que Marc-André ter Stegen, que este mismo sábado empezaba a hacer trabajo de portería y podría estar a punto para finales de temporada, lleva mucho tiempo sin tener competencia seria. Por mucho que, a su vez, acabara por provocar que Iñaki Peña tuviera que buscar un cambio de aires.

El Bayern se lleva un susto antes de acercarse a los octavos

El Bayern se lleva un susto antes de acercarse a los octavos

Actualizado Miércoles, 12 febrero 2025 - 23:05

El Bayern de Múnich se llevó un susto de inicio, con un gol del Celtic a los 25 segundos que fue anulado por fuera de juego de Adam Idah, pero después no permitió más sorpresas. El equipo alemán controló el encuentro y se impuso para poner un pie en los octavos de final de la Champions (1-2). En los últimos minutos de la primera parte Michael Olise adelantó al conjunto que dirige Vincent Kompany con un potente disparo que entró por la escuadra de la portería escocesa y al empezar la segunda parte Harry Kane sentenció el partido y prácticamente la eliminatoria. En un córner que sacó Joshua Kimmich, Kane se encontró solo en el segundo palo y no perdonó el tanto.

Como le ocurrió al Real Madrid, el Bayern venía de dejar algunas dudas en la fase de liga de la competición, pero ayer resolvió como debía. Sólo en el último tramo del encuentro, cuando el Celtic se lanzó a por su salvación, le permitió su espacio e incluso un gol, obra de Daizen Maeda. También fue después de un saque de esquina, aunque éste fruto de un lío en el área que sólo supo desenredar Maeda.

El otro partido destacado del día fue la victoria del Brujas ante la Atalanta con polémica y protagonismo español (2-1). El conjunto belga se impuso con un gol de Nilsson en el descuento en un penalti muy discutido. El defensa del conjunto italiano Isak Hien rozó en el área la cara de Nielsson y la repetición por vídeo obligó a señalar la pena máxima. Antes Ferran Jutglà había marcado su sexto gol de esta temporada, el primero en Champions, y Pasalic había empatado el partido todavía en la primera parte.

La charla de Ancelotti con sus estrellas que cambió al Madrid en Manchester: “Si hay compromiso, se puede”

Actualizado Miércoles, 12 febrero 2025 - 13:25

"Ha sido sorprendente. No pensaba que el equipo pudiera ser capaz de tener un sacrificio así en este momento". Carlo Ancelotti admitió en la sala de prensa del Etihad Stadium una reflexión que viene rondando por Valdebebas en las últimas semanas, concretada siempre en las mismas palabras: "Sacrificio", "compromiso" y "equilibrio". En el mejor partido del Madrid en toda la temporada, el equipo del italiano sacó un sobresaliente en las tres. Y todo viene de una charla entre el entrenador y sus cuatro atacantes estrella.

Asumiendo la importancia del mes de febrero para el devenir de la temporada y viendo las dificultades que había tenido la plantilla en la primera parte del curso, Ancelotti mantuvo una conversación con Bellingham, Rodrygo, Vinicius y Mbappé antes del derbi contra el Atlético de Madrid. Les había lanzado miles de indirectas a través de sus ruedas de prensa, pero el mensaje seguía sin llegar y se iba haciendo más contundente en las comparecencias del italiano.

Los cuatro atacantes estrella del Madrid no estaban participando en la fase defensiva del equipo como quería el cuerpo técnico y el resultado estaba siendo demoledor, con la derrota en el clásico de Arabia como punto de inflexión y el duelo ante el Espanyol como último aviso. Algo debía cambiar. "A veces no hay equilibrio, a veces no tenemos mucho compromiso... El problema defensivo es de todos, no de la defensa", comentó Ancelotti ante la prensa en las últimas semanas.

Ancelotti: "Ha sido un partido muy bueno para nosotros"E.M

"El míster habló con nosotros. Si los demás ven que nosotros trabajamos, se contagian", dijo Rodrygo en la previa del duelo contra el City. Dicho y hecho. La segunda parte contra el Atlético fue el inicio del cambio, con un discurso de Ancelotti al vestuario animándoles a cambiar la marcha, a presionar arriba a sus rivales y a hacerlo como equipo. Y en Manchester, el Madrid cuajó el mejor partido de la temporada. Algo que sorprendió al propio entrenador: "Me ha sorprendido, no esperaba este sacrificio en este momento".

El plan de Ancelotti

Durante el partido, Carletto se enfadó varias veces con Mbappé, Vinicius y Bellingham por no hacer la presión como estaba pensada. "Queríamos presionar alto cuando tuviera Ederson el balón y en bloque medio después, cerrando mucho el centro", explicó. Cuando sus jugadores fallaban en la ejecución, el italiano les abroncaba. También cuando no bajaban lo suficiente a defender, con aspavientos a Vini o Mbappé en determinados momentos. Era algo necesario para el plan del Madrid en el Etihad. Y fue con suspense, pero salió bien.

Los blancos dominaron al City como nunca lo habían hecho en Manchester y lanzaron 20 disparos sobre la portería de Ederson, algo que ningún equipo había hecho en casa de Guardiola. "De todos los partidos que hemos jugado contra el Madrid, este es en el que mejor ha estado", reconoció Guardiola. Todo para conseguir la primera victoria en siete visitas al Etihad y para alejarse del sufrimiento de los últimos años. "Este es el camino. Durante mucho tiempo se decía si se podía tener equilibrio con este equipo. Y se puede, si hay una buena dosis de compromiso se puede. Hoy se han sacrificado todos. Lo llevábamos hablando mucho tiempo", volvió a repetir Ancelotti ayer por la noche. Otra vez el sacrificio, el equilibrio y el compromiso.

Y en todo ese plan fueron claves los cuatro defensas, con Valverde reconvertido a lateral derecho y Tchouaméni y Asencio realizando un encuentro colosal ante Haaland. "Los cuatro de atrás nunca habían jugado juntos. ¡Ni entrenado juntos! El muy discutido Tchouameni ha estado espectacular", definió Ancelotti, con un recordatorio para aquellos que cuestionaron al francés. Victoria en Manchester y "resultado trampa", dijo el italiano, para el Bernabéu.

El Madrid retira el perdón del rey a Guardiola y se impone en el Etihad al City de las dudas

El Madrid retira el perdón del rey a Guardiola y se impone en el Etihad al City de las dudas

El perdón es una prerrogativa de reyes. La Champions tiene el suyo, que, como si se tratase de un acto de clemencia, jugueteó con Pep Guardiola, su peor enemigo en la peor situación posible. Al final, el rey dijo no, pero sin escarnio. La victoria del Madrid en el Etihad pudo ser un Waterloo para este club-estado, pero fue sólo una victoria, por la mínima. El cadalso para Guardiola se prepara en el Bernabéu, aunque el fútbol tiene destinos inescrutables cuando al enemigo se le deja con vida, y no es cualquier enemigo. [Narración y estadísticas, 2-3]

El Madrid es un equipo difícil de explicar. Siempre. Cuando marca desde la nada, como cuando no lo hace desde la abundancia. La diferencia es que lo segundo no es habitual, no encaja con su estado natural. Tampoco lo era este City, un carnero con piel de lobo. A De Bruyne o Bernardo Silva les queda el nombre, la solera, pero poco más. No es irrespetuoso, es el paso del tiempo.

El partido, entre dudas en defensa e imprecisiones en ataque, se correspondía con la Champions que ambos habían realizado, aunque el desplome del equipo de Guardiola, quinto en la Premier a 15 puntos de la cabeza, nada tiene que ver con el existir del Madrid, líder de la Liga. Nunca había tenido una oportunidad tan clara de dar un golpe de mano en el Etihad, donde logró su primera victoria. Un golpe de mano que pudo ser mucho mayor. Nunca, sin embargo, había acudido con una defensa tan parcheada, con un Tarzán de la cantera como pestillo de seguridad. A Asencio lo encontró superado la imagen del gol de Haaland, cierto, pero su pierna dura encontró el balón en la mayoría de balones de riesgo. Un gran escenario para una gran reválida.

Haaland celebra el primer tanto del partido.

Haaland celebra el primer tanto del partido.Darren StaplesAP

La presión alta con la que empezó el Madrid no está en su menú para todos los días, pero en lugares como el Etihad hay que jugar a la carta. Tenía sentido para hurgar en las dudas de una defensa en la que Guardiola alineó a cuatro centrales. Había un quinto, Stones, en el centro del campo. Si lo hiciera otro entrenador se agotarían los calificativos. Anatema.

Encontró su objetivo el equipo de Ancelotti en pérdidas que se traducían en ataques al espacio y en oportunidades. A Vinicius le faltaron centímetros para el gol y el penalti, Mbappé no cruzó lo suficiente para concluir una jugada digna de un manual de las transiciones, y Vinicius lanzó al larguero. El City estaba grogui, como un púgil que es incapaz de identificar por dónde llegará el siguiente golpe, pero no besó la lona en unos minutos frenéticos. Al Madrid le faltó el directo. Si lo hubiera tenido, la eliminatoria no necesitaría regresar al Bernabéu.

Sin Rodri, sin boya

Es sintomática la influencia que puede tener la baja de un futbolista en un equipo, pero es que la ausencia de Rodri no es una ausencia cualquiera. Es la baja del mediocentro, el mejor en su especialidad, en un equipo cuyo entrenador piensa como un mediocentro. Empezar a partir de un aseado Stones, que en la segunda parte regresó al puesto de central, no tiene nada que ver. Al City le faltaba la boya, con interiores lejos de su esplendor y, sobre todo, de la confianza. Si lo primero se puede jugar; sin lo segundo, jamás.

El equipo de Guardiola se encendía con el eléctrico Grealish o la interacción entre las líneas de Gvardiol. Haaland los necesitaba. Cuando el croata rompió la línea y se plantó en el área para asociarse con el noruego, llegó el gol, un gol de la nada, un gol que ponía el partido del revés. El marcador decía lo contrario que el césped, pero ofreció al City la confianza que no tiene para buscarse con la pelota, encontrar posesiones largas y amenazar, una vez que alcanzaba los tres cuartos. Era un espejismo. Al mínimo descuido, llegaba de nuevo el peligro frente a Ederson.

Mbappé, con la espinilla

El descanso no cambió el decorado, por insistente que fuera la charla de Guardiola. Ha dado muchas en los últimos meses. El técnico catalán tuvo que maniobrar por otra lesión y sustituyó a Akanji por Lewis, un lateral natural en la derecha. Contra un Vinicius on fire no habría podido ninguno. El brasileño cargó su banda para generar peligro constante y el City volvió a entrar en modo supervivencia. Valverde y Mbappé dispusieron de ocasiones antes de que el francés encontrara el fruto de la forma más cómica, en un remate con la espinilla al recibir en el espacio un balón de Ceballos.

Con el campo inclinado hacia el área de Ederson, Ceballos cometió un error al regresar a su área en el derribo a Foden. Haaland no falló en el penalti para volver a llevar el partido a la ilógica. Ancelotti, como siempre, dejó madurar el partido antes de los cambios, pero uno de los elegidos fue clave. Brahim saltó al campo y nada más aproximarse al área del City cazó el rechace de Ederson a disparo de Vini para volver a igualar el choque. Otro error de un equipo que no se reconoce y que entregó el último tanto tras una cadena de despropósitos, desde sus defensas hasta su portero. Bellingham marcó porque no había más perdón posible. El Bernabéu espera sentencia.

Adéu, Guardiola, adéu

Adéu, Guardiola, adéu

Actualizado Martes, 11 febrero 2025 - 23:44

Después de 15 ocasiones de gol -que conté una a una-, el Madrid pudo ganar por fin a un 'grande', aunque el City parecía un destile de muertos vivientes con un Guardiola que ha acabado por convertir a su equipo en un ridículo aspirante al infierno.

Yo no sé la razón por la que Mbappé falló tantos para estrenarse con con un 'churro, media manga, mangotero'. No entendía como Vini también casi falla la última, que era la decisiva, y como casi siempre en los finiquitos de los partidos, Bellingham apareció para marcar el gol decisivo.

No se puede hablar muy mal de Tchouaméni, salvo el despiste en el gol de Haaland ,que estaba de lateral. Toda mi admiración con el ramo de los mejores a un magnífico Asencio, que llegó como caído del cielo.

Dejó en ridículo a Ancelotti y al presidente, que nunca han creído en la cantera madridista. Semejante injusticia, como no empezar la temporada con Gonzalo en la primera plantilla cuando realmente no tiene un delantero centro goleador. Ridículas posturas una vez más.

No sé si la goleada hubiera sido de escándalo si Rodrygo hubiera estado afinado. Se diluyó como el azucarillo en el juego. Día muy malo para el favorito Guardiola.

Y ya que cito su nombre, su planteamiento fue apático. Ni dominaba con su 'tiki tika' decimonónico ni sabía defender. Todo el bloque de Stones hasta atrás era con una autopista de mediocridad para que el Madrid se hubiera dado un banquete o disfrutar de una goleada de goles.

La crisis del City

Se ha vuelto Guardiola en un ermitaño escondido en una cueva muy profunda en su papel de entrenador. No se puede creer que porque le falte Rodri, un sólo jugador, su equipo se convierta una piltrafa un desecho del viejo talento catalán.

Por lo menos, esta vez mandó desde el principio que los madridistas presionaran, hasta que se cansaron. Y cuando el City ya era sólo una piltrafa, ordenó su bloque bajo y a esperar un contragolpe milagroso.

Durante muchos minutos pedí en mi cerebro que cambiara a un nefasto Ceballos, que sólo se moría de cansancio y fue el culpable de cometer uno de los penaltis más estúpidos

Cabreado, Ancelotti se lo cargó ipso-facto. Igual que Rodrygo, para que apareciera Brahim que con piernas frescas, ante la enésima ocasión perdida por Vinicius metió el gol del empate. Y poco más tarde el de la victoria para ser El Cid, el campeón de Europa.

Guardiola debe caer en el abismo, a menos que a Ancelotti se le ocurra su 'bloque bajo' para defender el gol de ventaja en Manchester. No se preocupe ya Ancelotti, que se ha asegurado su continuidad hasta el final de temporada.

Los pecados del Manchester City ante el Real Madrid: la vieja guardia de Guardiola, los cinco centrales y los errores de Ederson

Los pecados del Manchester City ante el Real Madrid: la vieja guardia de Guardiola, los cinco centrales y los errores de Ederson

A falta de un cuarto de hora, el silencio se había apoderado del Etihad Stadium. Ederson acababa de salvar el 1-2 ante Jude Bellingham y la afición local se presumía lo peor. Intentaba matar los nervios confiando en su portero. Atrás quedaba la pancarta con la efigie de Rodri recogiendo el Balón de Oro y los abucheos constantes contra Vinicius. Ederson, recuperado a última hora, representaba el último muro citizen. Hasta que en el tramo final, dos pifias casi consecutivas del brasileño condenaron al equipo de Pep Guardiola.

Fue un pésimo despeje de Ederson con los pies, su especialidad, el regalo que necesitaba el Madrid para el 2-2. Sin embargo, el gran dominador de la Champions aún necesitaría otra concesión del guardameta para su primera victoria en el coliseo skyblue. Por cuarta vez en el torneo, el grupo de Guardiola encajaba al menos tres tantos. Los octavos de final quedan ahora más lejos. Y eso que hay que remontarse 14 años atrás para la última vez que se quedó fuera de esta ronda. Entonces compartía grupo con Real Madrid, Dortmund y Ajax.

Fue una apuesta fallida del técnico de Santpedor por su vieja guardia. Desde octubre no había podido disponer, al mismo tiempo, de sus cinco centrales sanos, así que ni siquiera dudó en apostar por Nathan Aké, sin un solo minuto en los seis últimos partidos. El holandés no tardó ni un cuarto de hora en demostrar su jerarquía, con dos intervenciones decisivas ante Ferland Mendy y Vinicius.

Stones como mediocentro

La otra jugada de riesgo fue Jack Grealish, cuyo peso en el último mes se reducía a un cruce de FA Cup ante el Salford. "Hay futbolistas que te dan algo en partidos concretos", vaticinó Guardiola, con buen ojo para los presagios. La decisión de aguantar al '10', pese a sus molestias en el muslo izquierdo, encontró premio. Calentaba en la banda Phil Foden, pero fue Grealish, en colaboración con Josko Gvardiol, quien sirvió el 1-0. Tras cuatro partidos de sequía, Erling Haaland cantaba un gol frente al Real Madrid.

Ajeno a cualquier emoción, pese a los cuatro minutos de espera, Guardiola se limitó a regresar a su asiento. Aun en ventaja, el City seguía mostrándose vulnerable. Ni siquiera la baza de John Stones, de mediocentro por primera vez en la temporada, no bastaba para sostener el esquema. Había mucha distancia entre líneas, demasiado descontrol cada vez que el rival enhebraba tres pases.

En realidad, el único sostén era Manuel Akanji, jaleado por sus compañeros con cada acometida sobre Vinicius. De sus 29 partidos del año, sólo había formado como lateral ante el Nottingham Forest, pero ¿quién pudo añorar en la primera parte al traspasado Kyle Walker? Si prescindir de Grealish ya había supuesto un contratiempo, la lesión del suizo poco antes del descanso debía espolear aún más a la estrella brasileña del Madrid.

"¡Haced lo de siempre!"

La circulación del City sólo había encontrado unos instantes de gracia merced a la mala coordinación de la presión visitante. Bernardo Silva y Kevin de Bruyne no encontraban el ritmo, haciendo caso omiso a las indicaciones previas de su técnico: "¡Haced lo de siempre, jugad con nuestro estilo!". A la vieja guardia del City se le notaban las carencias de los últimos meses. Cuando Aké se resintió de sus molestias, Guardiola tuvo que recomponer el dibujo retrasando a Stones y dando entrada a Mateo Kovacic.

Desde el arranque, el Madrid había sufrido lo suyo para sacar la jugada limpia desde atrás. Ante el menor embate de la presión, sus centrales sufrían. Pero cuando al City se le acabó el oxígeno, los fallos se sucedieron. Kovacic, en la mala línea de todo el año, erró en su pase atrás para Rico Lewis. La lentitud de Ederson en la salida hizo el resto.

Vinicius responde con el MVP del partido al mensaje de la grada del City por el Balón de Oro: “Deja de llorar tanto”

Actualizado Martes, 11 febrero 2025 - 23:05

«Stop crying your heart out» es una canción de Oasis, grupo idolatrado en Manchester y cuyas letras amenizan las previas y las resacas de los partidos del City. Y con su título, bien grande junto a una foto de Rodrigo Hernández besando el Balón de Oro, la grada del Etihad recibió a Vinicius Júnior. «Deja de llorar tanto» sería la traducción más apropiada para el tema de los hermanos Gallagher, un mensaje directo al brasileño, ausente, junto al Real Madrid, en la última gala que premiaba al centrocampista español. El delantero respondió con una actuación extraordinaria, participando en varios goles y llevándose el MVP del partido.

Antes, acumulando venganzas y provocaciones, la cuenta oficial del City publicó una foto de Vinicius llegando al Etihad. Casualidad o no (voten por el «no»), en la imagen también sale una instantánea de Rodri con el Balón de Oro.

Esa fue la bienvenida del Etihad al brasileño en el primer enfrentamiento entre los actuales dominadores del fútbol europeo desde la gala de París. Una eliminatoria celebrada demasiado pronto para «pesadilla», así lo reconocieron, de Ancelotti y de Guardiola. La mala liga regular realizada por ambos, especialmente por los británicos, dejó un cruce temprano que tuvo sabor a primavera desde el inicio.

Los mensajes de la grada se unieron a los abucheos y al silencio durante una primera parte de mucha tensión. La afición local comenzó abucheando a Vinicius y terminó respirando hondo mientras el brasileño y sus compañeros fallaban ante Ederson.

Vini cuajó un encuentro que recordó a su mejor versión, todo después de unas semanas en las que entre sanciones y baja forma no ha estado a su mejor nivel. Algo hizo 'clic' en él en el Etihad y fue el futbolista más peligroso del Madrid.

En el 9, encaró a Ederson y su compatriota le hizo penalti, pero fue anulado por un fuera de juego previo. En el 10 se inventó un caño y un pase con el exterior para que Mbappé errara ante el portero, después casi anota el 0-1 en una clarísima ocasión de Mendy que sacó Aké y unos minutos más tarde arrancó hacia al área y terminó en el suelo, justo antes de rematar, por el forcejeo con Aké. No se quedó ahí, y en el 24 envió un disparo al larguero que casi sorprende a Ederson. Una media hora colosal que no tuvo premio.

Tras el descanso, Guardiola cambió a un tocado Akanji por Rico Lewis para contener al brasileño, pero Vini volvió a producir las mejores ocasiones de su equipo.

Después del 2-1 de Haaland, con el Madrid desesperado ante sus errores, Vinicius volvió a ser protagonista, respondiendo de forma contundente al mensaje de la grada inglesa. Su disparo tras un buen desmarque provocó el rechace que aprovechó Brahim para empatar e inició el 2-3 de Bellingham con un intento de vaselina. Acciones que le hicieron MVP del partido.

"¿Dónde está tu Balón de Oro?", le cantó la grada. A lo que el brasileño respondió señalándose el parche de la Champions que lleva pegado en su camiseta.

"He visto la pancarta. Pero siempre que los aficionados rivales hacen cosas me dan más fuerza para hacer un gran partido", dijo el futbolista tras el partido.

"Viendo el partido... Si lo ha visto ha sido una motivación grande para él. Ha sido muy muy peligroso", declaró Ancelotti.

El vendaval Dembélé arrasa Brest y el PSG tiene los octavos muy cerca

El vendaval Dembélé arrasa Brest y el PSG tiene los octavos muy cerca

Actualizado Martes, 11 febrero 2025 - 21:29

La distancia que separa al Brest y al París Saint-Germain quedó plasmada en el duelo de este martes, en el que el conjunto bretón tenía esperanzas de postularse para los octavos de final de la Liga de Campeones, pero sucumbió al vendaval Dembélé, que provocó un penalti y marcó dos goles que ponen a su equipo con un pie en la siguiente fase (0-3).

El cruce con un rival conocido, al que ya han ganado dos veces esta campaña, con ocho goles a favor y tres en contra, ante el que no pierden desde 1985, evitó a los de Luis Enrique la presión extra que tienen en este tipo de duelos y les dio una serenidad con la que acabaron imponiendo el fútbol que busca el exseleccionador español.

A ello se sumó el estado de gracia que atraviesa Ousmane Dembélé, convertido en el '9' de un proyecto que persigue dejar atrás la era de Kylian Mbappé y que ha encontrado en el exjugador del Barcelona al elemento perfecto para ello.

Provocó el penalti que permitió a Vitinha abrir el marcador en el minuto 21, al borde del descanso marcó en una jugada individual el tanto que acababa con la esperanza del Brest y firmó el 0-3 en el 66.

Totaliza ya 23 goles en su mejor año, siete al Brest, seis en la Liga de Campeones. Ha marcado en los ocho últimos partidos y ha hecho olvidar su versión gris y alocada que minimizaba sus virtudes.

El planteamiento del Brest

El Brest tuvo sus 10 minutos de gracia, en los que sacó los colores a la defensa parisiense y Kenny Lala llevó la esperanza a las gradas con un cabezazo que tocó el palo de Gianluigi Donnarumma, pero le faltó la puntería que sí tuvo su rival.

Si ganar en Bretaña -en Guingamp, puesto que su estadio no da la talla europea- era una gesta, la vuelta en ocho días en el Parque de los Príncipes se asemeja a un milagro para un equipo que, en su primera campaña europea, ya tiene los deberes hechos.

Es un equipo noble, peleón, con talento, pero le falta colmillo, imprescindible en una competición que se decide por detalles, sobre todo contra los grandes. En una buena campaña europea ha perdido ante el Barcelona, el Real Madrid y el PSG.

Este último ha superado el sofoco en el que le puso su mal inicio europeo. Todo sonríe al proyecto de Luis Enrique, que encadena 16 partidos sin derrota.

Eso le otorga una fe que ante el Brest se tradujo en un duelo sosegado, controlado de principio a fin y en el que solo en un par de fases tuvo que esforzarse para tener la portería a cero.

El espectáculo de Dembélé

Los locales se parapetaron en su terreno de juego para tratar de asfixiar al PSG, que jugó bien y con paciencia hasta que Joao Neves descubrió una grieta, se encontró con el meta Bizot, pero el rechace cayó en Dembélé, cuyo disparo tropezó con una mano de Lees-Melou.

Vitinha se encargó de transformar el penalti que tiraba por tierra los planes de Éric Roy, que adelantó líneas y logró llevar peligro al área rival. Pacho sacó un buen balón a Sima en un contragolpe local en el minuto 34 y, en el consiguiente córner, Lala disparó a un palo.

Fueron los mejores minutos del Brest, que quedaron acallados con una buena jugada individual de Dembélé, que sorprendió al primer palo a Bizot cuando expiraba el primer tiempo.

La salida en tromba de los locales en el segundo tiempo tampoco estuvo acompañada por la suerte. Ajorque y Sima se estrellaron con Donnarumma y el intento de rebelión quedó acallado con un gol al contragolpe de Doué que, aunque fue anulado por el VAR, metió el miedo en el cuerpo a los locales. Con la defensa adelantada, planeaba la goleada.

Pudo conseguirlo Barcola en el minuto 62, pero fue de nuevo, cuatro más tarde, Dembélé quien lo hizo y pudo agrandar aún más su actuación en un par de ocasiones claras.

Mbappé-Haaland, el cara a cara de la década: el desafío de Messi y Cristiano, la pelea millonaria de Nike, dos mujeres clave y el sueño frustrado del Madrid

Mbappé-Haaland, el cara a cara de la década: el desafío de Messi y Cristiano, la pelea millonaria de Nike, dos mujeres clave y el sueño frustrado del Madrid

Antes de la llegada de Cristiano Ronaldo y Leo Messi al altar del fútbol mundial, la elite del balón se dividía honores cada año como quien reparte caramelos. Nadie reclamaba el trono de forma contundente. El Balón de Oro tuvo diez ganadores diferentes entre 1998 y 2008, primer año dorado del portugués. Había ídolos e iconos, pero no veíamos una dictadura tan fuerte como la que impusieron el luso y el argentino. Sin ellos, el fútbol camina ahora en la duda de si alguien asumirá ese desafío o volveremos a poner la espada del balón de vuelta a la roca. Kylian Mbappé y Erling Haaland están llamados y obligados, por talento y contexto, a intentarlo. Hoy se enfrentan por primera vez en el clásico moderno del fútbol mundial, con varias similitudes, algunas diferentes y mucho en juego.

Mbappé, de 26 años, y Haaland, de 24, son por números los herederos de Cristiano y Messi. Nadie acumula tantos goles, ha roto tantos récords de precocidad y ha amenazado las estadísticas de las dos leyendas como ellos. 354 goles y 139 asistencias en 488 suma el francés, a una acción de valor de gol por encuentro. Y 288 tantos y 53 pases de gol en 351 duelos lleva el noruego, a 0,97 acciones valor gol por cita. Prácticamente empatados.

El Balón de Oro, eso sí, sigue esperando. En 2022, Erling fue décimo y Kylian sexto. En 2023, segundo y tercero, y este último año, quinto y sexto. Vencidos por Benzema, Messi y Rodri, como si les faltara algo para asomar y merecer el trono. Quizás por eso, ambos han tomado en estos meses dos decisiones clave para ello.

Dos movimientos clave

En verano, Mbappé fichó por el Madrid. Paso natural para un futbolista encajonado en la liga francesa, campeón del Mundial tan pronto que asustaba, y estancado, quizás, en esta última etapa en París, lejos de tocar trofeo en Europa. La llegada al Bernabéu debería elevarle todavía más en las conversaciones sobre el trono del balón y él está obligado a responder a ello. De momento, lleva 23 goles, 16 de ellos en Liga, a cinco de Kane y Salah y a tres de Lewandowski y Haaland.

El noruego, superado por Messi en el galardón dorado de 2023, cuando ganó el triplete con el City y aspiraba a ser el mejor del mundo, renovó en invierno su contrato con el conjunto de Manchester por diez temporadas más. Casi nada. Un anuncio que asienta su posición en el Etihad y le refuerza como gran estrella del equipo y de la Premier League.

Estas dos decisiones convierten a Mbappé y a Haaland en los dos ejes sobre los que girarán las dos ligas más importantes del mundo, chocando cada temporada en Champions en este constante Madrid-City, el mayor partido del mundo esta década, que vivirá ahora su cuarto enfrentamiento consecutivo y el quinto en los últimos seis cursos.

Reunión en la primavera de 2022

Enemigos ahora, ambos partían con sus nombres marcados en rojo en la lista de deseos del Real Madrid hace tan solo tres o cuatro años. Ambos, como ahora, vistos como herederos de Cristiano Ronaldo en Chamartín y como opción ideal para formar la delantera. Entonces apareció Vinicius, Benzema alargó un par de años más su leyenda, con un curso 2021-2022 de Balón de Oro, y Haaland eligió el City.

En la primavera de 2022, el noruego, deseando salir de Dortmund, se había reunido con los representantes del Madrid, que en ese momento tenían el «sí» de Mbappé, pero terminó decidiéndose por los de Guardiola al entender que a Benzema todavía le quedaba algo más.

Es la delantera que no fue y que ahora sólo es posible en los anuncios de Nike, última trinchera de este Mbappé-Haaland. No comparten equipo de fútbol pero, a diferencia de Messi y Cristiano, que vestían Adidas y Nike, el francés y el noruego sí tienen el mismo patrocinador principal, aunque el pique existe. Así son las estrellas.

Presionar en la negociación

Liderados en los despachos por dos mujeres claves en sus vidas, Fayza Lamari, madre de Kylian, y Rafaela Pimenta, representante de Erling, su lucha por el foco comercial es casi tan interesante como la deportiva. Hace poco más de un año, Haaland estuvo durante semanas llevando botas Puma y Adidas para presionar a Nike en su negociación para la renovación. Pimenta le prometió convertirle en el futbolista mejor pagado por la marca y lo terminó consiguiendo: 25 millones por año, más que Cristiano Ronaldo y Mbappé.

El galo, mientras, firmó en 2019 por 14 al año, pero el acuerdo de Haaland ha obligado a su entorno a levantar la vista y su llegada al Madrid ha supuesto un impulso comercial que no está dispuesto a perder. Para la marca, además, su fichaje por el club de Chamartín supone un golpe a Adidas, patrocinadora del equipo y de Bellingham, que ve cómo la delantera que componen Mbappé y Vinicius viste la marca estadounidense. Esa fuerza quiere hacer Kylian, que podría forzar una renegociación o iniciar una línea propia dentro de la compañía.

De momento, esta noche Kylian y Erling se medirán por primera vez de azul y blanco.

El Manchester City de Pep Guardiola, roto en defensa: 1,53 goles, el peor balance tras pérdida y 60 millones por Nico González

El Manchester City de Pep Guardiola, roto en defensa: 1,53 goles, el peor balance tras pérdida y 60 millones por Nico González

«Todos se fijan en mis datos ofensivos, pero los que más me interesan son los defensivos. La defensa refleja tu trabajo como entrenador». Esta frase, recogida por Martí Perarnau en Dios salve a Pep (Corner, 2023), comprime una de las grandes obsesiones de Pep Guardiola. El técnico que ha llevado a lo más alto el fútbol ofensivo en el siglo XXI sufre ante cualquier contratiempo cerca de su área. Por lo tanto, cuando se siente vulnerable intenta minimizar el peligro con la mera posesión del balón. Sin embargo, desde la lesión de Rodri toda su estructura se ha desmoronado. En 32 partidos de Champions y Premier League, ha encajado 49 goles (1,53 de promedio). Sin su Balón de Oro, el Manchester City es el equipo de la liga inglesa al que más disparan al contragolpe. Precisamente, el punto fuerte del Real Madrid que hoy visita el Etihad.

El pasado sábado, el City se expuso a 13 disparos del Leyton Orient, un rival de tercera división, antes de cerrar su apurado pase a la quinta ronda de la FA Cup (1-2). «Es difícil terminar con Rico [Lewis] como lateral izquierdo y Bernardo [Silva] como lateral derecho», admitió Guardiola sobre su línea defensiva, parcheada con dos centrocampistas no precisamente fuertes ni altos. Una semana antes ya había sido vapuleado por el Arsenal (5-1), en la derrota más abultada a domicilio del City en la Premier desde 2008. Era el cuarto partido de la temporada en que Guardiola recibía cuatro o más goles. El peor registro de toda su carrera en los banquillos.

Kylian Mbappé, Vinicius y Rodrygo encarnan hoy el peligro del Madrid, un equipo que no necesita elaborar para plantarse frente al portero. Hace menos de un año, los brasileños ya desestabilizaron en el Bernabéu a un City sin Nathan Aké y Kyle Walker, sus dos pilares defensivos. Hoy, el holandés arrastra una lesión muscular que le apartó de los cuatro últimos partidos, mientras el lateral, muy criticado por los hinchas, fue traspasado al Milan. Guardiola también cuenta con la duda de Rúben Dias, víctima de un problema en la cadera. Con sus centrales titulares entre algodones, podría llegar el turno de Abdukodir Khusanov, incorporado en el mercado invernal. Sin embargo, el debut del uzbeco en la Premier, con un par de errores groseros ante el Chelsea, no invita precisamente al optimismo.

11 derrotas en 37 partidos

«Sus jugadores de arriba son excepcionales. Tienen capacidad para jugar en corto y en largo, así que deberemos imponer nuestro fútbol», vaticinó ayer Guardiola. «Podemos jugar bien, aunque no seamos tan consistentes como antes. No puedo negar que confío en quienes fueron tan buenos en la última década», admitió, en referencia a Ilkay Gündogan (34 años), Kevin de Bruyne (33), Mateo Kovacic (30) o Bernardo Silva (30). El pasado 25 de enero, su veredicto resultaba mucho menos alentador: «Me encantaría no conceder tanto, tener más control, pero por las ausencias que tenemos, somos un equipo viejo».

Después de 37 partidos oficiales, Guardiola suma ya 11 derrotas, a sólo una del peor dato de su carrera, allá por 2020. Quinto en la Premier, a 15 puntos del liderato, su único objetivo realista pasa por asegurar el top-4. En sus 17 temporadas como entrenador, jamás terminó una liga por debajo de la tercera plaza. Por eso, tampoco puede permitirse deslices en este agotador febrero, donde aún esperan Newcastle, Liverpool y Tottenham. El vigente campeón de Inglaterra, que enlazó nueve derrotas en 12 partidos a finales de 2024, ni siquiera parece fiable cuando el viento sopla a favor: fue incapaz de ganar nueve partidos en los que anotó el 1-0.

Entre todas las urgencias, ninguna tan acuciante como la de su fragilidad atrás. Con 1,45 goles en contra, la defensa de Guardiola sólo supera a nueve en la Premier. Esta abrumadora estadística duplica las de sus días de gloria. Durante aquellas cuatro temporadas en el Camp Nou, Pep encajó 0,73 tantos de media, haciendo del Barça el equipo menos goleado de LaLiga. Tras su marcha a Múnich, aún pulió esa cifra, consolidando al Bayern como la mejor defensa de la Bundesliga (0,69 de promedio).

Stones, Kovacic y Lewis, durante el 5-1 ante el Arsenal.

Stones, Kovacic y Lewis, durante el 5-1 ante el Arsenal.MANCHESTER CITY

Desde noviembre, el City sufre lagunas de concentración a la hora de coordinar su línea de atrás. Se vio, por ejemplo, en la visita al Brighton (2-1) o durante su tétrico paso por Anfield, donde debió recibir un castigo mucho mayor (2-0). Incluso en situaciones de uno contra uno, el City parece incapaz de defenderse con rigor en el área.

Aun siendo notorias estas deficiencias, ninguna tan grave como la lentitud en los repliegues y la incapacidad de interrumpir el juego tras cualquier pérdida. Antes de la desgracia de Rodri, el City había recibido tres disparos en transiciones. Desde entonces, suma 26, el peor registro de la Premier. Hoy, sus esperanzas pasan por Nico González recién comprado al Oporto a cambio de 60 millones. El canterano del Barça, que ayer se ejercitó con normalidad tras superar un golpe, es un todoterreno que destaca por su agresividad en la recuperación y sus hábiles conducciones. Un perfil similar al de Kovacic, cuyas aptitudes como pivote han quedado más de una vez en evidencia.

El doble pivote de 2023

Así que Guardiola, el estratega que hizo de Joshua Kimmich un central de garantías, busca a la desesperada una solución como la que en 2023 le guio al triplete. Aquel curso pudo redondearse de modo triunfal gracias al doble pivote formado por Rodri y John Stones. Con sus 188 centímetros, decisivos a la hora de defender el balón parado, y su elegancia en el toque, el centrocampista inglés protagonizó una excelsa final ante el Inter. La labor de mediocentro posicional es muy específica y él mismo ha admitido que le encanta. Ahora parecía la opción idónea. Sin embargo, durante sus 13 partidos del curso, sin excepción, Stones ha jugado como central.

Guardiola, durante la rueda de prensa del lunes en Manchester.

Guardiola, durante la rueda de prensa del lunes en Manchester.AFP

Entre tantos desajustes hoy no queda ni rastro de aquella presión tras pérdida con la que el Barça, entre 2009 y 2013, ahogaba a sus adversarios. En torno a seis segundos de promedio, a tenor de cálculos posteriores. Tampoco el rol de los defensas, descritos por Perarnau en Dios salve a Pep. «Han de saber convivir con otro riesgo: una vez que han conseguido el objetivo de asentarse en campo rival, deben permanecer cerca del círculo central, a 50 metros de su portero, para seguir empujando hacia arriba. Han de ser veloces, atrevidos y capaces de asumir el riesgo».

En este angustioso contexto, Guardiola se aferra a la Champions con la esperanza de que eliminar al Madrid supondría «un gran impulso para lo que queda de temporada». Su última derrota como local en Champions se remonta al 19 de septiembre de 2018 ante el Olympique de Lyon (1-2). Desde entonces 30 victorias y cinco empates, por lo que sigue al acecho de los récords de Bayern, invicto durante 43 partidos entre 1969 y 199, y Barça, con 38 entre 2013 y 2020.