Los pecados del Manchester City ante el Real Madrid: la vieja guardia de Guardiola, los cinco centrales y los errores de Ederson

Los pecados del Manchester City ante el Real Madrid: la vieja guardia de Guardiola, los cinco centrales y los errores de Ederson

A falta de un cuarto de hora, el silencio se había apoderado del Etihad Stadium. Ederson acababa de salvar el 1-2 ante Jude Bellingham y la afición local se presumía lo peor. Intentaba matar los nervios confiando en su portero. Atrás quedaba la pancarta con la efigie de Rodri recogiendo el Balón de Oro y los abucheos constantes contra Vinicius. Ederson, recuperado a última hora, representaba el último muro citizen. Hasta que en el tramo final, dos pifias casi consecutivas del brasileño condenaron al equipo de Pep Guardiola.

Fue un pésimo despeje de Ederson con los pies, su especialidad, el regalo que necesitaba el Madrid para el 2-2. Sin embargo, el gran dominador de la Champions aún necesitaría otra concesión del guardameta para su primera victoria en el coliseo skyblue. Por cuarta vez en el torneo, el grupo de Guardiola encajaba al menos tres tantos. Los octavos de final quedan ahora más lejos. Y eso que hay que remontarse 14 años atrás para la última vez que se quedó fuera de esta ronda. Entonces compartía grupo con Real Madrid, Dortmund y Ajax.

Fue una apuesta fallida del técnico de Santpedor por su vieja guardia. Desde octubre no había podido disponer, al mismo tiempo, de sus cinco centrales sanos, así que ni siquiera dudó en apostar por Nathan Aké, sin un solo minuto en los seis últimos partidos. El holandés no tardó ni un cuarto de hora en demostrar su jerarquía, con dos intervenciones decisivas ante Ferland Mendy y Vinicius.

Stones como mediocentro

La otra jugada de riesgo fue Jack Grealish, cuyo peso en el último mes se reducía a un cruce de FA Cup ante el Salford. “Hay futbolistas que te dan algo en partidos concretos”, vaticinó Guardiola, con buen ojo para los presagios. La decisión de aguantar al ’10’, pese a sus molestias en el muslo izquierdo, encontró premio. Calentaba en la banda Phil Foden, pero fue Grealish, en colaboración con Josko Gvardiol, quien sirvió el 1-0. Tras cuatro partidos de sequía, Erling Haaland cantaba un gol frente al Real Madrid.

Ajeno a cualquier emoción, pese a los cuatro minutos de espera, Guardiola se limitó a regresar a su asiento. Aun en ventaja, el City seguía mostrándose vulnerable. Ni siquiera la baza de John Stones, de mediocentro por primera vez en la temporada, no bastaba para sostener el esquema. Había mucha distancia entre líneas, demasiado descontrol cada vez que el rival enhebraba tres pases.

En realidad, el único sostén era Manuel Akanji, jaleado por sus compañeros con cada acometida sobre Vinicius. De sus 29 partidos del año, sólo había formado como lateral ante el Nottingham Forest, pero ¿quién pudo añorar en la primera parte al traspasado Kyle Walker? Si prescindir de Grealish ya había supuesto un contratiempo, la lesión del suizo poco antes del descanso debía espolear aún más a la estrella brasileña del Madrid.

“¡Haced lo de siempre!”

La circulación del City sólo había encontrado unos instantes de gracia merced a la mala coordinación de la presión visitante. Bernardo Silva y Kevin de Bruyne no encontraban el ritmo, haciendo caso omiso a las indicaciones previas de su técnico: “¡Haced lo de siempre, jugad con nuestro estilo!”. A la vieja guardia del City se le notaban las carencias de los últimos meses. Cuando Aké se resintió de sus molestias, Guardiola tuvo que recomponer el dibujo retrasando a Stones y dando entrada a Mateo Kovacic.

Desde el arranque, el Madrid había sufrido lo suyo para sacar la jugada limpia desde atrás. Ante el menor embate de la presión, sus centrales sufrían. Pero cuando al City se le acabó el oxígeno, los fallos se sucedieron. Kovacic, en la mala línea de todo el año, erró en su pase atrás para Rico Lewis. La lentitud de Ederson en la salida hizo el resto.

kpd