Apenas unos metros separan las instalaciones de Alpine y Aston Martin en el paddock. Unos cuantos pasos que Fernando Alonso ha recorrido más de una vez esta semana en Jeddah, aprovechando para saludar y dar ánimos a viejos conocidos. Falta hacen en e
Hazte Premium desde 1€ el primer mes
Aprovecha esta oferta por tiempo limitado y accede a todo el contenido web
Han transcurrido casi cuatro meses desde que la FIA publicó la lista de participantes del Mundial 2024, pero muchos en el paddock siguen encontrando enormes dificultades para identificar a dos equipos por su nombre oficial. Porque Alfa Romeo, en busca de algo fresco y diferente, ha pasado a ser Stake F1 Team Kick Sauber y porque AlphaTauri, que pretendía atraer al público más joven, es ahora Visa Cash App RB Formula One Team. Sin embargo, las legítimas presiones de los patrocinadores, en busca de la mayor publicidad posible, han convertido la parte baja de la parrilla en un auténtico galimatías de sílabas y confusos trabalenguas.
Aunque hoy se considere un tabú, los aficionados aún recuerdan la relación entre Ferrari y Marlboro, con el código de barras de la tabaquera junto al Cavallino Rampante. Se trataba de la alianza perfecta entre el márketing y los títulos de Michael Schumacher. En menor medida, Vodafone también supo explotar sus tonos turquesa sobre el plateado McLaren de Lewis Hamilton. Por no hablar del vínculo entre Infiniti y Red Bull, con Sebastian Vettel participando activamente en los diseños de calle de la marca premium de Nissan. Sin embargo, los derroteros de la actual F1 apuntan en otra dirección.
El crecimiento del negocio, con unos números de récord tras la pandemia, hace que las escuderías pidan cada vez más dinero por los patrocinios. Ningún monoplaza rueda ya con los espacios en blanco de McLaren en 2017. Un hecho tan cierto como la negativa de las marcas a asumir en solitario los enormes costes. No hablamos de los 80 millones de euros anuales que Oracle paga por su logotipo en el alerón de Max Verstappen, pero sí de cantidades más que jugosas, como los 30 millones que MoneyGram, una compañía de intercambio de divisas, aporta a Haas, último clasificado del Mundial 2023.
Transición hasta 2026
Bajo los parámetros de este complejo ecosistema hay que interpretar lo sucedido en Sauber. La estructura suiza, con más de tres décadas de presencia ininterrumpida en el Mundial -compitió también como BMW Sauber (2006-2010) y como Alfa Romeo (2019-2023)- se prepara hoy para convertirse en el equipo de fábrica de Audi. Desde que se cerró dicho acuerdo con los alemanes, la prioridad para Andreas Seidl, su director ejecutivo, ha sido hacer llevaderos esos dos años de espera. La transición hasta 2026 no podía quedar en el limbo, así que tras la ruptura con Alfa Romeo, vio llegado el momento de encontrar una nueva identidad.
El acuerdo más ventajoso pudo cerrarse con Stake, un casino online de criptomonedas con sede en Curazao. Ni siquiera importó que Stake careciese de licencia para operar en territorio helvético o que la legislación de cuatro países del Mundial prohibiese la publicidad de las casas de apuestas. En pocas semanas encontraron la salida: Valtteri Bottas y Zhou Guanyu correrían en Australia, Bélgica, España y Qatar bajo la denominación Kick Sauber. A falta de alicientes en la pista, el área de márketing de Hinwill aún presume del impacto provocado por Drake. El rapero canadiense, cuyo logo ya había aparecido en la camiseta el Barça durante un clásico de 2022, les proporcionó un formidable impacto en redes sociales.
El magnetismo del público joven también influyó en las decisiones de Peter Bayer a la hora de encontrar una nueva nomenclatura para AlphaTauri. A partir de 2024, la filial de Red Bull debía tomar un nuevo rumbo tras el adiós de Franz Tost y el fichaje como team principal de Laurent Mekies, procedente de Ferrari. Así que el CEO austriaco empezó a sentirse más que tentado por Visa, un gigante global con dilatada experiencia de patrocinio en el Mundial de la FIFA, los Juegos Olímpicos o la Super Bowl. Asimismo terminó aceptando la oferta de la emergente Cash App, una marca muy popular en Estados Unidos.
Tsunoda, el sábado, durante la 'qualy' en Suzuka.AFP
La pugna entre ambas financieras iba a provocar confusión, pero el asunto se agravó mucho más cuando hubo que rendir tributo a Dietrich Mateschitz. El fundador de Red Bull, fallecido en octubre de 2022, contaba con una colección de aviones conocida como Flying Bulls, así que Bayer optó por añadir RB, que significa Racing Bulls. Nadie en su sano juicio imagina a Mateschitz dando su visto bueno a un nombre tan extraño para un equipo de carreras.
¿Puede alguien tomarse en serio una estrategia de márketing tan poco imaginativa? ¿Sabrán los aficionados jerarquizar entre esas marcas solapadas? Estas son algunas de las cuestiones que siguen en el aire. Mientras, desde la base de Faenza, se observan con inquietud los piques entre Daniel Ricciardo y Yuki Tsunoda. Ni los clicks regalados por otra estrella del rap como Kendrick Lamar parecen sacar a Visa Cash App RB Formula One Team de su marasmo.
Agradeció a Riccardo Adami, su ingeniero de pista, y a todo el equipo: "Ha sido un placer conducir para vosotros. ¡Forza Ferrari!" En el último mensaje de Carlos Sainz como piloto de la Scuderia, cabía la satisfacción por su segundo puesto en el podio y el desencanto por el Mundial de Constructores. Lando Norris acababa de ganar el GP de Abu Dhabi, haciendo campeón a McLaren por vez primera desde 1998, así que Sainz, su amigo, no podría despedirse como le hubiese gustado de la gente de Maranello.
Sólo hubo un instante con el fulgor de un milagro. El Visa Cash App RB echaba humo y Liam Lawson salía por piernas de un coche sin frenos. Pero se trataba ya de la penúltima vuelta y no había tiempo ni espacio para el safety car. Tampoco hubiese sido justo para Norris, siempre con un punto de ventaja en el pedal del gas. Tras un año con tantos escarmientos, el británico supo llevar a término tantas horas de trabajo en Woking. Charles Leclerc, tercero en el podio, ni siquiera iba a arrebatarle el subcampeonato de pilotos.
Se había acostado ya el sol por el Golfo Pérsico cuando Lewis Hamilton cruzaba la bandera a cuadros en cuarta posición. Tras librarse de George Russell en la última vuelta con un movimiento por el exterior de la curva 9, el heptacampéon conmemoraba acrobáticamente su adiós a Mercedes. Apenas hubo constancia de Max Verstappen, sexto, pero sí de Fernando Alonso, noveno por delante de Oscar Piastri, librándose del doblaje y salvando, otra semana más, el decoro de Aston Martin.
10 segundos a Piastri
A Ferrari le sonrió la fortuna en la primera curva, cuando Verstappen, sin apenas espacio, buscó el interior ante Piastri. "Una maniobra de campeón del mundo", ironizó el australiano, relegado de pronto a la penúltima posición. Un trompo que retrasaría a Mad Max, penalizado con 10 segundos por los comisarios. Aunque Norris lideraba con holgura ante Sainz, la inquietud empezaba a reinar en McLaren.
Leclerc, partiendo desde la penúltima plaza de la parrilla, ascendió hasta la cuarta en apenas 12 vueltas. Sin red, sin nada que perder, Ferrari debía exprimir sus opciones de doblete y aferrarse a alguna estampita de la virgen de Maranello. Alguna plegaria debieron de atender ahí arriba cuando Piastri recibió 10 segundos por causar un pinchazo a Franco Colapinto. Quizá el ritmo del SF24 no bastase ante el rival papaya, pero había que jugar la partida con sutilezas de tahúr.
En la vuelta 21, Leclerc abrió el libro de la estrategia en busca del undercut sobre Russell. Cuatro giros más tarde, Sainz pasó por boxes para montar los duros, al igual que Norris. La gloria o el fracaso se dilucidarían con ese compuesto C3, con el que los favoritos pretendían alcanzar la meta. Los mecánicos de Ferrari y McLaren cumplieron rigurosamente, dejando sus pit-stops en apenas 2,2 segundos. Leclerc rodaba tercero, por detrás de Sainz, mientras Piastri deambulaba aún fuera de los puntos.
Norris, en el podio, junto a Sainz y Leclerc.AFP
En cualquier caso, McLaren guardaba el as de bastos, su baza ganadora. Esos 21 puntos de ventaja en el Mundial se antojaban más que suficientes gracias al MCL38 de Norris, que arañaba a Sainz una décima por vuelta. A 20 vueltas para la meta, Ferrari ya sólo podía aferrarse a los imponderables. Implorar por un error humano, por una avería, por una catástrofe en cadena. Ni siquiera bastaba el tradicional safety car. Había que invocar sortilegios más sofisticados.
En una situación tan desesperada quizá sólo quedaba un resquicio: retirar los duros y tirar la casa por la ventana con los blandos. Los mecánicos de Ferrari, a falta de 10 vueltas, los enseñaron a la puerta del garaje por si sembraban algún desconcierto. Bryan Bozzi también lanzó un mensaje de radio a Leclerc jugando al despiste. "No sé lo que llamas ritmo, pero este no lo es", replicó el monegasco. No cabían farsas, ni medias tintas. El título, 26 años después, volvía a McLaren, que desempata con Mercedes para igualar los nueve de Williams.
Uno de los primeros desafíos que Iñigo Pérez (Pamplona, 1988) debió afrontar en el comienzo de esta temporada fue el césped de la Ciudad Deportiva del Rayo Vallecano. La hierba no reunía los requisitos mínimos para un equipo profesional, así que el técnico tuvo que trasladar los entrenamientos al Estadio de Vallecas. Poco parecían interesar aquellas penurias, porque por entonces toda la atención se centraba en James Rodríguez, el fichaje estrella del verano. Sin embargo, el ínfimo nivel competitivo fue relegando al colombiano, que apenas disputó 205 minutos en siete partidos antes de hacer las maletas. Pérez no iba a ceder ante las pretensiones del ex madridista o el pésimo estado de Raúl de Tomás. Tampoco ante Óscar Trejo, su capitán, que sólo ha formado como titular en cuatro jornadas de Liga. El argentino, idolatrado por la afición franjirroja, sólo es siete meses menor que el técnico navarro, el más joven de Primera (37 años). Un tipo que no necesita alzar la voz para imponer su autoridad y que hoy visita el Bernabéu al frente de un Rayo a un paso de los puestos europeos.
«Allí por donde pasa deja una imagen de integridad, de alguien capaz de reunir a gente que quiera hacer camino junto a él. Cuando acabe de triunfar dirán que esto se veía venir, como ahora sucede con Xabi Alonso o Mikel Arteta», cuentan desde el entorno del pamplonés. Sin embargo, a diferencia de los entrenadores de Leverkusen y Arsenal, Iñigo no pudo cumplir las expectativas que había apuntado sobre la hierba.
Desde 2009 a 2022 disputó 87 partidos en Primera, repartidos entre Athletic y Osasuna. A los 34 años, cumplido su último contrato como rojillo, rechazó una oferta del Málaga. Sus horizontes se habían ensanchado. Ya no quería influir en cada partido con su pie izquierdo, sino a otro nivel, más integral. En El Sadar le ofrecieron un hueco en el cuerpo técnico de Jagoba Arrasate. Tras siete temporadas juntos, tres en el Numancia y cuatro en Osasuna, Iñigo ejercía no sólo como la prolongación de Jagoba sobre el césped, sino como su confidente. Sin embargo, una llamada de Andoni Iraola desde Vallecas iba a cambiarlo todo. Los lazos forjados en Lezama, durante su etapa común con Marcelo Bielsa, pesaron lo suyo.
En constante formación
«En el Athletic tuvo una relación muy especial con Marcelo, que continúa hasta hoy. De hecho, Bielsa ya le dijo que cuando finalizase su carrera como futbolista quería guardarle un hueco en su grupo de trabajo», confirman desde el círculo de Pérez. La obsesión de Iñigo por cada detalle, su estricta ética de trabajo y su formación constante, sólo pueden interpretarse como una prolongación de las enseñanzas de El Loco. Iñigo acude cada día a las ocho de la mañana a las instalaciones del Rayo, donde pasa casi 12 horas con su plantilla y sus ayudantes. Entre ellos destaca Adrián López, viejo camarada de Osasuna. A la manera de Bielsa, sólo entiende el oficio desde el compromiso total y el aprendizaje continuo.
Con apenas 21 años, Iñigo obtuvo la titulación de entrenador a través de Kirolene, un centro del Departamento de Educación del Gobierno Vasco donde se imparten enseñanzas de régimen especial de grado medio y superior. Allí se habían graduado, entre otros, Jagoba Arrasate y Gaizka Garitano. Él obtuvo una de las mejores notas gracias a La biomecánica en el fútbol, un trabajo donde analizaba de forma minuciosa cada golpeo, cada remate con el pie o con la cabeza. Grababa todo con una cámara slow motion y señalaba los errores.
«Desde mi primer día junto a él me di cuenta que era alguien diferente, que entendía realmente el juego y veía detalles invisibles para el resto», explica a este periódico Fran Mérida, compañero en Soria entre 2018 y 2020. «Siempre fue alguien muy maduro, responsable, tranquilo, inteligente, muy curioso en todo. Tenía madera de entrenador», desarrolla el ex del Atlético, que hace unas semanas se acercó a Vallecas para seguir un entrenamiento de su amigo.
DENNIS DOYLEGETTY
Siguiendo el patrón de Bielsa, Iñigo no concede entrevistas para no dar privilegio a unos en favor de otros. Su responsabilidad se circunscribe a las ruedas de prensa. «En las distancias cortas siempre ha mostrado un trato muy humano. Y con los periodistas sólo hay que escucharle: la educación con la que afronta incluso las preguntas más incómodas, el modo en que mantiene la calma...», reflexiona Mérida.
Una de las facetas que más ha preocupado siempre a Iñigo es la de las relaciones con el vestuario. En Bilbao ya se matriculó en Psicología y como primer ayudante de Iraola ejerció de nexo entre Andoni y los futbolistas. «Un entrenador debe convencer del mensaje que quiere mandar y si no tiene empatía o feeling, hay poco que hacer. No hay que irse de cañas con los futbolistas, pero cuando hablas has de tener credibilidad y saber enviar los inputs adecuados», relata a EL MUNDO un miembro del staff del Rayo.
«Iñigo tiene la cabeza muy bien amueblada, no le gustan las polémicas. Es un tío muy sencillo, que no trata de buscar tres pies al gato. Cuando le llega un problema trata de afrontarlo y buscar una solución», añaden desde el club presidido por Raúl Martín Presa. Casado, con tres hijos, su sensibilidad dista mucho de la de un entrenador al uso. No se trata solamente de lo aprendido desde la cuna, en el barrio pamplonés de Chantrea, o durante su bachillerato en el colegio Trueba de Bilbao. Entre lo heterogéneo de sus pasiones, sólo citar la filosofía, la poesía o el medio ambiente.
Soria como «sanatorio»
El amor por la naturaleza y los versos de Antonio Machado se exacerbaron en Soria, una ciudad que en 2014 ejerció como «sanatorio», según sus más allegados. A las orillas del Duero llegó después de una difícil etapa en el RCD Mallorca. Apenas unos meses de cesión que él mismo quiso cortar a causa del estrés. «Aquí encontró tranquilidad y cercanía. Era un chico muy educado, se le veía con las ideas muy claras», rememora César Palacios, director deportivo del Numancia. «Se ganaba a todos hablando desde el ejemplo, con valores como la humildad y el respeto», concreta el ejecutivo de un club perdido hoy en la Segunda Federación.
Aquella simbiosis, en la que el entorno ayudó a la hora de potenciar sus virtudes, se actualiza también hoy. En Vallecas cuentan con sobradas razones para dar por buena la traba burocrática que impidió a Iñigo seguir los pasos de Iraola en el Bournemouth. Porque la Federación Española (RFEF) no quiso convalidar su título de Kirolene para obtener la licencia UEFAPro. Tras un inicio titubeante, el Rayo despegó en diciembre con un 0-1 en Mestalla, enlazando nueve jornadas sin derrota, ofreciendo un fútbol muy vertical y vistoso, con permanentes llegadas hasta la línea de fondo, especialmente desde la banda derecha, gracias a Ivan Ratiu y Jorge de Frutos.
Sin embargo, las dificultades se multiplicarán hoy en el Bernabéu, donde el extremo segoviano no podrá jugar tras su roja frente al Sevilla. Tampoco llegan otros dos pilares como Abdul Mumim, lesionado en la rodilla izquierda, y Randy Nteka, con un desgarro en un abductor. Iñigo pretende extender su racha ante el Madrid, a quien arañó sendos empates en sus dos cruces previos. «Tengo mucha fe en estos chicos. Tienen humildad, no hay egos y los resultados llegan gracias a ellos», concluyó Iñigo tras la última victoria, hace un mes frente al Real Valladolid (1-0).