Lucas Vázquez marca ante el Alavés y se gana en el campo el liderato y su lugar en el Madrid

Lucas Vázquez marca ante el Alavés y se gana en el campo el liderato y su lugar en el Madrid

0-1 en Mendizorroza

Actualizado

El equipo de Ancelotti recupera el liderato tras un agónico triunfo en Mendizorroza, donde jugó 40 minutos en inferioridad por la roja a Nacho (0-1).

El cabezazo de Lucas Vázquez que valió el triunfo en Mendizorroza.EFE

La euforia provoca desgaste emocional. No sólo lo hace la tristeza. Para el Madrid fue un día de euforia por la sentencia del tribunal europeo a propósito de la Superliga. Nadie sabe si los jugadores la sintieron del mismo modo que su presidente, pero al saltar al frío terreno de juego en Mendizorroza parecían de resaca. Como buenos hombres de empresa, fueron los únicos que no posaron con el lema Gánatelo en el campo, y la realidad es que cuando parecía que no se ganarían el liderato que el Girona había dejado en barbecho con su empate en el Villamarín, llegó un futbolista que siempre está en perfecto de revista, el buen soldado, para ganarse el derecho a estar en este Madrid. [Narración y estadísticas (0-1)]

La llegada al remate de Lucas Vázquez en el tiempo añadido, en el momento Madrid, es la prueba de vida de un líder en su peor día y en inferioridad. Formaba parte el gallego de la línea que refleja la circunstancias del equipo, junto a Nacho, Rüdiger y Fran García. Si no hubiera lesionados, probablemente ninguno sería titular. Detrás, Kepa, al que Ancelotti volvió a colocar en una titularidad que ya no está clara, como en el momento de la llegada del vasco. Su lesión tiene la mitad de la culpa; Lunin, la otra.

Cuando hay que jugar contra un equipo, mejor hacerlo la mayor parte del tiempo donde es más débil, o se supone que lo es. El Alavés lo intentó desde el principio con la presión alta en busca de la duda, del error, de la oportunidad en esa zona cero del Madrid. Tan coherente como valiente para un equipo de su segmento, del que tanto sabe su entrenador, Luis García. A pesar de no encontrar el fruto del gol, consiguió el Alavés que la línea hiciera aguas cuando Nacho se equivocó y el VAR rectificó para castigar con la expulsión su entrada sobre Samu. Era innecesaria, pero era roja.

Lento e impreciso

Después de la expulsión que Nacho sufrió ante el Girona, por una durísima entrada a Portu en medio del terreno de juego y con la victoria ya cerrada, esta acción vuelve a señalar a un futbolista seguro, en general, y puede acrecentar la necesidad de ir al mercado de invierno en busca de un central. El Madrid, conservador, es posible que no tenga otro remedio. Ya no tiene un Rafa Marín, cedido precisamente en el Alavés. Tchouaméni tuvo que salir a hacer de central de urgencia. No será la primera vez, aunque al francés no le guste, como reconoció Ancelotti.

El conjunto blanco, sin embargo, entró con la voluntad de que esa duda no germinara, arrebatador en el arranque como lo es Valverde, un Capitán Trueno que no es capitán. Probó nada más empezar y lo volvió a intentar al final de la primera parte con su potente disparo, pero entre uno y otro, muchísimos minutos, el Madrid no tuvo su intensidad, más lento e impreciso que de costumbre. La escasa presencia de Bellingham era el síntoma, un mal síntoma para el Madrid. Al inglés se le volvió a observar incómodo, incluso crispado y amonestado, obligado a esfuerzos defensivos pero sin apenas protagonismo en ataque. Poco, muy poco. Como su equipo.

La expulsión de Nacho, pasado el ecuador del partido, fue como una punción en el sistema nervioso del Madrid. La necesitaba. Para el Alavés, además de una ventaja, supuso una duda, porque lanzarse a por la victoria gracias a la superioridad es temerario si enfrente está el Madrid, el mejor equipo posible a la contra, sea con 11 o con 10. Kroos y Rodrygo lo demostraron en una acción en la que el brasileño pudo avanzar a los blancos con su disparo.

Un portento de 19 años

En igualdad, el Alavés había sido valiente, como lo fue frente al Barcelona, pero ahora debía gestionar una situación diferente. Luis Rioja había tenido su oportunidad, pero ningún futbolista como Samu. Este portento de 19 años cedido por el Atlético está llamado a cosas importantes si tiene la suerte de seguir en buenas manos. Las de Luis García lo son.

Al técnico madrileño se lo llevaban los demonios cuando vio que el patito feo del Madrid conseguía el fruto que no habían alcanzado sus hombres. La jerarquía del último de la fila es la jerarquía del Madrid, de nuevo líder de una Liga, con los mismos puntos que el Girona, que no quiere su Superliga.

kpd