«Mi objetivo no es enemistarme con nadie. Pero tampoco estoy aquí para hacer amigos, sino para ganar. Y eso no cambiará». Liam Lawson, piloto de Visa Cash App RB, filial de Red Bull, no dejó margen para las medias tintas el jueves en Interlagos. Su aviso ante los periodistas iba a refrendarse horas después sobre el asfalto, donde superó a Sergio Pérez en la única sesión libre y en la clasificación para la sprint race. El neozelandés, de 22 años, se siente capaz de todo con tal de conseguir un hueco en la Fórmula 1. Si lo hace como compañero de Max Verstappen, dejando fuera a Pérez, mucho mejor.
El pasado junio, Checo firmó su renovación hasta 2026, pero desde que hizo oficial aquel acuerdo, sólo ha sumado 43 puntos. Un paupérrimo bagaje que compromete su futuro en Red Bull. El último mazazo para el mexicano llegó el domingo en el Autódromo Hermanos Rodríguez, su casa, donde ni siquiera pudo puntuar. Y lo peor no fue eso. Lo más doloroso fue la humillación ante Lawson. Un novato que, una semana antes, ya había mantenido en Austin otro feroz duelo con Fernando Alonso, que le llamó «idiota».
«Esta oportunidad sólo se da una vez en la vida», apuntó Lawson en la previa del GP de México. Aquella advertencia se consumaría durante un pulso de alto voltaje frente a Pérez. No sólo por su choque con el mexicano en la curva 5, sino por un gesto con el dedo corazón. Una obscenidad por la que Christian Horner le obligaría a disculparse. Antes de abandonar el circuito, el jefe de Red Bull y Helmut Marko, su histórico asesor, le leyeron la cartilla. «Necesita ser un poco más humilde», señaló Pérez, tras reclamarle «respeto dentro y fuera de la pista. «En este momento está fuera de control», concluyó Checo.
Inflexible carácter
A estas alturas, las fricciones internas no van a pillar por sorpresa a Horner y Marko, más que acostumbrados desde los tiempos de Mark Webber o Daniel Ricciardo. Lo que sí resulta más novedoso es la personalidad de Lawson, cimentada en una ambición desmedida, una extrema confianza en su pilotaje y un inflexible carácter. Estos rasgos quizá se entiendan mejor a la luz de sus orígenes, menos privilegiados de lo que hoy se estila en el Gran Circo.
Sin respaldo económico, ni tradición familiar alguna, Liam se inició a los seis años en los karts. A los 12 ya había quemado el embrague y el motor del Volkswagen Polo de su hermana Jess. El veneno, por supuesto, se lo inoculó Jared, su padre: «Cada año solía prometerme que me llevaría al GP de Singapur, pero al final nunca fuimos». Sin embargo, desde Clarks Beach, a las afueras de Auckland, todo quedaba demasiado lejos. Así que Liam tuvo que labrarse una reputación en su tierra, cuna de un campeón mundial como Denny Hulme (1967) y una leyenda como Bruce McLaren.
Hasta que, en 2019, una llamada acabaría por cambiarle la vida. Según su propio testimonio, en el momento de saber que formaría parte de la Academia Red Bull no supo dar un simple paso. Sus extremdidades se habían quedado paralizadas. Ni siquiera pudo terminar el instituto y sus padres ya habían vendido su casa para recaudar el dinero negado por los patrocinadores.
Tras un subcampeonato en el DTM (2021) y un tercer puesto en el Mundial de F2 (2022) AlphaTauri quiso confiarle el asiento de Ricciardo para el GP de Holanda 2023. El pasado 11 de julio se subió por primera vez al monoplaza de Verstappen, durante un filming day en Silverstone. Sus tiempos, según filtró la escudería austriaca, nada tenían que envidiar a los de Pérez. Apenas unas décimas por detrás de Verstappen. A comienzos de septiembre, en Monza, volvió a ponerse a los mandos del RB20 durante unos test de Pirelli. Sin apenas experiencia, su ritmo por vuelta y su arrollador temperamento dejaban en muy mal lugar a Pierre Gasly o Alex Albon, dos de las más célebres víctimas de Mad Max.
«No creo que quieran que corra de otro modo», informó Lawson tras su entrevista con Horner y Marko en México. Durante ese fin de semana, el encendido alegato de ambos sobre Verstappen, penalizado con 20 segundos por los comisarios, contrastó con un clamoroso silencio ante la labor de Pérez. «Me vais a ver en el GP de Las Vegas y en el Mundial 2025», adelantó Checo el viernes. Habrá que ver hoy si Lawson, tras otro encarnizado duelo en la sprint race del sábado, se lo toma tan a pecho en Interlagos.