Los nombres propios de 2023 (I)
El 20 de agosto de 2023 España estalló de júbilo porque un gol de Olga Carmona daba a España su primer Mundial Femenino. Las jugadoras se colocaron la estrella en el pecho e hicieron historia no sólo deportiva. La tormenta que se desató las convirtió en iconos de igualdad.
Eran las 12:29 del domingo 20 de agosto de 2023. Seis millones de españoles dejaron de sofocar el calor en la playa o la piscina para sentarse ante la televisión a ver cómo en Sidney se disputaba el segundo partido más importante de la historia del fútbol nacional. España jugaba la final del Mundial contra Inglaterra y la sensación de vivir un momento único lo envolvía todo. Un zurdazo de Olga Carmona proclamaba a la Selección Española campeona del Mundo, un sueño que nadie hubiera imaginado apenas un año antes. Fue un único gol, tan solitario e icónico como el de Andrés Iniesta en 2010, el que provocó un estallido. No sólo fue el triunfo más importante, fue una revolución.
Carmona había hecho añicos un techo de cristal en el momento en que más niñas quieren jugar al fútbol. Crecen las licencias e intenta despegar la Liga F y la profesionalización pero, a pesar de los dos Balones de Oro de Alexia Putellas y las Champions League del FC Barcelona, faltaban grandes referentes y éxitos colectivos.
España, dirigida por Jorge Vilda, pasó por un purgatorio antes de conjurarse para olvidar todo lo que ocurrió tras ser expulsadas en los cuartos de final de la Eurocopa de 2022. El 23 de septiembre, 15 jugadoras se declararon por carta no aptas para ser seleccionables. No estaban anímicamente preparadas futbolistas como Aitana Bonmatí, Mapi León o Patri Guijarro. La capitana Irene Paredes y Jenni Hermoso no eran firmantes, pero reclamaban cambios, y Alexia Putellas tampoco puso su rúbrica porque estaba recuperándose de la rotura del ligamento cruzado que sufrió unos meses antes.
La RFEF, con Luis Rubiales al frente, entendió la postura de las futbolistas como un órdago. Sus reivindicaciones de mayor profesionalización fueron sólo parcialmente atendidas y siempre bajo la supervisión de Jorge Vilda, absolutamente respaldado por el presidente de la Federación. Desaparecieron las 15, hubo elección de nuevas capitanas y con victorias como la histórica ante Estados Unidos en El Sadar se quiso enterrar un problema que estaba lamente. Con la cercanía del Mundial, el hacha de guerra se fue enterrando. La mayoría de las jugadoras volvieron a declararse en condiciones de ser seleccionadas y Vilda, además de a Paredes, Hermoso y Putellas, incluyó en la lista mundialista a Aitana, Mariona y Ona Batlle.
Las heridas abiertas se cerraron durante el campeonato en Australia y Nueva Zelanda donde sólo hubo un tropiezo. Arrancó España goleando a Costa Rica (3-0) y a Zambia (5-0) pero, en el último partido de la fase de grupos, recibió un golpe durísimo. Japón, una de las cuatro selecciones que había ganado el Mundial, le endosó un doloroso 4-0. Fue el 31 de julio y se aprendió la lección. En octavos se curaron deshaciéndose de Suiza (1-5), en cuartos de Países Bajos (2-1) y en semifinales de Suecia (2-1), entonces número 1 del ranking mundial. En la final le esperaba la Inglaterra de Sarina Wiegman, la misma selección que las expulsó en la Eurocopa y a las puertas de la semifinal.
El tanto de Olga Carmona no reflejó la superioridad en un partido en que las españolas pudieron marcar el segundo con balones de Salma Paralluelo, estrella emergente en el campeonato, que lamieron el poste y un penalti fallado por Jenni Hermoso. Se liberó la vallecana de ese peso con el final del partido, pero empezó a llevar una losa mayor sobre sus hombros.
El beso no consentido
El beso no consentido que le dio Rubiales en la ceremonia de entrega del trofeo deslució la proeza y dio paso a las presiones para que Jenni Hermoso salvara al presidente restándole importancia a lo que los tribunales investigan como una agresión sexual. La desafiante postura del presidente ante una asamblea que, de manera vergonzosa, le aclamó fue la mecha que lo hizo estallar todo. El #SeAcabó dio la vuelta al mundo y provocó que la FIFA suspendiera al todopoderoso Rubiales. En su caída arrastró a Jorge Vilda y la RFEF, ya con Pedro Rocha a la cabeza, nombró a Montse Tomé como seleccionadora.
Partícipe del éxito mundialista como segunda de Vilda, no iba a tener la tranquilidad de gestionar un talentoso grupo de ganadoras. También tuvo que pagar por sus errores y desactivar sus propias bombas. Su primera citación enfadó a una jugadoras que habían vuelto a decir que no acudirían con la selección hasta que la RFEF no hiciera cambios fuera un lugar seguro. En la concentración de Oliva, con la intermediación del Consejo Superior de Deportes, se firmó una tregua con el objetivo puesto en los Juegos de París.
Tomé sigue en el banquillo y Markel Zubizarreta se ha incorporado para poner la paz necesaria para poder dar pasos en la renovación necesaria que permita seguir haciendo historia a la mejor generación de futbolistas españolas.