Cheikh Kane Sarr: “No puede ser que al que insultan y sufre, además lo sancionen”

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Pide un poco de tiempo, porque es el momento de romper el ayuno del ramadán. La luz se apaga en el estadio del Rayo Majadahonda, donde algunos padres esperan al entrenamiento de sus hijos. Cheikh Kane Sarr (Dakar, 2000) entra en las oficinas del club. Es un joven con cara de asustado. Habla con pausas, pero con claridad y la mirada limpia. Sólo después de los primeros minutos, sonríe. Todavía no ha digerido el hecho de ser una de las personas más buscadas por los medios de comunicación, cuando hace apenas 72 horas era un futbolista anónimo, que empezaba a encontrar la titularidad en su equipo después de una diáspora por clubes modestos en busca de la gloria. Entonces escuchó algo como un estallido en su cabeza, justo cuando se agachaba a coger una botella, en el estadio de Las Llanas, en Sestao. Se sienta y accede a explicar por primera vez, para EL MUNDO, los hechos que vivió y quiere ya olvidar, y el sufrimiento que anida bajo su piel.

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Explique qué sucedió exactamente.
En la segunda parte cuando cambiamos de campo, ya empecé a notar algunos gritos. En el minuto 50 empezaron a hacer los sonidos del mono, del simio. En el 82, después de recibir el segundo gol, fui a coger agua para beber. Entonces escuché de todo: “Negro de mierda, puto negro”. Antes de esto había mucha otra gente que insultaba, no sólo a mí, también insultaban a los españoles, mucha gente. Pero entonces escuché a este señor.
Y saltó a la grada.
Sí. No podía más. Estaba muy nervioso. Había escuchado los gritos. Estoy en ramadán… Quería preguntarle por qué me trataba así, si tenía o no familia y podía comprenderme. No tenía intención de agredirle para nada, en absoluto. Por eso le agarré por la bufanda. ¿Cómo iba yo a pegarle? Jamás he agredido a nadie. Si me sancionan, ésta será la primera sanción que tenga en mi vida.
Entonces llegaron sus compañeros, el capitán…
Sí, y les agradezco que lo hicieran, aunque no habría pegado a nadie.
¿La gente quería agredirle a usted?
Cuando intentaba hablar con este señor que me había insultado, llegaron y me empujaron. Entonces fue cuando llegaron mis compañeros. Han hecho mucho por mí estos días y me han tratado con cariño, también en el club, todos.
El árbitro [García Riesco] escribió en el acta que usted se acercó con intención de agredirle.
Por favor. Lo que quería era pedirle explicaciones. Preguntarle por qué me sacaba una tarjeta roja. La verdad, no puede ser que al que insultan y sufre, además lo sancionen. No se qué pasará con la decisión del Comité de Competición, pero me gustaría que pensaran en esto. A nadie al que insulten se puede sancionar por reaccionar. Insisto. No fue violencia, fue querer dialogar. Además, el árbitro ni siquiera se acercó a preguntarme a mí qué había pasado. ¿Cómo puede ser eso? La verdad, pensé que lo primero que iba a hacer era protegerme a mí, pero no. Lo que hizo fue expulsarme.

“Se necesitan más micrófonos, más cámaras y sanciones más duras”

Se le observa muy excitado cuando ve la roja.
Pues claro, ¿cómo no voy a estarlo? Pero para nada intento agredirle, sólo quiero una explicación. Estoy seguro de que si hubiera sido un partido de LaLiga, de Primera, habría actuado de otra manera.
Usted llegó a España a los 18 años, cuando era casi un juvenil, y ha pasado por muchos equipos antes de llegar al Rayo Majadahonda [Nàstic, Recreativo Granada, Castellón, Vetusta de Oviedo]. ¿Le había sucedido más veces?
La verdad es que sólo recuerdo una vez, creo que en el campo del Socuéllamos, que decían algunas cosas, pero no tuvo nada que ver con lo de esta vez.
Vinicius dijo que España es un país racista. ¿Lo cree usted también?
Creo que hay racismo en todos los países, pero no eso no significa que los países lo sean en su conjunto. Es a esas personas a quienes hay que sacar de los campos y castigar en la sociedad y proteger a quienes lo hemos podido sufrir.
¿Qué cree que debería hacerse para erradicar las conductas racistas de los campos?
Más micrófonos, más cámaras, más medios y sanciones más duras. Creo que desde las federaciones y la Liga se pueden hacer más cosas.

“Me llamaban desde Senegal asustados. ‘¿Qué ha pasado?'”

Cuando salió de Senegal y perseguía el sueño de su vida, triunfar en Europa, ¿pensaba que podía pasar por una situación como ésta?
La verdad es que cuando vives en África y decides salir sabes que debes estar preparado para todo. Pero hasta que no vives el racismo no sabes cuánto se padece.
Ha habido muchas personas importantes que le han mostrado su apoyo, uno de los primeros Vinicius…
No soy muy de redes, la verdad, y menos en un día como hoy. Pero lo agradezco y creo que si las personas importantes con nuestra piel reaccionan y se muestran firmes, eso ayudará mucho en la lucha y nos dará fuerza.
¿La noticia ha llegado a su país?
A toda África. Era una de las cosas que más me preocupaba, por mi madre, por mi hija, a la que tengo que proteger de todo esto, del racismo. Mis sobrinos son los que se enteraron primero. Me llamaban desde Senegal asustados. “¿Qué ha pasado?”, me preguntaban. He intentado tranquilizarlos, claro, pero me ha dolido por ellos. Sufren conmigo.

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