Wembley: la final de los 10 minutos que conviene al Real Madrid

Wembley: la final de los 10 minutos que conviene al Real Madrid

De las finales de Champions que ha disputado el Madrid contemporáneo, a la que más podría parecerse la de Wembley es a la que jugó frente al Bayer Leverkusen, en 2002. Un rival alemán de clase media, inferior desde cualquier ángulo a los blancos, que desde 1988 han ganado dos veces a la Juventus, dos al Liverpool, dos al Atlético, una al Valencia y otra al citado Leverkusen: ocho de las 14. Sin embargo, la Novena, resuelta con la volea de Zidane en el minuto 45, fue la que supuso un mayor padecimiento para el Madrid, junto con la disputada en París, con un desenlace heroico para Casillas. La radiografía de los finalistas en el trayecto hacia Wembley no augura, inicialmente, algo similar, ya que de todas las superioridades que pueden apreciarse en el Madrid frente a su rival, ninguna es tan evidente como su producción goleadora en los 10 últimos minutos de los partidos o su alargue. Las estadísticas de este curso dicen que en ese tramo es imbatible, y no precisamente por su portero. Si es capaz de llegar sin sorpresas, nadie como el equipo de Carlo Ancelotti juega mejor la final de los 10 minutos.

Entre el gol que marcó Vinicius al Bayern Múnich en el minuto 83, en la ida de las semifinales, y el de Bellingham al Unión Berlín, en el minuto 93, en el primer encuentro de la fase de grupos, el Madrid ha conseguido cinco más (ver gráfico). Es decir, siete a partir del minuto 80 de los 26 marcados en total en la competición, un 26,9%. El porcentaje de su producción goleadora ya es mayor en el segundo tiempo (61,5%), aunque con una gran concentración en esa franja final. En el mismo segmento, el Dortmund sólo ha marcado dos tantos, el que anotó en el Metropolitano por medio de Haller (minuto 81), en cuartos, y el logrado frente al PSV Eindhoven, en la ida de los cuartos, a cargo de Reus (minuto 94). Un 11,7% de su bagaje goleador en esta Champions.

Al contrario, los alemanes han conseguido dos tantos en los primeros 10 minutos por ninguno de los blancos, que lograron el primero por parte de Rodrygo frente al Nápoles en el Bernabéu, a los 11 minutos. Sugiere el dato que el Dortmund parte más activado en los partidos frente a un Madrid que ha tenido arranques perezosos, algo de lo que los propios protagonistas han hecho autocrítica repetidamente. Los anticuerpos que son necesarios para evitarlo es de suponer que son más fáciles de activar en una finalísima.

UN RIVAL MEJOR EN EL ECUADOR

Los goles alemanes se reparten prácticamente a partes iguales entre los dos tiempos, tan sólo uno más tras el descanso. Sorprende que, pese a la diferencia en la producción (17 frente a 26), el Dortmund ha marcado más en el ecuador de los encuentros, entre los minutos 30 y 50 (cinco frente a dos). Las dos salidas al terreno de juego y el final del primer periodo son, según el recorrido anterior de los equipos, fases en las que el Madrid ha de estar especialmente vigilante.

Con muchos menos goles, en el equipo de Edin Terzic, en cambio, han marcado más futbolistas que en el de Ancelotti (12 por 10). Vinicius, Rodrygo y Joselu han anotado cinco cada uno, por cuatro de Bellingham. Ningún jugador del rival en Wembley ha conseguido tantos. Füllkrug suma tres por dos de Brandt, Reus y Adeyemi. Se trata de un equipo muy coral tanto en lo defensivo como en lo ofensivo, donde el despliegue de Adeyemi, Jadon Sancho y Brandt multiplica las opciones. El balón parado le da, asimismo, buenos frutos, como demostró Hummels en París. Füllkrug es un 'delantero-tanque' poderoso físicamente.

"NUESTRA AUTOESTIMA CRECIÓ"

El Madrid ha marcado en todos los partidos mientras que el Dortmund no lo hizo en los dos primeros, ante PSG y Milan. Curiosamente, no pudo ganar a los de Luis Enrique en ninguno de los dos encuentros de la fase de grupos, pero les derrotó en ambos en semifinales. Ello dice mucho de un equipo que ha crecido en los momentos de presión, como era la vuelta de cuartos después de perder en el Metropolitano. «A partir de la tercera jornada, cuando jugamos contra el Newcastle y ganamos, notamos cómo empezábamos a creer que podíamos conseguir algo. Nuestra autoestima comenzó a crecer», dice Terzic. La realidad es ya no dejó de hacerlo. La final es su premio. «Si jugáramos 10 veces contra el Madrid, sería difícil ganar en el balance general, pero a 90 minutos o 120 más los penaltis, podemos vencer a cualquiera».

El Dortmund será el cuarto rival alemán del Madrid en esta Champions, que la empezó ante el Unión Berlín, con una victoria pírrica en el Bernabéu, y en el mismo lugar tuvo su momento crítico del torneo ante el Leipzig. Padecer ante el Bayern estaba en el guion. Las finales tienen el suyo propio. Mejor para el Madrid sise decide en los 10 últimos minutos.

Los orígenes del niño Vinicius en Sao Gonçalo, mudanzas, autobuses y goles: "Era tímido, pero dentro del campo se transformaba"

Los orígenes del niño Vinicius en Sao Gonçalo, mudanzas, autobuses y goles: “Era tímido, pero dentro del campo se transformaba”

Son unos metros de césped artificial rodeados de tres muros y una verja horizontal gigante. La pared está pintada de blanco, rojo y negro y apenas la separa medio metro de la hierba. Si la pelota sale fuera, rebota. Así de fácil. "Isso aquí é Flamengo (Esto de aquí es el Flamengo)" y "Raça, amor, educaçao (Raza, amor y educación)" rezan dos lemas gigantes en la fachada. Más allá de los muros, entre pobreza, delincuencia e ilusión, nace el barrio de Mutua, centro del municipio de Sao Gonçalo, en la Región Metropolitana de Río de Janeiro. A esa academia del Flamengo, una de las 125 que tiene el club por todo Brasil, llegó en 2006 Vinicius José Paixao de Oliveira, padre, se lo imaginarán, de Vini Jr, a su lado, hoy estrella mundial en el Real Madrid, camino de su segunda final de Champions.

El niño Vinicius tenía entonces seis años y su primera ficha deportiva decía que era lateral izquierdo. Compaginó el fútbol en la academia del 'Fla' con el fútbol sala en el Canto do Río, otro club humilde de la zona, hasta los nueve años, donde tuvo que decidir. Hizo las pruebas para el Flamengo de fútbol indoor, pero le invitaron a volver al año siguiente, cuando fuera un poco más mayor. Jamás volvió, claro, convencido, él y su padre, de su futuro sobre el verde.

El niño Vinicius era "muy tímido", pero "se transformaba dentro del campo", recuerda en una conversación con EL MUNDO Carlos Eduardo Abrantes, más conocido como Cacau, el director de la Escolinha de Flamengo. El hombre que recibió al padre de Vinicius en aquel edificio de Sao Gonçalo sale en muchas de las fotos de la infancia del futbolista. Fue, si hay que buscar una palabra, su descubridor. El primero en ver los regates que le enamoraron y que Vini había aprendido de su primer gran ídolo: Robinho. "Le conocí ese día... Tenía seis años cuando su padre le llevó a nuestra academia".

La situación económica de la familia de Vinicius era bastante precaria, como la de casi todos en Sao Gonçalo. Casi no tenían dinero para pagar la cuota de la academia y el propio Cacau les ayudaba a conseguir las botas de fútbol, pero el niño Vini lo compensaba todo en el campo. Comenzó a acumular trofeos en los torneos de la zona y a llamar la atención de los entrenadores del Flamengo, el club matriz. Los compañeros, mientras, le llamaba "¡Robinho! ¡Robinho!"

En agosto de 2010, pasó las pruebas y entró en el Flamengo. Una alegría para el niño y un cambio de vida para la familia. Vivían en la casa de la abuela, en la calle Heitor Rodríguez 40, en Porto da Rosa, un barrio de Sao Gonçalo pegado a Mutua, donde estaba la Escolinha. A mano. Pero Ninho do Urubu, el centro de entrenamiento del Flamengo, estaba en la otra punta de Río de Janeiro, a 70 kilómetros de distancia cruzando el infernal tráfico de la gran ciudad. Más de dos horas en coche, más de tres horas en autobús. Una odisea para un niño de 10 años y un esfuerzo económico y personal para sus padres. Su padre, que se dedicaba a la informática, se fue a trabajar a Sao Paulo para ganar algo más de dinero y la madre le acompañaba todos los días hasta Gávea, un barrio de clase media alta de Río, situado a medio camino desde Sao Gonçalo, donde Vini cogía el autobús hasta la ciudad deportiva.

Fueron unos meses duros, pero "el padre y la madre hicieron todos los esfuerzos posibles para que Vini pudiera jugar en el Flamengo", recuerda Cacau. "Fueron fundamentales para lo que pasó después, confiaban muchísimo en él". Con el tiempo, la familia consiguió que un autobús le llevara directamente desde Sao Gonçalo y más tarde se mudó con un primo que vivía algo más cerca. Así estuvo entre viajes y mudanzas durante seis años, hasta que a los 16 firmó su primer contrato profesional y se mudó con sus padres y hermanos a la zona oeste de Río, más cerca del campo de entrenamiento. "Cuando comenzó a avanzar en las categorías inferiores del Flamengo empecé a pensar: lo va a conseguir", admite Cacau, que elogia su determinación y cómo ha encajado la presión desde muy niño.

Vinicius, con Cacau, director de la academia.

Vinicius, con Cacau, director de la academia.

"Vini siempre superó muchos obstáculos con su dedicación y esfuerzo, es un futbolista muy decidido y mentalmente está preparado y acostumbrado a toda esa presión desde muy joven", reflexiona. Y es que los focos tras su llegada a Madrid no eran nada para Vini, con los ojos de Sao Gonçalo y de su familia sobre sus hombros desde que se recorriera todo Río de Janeiro con 10 años para entrenar.

"Lo que más me ha sorprendido de él es su capacidad para pasar por todos esos momentos difíciles, ha sido extraordinario", dice Cacau, que hace un par de años estuvo 15 días en Madrid, en casa de Vinicius, porque la estrella mundial no pierde contacto con las personas que acogieron a aquel niño. "Es un orgullo máximo porque su sueño también es nuestro sueño, verle triunfar por el mundo es un regalo. Es el mismo hoy que en Sao Gonçalo, va hacia el rival buscando el gol con mucha personalidad. No ha cambiado".

El Madrid siempre te mata

El Madrid siempre te mata

Actualizado Jueves, 9 mayo 2024 - 00:19

Cuando ni todos los dioses amparan ya al monarca de la Champions, en dos flashes aparece Joselu. Tocó sólo dos balones y marcó dos goles que llevaron al infierno a un Bayern que sólo había jugado al catenaccio. Lo surrealista de esta última epopeya del invencible Real Madrid fue que se topó contra un rival alemán que jugó como uno italiano y encontró un gol gracias a un contragolpe. Exactamente lo que hace Ancelotti en muchas ocasiones: bloque ba

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El mejor alemán juega en el Madrid

El mejor alemán juega en el Madrid

Si frente a un equipo alemán el mejor futbolista alemán juega en el Madrid, hay poco más que añadir. Kroos ordenó a sus jugadores y hasta a los contrarios como lo hace un profesor cuando entra en clase. Se acabó el descontrol, las carreras y los papelitos. Cada uno en su sitio. Kroos los colocó a todos. A los suyos, con la pelota; a los rivales, sin ella. Puso el equilibrio que el Madrid necesitaba en un arranque caótico y puso el desequilibrio n

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Dovbyk, Bellingham, Budimir, Lewandowski... ¿Camino del peor Pichichi del siglo XXI?

Dovbyk, Bellingham, Budimir, Lewandowski… ¿Camino del peor Pichichi del siglo XXI?

En la temporada 2001-2002, Diego Tristán marcó 21 goles para el Deportivo de La Coruña. La Liga se la llevó el Valencia y el mal momento doméstico de Real Madrid y Barcelona dejó la peor tabla anotadora del siglo XXI en el fútbol español. Justo nada más empezarlo. El atacante sevillano fue el único capaz de superar los 20 goles y se llevó el Trofeo Pichichi con la media más baja en cuanto a goles por partido de los últimos 30 años: 0,62. Ni Kluivert ni Morientes, ambos con 18 tantos, consiguieron darle caza. La escasez goleadora en el fútbol español era alarmante hasta que llegaron Ronaldo, Forlán, Eto'o, Ruud van Nistelrooy y, por supuesto, Leo Messi y Cristiano Ronaldo. Pero 22 años después, el problema se repite.

El ucraniano Artem Dovbyk (17), seguido por Jude Bellingham (16) y Ante Budimir (15) pelean por el Pichichi de la Liga. El croata de Osasuna ya no podrá sumar más, pues en el partido ante el Valencia se fracturó tres costillas y es baja para lo que queda de temporada. A siete jornadas del final de la competición, estamos oficialmente cerca del peor Pichichi del siglo XXI.

Las salidas de Messi, Cristiano, Luis Suárez o Benzema y el bajón físico de Lewandowski, máximo goleador del curso pasado con 23 anotaciones en 34 encuentros (a 0,68 por partido) han dejado a la Liga huérfana de grandes goleadores. Messi y Cristiano son un caso único, goleadores insaciables más allá de su época que elevaron el techo del galardón del Pichichi a los 40 goles por temporada, pero el fútbol español siempre ha tenido referentes goleadores. Algo que ahora mismo pende de un hilo, y un hilo muy fino.

El ejemplo de Sorloth

Dovbyk recibe al Cádiz esta noche con el Girona. El ucraniano no veía puerta desde el 21 de enero, pero ante el Betis anotó un doblete que le elevó posiciones en la clasificación y el gol conseguido ante el Atlético le deja como líder en solitario. Bellingham intentará retomar su olfato goleador en el clásico de mañana en el Bernabéu, porque después de un inicio de curso extraordinario, sólo suma tres tantos en Liga en 2024, dos de ellos ante el Girona.

Budimir, por su parte, era el atacante más en forma del campeonato. Acumulaba seis goles en los últimos ocho encuentros y tenía muchas posibilidades de llevarse el trofeo, pero esa lesión le aparta de la carrera. Por detrás de todos ellos aparece Borja Mayoral, con 15, también lesionado hasta mayo tras romperse el menisco. Con 14 están Álvaro Morata, que lleva un gol en los últimos dos meses, y AlexanderSorloth, en plena racha, con seis goles en las últimas seis fechas.

El ejemplo del noruego del Villarreal sirve para todos: una racha buena te mete de lleno en la pelea. Que se lo digan al azulgrana Lewandowski, que entre octubre y enero sólo marcó tres goles y al que su buen febrero, unido al tanto en el Metropolitano, le ha elevado a los 13 tantos, a cuatro de revalidar el Pichichi. En la pelea están todavía Guruzeta y Griezmann (13), Vinicius y Hugo Duro (12), y han bajado un escalón delanteros que otros años se han codeado con los mejores, como Gerard Moreno (10).

Juanito y Da Silva

La realidad, pese a todo, es que gane quien gane el premio será uno de los más baratos, o el que más, del siglo. A estas alturas del curso pasado, transcurridas 31 jornadas, Lewandowski llevaba 18 goles y acabó con 23 tras un buen tramo final. En la 21-22, Benzema ya llevaba 24, y si nos vamos a los años buenos de Cristiano y Messi, el portugués y el argentino ya habían superado los 25 o los 30 a estas alturas de varias de sus temporadas. Hay que remontarse de nuevo a esa 01-02 para encontrar un Pichichi tan rácano en la jornada 32. En esa campaña, Morientes y Kluivert lideraban con 16 tantos, por 15 de Tristán, que remontó al final hasta los 21 que le dieron el trofeo.

Hay que viajar todavía más al pasado para descubrir una jornada 32 peor que la actual a nivel goleador. En la 1990-1991, Manolo, delantero del Atlético, acumulaba 15 tantos, uno menos que los Pichichis actuales, mientras que Butragueño, que acabó siendo Pichichi con 19, sumaba sólo 10. El Buitre despertó al final y logró evitar ser el peor máximo goleador de los últimos 50 años en la Liga, mención que todavía tienen sobre sus hombros Juanito y Jorge Polilla Da Silva, que anotaron 17 en la 83-84.

Dovbyk, Bellingham, Morata o Lewandowski intentarán esquivar en estas últimas siete jornadas pasar a la historia como el peor Pichichi del siglo XXI (necesitan llegar a 22) o el peor de los últimos 50 años.

El "sprint final" del Madrid y la reflexión de Ancelotti tras los pitos a Vinicius en Mallorca: "Son el éxito"

El “sprint final” del Madrid y la reflexión de Ancelotti tras los pitos a Vinicius en Mallorca: “Son el éxito”

El Madrid no pierde en Liga desde su derrota en el Metropolitano, el 24 de septiembre de 2023. Una derrota en 31 jornadas y 78 puntos en total, los mismos, curiosamente, que en toda la temporada pasada. El conjunto de Carlo Ancelotti ha cogido velocidad de crucero en el torneo doméstico y el italiano, como con todo, tiene una reflexión sobre ello. En este caso sobre la calidad y el compromiso de su vestuario: "El equipo ha sido muy sólido y continuo. No siempre hemos jugado bien, pero siempre hemos competido. Esto es lo bueno. Todos hablan de la calidad, y es una verdad (sonríe)... Tenemos una plantilla con mucha calidad, pero a más calidad, más difícil es buscar el compromiso. Hasta ahora, lo hemos buscado", comentó en la sala de prensa de Son Moix.

Como decía Tchouaméni en zona mixta, el cuadro madridista está ante el "sprint" final de la temporada, donde cada partido "es una final". Dos tópicos que se repiten año a año pero que bien consumados, dan títulos. "Sabemos que hay un partido muy importante contra el City, pero teníamos que estar centrados en lo de hoy. No es fácil, porque hicimos un partido difícil ante el City y estamos algo cansados, pero al final sabemos que cuando jugamos para el Madrid, hay que ganar. Y ganamos", explicó el goleador del encuentro.

Mientras Tchouaméni hacía un saludo militar en el córner donde celebró el gol, Vinicius y Camavinga, dos de sus mejores amigos en Valdebebas, lo repetían desde la banda, donde estaban calentando. A los jóvenes de la plantilla les une una amistad real y los resultados acompañan. "Tenemos una plantilla muy importante, me acuerdo del gol de Bellingham ante el Getafe en casa, o el de Modric ante el Sevilla, o el mío ante Las Palmas", recordó el galo, que admitió que su tanto al Mallorca, desde 30 metros, es "calidad y entrenamiento". "Sé que puedo chutar así. Lo entrenamos mucho y mira, hoy fue gol. Debo seguir así. Es calidad y es entrenamiento, creo que justo ayer lo entrené", confesó.

En un día de rotaciones, Tchouaméni, que se perderá la vuelta contra el City, fue indiscutible. Ancelotti dejó en el banquillo a Carvajal, Camavinga, Kroos, Vinicius y Rodrygo, y todos terminaron teniendo minutos salvo el ex del Santos. "Llegamos bien. No he dado descanso por un aspecto físico, todos estaban bien. El único Rodrygo, que tenía un golpe y no quería problemas. No vamos a ganar el partido contra el City físicamente, sino por la actitud".

El técnico también mencionó la suplencia de Militao, que parecía que podía recibir contra el Mallorca la primera titularidad de la temporada. "Era un partido muy exigente. Estaba Muriqi y preferí no empezar con Militao. Quería darle más minutos en la segunda parte, pero el encuentro estaba ahí. Le metimos al final para potenciar el juego aéreo".

Después del 0-1, la entrada de Vinicius despertó la ira de parte de la afición local, que le recibió con una sonora pitada cuando saltó a calentar y cuando entró en el partido. Durante los últimos años, el brasileño ha recibido insultos racistas en dos de sus visitas al estadio mallorquín y las ha denunciado, obligando a su autor a comparecer ante la justicia.

Sobre el césped, Vinicius tuvo varias oportunidades para hacer el 0-2, pero no estuvo acertado hacia portería. En sala de prensa, Ancelotti valoró los abucheos a su futbolista. "Se sabía que era un ambiente especial para él, pero cuando ha entrado ha sido peligroso, ha encarado, estaba fresco... Los pitos son el éxito. Son normales", declaró.

La confesión de Maffeo

Vinicius apenas coincidió unos minutos sobre el terreno de juego con Pablo Maffeo, con el que había tenido sus más y sus menos en los últimos enfrentamientos entre ambos equipos. En esta ocasión la situación no se tornó en polémica, no hubo gestos, faltas ni discusiones.

El lateral, eso sí, fue protagonista después del partido al confesar que ha tenido que cerrar sus redes sociales después de los comentarios recibidos tras la final de la Copa del Rey. "A mí que tres idiotas me digan cosas no me afecta. Ha afectado más a mi familia. Yo simplemente cerré las redes porque vi un comentario hacia mi hija y antes de entrar al trapo, calentarme y mandar a tomar por culo a alguien y luego ser yo el quinqui y el macarra y tal, me las cierro, mejor. Sólo las usaba para leer cosas, a mí no me afecta".

Los ocho meses de "paciencia" de Militao: la estabilidad de su hija, la "sombra" del fisio Salom y la fe religiosa

Los ocho meses de “paciencia” de Militao: la estabilidad de su hija, la “sombra” del fisio Salom y la fe religiosa

El día 12 de agosto de 2023, Éder Militao (Sertaozinho, Brasil, 1998) se rompió el ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda. Fue en San Mamés, en la segunda parte de un partido que el Real Madrid ganaba 0-2. Intentó presionar a Sancet, no apoyó bien su pie izquierdo y terminó en el césped, levantando el brazo entre gestos de dolor.

Este 13 de abril de 2024, Éder Militao volverá a ser titular en un partido del conjunto blanco, justo cuando se cumplen 245 días desde aquella tarde en Bilbao. Desde aquella camilla en la que los que le rodeaban se echaban las manos a la cabeza y les caía alguna lágrima, especialmente a sus "hermanos" brasileños, Vinicius y Rodrygo, que fueron los primeros en pedir la entrada de los médicos.

Y ahí, con el cruzado roto, Militao, convertido en uno de los grandes líderes del vestuario durante los últimos años, sacó lo que en Valdebebas llaman "espíritu de capitán". "Sonrió y tranquilizó a todos", recuerdan fuentes cercanas al vestuario del Madrid.

"El más tranquilo del mundo"

Esa forma de ser le ha ayudado durante estos ocho meses. Cuentan en el club que mientras el entorno y la prensa ya calculaban los posibles sustitutos y fichajes, él se mantuvo como "el hombre más tranquilo del mundo", algo que lleva escrito en la piel: "Paciencia", reza uno de sus múltiples tatuajes.

Operado el 17 de agosto por el doctor Manuel Leyes, el mismo que trató a Courtois, Militao se puso entre ceja y ceja el objetivo de volver para las eliminatorias de Champions y aquí está, en pleno mes de abril, listo para salir de inicio en Palma y para jugar, si así lo considera Ancelotti ante la baja de Tchouaméni y las dudas con Nacho, en el Etihad Stadium contra el City.

En esa tranquilidad del defensa durante la recuperación han sido importantes tres factores. Tres protagonistas. Primero su hija Cecilia, de casi dos años, nacida en el verano de 2022, fruto de la relación sentimental con su ex pareja Karoline Lima, y que le ha brindado estabilidad. Segundo, su fe religiosa, evangelista, a la que ha acudido, explican, "en sus momentos de mayor flaqueza", con lecturas de la Biblia casi cada día. Unido más a su familia desde la lesión, el central ha mostrado públicamente su fe durante el proceso de rehabilitación. "Sé fuerte y no desfallezcas, porque tu trabajo será recompensado (Crónicas 15:7)", escribió en sus redes sociales.

"un impulso tremendo"

El tercer factor tiene nombre y apellidos: Jaime Salom. Se trata de uno de los fisioterapeutas del primer equipo, convertido en "su sombra", aseguran, durante las mañanas y tardes de trabajo en Valdebebas y en casa. Primero en el césped de uno de los campos de la ciudad deportiva, pegado al que utiliza el primer equipo, para no alejarse del objetivo, y más tarde en el gimnasio doméstico del brasileño, adornado con fotos de su familia y con momentos de su carrera deportiva.

En enero, y viendo los buenos avances en su recuperación, el Madrid confirmó su confianza en él con el acuerdo de renovación hasta 2028. Esa firma fue "un impulso tremendo" para el central, convencido, más todavía, de poder ayudar esta misma temporada.

Cuando más se acercaba su regreso, a Jaime Salom le acompañó en el trabajo con Militao Juan Carlos Parrales, rehabilitador del cuerpo técnico de Ancelotti, encargado de asistir a los lesionados cuando encaran su vuelta con el resto de la plantilla. Entre ambos ralentizaron un poco el sprint final de la recuperación para no caer en prisas y asegurar que el defensa llegara al mayor ritmo competitivo posible.

Disputó un minuto contra el Athletic, ovacionado por el Bernabéu, y el plan es que hoy en Mallorca acumule una hora de partido para probarle de cara al Etihad, donde no apunta a titular pero sí a echar una mano si el partido lo requiere. "He pensado mucho en este momento. Han sido días difíciles, pero ahora toca disfrutar. Mi vuelta tenía que ser aquí, en casa. Además, frente al club contra el que me lesioné. Volver contra ellos para mí es una felicidad. Pienso en todas las personas que me ayudaron, desde fisios hasta los familiares", aseguró después del duelo contra los bilbaínos.

España da la razón a Vinicius con el racismo

España da la razón a Vinicius con el racismo

Cheikh Kane Sarr. Negro. Quique Sánchez Flores. Gitano. Marcos Acuña. Suramericano. Todo en un ratito de un sábado por la tarde. ¿No era el racismo en el fútbol español un invento de Vinicius para su documental de Netflix?

Desde que Vini rompió a llor

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Jugar con desventaja por ser negro: "Deben trabajar más para que no les afecte"

Jugar con desventaja por ser negro: “Deben trabajar más para que no les afecte”

Después de la pandemia tres investigadores de la italiana Universidad de Trento, Mauro Caselli, Paolo Falco y Gianpiero Mattera, entendieron que era un momento único para responder a una pregunta imposible: ¿Cómo afecta el racismo al rendimiento de los futbolistas negros? Por primera vez podían comparar partidos de una misma temporada con público y sin público y adivinar si jugaban mejor en estadios llenos o vacíos. Agruparon todas las estadísticas de la temporada 2019-2020 de la Serie A presentes en la base de Opta, añadieron datos propios -la dificultad de los partidos, por ejemplo- y gracias al algoritmo Alvin482 crearon un índice objetivo para analizar sus actuaciones. La conclusión fue clarísima: sin aficionados mirando, aplaudiendo o insultado, los jugadores italianos mantenían su nivel, los de origen europeo jugaban ligeramente peor (0.036 puntos menos), los sudamericanos mejoraban tímidamente (0.012 puntos más) y los jugadores procedentes de África realmente brillaban (0.153 puntos más).

«El descubrimiento es chocante porque hemos analizado las actuaciones de futbolistas que son los mejores en su profesión y que cuentan con un alto reconocimiento social y económico. Pese a ello, es evidente que el racismo disminuye su rendimiento», finalizaba su trabajo titulado Cuando los estadios callaron publicado en 2021.

El racismo en los estadios españoles es un problema social, un problema cultural e incluso un problema económico, pero también es un problema deportivo. Como señaló el estudio de los investigadores de la Universidad de Trento y corroboran los expertos, Vinicius, Lamine Yamal, Iñaki y Nico Williams o Memphis están en desventaja competitiva por el simple hecho de ser negros. «Es una losa que deben llevar encima. Un jugador blanco no carga con ese peso. Muchas veces olvidamos que los futbolistas son personas y que este tipo de insultos pueden suponer un martirio. En la mayoría de casos ya han sufrido discriminación de pequeños, vienen de entornos desfavorecidos, y en el mejor momento de sus vidas, triunfando a varios niveles, se encuentran que tienen que seguir conviviendo con lo mismo», analiza Juan Carlos Álvarez Campillo, psicólogo deportivo que ha trabajado con la selección española o el Sevilla.

RFEF/Pablo GarcíaRFEF/EFE

Según su experiencia, son muchos los jugadores que viven con ese hándicap y sólo superan sus desventajas quienes lo encaran. «Tienen toda la razón, el racismo es intolerable, las autoridades deben tomar medidas, pero los futbolistas deben trabajar para que no les afecte. Recuerdo que me decía el ex delantero Michu que, en sus mejores partidos, no escuchaba nada, que era como si el público estuviera en silencio. Ese es el estado de concentración al que hay que aspirar a través de ejercicios, como visualizaciones, prepararte para esos insultos», expone Álvarez Campillo, que asegura que el ideal es estar concentrado en el campo y denunciarlo fuera, pero que es complicado compaginarlo.

Ser campeón y activista

El pasado martes, en la rueda de prensa previa al España-Brasil disputado en el Bernabéu, Vinicius habló del racismo sufrido y advirtió que se había planteado dejar el fútbol. Ese fue el titular, la frase más destacada, pero antes incluso de romper a llorar, dejó una clara reflexión en ese sentido, reconociendo la desventaja futbolística que afronta. «Voy a los partidos con la cabeza centrada en jugar, en hacer lo mejor para mi equipo y no siempre es posible. Me tengo que concentrar mucho, todos los días», aceptó mientras anunciaba que no daría un paso atrás y seguiría encabezando la causa contra la discriminación.

Su camino hoy es tan justo como complicado. Más allá del enorme ejemplo de Muhammad Ali, algunos deportistas han manejado con éxito el activismo, como hicieron Bill Russell y Arthur Ashe y hacen LeBron James o Lewis Hamilton, pero a otros les costó la carrera. Tommie Smith y John Carlos, los autores de la protesta del Black Power en los Juegos Olímpicos de México 1968, nunca regresaron a un podio.

«A nivel social es una excelente noticia que un futbolista lidere una causa como la lucha contra el racismo, pero no así en busca del máximo rendimiento deportivo. Es muy difícil manejar un asunto así y estar totalmente concentrado. A nivel psicológico hablamos mucho de las ideas que hacen que funciones mejor, de los pensamientos que te ayudan, lo que llamamos ideas potenciadoras. Esto sería lo contrario», añade David Peris, presidente de la Federación Española de Psicología del Deporte, que termina con una reflexión: «El futbolista normalmente se deshumaniza y la rivalidad deportiva sirve como argumento para cualquier cosa. Si cobra mucho no puede sufrir. Si es el contrario se le puede insultar. Pero esa hostilidad no tiene por qué tolerarse más, esos comportamientos deben desaparecer de las gradas»

Un amistoso "muy caliente", de la ovación a Vinicius a los pitos a Morata: "Los oigo y me dan vergüenza"

Un amistoso “muy caliente”, de la ovación a Vinicius a los pitos a Morata: “Los oigo y me dan vergüenza”

25 años después, el público español recibió de nuevo a la casi siempre icónica selección brasileña. El combinado sudamericano no jugaba contra España en suelo ibérico desde 1999, cuando los Cafú, Roberto Carlos o Rivaldo, sin Ronaldo Nazario ese día, visitaron el Estadio de Balaídos de Vigo para empatar a cero contra el conjunto nacional dirigido por Camacho. Ahí tenían ya cuatro Copas del Mundo y eran el equipo más temido del planeta. Pero ayer, en el nuevo Bernabéu, en el «Partido contra el Racismo», denominado así tras los insultos a Vinicius y después 22 años sin levantar un Mundial, rozó la tercera derrota de su historia contra España. La salvó Paquetá de penalti.

La previa giró, como era de esperar, alrededor de Vinicius y sus lágrimas del lunes en la sala de prensa de Valdebebas. El futbolista del Real Madrid sintió el cariño de su afición cuando la megafonía anunció su nombre, igual que Rodrygo y Endrick, los tres madridistas, éste último a partir de julio, que forman parte de la canarinha. Uno más que en la convocatoria de España, donde estaban Carvajal y Joselu.

El amistoso, impulsado por la Federación española después de los insultos al jugador el año pasado en Mestalla, tuvo al delantero del Madrid como capitán de Brasil, un detalle simbólico para redondear todavía más el protagonismo de Vinicius en el partido.

Las dos victorias de España contra Brasil

En un Bernabéu casi lleno, con 70.000 personas en un aforo máximo de 73.000, la afición española se mezcló con la brasileña, muy numerosa en las gradas, para disfrutar del 50º partido de la selección en Chamartín, el primero desde 2019 (3-0 contra Suecia).

Sobre el césped, España se encaminó en la primera parte a una victoria histórica. Ganó a Brasil en los octavos del Mundial de 1934, hace 90 años, y repitió triunfo en un amistoso en 1990, con Zubizarreta, Sanchís, Butragueño y Míchel como estrellas ante una canarinha sin los futbolistas que habían disputado el Mundial de Italia 90. Esos habían sido los dos únicos enfrentamientos que España había conseguido ganar en 9 duelos contra Brasil. El resto, empates, como el 0-0 disputado en Vigo, o derrotas, como el 3-0 de la final de la Confederaciones de 2013, la última vez que se habían medido.

Llegó rápido el tanto de Rodri desde los once metros, su segundo con España, y el 2-0 de Olmo, su 8º gol con la selección, confirmó la superioridad de los de De la Fuente mientras Yamal, estrella del Barça, levantaba los olés del Bernabéu. Enfrente, Brasil se alejaba del triunfo en una mala noche de Vinicius y con Rodrygo como goleador en el 2-1 tras un error de Unai Simón.

Otra aparición de Endrick

La derrota al descanso obligó a Dorival Júnior a apostar por Endrick, goleador en Wembley contra Inglaterra a sus 17 años. Y no le decepcionó. El futuro atacante del Madrid empató el duelo en el 50, justo en el mismo momento en el que Jude Bellingham marcaba con Inglaterra el 2-2 ante Bélgica. Un presagio madridista.

El joven delantero del Palmeiras acumula dos goles en cuatro partidos con la seleçao, ambos en este parón internacional, ambos con 17 años. Uno en Wembley contra Inglaterra, otro en el Bernabéu contra España. Palabras mayores para un futbolista llamado a marcar una época. Chamartín, mientras, le ovacionó pensando en futuros goles, títulos y celebraciones.

«Es curioso, pero cuando jugaba a la consola también hice un gol en Wembley y eso me vino hoy a la cabeza», explicaba en Londres tras su tanto a los británicos. Así de niño es, un muchacho del 2006 que ni siquiera había nacido cuando Zidane cabeceó el pecho de Materazzi e Italia levantó el Mundial en suelo alemán. Al lector le parecerá «ayer», pero la nueva estrella del fútbol mundial es insultantemente joven.

Su primer tanto con Brasil, además, llegó el mismo día que el estreno de Ronaldo en 1994. Los dos un 23 de marzo. Otra premonición más. «Sueño con el Bernabéu, pero pienso día a día...», decía.

Pitos a Morata

En el tramo final del duelo, Chamartín coreó el nombre de Joselu y repitió los olés con Yamal, pero el duelo terminó en empate tras los penaltis de Rodri y Paquetá. Y además, dejó la triste pitada a Álvaro Morata cuando De la Fuente le retiró del campo, algo que fue muy criticado por el seleccionador en la sala de prensa. «Me duele en el alma que en mi país piten a un jugador de la selección, al capitán, un referente, un ejemplo. Cuando oigo esos pitos siento vergüenza», declaró, enfadado.

Cuestionado de nuevo por los pitos al capitán, De la Fuente pidió que «entre todos eduquemos en un sentimiento nacional». «Deberíamos hacer todos un ejercicio de autocrítica, de educar en un sentimiento nacional y de apoyo a la selección. Que es la selección de todos, que los colores de los clubes hay que dejarlos atrás. A ver si educamos a la gente».

En los últimos minutos el choque se calentó un poco con alguna falta, los dos penaltis y varias discusiones en los banquillos. «El ambiente estaba muy caliente, todo el partido ha sido muy vibrante, emocionante. Cuando un equipo mete un gol el otro lo encaja se producen esas circunstancias, pero es fútbol. Se conocían casi todos y mañana van a entrenar juntos», expresó, en la misma línea que Cucurella y Olmo, que quitaron hierro a la polémica. "Un partido contra Brasil nunca es un amistoso", dijo el centrocampista del Leipzig.