A cinco días de la final de la Champions League, Carlo Ancelotti se presentó en la sala de prensa de Valdebebas tan relajado como siempre. Lejos quedan todavía los "sudores fríos", que según el técnico italiano llegarán el sábado por la tarde, justo antes del camino desde el hotel hacia Wembley. "Las previas de estos partidos son siempre iguales. Es mi novena final si tengo en cuenta las que jugué como jugador, así que va a ser la misma semana. Estoy contento de estar aquí y después vendrá la preocupación, los sudores fríos del sábado por la tarde, el miedo... Antes quiero disfrutar. Brócoli, salmón, pasta, una siesta... Luego las pulsaciones suben a 120".
Cuestionado sobre su rival, el transalpino elogió al Borussia Dortmund y lanzó un mensaje a aquellos que menosprecian la final: "Llegan los dos mejores equipos. Muchos están de vacaciones y verán el partido por la televisión", declaró, antes de alabar las virtudes de su rival: "Tenemos que estar preparados para todas las facetas del partido, el Dortmund es formidable en transiciones. Sancho, Adeyemi... Luego tienen un bloque defensivo compacto, tienen un tipo de características como nosotros, pueden presionar, van fuerte... Va a ser un partido competido y luchado, ganará quien hace mejor las cosas", y recordó que "no pensamos en ser favoritos, el Dortmund ha eliminado a equipos de mucho nivel".
Sobre el césped, pocas dudas. La baja de Tchouaméni sitúa a Nacho como central junto a Rüdiger, con Carvajal y Mendy en las bandas, dejando el centro del campo para Camavinga, Kroos, Valverde y Bellingham y la punta del ataque para Vinicius y Rodrygo. El único debate de estos días ha sido el de la portería entre Courtois y Lunin, y como le gusta el debate, Ancelotti no quiso acabar con él: "Llega el mejor portero del mundo... Va a jugar uno de los dos y el otro estará en el banquillo. La decisión la tomaré antes del partido y como me gusta el debate y no tengo nada que hacer esta semana...", bromeó.
Ancelotti ha destacado que a pesar de ser una temporada complicada, los futbolistas nunca han pensado que tenían "un problema". "Esto ha sido lo más importante. A Tchouaméni no le gustaba ser central, pero lo prefería antes que el banquillo, Camavinga con el lateral igual...".
Sobre el futuro de sus jugadores, admitió que Nacho "lo único que me ha dicho 'hablamos después de la final'. Le he dicho 'llámame por teléfono porque yo estaré de vacaciones'", dijo sobre la situación del central, que todavía no ha renovado su contrato para la temporada que viene.
Será la sexta final de Ancelotti como entrenador y hasta ahora ha ganado cuatro, dos de ellas con el Madrid. "La historia de este club nace con esta competición. La mayor motivación es seguir ganando", y resumió su forma de dirigir un vestuario: "No soy psicólogo, pero las relaciones son lo más importante. Estoy más con ellos que con mi mujer y mis hijos. Si no hay buena atmósfera, no hay buen trabajo".
En ese vestuario, dos protagonistas, Kroos, que disputará su último partido, y Vinicius, convertido en estrella mundial. "Ojalá Toni se pueda despedir con una Champions, pero ganar otra no cambiará su carrera", dijo sobre el alemán. "Vinicius está más centrado en los premios colectivos que en los individuales. Hemos hecho un gran trabajo con él", comentó sobre el brasileño.
Cada mañana, Peppino, su padre, se ponía al volante para recorrer los 50 kilómetros que separan Reggiolo de Parma. Un hombre de pocas palabras, pero tifoso enfermizo del Milan, que se hizo enterrar con el uniforme oficial del heptacampeón de Europa. Cada 10 de mayo, fecha de su cumpleños, Carlo Ancelotti acudía puntual a felicitarle. Y la pasada semana, aprovechando un hueco previo a la final de Wembley, el entrenador del Real Madrid tampoco olvidó la visita al cementerio. Junto a él, su hermana Angela, que reside en la cercana Novi di Modena. Por las riberas del Po, el sol aprieta y la vida pasa despacio. Nadie olvida de dónde viene y todos saben que volverán. La gente se remanga a disposición del bien común, como tras el terremoto que devastó la zona, un 29 de mayo de 2012. Carletto, que nació, creció y salió de aquí camino de la eternidad, también regresará. Como uno más.
A la sombra de las almenas de la Rocca di Reggiolo, una fortaleza medieval cuyos muros resistieron los embates del seísmo, Fausto Mazza regenta el Ristorante Toscanini. «El jueves [16], a las nueve de la mañana, Carlo estaba sentado conmigo en esta misma mesa», revela, con la misma naturalidad con la que arrastra su corpachón entre los manteles. En su aire socarrón y hospitalario, en el apretón de sus manos callosas, cabe toda la Bassa Emilia. «Ancelotti proviene de una familia campesina muy pobre. Así que, pese a los éxitos, esa herencia siempre va a estar ahí. Dice mucho de él que un personaje de su relevancia entre aquí a saludar y a tomar un café con los amigos».
Junto a un banderín rossonero del Milan, Mazza guarda dos fotos como alhajas. Una, de 1974, el año que compartió junto a Carlo en el Reggiolo Calcio. La otra, de 1995, cuando organizó un torneo al que su camarada, entonces técnico de la Reggiana, quiso apuntarse. «A los 14 años todos queríamos ser profesionales, pero la mayoría no teníamos ni para las botas. Las que nos dejaba al club, a menudo no nos servían, porque ya las habían destrozado los mayores», recuerda Fausto. Y su sonrisa, deshilachada entre la barba entrecana, se despliega al presentar los cappelletti in brodo, especialidad gastronómica de la Bassa. Una pasta rellena sumergida en caldo de carne y aderezada con el toque preferido de Ancelotti: «Un dedo de vino tinto. Sólo un dedo».
«¿De verdad no se marcha?»
Entre las celebridades locales, la popularidad de Mazza rivaliza con la de Giancarlo Simonazzi, párroco de Santa Maria Assunta y guardián de la llave del Oratorio San Giuseppe. Entre sotanas y alzacuellos marcó sus primeros goles, hace casi medio siglo, aquel niño tan glotón. Pero de camino al número 96 de la Via Giacomo Matteotti hay parada preceptiva en la Ferretería Ancelotti. Gaetano y Roberto, remotos parientes por parte de abuelos, regentan el negocio. Son tan gentiles, tan a la vieja usanza, que hasta su duda enternece: «¿De verdad que no va a marcharse a Brasil?» Al fondo, varios militantes de Forza Italia faenan con las pancartas en una calle dedicada al ilustre mártir del socialismo. Los ojos de Don Giancarlo, casi octogenarios, ya parecen haberlo visto todo un par de veces. Pero cuando abre la cancela, también en su voz se derraman unos acentos de nostalgia.
«Todo este vestíbulo tuvo que reconstruirse tras el terremoto, aunque la parte de dentro no ha cambiado», explica el sacerdote, apuntando a un solar donde las matas de hierba crecen desordenadas. Hace tiempo que arrancaron las porterías y hay que forzar demasiado la imaginación. Así que mejor dejar constancia de la última prédica antes de partir. «Nadie podrá objetar nada de Carlo como futbolista y entrenador, pero a nivel personal, hay quien piensa que ha cometido graves errores». No hay forma, divina o humana, de sonsacarle algo más. Simonazzi habla y se mueve como aquel Don Camilo de las novelas de Giovanni Guareschi.
El Stadio Comunale Rinaldi, sede del Reggiolo Calcio.M.A.H.
Por estos contornos, los caminos son rectos y los vecinos conocen, terrón a terrón, cada palmo cultivable. En primavera, algunos diques se desbordan y el agua, fangosa, engulle las tierras bajas. Los mosquitos devoran. El sol curte incluso el pellejo de Adone Bertazzoni, labrador a tiempo completo y presidente, en los ratos libres, del Reggiolo Calcio. Como cada sábado a mediodía, Adone acude con su furgoneta al Stadio Comunale Rinaldi. Trajina con unas sillas de plástico y enseña al periodista las instalaciones municipales. «Carlo, como yo, viene de la tierra, de la estructura de la tierra. Por eso es un tipo tan humilde y trabajador». Bertazzoni, con sus ojillos vivaces y su dentadura de niño pobre, representa el testimonio de un mundo que se acaba.
«Tenemos un terreno fértil. Yo cultivo maíz, trigo y soja. Disfruto con mi vida tranquila y con mi casa en el campo», confiesa. Pero desde la construcción de la autopista a Brennero, la arcadia se ha visto azotada por el progreso. Comer Industries, suministradora de Jeep, y la farmacéutica Sarong, abrieron sede en los alrededores. Disminuyó el desempleo, aunque el orgullo de Reggiolo no se mide en datos macro. «En este club contamos con 50 voluntarios. Empezamos con niños de cinco años hasta el equipo senior. Siempre intentamos hacer bien las cosas. Ancelotti empezó aquí en 1974 y mira su trayectoria tan increíble». Bajo la tribuna principal, en un cuartillo carcomido por el polvo, se amontonan trofeos, testigos de aquel tiempo, cuando Carletto partió hacia Parma. Del Ennio Tardini, al Olímpico de Roma y San Siro. Del banquillo de la Reggiana a las puertas de su quinta Champions.
"Durante su primera etapa en la Reggiana tenía dudas sobre si valía para los banquillos"
Han transcurrido casi tres décadas desde aquel debut en los banquillos en la Serie B, quizá la fase menos conocida de su carrera. «En esa época Carlo estaba preocupado, con dudas sobre si valía o no, pero también tenía mucha motivación», apuntan sus conocidos de entonces. Reggio Emilia, capital de la región, no entendía el pésimo momento de un equipo que únicamente sumó cuatro puntos en las siete primeras jornadas. «Él siempre repite que fue uno de sus peores momentos. Incluso se planteó la dimisión, pero le dieron confianza y terminaron ascendiendo».
Adone Bertazzoni y Roberto Angeli.
Su filosofía originaria aún encaja en las horas previas de una séptima final de Champions: «Ninguna noche impide al sol salir por la mañana». No obstante, al éxito con la Reggiana le sucedió una repentina crisis. «Repetía a sus asistentes: "Esto es demasiado estresante". Decía que lo iba a dejar en tres o cuatro años. De hecho se ponía como fecha límite el año 2000».
La electricidad de un banquillo quizá sólo sea equipareble a la de la política. Y de eso va sabiendo lo suyo Roberto Angeli, con tres legislaturas ya a las espaldas. «Le conocí en casa de Angela, durante la fase de reconstrucción del pueblo. Hace tiempo que no nos vemos, porque siempre anda muy ocupado, pero cuando gana algún título hablamos por teléfono», comenta el alcalde de Reggiolo. Aunque comparta una casa en Vancouver con Mariann, su esposa, Carlo guarda otros proyectos para la jubilación. «Todos esperamos con ilusión su regreso a Reggiolo. Ya me han pedido un homenaje de bienvenida, así que lo recibiremos con los brazos abiertos. Organizaremos una gran fiesta en la que participará todo el pueblo», finaliza Angeli.
Entre la brisa mecida por los cerezos llegan ecos lejanos de la Champions. Algo especial habrá en la Emilia-Romagna, tierra de Arrigo Sacchi y Alberto Zaccheroni. O de Simone Inzaghi, natural de Piacenza y Stefano Pioli, de Parma. Sacchi revolucionó el fútbol, pero Ancelotti ha perfeccionado, como ningún otro, la fórmula ganadora.
El Ristorante Toscanini, el favorito de Carlo en Reggiolo.M.A.H.
Sus rutas gastronómicas
M.A.H.
Durante su niñez de posguerra y privaciones, la dieta semanal se limitaba a una sopa con tocino, unos huevos con cebolla y un trago de vino. Para los días de fiesta, alguna perdiz o gallina frita. El pequeño Carletto siempre tuvo buen apetito y el dinero del fútbol simplemente hizo aflorar su lado más gourmet. Apasionado del jamón ibérico y los caldos gran reserva, el técnico blanco no pierde ocasión, cuando viaja a su tierra, para el buen yantar. Entre sus rincones favoritos, el Ristorante La Pinta, en San Bernardino di Novellara. Regentado por Jeris Folloni, en sus paredes aún cuelga una foto del entonces centrocampista del Milan. De sus tiempos en el Parma queda registro en cada visita a la Hostaria da Ivan, situada en la pequeña localidad de Fontanelle di Roccabianca. Sobre estas líneas, el Ristorante Toscanini, su favorito de Reggiolo.
Nadie le esperaba. Nadie contaba con él y sin embargo, Edin Terzic (Menden, Alemania, 41 años) ha conseguido devolver al Borussia Dortmund a la final de la Champions League once años después de que el Bayern les venciera, curiosidades del destino, en el mismo estadio en el que ahora intentará derrotar al Real Madrid, en Wembley.
Pero esta no es la única paradoja que deja la historia. Aquella noche, el ahora entrenador del Borussia animaba a su equipo como un aficionado más en la grada mientras Marco Reus jugaba su primera final. Una leyenda que disputará el 1 de junio su último partido de amarillo donde todo empezó. No podía ser de otra manera.
El vínculo entre el Dortmund y su entrenador se empezó a tejer muy pronto, cuando Terzic acudía al estadio siendo un niño. "Él siempre ha sido fan del equipo" comenta Sebastian Kolsberger, periodista de Bild. Su recorrido comienza en Bochum, mientras estudiaba deporte en la universidad. Allí conoció a una de las personas más importantes en su carrera, Hannes Wolf, actual entrenador en las inferiores de Alemania y clave para entender todo su recorrido como técnico.
"NUNCA PENSARON EN OTRO ENTRENADOR"
Tras dos buenas temporadas en la academia germana, Terzic se marchó a la Premier y a Turquía para ser asistente de Slaven Bilic, pero regresó de nuevo al club en 2018 al recibir la llamada de Lucien Favre para ser su segundo. "Cuando contratan al francés sabían que si se marchaba por alguna razón, Terzic era la solución más directa. Era un buen entrenador, con experiencia y que conocía muy bien el club. Todo el mundo estaba contento con él y nunca pensaron en traer otro entrenador", afirma el periodista.
Calmado, amable y atento con los aficionados, su oportunidad llegó en diciembre de 2020, cuando le nombraron técnico interino. No la desaprovechó. El equipo comenzó a crecer y logró ganar la Copa de Alemania ante el Leipzig.
A pesar del triunfo, Terzic tuvo que dar un paso al lado debido a la apuesta del club por Marco Rose. Un cambio que, por poco tiempo, le llevó a los despachos. "Al ver que el nuevo entrenador no había funcionado, todo el mundo pidió su vuelta", asegura Kolsberger. Y como aquella vez, el hombre de club volvió a ocupar el banquillo, pero nada comenzó con buen pie. "Antes de que comenzara el Mundial, el Dortmund no conseguía buenos resultados y todo el mundo le criticaba por el manejo del equipo, pero después del parón todo cambió. Empezó de nuevo a ganar y perdió el título en la última jornada con un empate ante el Mainz", dice Kolsberger.
LA SOMBRA DE KLOPP
En este primer año sin grandes estrellas en el Borussia, tras las venta de Haaland y de Jude Bellingham este último verano, el juego de Terzic tampoco ha sido brillante. Las dudas regresaron al Signal Iduna Park, pero cuando el sorteo de Champions les mandó viajar a París en semifinales, un cambio de mentalidad en esos días previos fue clave: "Todo el mundo se pregunta por qué no ha jugado así en la Bundelisga. Él tuvo claro que, si querían tener opciones en las semifinales, debían hacer su fútbol, ser ofensivos y presionar al rival", afirma el periodista alemán.
Todo es posible en la gran final del próximo sábado. "Creo que estará igualada, es un partido y todo puede pasar", comenta, pero una victoria ante el Real Madrid no sólo significaría la segunda Copa de Europa en la historia del club (la primera la ganaron en 1997), sino que la alargada sombra que dejó Jürgen Klopp, comience a poco a poco a desaparecer. "Si realmente puede ganar la final, puede ser la primera vez que su nombre deje de sonar por Dortmund", comenta.
Hace justo 60 años que el Real Madrid ganó su primer título europeo, una larga historia con muchos triunfos y también largos períodos de sequía, el último de los cuales terminó hace ya un decenio con la llegada de Pablo Laso y el regreso del éxito, prolongado en 2023 con otra Euroliga tras aquel extraño cambio de entrenador.
La lamentable derrota de Berlín, con un equipo que empezó durante 10 minutos como si fuese heredero de los mejores Boston C
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Hubo un momento en que Toni Kroos a punto estuvo de ponerse en la fila de los futbolistas del Betis cuando le realizaban el pasillo en homenaje a su carrera. El alemán, tímido en estos lances, se notaba incómodo ante el gesto grandilocuente de rivales y compañeros, éstos con su número ocho en la espalda.
Era la tercera ovación en apenas 30 minutos. La primera llegó cuando salió a calentar y la segunda cuando el speaker del Bernabéu cantó su nombre por última vez. Un momento, obviamente, mucho más largo de lo que suele ser habitual.
La grada, por su parte, le homenajeaba bajo un tifo en el que ponía: "Gracias, leyenda" y resaltaba los títulos conseguidos por el centrocampista en el equipo blanco. No hay característica más común entre ambos que reflejar las grandes victorias. El ADN ganador.
Vienen a la memoria las palabras tras el retraso de 30 minutos en la final de Champions en París ante el Liverpool por los incidentes en la entrada. "Da igual, les ganaremos media hora más tarde", expresó tan tranquilo como su juego. Frío y preciso como un bisturí.
No hacía falta que el germano afilara sus adidas blancas en este duelo contra el Betis. No había nada en juego, pero el homenaje debía completarse con un nuevo clínic de fútbol del teutón.
Su exhibición en el pase fue la habitual, elevando la precisión de su equipo y moviendo el balón de lado a lado, como si hacer desplazamientos de 30 metros pareciera un ejercicio sencillo y no una suerte alabada solo en esta Champions por técnicos como Pep Guardiola o Thomas Tuchel.
Completó el alemán 110 pases con un 97% de acierto. Pero, si enunciamos el número total, hablamos de 34.022 pases en 464 partidos con el Real Madrid, con un acierto medio de casi un 94%. Unas cifras difíciles de igualar.
Y en el minuto 85, Ancelotti cumplía lo pactado con el alemán, un futbolista con "huevos", como le calificó en la previa, con su familia germano- española esperando en el túnel de vestuarios. Pitaba el árbitro para ordenar el cambio, mientras éste daba el primer abrazo a Modric, su pareja de Champions, antes de fundirse en otro con el resto de sus compañeros, incluso con Kepa, que abandonaba la portería para estar junto al alemán.
Y entonces, tras salir del campo y despedirse del entrenador italiano y agradecerle el gesto, el frío centrocampista rompía a llorar al abrazarse a su hija mayor, Amelie, que tampoco podía contener las lágrimas. Los ojos del estadio se quedaban en la banda y se olvidaban de lo que ocurría en el terreno de juego.
Poco más ocurrió tras la cuarta ovación a Kroos. Sus compañeros le manteaban con el Bernabéu en pie, e Isco, entre los asistentes que no se quisieron perder el adios del 8 madridista. "Es una leyenda, un jugador magnífico, no pierde un balón", concedió el bético Rodri al término del encuentro.
Traca final
Hasta 15 minutos después de finalizar el choque, todo el Bernabéu seguía en sus asientos rompiéndose las manos por el alemán, la quinta ovación. El Madrid ha tenido muchas leyendas, pero quizás ninguna ha terminado su ciclo de blanco de esta manera. "Solo puedo decir gracias al madridismo", se despedía el futbolista en los medios del club.
El alemán admitió que cuando vio a sus hijos, sus lágrimas le "mataron" y ya se derrumbó. Aprovechó el centrocampista para alabar el buen grupo tanto humano como futbolístico con el que ha compartido vestuario y apeló a no olvidarse que su despedida tiene que finalizar levantando la decimoquinta Champions en Wembley.
Objetivo que comparte con Carlo Ancelotti. El italiano alababa la despedida "merecida" que le ha brindado su afición al alemán y le ha calificado como "uno de los más grandes". Pocos jugadores han conseguido ese reconocimiento unánime vistiendo de blanco.
Patética y bochornosa despedida del campeón de Liga ante sus propios aficionados. El ingeniero Pellegrini, como cualquier buen estratega, le dio un repaso táctico al decadente Ancelotti, aunque tuviera nueve bajas. Mereció ganar y no tuvo suerte. Un ridículo de despedida blanca.
Me dio la impresión de que el Madrid jugó como si ya fuera el campeón de Europa y que el pasillo de Kroos en su despedida fuera la del propio Real Madrid, como nuevo campé
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Los pasillos han dejado de ser lo que eran en un fútbol que ha perdido la cortesía. Como la política. Hace falta tener una condición inmaculada para convocarlos. Toni Kroos la posee, y es la razón por la que no le hicieron el pasillo únicamente sus compañeros. También sus rivales. Los jugadores del Betis se unieron a los del Madrid, como si lo hiciera todo el fútbol español. Ese pasillo conduce a la gloria, a la eternidad, con parada en el templo de Wembley. Las lágrimas de sus hijos son lágrimas del orgullo. Dios te salve, Kroos. [Narración y estadísticas, 0-0]
El respetable acudió en masa a despedir a una leyenda, como podía leerse en el tifo desplegado en la grada. Muchas son las que lo han hecho en este mismo estadio entre reproches, porque el fútbol español, tan cainita como el país, suele perder las formas cuando dice adiós. Le pasó a Di Stéfano, nada menos. Este adiós es distinto, porque lo ha dicho Kroos. El alemán se ha anticipado a nuestras miserias para dejar un Bernabéu convertido en un te quiero.
Le queda un acto de blanco, un acto supremo. La conquista de la Champions, ante el Borussia Dortmund dentro de una semana, igualaría a Kroos con Gento. También a Modric, aunque en el caso del alemán uno de los trofeos lo levantó como jugador del Bayern. Sería su título número 23 en 10 años pletóricos en el Madrid.
Kroos partió en el once ante el Betis no sólo por la despedida, sino porque Ancelotti decidió alinear al equipo que debería partir en Wembley. Con Courtois, con Nacho junto a Rüdiger y con Camavinga en el lugar del lesionado Tchouaméni. Era la hoja de ruta del italiano y la cumplió.
Nada se jugaba el Madrid, campeón hace semanas, y nada se jugaba el Betis, en el que Pellegrini optó por dar oportunidades a jugadores menos habituales. Johnny es uno de los que está llamado a tener un papel en el futuro de los verdiblancos. Su primer gol lo pudo marcar en el Bernabéu, pero el VAR lo invalidó porque Marc Roca partió en fuera de juego al intentar rematar en primera instancia. Courtois despejó por ello forzado y mal, y Johnny ganó la segunda jugada. En caso de subir al marcador, habría quedado esa pequeña manchita del belga, una vez decidido que sea el portero en la finalísima, en lugar de Lunin. Se resarció con dos paradas soberbias a tiros de Ayoze y Miranda. Ello no le librará de estar bajo la lupa en Wembley. Lo mismo le pasaría a Lunin y a quien ha de tomar la decisión, dadas las circunstancias.
El Madrid se ha tomado con mucha profesionalidad los partidos que siguieron a proclamarse campeón, especialmente por tratarse de una oportunidad para futbolistas que quieren competir internamente, como Brahim, Joselu o Güler. La cercanía de Wembley, sin embargo, ha atemperado el ímpetu, dado el temor a las lesiones, hecho que se acentúa si quienes juegan son los elegidos para el gran día. Era de esperar, pues, un partido abierto y algo hipotenso. Únicamente a Nacho se le fue demasiado un pie en una disputa, lo que le costó una inesperada amarilla. No es la primera vez que le ocurre. El Madrid lo necesita en su mejor versión, dado que Militao está muy lejos de la suya, como quedó de manifiesto frente al Villarreal.
La voluntad bética
El Betis lo quiso aprovechar en el inicio con un Bellerín profundo en el espacio del interior y un Ayoze siempre activado, pero a los verdiblancos les faltó la precisión en el remate. El Madrid lo tiene aunque vaya en tercera, con un Vinicius preciso, Rodrygo y hasta Bellingham, aunque haya llegado al tramo final del curso en reserva. Ante todos respondió Vietes, portero de mano dura, y se fajó Sokratis, un viejo rockero de las defensas.
El Madrid pasó de la búsqueda del gol a la búsqueda de la liturgia, con cambios medidos de Ancelotti en busca de los homenajes. Kepa tuvo sus minutos para despedirse y quién sabe si Nacho, al que el técnico también retiró del campo antes del final. Todos esperaban que el siguiente fuera Kroos, pero Ancelotti esperó. Quiso el técnico que compartiera los últimos minutos con Modric, eje clave de una era en el Madrid. Esa hoja de ruta también fue perfecta, un final medido por todos, el primero por Kroos, derrotado al final por las emociones, por las lágrimas de sus hijos, por este te quiero que se lleva a la eternidad.
El croata Luka Modric lamentó el anuncio de retirada de Toni Kroos, con quien forma una pareja legendaria para la historia del Real Madrid, confesó sentirse "muy triste" por el adiós de "una leyenda" y aseguró que nunca olvidará la "época dorada" que han compartido en el club blanco.
"Querido Toni, se me hace difícil escribir estas palabras. El mundo del fútbol está triste porque se va un futbolista histórico y te reconozco que yo también estoy muy triste. Amigo, eres una leyenda de este deporte y una leyenda del Real Madrid", inició Modric su mensaje en redes repleto de emoción.
"He disfrutado mucho jugando a tu lado. De verdad que ha sido un honor compartir el centro del campo del Real Madrid contigo. Tienes unas cualidades que te hacen un futbolista único y especial, y ya no habrá otro Toni Kroos", añadió.
Junto a imágenes de diez años juntos en el Real Madrid, de complicidad, con trofeos conquistados como la Liga de Campeones, LaLiga o el Mundial de Clubes, Modric marcó un último reto juntos.
"Inolvidables noches europeas, títulos, la magia del Bernabéu.... nunca olvidaremos esta época dorada en el club de nuestras vidas. Lo has conseguido todo pero todavía te queda una. Juntos a por la 15. Te echaré de menos, amigo", sentenció.
Kroos respondió a la publicación de Modric con mucho afecto. "Tantos recuerdos... guau. ¡Este amor durará para siempre, amigo mío!", aseguró en un hilo de respuestas al que se sumó Vinicius: "Los mejores!!!".
Kroos entrega "el control" a Bellingham
El alemán respondió al mensaje de agradecimiento de Jude Bellingham por el año que han compartido en el Real Madrid y, tras anunciar su retirada, apuntó que el centrocampista inglés "está listo para tomar el control" del juego del equipo en su ausencia.
"Un año no fue suficiente. Gracias por todo lo que has dado al juego, ha sido un absoluto placer disfrutar de tu fútbol y de tu personalidad como aficionado y aún más como compañero de equipo", escribió Bellingham en redes sociales junto a una fotografía abrazando a Kroos.
El inglés enfocó al último reto junto a Kroos, la conquista de su primera 'Champions', que sería la sexta del alemán, el 1 de junio en Wembley.
"Todavía queda trabajo por hacer esta temporada, pero te deseo todo lo mejor para lo que sea que venga a ti y tu familia. ¡LEYENDA!", añadió.
Kroos no tardó en responder a la publicación de su compañero y apuntó a Bellingham como su heredero al mando del fútbol del Real Madrid.
"Gracias mi amigo. Más años juntos habrían sido injustos ¡Disfruté cada minuto desde que te uniste! ¡Estás más que listo para tomar el control! A los 20 años...", escribió Kroos.
No es casualidad que Thomas Tuchel y Pep Guardiola señalaran la habilidad de Toni Kroos como la principal que debían frenar si querían pasar de ronda en la Champions League. "Marca el ritmo y lleva las riendas del juego", expresó el primero, mientras que el segundo, que le tuvo a sus órdenes en el Bayern, halagó: "Mueve al Real Madrid de la manera en la que solo Toni Kroos puede hacerlo". Ninguno consiguió detenerle y los blancos están en la final de la máxima competición continental.
El único que ha frenado al alemán ha sido el propio Kroos. Renunció a la selección para centrarse en su club y ahora cuelga las botas en una de sus mejores temporadas porque "quiere acabar su carrera a nivel altísimo". El Real Madrid, que desde 2014 solo ha jugado un 6% de los minutos sin Kroos o Modric, debe ahora pensar en cómo restructurar esa línea de creación sin el alemán.
Esta temporada los blancos sólo han disputado cuatro encuentros con ambos ausentes en el once inicial, tres de liga y uno de Copa del Rey. Camavinga fue el que ocupó su posición ante: Athletic (jornada 1), Celta (jornada 3) y Las Palmas (jornada 7). Mientras que a Dani Ceballos le tocó hacerlo frente al Arandina en tercera ronda del torneo del KO. El Madrid ganó los cuatro encuentros.
Así, Modric es el sustituto natural ante la ausencia del 8, pero el croata, aunque más cerca, aún no ha firmado la renovación para el próximo curso. Además, sus años, 39 en septiembre, hacen que su capacidad física no le dé para disputar una temporada entera jugando de media dos partidos a la semana.
Camavinga disputa un balón ante el Alavés.JUANJO MARTINEFE
Con Ceballos con pie y medio fuera del club, entre Camavinga, Valverde y Tchouameni deberán intentar suplir al alemán en ese rol de inicio del juego blanco, con el primero como el principal elegido por Ancelotti, al menos esta temporada. Y con la posibilidad también de que los minutos de Arda Güler, que tan buen rendimiento ha dado a final de este año, crezcan ante esta ausencia.
Aunque otra opción para el italiano podría ser recuperar la posición natural de Jude Bellingham, en la que jugaba en el Borussia Dortmund, y retrasarle hacia la zona de creación. No obstante, se perdería esa capacidad de llegada que el inglés ha mostrado este año y con la que ha llegado a disputar el premio Pichichi hasta la penúltima jornada con 19 goles.
La otra solución madridista pasa por sondear el mercado europeo, aunque las opciones existentes no son exactamente iguales a las características que tenía el germano. Igualmente, parece que entre los planes del club blanco para este verano no se contemple ninguna incorporación para esta posición.
Candidatos en Europa
Por proximidad geográfica hablaríamos de Florian Wirtz, el centrocampista del Bayer Leverkusen de Xabi Alonso, como uno de los posibles nombres que podrían ocupar el trono del alemán. Aunque el joven de 21 años es más ofensivo, Kroos en sus inicios también se situaba más cerca de la portería contraria, tiene las cualidades y la visión de juego para adaptarse a ese rol. El 10 del Leverkusen ha anotado 18 tantos y ha dado 20 asistencias esta temporada.
Otro nombre a tener en cuenta es el del italiano Nicolò Barella, centrocampista del Inter de Milán y con características técnicas más parecidas a Kroos. Barella es un jugador de 27 años, ya contrastado, cuya edad no cuadra demasiado en la política blanca de fichajes, pero su rendimiento como interista no deja dudas respecto al nivel de jugador que es.
Por último, se podría mencionar a Maxence Caqueret, ya en el radar blanco hace algunas temporadas. El futbolista de 24 años, que milita en el Lyon, es una de las grandes promesas del fútbol francés y su juego también es parecido al del germano.
3.607 días. 9 años, casi una década. 10 temporadas. 22 títulos, a la espera de la final de Wembley. 463 partidos. 28 goles. 100 asistencias... El próximo 1 de junio, Toni Kroos pondrá fin a su etapa como jugador del Real Madrid. Lo hará en el mayor escenario del planeta, en la pelea por el trono de su sexta Copa de Europa, la quinta como madridista. "El 17 de julio de 2014 cambió mi vida", dijo ayer. Ahí, en su presentación en el Bernabéu, comenzaron sus 3.607 días como uno de los referentes de esta década prodigiosa en Chamartín.
A sus 34 años, Kroos anunció ayer que se retirará después de la Eurocopa. Lo hará dos años más tarde de lo que tenía pensado, siendo indiscutible y vital para el Madrid y para Alemania, después de ser uno de los mejores jugadores de la temporada y camino de una nominación para el Balón de Oro. No le sobrarán meses ni años, nadie hablará de su declive ni podrán decir que 'se arrastra' por el campo. No habrá críticas, sólo elogios. Todo lo que el propio Kroos imaginó. Su despedida ideal. Su legado. Ahí, y en su familia, nace su decisión.
"Es lo que el club merecía"
Se retirará en casa, en la Eurocopa de Alemania, capitaneando a la selección a la que un día abandonó para estirar su tiempo en el Madrid. Y lo hará cuando todavía tiene piernas para mucho más. Tiene la edad que tenía Zidane cuando dijo adiós y cuatro años menos que un Modric que parece podría seguir un curso más. "Siempre he tenido la idea y el objetivo de acabar de la mejor manera en el Madrid, es lo que el club merecía. Esta temporada es una de las mejores temporadas que he jugado y creo que es un momento muy bueno para dejarlo. Siempre he querido que si en unos años habláis de Toni Kroos y recordáis cómo fui estuviera a la altura. Siempre he dicho que si me voy de Madrid, me voy del fútbol. Me quiero retirar aquí, en el Real Madrid, y esto es lo que va a pasar", anunció a través de un podcast, antes de explicar que disputará la Eurocopa con Alemania y colgará las botas.
"Jugaré la Eurocopa con Alemania, pero nunca he pensado en cambiar el club, ni en estos 10 años ni ahora. La gente dice que fácilmente puedes jugar unos años más, y a lo mejor es así, pero, como he dicho, no quiero ir a un punto donde la gente piense por qué todavía juega, que no tiene nivel, que estoy en el banquillo, que no disfruto... Y ahí no quiero llegar. Por eso quiero acabar en el mejor momento y el mejor momento es ahora", resumió.
"No" al dinero, sí a la familia
No tendrá un retiro futbolístico dorado, pero sí vital. No quiere los millones de Oriente Próximo ni de Estados Unidos, sólo la vida diaria en Madrid con su mujer y sus hijos y los viajes que el balón no le ha permitido. Pasará tiempo con su padre y su madre, la misma que le pedía renovar un año, y con su abuelo, que le aconsejó retirarse este verano. Dicho y hecho. Su academia será ahora su centro neurálgico. Y ahí, en esa mezcla entre dejarlo en lo más alto y disfrutar de su familia cayó el pétalo final de una margarita que ha ido deshojando en los últimos meses.
Desde enero, la pregunta se repetía en el vestuario: "Toni, ¿qué vas a hacer?". Una pregunta entre la curiosidad, la pena y el miedo. Porque el alemán es un referente para la generación joven del Madrid y capital para el cuerpo técnico, que pierde ahora el timón de su esquema de juego. "No hay nadie como él", admiten en la ciudad deportiva. Ni en Valdebebas ni en el mercado. Por eso su decisión era clave para todo, también para el futuro de Modric.
Negociaciones
En el Madrid llevan tiempo viendo a Tchouaméni, Camavinga, Valverde y Bellingham como los dueños del centro del campo y han dejado en manos de Kroos y Modric sus decisiones. En el caso del alemán, en algunos momentos pensaban que renovaría una temporada más, pero han trabajado en planes sin él porque sabían que Toni era fiel a sus principios. Cuanto mejor jugaba, más cerca estaba de retirarse. Hubo acercamientos y conversaciones, pero nunca una respuesta definitiva hasta esta semana.
Mientras, en el club han ido viendo detalles que invitaban a pensar en su retirada. La vuelta a la selección alemana, algo que físicamente le podía lastrar el próximo año; el homenaje de Adidas, que presentó una edición especial de sus botas; el rato en el césped del Bernabéu con su familia después de la victoria contra el Bayern...
Kroos ha anunciado su decisión antes del último partido en Chamartín y antes de la final de Wembley. Motivación para su gente y su vestuario.