Javier Aguirre, el técnico de ocho apellidos vascos y 850 partidos que nunca quiso ser entrenador

Javier Aguirre, el técnico de ocho apellidos vascos y 850 partidos que nunca quiso ser entrenador

Aguirre, Onaindia, Alberdi, Landeta, Goyado, Uriarte, Garechana y Lanetarzua son sus ocho apellidos. Normal que a Javier Aguirre (Ciudad de México, 1958) le llamen El Vasco. Este hijo de emigrantes de dos localidades de Vizcaya, Guernika e Ispaster, que volaron al país norteamericano a buscarse la vida como comerciante, su padre, y profesora de piano, su madre, tenía la suficiente sangre vasca para jugar en el Athletic Club. Precisamente, el rival mañana ante su Mallorca y el equipo del que su familia es aficionada.

No obstante, como él mismo admite, como futbolista nunca tuvo la calidad para llegar al club vasco y en España sólo pudo jugar 13 partidos en Osasuna porque luego sufrió una rotura de tibia y peroné. Su sustituto, por cierto, fue el inglés Michael Robinson.

Aguirre siempre manifestó su intención de no convertirse en técnico una vez colgara las botas como reveló en una entrevista en La Cope. Casi tres décadas y más de 850 partidos después no se pueden tomar muy en serio las declaraciones de un entrenador que con 42 años también dijo que se retiraría a los 50 y ahora tiene 65.

Son 14 ciudades y siete países su periplo como técnico. Pocas veces le han ofrecido un proyecto ganador. Como él mismo bromea, tiene más descensos que títulos, lo que le ha generado una humildad que hace que no se considere ni cerca de técnicos como Guardiola, Ancelotti o Klopp.

Su historial es extensísimo. Si hablamos de selecciones, Aguirre entrenó dos veces a México, una a Japón y otra a Egipto. Respecto a clubes, El Vasco ha pasado por: Atlante, Pachuca y Monterrey en México, Al Wahda en Emiratos Árabes y en España, Leganés, Zaragoza, Espanyol, Atléticode Madrid,Mallorca y Osasuna, equipo con el que más gloria alcanzó en nuestro país.

En los cuatro años que estuvo, consiguió clasificar a los rojillos para la previa de la Champions y para la Copa de la UEFA, acabó cuarto una Liga y llegó a aquella final de Copa del Rey ante el Betis, que perdió en la prórroga en la temporada 2004/05. Sus logros le brindaron la posibilidad de ganar el galardón a mejor entrenador de la liga española para la UEFA en 2006.

El destino le brinda una nueva oportunidad este sábado. La oportunidad de volver a lograr la gesta que consiguió aquel Mallorca de Eto'o, Pandiani o Miguel Ángel Nadal. Quienes se alzaron con el título ante el Recreativo de Huelva en el Martínez Valero por tres goles a cero en la Copa del Rey de 2002/03.

Palmarés

Aguirre sólo ha conseguido un título de Primera División Mexicana con el Pachuca, en 1999, una Copa de Oro de la Concacaf con México en 2009, una Copa de La Liga y dos del Presidente con el Al Wahda entre 2016 y 2017 y una Liga de Campeones de la Concacaf con Monterrey en 2021. Pese a su humildad, tampoco es un mal palmarés para El Vasco.

Ocurra lo que ocurra, Aguirre afrontará el resultado con una sonrisa. Como la que exhibieron él y sus jugadores ante la tanda de penaltis con la que consiguieron eliminar a la Real Sociedad. La que le da saber que en el fútbol se pierde mucho más que se gana y que, cuando vuelva a casa,le animarán su mujer Silvia, muy futbolera y con la que lleva 45 años, sus hijos, uno abogado, otro periodista y un representante de futbolistas y, desde hace poco, también una nieta.

Andoni Goikoetxea: "Aquel Athletic lo tenía todo: calidad, físico, compromiso y solidaridad"

Andoni Goikoetxea: “Aquel Athletic lo tenía todo: calidad, físico, compromiso y solidaridad”

Aquel Athletic de cuando entonces, el último que ganó una Copa del Rey, la vigesimotercera, en la temporada 1983/84, venía de llevarse la Liga, y volvería a hacerse con ella un año después, con un equipo firme y competitivo, formado a imagen y semejanza de su entrenador, Javier Clemente. Andoni Goikoetxea (Baracaldo, 1956) era un jugador capital en la formación que aún recitan de memoria los ya curtidos aficionados, un central que había llegado a la final bajo la sombra de la entrada que lesionó gravemente a Maradona en el partido de Liga de esa misma temporada. El hoy representante institucional del club atiende a EL MUNDO en conversación telefónica días antes de la final de La Cartuja ante el Mallorca.

A diferencia de las anteriores finales perdidas, en esta ocasión el Athletic sale como claro favorito...
Pero eso no nos lleva a nada. Yo he estado en las últimas, Barcelona, Valencia, Bucarest [final de la Liga Europa ante el Atlético de Madrid, que perdió el Athletic 3-0], La Cartuja... La última que ganamos veníamos de ser campeones de Liga pero no íbamos de favoritos. Siempre que juegas contra un Madrid o un Barcelona esa vitola la tienen ellos, y sin embargo la ganamos. ¿Qué quiere decir esto? Que hay que ser cautos, que el Mallorca es un equipo complicado, rocoso, al que el Barcelona hace poco sólo le pudo ganar 1-0, al que allí no conseguimos derrotar, sí aquí en San Mamés, 4-0, pero las finales se ganan cuando terminan, no hablando, diciendo. Por lo que estamos ilusionados es porque el Athletic tiene un buen fútbol. Posee un grandísimo portero, juegue Simón o Arrizabalaga, también una buena defensa, un centro del campo creativo y fuerte, y arriba gente rápida, que está con gol. Luego, aparte de jugar bien, hay que tener acierto. Si así sucede, pues se traerán la Copa. Pero no he visto ganar ningún partido antes de que se juegue.
Menudo Barcelona aquel al que ganó el Athletic en la final de 1984...
Fue una final dura. Metimos el gol en el primer tiempo, todo el equipo defendió luego de manera fantástica, salimos al contragolpe y tuvimos alguna oportunidad más. Maradona y Schuster eran en ese momento los dos mejores futbolistas del mundo.
Entonces no había pasado tanto tiempo sin ganar una Copa. El Athletic la había conseguido ante el Castellón en la temporada 1972/73. Ahora hay varias generaciones que no saben lo que es sacar la gabarra. ¿Cuántos años tiene su hijo mayor?
Tengo dos hijas, una nacida en 1982 y otra en 1987. Mi hija mayor tenía dos añitos. Estuve con ella cuando fuimos a la Virgen de Begoña y en los actos públicos, pero, obviamente no lo recuerda. Hay mucha gente, de 50 años para abajo, que recuerda que les dieron vacaciones en el colegio para ir a ver la gabarra, pero no lo vivieron como un adolescente o alguien más mayor. El Athletic aglutina todas las capas sociales. Si en aquel momento, los medios de comunicación dijeron que había un millón de personas, creo que esta vez si se gana esto se multiplicará por tres. Todo el mundo va a querer estar allí, unos para rememorar los viejos tiempos y otros para verlo por primera vez.
¿Qué les ha contado a sus hijas de aquello?
Les cuento lo mucho que cuesta. El hecho de que hayan pasado 40 años demuestra que las cosas no son nada fáciles. Lo sufrimos. Teníamos un gran equipo, con buen ambiente y con muy buenos jugadores, un buen entrenador. Un equipo solidario, comprometido, con calidad, pero que lo consiguió con esfuerzo, sin el cual no se logra absolutamente nada
¿Se respira ahora una atmósfera de mayor ansiedad que entonces?
Yo ando por la calle y es lógico ver a gente nerviosa, también con algo de euforia, pero eso también es bueno, es normal que haya confianza en el equipo, estamos peleando por puestos de Champions y en una final de Copa con posibilidades de ganarla. Sí, la gente de 40 años sólo ha podido ver reportajes y están deseosos de festejarlo. Yo creo que esta vez se va a conseguir.
No hacía demasiado, en el inicio de la temporada 1980/81, el Athletic había perdido 7-1 ante el Real Madrid en el Bernabéu. Aquello provocó incluso un debate sobre la filosofía del club.
Ese partido no se nos olvidará nunca, porque ahí queda. Recuerdo que estaba de entrenador Helmut Senekowitsch y una de sus declaraciones, poco afortunada, fue que perder por la mínima sería un buen resultado. Pues nos metieron siete. Pero no es más que un partido. La Liga es la competición de la regularidad y poco después fuimos dos años los mejores.

"Hay un Athletic para años, pero debemos estar preparados para las vacas flacas"

Poco después llegó Javier Clemente al banquillo.
Un muy buen conocedor del fútbol. Polémico, si se quiere, pues buscaba que el equipo estuviese relajado y centrado en lo suyo. Y un técnico que transmitía con nitidez su mensaje a los jugadores, se le entendía lo que quería de nosotros.
Volviendo a la final de Copa, es inevitable recordar el triste epílogo, con la pelea sobre el césped entre varios jugadores.
Aquello fue triste. Nadie puede sentirse bien viendo aquella chapuza que se organizó después del partido. Quien lo provocó fue Maradona, golpeando a Sola y reventándole la cara. Siempre digo, cuando suceden cosas así, ¿quién lo provoca, el que gana o el que pierde? Nosotros lo único que queríamos era abrazarnos, festejarlo. Lo provocó Maradona y luego entramos todos en la trifulca. Fue muy desagradable, muy feo.
Venía caliente la final tras la entrada que le hizo usted a Maradona meses antes en un partido de Liga.
Sí, aquello fue en septiembre, luego llega a la final con el Barcelona, se va a Italia al Nápoles, gana el Mundial de 1986 con Argentina, todo ello posterior a la lesión. También estaba Menotti como entrenador del Barcelona. Luego coincidí con él en mi etapa en el Atlético de Madrid y nos llevamos fenomenal. Nadie se siente orgulloso de lo que sucedió.
La sociedad ha cambiado mucho y ahora el Athletic tiene jugadores originarios de otros países, como los hermanos Williams.
Viene a Euskadi mucha gente de otros lugares, nacen aquí y crecen aquí. A mí siempre me gusta decir que en el Athletic juegan los vascos, que pueden serlo habiendo nacido en cualquier otro sitio. Hay mucha movilidad interna y externa. Hay gente que tiene hijos vascos fuera de Euskadi, que también tienen cabida en el Athletic.
Maradona, en un momento de la gresca.

Maradona, en un momento de la gresca.

Cada vez resulta más difícil defender esta filosofía
Todos estamos satisfechos. Cuando digo que el Athletic es el mejor equipo del mundo, mucha gente se me queda mirando, "eh, eh", me dicen. Pues sí, para mí lo es, porque con esta filosofía competimos con los mejores y en ocasiones somos hasta capaces de poder ganarlos. En muchos sitios del mundo se han dado cuenta. Es para sentirse orgullosos. Como la selección de Euskadi, que juega contra Uruguay y es capaz de empatar y casi de ganar
La tendencia va en otra dirección, con proyectos como la Superliga que no favorecen el romanticismo.
El equipo es joven y tiene futuro, pero siempre estamos en el filo de la navaja. Tenemos las opciones de contratación que tenemos. Ahora estamos en ese punto de sierra alto, con gente joven, para años, pero también vendrán las vacas flacas y habrá que empujar y animar para salir adelante.
Ya las ha habido, no hace demasiado.
Por eso digo que hay que aprovechar los momentos como éste. Ahora hay un Athletic para años, que estoy seguro que dará triunfos. Un equipo que además juega bien y genera ilusión. Tiene gol, tiene llegada, una buena defensa con dos laterales ofensivos, dos buenos porteros, a Julen [Arrizabalaga] le conocemos menos, pero Unai Simón es uno de los mejores del mundo y un entrenador como Ernesto Valverde que hace su gran trabajo, siempre comedido, sin ninguna declaración malsonante, que lo está haciendo de diez.

"Quien provocó la bronca fue Maradona, que le reventó la cara a Miguel Sola"

Y en su posición tampoco faltan jugadores de garantías...
Los tres son buenísimos. Yeray es rápido y buen marcador, Paredes y Vivian... Me gusta el equipo, De Marcos por la banda, tenemos a Yuri lesionado y sale Lekue y lo hace francamente bien. El centro del campo ha cambiado, en lugar de Vesga y Dani García han entrado Ruiz de Galarreta y Prados, que ya en el Bilbao Athletic me encantaba, siempre con buen criterio, dando bien el balón. Y arriba, los hermanos Williams, por la derecha y por la izquierda, Berenguer, que es otro rapidísimo que tiene gol, Guruzeta, que está en un momento muy bueno y aparte de hacer una referencia arriba trabaja bien en el centro del campo, con buen remate, alto, fuerte, Sancet, otro jugador joven, internacional, Unai Gómez, que es otro jugadorazo... Es un equipo que se va a consolidar y va a dar más triunfos.
Un equipo tal vez más creativo, menos físico, que el de 1984...
El nuestro era físico, era de calidad, tenía de todo. Estamos hablando de fútbol de alta competición y hay que correr, hay que estar muy bien preparado y también hace falta precisión y técnica.
¿Irá a Sevilla a ver la final?
No, lo voy a ver en San Mamés. Las dos entradas que me correspondían se las he pasado a dos buenos 'athleticzales' que estaban como locos por vivir ese momento. Y yo lo voy a ver desde las pantallas gigantes del estadio.
Kohlberg, propietario americano del Mallorca: "La guerra del fútbol en España parece el 'far west'"

Kohlberg, propietario americano del Mallorca: “La guerra del fútbol en España parece el ‘far west'”

La llegada de inversores a un sector tan identitario como el fútbol a menudo genera rechazo, y más si se observan adónde han llevado aventuras como la de los Al Thani en Málaga o Peter Lim en Valencia. En Mallorca, en cambio, el estado de opinión acerca de los inversores estadounidenses es distinto, ocho años después de la llegada al club que, el sábado, vuelve a una final de Copa, 21 años después de ganar su único título ante el Recreativo. Andy Kohlberg (Nueva York, 1959) es el rostro principal de la propiedad, en la que también se integran personajes como la ex estrella de la NBA Steve Nash.

Kolhberg fue también deportista de élite, especialista en dobles en los años 70 y 80, que llegó a vencer en torneos ATP a parejas en las que se integraban Ivan Lendl o John McEnroe. «También jugué contra Emilio [Sánchez Vicario] y Sergio Casal. Gran pareja», añade. El proyecto empresarial, pues, no ha perdido de vista el criterio deportivo, algo que también ha llevado a cabo en los Phoenix Suns, donde es vicepresidente y donde captó a Nash. Ambos estarán en el palco de la Cartuja.

«Estoy convencido de que el fútbol europeo, el 'soccer', y el baloncesto americano serán los grandes deportes del futuro en los próximos 20 años a nivel de mercado», explica Kohlberg, durante una visita a Madrid, para justificar la razón por la que decidieron invertir en el fútbol. «Vimos clubes -prosigue- en Inglaterra y en España. En algunos casos se trataba del segundo o tercer equipo de la ciudad (Levante), pero preferíamos ser número uno, y eso era más fácil de conseguir en una isla. Mallorca, además, es una marca internacional y recibe 13 millones de visitantes cada año, lo que nos da oportunidades de crecimiento».

100 millones invertidos

En estos ocho años, ese crecimiento ya se ha producido, aunque al llegar se encontraron un club en concurso de acreedores y con una deuda de 30 millones de euros. «Desde que llegamos, hemos invertido 100 millones», dice Kohlberg. El nuevo estadio, con capacidad para 26.000 espectadores e innovadoras zonas VIP, tiene su propio plan de explotación para albergar otro tipo de eventos. Las altas de socios se han disparado, igualmente, hasta 22.000, con un crecimiento de 6.000 en una sola temporada. Lo mismo sucede con los seguidores en redes sociales, que han pasado de 400.000 a 7,4 millones. Hay otros muchos indicadores, como los ingresos en marketing, de 1,2 a 11 millones. En opinión de Kohlberg, «es el resultado de un cambio en la forma de trabajar», con un equipo profesional distinto, al frente del cual está el CEO Alfonso Díaz.

A la pregunta de si aplica en Mallorca los modelos de gestión de la NBA, el estadounidense contesta: «Son contextos y modelos diferentes. Nosotros no pretendemos cambiar el fútbol ni al Mallorca ni a sus fans, que son nuestra base. No queremos modificar la esencia, pero sí podemos complementarla». A la pregunta de si el club es la palanca para realizar otros negocios en la zona, es rotundo: «Nada, sólo fútbol».

NBA, ejemplo frente a la corrupción

Se trata de un sector muy regulado en España, en especial a partir del Real Decreto que regula la venta centralizada de los derechos de televisión y su reparto, pero es también un sector con mala reputación, algo siempre preocupante para un inversor. «La guerra del fútbol español parece el 'far west' (sonríe). No es positiva, claro, como tampoco las denuncias de casos de corrupción. Creo que LaLiga lo hace bien y ha hecho progresos, pero también está la Federación... Para eso los protocolos y roles de la NBA son mucho más claros. Hay que trabajar en la dirección correcta».

A Kolhberg se le observa satisfecho, ya sin los sudores del paso por la Segunda B en el camino de la reconstrucción. «El objetivo es consolidarnos entre los 10 primeros equipos de LaLiga y, ocasionalmente, optar a Europa», afirma. Eso significa un salto en el segmento habitual del Mallorca, que la temporada pasada concluyó noveno y en la actual marcha decimoquinto.

EL VALOR DEL ENTRENADOR

Javier Aguirre, el entrenador que ha llevado al Mallorca a la final de Copa, tiene 65 años, por lo que es difícil pensar en el mexicano como el técnico del futuro, pero Kohlberg cree que ha marcado una forma de trabajar. «Es todo un carácter, tiene una gran mentalidad como técnico y ahora no piensa en el futuro, porque está focalizado en la final y en la Liga».

Mallorca es un lugar ideal para muchos futbolistas y sus familias, pero también tiene los riesgos de ser uno de los destinos premium, en el sentido de la relajación que pueda provocar en los jugadores. «Eso existe y es algo que hemos de combatir con una cultura clara de trabajo y de club», añade Kohlberg. El estilo Aguirre encaja en esa tendencia.

Acerca de las posibilidades del Mallorca ante el Athletic, Kohlberg prefiere no manifestarse. La sensación es que la final tiene ya el valor de un título para el club y su gente, que afrontan el desafío de sacar a más de 20.000 personas de la isla en dos días, algo sin precedentes. La presión será, pues, para el Athletic, algo que maneja a la perfección Aguirre y que provoca una sonrisa en Kohlberg. Cuando jugaba en las pistas de tenis, también lo era para Lendl o McEnroe.

El Mallorca ensaya la final de Copa atascando al Valencia en Mestalla

Actualizado Sábado, 30 marzo 2024 - 20:59

Un empate a nada, intenso pero estéril y con apenas valor ni para el Valencia, que busca pelear las plazas europeas con recursos limitados, ni para el Mallorca, que necesita poner más puntos de distancia con la zona del peligro, algo que aplaza una semana porque la mirada está puesta en la final de la Copa del Rey ante el Athletic. Como ensayo general sí tuvo valor el empate arañado en Mestalla. [Narración y estadísticas]

Había que parar a un equipo veloz de transiciones rápidas, mucho menos maduro que el Athletic pero igual de eléctrico e impredecible. Y lo lograron sin sufrir. Al veterano Aguirre no le nubló la cita con la historia y optó por una mezcla que le garantizara no correr riesgos al tiempo que maniatar a Valencia. Eso sí, a Greif lo puso bajo palos a modo de calentamiento. La apuesta a punto estuvo de salirle cara cuando Jaume Costa cayó fulminado por un codazo fortuito en el cuello, pero el capitán, que amagó con salir del campo, se sostuvo en la orilla izquierda con solvencia y descaro.

El problema lo tuvo Baraja. A los 14 minutos perdió a Yaremchuk, héroe en la clasificación de Ucrania para la Eurocopa. Una lesión muscular que aliviaba la presión sobre los tres centrales baleares y le dejaba con menos recursos, el talón de Aquiles de un equipo férreo pero limitado de talento y de gol. Bajo una fina y constante lluvia, en Mestalla no se jugó a nada.

Pepelu encontró una grieta para filtrar la pelota al área para Hugo Duro, el único recurso efectivo, pero apareció Nastasic para atajarla. La respuesta fue un disparo lejano y sin fe de Omar Mascarell. El Mallorca comenzaba a acercarse y a encontrar tímidamente a Muriqi, que no pudo cazar un centro de Darder al segundo palo, pero lo arregló Jaume Costa rescatándolo para dejar el golpeo a Nacho Vidal.

Con el duelo trabado, Arias Ortiz señaló un penalti por manos de Mascarell, antes de salir del campo también lesionado, que el VAR le hizo rectificar. Nadie encontraba el camino para descoser al rival. El Mallorca, porque no encontraba a Larin y Muriqi empeñado en asfixiar al Valencia; el equipo de Baraja porque ni Fran Pérez, a quien se le enredaban los pies, ni Peter Federico encendían la chispa que electrificara el ataque.

Aparecen los porteros

A la vuelta del vestuario, Aguirre siguió con su plan pero fue el Valencia quien espabiló para crear la mejor ocasión: una falta de Pepelu que obligó a volar a Greif para estrellarla rozando la cruceta y que Peter, a puerta vacía, no pudo embocar. La mano del meta volvió a aparecer para despejar un cabezazo de Hugo Duro.

Sin alterar sus pulsaciones, el Mallorca tuvo la suya en un cabezazo a bocajarro de Muriqi por encima del larguero.

Se refrescaron los baleares y enloquecieron el partido hasta que apareció Mamardashvili para atajar el remate de Radonjic y de Abdón y sostener el empate a nada.

Al Barça le basta con una genialidad de Lamine Yamal

Al Barça le basta con una genialidad de Lamine Yamal

Actualizado Viernes, 8 marzo 2024 - 23:02

El Barça, puede que sin querer con media cabeza en Europa, flirteó durante muchos minutos con el desastre. Eso habría supuesto no sumar los tres puntos frente al Mallorca. A los azulgrana les costó mucho abrir la lata. Muchísimo. Hasta que Lamine Yamal, con una genialidad cuando el partido entraba ya en su recta final, disipó los nubarrones de tormenta. Su disparo, con rosca, entró casi por la escuadra y le cambió por completo el signo a una velada en la que había estado aparentemente falto de inspiración. El gol, con todo, evidencia también una cosa: los azulgrana necesitan más que encomendarse a golpes de efecto. Tanto para seguir lo más vivos posible en la Liga como para no tirar por la borda la Champions antes de tiempo.

El Mallorca llegaba a Montjuïc con un 2024 lleno de claroscuros. Con cuatro derrotas, tres empates y dos victorias en su haber en la Liga desde el arranque del año, los de Javier Aguirre se encontraban a 8 puntos de distancia de un Cádiz que marcaba el arranque de los puestos de descenso, pero justo también tras convertir Son Moix en una trampa mortal para el Girona. La Copa, además, ha sido otra cosa. De ello pueden dar fe tanto el mismo Girona como la Real Sociedad. La gran incógnita era qué imagen iba a mostrar ante un Barça del que nunca sabes bien qué cara va a mostrar. Incluso dentro de un mismo partido.

Xavi, que tuvo que ver el partido desde la grada por sanción, no sólo acabó por reinventar en gran parte su once en el centro del campo, obligado por las lesiones de Pedri y De Jong. Raphinha, en este caso, fue el encargado de acompañar inicialmente a Gündogan en la medular, pero la gran sorpresa estuvo en punta. Marc Guiu, en este caso, fue el encargado de tomarle de inicio el relevo a Robert Lewandowski. Por dos motivos. Además de la acumulación de minutos que suma en sus botas, el polaco está a sólo una amarilla de la suspensión y el domingo que viene toca visita al Metropolitano. Los azulgrana saltaron al terreno de juego con muchas ganas. Y, pese a la férrea defensa visitante, llegaron con frecuencia a las inmediaciones del área del Mallorca, pero con escaso peligro. Las cosas podrían haber cambiado mucho si Gündogan hubiera acertado a transformar el penalti de Copete sobre Raphinha, concedido a instancias del VAR. Rajkovic, no obstante, le acertó su escasa intención y acabó por desviar su disparo.

El alivio azulgrana

La acción no hundió a los azulgrana, pero sí tuvo un efecto revitalizador para un Mallorca que empezó a ganar más presencia cerca de un Ter Stegen que buscaba celebrar su partido 400 como barcelonista dejando su portería a cero. La falta de mordiente de los puntas a la hora de finalizar sus ataques, la postre, le permitieron marcharse al descanso por lo menos con ese objetivo cumplido. Eso, y la capacidad del joven Marc Cubarsí para batirse exitosamente con cualquier delantero, sea lo veterano que sea. E, incluso, para aportar las convenientes correcciones en cuanto es necesario.

El Barça saltó al terreno de juego en la reanudación hecho poco menos que un manojo de nervios. Por mucho que Joao Félix obligara a Rajkovic a lucirse en el arranque, la producción ofensiva de los azulgrana ni siquiera amenazaba seriamente a un Mallorca cada vez más cómodo en el césped. Lamine Yamal, con un zurdazo al travesaño, dio el primer aviso serio. Un aviso que, a su vez, espoleó a una grada aletargada por el frío y las escasas sensaciones que transmitían los suyos. Y aún animarían más las cosas el salto al terreno de juego de Lewandowski y Vitor Roque. Pero fue Lamine, finalmente, el que la rompió para poner el 1-0 en el marcador, con un disparo tras recorte que entró casi por la escuadra.

El gol alivió a un Barça para el que las urgencias empezaban a ser peligrosas. Le permitió sentirse más cómodo. Y más podría haberlo estado si, en alguna de sus sucesivas llegadas, hubiera podido lograr la sentencia. El Mallorca, sabedor de que aún podía tener alguna opción de pescar al menos un punto, no bajó los brazos en ningún momento y se mantuvo fiel a sus planteamientos. Tal vez, buscando alguna de esas desconexiones que tan caras les han costado a los barcelonistas en la presente campaña. Algo que, para alivio de los de Xavi, no volvió a manchar en esta ocasión un expediente a pesar de todo muy mejorable.

Xavi, ante la plaga de lesiones que mina al Barcelona ante el Mallorca: "El trabajo de prevención es impecable"

Xavi, ante la plaga de lesiones que mina al Barcelona ante el Mallorca: “El trabajo de prevención es impecable”

Actualizado Jueves, 7 marzo 2024 - 22:41

El centro del campo del Barcelona parece estar poco menos que gafado. Ante el Athletic, Xavi perdió de golpe dos de sus argumentos preferidos para la creación de juego: Pedri y Frenkie de Jong. El primero sufrió el enésimo percance muscular de su llegada a la entidad barcelonista, mientras que el segundo padeció un esguince de tobillo por una mala caída. Con este panorama, y con Gavi como baja de larga duración por la grave lesión de rodilla sufrida en noviembre del año pasado, al técnico no le quedará otra que buscar la mejor forma de reinventar la medular. Así lo confesaba en la rueda de prensa previa al partido de este viernes (21.00 h., Dazn) frente a un Mallorca que jugará el día 6 de abril ante el Athletic la cuarta final de Copa de su historia.

«No hay mucho donde elegir en el medio del campo. Medios naturales tenemos a Fermín, a Gündogan y poco más. Hay que reinventar, como sucedió con Christensen, que lo está haciendo bien como mediocentro. Podemos readaptar a Joao Félix, a Raphinha, a Ferran o alguno más», aseveró el entrenador azulgrana, quien no dudó en confesar que las de Pedri y De Jong son bajas «muy sensibles». En el caso del canario, quiso apuntar que se está haciendo todo lo posible para poner fin a esta mala racha de problemas musculares, a la que también quiso quitarle hierro. Sobre todo, apelando a que es algo que también les ha pasado a otros futbolistas en los inicios de su carrera deportiva.

«Hemos hecho un trabajo impecable, sobre todo Pedri. Le he dicho que ésta será la última lesión. Es menos grave de lo que parece y ojalá pueda volver pronto. Tenemos que hacer todo lo posible, y él quien más, para que no vuelva a pasar, ponerle los cinco sentidos. No es el primer jugador que tiene lesiones en el primer tramo de su carrera y está viviendo mucha presión con muy poca edad», argumentó un Xavi que está convencido de que la clave, ante todo, es la paciencia. «Tiene que ser positivo y convencerse de que se recuperará. No le veo problema alguno. Lo importante es que se recupere bien, al 100%, y que no piense ni en el clásico, ni en la Eurocopa», sentenció.

Fermín, un "perfeccionista"

El entrenador azulgrana, por otro lado, no escatimó elogios para un jugador que ahora tendrá más minutos y que acabó el partido frente al Athletic con muy malas sensaciones por el empate: Fermín. «Tiene una personalidad muy grande. Es muy perfeccionista y se autoimpone muchas cosas. El otro día no acabaría contento en San Mamés, como el resto del equipo. Te enfadas si no estás al nivel y él ya ha demostrado que tiene el nivel necesario para jugar en el Barça».

Las circunstancias, además, pueden obligarle a variar un poco su esquema. La filosofía, con todo, es innegociable. «El sistema se puede cambiar, pero el modelo, no. Tenemos que ser ofensivos, tener el balón. Eso no lo cambiaremos. La verdad es que no hemos tenido nunca juntos a los centrocampistas y eso nos ha pesado», recalcó un Xavi que, pese a la distancia de ocho puntos con Real Madrid, se resiste a tirar la toalla en la Liga.

«Lo vamos a intentar hasta el final, hasta que los números digan que no», aseguró un Xavi que, pese a la trascendencia del partido del martes frente al Nápoles, quiere que sus jugadores estén centrados al máximo en el campeonato de la regularidad. «Yo no creo que la Liga esté perdida», ése es el mensaje.

El Mallorca soprende a la Real en los penaltis de la mano de Greif y estará en La Cartuja

El Mallorca soprende a la Real en los penaltis de la mano de Greif y estará en La Cartuja

Se desbordaba por la mañana el río Orio a su paso por Zubieta. Pero la lluvia de Mónica, inclemente, aunque teñía el cielo de negro no podía con el césped de Anoeta, impecable. Sobre el verde, dos púgiles buscaban la historia con el balón corriendo de un bando a otro. Primera mitad de tanteo, con más arañazos que golpes. En la segunda los goles y la emoción que se prolongó hasta una prórroga frenética finiquitada con la lotería de los penaltis. La papeleta le tocó al Mallorca. [Narración y Estadísticas, 1-1]

Imanol Alguacil pedía infierno y lo que tuvo fue un diluvio. Pero el Mallorca, como buen equipo isleño, se maneja bien en fuertes marejadas. Más aguante que Rocky Balboa. El objetivo lo merecía y lo consiguió. Hablamos de la cuarta final para el Mallorca. Aguirre tenía un debe en su currículum español, aquella final perdida con Osasuna ante el Betis en 2005. Alguacil quería igualar a un ídolo blanquiazul, John Benjamin Toshack. El escocés ganó la de 1987 ante el Atlético y perdió la del 88 ante el Barcelona. El de Orio ya tiene la del primer derbi vasco en la buchaca y se quedó con ganas de disputar la segunda.

Pocas ocasiones en la primera parte, un tiro de Zakharyan que acabó manso a las manos de Greif y otro cruzado de Abdon Prats, el pichichi de la Copa, tras una jugada de patadón y tentetieso. Pero un error infantil del capitán del Mallorca pudo cambiar el signo del partido. Raíllo sacó una mano a pasear en un centro lateral de Zubimendi cuando moría la primera mitad. Sin embargo, Brais no aprovechó la oportunidad y lanzó al medio raso. Greif no picó y atajó con los pies negándole la suerte al centrocampista txuriurdin. 45 minutos menos, 135 sin goles.

Pero no se cumplieron los 140 porque los carrileros del Mallorca no quisieron dejar esta semifinal sin goles. Lanzó una banana Jaume Costa tras una descarga de Larin, habilitado por medio centímetro, y entró Gio González como un martillo para picar el cabezazo al segundo palo. Inapelable.

El escenario perfecto para el Mallorca, la situación perfecta para Javier Aguirre y el momento perfecto para sacar al pirata Muriqi, calentando en la banda. Y salió a falta de media hora por el pichichi de la Copa. Al minuto respondió Alguacil sacando a Oyarzábal, el Mr. Copa de la Real, el único que tiene solución a un conjunto sin apenas goles. El capitán que dio la Copa del Rey a Alguacil tras transformar un penalti en la Cartuja. Quién si no iba a empatar el partido en el minuto 70 después de una gran descarga de Brais. Fue, además, poco después de que Larin pudiera sentenciar para el Mallorca pero marró la oportunidad.

Milagro de Samu

Apretó la Real tras el gol de Oyarzábal con el apoyo de su público, pero Jaume Costa silenció Anoeta por unos instantes cuando remató solo desde el punto de penalti en una contra. El balón se fue alto y los donostiarras pudieron volver a meter aire en sus pulmones que sacó Gil Manzano al decretar el final del tiempo reglamentario. Volvieron a contenerlo los txuriurdines tras una doble ocasión que salvó bajo palos Samu a cabezazo de Merino y a zambombazo de Tierney. Dudó el espectador y dudó el VAR unos minutos, porque sin tecnología de gol, costaba saber si el balón del escocés traspasaba completamente la línea. La prórroga comenzaba tan frenética como terminaba la segunda mitad.

El que apretaba para decidir antes de los penaltis fue el Mallorca, más entero físicamente que los blanquiazules. No le dio tiempo. Tocaba lotería y Greif trucó el bombo y amargó a Oyarzábal. Un tirador infalible. Llovía en Anoeta, lloraba la Real.