Miguel Ángel Russo, entrenador de Boca Juniors y legendaria figura de los banquillos en Argentina y Colombia, murió este miércoles a los 69 años en Buenos Aires.
Russo murió tras una larga batalla contra un cáncer de próstata, y su fallecimiento se convirtió en el tema del día en Argentina, por encima de los problemas políticos y económicos que afectan al gobierno de Javier Milei.
'Hasta los buenos tipos mueren: por qué todos querían a Miguel Ángel Russo', fue el título del obituario de 'Clarín', el diario más leído del país, en un buen resumen de lo que era la figura de Russo, que entre 1998 y 1999 dirigió a la Unión Deportiva Salamanca en la Liga española.
"No se dio por vencido y la gente se dio cuenta. Le aplaudió en respetuoso silencio que aun maltrecho siguiera trabajando hasta el final. Así lo quiso. Como esos actores que dicen querer morirse en un escenario, Miguel murió dirigiendo", escribió Daniel Lagares.
Boca, equipo al que llevó a ganar la Copa Libertadores en 2007, lo despidió con un sentido comunicado: "Miguel deja una huella imborrable en nuestra institución y será siempre un ejemplo de alegría, calidez y esfuerzo".
Russo, con un gran pasado como mediocampista, estuvo a un paso de jugar el Mundial de México 86 que terminaría ganando la Argentina de Diego Maradona y Carlos Bilardo.
Ganador de 11 títulos como entrenador, Russo fue dos veces campeón en el torneo argentino como jugador, vistiendo la camiseta de Estudiantes de La Plata, el equipo que lo hizo grande. Otro equipo en el que fue ídolo es Rosario Central, al que hizo ascender a Primera División en 2013 y llevó al título la primera división diez años más tarde, en 2023.
Millonarios de Bogotá, al que hizo dos veces campeón, también se despidió del argentino, que tenía un gran afecto por ese país: "Soy un agradecido a los colombianos por el respeto que recibí. El colombiano te tiene un respeto muy grande, por eso los quiero tanto".
Otros equipos argentinos, como Vélez Sarsfield y San Lorenzo se despidieron de Russo, al que definieron como un "guerrero y caballero del fútbol".
Nasser Al-Khelaifi esperó a Joan Laporta en el hall del hotel, en Roma, como se espera a un matador de toros, al triunfador de la feria. A los abrazos siguieron las bromas con el presidente del Barcelona, acompañado por el vicepresidente Rafa Yuste. Los enemigos de Florentino Pérez, el Cid de la Superliga, confraternizaban con su gran aliado, que se mueve en un peligroso equilibrio. La realidad es que Laporta necesita las dos barajas por tres razones. La primera es porque, aunque aumenten los ingresos del Barcelona, nada supondría el fin de la crisis económica del club azulgrana como una Superliga, escindida o apadrinada por la UEFA. La segunda es porque necesita la benevolencia del organismo que preside Aleksander Ceferin por el cumplimiento del Fair Play, el Camp Nou y hasta el caso Negreira, en el largo plazo. La tercera es porque visualizarse en un decorado beligerante con el presidente del Madrid siempre suma en un curso que acaba con elecciones.
A Laporta no le asustan los ejercicios de funambulismo. Al contrario, es un especialista. Ya los ha practicado con LaLiga de Javier Tebas, condescendiente con sus palancas. Tebas desea la ruptura del Barça con la Superliga, incluso la ha dado por hecha, pero nada hace presagiar un posicionamiento oficial de ese tipo, no por ahora. Sobre todo, si existe un canal abierto entre la UEFA y A22 Sports Management, la sociedad que explota la Superliga, con la posibilidad de un acuerdo futuro. Lo único que podría provocar un giro radical de Laporta sería un horizonte electoral complejo, pero restan meses y no aparece un opositor amenazante. En el Madrid, pues, observan sus movimientos con calma.
Al-Khelaifi preside la Asociación de Clubes Europeos (ECA), que en su congreso de Roma cambia de nombre a Clubes de Fútbol Europeos (EFC). Integrada en la sociedad UC3, junto a la UEFA, el martes aprobaron la estrategia comercial para las competiciones masculinas durante el periodo 2027-33, como si la Superliga no existiera. Ese hecho no es óbice para que otras negociaciones continúen. Laporta es uno de los más interesados. Asistió anoche a la cena en Roma, pero no a las sesiones de la Asamblea, al no ser el Barcelona miembro del EFC. Una forma de estar sin estar.
Las 'palancas' y la UEFA
El dirigente acude después de presentar unas cuentas con dos caras, que deberán lograr el beneplácito de sus socios compromisarios, a los que Laporta seduce con facilidad. La buena cara es que han aumentado los ingresos en la temporada 2024/25 hasta los 964 millones, 100 más de lo presupuestado y 216 por encima de la anterior, gracias al nuevo contrato con Nike, el merchandising y el ticketing de Montjuïc. La previsión es alcanzar los 1.075 millones este curso, con la apertura del Spotify Camp Nou.
Aunque el club haya dado números rojos en 17 millones, la tendencia es buena. El problema es que Crowe, el auditor, ha corregido las pérdidas de 2023/24, que pasan de 90 millones a 180, por la pérdida de valor de Barça Studios, una de las mágicas palancas de Laporta. De una valoración de 400 millones en 2023 se ha pasado a 178, 226 millones menos.
Ello cuestiona uno de los ejes de la reconstrucción económica del dirigente, aprobada por LaLiga pero no por la UEFA, que multó al club por la palanca de la venta de derechos futuros. De 60 millones de sanción, el organismo de Ceferin la rebajó a 15 con la condición de cumplimientos futuros del Fair Play. Esa multa ha elevado las pérdidas del pasado ejercicio y podría lastrar el actual si el perdón del organismo decayera.
Laporta y Al-Khelaifi, el miércoles en Roma.EFE
Laporta se encontró de nuevo en Roma con el presidente de la UEFA, con el que ya estuvo la pasada semana, en el palco de Montjuïc, o en la gala del Balón de Oro, con el Barça en pleno. Donde no va Florentino, allí está el presidente azulgrana. El premio de France Football, con patrocinio de Qatar, tuvo en Ousmane Dembélé a su ganador y en Al-Khelaifi a su triunfador.
El sapo de Figo
Laporta estaba muy interesado en la presencia de Ceferin en Montjuïc, aunque eso implicara tragarse el sapo de Luis Figo. Pocos días después, la UEFA daba su aprobación al Barcelona-Villarreal en Miami, aunque en su razonamiento fuera crítica con el fondo y se acogiera a un vacío legal. El derecho puede ser muy creativo.
Ahí no acaban, sin embargo, los favores de Ceferin que puede necesitar el Barcelona. Con la apertura del nuevo Camp Nou pendiente, los criterios para disputar la Champions son más exigentes que en la Liga, por lo que la UEFA hará su propia peritación con vistas a la segunda fase de la competición, que se inicia en marzo.
En el largo plazo permanece, además, la amenaza del caso Negreira, aún en instrucción. Si hubiese condenas en el ámbito penal, la UEFA, a la espera de sentencia en España, podría activar el artículo 4.2 del Reglamento de la Champions y expulsar al Barça. En la partida de Roma, pues, había que estar con la baraja indicada.
Los compromisos internacionales y las vacaciones han impedido que los 20 capitanes de Primera División encontraran un hueco para reunirse todos juntos y poner en común sus opiniones acerca del partido que LaLiga quiere celebrar entre Villarreal y FC Barcelona en Miami el próximo 20 de diciembre.
Lo han hecho por partes, pero la sensación general es la de "cabreo" por la "falta de información" que les ha llegado acerca de este encuentro que ha presentado este miércoles en la propia ciudad norteamericana, Javier Tebas, presidente de LaLiga. "Salvo un pequeño tema formal, ya está terminado, podemos decir que el sábado 20 de diciembre se jugará en Miami un partido oficial de LaLiga, Villarreal-Barcelona, un partido con puntos en juego", declaró durante el Sports Summit USA 2025.
Así, el primer paso que han consensuado es convocar de manera urgente a Villarreal, FC Barcelona y LaLiga para unificar la información acerca de este encuentro correspondiente a la jornada 17 de la competición doméstica.
En esa reunión se solicitará conocer los puntos que ya se adelantaron en el encuentro del 21 de agosto. Se trata de obtener información sobre:
- Criterio deportivo para seleccionar a los clubes participantes.
- Número de partidos por temporada fuera de España.
- Inyección económica extra para los clubes participantes.
- Desplazamiento (artículo 8 y 9 del Convenio Colectivo: un día seguido de descanso y 72h máximo de concentración, incluidos trayectos).
- Temperaturas y jet lag.
- Seguro médico ante lesiones incapacitantes.
- Seguros legales.
- Elección trío arbitral.
- Si los derechos televisivos están dentro del 0,5% de LaLiga a AFE.
Esta será la primera medida de presión que quieren ejercer ante las informaciones contrapuestas recibidas de las partes acerca de este partido ya que su intención inicial es apostar por el diálogo. Aunque no se descartan otras si los actores no acudieran a esta reunión.
Lugar y beneficios
El presidente de LaLiga ha confirmado también el lugar de la celebración del partido "el Hard Rock Stadium" y ha respondido acerca de las quejas de la MLS: "Yo no tengo ningún miedo a que haya competiciones de otras ligas que vengan a España a jugar un partido, o la Premier League".
Por otro lado, ha explicado de manera sucinta los beneficios que eso supondrá para la ciudad norteamericana: "Vamos a estar cuatro o cinco semanas antes del evento deportivo y después donde vamos a dar a conocer las cosas que hace LaLiga", ha apuntado.
Por su parte, el Villarreal ha reiterado en un comunicado su intención de facilitar el traslado a los aficionados amarillos que quieran desplazarse a ver el partido y ofrecérselo de manera gratuita y han elevado al 30% el descuento en el abono para los socios que no quieran o no puedan acudir.
Ansu Fati, quien en unas tres semanas cumplirá los 23 años, ha estado mucho tiempo prácticamente desterrado en un sitio de nadie. Desde que una fuerte entrada de Aïssa Mandi le provocó una rotura del menisco interno de la rodilla izquierda, su calvario particular ha llegado a parecer interminable. Primero, las complicaciones de esa lesión le llevaron a pasar varias veces por el quirófano. Después, siempre que el destino parecía dispuesto a volver a sonreírle, las cosas acababan por torcerse de nuevo. De nada valía que en alguno de esos momentos su buena estrella con el gol siguiera a su lado.
A un breve momento de intensa felicidad, le seguía de nuevo la amargura de caer otra vez en el túnel. Las consecuencias de las lesiones siempre le han perseguido. Tras sufrir, hace cinco años, una doble fractura de tibia y peroné en la pierna derecha, los nubarrones insistían en instalarse sobre su cabeza. Por lo menos, hasta ahora.
En el Mónaco, por fin, está empezando a ver algunos rayos de sol. Junto con el argentino Joaquín Panichelli, del Estrasburgo, figura en lo más alto de la tabla de goleadores de la Ligue 1, con cinco tantos. Los dos últimos, marcados de penalti, permitieron a su equipo sellar un 2-2 frente al Niza que, pese a todo, puede acabar teniendo consecuencias en principio no muy halagadoras para el joven futbolista. Y es que Adi Hütter, el técnico del conjunto monegasco y su gran valedor, parece tener las horas contadas en el banquillo. Aunque, inicialmente, el austríaco prefirió tratar con cautela al delantero español, a quien dejó fuera de la convocatoria en los tres primeros encuentros de la liga francesa, ha estado apostando claramente por él en los últimos tiempos, con resultados excelentes.
A petición de Lamine
En los tres partidos de liga que ha jugado hasta ahora, siempre ha visto puerta. Ante el Metz (5-2), como en el ya mencionado duelo ante el Niza, también marcó a pares, ninguno de ellos en este caso desde los 11 metros, mientras que frente al Lorient salvó la honrilla de los suyos en un encuentro que acabó con derrota por 3-1 transformando otra pena máxima. En dos partidos de la Champions ha marcado un tanto.
Y es que los primeros brotes verdes de Ansu en este curso 2025-26 tuvieron como escenario el máximo torneo continental. El delantero marcó un golazo en el estreno con derrota de los monegascos frente al Brujas (4-1). Una forma excelente de romper los presagios negativos que parecían rondar sobre su llegada al principado tras una temporada pasada en la que Hansi Flick apenas le dio minutos con el Barcelona.
A pesar de que en la campaña pasada sumó una Liga, una Copa del Rey y una Supercopa de España a su palmarés, su participación no pasó de ser algo testimonial. Las lesiones, en unos casos, y la decisión del técnico, en otros, hicieron que apenas pudiera disponer de minutos. En la Liga, participó en seis partidos, formando parte del 11 inicial sólo en uno de ellos, frente al Sevilla en el estadio de Montjuïc. En la Champions jugó cuatro encuentros y en la Copa del Rey, uno. En Europa, en la ida de los cuartos frente al Borussia Dortmund, con el encuentro ya decidido con un 4-0, Lamine Yamal pidió el cambio con la intención de que su compañero pudiera tener algunos minutos después de haber estado mucho tiempo en el ostracismo.
Ansu Fati, ante Vanhoutte, el domingo en el Stade Louis II de Mónaco.AFP
El retorno al Barcelona, tras haber jugado como cedido en el Brighton el curso anterior, no fue como realmente esperaba, por mucho que Xavi Hernández, en la temporada 2022-23, en la que los azulgrana se hicieron con la Liga, le hubiera dado algo de cancha.
El calvario por el que había pasado en la temporada 2021-22, lastrado por problemas musculares tras esa fatídica lesión de rodilla sufrida en los primeros meses de la temporada 2020-21, pesó mucho. También le presionó el hecho de heredar, previa consulta con los capitanes del club, el dorsal número 10 que había dejado sin dueño la traumática salida de Leo Messi del club, anunciada en agosto de 202.
La fulgurante irrupción de Ansu desde que Ernesto Valverde le hiciera debutar con el primer equipo el 25 de agosto de 2019, con una asombrosa facilidad para relacionarse con el gol, parecía condenada a apagarse sin remedio. Algo que su aterrizaje en el Mónaco, casi contra pronóstico, parece haber cambiado de un plumazo. ¿Será esta vez capaz de renacer de sus cenizas? Todo apunta a que sí. Bienvenido, Asu.
Hace casi 20 años que el Villarreal no gana al FC Barcelona en su estadio en Liga, pero también hacía 10 que los culés no perdían en Sevilla. Las estadísticas son meros números, no pueden cambiar la sensación que transmite que un duelo entre amarillos y blaugranas sería más favorable a los intereses del conjunto de Marcelino si se disputa en La Cerámica ante los más de 23.000 aficionados locales. No obstante, ese partido se jugará, si nada cambia, el 20 de diciembre en el Hard Rock Stadium de Miami y entre los 65.000 aficionados, pese a la iniciativa de Fernando Roig de pagar el vuelo a los fans que quieran ir, ondearán más banderas blaugranas que amarillas.
"Adulteran la competición porque uno juega como local sin serlo", apuntan desde AFE. El sindicato de futbolistas ha sido el organismo más beligerante contra el duelo que LaLiga lleva años persiguiendo. Dicen desde la asociación que no se oponen per se al encuentro, sino que requieren más información y, sobre todo, una protección contra unos futbolistas que ya hacen frente a un calendario saturado.
Para AFE fue una sorpresa el comunicado de la UEFA en el que se escribía tanto el pecado como la penitencia. Por un lado el organismo autoriza la realización del encuentro de la 17ª jornada de LaLiga EA Sports entre el Villarreal y el FC Barcelona en Miami, así como el Milán - Como en Australia. Por otro, habla de que "no sienta precedente" y su propio presidente, Aleksander Ceferin, califica de "lamentable" permitir que se juegue en otro país, ya que se pretende garantizar y proteger que el fútbol y sus ligas locales sigan arraigadas en su entorno local.
Reunión de los 20 capitanes
Ese entorno, liderado por la Agrupación de Peñas del Villarreal en lo que respecta al duelo en Miami, asegura: "En general el deseo es disfrutar el encuentro en España, pero comprenden las necesidades económicas del club para poder seguir creciendo". Una postura política en una guerra entre el deporte y el espectáculo con muchos actores de por medio, pero solo unos protagonistas: los futbolistas.
Estos días, los capitanes de los 20 equipos de Primera se volverán a reunir para estudiar las implicaciones que puede tener ese partido. En su primer encuentro, del 21 de agosto, la sensación era de "cabreo" por la falta de información. Sus principales puntos de preocupación es que este partido abra la veda para otros encuentros fuera, que les suponga un esfuerzo extra sin beneficio económico y que no se respeten los descansos preceptivos en un calendario tan ajustado.
Desde LaLiga creen que esas posturas podrían cambiar cuando se les informe de todo lo relativo a un encuentro por el que la patronal lleva años peleando. Y les interesa que la realización de este partido aglutine la mayor cantidad de consenso posible. Apuntan que aún no está confirmado 100%, falta la autorización de la CONCACAF y la FIFA, pero entienden que se va por un buen camino y seguirán trabajando para que se consume pese al esfuerzo que supone para las plantillas de ambos clubes.
Eric García, durante el último Villarreal-Barça, en septiembre de 2024.BARÇA
La realización de este encuentro vulnera varios de los artículos del convenio colectivo del fútbol profesional. El octavo, que habla de un máximo de horas de concentración antes de un partido: 36 para el equipo local y 72 para el visitante y el noveno, que cuantifica los descansos en, mínimo, un día y medio para los protagonistas tras un choque.
El 16 y 17 de diciembre están planteados los dieciseisavos de la Copa del Rey y no es descartable que uno o los dos equipos estén inmersos en la competición. La RFEF debería buscar nuevas fechas para esos duelos para no vulnerar esos artículos, lo que no sería fácil dado el calendario. Desde la Federación no quieren hacer valoraciones sobre algo aún por confirmar y explican que han sido meras "correas de transmisión" de la petición de los clubes a la UEFA.
Adaptación y fatiga
Varios especialistas en salud deportiva explican a EL MUNDO que las consecuencias físicas para los futbolista no deberían ser graves dependiendo del tiempo de adaptación del que dispongan para hacer el viaje y acoplarse al cambio horario que, entre Madrid y Miami, es de seis horas menos. Juanjo Álvarez especialista en medicina deportiva dice que la clave son los días de adaptación que tengan entre partido y partido para evitar insomnio, fatiga y aumento de riesgo de lesión.
Para el preparador de deportistas de élite Vicente Calvo entre seis y siete días sería tiempo de sobra para poder jugar en la ciudad norteamericana. "Una semana de Champions es mucho más agresiva desde el punto de vista adaptativo", cuenta el especialista, que apunta a que los deportistas profesionales tienen un umbral de adaptación más alto. El fisioterapeuta y director de Fisio Dynamic, Miguel Ángel Cordero, coincide con Calvo en que los futbolistas disponen de "estructuras corporales adaptadas" a ese tipo de desplazamientos y los equipara a los parones internacionales. Asegura que lo peor es la inactividad del vuelo que puede generar fatiga adicional.
"Una semana de Champions es mucho más agresiva desde el punto de vista adaptativo"
Vicente Calvo, preparador físico de deportistas de élite
Que sea el último duelo antes del descanso navideño suaviza el impacto en la salud de los profesionales en esta guerra perpetua entre deporte y espectáculo/beneficio. De hecho, este encuentro puede suponer entre cinco y seis millones de euros para sus participantes, un poco más para el Villarreal por la pérdida del ticketing.
Con la FIFA trabajando aún en un reglamento específico para la organización de estos partidos, desde AFE se preguntan quién impedirá que dos equipos de LaLiga quieran llevar un nuevo duelo fuera de nuestras fronteras. Se entiende que el Real Madrid, cuyas fuentes cercanas califina de "anomalía" este partido, no será una de ellos, pero podrían ser otros. Atlético y Girona ya fueron candidatos a jugar frente al Barcelona en Miami, pero Luis Rubiales, entonces presidente de la RFEF se opuso.
En esta vuelta tras más de diez años ausente, España luchaba contra sus demonios. De casi irse en la primera ronda, a pelear contra una favorita Ucrania por unos cuartos que no alcanzaba desde Turquía 2013. Repitieron los héroes de la victoria ante Brasil y, con idéntico resultado, se disputarán las semis ante Colombia o Sudáfrica.
En el primer minuto ya se vieron las intenciones de unos y otros. Los españoles generaron su primera ocasión tras una jugada de 60 segundos y 40 toques, Ucrania hizo la suya con tres pases en apenas cinco segundos. Estilos, diferentes, pero estilos. Aunque los monólogos con balón tienden a la relajación y las pérdidas en campo propio pueden ser muy dañinas, como la que le costó la primera amarilla a Cuenca.
Los chicos de Paco Gallardo aprovecharon mucho las entradas por banda tanto del sorprendente Pitarch como de Virgili o Pablo García, aunque este último falló un claro remate tras un magnífico centro del extremo del Mallorca que podría haber puesto el primero en el marcador en el minuto 20. No perdonó el bético tres minutos después tras una jugada ensayada de córner del equipo de Gallardo. Tres toques maravillosos para adelantar a los españoles.
El peligro ucraniano venía de un Ponomarenko con cositas de Ibrahimovic, gran juego de espaldas, cintura y mucho peligro en cada acción. Aunque perdonó el empate antes del descanso en un remate franco. Tras el descanso, Mikhailenko lo sustituyó por el gigante Pyschur, 204 centímetros de joven.
El guion no varió en el segundo tiempo pese al resultado. Posesión española e intentos de contra ucranianos hasta el tramo final del partido en el que los de amarillo comenzaron a morder más arriba a los españoles, pero sin tener ninguna ocasión clara. De hecho, la más interesante la marró de nuevo Pablo García, el hombre más peligroso del encuentro, tras otra gran jugada combinativa de los de Gallardo.
Ha crecido el juego de la selección española durante el torneo y ahora le queda un cruce asequible para poder soñar en este Mundial sub'20, un torneo que no conquista desde 1999 en Nigeria.
Jordi Alba también ha decidido poner punto y final a su trayectoria como futbolista profesional. Tal y como lo hará su compañero Sergio Busquets, quien anunció su decisión el pasado 26 de septiembre, colgará las botas en cuanto termine la temporada con el Inter de Miami a finales de este mismo año. Así, en la MLS, pondrá el colofón a una carrera como profesional que, tras pasar por La Masia y el Cornellà en su etapa formativa, arrancó en las filas del Valencia, que lo cedió además durante una temporada al Nàstic de Tarragona, y que rubricó su etapa más exitosa en las del Barça.
«Siento que ha llegado el momento de decirle adiós a mi carrera como futbolista profesional. Han sido casi 20 años disfrutando de esta historia increíble que siempre soñé», ha señalado el defensa en un vídeo difundido a través de sus redes sociales. «He tomado la decisión de poner fin a mi carrera como futbolista profesional al terminar esta temporada. Lo hago con absoluta convicción, con plenitud y con felicidad. Porque siento que he recorrido este camino con toda la pasión posible. Y que ahora es el momento justo para abrir una nueva etapa y cerrar la anterior con la mejor de las sensaciones. El fútbol me lo ha dado absolutamente todo», ha insistido un Jordi Alba que ha querido acordarse de todos los equipos por los que ha pasado a lo largo de su dilatada trayectoria, entre los que incluye al Atlético Centro Hospitalense, «donde todo comenzó», a un Cornellà que le dio la confianza necesaria para crecer, a un Nàstic donde maduró o a un Valencia con el que logró estrenarse en la élite.
Al Barça, por su parte, al que define como el club de su vida, le agradece haberle permitido alcanzar la cima de su carrera y trufar su palmarés con un buen puñado de títulos. Allí, precisamente, desarrolló una conexión letal con un Leo Messi que acabaría por convencerlo para que iniciara la que finalmente ha sido la última estación de su carrera como jugador en las filas de un Inter de Miami donde ha podido disfrutar, según reitera el propio Jordi Alba «hasta el último momento». Y sin olvidar, cómo no, su paso por la selección española, con la que se muestra agradecido por haber podido formar parte de su historia, y el papel que han tenido también a lo largo de su trayectoria sus padres, su hermano, su mujer y sus hijos, a los que les da las gracias por haber estado siempre a su lado.
«Hoy cierro este capítulo sabiendo que lo he entregado todo. El fútbol ha sido, es y será siempre una parte esencial de mi vida. Gracias fútbol. Gracias por tanto», sentencia el defensa, quien cuenta en estos mismos momentos con un palmarés del todo envidiable en el que destacan una Eurocopa y una Liga de Naciones conquistadas con España así como seis Ligas, cinco Copas del Rey, cuatro Supercopas de España, una Liga de Campeones, una Supercopa de Europa y un Mundial de Clubes alcanzados desde las filas del Barça, club al que se incorporó en verano de 2012 y en el que permaneció a lo largo de 11 temporadas.
Tras varios intentos previos, Mateu Alemany llega por fin al Atlético de Madrid como director deportivo. Lo hace de la mano de la persona que ocupa el puesto al que también aspiró. Carlos Bucero, director general de Fútbol, incorpora al ejecutivo balear como director de Fútbol Profesional Masculino.
Alemany se ocupará de la planificación deportiva del Primer equipo y todo lo que le rodea, también del Atlético Madrileño, así como el área profesional de la Academia rojiblanca. Desde el club aseguran que es un apoyo para Bucero para ciertas funciones a las que, por extensión del área, resultaban complicadas que las pudiera realizar el responsable general.
Bucero mantendrá la supervisión general de todo el área de fútbol pero, con la incorporación del ejecutivo balear, tendrá más tiempo para "mejorar las sinergias" entre todas las entidades bajo el paraguas rojiblanco como el Atlético San Luis mexicano o el Atlético Otawa canadiense.
Alemany es un dirigente contrastado en varios clubes de LaLiga como el FC Barcelona, el RCD Mallorca y el Valencia CF. Licenciado en Derecho, comenzó su trayectoria en el mundo del fútbol en el Mallorca en 1990, donde ocupó diferentes puestos hasta convertirse en presidente de la entidad bermellona en septiembre del año 2000, permaneciendo cinco años al frente de la misma.
En su etapa en el equipo balear se conquistaron la Copa del Rey (2003), la Supercopa de España (1998) y se disputó la final de Copa 1997-98 y la de la Recopa de Europa 1998-99, además de conseguir el mejor puesto histórico en LaLiga (tercero en la 1998-99) y su primera clasificación para Champions.
Aunque regresó al club mallorquín en 2009, en 2017 llegaría al Valencia como director general durante dos temporadas y media, periodo en el que el conjunto ché ganó también la Copa del Rey en 2019 a las órdenes de Marcelino.
Lo harían ante el FC Barcelona de Leo Messi, en el que recalaría en 2021 y en el que estaría también dos cursos. En su etapa en el conjunto azulgrana, el equipo conquistó una Liga (22-23), una Copa del Rey (2021) y una Supercopa de España (2023).
Mateu Alemany se ha incorporado este martes a su nueva posición, visitando al primer equipo en el Centro Deportivo de Majadahonda junto a Carlos Bucero. Ambos han mantenido una reunión con Diego Simeone y han saludado también a los jugadores que se encuentran entrenando en Madrid estos días.
«Está más maduro». Algo parece haber cambiado en Vinicius Júnior. Puede ser el tiempo: el que fluye por sus venas recién cumplidos los 25 años, el que ha pasado desde su llegada a España hace siete temporadas y el que ha corrido desde la entrega del Balón de Oro a Rodrigo Hernández, punto central de la rabia del brasileño tras la gala de octubre de 2024. O puede ser, y debe ser, la gestión de Xabi Alonso, aterrizado en Valdebebas con el objetivo, entre otros, de resucitar el ánimo de su delantero y de encajar su estrella junto a la de Kylian Mbappé.
«Me gusta verle sonreír y disfrutar», dijo el técnico tolosarra después del doblete de Vinicius contra el Villarreal. Después de sus dos suplencias y de varios cambios tempraneros, gestos mediante, en los primeros partidos del curso, el brasileño cuajó ante el cuadro de Marcelino su mejor encuentro en mucho tiempo. En concreto, logró su primer doblete desde el 22 de enero ante el Salzburgo en Champions y fue la chispa del ataque del Madrid.
Líder en regates (seis de 12 intentados), en ocasiones creadas (seis), en remates totales (cinco), a portería (tres) y en pases en el último tercio del campo (46). Mejorando los cuatro regates logrados ante el Levante. Todo pasó por él: el 1-0, conseguido tras un recorte a Mouriño y un disparo que desvió Comesaña; el 2-0, anotado tras provocar el penalti de Rafa Marín; y la expulsión por doble amarilla de Mouriño, castigado por un manotazo en carrera.
«He jugado muy bien y quiero seguir con esta confianza», aseguró Vinicius después del duelo. Recuperar esa confianza ha sido casi cuestión de Estado en Valdebebas durante los últimos meses. Todo en mitad de ese runrún constante sobre el brasileño: que si la oferta de Arabia Saudí, que si el Balón de Oro, que si su estado de forma, que si su relación con Mbappé, que si sus piques con los rivales... Y siempre con los insultos racistas sobre la mesa, circunstancia trascendental para el brasileño y que le ha afectado en su día a día durante las últimas, y movidas, temporadas.
"Aprendiendo a relativizar"
«Está aprendiendo a relativizar», explican fuentes cercanas al vestuario del Madrid. Ese aprendizaje, moldeado por la gestión paternal de Ancelotti, se ha transformado ahora con Alonso, en una relación cercana pero diferente a la que tenían el delantero y el técnico italiano. Vinicius creció y explotó con Carletto, que siempre le protegió y le mimó en público y en privado. «Nunca he visto un jugador tan perseguido», repetía el transalpino. «Todo el mundo debe cambiar la actitud hacia Vinicius», insistía Ancelotti, siempre tolerante, amigable y entendiendo las dificultades y la juventud del jugador.
En ese sentido, Xabi lo ha gestionado diferente. No le ha regalado tantos elogios, también porque el brasileño había estado lejos del nivel mostrado en la etapa de Ancelotti, especialmente entre 2022 y 2024, y le ha sentado en el banquillo cuando lo ha visto necesario, algo que con el italiano no se vio. Incluyéndole en las rotaciones y en las mismas frases que Brahim, Rodrygo o Mastantuono. Fue suplente ante el Oviedo en la segunda jornada de Liga y contra el Marsella en el debut en Liga de Campeones, y no completó el partido en ninguno de los seis primeros encuentros del curso.
Mbappé: "Siempre en tu barco"
Mientras, Mbappé hizo gigante su trono como nuevo líder del Madrid en lo mediático y en lo futbolístico, con buenas palabras y una conexión evidente con Alonso. Ese estrellato del francés, última Bota de Oro y pichichi ahora en Liga y Champions, también ha sido difícil de gestionar para Vinicius, que rozó el Balón de Oro vestido de blanco y aparecía junto a Bellingham como el más brillante de la galaxia. Eso ya no será así y el brasileño parece ahora más cerca de aceptar el reparto de roles en el Bernabéu. Su relación con Mbappé camina por un gran momento y el francés le dejó el penalti del 2-0 ante el Villarreal: «Siempre en tu barco», escribió el '10' sobre Vinicius en redes sociales.
Ese doblete confirmó el mejor inicio de la carrera de Vinicius tras ocho jornadas disputadas: cinco goles y cuatro asistencias, mejorando los cinco y dos del curso 2021-2022, año de su explosión definitiva.
La reacción del brasileño es más que evidente, tanto a la gestión de Alonso como a la actitud del propio Madrid en las negociaciones por su renovación. Durante los últimos meses, esa conversación está estancada a la espera de que el delantero y su entorno rebajen sus pretensiones y el conjunto blanco acelere hacia un punto medio que parece destinado a llegar. Vinicius termina contrato en junio de 2027, dentro de menos de dos años, y no haber llegado a un entendimiento en el primer momento le extrañó, pero su relación con la dirección general sigue siendo buena y su vuelta a niveles de estrella mundial debería oxigenar la renovación en los próximos meses. Así lo quiere el club y así lo quiere el futbolista, convencido de que su futuro pasa por continuar vestido de blanco en el Bernabéu.
España ha acudido a 16 de los 22 Mundiales disputados, y ya casi podemos dar por seguro que se clasificará para el siguiente. De los que faltó, uno fue el primero de todos y lo hizo por voluntad propia. Una lástima, porque teníamos un gran equipo.
Ya conté la semana pasada en este espacio que Jules Rimet, con justicia deportiva y buena visión de futuro, decidió que el primer Mundial se jugara en Uruguay, doble campeona olímpica en París'24 y Amsterdam'28. Aquello se votó en el XVII Congreso de la FIFA, celebrado en 1929 en el imponente Salón del Consejo de Ciento de Barcelona. Junto a Uruguay llegaron como aspirantes Hungría, España e Italia, tras ceder Holanda y Suecia sus pretensiones previas en favor de la tercera. Curiosamente fue el conmovedor discurso del representante argentino lo que provocó un voto final unánime a favor de Uruguay. Pero pasado el calor de aquel emotivo alegato, los europeos empezaron a repasar inconvenientes. El principal, claro, la distancia.
Para España Uruguay era, sí, un país hermano, pero un hermano lejano y desconocido. Jugar allí suponía cruzar el océano, y aún rebullía en las cabezas la tragedia del Titanic (1912). Uruguay era visto como un país en el que una clase criolla minoritaria trataba con dificultad de instalar el modo de vida europeo en un mundo de epidemias, indios, bandidos, descendientes de esclavos y aventureros. Como hemisferio sur que era, se jugaría en invierno, con un tránsito desde el verano español (en realidad sería gradual, pues la travesía tomaba 15 días) que podría producir efectos desconocidos en los jugadores. El Mundial exigiría dos meses: medio para ir, uno para disputarlo y medio para volver. Para los pocos amateurs que aún quedaban, suponía solicitar un permiso extra en sus trabajos, o perderse unos exámenes. En el caso de los profesionales, y esto fue decisivo, sus clubes solían aprovechar el verano para jugar amistosos y recaudar ingresos extra con que pagarles.
Uruguay, feliz con sus dos títulos olímpicos y teniendo el campeonato como elemento central de las celebraciones por el centenario de su fundación, en 1830, hizo una oferta muy generosa: pasaje en barco gratis en primera clase para 20 miembros por delegación (entonces no hacía falta más) y alojamiento y comida en Montevideo durante todos los días que durase la competición y ocho más. También una dieta de dos pesos por persona durante la travesía y cuatro durante los días en tierra. El propio hijo del presidente, Juan Campisteguy, encabezaba el operativo.
España dijo no, por todos esos argumentos más uno de tono patriotero: a los añorantes del Imperio les parecía inapropiado sumarse a los festejos por la independencia de un territorio que había sido nuestro. Tampoco faltaron razonamientos temerosos: podíamos exponer nuestro futbol al ridículo. Uruguay y Argentina habían sido las finalistas de Amsterdam'28. El fútbol del Río de la Plata era temible y así se había comprobado en la gira de una selección vasca en 1922, con un fracaso que aún escocía.
Pero España era una selección muy buena, la mejor que habíamos tenido hasta la del periodo 2008-2012. Precisamente acababa de soltar un trueno en todo el mundo futbolístico, el 15 de mayo de 1929, al vencer en el viejo Metropolitano a la selección profesional de Inglaterra, que nunca antes había perdido en el continente. Los ingleses inventaron el fútbol, llevaban 40 años practicándolo cuando empezó a calar fuera y sacaban esa ventaja a todos. Los pross, como se les conocía, sólo tenían rival en su propia isla, Escocia. Por el continente se asomaban poco, displicentemente, goleaban y se volvían.
Aquí vinieron para cerrar una gira en la que apabullaron a Francia (1-4) y a Bélgica (1-5). España les enfrentó un equipo con varios nombres que han atravesado el tiempo: Zamora, Quesada, Quincoces; Prats, Marculeta, Peña; Lazcano, Goiburu, Gaspar Rubio, Padrón y Yurrita. Puedo recitarlos de memoria por tantas veces como se los escuché a mi padre, que presenció aquello con 16 años y lo tenía como la fecha más feliz de su adolescencia. España ganó 4-3 y los ingleses arguyeron luego en la prensa que les perjudicó el calor (se jugó a las 17.00 horas), la dureza del campo, la ausencia de Dixie Dean, al que no dejó viajar su club, el Everton, y los consejos que Míster Pentland, acreditado entrenador inglés que trabajaba en España, le había dado a José María Mateos, nuestro seleccionador. Así colocaban parte de nuestra victoria bajo patente inglesa. España dio una campanada similar a la que en 1953 daría Hungría con su 3-6 en Wembley, en el Partido del Siglo.
La selección inglesa, aquel 15 de mayo de 1929.ARCHIVO MARCA
Otro ejemplo de nuestra valía: un mes antes, los mismos que luego ganarían a Inglaterra, salvo Bienzobas en lugar de Padrón, batieron por 8-1 a Francia, que sí acudiría al Mundial, donde hizo un papel aceptable: ganó 4-1 a México y perdió por 1-0 ante Argentina y ante Chile. Sirva como referente para lo que pudiera haber hecho España en aquel campeonato.
Aquel partido de Zaragoza produjo una anécdota simpática. Poco antes España había ganado 5-0 a Portugal en Sevilla, los cinco antes del descanso, y el público se enfadó por la pasividad del equipo en el segundo tiempo. Entonces José María Mateos planteó un desafío al grupo: 100 pesetas por cabeza por la victoria y 50 más por cada gol de diferencia. A todos les pareció de perlas y salieron a golear con ahínco. Ya estaban 8-0 cerca del final del partido cuando Mateos se situó tras la portería de Zamora, que se puso a charlar con él, y entre bromas y veras le dijo: «Si me da cincuenta duros [250 pesetas] me dejo meter un gol. Salen ustedes ganando, porque así se ahorran sesenta duros [300 pesetas]». Estaban en esas cuando llegó un contraataque y mientras Zamora recuperaba la posición le cayó el 8-1. Luego hubo bronca en el vestuario, con todos reclamándole las 50 pesetas perdidas por cabeza.
En fin, que, anécdota aparte, España tenía equipo para haber pisado en Uruguay, pero nos quedamos. Al siguiente, Italia'34, sí nos apuntamos. Al ser el segundo y además en Europa, se inscribieron más de los 16 fijados para la competición, que se habría de desarrollar en octavos, cuartos, semifinal y final. Quisieron acudir justamente el doble, 32, así que hubo que hacer una eliminatoria previa. Se escogió, con buen sentido en aquellos tiempos de viajes todavía penosos, un criterio geográfico. Así que nos tocó enfrentarnos con Portugal.
Aquel doble choque fue la consagración de un grandioso delantero, el guipuzcoano Isidro Lángara, de carrera desdichadamente leve en España. El partido de ida fue en el viejo Chamartín, cuyo solar ocupaba parte de lo que hoy es el Bernabéu. Estuvo precedido por una concentración en El Escorial, algo inédito, prueba de la importancia que se dio al asunto. Hubo lleno de gala (24.000 espectadores), recaudación récord (150.000 pesetas) y presencia del mismísimo presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora. Se disputó el 11 de marzo, con llovizna, y el césped resbaladizo perjudicó a los portugueses, que aún jugaban mayoritariamente sobre tierra en su país. Aquello acabó en un espectacular 9-0, con cinco tantos de Lángara. La vuelta fue una semana más tarde, en el seco y pelado Lumiar de Lisboa.
Isidro Lángara, durante un calentamiento.ARCHIVO MARCA
No contaban los goles, cada victoria valía dos puntos, de modo que en caso de ganar Portugal habría desempate. Empezaron adelantándose los lusitanos en el minuto 8, pero Lángara replicó en el 13 y en el 25, dando una nueva victoria a España. Una vez en el Mundial, marcó el primer día dos a Brasil, eliminándola, y en cuartos cayó lesionado en el durísimo partido contra el anfitrión. Fue el gran archigoleador de nuestro fútbol. Por desgracia, sólo jugó en la selección de 1932 a 1936, dejando un imponente saldo de 17 goles en 12 partidos.
Nació en Pasajes, Guipúzcoa, aunque se crio en Andoain y jugó en el Tolosa, donde le descubrió el Oviedo, que le incorporó en Segunda en la 1930-1931. Al tercer año subió a Primera, con 59 goles suyos en 54 partidos. En sus tres temporadas en Primera hasta la guerra marcó 82 en 63 partidos. Obviamente, fue máximo goleador del campeonato las tres. La guerra le encontró de vacaciones en Andoain y tuvo un apretón tremendo. La Revolución de Asturias de 1934 le había pillado en la mili, como soldado tuvo que acudir a los disturbios y hasta se publicaron fotos suyas, de uniforme y con su casco, disparando a los mineros con el máuser tras un parapeto. Al producirse el golpe de Estado fue detenido e internado en el Bizcargui-Mendi, un barco prisión del que le rescató Eduardo Iturralde, abuelo del conocido ex árbitro. Le tuvo refugiado en el hostal-restaurante de una prima hasta que pudo enrolarse en la selección vasca que emprendió una gira por Europa y América a fin de recaudar fondos para la República.
En América, el grupo, cuyos resultados fueron espectaculares, se dispersó entre varios equipos. Él fue al San Lorenzo, donde tuvo un debut estrepitoso con cuatro goles al River Plate nada más bajarse del barco. Alfredo di Stéfano me contó que estuvo en aquel debut de la mano de su padre y que era capaz de identificarse entre la masa del graderío en una de las fotos lejanas que muestran al jugador celebrando uno de sus tantos. Jugó allí cuatro temporadas derrochando goles hasta que tras una gira del equipo por México le fichó el España para el estreno de la liga profesional mexicana.
En 1946 le pudo la nostalgia y atendió una llamada del Oviedo, que le ofreció 100.000 pesetas de ficha más 1.250 de sueldo, un gran contrato. Viajó en barco hasta Bilbao, y de allí en tren hacia Oviedo, pero se concentró tal multitud en la estación que le apearon en Colloto, a 10 kilómetros. Su regreso fue un trueno en la ciudad, que se colmó de hablillas sobre él y su novia abandonada, sobre si le había o no guardado ausencia. En su reaparición el Oviedo ganó 6-1 al Racing y él marcó cuatro, negando las primeras impresiones de los que le habían visto fondón, con grandes entradas y aire de señor mayor. En la primera Liga marcó 18 goles en 20 partidos e incluso fue convocado a la selección, aunque de suplente de Zarra. En la segunda, 35 años, se quedó en nueve partidos y cinco goles. Regresó a México y allí se quedó, con frecuentes viajes España, siempre con el mismo recorrido: Madrid-Oviedo-Andoain y vuelta. Cuando le atrapó el Alzheimer, en 1990, se asentó en casa de una sobrina, en Andoain. Murió en 1992.