Mbappé, dos renovaciones y dos dudas hacia la Decimosexta: "Sin Kroos jugaremos distinto"

Mbappé, dos renovaciones y dos dudas hacia la Decimosexta: “Sin Kroos jugaremos distinto”

El sábado por la noche, en los pasillos del Estadio de Wembley se repitieron sin parar dos palabras: «Decimoquinta» y «decimosexta». Con dos variantes: «Quince» y «dieciséis», más fáciles de aprender y de pronunciar para aquellos futbolistas y miembros del cuerpo técnico que no dominan al 100% el español. Fuera la que fuera, la idea estaba clara. Celebrar la nueva Copa de Europa y observar en el horizonte el siguiente objetivo. Así de sencilla es la forma de ser del Real Madrid. Y para esa decimosexta hay una pieza que el Bernabéu espera desde hace seis años: Kylian Mbappé, primera piedra de la nueva reconstrucción del conjunto blanco tras la anunciada salida de Kroos.

«Me siento como si tuviera una Champions más que ayer», admitía Florentino Pérez en la zona mixta londinense. Tranquilo, relajado y algo irónico -«no quiero hacer ruido, pero creo que hemos hecho una buena temporada»-, el presidente del Real Madrid se atrevía a anunciar varias noticias: «Con Nacho haremos lo que él quiera y Luka Modric seguro que seguirá un año con nosotros».

Para saber más

Modric, Lucas, Nacho, Joselu...

Y es que estos días previos al inicio de la Eurocopa, que comenzará el viernes 14 de junio, la directiva del conjunto blanco debe hacer frente a las conversaciones para renovar o no los contratos que terminan el 30 de junio. Anunciada ya la retidada de Kroos, los futbolistas que tienen esa charla pendiente son Modric, Lucas Vázquez y Nacho. El croata y el gallego continuarán, si nada se tuerce en los últimos papeles. «Tiene pinta de que voy a seguir», dijo el lateral en los pasillos de Wembley.

El caso del capitán es diferente. Después de más de una década en el primer equipo, Nacho se ve más fuera que dentro. «Haremos lo que él quiera», aseguró Florentino después de la final. «De verdad que no quiero hablar ahora de eso. Tengo que hablar con el club y con mi familia», admitió el central, visiblemente emocionado en cada declaración. «Tengo decidido qué voy a hacer, pero no es el momento», explicó en el media day. Unos mensajes que suenan a despedida.

Los otros dos que terminan contrato son Kepa y Joselu, que finalizan su cesión y deben volver al Chelsea y al Espanyol. El portero no tiene opción de regresar al Bernabéu, consciente de que con Courtois y Lunin el club tiene la portería cubierta, pero el delantero esperará noticia desde Chamartín, donde ven con buenos ojos ejecutar la opción de compra de 1,5 millones para quedarse con él. «No sé dónde estaré la próxima temporada», declaró el atacante.

Mbappé, esta semana

Pero el plato fuerte será, obviamente, el fichaje de Kylian Mbappé, cuyo anuncio oficial se espera esta misma semana. La presentación en el Bernabéu, eso sí, quedará para después de la Eurocopa. El galo se unirá a Vinicius en un ataque letal, con Bellingham, Rodrygo, Valverde, Camavinga, Tchouaméni y Modric rotando en las cuatro posiciones restantes del ataque. «Jugar con Mbappé sería increíble», se animó Bellingham.

«Perdemos a un jugador muy importante para nosotros, pero le sustituiremos de diferente manera. Ya pensaremos cómo. Si no tenemos a Kroos, jugaremos de forma distinta», admitió Ancelotti en Wembley, con la presión de la 16º ya sobre sus hombros: «Es así. Todos esperan que ganemos la novena final de Champions seguida». Le toca a Mbappé.

Lenin y Pérez

Lenin y Pérez

Si Lenin se preguntaba cínicamente para qué servía la libertad, Florentino puede preguntarse racionalmente para qué sirve la Superliga. Y si Lenin obtuvo sin la libertad lo que pretendía, el poder político, Florentino posee sin la Superliga lo que persigue: el beneficio económico.

El Madrid ha ganado con esta Champions 123 millones de euros, que ascenderán a 137 con el reparto del "market pool". Además, se asegura al menos otros cuatro por partici

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Los dos gritos del "cabrón" Courtois, héroe 296 días después: "Nunca había escuchado un grito así"

Los dos gritos del “cabrón” Courtois, héroe 296 días después: “Nunca había escuchado un grito así”

Según la RAE, la palabra «grito» tiene tres definiciones principales: «Voz muy esforzada y levantada», «expresión que se profiere levantando mucho la voz» y «manifestación vehemente de un sentimiento». En esta última encontramos la temporada de Thibaut Courtois, dos gritos diferentes para el principio y el final de un curso que nunca olvidará. Dos manifestaciones gigantes de sus sentimientos. El primero en Valdebebas, cuando su rodilla hizo crac; el último en Wembley, coronado de nuevo como muro de Europa y campeón de la Champions League.

10 de agosto de 2023. Durante un partido de entrenamiento, Nico Paz dispara a puerta, a la altura de la cabeza de Courtois, y el belga, con reflejos, despeja el balón pero no lo atrapa. La pelota queda suelta y tanto el portero como Rodrygo van a por ella. Llega antes el brasileño, así que el gigante de Bree se para en seco, clavando su pierna izquierda en el césped. Crac. Rotura del ligamento cruzado anterior de su rodilla izquierda.

Para saber más

«Nunca había escuchado un grito así en un entrenamiento», dijo Alaba semanas más tarde. El grito silenció Valdebebas. Un grito de desesperación, de desgarro emocional. El primero en acudir a ayudar a Courtois fue Rüdiger, que levantó los brazos sin saber muy bien qué hacer y sólo pudo poner las manos sobre la espalda del belga mientras éste no paraba de llorar desconsolado. Fue su Día Cero.

La colchoneta de esa sala de Valdebebas...

Anoche, 1 de junio de 2024, en Wembley, fue su Día 296. Nueve meses y 20 días después de aquel grito de dolor y tristeza, Courtois elevó la Copa de Europa al cielo de Londres y le devolvió a su destino un grito de felicidad y rabia. En la grada, su familia, su mujer Mishel Gerzig, sus hijos y su bebé Ellie, nacida el 30 de marzo de este año con el trono continental bajo el brazo. La pareja anunció el embarazo en mitad de la rehabilitación de la lesión del belga y supuso «un punto de inflexión y de motivación extra», según explican en el club.

Valdebebas fue su segunda casa, o incluso su primera, durante la rehabilitación. Y en concreto, la sala de recuperación de lesiones de larga duración. Ahí, sentado en una colchoneta gigante, con la rodilla izquierda todavía cubierta por una aparatosa rodillera articulada, realizó sus primeras paradas tras la lesión. A su lado, Davide Violati, fisio del conjunto blanco que no se separó de él durante todo el proceso, y Luis Llopis, entrenador de porteros que, con algo más de distancia, atendía a algunos ejercicios para ir descubriendo su mejoría.

El Bernabéu festeja la decimoquinta

Las primeras paradas fueron con balones oficiales, para no perder el tacto. Y luego los ejercicios variaron a pelotas de tenis, pero siempre sentado. Con el balón grande 'volaba' hacia un lado en la colchoneta, y las pequeñas simplemente las rechazaba hacia un lado. Ejercicios simples para mantener la forma y los reflejos.

Realidad virtual y "calma mental"

Cuando ya pudo estar de pie sin dolor ni instrumentos extra, Courtois probó una aplicación que mediante unas gafas y dos mandos, uno en cada mano, sirve para potenciar los reflejos y el tiempo de reacción en la portería. Como si fuera la vida real, como si no hubiera cruzado que recuperar. De ahí al césped, con ligeros ejercicios de salto y movilidad, poco a poco y con «calma mental y física», algo en lo que el Madrid insistió durante todo el proceso. No era «necesario» volver este curso e incluso el propio Courtois rechazó acudir a la Euro con Bélgica para centrarse en su recuperación. No quería presiones. El 19 de marzo se rompió el menisco de la rodilla derecha y el tiempo se volvió a detener para él, aunque menos. Ocho semanas.

El día que supo que había vuelto

Acortó plazos y contra el Cádiz, el 4 de mayo, ya fue titular, dejando en el ambiente la sensación de que podría ser titular en Wembley. El 14, ante el Alavés, realizó diez paradas. «Soy el mismo, incluso mejor», declaró esa noche, poniendo su nombre en la alineación del Madrid en la final. Ancelotti ya tenía claro que no le iba a sentar en el banquillo de Londres. Es su segunda Liga de Campeones. Perdió en Lisboa como rojiblanco y después admitió cambiarse al «lado bueno de la historia» para ponerse la capa de héroe en el Madrid. En la final de París contra el Liverpool fue el «cabrón» que evitó que los reds se llevaran el título y así le definió, como elogio y no como insulto, Klopp: «El cabrón de Courtois parecía que tenía doce manos». El belga firmó una actuación histórica. Ningún portero había realizado nueve paradas en una final.

Ahora verá desde la televisión la participación de Bélgica en la Eurocopa. Sería su sexta presencia en un gran torneo con su país, pero su relación con Tedesco, el entrenador, no ayuda y la puesta a punto para la próxima temporada madridista pesa más, mucho más. Después de la polémica con el seleccionador en junio de 2023, cuando Courtois dejó la concentración por lesión y el técnico le acusó de egoísta, su feeling está roto. Pero es campeón de Europa otra vez, qué más da.

La fiesta del Madrid en Wembley: "Vino o cerveza" para Ancelotti, la madre de Bellingham con Mourinho, un "amuleto", una pelea...

La fiesta del Madrid en Wembley: “Vino o cerveza” para Ancelotti, la madre de Bellingham con Mourinho, un “amuleto”, una pelea…

"Estoy agotado. Necesito un vino o una cerveza. Y este domingo el puro, seguro", bromeaba Carlo Ancelotti en los pasillos del Estadio de Wembley, una vez superada la celebración sobre el césped, la entrega de la copa, los compromisos con los medios oficiales, la rueda de prensa y la zona mixta. El técnico italiano, a sus 64 años, vivió otro partido después de la final de la Champions League. El Real Madrid, su Real Madrid, levantó la Decimoquinta con cierto sufrimiento pero mucha felicidad, dos palabras que el italiano ha repetido sin cesar durante esta temporada, y cuando el colegiado anunció el final se inició un nuevo partido en el estadio que tuvo de todo: fiesta, muchas fotos, muchas palabras, risas, cánticos e incluso alguna pelea. Veamos.

Las lágrimas de Courtois tras el pitido final fueron el comienzo de la fiesta. Bellingham saltó del banquillo sin control, dando saltos de alegría, y se sumó al corrillo que se había creado alrededor de Carvajal, Rüdiger y Nacho. Mientras, en el banquillo, tranquilo, Toni Kroos iba abrazando a todos los presentes y buscaba con la mirada a su compatriota Hummels, amigo de la selección. Para él fue su saludo más sincero y su primera pausa. Un señor hasta el final.

Kroos, a hombros.

Kroos, a hombros.ADAM VAUGHANEFE

A unos metros comenzaban los bailes. Vinicius se acercó a celebrarlo con el fondo madridista mientras Tchouaméni y Camavinga bailaban y el resto cantaba ese "Cómo no te voy a querer" y los operarios de la UEFA preparaban el escenario para la entrega del trofeo, momento reservado para Zidane, que entregó la copa a Nacho. El francés y Gareth Bale fueron los ex que acompañaron al equipo. Todo quedó en familia.

Carvajal y Vinicius.

Carvajal y Vinicius.ADAM VAUGHANEFE

Manteo, bailes, el capote...

Después de que el capitán elevara la orejona al cielo de Londres, la situación se descontroló. Los jugadores celebraron el triunfo en la zona del césped más cercana al fondo de la afición madridista y en el córner donde se congregaban la mayoría de los familiares de los futbolistas. Y desde un primer momento esa situación fue un problema, porque la seguridad del estadio no quería dejar pasar a los familiares al césped y los jugadores sólo querían celebrar con ellos.

Trabajadores del Madrid intentaron reconducir la situación mientras la fiesta seguía. Manteo a Ancelotti, baile con el italiano, Nacho con el capote torero, Kroos a hombros de Militao rodeado de sus compañeros en una imagen icónica... Y todos levantando la copa, incluido Jeremy de León, jugador del Castilla que ha viajado con el equipo en Champions para cuadrar el número de jugadores en los entrenamientos y al que en el vestuario llaman, con cariño, el "amuleto".

Rüdiger en la grada.

Rüdiger en la grada.Kiko HuescaEFE

A su lado, Rüdiger casi acaba con Modric. "¡Mi rodilla!", le tuvo que gritar el croata, en broma, al alemán cuando éste le cogió a hombros. "¡Seis, seis, seis, seis!", repetía como un loco el central, en referencia a las Champions ganadas por Luka.

Pelea entre la seguridad

En la grada, los miembros del club consiguieron convencer a la seguridad para que los familiares saltaran al campo, pero hubo algunos malentendidos y la situación se tornó en pelea. Trabajadores del departamento de seguridad del Madrid y de seguridad del estadio de Wembley (no de la UEFA) se enzarzaron en una discusión que llegó a las manos, con agarrones y empujones entre ellos. Todo porque no dejaron pasar a algunos familiares, lo que provocó el enfado de los futbolistas y del club. Los trabajadores del estadio argumentaban que esas personas no tenían la acreditación correspondiente y los propios futbolistas tuvieron que subir a los asientos a buscarlos. La situación continuó en el interior con varios operarios de seguridad de Wembley empujando contra las paredes del estadio a los de seguridad del Madrid. Un caos.

Bellingham y su familia.

Bellingham y su familia.JUSTIN TALLISAFP

La madre de Bellingham, fan de Mourinho

En el césped, el hermano de Vinicius corría a abrazar a Bellingham, que le recibía como un familiar más. El inglés hizo de gancho entre su madre y Jose Mourinho, al que le pidió una foto con ella. "Mi madre es una gran fan de Jose desde hace años y le tuve que pedir que se sacara una foto con ella", explicaba el jugador, que le regaló la medalla de la Champions y la camiseta del partido a su madre. "Si la próxima temporada te enfrentas al Fenerbahce, relájate", le dijo el técnico portugués, que acaba de fichar por el conjunto turco.

Vinicius se acercó a la grada a saludar a su 'jefe', el rapero Jay-Z, propietario de la agencia de representación Roc Nation, que el pasado verano adquirió la empresa que lleva los negocios del brasileño. Fue uno de los VIP que se acercó a los jugadores, junto a otros como Lando Norris, piloto de Fórmula 1, que bajó al césped a sacarse fotos con varios futbolistas. En la portería, Camavinga, incansable, jugaba al fútbol con su hermano pequeño y con los hijos de otros compañeros. Tenía gas para más.

Vinicius.

Vinicius.GLYN KIRKAFP

La fiesta se trasladó a la zona mixta y al autobús, donde Vinicius apareció ya con gafas de sol. No se las quitó en toda la noche mientras tarareaba canciones del Madrid. "Llega un momento que los jugadores del Madrid dicen 'ahora', y van y ganan", resumía Florentino Pérez en los pasillos. "Sin armar ruido, creo que hemos hecho una buena temporada", bromeaba el presidente.

Al lado del máximo responsable del club estaba Vinicius, que le pedía "que me renueve otra vez, quiero estar aquí para siempre". Toni Kroos, admitía que es "el final perfecto" para su carrera, Bellingham reconocía que "no es una temporada perfecta, nos faltó la Copa", y Modric recordaba que está "cansado de que hablen de la edad, yo me siento bien". Todo mientras desde el bus se escuchaban los golpes de las manos contra las ventanas. Ya había empezado la música que no se apagará hasta que termine la fiesta en Cibeles, este domingo por la noche.

Horarios y recorrido de la celebración del Real Madrid por la 15ª Champions League

Horarios y recorrido de la celebración del Real Madrid por la 15ª Champions League

Actualizado Domingo, 2 junio 2024 - 11:55

El Real Madrid celebrará este domingo por la tarde la decimoquinta Champions League, conquistada en Londres frente al Borussia Dortmund, en un recorrido por la capital en el que visitará la Catedral de la Almudena, la sede de la Comunidad de Madrid, el Ayuntamiento y Cibeles antes de la fiesta que tendrá lugar en el estadio Santiago Bernabéu.

El autobús con los campeones de Europa partirá desde el estadio y tiene previsto visitar la Catedral de la Almudena a las 18:00 horas.

Desde allí seguirá su recorrido hasta la sede de la Comunidad de Madrid, donde a las 18:45 horas, el equipo será recibido por la presidenta, Isabel Díaz Ayuso.

La delegación continuará su celebración con una visita al Ayuntamiento. Allí les espera el alcalde, José Luis Martínez Almeida, a las 19:45 horas.

Posteriormente, a las 20:40 horas, la fiesta se desplazará a la plaza de Cibeles, donde ya estuvieron miles de aficionados blancos la pasada madrugada celebrando el título de su equipo

Alrededor de las 21:45, la delegación del Real Madrid emprenderá el viaje de regreso al Santiago Bernabéu, donde a partir de las 22:00 horas el equipo vivirá el título con su afición.

La fiesta y el luto

La fiesta y el luto

Era la guerra. El 12 de marzo de 1945, un bombardeo masivo a cargo de un enjambre de aviones que atosigaban el cielo destruyó prácticamente el 100% de los edificios del centro de Dortmund. La ciudad se reconstruyó. Era la vida. El Borussia también se rehízo. Era el fútbol. Y, el 30 de mayo de 2024, el equipo, atendiendo al fútbol, aferrándose a la vida, y acercándose a la guerra, firmó un contrato de patrocinio con Rheinmetall, la principal empre

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La Decimoquinta hazaña

La Decimoquinta hazaña

Un gol de cabeza de Carvajal en un córner picó de muerte a una abeja que había desplegado una potencia asombrosa durante el primer tiempo. Había deslumbrado como un torrente de fútbol. Pero si perdonas en las ocasiones claras, el Madrid siempre te va a matar.

Quizás no me crean, pero en pleno desplome madridista, que ya era víctima de la fiebre amarilla, dije que tenía que ver al Borussia en el minuto 60, cuando sus fuerzas hubieran expirado y co

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Real Madrid, una y otra vez

Real Madrid, una y otra vez

Ahora el Bernabéu sucumbe al brilli brilli y los cánticos rebotan contra la cubierta. Pero yo recuerdo aquel estadio lúgubre y murmurante que tantos talentos ha consumido. Vinicius fue superando cada una de las pruebas a la que somete Madrid. La noche, por supuesto, pero también ese murmullo de pesadilla que desde hace décadas ha puesto a prueba a los que se atreven a encarar. Es un verbo interesante, encarar. El extremo del Madrid no sólo encara

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El destino de Carvajal hacia la sexta de Gento y el cambio táctico de Ancelotti: "Salimos vivos... Y aquí está"

El destino de Carvajal hacia la sexta de Gento y el cambio táctico de Ancelotti: “Salimos vivos… Y aquí está”

El destino es extraordinario. Daniel Carvajal Ramos puso la primera piedra de la ciudad deportiva de Valdebebas el 12 de mayo de 2004. Hace 20 años. Tenía 13 y jugaba en el alevín de la cantera blanca. Y Daniel Carvajal Ramos anotó el gol que entregó al Real Madrid la Decimoquinta Liga de Campeones y a él, a Nacho, a Modric y a Kroos (una con el Bayern), su sexta Copa de Europa, igualando la leyenda de Paco Gento. Nadie tiene más. Seis ganó Gento en una década prodigiosa entre los 50 y los 60. Seis han ganado estos futbolistas en otros diez años que ya son historia del fútbol.

«¡Reyes de Europa, somos los Reyes de Europa!», cantó la afición del Madrid cuando Vinicius, camino del Balón de Oro, puso el 0-2, su segundo tanto en las dos finales de Champions que ha disputado. Pero vayamos al principio.

«Mucho miedo y mucha preocupación», admitía Carlo Ancelotti en la previa. «Cuando lo tienes tan cerca, el miedo a perder aparece», insistió. Quizás fue ese miedo, algo extraño en un Madrid que ha ganado tanto, o quizás, más probable, fue una salida errónea al partido. Una mala ejecución de la idea del cuerpo técnico y una actitud lejos de lo necesario para hacer daño a su rival, pero el conjunto blanco no existió en la primera parte de Wembley.

«¡Calma! ¡Calma!», se desesperaba Carletto en la banda, con Carvajal como destinatario de la mayoría de sus proclamas al tenerle pegado a la línea de banda. «¡Calma, por favor!», le pedía al defensa y también a Rüdiger y a Toni Kroos.

El Madrid estuvo totalmente desconectado durante el primer tiempo. Acumuló una posesión superior al 60% y encadenó pases simples durante largos segundos, pero no estuvo acertado cuando quiso enfocar la portería del Dortmund y vio cómo su rival se hacía grande a la contra, en un pim, pam, pum que sólo se quedó sin gol por las manos de Courtois y el palo de Fullkrug. El Madrid sufrió un Madrid. Casi, porque sobrevivió de nuevo al borde del precipicio. Cinco remates, dos de ellos a puerta, para dejar sin aliento a la grada blanca, que llenó la mitad de Wembley mientras en la otra los fans alemanes dejaban sus gargantas en las nubes.

El cambio táctico de Ancelotti

Tras el descanso, al Madrid le costó ajustar sus piezas. Desde la banda, Carlo y Davide Ancelotti seguían desesperados intentando colocar a sus futbolistas. Los blancos, que empezaron el duelo en un claro 4-4-2, cambiaron en el minuto 54 al clásico 4-3-3, con Rodrygo y Vinicius en las bandas y Bellingham de nueve. Sirvió, vaya si sirvió, aunque hubo momentos de discusiones y dudas.

Vinicius no terminaba de entender a quién tenía que cubrir en defensa y Bellingham no se situaba en punta, algo que desquició a Ancelotti. El italiano, enfadado, con las manos en la cabeza y con su hijo al lado intentando también dar instrucciones en la distancia, terminó llamando a ambos a la banda para aclarar las cosas. Solucionado.

El cambio táctico definió la final. El cuadro madridista elevó su nivel, acorraló al Dortmund y navegó hacia una nueva Copa de Europa. Vinicius, en banda, provocó el córner que terminó en el 0-1 de Carvajal y Bellingham, en punta, asistió al brasileño en el segundo tanto.

El adiós de Kroos

Sólo quedaba disfrutar. Y Ancelotti, sabio de las emociones, ejecutó la sustitución que todo el mundo pedía. Introdujo a Modric y retiró del campo a Kroos, que se despidió para siempre del Madrid. Saltos de alegría, puño en alto, beso al escudo y la sonrisa de quien se va en lo más alto del fútbol mundial, Eurocopa mediante. Todos sus compañeros fueron a saludarle en su camino hacia la banda y Ancelotti le regaló un abrazo eterno de admiración. No le quería soltar, como todos. «Es un momento un poco triste, pero él quería terminar así», dijo el italiano.

«Es una felicidad inmensa. El partido era muy complicado. Salimos vivos de la primera parte sabiendo que tendríamos nuestro momento... y aquí está», explicó Carvajal. «Es la más especial porque me toca como capitán», admitió Nacho, que insistió en el ADN del club: «Es saber mantenerse en momentos complicados. Y aquí estamos, una noche mas y una Copa de Europa más».

Todavía en el césped, Ancelotti reconocía que «ha sido más difícil de lo que esperábamos». «Hemos sufrido mucho en la primera parte, en la segunda hemos estado mejor, hemos tenido menos pérdidas», añadió, explicando sus conversaciones con Vinicius: «Le he empujado porque creo que la primera parte hemos sido un poco vagos y ellos han jugado a lo que querían. Salían al contraataque y han tenido mucho peligro».

El niño que puso la primera piedra, la estrella de Sao Gonçalo que superó todas las presiones del mundo y el alemán que fue leyenda en Madrid tienen otra Copa de Europa.

El arrojo sin premio de un gran Dortmund: entre el ritual de Füllkrug y las lágrimas de Sabitzer

Actualizado Sábado, 1 junio 2024 - 23:35

Justo antes de saltar a la hierba, como cada noche, Niclas Füllkrug se activó con ese gesto tan característico en sus orejas. Algo así como un encendido automático con el que se aísla del ruido exterior y orienta sus cinco sentidos hacia lo único importante. Era el partido más importante de su vida y debía cumplir con la rutina. El delantero alemán, con un remate al palo y un gol anulado, vivió el lado más amargo del fútbol en Wembley.

El empeño de Füllkrug fue también la frustración de Edin Terzic, que no dudó en acercarse a felicitar a Carlo Ancelotti justo antes de que Slavko Vincic decretase el final. La desesperación de la leal hinchada borusser, a la que sólo hubo que reprochar esos abucheos fuera de tono ante Vinicius. El fútbol debería mostrarse menos cruel con Mats Hummels, autor de una final impecable. O con Marco Reus. Once años después de la final ante el Bayern, otra vez en Wembley, el capitán tampoco pudo saldar su deuda con la Champions.

No existían palabras de ánimo para unos futbolistas que habían cumplido lo que su técnico les reclamó en la previa. Arrojo ante el eterno campeón. Lloraba inconsolable Marcel Sabitzer ante las cámaras mientras las banderas amarillas aún flameaban. Si existe forma humana o divina de derribar al Madrid en una final, el Borussia apuró casi todas. Suyo fue el dominio, en lo táctico y anímico, a lo largo de 70 minutos. Pero en esa hora bruja, la que distingue a los grandes equipos de los inmortales, el Real jamás perdona.

Inmovilizar al espontáneo

Deberán volver con orgullo al Westfalenstadion, convencido de que sólo así era posible. Desde el primer minuto, para lo que la afición blanca resultaba casi una rutina, en el fondo del Dortmund se disfrutaba como un acontecimiento extraordinario. Dos horas antes del pitido inicial, cuando aún bullían los madridistas en Borough Market, el fondo alemán ya se teñía de amarillo y negro. La ovación a Jürgen Klopp rivalizó con los abucheos a José Mourinho cuando ambos aparecían por los videomarcadores. El vínculo con el equipo, tan estrecho, llegó al delirio en el momento en que los futbolistas hicieron esperar al árbitro para agradecer el incondicional apoyo.

Nada pudo objetarse a la combatividad del Dortmund. Si Sabitzer ni siquiera titubeó para inmovilizar al tercer espontáneo que había invadido el césped, lo demás vendría de añadidura. El Madrid había localizado el flanco débil en torno a Ian Maatsen, que sufría las acometidas de Dani Carvajal y Fede Valverde, pero el Dortmund casi siempre supo competir. Incluso pese a un Nico Schlotterbeck más atribulado que de costumbre. Al joven central quisieron tranquilizarlo antes de que se ganara una ridícula amarilla por protestas.

Superada la media hora, Davide Ancelotti tuvo que sujetar a su padre por la manga, porque el Madrid no podía tolerar tantos minutos a merced del rival. Justo antes del descanso, Gregor Kobel quiso entrar en calor con todo tipo de estiramientos. El Madrid, perdido en la presión, romo en la zona de tres cuartos, no había asomado por sus dominios.

En busca de respuestas

El entusiasmo del fondo germano se redoblaría en los instantes previos a la reanudación. Primero, con una pancarta con el lema Auf geht's Dortmund. Kampfen und siegen (Vamos, Dortmund. A luchar y ganar). De inmediato, no menos de dos docenas de bengalas emponzoñaron el ambiente. Cumplido el minuto 50, los suplentes de Ancelotti, que ni habían calentado al inicio junto al resto, saltaron a la banda. Luka Modric, siempre atento de reojo, parecía particularmente inquieto.

Fue llamativa la desesperación de Ancelotti, braceando como nunca en el área técnica y girándose hacia el banquillo en busca de respuestas. Su larga charla con Davide en el ecuador presagiaba algo, aunque el primer cambio llevaría la rúbrica de Terzic. El último hurra de Reus para infortunio del inspiradísimo Karim Adeyemi.

Había llegado el momento en que el Madrid inclina la historia sólo con el escudo. Füllkrug, que se había batido con bravura frente a Nacho, desatendió sus obligaciones en el primer palo ante Carvajal. El primer clavo en el ataúd del Dortmund, que ya no levantaría cabeza. El éxtasis había cambiado de fondo. En el blanco reclamaron aModric. Se contaban, exactamente, 86.212 espectadores en Wembley. Y hubo que esperar al minuto 85 para disfrutar del croata. Una vez más mereció la pena.